Zero no Tsukaima Español:Volumen3 Capítulo8

From Baka-Tsuki
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El Laboratorio de Colbert[edit]

El Sr. Colbert tenía cuarenta y dos años de edad. Había estado sirviendo en la academia por veinte años. Era un mago cuyo sobrenombre era “Serpiente de fuego”. Su pasatiempo… o mas precisamente, su vida estaba centrada en la investigación y la invención. Una vez vio el objeto que era cargado por los dragones, se apresuró al patio corriendo desde su laboratorio de investigación. La curiosidad lo había picado.

- “¡Eh tú!, ¿Qué es eso? ¿Puedes explicarme?”

La cara de Colbert brilló mientras miraba a Saito, que esta observando como bajaban el caza Zero.

- “Ah, la verdad es que quería hablarle de ello.”

- “¿A mi?”

Colbert estaba desconcertado. ¿Exactamente quién era este joven plebeyo? Todo lo que sabía era que él era el familiar legendario, Gandalfr, convocado por la señorita Vallière. Nacido en Rub’ al Khali, él era la única persona que había llamado “grandioso” el invento de Colbert.

- “Esto es un aeroplano. En mi mundo, se pueden ver volando por todas partes”

- “¿¡Esto vuela!? ¡Wow! ¡Maravilloso!”

Colbert comenzó a mirar las diferentes partes del caza Zero con profundo interés.

- “¡Será que esta es el ala! ¡Parece que no puede aletear como las alas normales! ¿Y que hay de este molino de viento?”

- “Eso se llama hélice. Cuando gira, hace que el aeroplano avance.”

Con los ojos exorbitados por el asombro, Colbert se acerco a Saito.

- “¡Ya veo! ¡Cuando gira, causa el poder del viento! ¡Está bien hecho, ¿no es cierto?! ¿Podrías volarlo para mí? ¡Mira, mis manos están temblando de la curiosidad!”

Preocupado, Saito se rasco la cabeza.

- “Um… para encender las hélices, necesito gasolina.”

- “¿Gasolina? ¿Que es eso?”

- “De eso quería hablar con usted. ¿Recuerda la clase que tuvimos donde nos mostró ese invento suyo?”

- “¿La serpiente feliz?”

- “¡Si!, tuvo que quemar aceite para hacerla mover, ¿cierto?”

- “¿Entonces necesitas aceite? ¡Eso es un problema fácil de solucionar!”

- “No, no creo que funcione. Tiene que ser gasolina.”

- “¿Gasolina? Hm… bueno, hay varios tipos diferentes de aceite.”

De repente, Saito se dio cuenta que los caballeros dragón estaban sonriéndoles. Guiche le susurro a Saito al oído:

- “Disculpa si estas ocupado, pero si no pagas los costos de transporte…”

- “¿Ustedes son nobles no? Dejen de estar constantemente discutiendo por dinero.”

- “¡Hey! Los soldados son pobres, ¡sabias!"

Saito le sonrió a Colbert

- “Sr. Colbert, podría usted pagar los gastos de transporte mientras tanto?”



El laboratorio de Colbert estaba situado en una pequeña área entre la torre central y la torre de fuego. Era muy parecido a un viejo cobertizo.

- “En un principio empecé a hacer experimentos en mi propio cuarto, pero naturalmente el ruido y los malos olores vienen junto con mis experimentos. Al poco tiempo, las personas de al lado empezaron a quejarse.”

Las estanterías de madera estaban abarrotadas de botellas de medicina, tubos de prueba, jarras que contenían panaceas (N.T. nostrum) y así por el estilo. Al lado había un librero que cubría toda una pared, embutido con libros. Había un mapamundi hecho de pergaminos pegados en una esfera, y varios mapas más. Había lagartos, serpientes, y pájaros enjaulados que Saito nunca había visto antes. Un aroma mustio que no era ni del polvo ni del moho llenaba la sala completa. Saito se tapo la nariz.

- “Te acostumbrarás al olor pronto. Sin embargo, una mujer no lo haría, la cual es la razón por la que estoy soltero.”

Colbert se sentó mientras murmuraba respuestas a preguntas que nadie le había hecho. Él olfateó la gasolina que había quedado en el fondo del tanque de combustible del caza Zero. Ya que un hechizo de permanencia había sido puesto en el caza Zero, la gasolina no había sufrido ningún cambio en su composición química.

- “Hm… es un olor que nunca he olido antes. Oler así sin siquiera haber sido calentada… esto debe ser muy fácil de quemar. Si esto se usara como explosivo, seria de una fuerza alarmante.”

Agarro una pieza de pergamino cercana y empezó a escribir notas.

- “¿Si duplico este aceite, ese ‘aeroplano’ volará?

- “Probablemente… si no es que ya esta dañado”

- “¡Interesante! Preparar sustancias es un trabajo duro, ¡Pero lo intentare!”

Murmurándose a si mismo, saco toda clase de sustancias y encendió su lámpara de alcohol.

- “Te llamas Saito, ¿verdad?”

Saito asintió.

- “¿Dijiste que en tu ciudad natal, estos se pueden ver volando por todas partes? La tecnología de las tierras que los elfos controlan en él este supera por mucho cualquier tecnología en Halkeginia.”

Saito se sintió algo mal por mentirle a Colbert, que había estado más que dispuesto a ayudarle a preparar la gasolina y también había pagado los costes de transporte.

- “Sr. Colbert, la verdad es que… no soy de este mundo. Este aeroplano, y también el “Bastón de la destrucción” que destruyó el golem de Fouquet, y yo, somos de otro mundo.

La mano de Colbert se detuvo repentinamente.

- “¿Qué dijiste?”

- “Vengo de otro mundo.”

Colbert observo detenida y prolongadamente a Saito, y luego procedo a asentir con su cabeza, como si estuviera impresionado.

- “Ya veo.” Murmuró.

- “¿No está sorprendido?”

- “Bueno, claro que lo estoy. Pero realmente parece que es así. Tu forma de hablar y tu comportamiento son diferentes. Hm, esto se esta volviendo mas y mas interesante.”

- “Usted es una persona extraña, ¿no es así, Sr. Colbert?”

- “Muchas personas me han llamado extraño. Ni siquiera he encontrado alguien que quiera casarse conmigo aun. Pero tengo una convicción.”

- “¿Una convicción?”

- “Si. Los nobles de Halkeginia usan la magia meramente como una herramienta… como una escoba, solo lo ven como una herramienta útil. No creo que la magia sea algo así. La magia podría usarse para muchas mas cosas. En vez de apegarse a los usos tradicionales de las diferentes ramas de la magia, deberíamos experimentar para encontrar diferentes maneras de utilizarla.”

Asintiendo, Colbert continuó.

- “Luego de verte, mi convicción se ha vuelto mas fuerte. ¡Quien hubiera pensado que hay otro mundo! ¡Esto muestra que las reglas de Halkeginia no son absolutas! ¡Interesante! ¡Ciertamente un tema muy interesante! ¡Probablemente hay un montón de cosas nuevas por ser descubiertas! ¡Esto probablemente abra otro capitulo en mi investigación! Si tienes alguna pregunta de lo que sea, solo ven y háblame. Colbert la serpiente de fuego siempre te ayudará.”




En el patio Austri, Saito estaba sentado en la cabina del caza Zero e inspeccionaba sus partes. Cuando él tomaba la palanca de mando, o incluso si ligeramente presionaba un interruptor, las runas en su mano izquierda brillaban. La información entonces fluía hasta su cerebro, y le informaba de la condición de la pieza. Cuando él movía la palanca de mando, los alerones en las alas y el elevador en la cola se movían haciendo ‘clank’. El timón de la cola se movía cuando pisaba la barra del timón, y un panel de vidrio con una mira en forma de cruz aparecían cuando presionaba el interruptor de la mira en el panel de instrumentos. Los motores a cada lado del cuerpo del avión todavía estaban vivos. Las resplandecientes runas de Gandalfr le dijeron bastante a su portador. Una sonrisa apareció en la cara de Saito.

- “Compañero, ¿esto puede volar?” preguntó Derflinger.

- “Sí."

- “Algo como esto, volando… tu mundo es extraño.”

Numerosos estudiantes miraban a Saito en el caza Zero, pero rápidamente perdieron el interés y se marcharon. “Solo unos pocos nobles estarían interesados en esto, como Colbert”, pensó Saito. De repente, una chica apareció, peinándose orgullosamente su cabellera rosa claro con su mano.

Louise miro a Saito y la cosa en la que estaba metido. Como si estuviera enojada, apuntó su dedo y dijo “¿Que es eso?”

Saito levanto su cabeza de la cabina y simplemente contesto, “Un aeroplano”. Ya que todavía no habían hecho las paces, lo dijo mirando hacia otro lado.

“Entonces, bájate de esa cosa, aeroplano.” Ordenó Louise, con cara de enfado mientras ponía sus manos en sus caderas. Él la ignoro y continuó inspeccionando las partes del caza Zero. Louise agarro el extremo de un ala y empezó ha sacudir el caza Zero.

- “¡Dije que bajaras! ¡No es así!”

- “Esta bien” susurro Saito mientras se bajaba y se dirigía hacia donde se encontraba Louise.

- “¿Adonde te fuiste?”

- “A cazar tesoros”

- “¿En que estabas pensando, yéndote sin decirle a tu ama?”

Louise cruzó sus brazos mientras miraba a Saito. Él notó que sus ojos estaban hinchados.

- “¿Que no me echaste?”

Louise bajó la mirada y habló con una voz como si estuviera a punto de llorar

- “Supongo que te mereces una oportunidad para explicarte. Si tienes algo que decir, entonces dilo ahora.”

- “¿Que hay que explicar? No hice nada. ¿Esto se trata de Siesta verdad? Siesta estaba a punto de caer así que intente atraparla. Entonces también me caí, y pareció como que la había empujado a la cama.

La verdadera razón era que repentinamente Siesta había empezado a desnudarse, pero por el bien de Siesta no dijo eso.

- “Entonces, ¿en realidad no paso nada?”

- "Nada. ¿Porque estabas tan enojada? Era la primera vez que ella iba a la habitación. Como si algo así fuera a suceder. De cualquier forma, ¿Porque estabas tan enojada? Lo que hagamos Siesta y yo no es asunto tuyo, ¿verdad?” dijo Saito.

Louise solo piensa en mí como un familiar. La única razón por la que me trata mejor es por su recientemente descubierta compasión por los animales, pensó el.

- “No es asunto mío, pero en alguna manera, si lo es.”

Louise miro a Saito y gimió.

Louise tiro de la manga de Saito. Ella susurraba cosas como “Hey, discúlpate” y “porque eres tan terco, me preocupaste tanto”, pero ya Saito no estaba mirando a Louise. Él miraba aturdido al caza Zero.

Louise se había adelantado a sus propias conclusiones. Ella estaba avergonzada de haberse encerrado en su cuarto y haberse enfadado. Entonces hizo uso de la técnica que había estado guardando. Es la técnica secreta de toda chica, que acabaría con cualquier sospecha, ira, contradicción, e incluso con el hecho de que ella había echado a Saito.

Ella rompió a llorar.

Cubos de lágrimas fluían de sus ojos.

“¡Adonde te fuiste todo este tiempo! ¡Idiota! ¡Te odio!”

- “¡Adonde te fuiste todo este tiempo! ¡Idiota! ¡Te odio!”

Sollozando, ella se limpio las lágrimas con el dorso de su mano.

- “O- Oye, no llores”

Presa del pánico, Saito poso sus manos en los hombros de Louise. Louise gritó aún más fuerte.

- “¡Te odio! ¡Te odio!”

Kirche se aproximó a ellos, sosteniendo un trapeador y un trapo para sacudir. Por saltarse las clases, su castigo era limpiar las ventanas de la academia. Como Saito no era ni noble ni estudiante de la academia, no tenia que hacer nada.

Guiche miro a Saito que estaba consolando a Louise, y sonrió.

- “No puedes simplemente hacer llorar a tu maestro de esa forma”

Kirche dijo secamente,

- “¿Ya se reconciliaron? Eso no es divertido…”

Tabitha simplemente apunto a los dos y dijo

- “Después de la tormenta viene la calma.”




Esa noche…

Louise estaba tumbada en su cama, apretando su almohada. Luego que Saito se quito su chaqueta, Louise se deslizo dentro en ella, como si se la hubiera dado. Ella pretendía frenéticamente leer un libro. Saito miraba a su alrededor la habitación de la que había estado ausente por una semana mas o menos. La vajilla estaba regada por donde quiera.

- “¿Entonces te has ausentado de las clases?”

Montmorency lo había mencionado cuando pasaban por el corredor. Montmorency le mencionó a Louise que había estado ausente demasiado tiempo, pero Louise solo la ignoró y se alejó caminando.

Louise miró a Saito, ligeramente desconcertada.

- “¿Y qué?”

- “¿Te sientes bien?” preguntó Saito, que parecía preocupado.

Ella estaba a punto de decir “¿De quién crees que es la culpa de que yo me esta saltando las clases?” pero su orgullo pudo más. Se arropó hasta la cabeza con la manta y se acurrucó. Saito se rascó la cabeza y miro el montón de paja. '"Así que no la tiró,"' pensó, mirando tiernamente a Louise.

Tres días pasaron.

Colbert se despertó con el cantar de un gallo. Parece que se quedó dormido sin darse cuenta. Había estado ausentándose de las clases y se encerró en el laboratorio por 3 días. Frente a sus ojos un frasco sobre una lámpara de alcohol. Un tubo de vidrio se extendía desde el frasco, lo que permitía que el catalítico se enfriara y se coagulara en el frasco beaker (N.T. Frasco especial utilizado en química) de la izquierda. Este era el paso final. Colbert olfateo la gasolina que recibió de Saito y empezó a recitar cautelosamente el encantamiento de alquimia a la sustancia en el beaker, mientras se concentraba en el olor de la gasolina.

Una pequeña nube de humo se elevo desde el beaker y el color de la sustancia en su interior cambio a un marrón amarillento. Lo olió. El fuerte olor de la gasolina inundó su nariz. Colbert abrió la puerta con un golpe y se apresuró a salir.

- “¡Saito! ¡Saito! ¡Lo hice! ¡Lo hice! ¡Terminé de prepararla!”

Sin aliento, Colbert se aproximó a Saito, que estaba inspeccionando el caza Zero. Dentro de la botella de vino que el sostenía, había un liquido marrón amarillento. Saito abrió la cubierta del tanque de combustible, que estaba frente al parabrisas. Tenía una cerradura, así que le pidió a Colbert que usara el hechizo de desbloqueo en ella. Saito vertió dos botellas de gasolina en el tanque.

- “Analicé la composición del aceite que me diste,” dijo Colbert orgullosamente. “Al parecer estaba hecho de microorganismos en fósiles, así que busque algo similar. Decidí usar fósiles vegetales, en otras palabras, carbón. Lo empapé en un catalizador especial y extraje una composición similar. Luego de durar días haciéndolo, convoque el hechizo de alquimia en ello, y se convirtió en…”

- “Gasolina, ¿verdad?”

Colbert asintió y urgió a Saito

- “Rápido, enciende esos molinos de viento para mi. Estaba tan emocionado que ni siquiera dormí.”

Luego de llenar el tanque de combustible, Saito retorno a la cabina. Información sobre como encender el motor y volar el caza Zero llego apresuradamente a su cerebro. Para encender el motor, la hélice tiene que ser girada. Saito saco la cabeza por el parabrisas.

- “Sr. Colbert, ¿podría usted girar la hélice usando magia?”

- “Yo pensé que giraba usando la energía obtenida por la quema del aceite”

- “Para encender el motor, la manivela interna debe de ser girada manualmente. No tengo una herramienta para girar la hélice, así que por favor, use su magia.”

Colbert asintió. Saito comenzó a preparar el avión.

Primeramente, seleccionó el tanque en que acabada de echar la gasolina como la fuente de combustible. Entonces ajustó las palancas de proporción de la mezcla y de la inclinación de la hélice hasta su nivel óptimo. Las manos de Saito se movían por si solas. Su poder de Gandalfr se encargaba de operar todo. Abrió la solapa de la cubierta del motor y cerro la tapa del radiador enfriado por aceite. Las hélices retumbaban mientras Colbert usaba su magia. Con sus ojos desorbitados, Saito presionó el encendido con su mano derecha en el momento justo. Su mano izquierda agarraba la palanca del acelerador, mientras la inclinaba ligeramente hacia delante.

Un sonido chisporroteante se oyó y el motor empezó a funcionar luego de la chispa de la bujía. Mientras el motor vibraba, las hélices empezaron a girar. El cuerpo del aeroplano vibro. El freno no estaba puesto, así que el avión empezó a impulsarse hacia delante.

Colbert observaba con una expresión conmovida. Luego de cerciorarse que los indicadores se movían, Saito apagó el motor.

- “¡Sr. Colbert, el motor encendió!”

- “¡Si, lo logramos! ¿Pero porque no voló?”

- “No hay suficiente gasolina. Para que pueda volar, necesitaremos por lo menos cinco barriles.”

- “¡Eso es mucho! Pero, ya que he hecho tanto hasta ahora, ¡lo terminaré!”

Luego que Colbert volvió a su laboratorio, Saito continúo con sus ajustes. Sin embargo, no tenía herramientas, así que limpió las partes. Louise llamó a Saito que estaba aparentemente absorto haciendo eso.

- “Oye, es hora de la cena. ¿Que has estado haciendo? Ya está oscuro.”

- “¡Encendí el motor!” gritó Saito contento.

Pero Louise le respondió aburridamente

- “En serio. Bien por ti. ¿Que pasa luego que el motor enciende?”

- “¡Vuela! ¡Va a volar!”

- “¿Que harás cuando vuele?” preguntó Louise en un tono solitario.

Saito le explicó a Louise las ideas que tenía en la cabeza desde hace dos o tres días.

- “Intentaré volar hacia el este”

- “¿Al este? No puedo creerte. ¿Estas diciendo que te diriges a Rub’ al Khali? ¡En serio, no puedo creerte!

- “¿Porqué? El dueño de este avión voló desde allá. Talvez podré encontrar algunas pistas de cómo volver a mi mundo.” Dijo Saito eufóricamente.

Louise sin embargo no parecía mostrar ningún interés. Ella respondió en un tono solitario.

- “Eres mi familiar. No puedes hacer lo que te da la gana. Además, la boda de la princesa es en cinco días y tengo que leer el edicto. Pero no he pensado en nada bueno para decir.”

Absorbido por el caza Zero, Saito asintió como si estuviera escuchando. Una vez supo que podía volar, había quedado cautivado.

Louise le dio un tirón orejas. Estaba de mal humor. Él no le había prestado atención desde que había vuelto y en lugar de eso, solamente contemplaba ese ‘aeroplano’.

- “¡Escúchame!”

- “¡Te escucho!”

- “¡No es cierto! Estas soñando despierto. ¡No hay ningún familiar que escuche a su amo mientras mira hacia otro lado!”

Louise arrastró a Saito de vuelta a la habitación.




Louise abrió el libro de oraciones del fundador en frente de Saito.

- “Leeré lo que ya tengo pensado para el edicto”

Louise aclaro su garganta, y comenzó a leer.

- “En este hermoso día, yo, Louise Françoise Le Blanc de la Vallière, rezando ante la santa presencia del fundador, leeré el edicto bendito…”

Y entonces, Louise se detuvo.

- “Continúa.”

- “De aquí en adelante, tengo que agradecer a las cuatro ramas de la magia. Tiene que ser poético y también debe rimar.”

- “Entonces solo haz que rime”

Louise hizo pucheros como si estuviera enfadándose.

- “No puedo pensar en nada. Escribir poéticamente es una molestia. No soy poeta ni nada por el estilo.”

- “Esta bien, solo lee lo que tienes ahí escrito.”

Con una mirada contrariada, Louise leyó sus líneas ‘poéticas’.

- “Um, ya que el fuego es caliente, es necesario tener cuidado.”

- “‘necesario’ no es poético. Probablemente debas recordar eso”

- “cállate. Cuando el viento sopla, aquellos que venden barriles prosperan.”

(N.T. Este Viejo proverbio japonés es algo complicado. Cuando el viento soplaba, el polvo entraba en los ojos de los trabajadores. Muchas personas perdieron la vista y ya no podían trabajar, por lo que eran despedidos. Durante el periodo medieval, era común que mendigos ciegos tocaran el shamisen, un instrumento de cuerdas que tenía una piel que recubría su cuerpo, parecido al banjo. Se usaban pieles felinas para fabricar los shamisen, así que cuando la demanda se incrementó, los gatos empezaron a desaparecer de las calles de la ciudad. Ya que sus depredadores naturales habían desaparecido, los ratones infestaron las ciudades, ocupando los almacenes de granos y royendo los barriles para comerse los granos. Los mercaderes, para no perder su grano, compraban barriles nuevos para cambiar los dañados. Y así, cuando el viento sopla, aquellos que venden barriles prosperan.)

- “¿Qué sentido tiene ese proverbio ahí?”

Louise, que no parecía tener ningún talento poético, se tiró en la cama como enfadada y susurro, “me voy a dormir.”

Como ya era costumbre, ella se cambió mientras ocultaba su cuerpo detrás de las sabanas. Luego de apagar la lámpara, llamo a Saito, que ya se había clavado en su montón de paja.

- “Te dije que durmieras en mi cama, ¿o no?”

La cabeza de Saito empezó a acelerarse

- “¿En serio? ¿Está bien?"

Louise no respondió. Saito se metió en la cama pensando que probablemente ella se enojaría si no hacia como le decía.

Louise todavía estaba despierta. Abrió la boca como si quisiera decirle algo.

- “¿Entonces, realmente vas a ir a las tierras del este?”

- “Sí." Contestó Saito.

- “Es peligroso, sabes. Esos elfos odian a los humanos.”

- “Pero hay humanos que viven mas allá de las tierras de los elfos, ¿verdad? Como aquel lugar, llamado Rub’ al Khali”.

- “La naturaleza de esos humanos es completamente diferente. Sería peligroso.”

Parecía que a Louise le preocupaba que Saito se marchara.

- “¿Todavía vas a ir?”

Saito lo pensó brevemente y asintió.

- “Bueno, tal vez encuentre alguna pista sobre como volver a casa.”

Louise se movía bajo las sabanas. Mientras Saito se preguntaba que sería lo que estaba haciendo, ella descansó su cabeza en su pecho.

- “Qu-…”

- “¡Solo estoy usando esto como almohada!” dijo Louise con voz enfadada y molesta.

Louise apoyó sus manos en el pecho de Saito y con la punta, sus dedos lo recorrieron ligeramente. Parecía que fluían descargas eléctricas hacia la columna de Saito.

- “No me malinterpretes. ¡Esto no significa que tu me gustes o algo así!” dijo Louise con una voz avergonzada.

Entonces volvió a su usual tono enojado.

- “¿Vas a ir incluso si te digo que no?”

Saito permaneció callado.

- “Eso pensé…” susurró Louise. “Este no es tu mundo. Claro que quieres regresar.”

El cabello de Louise tenia una bella fragancia. El sonido de su respiración se escuchaba claramente. Los dos estaban callados. Saito estaba pensando en muchas cosas. Saito no hablaba, y Louise ya no sabia que más decir, así que simplemente se abrazo al pecho de Saito fuertemente.

- “No quiero que te vayas. Cuando estas a mi lado puedo dormir tranquila. Me haces enojar…” dijo Louise con una vocecita mientras abrazaba a Saito.

Parece que esos ojos hinchados se debieron a la falta de sueño, pensó Saito. Pronto, la respiración calmada de Louise, como la de un niño, se podía escuchar cerca del pecho de Saito. Estaba rendida de sueño.

Louise estaba tan mimosa que hacia que su corazón se acelerara. Parece que se siente inquieta cuando no estoy. Bueno, soy su familiar después de todo.

Escuchando la respiración de Louise, Saito estaba absorto en sus pensamientos. El pensó en las personas que había conocido en este mundo.

Había conocido muchas personas en Halkeginia. Había personas malas, pero también gente buena.

Estaba Marteau, el de la cocina que le daba comida.

Osman, que le dijo que le daría una mano si necesitaba su ayuda.

Colbert, que gustosamente preparo gasolina para el.

Un creído y muchas veces ofensivo, pero también una persona amistosa con sus cualidades. Guiche.

No un humano, sino una espada, un compañero con quien contar. Derflinger.

Henrietta, la hermosa princesa.

Valiente… y muerto por causa de ello. El príncipe Walles.

Tabitha, una persona callada, pero que lo había salvado en numerosas ocasiones.

La seductora Kirche, que una vez dijo que le gustaba, aunque eso pudo haber sido una broma.

Siesta. La tierna y amable sirvienta… que probablemente sentía algo por el.

Y por ultimo, su ama que reposaba a su lado Que hacia que su corazón se acelerara. Arrogante y engreída, pero quien también ocasionalmente mostraba una ternura que derretía su corazón. Louise. Una chica con el pelo rosa claro y grandes ojos marrones con tonos rojizos.

Cuando llegue el momento de irme a casa, ¿seré capaz de dejar estas personas, con una sonrisa en mi cara? ¿Seré capaz de dejar a Louise con una sonrisa?

No lo se.

Pero… pensó Saito

Quiero hacer todo lo que pueda por aquellos que han sido amables conmigo.

Por lo menos mientras estoy en este mundo, quiero hacer algo por ellos.

No había tenido sentimientos así hasta ahora.

Mientras tanto, Saito abrazo gentilmente la cabeza de Louise.

Louise gimió entre sueños.


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