Suzumiya Haruhi:Volumen5 Agosto Infinito

From Baka-Tsuki
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Agosto Infinito


Fue un poco raro.

Tuve una extraña sensación unos días después de que terminara el Festival de O-Bon.

En ese momento, estaba sentado en la sala, viendo por momentos un canal con un campeonato de béisbol, a pesar de que no me interesaba en absoluto. Yo tenía la culpa de estar así, por estar despierto en una tarde en la que no había nada que hacer. Aún a pesar de estar muerto del aburrimiento, no tenía el valor para enfrentarme a mi montaña de tareas, así que seguí matando el tiempo, viendo televisión como una marmota.

Estaban pasando el campeonato escolar del distrito, en el cual nunca podría participar aunque quisiera, pero la simpatía por el débil me hizo animar al equipo que iba perdiendo 0 contra 7. De pronto, tuve una premonición, una sensación de que Haruhi estaba haciendo algo.

No había visto a Haruhi en semanas, ya que había ido con mi hermanita al campo (en donde vive la familia de mi madre) a pasar unos días del verano y a visitar las tumbas de nuestros ancestros, y sólo había regresado desde hacía un día. Es un viaje que hacemos cada año en nuestra casa. Durante las vacaciones de verano, los miembros de la Brigada SOS teníamos muy pocas oportunidades de vernos, así que era de esperarse que no volvería a ver a Haruhi. Además, el primer día de nuestras vacaciones habíamos seguido a Su Excelencia hasta esa extraña isla desierta, y ya habíamos dado por cumplida y terminada aquella actividad de campo que ella tanto había querido. Aún si Haruhi estuviese planeando algo, no sería otro viaje de un día para otro. Al menos por este año, ese recuerdo de verano debía de ser suficiente para ella.

“Pero es que…”

Mientras hablaba para mí, por alguna razón desconocida, algo pasó con mi normalmente silencioso teléfono celular – así de repente – justo en el momento en que mis dedos alcanzaron la correa del celular para acercarlo, lo cual me hizo sospechar que alguien había instalado una cámara escondida en mi casa.

Justo en ese momento, en ese justo momento, comenzó a sonar el tono de una llamada. ¡Quizá tengo el poder de predecir el futuro! Ese pensamiento pasó por mi cabeza, pero fue eliminado de inmediato con una sacudida de negación – era demasiado estúpido.

“¿Qué es lo que quiere?”

El número que aparecía en la pantalla era del celular de Suzumiya Haruhi.

Después de dejar que sonara tres veces, presioné el botón "contestar" con calma. Como ya tenía una idea de lo que iba a decirme Haruhi, me sorprendí por conservar aquella actitud.

“¿Estás libre hoy?”

Esa fue la primera frase que dijo Haruhi.

"Exactamente a las dos en punto, reúne a todos al frente de la estación, tú tienes que ir también."

Cortó la llamada inmediatamente. No hubo ningún tipo de charla ni saludos formales, ni siquiera preguntó si era yo el que estaba contestando. Pero lo más importante era, ¿por qué asumió que no tenía nada qué hacer hoy? A pesar de lo que parecía, yo… ah, no importa, en realidad no tengo nada mejor que hacer hoy.

El teléfono sonó otra vez.

“¿Qué?”

“Olvidé decirte lo que necesitas llevar.”

Entonces me dictó una lista tan rápido como una ametralladora.

“¡Además, acuérdate de traer tu bicicleta y suficiente dinero, cambio y fuera~!”

Colgó el teléfono.

Arrojé el celular a un lado, y me pude a pensar un rato. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué tengo esa extraña sensación de estar siendo arrastrado a un sueño raro?

El sonido fuerte y claro de un silbato surgió del televisor. Cuando volteé a mirar, el puntaje del equipo enemigo – al menos para mí eran los enemigos – iba ya por dos dígitos. El sonido de un bate de aluminio golpeando la bola, confirmó ese hecho sin lugar a dudas.

El verano estaba terminando.

Un coro de cigarras se filtraba por las paredes de la casa, que se encontraba herméticamente sellada y con el aire acondicionado encendido.

“Ella es imposible.”

Haruhi. Esa chica... ¿No había sido suficiente con organizar un viaje a esa isla solitaria tan pronto como empezaron las vacaciones de verano? Está haciendo un calor infernal… ¿Qué es lo que quiere ahora? En realidad no quería salir de mi cuarto, que estaba bien refrigerado.

A pesar de todas mis protestas, me dirigí obedientemente hacia mi armario a buscar los objetos que ella había pedido.


“¡Kyon, tardaste mucho! ¿Podrías mostrar un poco más de interés?”

Suzumiya Haruhi sacudió una bolsa de plástico mientras movía su mano para señalarme con disgusto. No había cambiado en nada.

"Mikuru, Yuki, y Koizumi llegaron antes que tú. Lo más grave es que hiciste esperar a tu Comandante… ¿Qué quiere decir eso? ¡Que mereces un castigo! ¡Castigo!"

Fui la última persona en llegar al lugar de reunión, y eso que todavía faltaban quince minutos para la hora acordada. Parece que todos sabían con anticipación que Haruhi los llamaría, por lo que se reunieron de inmediato. Gracias a esos sabihondos, siempre me tocaba invitarlos a todos a comer. Ya me había acostumbrado y me había resignado desde hacía mucho. El hecho es que yo soy sólo un hombre común, y llegar antes que esta gente con características tan especiales, era una tarea imposible.

No le presté atención a Haruhi, y procedí a saludar a los otros miembros con calma.

“Siento haberlos hecho esperar.”

Me importaba muy poco saludar a dos de aquellos individuos, pero no podía ignorar ningún detalle con la tercera persona que estaba allí. Bajo un elegante sombrero adornado con cintas, Asahina Mikuru-san me dirigió su cálida sonrisa y asintió con la cabeza.

“No te preocupes, yo acabo de llegar.”

Las manos de Asahina-san sostenían una canasta, el interior de la cual parecía estar lleno de cosas que despertaron mi curiosidad, y me hicieron sentir muchas ganas de probarlas. Hubiera deseado seguir viviendo aquel momento mágico para siempre, pero un demonio tenía que venir a destruir la ilusión.

“Hace tiempo que no nos veíamos. ¿Has estado viajando desde la última reunión?”

Koizumi Itsuki reveló aquellos dientes increíblemente blancos y levantó su pulgar. Aún cuando ya se acercaba el final de las vacaciones, su cara sonriente lo hacía ver como si estuviese planeando algo en secreto. ¿Por qué no te podías ir de viaje? ¿Por qué tienes que venir corriendo con Haruhi tan pronto como te llama? Eso, y el que llegues tan temprano, sólo te hace ver más sospechoso cuanto más lo pienso… ¡¿Acaso vas a morirte si le dices “no” alguna vez?!

Mi vista pasó de largo junto a esa máscara de falsedad, y se detuvo a un lado. Allí parada estaba la presencia casi inorgánica de la inexpresiva Nagato, que parecía ser casi la sombra de Koizumi. Allí, con el uniforme escolar de verano y sin derramar una sola gota de sudor, de pié con la espalda recta, con un aspecto que ya conocía de sobra. Estaba comenzando a sospechar que quizá era incapaz de sudar.

"..."

Nagato levantó su cabeza y me miró como un gato mira un ratón inmóvil de juguete, luego asintió levemente. Quizá eso fue un saludo.

“¡Ya todos están aquí, vamos!"

Cierto sentido del deber me llevó a preguntarle a Haruhi:

“¿A dónde?”

“¿A dónde crees? Vamos a la piscina municipal”

Eché un vistazo a lo que traía en mi mano derecha: un maletín deportivo con una toalla y mi traje de baño. Bueno, ya me suponía que iríamos a la piscina.

“Estamos en verano, y deberíamos realizar actividades de verano. Sólo un pingüino o un cisne entrarían al agua en mitad del invierno.”

Pero los animales de esos ejemplos lo hacen por hábito, no por diversión. Yo no soy de esas personas que se dejan convencer con un par de ejemplos inapropiados sobre lo que hacen los animales.

“¡El tiempo se agota, así que debemos actuar en el momento en que algo se nos ocurre! ¡Las vacaciones de verano del primer año en la Preparatoria Norte sólo ocurren una vez en la vida!”

Como siempre, el plan de Haruhi no incluía escuchar las sugerencias de los demás. Claro que a decir verdad, aparte de mí, los demás miembros no se molestaban en darle sugerencias a Haruhi, así que las únicas ideas que le entraban por un oído y le salían por el otro eran las mías. Siendo razonable, no se podía razonar con Haruhi... pero yo mismo había sellado mi destino por ser el único miembro con algo de sentido común. Qué fortuna tan desgraciada es esta...

Cuando me disponía a analizar las diferencias entre fortuna y destino –

“¡Bien, ahora vamos a la piscina en bicicleta!”

El Decreto Real de Haruhi fue proclamado. Incluso sin nuestra aprobación, la orden sería llevada a cabo hasta por la fuerza.

Después de preguntar, me enteré que incluso a Koizumi le había ordenado traer su bicicleta. Las tres chicas habían venido a pié. Vale la pena mencionar que sólo había dos bicicletas y nosotros éramos cinco. ¿Qué es lo que tiene en mente ahora?

Haruhi nos explicó con mucho ánimo.

“Sólo hay que acomodar dos personas en una bicicleta y tres en la otra, y listo, problema solucionado. Koizumi-kun, tú lleva a Mikuru-chan. Kyon nos llevará a Yuki y a mí.”

Y así, comencé a pedalear con el ánimo de alguien a punto de morir. Podía soportar el calor que me estaba haciendo sudar como un cerdo, pero aquel ruido que se repetía en la parte de atrás de mi cabeza y que parecía el sonido de un altavoz descompuesto, me estaba volviendo loco.

“¡Kyon! ¿Viste eso? ¡Koizumi-kun tomó la delantera! ¡Pedalea más rápido y alcánzalo!”

El sudor nublaba mi vista. Apenas si podía reconocer a Asahina-san sentada de lado en el asiento trasero de la bicicleta de Koizumi mientras me saludaba con una mano. ¿Por qué Koizumi lleva a la bella y yo a la bestia? ¡Casi puedo asegurar que la palabra “injusto” se inventó para esta situación en particular!

Tanto mis piernas como mi bicicleta luchaban para soportar aquel peso extra. Nagato estaba sentada en el asiento trasero, mientras que Haruhi estaba parada sobre el eje de la ruda trasera y apoyada sobre mis hombros. Casi parecía como un acto de acrobacia entre tres personas. ¿La Brigada SOS ahora también se prepara para ser un circo?

Ah sí, antes de salir, Haruhi había dicho esto:

“Yuki es muy delgada, debe pesar menos que una pluma.”

Esa frase tenía algo de cierto. No tengo idea si acaso Nagato alteró su peso hasta cero, o si estaba usando algún dispositivo anti-gravedad, pero se sentía como si sólo estuviera llevando a Haruhi. Vaya, no me asombraría que Nagato pudiese alterar la gravedad. Lo que me gustaría saber es qué NO es capaz de hacer.

Claro que si hubiera hecho algo también con el peso de Haruhi, habría sido mucho mejor, porque mi espalda y mis hombros podían sentir plenamente el peso de esa chica.

Koizumi, mirando hacia atrás por un costado de Asahina-san, dejó ver aquella odiosa sonrisa de Mona Lisa, la cual me hizo apreciar lo injusto que es el mundo, y me llevó a hacer crueles bromas a expensas propias, al mejor estilo de Balzac. ¡Maldita sea! ¡En el camino de regreso, voy a hacer lo posible por llevar a Asahina-san y disfrutar de ese paseo en bicicleta para dos! Creo sin lugar a dudas, que mi frágil bicicleta compartía esos mismos pensamientos.


La Piscina Municipal no hacía honor a su nombre. Sería más apropiado cambiarle el nombre por "El Estanque del Barrio" ya que en sus instalaciones sólo había una piscina de quince metros de largo y una pileta de quince centímetros de profundidad para los niños.

Los únicos estudiantes que iban a ese lugar eran aquellos completamente aburridos y sin nada mejor qué hacer, como nosotros. En aquel lugar sólo había niños pequeños con sus padres – madres principalmente – y perdí todo mi interés cuando vi que en la piscina sólo había niños con flotadores inflables. Parece que la única que alegrará mi vista hoy, será Asahina-san....

“Hmm, el desinfectante que usan de verdad apesta.”

Bajo aquel brillante sol, Haruhi, con un bikini de color rojo, olía el aire en todas direcciones con los ojos cerrados. Salió de los cambiadores de mujeres sosteniendo la mano de Asahina-san. Ella, con la canasta en su otra mano, traía puesto un traje de baño de una pieza con rebordes floreados, similar a los que usan las niñas, y Nagato traía un traje de baño deportivo y sin adornos. Ambos trajes parecían haber sido escogidos por Haruhi, que prestaba muy poca atención a su propia ropa pero parecía muy cuidadosa al elegir la de los demás (especialmente la de Asahina-san).


“Entren al agua tan pronto encuentren un lugar para dejar sus cosas. ¡Vamos a competir! ¡A competir! Vamos a ver quién nada más rápido hasta el otro lado de la piscina.”

Levanté los hombros y (después de intercambiar una rápida mirada con Asahina-san) me dirigí a un lugar sombreado para extender la toalla y dejar allí las bolsas.

Los niños en la piscina flotaban por la superficie como insectos patinadores gigantes, lo cual hacía imposible el nadar en línea recta. El resultado de la competencia estilo libre entre los miembros de la Brigada, en aquel ambiente brutal, fue una victoria nada sorprendente para Nagato.

Esa chica, que ni siquiera pareció tomar aire primero, se clavó en la piscina y avanzó con fuerza. Las gotas de agua caían de su pelo corto y pegado las mejillas, mientras esperaba pacientemente en el otro lado a que nosotros llegáramos. Como era de esperarse, Asahina-san fue la última. Tuvo que parar a medio camino para respirar y arrojar un balón de playa que había flotado cerca de ella, lo cual hizo que le tomara diez veces más tiempo que a Nagato para llegar al otro lado. Para cuando terminó, casi ni podía respirar.

“¡Es una total mentira eso de que el deporte libera el estrés! El cuerpo es el cuerpo, la mente es la mente. El cuerpo puede moverse sin necesidad de pensar, pero el cerebro no.”

Haruhi tenía una expresión de estar diciendo una gran verdad, y continuó:

“Por lo tanto, vamos a hacerlo otra vez. ¡Yuki, esta vez no voy a perder!”

¿Acaso nunca te enseñaron que la conjunción "por lo tanto" no queda bien en una frase así? ¿Qué estupidez estás diciendo? Sólo eres una mala perdedora buscando un excusa para repetir la prueba.

Por lo tanto, imaginé que Nagato entendería lo tensa que podía volverse aquella situación, y decidí salir de la piscina. Mejor dejo que lo resuelvan entre ustedes y me quedo a un lado como espectador. Yo le apuesto a Nagato, ¿quién quiere apostarle a Haruhi?

Haruhi y Nagato hicieron cinco carreras atravesando la piscina de ida y vuelta. Luego, el asunto terminó fon el trío femenino de la Brigada SOS jugando a la pelota con un grupo de niños de primaria. Koizumi y yo, que no participábamos, decidimos que igual podíamos quedarnos aun lado y verlas jugar, además no había nada más que ver allí.

“Están poniendo todas sus ganas en ese juego.”

Koizumi las observaba.

“Se siente como un Paraíso, todo está bien en el mundo. ¿No has notado tú también que Suzumiya-san ha aprendido a disfrutar de pasatiempos más convencionales?”

Parece que me está hablando a mí, así que mejor le contesto.

“Hace una llamada así de repente, y cuelga tan pronto suelta un montón de palabras; ¿Qué parte de esa invitación te parece normal?”

“¿No dicen por ahí que es mejor vivir en el momento?”

“El problema es que los ‘momentos’ que ella elige nunca son los mejores”

Los recuerdos del torneo de béisbol y de aquel grillo enorme pasaron por mi cabeza.

Koizumi continuó sonriendo:

“Es cierto, pero yo diría que ahora está todo en calma. Al ver a Suzumiya-san riendo de esa forma, uno pensaría que no van a producirse fenómenos que cambien el mundo.”

Espero que tengas razón.

Intencionalmente di un largo respiro, y añadí un profundo suspiro al final…

Justo en ese momento, Koizumi adoptó una expresión muy peculiar. Era una expresión que me resultaba muy familiar, claro, aparte de su sonrisa.

“¿Hmm?”

Las cejas de Koizumi se levantaron de repente.

“¿Qué pasa?” le pregunté.

“Nada…”

Koizumi, que normalmente era muy directo, parecía tener la lengua paralizada aunque quería decirme algo… pero su sonrisa normal regresó muy pronto.

“Lo más probable es que me esté preocupando en exceso. Hemos tenido una oleada tras otra de fenómenos desde la primavera, y me estoy volviendo un poco esquizofrénico. ¡Ah! Ya volvieron.”

Miré hacia donde Koizumi estaba señalando. Haruhi se aproximaba con grandes zancadas, como un Pingüino Emperador que regresa a alimentar a sus crías, con una sonrisa dibujada en el rostro. Asahina-san y Nagato la seguían como dos lacayos tras una princesa rebelde.

“Ya es hora de comer. El menú para hoy son los emparedados caseros de Asahina-san. Su precio en el mercado no es de al menos 5000 yen, pero si los subastamos en línea, no me sorprendería que alcanzara los 500.000. Deberían agradecerme por la oportunidad de comer algo tan bueno.”

“Muchas gracias.”

Lo dije de todo corazón, pero se lo dije a Asahina-san.

Koizumi siguió mi ejemplo.

“Es todo un gusto.”

“No, no, no es nada.”

Asahina-san inclinó la cabeza mientras jugueteaba con sus dedos.

“No estoy segura de cómo quedaron… No se enojen si saben mal.”

Sería imposible que tuvieran mal sabor. Cualquier comida que haya sido preparada con el toque mágico de Asahina-san, sin importar cuándo o dónde fue preparada, o cuáles fueron los ingredientes, es un manjar para cualquier mortal. Después de todo, lo más importante aquí es la respuesta a la primera de las seis preguntas clásicas (quién, qué, cómo, cuándo, dónde y por qué).

Por lo tanto, me emocioné de tal manera con la idea de probar los emparedados caseros de Asahina-san, que la verdad no pude notar si sabían mal o no. Sencillamente, cualquier cosa hecha por ella es increíble; hasta el té japonés tibio que sirvió de su termo, que aunque no era rival para el emparedado, tenía un sabor casi celestial. Las pequeñas gotas de agua que cayeron de su cuerpo sólo lo hicieron mucho más refrescante.

Haruhi acabó con su bebida en un momento, como si estuviese desesperada por calmar el calor que su cuerpo había acumulado.

“Voy a ir a nadar otro rato. Vengan a nadar cuando hayan terminado.”

Después de dar esa orden, saltó nuevamente dentro de la piscina.

Esa chica era increíble, se movía como si no hubiera nadie más allí, cuando de hecho había obstáculos por todos lados. Por lo visto, parecía que la teoría de que los humanos descendemos de criaturas marinas no está del todo mal. Claro que si los ancestros de Haruhi hubiesen sido arrojados a la luna sólo con su ropa, sospecho que habrían encontrado una manera de sobrevivir.

Más tarde, con la excepción de Nagato que comía muy lentamente, nosotros tres nadábamos hacia Haruhi como lobos marinos en temporada de celo. Esta vez, Haruhi y un grupo de niñas de primaria estaban jugando voleibol acuático.

“¡Mikuru-chan! ¡Ven aquí rápido!”

“Sí.”

Segundos después de asentir con la cabeza, Asahina-san fue golpeada por una pelota rápida lanzada por Haruhi y se hundió en el agua.


Koizumi y yo salimos de la piscina después de apenas una hora, y nos quedamos tirados en los bordes de la piscina, cansados del alboroto y los gritos de las niñas.

No importa cuánto lo intente, simplemente no encajamos aquí. ¿Qué estaba pensando Haruhi al escoger, de entre todos los lugares, una Piscina Municipal sin ninguna atracción? No estoy pidiendo que tenga toboganes acuáticos, pero debería buscar sitios más adecuados para cuando salgamos.

Yo sé que la piel comienza a acumular melanina al exponerse a la luz solar; cuando comencé a preguntarme si Nagato había ido a buscar algún lugar para broncearse, vi a la delgada y callada chica de cabello corto, sentada y absolutamente quieta en la sombra donde estaban nuestras cosas, mirando hacia el cielo con sus grandes ojos.

Era una visión que nunca aparecía cambiar: la imagen de Nagato sentada como una muñeca, sin importar en dónde estuviésemos.

“¿Hmm?”

Una leve oleada de perplejidad invadió mi corazón, pero se desvaneció al instante. Otra vez había regresado esa extraña sensación. Por un leve instante, sentí como si Nagato estuviese aburrida, y tuve una sensación de déjà vu. Más aún, me pareció que lo que pasaría a continuación me resultaría muy familiar. Ah sí, Haruhi dirá algo así como-

“Ellos dos son miembros de mi brigada. Si yo digo Este, ellos no se atreverían a decir Oeste. Hablen con ellos si necesitan algo.”

Volteé a mirar hacia la piscina y vi que Haruhi se había acercado a nosotros con una horda de niñas.

Asahina-san flotaba con su barbilla apenas sobre la superficie y los ojos cerrados, quizá exhausta por jugar con las hiperactivas niñas de primaria. La escandalosa de Haruhi, quizá mas ingenua que aquellas niñas, nos dijo a Koizumi y a mí mientras miraba hacia el infinito:

“¡Únanse a la diversión! Vamos a jugar polo acuático, y necesitamos a dos hombres como guardametas.”

Justo cuando pensé en preguntar cómo se jugaba y cuáles eran las reglas, esa sensación tan familiar comenzó a desvanecerse.

“…Ajá.”

Respondí a regañadientes y me puse de pié. Koizumi se unió al grupo de niñas con una sonrisa en la cara.

La sensación familiar había desaparecido por completo.

Ehh, ya no importa. Ese tipo de cosas pasan muy a menudo. Muchas veces pienso que he visto ciertas cosas antes en un sueño; además ya había estado en esa piscina cuando era niño, y quizás mis recuerdos pasados se estaban mezclando con los del presente. Parecía que el programa de transmisión de datos en mi cerebro había tropezado con un pequeño error.

Hice a un lado un flotador con forma de delfín mientras corría tras la pelota, que había salido volando tras un golpe en mi cabeza.


Abandonamos la piscina municipal sólo cuando ya estábamos agotados. Claro que en viaje de regreso, tuve que repetir la acrobacia de tres en una bicicleta, mientras que Koizumi repetía su paseo de fantasía. Era suficiente para romper el corazón de cualquiera.

Asahina-san se sentó en el asiento trasero con la elegancia de una dama, y su piel blanca hacía resaltar el rojo que habían tomado sus mejillas. Mi pobre corazón se detuvo en seco cuando una de sus manos se envolvió alrededor de la cintura del conductor. Si alguien hubiese puesto su oído contra mi pecho, sólo habría escuchado algo como el sonido del viento en una llanura solitaria.

Siguiendo las indicaciones de Haruhi, giré a izquierda y derecha con mi bicicleta, hasta que terminamos en la estación de la que habíamos salido.

Ahh, claro. Ahora tengo que invitarlos a comer a todos.

Tan pronto como conseguimos asiento en el café, puse una pequeña toalla fría sobre mi cabeza y me desmoroné sobre la silla. Mientras tanto-

“Ya tengo un plan decidido para nuestras próximas actividades, vamos a echar un vistazo.”

Haruhi extendió una hoja de papel con mucho cuidado y la señaló con su dedo índice para que la miráramos. Era una hora de papel A4 arrancada de un cuaderno.

“¿Para qué es eso?”

Haruhi respondió con algo de orgullo.

“Este es el plan para los pocos días que quedan del verano.”

“¿El plan de quién?”

“¡El nuestro, es el resumen especial de actividades de verano de la Brigada SOS!”

Haruhi acabó con su bebida de un solo trago, y continuó después de pedir otro vaso:

“Me di cuenta de pronto que sólo faltan dos semanas para que acabe el verano, lo cual me asombró. ¡Es terrible! Todavía hay tantas cosas por hacer, y ya nos queda muy poco tiempo. Por lo tanto, tenemos que empezar a ponernos al día en este mismo momento.”


El plan escrito a mano por Haruhi, estaba formado por las siguientes líneas:


Eventos Obligatorios para las Vacaciones de Verano

  • Excursión de verano.
  • Piscina.
  • O-bon.
  • Fuegos artificiales.
  • Trabajo de medio tiempo.
  • Observar las estrellas.
  • Práctica de tiro.
  • Atrapar luciérnagas.
  • Prueba de valentía.
  • Otros.


Tenía fiebre de verano.

Quizá alguna enfermedad tropical había comenzado a extenderse desde alguna selva y había comenzado a infectar a los humanos a través de un vector como los mosquitos. Me sentí un poco mal por el "vector" que había picado a Haruhi. Seguro que murió por envenenamiento.

La "Excursión de verano" y la "Piscina" estaban tachadas de la lista, seguramente porque ya las habíamos realizado.

Por supuesto, eso quería decir que Suzumiya Haruhi cumpliría con cada una de estas actividades en las próximas dos semanas. Además estaba ese renglón de "Otros". ¿Eso quiere decir que Haruhi está planeando más cosas?

“Sólo se me han ocurrido estas. Añadiré otras a medida que lo vaya pensando. ¿Mikuru-chan, hay algo que quieras hacer?”

“Ehhh…”

Le hice un gesto a Asahina-san, que estaba pensándolo con cuidado, tratando de que se negara a responder. Oh, por favor, que no se le ocurra decir nada complicado.

“Me gustaría ir a atrapar peces dorados.”

“¡Está bien!”

Haruhi sacó una pluma y añadió eso a la lista.

Después de eso, le preguntó a Koizumi y a Nagato por más ideas. Nagato sacudió levemente la cabeza, y Koizumi se rehusó con una sonrisa. Hicieron lo correcto.

“¿Perdón, puedo echarle un vistazo?”

Koizumi terminó rápidamente de beber su café con leche frío, y leyó con detenimiento la lista. Parecía estar pensando en algo, y estuvo casi ausente por un momento… me pregunto en qué está pensando.

Nagato sorbía lentamente su refresco con una pajilla –

“Gracias.”

Koizumi puso aquel supuesto plan otra vez en la mesa, y siguió entregado a sus pensamientos. ¿Ahora qué estás planeando?

“Empezaremos mañana. ¡Nos encontraremos frente a la estación! ¿Alguno sabe de un lugar cerca en el que vayan a celebrar el O-bon? Un festival con fuegos artificiales también podría funcionar.”

¿No podrías al menos investigar un poco antes de dar las órdenes?

“Yo buscaré uno que nos sirva.”

Así es Koizumi, siempre cubriéndola.

“Contactaré a Suzumiya-san tan pronto como tenga la información. Buscaré sitios que vayan a celebrar el O-bon y que planeen usar fuegos artificiales, ¿está bien?”

“No te olvides de la pesca de peces dorados, Koizumi-kun. Es lo que quiere Mikuru-chan.”

“Entonces haré lo posible por encontrar un sitio que celebre el O-bon y el Festival de Verano al mismo tiempo.”

“Ah, sí, por favor. Entonces lo dejo en tus manos, Koizumi-kun.”

Haruhi terminó de comerse la bola de helado que flotaba en su vaso de café frío, y dobló el papel cuidadosamente, como si se tratara del mapa de un tesoro.

Mientras yo fui a pagar la cuenta, Haruhi salió trotando del café como un maratonista que se prepara para la competencia. Quizá sólo quería ahorrar su energía para el día siguiente. Deseé que gastara toda aquella energía de una sola vez, en lugar de guardarla, lo cual nos evitaría a nosotros la molestia de arreglar el desastre que provocaría.

Los cuatro miembros dimos por terminado el día, y cuando estábamos saliendo de allí, llamé a la más silenciosa de nosotros.

“Nagato.”

La interfaz humanoide, con su uniforme escolar de verano, volteó al escuchar mi voz.

“…”

Me miró sin demostrar ninguna emoción. Mirando aquellos grandes ojos inexpresivos sobre su piel blanca, uno nunca podía saber si estaba afirmando o negando algo.

Claro que había algo raro. Aunque siempre había sido así de inexpresiva, pude sentir que había algo inusual en Nagato ese día, pero no pude saber con exactitud qué era.

“Nada…”

Me sentí un poco raro al haberla llamado, sólo para darme cuenta de que no tenía nada que decirle.

“No es nada. ¿Cómo has estado? ¿Todo anda bien?”

En verdad no pude pensar en nada qué decirle, así que tuve que romper el hielo con una conversación así.

Nagato parpadeó, y muy sutilmente, tanto que habría sido necesario un transportador para notar el ángulo de su cabeza, asintió.

“Estoy bien.”

“Qué bueno.”

“Sí.”

Su expresión, que parecía haber cambiado un poco, era un poco más definida… No, al contrario, parecía un poco más suave… ¿Por qué tenía esos pensamientos tan contradictorios? No lo entiendo. ¿Quizá la percepción humana es así de defectuosa? Mejor lo dejé pasar.

Al final, como no pude encontrar nada de qué hablarle, me despedí con unas pocas palabras y salí de allí, como si estuviese huyendo de Nagato.

Por alguna razón sentí que eso era lo mejor. Llegué hasta mi casa en bicicleta, me duché tan pronto como terminé mi cena, encendí el televisor al salir del baño, y me quedé dormido mirándola.

Una llamada de Haruhi me despertó a la mañana siguiente.

Habían encontrado un lugar para la celebración del O-bon. Tendría lugar esa misma noche, en el estadio comunitario de la ciudad… de acuerdo con lo que me dijo.

¿Cómo podía ser así de fácil? Yo todavía no salía de mi asombro por aquella increíble casualidad, y Haruhi continuó hablando:

“Vamos a ir a comprar las yukata juntos.”

Parece que el ejercicio de la mañana va a comenzar.

“Antes planeaba que todos las usáramos para el Tanabata, pero se me olvidó. No sé que me pasó. Es una suerte que la tradición en Japón nos permita usar yukata durante dos meses.”

¿Una suerte para quién?

Sólo para aclarar, era muy temprano. Yo había pensado que reunirnos al atardecer estaría bien, pero Haruhi me levantó muy temprano para ir de compras. Entonces, igual que el día anterior, la majestuosa Haruhi, la pobre Asahina-san, la silenciosa Nagato, y el alegre Koizumi se reunieron todos en nuestro punto de encuentro habitual junto a la estación.

“Ni Mikuru-chan ni Yuki tienen yukata, y yo olvidé la mía. Vi un lugar en el distrito comercial en el que estaban vendiendo el conjunto completo con sandalias, así que podemos ira allí más tarde a conseguirlas.”

Miré a Asahina-san y a Nagato, preguntándome qué tal se verían en yukata.

Bueno, estamos en verano.

Koizumi y yo estaríamos bien usando algo más casual. Somos hombres; así que unas yukata sencillas como las de los hoteles serían suficientes. De todos modos a los hombres no se nos ven tan bien como a ellas.

"Bueno, Koizumi-kun se vería muy bien en una yukata, pero tú..."

Haruhi me miró de pies a cabeza haciendo una mueca.

"Bueno, nos vamos."

Comenzó a darnos órdenes con un abanico de papel improvisado.

"¡Destino: la tienda de yukata!"

Haruhi entró corriendo a la tienda, escogiendo sin preguntar los diseños para Asahina-san y Nagato, y luego siguió corriendo hasta los vestidores.

Excepto por Nagato, ellas no tenían idea de cómo ponerse una yukata, así que le pidieron ayuda a la vendedora, lo cual les tomó bastante tiempo. Koizumi y yo nos quedamos afuera, junto a una vitrina llena de ropa de mujer, antes de que las tres salieran por fin a verse frente al espejo.

La yukata de Haruhi tenía un patrón formado por delicadas flores de Hibisco, la de Asahina-san tenía peces de colores, y la de Nagato tenía un patrón estampado de figuras geométricas. No sabía a cuál debía mirar primero, cada una se veía increíble a su manera.

Los dependientes de la tienda nos miraron a Koizumi y a mí, quizá tratando de adivinar quién era el novio de cuál de ellas… Lástima, ninguno de los dos lo era. Incluso aunque no estaba muy seguro por Koizumi, yo si estaba allí sólo como acompañante. Me sentí un poco mal en ese momento.

Pero no importa. Mientras pueda ver a Asahina-san usando una yukata, no tendré razones para sentirme mal por el resto de mi vida. Haruhi y Nagato se veían muy bien, por supuesto, pero no hay palabras par hacerle justicia a lo que estaba viendo en ese momento. "Mikuru-chan, estás..."

La excitación de Haruhi al ver a Asahina-san con su yukata, no fue menos que la mía.

"¡Te ves tan bonita! ¡Me siento impresionada, por tener tan buen gusto para la moda! ¡Tú, en esa yukata, podrías conquistar al 95% de todos los hombres!"

¿Y qué hay del otro 5%?

"Porque con un homosexual de verdad nunca funcionaría, no importa lo hermosa que sea una chica. Recuérdalo bien: de cada cien hombres, cinco son homosexuales."

No veo para qué quieres que recuerde eso.

Asahina-san no parecía querer negar su atractivo, ya que daba una vuelta tras otra frente al espejo, examinando su vestido.

"Así que este es el atuendo tradicional de este país. Está un poco apretado en el pecho, pero se ve muy bien..."

Aquel era el atuendo más formal y adecuado de los que Haruhi le había obligado a usar a Asahina-san. No era ni de cerca tan revelador como el disfraz de conejita, ni tan provocador como el uniforme de mucama, era un atuendo normal para la temporada, un símbolo del verano que no haría sentir incómodo a nadie. Además el conjunto le quedaba a la perfección, era como si estuviera viendo a mi propia hermanita en una yukata, excepto por sus voluptuosos senos. A pesar de eso, se veía completamente inocente; Asahina-san irradiaba un aura Divina que parecía capaz de purificar el mundo entero de sus pecados. La defendería, incluso aunque fuera la mente maestra de un robo a un banco, si se tratase de Haruhi, no estaría tan seguro...


Como Haruhi nos había llamado tan temprano (era incapaz de calcular y administrar bien el tiempo), todavía faltaba un buen rato para que comenzara la celebración del festival. Por lo tanto, terminamos matando el tiempo quedándonos en el parque frente a la estación. Haruhi "ayudó" a atar el cabello de Nagato y de Asahina-san. Los diferentes peinados que probó en aquellas dos chicas, sentadas tan quietas como muñecas, fueron tan increíbles que deseé haber tomado una serie de fotografías para poder recordarlos. No fue sino hasta después de la puesta del sol que entramos en el estadio.

El espacio para el festival de O-bon, que ya tenía algo de gente antes de anochecer, se llenó de oleadas de gente que parecían salidos de la nada. Era increíble que hubiera atraído a tanta gente.

"¡Ahh!"

Asahina-san exclamaba sin contenerse.

"..."

Nagato no parecía estar sintiendo nada, a pesar de lo impresionante aquel evento.

Por un momento yo también me sentí así, a pesar de que muy pocas veces había visto una celebración así en vivo. ¿Por qué me parece que ya había visto esto antes?... ¡Es nada menos que la fiesta del O-bon!

"¿Ehh?"

Me golpeó de nuevo; ese déjà vu regresó como un dolor de cabeza. Seguía sintiendo que había estado allí hacía muy poco tiempo, aunque sabía que no había entrado en aquel sitio desde hacía años. Es todo tan familiar... la plataforma en el centro del estadio, los kioscos alrededor un poco desorganizados...

Pero cuando estaba a punto de agarrar los hilos de aquella telaraña que flotaba sobre mí, la sensación desapareció.

Escuché la voz de Haruhi.

"Aquí está el kiosco de los peces dorados que tanto querías. Haz todos los intentos que quieras. Te daré doscientos puntos extra si logras atrapar uno can con ojos negros y saltones."

Haruhi llevó a Asahina-san de la mano hasta el estanque de peces del kiosco, después de inventar aquel estúpido premio.

"Vamos a intentarlo. ¡Veamos quién logra sacar más!"

Ignoré la apuesta que me proponía Koizumi. Incluso si atrapara uno para llevármelo, no tenía un acuario en casa para tenerlo. Estaba mucho más interesado en los kioscos de comidas que nos rodeaban con sus deliciosos aromas.

"¿Nagato, quieres comer algo?"

Sus ojos inexpresivos se detuvieron a mirarme por un largo rato y luego se desviaron lentamente hacia un lado. Estaba mirando directamente al kiosco de las máscaras. A veces era difícil saber qué era lo que quería.

"No importa, sólo vamos a mirar por ahí."

Los altavoces estaban sonando con una suave música de carnaval. Atraído por la música, iba con Nagato hacia el kiosco de las máscaras, cuando vi a Koizumi acercándose con su gran botín.

"Aunque atrapé muchos, en realidad no necesito tantos, con uno será suficiente. Mikuru-chan no atrapó ninguno, así que le regalé éste."

Asahina-san traía en su mano una pequeña bolsa plástica amarrada con un cordel. En la bolsa había un pequeño pez dorado de color naranja, nadando muy tranquilo. Cada uno de los movimientos de Asahina-san, incluso la forma como sostenía el cordel, eran completamente adorables. Cuando noté que en la otra mano traía una manzana acaramelada, decidí que compraría una para llevársela a mi hermanita. Hacerla feliz de vez en cuando no le hace mal a nadie.

Haruhi, por otra parte, jugaba con un globo lleno de agua que colgaba de su mano izquierda, y nos dijo, ofreciéndonos un plato de takoyaki que sostenía con su mano derecha:

"Uno para cada uno."

Era raro que se mostrase tan generosa con nosotros... Y justo cuando disfrutaba de mi porción de takoyaki con salsa-

"¿Eh? ¿Yuki, de dónde sacaste esta máscara?"

"La compré."

Nagato respondió murmurando, mientras miraba fijamente el palillo con la bola de takoyakiki en la punta. En un lado de su cabeza, traía puesta una máscara de Ultraman del Reino de la Luz. No tengo idea de a qué generación pertenecía, pero supongo que por alguna razón atrajo la atención para aquella extraterrestre, y logró hacer que reaccionara sacando el monedero de entre sus mangas.

Los diferentes peinados que probó en aquellas dos chicas, sentadas tan quietas como muñecas, fueron tan increíbles que deseé haber tomado una serie de fotografías para poder recordarlos.


Con todo lo que Nagato había hecho por mí, lo menos que podía hacer era invitarla a un bocadillo, pero Nagato se rehusó y pagó con su propio dinero. Hmm.... ¿De dónde saca todo su dinero?

La plataforma central estaba rodeada de mujeres y niños que bailaban al ritmo del tanko-bushi. Creo que pertenecían a algún grupo comunitario, ya que el público normal que asistía al evento no bailaría algo así, y por supuesto, nosotros tampoco íbamos a hacerlo.

Los ojos de Asahina-san estaban ensimismados viendo el grupo de bailarines. Parecía que estuviera observando a un grupo de aborígenes en algún lugar remoto del planeta.

“Ah…aah”

Exclamaba suavemente. ¿La tradición de la danza O-bon se ha olvidado en el futuro?

Bajo el liderazgo de Haruhi, nuestro dispar grupo recorrió todo el festival. Nos convirtió en sus peones, diciendo “vamos a comer eso,” y luego “vamos a probar aquello.” Haruhi lo estaba disfrutando mucho, y parecía que también Asahina-san, lo cual me alegró a mí también. No podía estar del todo seguro de que Nagato la estuviera pasando bien, y me importaba un bledo lo que estuviera sintiendo Koizumi.

Koizumi, de vez en cuando, se quedaba un rato en silencio antes de seguir sonriendo como siempre… No había dudad de que sus emociones no eran precisamente estables en esos días. Quizá es una maldición que todos los miembros de la Brigada SOS debemos sufrir.

Se supone que las vacaciones de verano deben ser como un gran festival.

Para mí, habría sido más que suficiente con haber visto a aquel trío vestido con sus yukata. Por eso, en el momento en que Haruhi sugirió: "¡Vamos a lanzar algunos fuegos artificiales, fuegos artificiales! No es común que salgamos todos así, vestidos de yukata, así que deberíamos hacer todo eso en un solo día!", su propuesta recibió la aclamación unánime de la Brigada SOS.

Compramos algunos de esos fuegos artificiales sencillos que se les dan a los niños, y caminamos hacia el río, bajo un cielo nocturno tan nublado que apenas se podían ver la Luna y Marte. Seguimos a Haruhi, que había comprado un encendedor barato y una cámara Polaroid en el camino. Parecía que estaba de un mejor ánimo que el acostumbrado. Por alguna razón, la frase "eres lo que te pones" pasó por mi cabeza.

Dejé de prestarle atención a las terribles posturas que tenía Haruhi al caminar cuando vi su pelo atado en una coleta sobre su cabeza. Definitivamente, la principal fortaleza de Haruhi es lo terca y decidida que es.

Una hora más tarde, había tomado un montón de fotografías. Había una de Asahina-san sosteniendo una luz de bengala con los ojos abiertos de asombro, una de Haruhi inclinada sosteniendo una vela romana con ambas manos, y otra de Nagato hipnotizada mirando una serpentina de fuego. La actividad de verano de la Brigada SOS llegó así a su final.

Koizumi recogió algunos trozos de papel que habían caído junto al río, y los depositó en una bolsa de plástico. Haruhi lo miró pensativa y puso un dedo sobre sus labios-

“Entonces mañana iremos a atrapar insectos.”

Estaba dispuesta a cumplir con toda aquella lista de eventos.

“Haruhi, no le veo nada de malo, ¿pero ya acabaste con las tareas de vacaciones?”

Yo no tenía ningún derecho a preguntarle eso, ya que ni siquiera había tocado una pluma. Haruhi me miró con una expresión extraña.

“¿De qué diablos estás hablando? Se pueden terminar máximo en tres días, es pan comido. En realidad, yo las terminé todas en Julio. Hay que hacer primero lo que menos nos gusta para poder divertirnos luego, ¡así es como se disfruta de las vacaciones!”

Cuando Haruhi se lo propone, incluso una gran montaña de trabajo no significa nada. ¿Por qué tenía que ser así de brillante? Eso demuestra que Dios no es justo.

Haruhi nos dio una orden con un aire de absoluta confianza:

“¿Escucharon? Mañana, todos van a traer una red para atrapar insectos y un frasco para guardarlos. Ah sí, vamos a competir a ver quién atrapa más. El que gane podrá ser el líder por un día.”

No me importaba en nada lo del premio. ¿Un momento, cualquier insecto sirve?

“Ehh… ¡sólo cigarras! claro. Será la Competencia de Cacería de Cigarras de la Brigada SOS. Y las reglas… No hay restricciones de tamaño, cada una cuenta, y ganará el que tenga más.”

Haruhi, a la que le bastaba con su propia aprobación, comenzó a jugar con el abanico de mando de la Brigada como si fuera una red. Una red y un frasco… Debo tener unos en el depósito de mi casa.

Cuando por fin regresé a mi casa, me di cuenta de que había olvidado comprar la manzana acaramelada.


Por alguna razón, a pesar de que había clavado un Teru teru bozu pidiendo que lloviera, al día siguiente amaneció con un cielo completamente despejado. Sin lugar a dudas, las cigarras estarían muy animadas por la alta temperatura del verano.

"¿Las cigarras son comestibles, no? Seguramente serían un bocado delicioso si las fritáramos en tempura. Ahh, se me acaba de ocurrir, ¿Cualquier cosa al estilo tempura sabe tan bien por la cubierta de harina, no? Por eso unas cigarras tempura deben ser deliciosas."

¡Pero te las comerás tú sola!

La imagen de cinco estudiantes de preparatoria de estaturas tan diferentes, saliendo juntos con redes y frascos en mano a cazar insectos, sólo puede describirse como un tanto bizarra.

Nos reunimos antes del mediodía. Buscando un campo adecuado, llegamos hasta la Preparatoria Norte, ya que la escuela está en la cima de una colina llena de árboles y prácticamente sin nada más. Eso la hacía un buen lugar para atrapar insectos, ya que habitan en los bosques. Por lo que pude apreciar, incluso aunque la ciudad es bastante grande, no es tanto como para que las cigarras no canten.

Todos los troncos estaban llenos de aquellos chillones insectos, como si se tratara de una invasión de cigarras. Estaban en donde uno mirara. Asahina-san llenó su frasco con sólo un par de sacudidas de su red. Eso nos probó que las cigarras no se daban cuenta que le debían temer al hombre más que a cualquier otro animal. Bueno supongo que hoy me toca terapia de inmersión

Me incliné para ver a las cigarras inmóviles en el frasco, después de llenarlo en un instante. No tenía idea de cuántos años habían pasado bajo tierra, pero no hay duda de que no habían planeado madurar sólo para ser freídas por Haruhi. Sentí una cierta melancolía al escuchar los chillidos de aquellos insectos, y me invadió la culpa. Siento mucho que hayamos destruido sus casas con carreteras de asfalto. Espero que alguna vez puedan perdonar la insolencia de los humanos.

Sabía que era imposible que Haruhi escuchase mis pensamientos, pero ella dijo esto:

"Se necesitan más cazadores dispuestos a perdonar a sus presas. Hoy las liberaremos, y quizás en un futuro, ellas nos devuelvan el favor."

Me sentí muy mal en el momento en que imaginé unas cigarras de tamaño humano llegando a la puerta de mi casa. Si el liberar a sus parientes después de haberlos cazado era un favor para ellas, entonces serían tan estúpidas como un insecto. Si algo así apareciera algún día buscando venganza, serían mucho más inteligentes.

Haruhi abrió el frasco y lo sacudió de un lado para el otro.

"¡Vayan! ¡Vuelvan a las montañas!"

Jijiji- Las cigarras de apretujaron dentro del frasco mientras luchaban por salir volando. Asahina-san dio un pequeño grito mientras de encogía para evitarlas. El enjambre voló a su alrededor por un momento y luego pasó junto a la cabeza inmóvil de Nagato, volando en línea recta y luego en espirales, desaparecieron en el cielo, que se teñía de rojo por el sol poniente.

Yo abrí mi frasco al igual que lo hizo Haruhi. Me sentí como Pandora al abrir la caja que le había entregado Hermes. La idea de quedarme con una al final sólo se me ocurrió cuando ya todas habían desaparecido.


La actividad para el día siguiente era un trabajo de medio tiempo.

De alguna manera, Haruhi había encontrado un trabajo, y se había asegurado de que todos tuviéramos algo qué hacer. El trabajo, que era solo por un día, consistía en –

"¡B... Bienvenidos!"

A Asahina-san se salía demasiado forzado el saludo.

"¡Vamos todos, hagan una fila! ¡Ahhahh... No empujen!"

El trabajo que Haruhi nos obligó a aceptar era atraer clientes para las ofertas anuales en un supermercado local.

Nos habíamos encontrado sin tener idea de lo que nos esperaba, y nos pusimos los uniformes que Haruhi nos había entregado. Habíamos estado realizando actividades de recreación desde las diez de la mañana. Por cierto, todos estábamos metidos en algún disfraz.

¿Por qué me pasa esto?... ¿Por qué tengo que pasar por este tipo de vergüenzas? La tarea de Asahina-san era entretener a la gente con un montón de gestos... ¿Koizumi, Nagato, qué les pasa a ustedes dos? ¿Sería tan terrible oponerse de vez en cuando? ¿Por qué soportan todos sus caprichos?

"¡Hagan una filaaaa~ Graciaaas por su colaboracióoon!" Escuchar la voz jadeante de Asahina-san bajo el disfraz verde que la cubría, sólo me hacía sudar más. Todos estábamos disfrazados de ranas. Para ser más precisos, ranas encargadas de regalarle globos a los niños. Aquel supermercado hacía eso todos los años en su aniversario – regalaba globos gratis a todos los niños que venían con los clientes. Los niños son niños. Saltaban de alegría al recibir un simple regalo como ése, pensado para distraerlos. Hey, niño idiota de allá, toma un globo. Es un globo rojo, tómalo y ya.

La rana arborícola de Asahina-san era la más popular. Para aclarar, Koizumi era una rana dorada y yo era un sapo (¿Qué otra cosa podía ser?). Nagato, la rana amazónica, manejaba la válvula con la que inflábamos los globos, y nosotros tres los repartíamos. Haruhi, en cambio, estaba sentada en la sombra con su ropa normal. Si nos van a pagar lo mismo a todos, me voy de aquí ahora mismo.

Parecía que el dueño del supermercado era un conocido de Haruhi. El tipo le respondía con una sonrisa cada vez que ella lo llamaba dulcemente "tío".

Repartimos todos los globos al cabo de dos horas. Excepto por Haruhi, todos nos quitamos aquellos exoesqueletos para dejar salir el calor en un área de descanso que parecía más una bodega abandonada. En ese momento, entendí lo que deben sentir las serpientes al mudar de piel. Era raro que me sintiera así de aliviado. Nagato salió fácilmente de su disfraz de rana, mientras que Asahina-san y Koizumi estaban prácticamente empapados y literalmente tuvieron que despegarse el disfraz del cuerpo. Se quedaron en silencio por un largo rato. "Ufff~" Ni siquiera tenía el ánimo suficiente para disfrutar del delgado traje deportivo con falda corta que traía puesto Asahina-san. "¡Muy buen trabajo, todos!-"

Y así, Asahina-san ganó lo que seguramente sería otro pedazo de basura. Lo más probable era que su premio fuera un trozo de tela con la palabra "insignia" escrita con marcador.

Tuve ganas de enterrar a Haruhi de pies a cabeza en la arena de un desierto, cuando la vi aparecer comiéndose un helado. Era claro que nuestro dinero había sido negociado a cambio de un disfraz de rana. Me di cuenta de que Haruhi había tenido el disfraz en mente todo el tiempo, cuando nos anunció la verdad de forma muy tranquila. Yo lo sospeché cuando la vi llegar con el disfraz bajo el brazo, con la misma expresión de satisfacción de un caballero que es recompensado con miles de doblones de oro. Nuestro dinero nunca había existido. "¿Qué tiene de malo? Lo necesitábamos. Ahora este sueño por fin se ha vuelto realidad. El anciano dice que nos lo entrega para Mikuru-chan. Mikuru-chan, te has ganado una insignia por esto. Sin embargo tendrás que esperar para recibirla, porque todavía no la he hecho." Y así, Asahina-san ganó lo que seguramente sería otro pedazo de basura. Lo más probable era que su premio fuera un trozo de tela con la palabra "insignia" escrita con marcador. Sin embargo- "Esta rana es un premio que permanecerá en el salón de la Brigada. Mikuru-chan, puedes usar este disfraz cuando se te antoje. ¡Te concedo ese privilegio!"

La única razón por la que no manifesté mi enojo, fue porque la expresión de Haruhi en ese momento sólo me produjo mucha más ira.

Estaba agotado. Ese tipo de actividades una tras otra, primero en la piscina, luego atrapando insectos, y al final el baño sauna dentro de un disfraz, eran suficientes para dejar en el piso incluso al hombre más saludable.

Por eso, lo único que hice esa noche fue dormir como un tronco. Todavía podía sentir la paz de "Arcadia" cuando mi celular comenzó a sonar.

No hay nada más molesto que una llamada estúpida que interrumpe tu sueño a medianoche. Cualquiera que haga una llamada a esas horas, debe tener muy poco sentido común, y de todas las personas que conocía, sólo a Haruhi le faltaba por completo. De verdad quería gritarle a esa chica por interrumpir mi descanso. Para mi sorpresa, cuando presioné el botón para hablar, la voz al otro lado era -

Pero cuando estaba a punto de arrojar a una lado mi teléfono -

"Kyon-kun..."

Aunque sonaba muy ahogada, pude reconocer la voz de Asahina-san.

Una vez más sentí escalofríos, pero esta vez tenían un significado muy distinto.

"¿Hola, Asahina-san?" ¿Acaso había llamado para decirme adiós? ¿Tenía que regresar a su palacio lunar como Kaguya-hime? Yo sabía que Asahina-san sólo viviría en el “presente” por un tiempo, y que algún día tendría que regresar al futuro. ¿Acaso había llegado ese día? No estaba de acuerdo con despedirnos de esa manera, justo antes de desaparecer.

"Soy yo... uaaa, es, horrible... uuu... ugg... si esto sigue... yo.... uaaa..."

No pude entender ni una palabra de lo que me dijo. Estaba llorando como una niña de primaria, con sollozos entremezclados en lo que decía, así que no pude descifrar nada. Mientras yo seguía sin saber qué decir -

"Hola, habla Koizumi."

Su voz clara reemplazó los sollozos de Asahina-san.

"...Uuu... Uuu..."

Escuchar el llanto de una mujer me produjo escalofríos. En ese momento, mis sentidos también despertaron. Diablos, número equivocado.

¿Qué? ¿Qué están haciendo esos dos juntos a esta hora de la noche? ¿Por qué no estoy yo allá también? Koizumi, tienes exactamente cinco segundos para darme una explicación coherente y satisfactoria, si es que quieres que tu cabeza siga pegada sobre tus hombros.

"Ocurrió algo. Es un problema grave, así que Asahina-san me llamó primero por la urgencia."

¿Te llamó a ti en lugar de a mí? Eso me dejó un amargo sabor en la boca.

"No habrías sido capaz de resolver nada si te hubiese llamado a ti primero... No, discúlpame. En realidad yo tampoco puedo hacer nada, la situación es bastante grave."

Me rasqué la cabeza.

"¿Haruhi ocasionó el fin del mundo?"

"Estrictamente hablando, no; en lugar de eso, podría decirse que ha negado completamente esa posibilidad. Hemos sido llevados hasta un estado en el que el fin del mundo nunca ocurrirá."

¿Eh? ¿Estoy soñando aún, o no? ¿Qué estás tratando de decir?

Koizumi continuó hablando, aunque no había entendido nada.

"Acabo de hablar con Nagato-san. Tal como lo suponía, parece estar al tanto de la situación. Entenderás todos los detalles si le preguntas a ella. Es todo lo que puedo decirte. ¿Podrías venir a reunirte con nosotros ahora? Por supuesto, no le diré nada a Suzumiya-san."

Claro que podía ir. Cualquiera que ignore el llanto de Asahina-san, se merece algo peor que arder en la hoguera siete veces. Koizumi me indicó el lugar de reunión, que era justo frente a la estación. Parecía que aquel lugar era el sitio privado para la Brigada SOS.

Entonces, para cuando me cambié, salí corriendo al patio, monté en mi bicicleta, y pedaleé tan rápido como pude hasta el lugar de reunión, había ya tres sombras esperándome en el lugar acordado. Las calles no estaban del todo vacías, y me encontré con algunos transeúntes que parecían estudiantes. Si hubiera querido, podría haberme unido a un grupo que iba para una fiesta, pero estaba muy cansado.

Asahina-san estaba sentada en el piso cuando llegué frente a la estación. A su lado estaban Koizumi, con ropa casual, y Nagato, con el uniforme de la escuela. La blusa y la falda de Asahina-san no combinaban; quizá se había puesto lo primero que había encontrado a la mano. Sin duda estaba tan alterada que no se había dado cuenta, o la situación era en realidad tan grave que su vestimenta era lo que menos le preocupaba.

El más alto de los tres notó mi llegada, y levantó su mano para saludarme. "¿Qué pasó?"

Las luces tenues de la calle iluminaban la cara de Koizumi.

"Me disculpo por pedirte que vinieras a esta hora. Sin embargo, es una situación que tiene a Asahina-san es estas condiciones."

Asahina-san, que se había acurrucado en una bola, se desmoronaba como un muñeco de nieve. Pude ver su rostro mojado por las lágrimas, su boca apretada, y esas brillantes y hermosas mejillas. Al verla así, podría hacer cualquier cosa por ella.

"Uuuhh... Kyon-kun, yo..."

Asahina-san suspiró y murmuró como para sí misma:

"Ya no puedo regresar al futuro..."

"Para poner todas las cartas sobre la mesa, lo que hemos descubierto es esto: Nos encontramos atrapados en una repetición infinita y periódica del tiempo."

Parecía que la mesa de la que hablaba Koizumi era muy pequeña y con muy pocas cartas. ¿De verdad entiende algo de lo que está diciendo?

"Te entiendo, pero no hay una forma más sencilla de explicarlo. Estuve discutiéndolo con Asahina-san..."

¿No podían esperarme antes de comenzar a discutirlo?

"Descubrimos que, últimamente, el flujo del tiempo en este mundo ha sido errático. Tengo que darle el crédito a Asahina-san; de no ser por ella, no podría estar seguro de esto."

¿Seguro de qué?

"Seguiremos experimentando los eventos que han ocurrido en este plano temporal."

Ya habías dicho eso.

"Para ser más exacto, desde el diecisiete de Agosto hasta el treinta y uno."

Las palabras de Koizumi sonaban completamente extrañas.

"En otras palabras, estamos atrapados en las vacaciones de verano."

"Es que todavía no han terminado."

"Pero es un verano infinito que nunca acabará. En este mundo, no llegará el otoño, ni el mes de Septiembre. Para decirlo mejor, este mundo ya no tiene futuro más allá de Agosto. Esa es la razón por la que Asahina-san ya no puede regresar al futuro, y tiene completa lógica. No se puede hacer contacto con el futuro si ese futuro no existe, lo cual es evidente."

Desde el punto de vista de la física, es ilógico pensar que no hay un futuro. El tiempo debería seguir su marcha incluso si lo ignoras. Entonces dije mientras miraba la cabeza de Asahina-san:

"¿Y quién va a creerles algo así?"

"Al menos tú debes creerlo, ya que no podemos decirle nada de esto a Suzumiya-san."

Koizumi también miró a Asahina-san.

Un poco más tarde, Asahina-san me explicó personalmente el problema. Por supuesto, un montón de sollozos interrupieron la explicación, que era más o menos ésta:

"Uuu... vamos a ver... he estado tratando de utilizar información clasificada para comunicarme con el futuro o para información clasificada... Ehh. Sólo me di cuenta que algo estaba mal cuando perdí contacto con información clasificada por toda una semana. Entonces información clasificada... Estoy muy preocupada, así que traté de usar la información clasificada y la respuesta fue que información clasificada... Uuu... ¡Ahhh! ¿Qué voy a hacer...?"

¿Qué vas a hacer? No tengo idea. ¿Acaso eso de información clasificada es algún tipo de vulgaridad que debe ser censurada?

"¿Estamos atrapados dentro de uno de esos mundos extraños creados por Haruhi? ¿Es como una versión realista de una Realidad Sellada o algo así?" Koizumi cruzó los brazos mientras se inclinaba contra una máquina expendedora, y contradijo lentamente mi idea. "En esta ocasión, Suzumiya-san no volvió a crear el mundo, sino que cortó la línea del tiempo, desde el diecisiete hasta el treinta y uno de Agosto. Como están las cosas, la historia de éste mundo sólo tiene una duración de dos semanas. No hay nada antes del diecisiete, ni tampoco del primero de Septiembre en adelante. En otras palabras, éste es un mundo en el que Septiembre nunca llegará."

Dio un largo suspiro, como aceptando la derrota. "El tiempo se reiniciará al llegar las veinticuatro horas del treinta y uno de Agosto, volviendo al diecisiete. No tengo todos los detalles, pero es como si hubiera un marcador puesto en la madrugada del diecisiete."

¿Entonces qué hay de nuestros... no, qué hay de los recuerdos de toda la humanidad?

"Serán reajustados. La memoria colectiva de toda la humanidad a lo largo de estas dos semanas será borrada y volverá a comenzar desde cero."

Ustedes de verdad disfrutan esto de jugar con el tiempo. Claro que debe de ser inevitable, con una viajera del tiempo entre nosotros.

"No, esto no tiene que ver con Asahina-san. No es tan simple como lo estás imaginando."

¿Y tú qué sabes?

"Solamente Suzumiya-san tiene la habilidad para hacer algo así. ¿En quién más estabas pensando aparte de ella?"

Sólo alguien muy despistado o idiota se pondría a pensar en eso en un momento así.

"Vamos al grano, y dime qué debo hacer."

"Sería muy simple si tan sólo tuviéramos una solución para este problema."

Pero por alguna razón, Koizumi se veía más bien tranquilo, sin dar muestras de preocupación. ¿Por qué estás así?

"Porque finalmente pude saber qué era esa sensación de incoherencia que me estaba preocupando desde hace un tiempo."

Entonces tú eres el único que ganó algo aquí.

"Tú también, creo. ¿No habías experimentado una increíble sensación de déjà vu, desde el día en que fuimos a la Piscina Municipal hasta ahora? En retrospectiva, esas sensaciones deben ser restos de una repetición previa – no les encuentro ninguna otra explicación. Bueno, eso es todo lo que tengo para decirte. Las anormalidades que experimentamos son sólo restos que quedan después del reinicio."

¿Todos los humanos estarán sintiendo eso?

"Supongo que no. Tú y yo somos casos especiales. Parece que sólo quienes estamos cerca de Suzumiya-san tenemos la posibilidad de notar los cambios en el mundo." "¿Y qué hay de Haruhi? ¿Acaso ella no siente nada?" "Parece que no. Si estuviera consciente de esto, todo el asunto sería mucho más complicado..." Koizumi miró en dirección a Nagato, pidiendo la opinión de la extraterrestre. Nagato respondió con una expresión de calma. "Ésta es la repetición número quince mil cuatrocientos noventa y ocho." Una sensación de vértigo me invadió. Quince mil cuatrocientos noventa y ocho. Escribirlo toma treinta y cuatro letras. En número arábigos es 15.498, lo cual lo hace parecer un poco más pequeño. Los números arábigos son brillantes, la persona que los inventó se merece mis agradecimientos por eso, por haber inventado una notación tan conveniente, aunque en esencia sea absolutamente ilógica. "Estas mismas dos semanas se han repetido ya más de diez mil veces. Asumiendo que una persona común pudiese notar esas repeticiones y hubiese acumulado los recuerdos respectivos, ya habría perdido el juicio. Respecto a la memoria de Suzumiya-san, sospecho que ha sido borrada mucho mejor que la de nosotros." En momentos así, sólo se puede consultar un oráculo. Le pedí a Nagato que lo confirmara: "¿Es eso cierto?" "Sí." Nagato asintió.

"¿Entonces ya hicimos antes lo que sea que vamos a hacer mañana? ¿El O-bon y los peces dorados siempre serán lo mismo?"

"No necesariamente."

Nagato afirmó sin mostrar ninguna emoción.

"Existen discrepancias en las actividades de Suzumiya Haruhi en las últimas quince mi cuatrocientas noventa y siete repeticiones." Giró levemente la cabeza para mirarme, y continuó.

"En las anteriores quince mi cuatrocientas noventa y siete repeticiones, el O-bon ha sido omitido dos veces. El O-bon sin atrapar peces dorados ocurrió un total de cuatrocientas treinta y siete ocasiones. La piscina de la ciudad ha sido visitada sin excepción hasta esta repetición. El trabajo de medio tiempo ha sido realizado un total de nueve mil veinticinco veces con seis variantes en el tipo de trabajo. Además de repartir globos, también se ha trabajado en la bodega, en las cajas registradoras, distribuyendo volantes, contestando llamadas, y también modelando ropa. Han ocurrido seis mil once reparticiones de globos, y en trescientas sesenta veces se han realizado dos o más actividades simultáneas. Esas repeticiones, organizadas por orden de combinación son-" "Es suficiente, no tienes que seguir."

Comencé a pensar después de que aquella humana artificial creada por extraterrestres se quedó en silencio.

Las últimas dos semanas de se han repetido por quince mil... ¿cuánto es? Argh... qué molesto. 15,498 veces, eso es. El ciclo comienza cada vez después del treinta y uno de Agosto volviendo hasta el diecisiete. Yo no puedo recordar nada, pero Nagato recuerda hasta el último detalle- ¿Por qué?

"Nagato-san, o para ser más precisos, la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos, existe por fuera de los límites del espacio y el tiempo."

La orgullosa sonrisa de Koizumi parecí muy fingida, quizá debido a la luz.

No importa, eso no es importante, ignorémoslo por ahora. Ya sabía que la cabeza de Nagato podía entender algo así, eso no era lo que me preocupaba. Lo que me preocupaba era que...

Koizumi puso inadvertidamente sus dedos en el borde de su taza de café.

"Sospecho que en parte de está preparando para el nuevo semestre, y por eso no pudo terminar todas las cosas que tenía planeadas para las últimas dos semanas del verano. En otras palabras hay muchas cosas que lamenta no haber hecho. Por lo tanto, llega hasta la noche del treinta y uno con un corazón insatisfecho..." ¿Y tan pronto como despierta, encuentra que hay otras dos semanas de vacaciones esperándola, verdad? ¿Cómo decirlo...? Creo que una sensación de melancolía en vez de derrota describe lo que sentí en ese momento. Yo sabía que ella era capaz de hacer cualquier cosa para lograr lo que quería, pero nunca imaginé que su terquedad alcanzara esos límites.

"¿Entonces, qué debemos hacer para que se sienta satisfecha?"

"No lo sé. ¿Nagato-san, tú lo sabes?"

"No."

La respuesta surgió clara y concisa. ¡De todos nosotros, tu eres en la que más confío! No pude evitar que mis pensamientos se manifestaran.

"¿Por qué nunca has dicho nada? Hemos estado dando las mismas vueltas por miles de veces."

Después de un momento de silencio, Nagato dijo con suavidad:

"Mi deber es observar."

"...Ya veo."

Eso fue suficiente para mí. Nagato no se había involucrado activamente en ninguno de los eventos hasta ahora, aunque su existencia había sido vital en cada uno. Me atrevo a decir que la única vez en la que aquella chica se había involucrado activamente con alguien, había sido cuando me llevó a su casa. Con esa única excepción, Nagato había sido parte de todo lo que habíamos hecho, sin emitir casi ningún sonido.

No me había olvidado de que Nagato Yuki era una interfaz humanoide creada por la Entidad de Pensamientos para la Integración de Datos con el fin de comunicarse, y que era una androide biológica destinada a observar a Suzumiya Haruhi. Me pregunté si el bloqueo de sus patrones emocionales era quizá una medida de seguridad.

"Eso no importa."

Antes que nada, Nagato Yuki era una ávida lectora, alguien de pocas palabras, con una figura frágil y delgada, pero era una compañera totalmente confiable.

De todos los miembros de la Brigada SOS, Nagato es la que posee el mayor conocimiento así como la mayor inteligencia. Teniendo eso en cuenta, decidí preguntarle algo más a nuestra sabelotodo.

"¿Cuántas veces hemos descubierto esto?"

Nagato pareció anticipar mi repentina pregunta, y respondió con calma:

"Ocho mil setecientas sesenta y nueve veces. La frecuencia de la detección incrementa con cada repetición."

"Quizá es por la sensación de incoherencia y de familiaridad con los hechos."

Koizumi dijo esto, muy convencido.

"Pero aún en todas esas repeticiones, aunque descubrimos la situación, ¿siempre fallamos en tratar de restaurar el tiempo?"

"Correcto" respondió Nagato.

No me sorprende que Asahina-san esté devastada. Llora así porque ya sabe eso. Ha descubierto que ha perdido dos semanas de vida y de recuerdos por este reinicio... Y luego descubrió una vez más que está atrapada en esta trampa.

Ya he tenido este tipo de pensamientos un montón de veces. Incluso desde que conocí a Haruhi en la primavera, siempre me encuentro pensando así cada vez que algo ocurre por su culpa, es igual ahora que muchas veces antes.

Eso no está bien.

Sin duda, ya he pensado esto mismo 8.769 veces antes.

Esto es demasiado...

Es como un cuento....

Al día siguiente, íbamos a ver las estrellas.

El lugar, era la azotea del edificio de apartamentos de Nagato. Teníamos un desgastado y aparatoso telescopio por cortesía de Koizumi, que había sido montado en un trípode. Comenzamos a las ocho de la noche en punto.

El cielo nocturno se veía muy vacío, al igual que la expresión de Asahina-san. Su expresión podía entenderse como un asombro total o como angustia. Mis sentimientos eran un completo desorden también, no era un buen momento para estar mirando las estrellas.

La sonrisa en la cara de Koizumi de hizo más grande mientras ajustaba el telescopio.

"Era aficionado a esto cuando era niño. Me emocionó tanto cuando vi por primera vez las lunas de Júpiter."

Nagato, como siempre, estaba de pie en la azotea, inmóvil como una estatua.

Dirigí mi vista al cielo nocturno, pero apenas si podía ver dos o tres estrellas. El aire de la ciudad estaba muy contaminado como para permitir ver algo. Decir que "no había cielo" en ese momento no sería una exageración. Cuando llegara el invierno y la atmósfera se aclarara un poco, podríamos ver a Orión a simple vista.

La lente del telescopio apuntó al planeta vecino. Haruhi, con la cabeza contra el aparato, dijo:

"¿No hay?"

"¿No hay qué?"

"¿No hay marcianos?"

"Yo espero que los marcianos no existan. Sólo piénsalo, un par de monstruos parecidos a pulpos, sacudiendo sus tentáculos mientras discuten su plan para invadir la Tierra. No importa lo inteligentes que puedan ser, yo no describiría una cosa así como algo ‘interesante’."

"¿Por qué? Quizá sean amigables. Miren, o hay nada en la superficie, así que deben ser del tipo de criaturas que viven bajo el suelo. Es la mejor prueba de que son amigables: tienen miedo de asustarnos."


Parecía que Haruhi imaginaba a sus marcianos como seres que vivían bajo tierra. Por favor, al menos dime de qué clase te los imaginas. ¿Pelucidares? ¿O como los de la película Marcianos al Ataque? Si te imaginas una mezcla de los dos, las cosas van a ponerse feas. Piensa en algo simple, entre más simple mejor.

"¡Quizá están haciendo preparativos bajo tierra, para que cuando llegue la primera misión tripulada a Marte, puedan salir y darle una bienvenida sorpresa a los humanos! Incluso puede que nos reciban diciendo, '¡Bienvenidos a Marte, vecinos!'"

Eso sería mucho más aterrador. Si hay un malentendido, no se sentirían sorprendidos sino amenazados. No tengo idea de quién será el primer humano en pisar el suelo marciano, pero sería mejor enviarle una nota de advertencia para que se prepare para lo que le espera. ¿Se puede enviar correo a la NASA?

Con el tiempo, nos turnamos para observar la silueta de Marte y los cráteres de la Luna. Entonces me di cuenta de que nos faltaba una persona, y vi a Asahina-san con los ojos cerrados y la cabeza inclinada mientras se abrazaba las rodillas, estaba sentada de espaldas contra la reja que evitaba una caía y una muerte prematura desde aquella azotea. Seguramente no durmió nada anoche, mejor la dejamos en paz.

Haruhi, al parecer ya cansada de mirar un cielo que no cambiaba, propuso:

"¡Vamos a buscar OVNIs! Seguramente su objetivo es la Tierra, así que debe de haber exploradores de avanzada en las órbitas inferiores en este mismo momento."

Haruhi comenzó a mover el telescopio muy animada, pero se cansó de aquello rápidamente. Se sentó al lado de Asahina-san, y pronto cayó víctima del sueño mientras se apoyaba en su hombro.

Koizumi susurró:

"¿Cansado?"

"Es difícil de imaginar que alguna vez ella estaría más cansada que nosotros."

Haruhi dormía profundamente. Sentí de pronto la urgencia de garabatearle algo en la cara, pero su expresión al dormir no era la que yo quería arruinar. En verdad era muy atractiva cuando tenía la boca cerrada. Sería mejor si ella y Nagato intercambiaran cerebros. Una Haruhi completamente inexpresiva es difícil de imaginar, mientras que una Nagato animada y habladora estaba más allá de lo que podía creer.

Allí, en la brisa de la noche, observé a Asahina-san y a Haruhi, durmiendo lado a lado. Así como estaban, era difícil decidir cuál de las dos se veía mejor. Algunos podrían decir que Haruhi se veía más hermosa. Hmm... Sí.

"¿Qué es lo que quiere hacer?"

Deje salir esas palabras con un suspiro.

Allí, en la brisa de la noche, observé a Asahina-san y a Haruhi, durmiendo lado a lado. Así como estaban, era difícil decidir cuál de las dos se veía mejor.

"¿Quizá divertirse con sus amigos y pasar un buen rato?"

"Quizá. Y hablando de os amigos de Suzumiya-san, esos seríamos nosotros."

Koizumi parecía observando el otro lado del universo.

"Si es así, lo más importante es descubrir qué cosa la hará sentirse satisfecha. Si fracasamos, este ciclo de tiempo nunca terminará. Sólo podemos seguir acompañándola hasta que encuentre los deseos que le quedan sin cumplir y los realice. Afortunadamente y por suerte, tenemos ese reinicio de nuestros recuerdos, o eventualmente sufriríamos un colapso nervioso."

Sí, y serían quince mil cuatrocientos noventa y ocho de ellos.

¿Esto va en serio? ¿Podría ser que Nagato simplemente nos esté asustando? En realidad, era algo que sonaba completamente increíble, pero si la causante era Haruhi, no podía negarlo así como así. El poder misterioso y desconocido que tenía, siempre nos metía en problemas sin ella darse cuenta. Sin importar si se trataba de su terquedad o de algo en lo profundo de su cabeza, siempre terminábamos en alguna situación extraña. Ella es una se esas personas que te trae problemas no importa lo que haga.

Se me había ocurrido que nosotros, que siempre seguíamos a la inconsciente de Haruhi, podríamos ser considerados como embajadores de buena voluntad. Cada uno de los miembros de la Brigada SOS tenía más paciencia que el anterior. Y pensar que yo era una figura crucial a la hora de decidir el destino del mundo... eso me hacía sospechar que el mundo estaba mal desde un principio.

Para enfatizar esa idea, estaba esa noción de que el mundo en que vivimos es bueno y debe ser protegido, una estupidez creada y difundida por los seres humanos guiados por ideologías y doctrinas. Hay un montón de fanáticos que pregonan esa estupidez egoísta y obligan a otros a creérsela. Deberían pensar en lo que van a decir de ellos dentro de algunas miles de generaciones.

Mientras estaba perdido en estos inútiles pensamientos, Koizumi abrió su boca inesperadamente:

"Porque no sabemos qué es lo que en realidad desea Suzumiya-san. ¿Deberíamos probar suerte y tratar de adivinar lo que tiene en mente? Por ejemplo, abrazarla de repente por la espalda y decirle 'Te amo,' o algo por el estilo."

"¿Quién se arriesgaría en una misión suicida como esa?"

"No hay nadie más adecuado que tú."

"Sometámoslo a votación. ¡Yo paso!"

"En ese caso, lo haré yo."

Obviamente, no pude ver la expresión de mi propio rostro en ese momento, ya que no había espejos cerca. Aunque Koizumi pareció entender lo que estaba pensando:

"Es una broma. No tengo el valor para hacer algo así. Si me hago notar de esa manera, sólo confundiría aún más a Suzumiya-san."

La estridente carcajada que salió de su garganta interrumpió sus palabras.

Me quedé en silencio una vez más, mirando la luna que brillaba claramente en aquella melancólica noche de verano.

Las estrellas de la vía láctea, que resaltaban sobre aquel lienzo de color negro, parpadearon levemente con las primeras luces del sol. Parecía que estuvieran invitándome a jugar. ¿A dónde? Sólo Dios lo sabe.

Pensé en todo esto mientras observaba la sombra inmóvil de Nagato, que seguí mirando al cielo.

El verano no había terminado, pero las vacaciones estabas llegando a su fin- claro que no podía estar seguro de eso, porque aún no sabía si todo aquello iba a terminar o no. Entiéndanme, por favor.

Quizá todo se devuelva hasta el diecisiete de Agosto. ¿Qué podemos hacer para que Haruhi descubra qué es "esa cosa que todavía falta por hacer"?

¿Qué podía haberle faltado? Yo tenía una montaña de tareas para el verano que no había tocado desde que las llevé a casa. Ella no podía estar preocupada por eso, porque las había terminado desde el comienzo.

¿Entonces que vamos a hacer ahora?

"Vamos a los campos de práctica."


Haruhi nos mostró un bate de aluminio, el mismo gastado y abollado que habíamos tomado del club de béisbol un día hace tiempo. Nunca imaginé que conservaría aquel bate, que parecía más apto para combatir que para golpear bolas.

La comandante hizo ondear su cabello mientras sacudía el bate con una sonrisa radiante, y nos llevó hasta las canchas de béisbol que quedaban calle abajo. Apuesto a que ese campeonato escolar de béisbol en televisión le había dado alguna idea rara.

El cetro de la melancolía había cambiado ahora de manos. Ahora le correspondía al rostro de nuestra querida Asahina-san mostrar la más profunda de las tristezas. A decir verdad, debía ser muy difícil, ya que debía estar extrañando su propia época.

Detrás de nosotros, venían como siempre Koizumi y Nagato, que eran las vivas imágenes de un smiley y una estatua, respectivamente. ¡¿Cuándo van a ponerse serios y a dejar de actuar así de tranquilos?!

"Uf~"

Dejé salir un respiro, y mi atención se vio ocupada por la cabellera negra de Haruhi.

No tengo idea de quién decidió, en aquel día en que se creó la Brigada SOS, que proteger a Haruhi sería mi responsabilidad. Tuve que reprimir mi frustración, ya que no podía señalar un culpable. Pero dicho eso, déjenme decirles algo:

No me feliciten por este trabajo. Yo soy sólo una persona normal.

Aunque decir eso, sólo muestra lo vacío que me sentía por dentro.

Asahina-san estaba destrozada. Koizumi sólo sonreía, y Nagato observaba los alrededores en silencio.

Tengo que hacer que Haruhi haga algo, de alguna manera.

¿Pero, hacer que haga qué?

La respuesta estaba en Haruhi, pero ni siquiera ella misma tenía idea de cuál era el origen del problema.

"¡Mikuru-chan, no tienes que batear! Sólo trata de bloquear la bola con el bate, porque no podrías darle ni una vez aunque quisieras. Golpéala hacia abajo para que ruede por el piso. ¡Ahh- no la envíes hacia arriba!"

El campo de batalla del último torneo de béisbol todavía olía a pólvora. ¿Acaso quiere competir también el año entrante?

Haruhi entró en la jaula para prácticas de bateo de 130km/h. ¡Bang! ¡Bang! Al final sonó una alarma. Me sentí mejor al verla tan feliz. De verdad es un verdadero prodigio; ¿Quién sabe? A lo mejor nació con más mitocondrias que cualquier otra persona; ¿De qué otra forma podría tener tanta energía? Sería genial si donara algunas sólo por caridad...

No nos detuvimos, ya que nadie podía presionar el botón de "apagado" en el agotador plan de Haruhi.

Incluso fuimos a una exhibición de fuegos artificiales local. Estaban arrojando enormes estrellas de fuego desde la playa. Las tres usaron sus yukata una vez más, pero sólo Haruhi estaba disfrutando de verdad con los cohetes que estallaban "¡bang, bang!" mientras ascendían al cielo y se desviaban en todas direcciones. Bueno, sólo ella se reía tirada en el suelo mientras señalaba las extrañas formas que dibujaban los cohetes. A Haruhi le encantaban todos los excesos. Sólo en momentos así podíamos ver su auténtica, sincera, y muy infantil risa, aunque dejé de mirarla muy pronto, porque si seguía con la vista puesta en ella, quién sabe en clase de pensamientos comenzaría a tener después. Ni siquiera yo estaba muy seguro de en qué estaba pensando. Claro que todo aquello me enseñó una lección: es mejor estar vestido de acuerdo con la ocasión.

Un par de días más tarde, por un capricho, nos unimos a una competencia municipal de pesca de gobioides Japoneses y terminamos con las manos vacías. Nuestros anzuelos parecían atraer unos pequeños peces que ni siquiera habíamos visto antes, así que no pudimos inscribir sus medidas – claro que Haruhi estaba completamente entretenida en lanzar y halar del carrete, no en atraparlos. Aquello fue un alivio y una suerte, porque no terminamos atrapando un Celacanto por casualidad, y pude disfrutar la comida casera de la pobre Asahina-san, que salió corriendo con la cara verde al ver los gusanos que usábamos como carnada.

Además, en esa ocasión, Haruhi y yo terminamos completamente bronceados, creando un notorio contraste con los otros dos, que usaron suficiente bloqueador solar. Nagato parecía ser una excepción, ya que no se bronceaba a pesar de lo que hiciéramos. ¡Al menos! Porque una Nagato de piel bronceada sí sería algo fuera de este mundo.

Dicho eso, yo sabía muy bien que no era el momento para estar disfrutando de lo que veía.

El tiempo pasó como un tren a toda velocidad.

Haruhi seguía llena de energía mientras que yo seguía lamentándome. Asahina-san había pasado del azul al verde oscuro, y Koizumi seguía mostrando su sonrisa como si no le importara el gran problema que teníamos entre manos. Solamente Nagato se veía un poco diferente.

En retrospectiva, esas dos semanas habían sido muy emocionantes.

Sin embargo, el plazo estaba a punto de cumplirse. Llegó el treinta de Agosto, quedando solamente un día de vacaciones. Todo terminará si no pensamos en algo dentro de los próximos dos días, pero no tengo idea de qué hacer. El sol del verano, el canto de las cigarras... Todos esos ingredientes eran motivo de ansiedad. Ya hasta el campeonato escolar había terminado con un campeón. ¡¿Por qué no tenemos un poco más de tiempo?!

Al menos hasta que Haruhi esté completamente satisfecha.

Haruhi había tachado todos los elementos de su lista.

El día anterior, habíamos entrado en un cementerio en medio de la noche para dar por terminadas nuestras actividades del verano con la "prueba de valentía." No vimos fuegos fatuos ni fantasmas. Lo único digno de atención en aquel lugar, era la expresión aterrada de Asahina-san.

"Con eso, ya todo está listo."

Acababa de pasar el mediodía del treinta de Agosto, y nos encontrábamos sentados en la ya familiar cafetería.

Haruhi miraba el trozo de papel como si estuviera tratando de encontrar el tesoro perdido de Tokugawa en un mapa, con una expresión tan firme en el rostro que parecían trazos de tinta sobre una página. Estaba satisfecha, pero al mismo tiempo no quería que aquello terminara. En realidad yo también habría hecho lo mismo. Todavía quedaba un día más de vacaciones.

¿Entonces el verano sí iba a terminar? En ese momento, era muy escéptico al respecto; quizá demasiado escéptico. Claro que cualquiera correría el riesgo de volverse esquizofrénico al pasar dos meses en aquella estúpida organización al mando de una líder maníaco. Yo deseaba sinceramente que se calmara un poco, particularmente cuando Asahina-san estaba sola conmigo, eso haría mi vida... No, no, no, debo dejar de pensar en eso, ya que podría volver a pasar lo mismo de antes.

"¿Hmm- eso es todo-?"

Haruhi apuñalaba una y otra vez con la cuchara la bola de helado que flotaba en su refresco. No se la veía muy decidida. Nagato estaba en silencio, observando con atención una rodaja de limón en su vaso de té helado. La manos de Asahina-san estaban apretadas firmemente, la una sobre la otra, en sus rodillas; se veía totalmente derrotada, como un cachorrito al ser reprendido por su amo. Koizumi bebía su café vienés, tan tranquilo como siempre.


Y yo… no tenía nada que decir, y crucé mis brazos mientras pensaba en qué hacer.

"No importa. Ya hicimos suficientes cosas este verano. Hemos estado en toda clase de lugares, usamos yukata, y atrapamos una buena cantidad de cigarras."

Pienso que Haruhi sólo estaba tratando de consolarse. ¡Pero si no está mal! Así como están las cosas, ya hemos hecho bastante. Sentía en lo profundo de mi corazón que Haruhi todavía no estaba lista para cerrar el capítulo del verano. No importaba cuánto tratara de ocultarlo, se estaba engañando ella misma. En su interior, en lo más profundo de Haruhi, quería algo más.

"Y para hoy."

Haruhi me entregó la cuenta-


"Por hoy terminamos. Mañana tienen el día libre; no importa si se quieren quedar en casa a descansar. Nos vemos en el salón del club en dos días."

Sentí un estremecimiento al ver a Haruhi poniéndose de pié y alejándose de la mesa.

No podíamos dejar que Haruhi se fuera a su casa así. Esta vez tenía que haber una conclusión. Si no, el lapso de las dos semanas descubierto por Koizumi y confirmado por Nagato llegaría a su ciclo número quince mil cuatrocientos noventa y nueve. ¿Pero, qué podíamos hacer?

La figura de Haruhi se alejaba de mí en cámara lenta.

¡Justo entonces! De repente, de la nada, inesperadamente-

La sentí.

Esa extraña sensación de "¿dónde ve visto esto?" regresó. La que sentí en ese momento llegó con una oleada de vértigo de una magnitud inimaginable, comparada con las que había sentido antes. Era una sensación de déjà vu como ninguna otra. Sabía lo que era porque ya la había vivido antes miles de veces. Agosto treinta. Sólo un día más.


Debía ser algo en las palabras de Haruhi que me había afectado subconscientemente. ¿Qué era, qué era, qué era~?


"¿Estás bien?"

Alguien estaba diciendo algo. Las palabras de Koizumi también debían darme alguna clave. Algo que quedaba pendiente por cumplir y le preocupaba...


Haruhi ya estaba lejos de su asiento y lista para salir corriendo como un huracán. No podíamos dejarla ir, o no habría ningún cambio en nuestra situación. ¿Ya había hecho algo en el pasado para cambiar este escenario? Escena tras escena pasaban frente a mis ojos como diapositivas. Todo lo que habíamos hecho en las últimas dos semanas...


Y las cosas que no habíamos hecho.

No había tiempo de pensar. Tenía que decir algo. No importaba qué tan trivial, ¡Sólo dilo ya!

"¡Yo todavía tengo un grave problema!"

Nota mental: no había que decirlo gritando. Pensándolo con cabeza fría un poco más tarde, aquello fue algo que ojalá hubiera podido borrar de mi hipocampo instantáneamente. Los clientes y las meseras, así como Haruhi, que ya había llegado hasta la puerta, voltearon sus cabezas para mirarme.

Las palabras salían de mi boca directo desde mi cabeza.

"¡Así es, la tarea!"

Todos en la cafetería estaban asombrados por mi ruidosa declaración.

"¿De qué diablos estás hablando?"

Haruhi se me acercó, como observando a un maniático.

"¿Problema? ¿La tarea?"

"No he hecho nada de las tareas que nos dejaron para el verano. No puedo terminar el verano sin hacerlas."

"¿Estás loco?"

Adoptó una expresión de completo disgusto ante mi idiotez. ¡¿Qué importa, qué importa?!

"¡Hey! ¡Koizumi!"

"¿Sí, qué pasa?"

Koizumi parecía asustado.

"¿Qué hay de las tuyas?"

"Casi nada, porque hemos estado haciendo cosas todo el verano. Todavía me falta casi la mitad."

"Entonces vamos a hacerlas juntos. ¡Nagato también, no debes haberlas terminado!"

Antes de que Nagato pudiese responder, extendí mi mano hacia Asahina-san, que tenía la boca tan abierta como una marioneta en uno de esos teatros.

"¿Asahina-san, por qué no vienes tú también? Vamos a terminar con esas tareas para el verano de una vez por todas."

"Ehh..."

Asahina-san era una sempai, por lo que sus tareas eran diferentes a las de nosotros, claro que eso no tenía importancia en ese momento.

"¿Pero... pero... do-... dónde?"

"Vengan a mi casa. Traigan sus notas y los libros, y podemos hablar mientras las hacemos. Nagato, Koizumi, déjenme copiar lo que ya tienen terminado."

Koizumi asintió.

"¿Nagato, qué dices?"

"Sí."

Con la cabeza inclinada, asintió y me miró fijamente.

"¡Muy bien! ¡Entonces nos vemos mañana! Vamos a comenzar en la mañana, creo que podemos terminarlo todo en un día si nos damos prisa."

Pero mientras decía esto sosteniendo mi puño en alto-

"¡Alto ahí!"

Haruhi, con las manos en la cintura y una expresión de orgullo, volvió hasta nuestra mesa.

"¡No decidas esto por tu propia cuenta! ¡Yo soy la comandante! ¡Tienes que preguntarme para ver si estoy de acuerdo! ¡Kyon, cualquier miembro que tome decisiones por su propia cuenta está ofendiendo seriamente las reglas de la Brigada!"

Una vez dicho eso, Haruhi me miró y gritó:

"¡Cuenten conmigo!"

Ya había amanecido.

Creo que ya lo tengo. Cuando me levanté de mi cama, sabía que ya habíamos salido de ésa.

Lo sabía porque recordaba que había vuelto del viaje al campo cuando el O-bon estaba terminando, y podía recordar las actividades de Agosto, como la piscina, la cacería de cigarras y esas cosas. De todos esos recuerdos, los mejores eran los del día inmediatamente anterior, que todavía estaban muy claros en mi mente.

El día anterior había sido el treinta y uno de Agosto, y ya era el primero de Septiembre.

Mis recuerdos me decían que, en el último día del verano, habíamos tenido la reunión de estudio de la Brigada SOS en mi cuarto. Recordaba también la gran sensación de fatiga. Fue bastante tediosos tener que copiar todas aquellas respuestas, y apenas podía imaginar lo que hubiese pasado de haber tenido que resolverlas yo solo. Cuando me había acostado en la cama por la noche, mi cerebro sólo estaba seguro de una cosa: que mis barras de HP, MP, y LIMIT estaban tan bajas, que el más mínimo golpe habría sido suficiente para dejarme muerto allí mismo.

Haruhi llevó una gran pila de papeles hasta mi cuarto y me dirigió una fría mirada, al verme sepultado en tareas con mi lapicera automática en la mano. Koizumi, Nagato, y Asahina-san se dedicaron a jugar con mi hermanita.

"Sólo no las copies igual."

Haruhi siguió hablando y presionando los botones del control mientras jugaba con mi hermanita:

"Resúmelo un poco, y asegúrate de dar algunos pasos adicionales al despejar las ecuaciones. No todos los profesores son idiotas. A Yoshizaki-sensei, el de matemáticas, le gusta fijarse en pequeños detalles. Claro que las soluciones de Yoshizaki no son precisamente de lo más genial que hay."

Al tener a cinco personas además de mi hermanita metidas en mi cuarto, el calor era insoportable; si además añadimos a mi mamá, que venía todo el rato a traer comida, postres y jugo, eso sólo le añadía más leña al fuego. A diferencia de nosotros, que estábamos a punto de sufrir de túnel carpiano por el esfuerzo en las manos, Haruhi se estaba divirtiendo. ¡Sólo mírenla! Los gobernantes deben de mirar a sus peones con esa misma sonrisa en la cara. Quién sabe qué tiene en la cabeza. Haruhi decidió ofrecer su ayuda a Asahina-san para escribir un ensayo. Si Asahina-san vuelve luego con una "C", la culpa será toda de Haruhi...

Mientras terminaba de recordar todo aquello, me arrastré fuera de la cama. Era un nuevo día, y el comienzo de un nuevo semestre, supongo. Era la primera vez en mi vida que de verdad estaba emocionado porque comenzaba un nuevo semestre.

La clase terminó. El discurso del Director llegó a su final, así como la corta reunión después de clases. Era el primer día de Septiembre. En la escuela había preguntado varias veces "¿qué día es hoy?" y Taniguchi y Kunikida me habían mirado con lástima. Supongo que de verdad es el primero de Septiembre.

Como la cafetería y la tienda de abarrotes cercana todavía no abrían, Haruhi había ido a almorzar al restaurante ubicado cerca del patio de la escuela. En el salón del club sólo estábamos Koizumi y yo.

"Suzumiya-san es como uno de los maestros del renacimiento. Sin duda ha tenido una mente genial desde pequeña, así que las tareas de verano no son ningún reto para ella. A una persona así no le importa compartir el resultado de su trabajo con sus amigos, ya que por su habilidad para realizarlos ella sola, no representan ningún problema."

Después de escuchar la explicación de Koizumi, moví una de las sillas plegables al lado de la ventana. Estábamos en el salón del Club de Literatura, era el día de las inducciones, así que podríamos haber empacado nuestras maletas e ido a casa, pero se me había antojado tomar un desvío para pasar por el salón del club, y me había encontrado a Koizumi por el camino. Lo más impresionante e importante era que Nagato no estaba allí con nosotros. Aunque nunca dijo nada, las vacaciones de verano debieron haber sido muy agotadoras para ella.

Hubo un cambio en el control territorial de las cigarras. Las cigarras nocturnas comenzaron a reemplazar a las cigarras pardas. El final del verano era ya un hecho. Sin embargo-

"¡Es como un sueño! ¡Habíamos vivido el final de Agosto más de quince mil veces!"

"No hay razones para pensar lo contrario."

Koizumi comenzó a barajar un mazo de cartas con su habitual sonrisa.

"No tenemos ningún recuerdo en común de lo que pasó en esos quince mil cuatrocientos noventa y siete ciclos fallidos. No existen es nuestro mismo eje del tiempo. Sólo los que conservamos de la repetición número quince mil cuatrocientas noventa y ocho han permanecido en este plano temporal."

Quizá eso sea cierto, pero yo pude ver algunas pistas, como esa sensación de familiaridad que me golpeó tantas veces, especialmente en esa última ocasión. Quizá fueron un regalo de los "nosotros" de las repeticiones anteriores que quedaron fijos en el tiempo. ¿Sería muy raro decir que eran del pasado? No importa si era ahora o antes, el tiempo parecía más bien un remolino que daba vueltas y más vueltas.

Bueno, fue gracias a los “yo” de esas miles de vueltas que el “yo” actual pudo volver a la normalidad. Si no lo pienso de esa manera, entonces los miles de días de verano que viví, por cortesía de Haruhi, van a parecer un enorme desperdicio.

Por no mencionar los ocho mil setecientos sesenta y nueve “yo” que sufrieron aquel reinicio.

"¿Quieres jugar al póquer?"

Koizumi comenzó a repartir las cartas como un ilusionista aficionado. Darle gusto no le va a hacer daño a nadie.

"¿Muy bien, pero qué apostamos? Si es dinero, puedes olvidarlo."

"Entonces que no sea dinero."

Parece que yo sólo gano cuando ganar no importa. ¡Escalera real! Por primera vez en mi vida. En el fondo de mi cabeza juré que, si aquel día llegaba a repetirse, la próxima vez apostaría dinero.




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