To Aru Majutsu no Index:NT Volumen4 Periodo 32

From Baka-Tsuki
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Periodo 32[edit]

Incluso aunque se encuentra en el suelo, Kumokawa Maria puede ver esa tormenta.

Los monstruos están peleando en un festín de sangre en medio de las fábricas de plantíos que son rebanados y destruidos. Esto es obviamente distinto al concepto normal de ganar o perder. La defensa no existe, y justo como las palabras lo insinúan, están intentando matarse. Es ese tipo de pelea. Están golpeando, aplastando, atravesando, rebanando, rasgando, y mordiendo a su oponente. Esa batalla tiene todo tipo de acciones destructivas, y ambos continúan peleando a muerte mientras caen al suelo.

Kumokawa Maria grita el nombre de uno de los monstruos.

Pero el hombre no responde.

Un sonido explosivo reverbera, y las dos personas en el aire cambian. Por un lado… parece como si una mujer estuviera siendo devorada por un dinosaurio. La silueta de ese monstruo se resbala repentinamente, y su cuerpo cae por el montón de contenedores antes de aterrizar cerca Kumokawa Maria.

“Qué…” el dinosaurio tendido sobre la nieve parece decir.

“Q-qué está sucediendo… ¿Qué está haciendo la persona que le gusta hacer que los demás se rindan… en un lugar como éste…?”

La criatura similar a un dragón de cuello largo mira a Kumokawa Maria. Su boca que tiene una hilera de largos colmillos, se encuentra abierta.

En ese momento, la chica piensa en ello.

Ese temor.

Lo que experimentó una vez.

Es el mismo sentimiento que cuando vio a la persona sujetando un cuchillo cerca de la entrada de la escuela primaria, cuando fue mirada por esos ojos.

Sin embargo, el arma esa vez no atacó a Kumokawa Maria.

Y esta vez, tampoco.


Arriba, como si intentara usar su mano derecha para incrustarla en la cabeza del dinosaurio, el hombre salta desde el montón de contenedores.

Ese hombre ha perdido su brazo izquierdo, la parte superior de su cuerpo está empapada de sangre, y su piel no está intacta.

Ese hombre usa su propio método para arruinar su propia personalidad.

Es un misterio qué habilidad es usada, ya que su brazo derecho, desde la mano hasta el codo, se incrustan por completo en la cabeza del dinosaurio. El golpe decisivo ha sido dado. El dinosaurio continúa retorciéndose, pero poco después, pierde toda su fuerza. Su cuerpo se detiene por completo. El color de la piel se vuelve transparente, y entonces, comienza a disolverse en la nieve.

El hombre se retira de la cabeza del dinosaurio. Podía esquivar cualquier ataque fatal, pero la pérdida de sangre está a punto de matarlo. Tal vez eso era lo que quería, considerando la posición de sus heridas.

“¡¡¡Sensei!!!”

Kumokawa Maria corre mientras llama al hombre, pero no por su nombre. Mientras tanto, éste cae al suelo y usa sus ojos desenfocados para mirar en dirección en la que proviene la voz. Pero para él, es extraño que ella lo conozca. Seguramente, ha perdido todas sus memorias de antes y después del incidente. ¿En dónde estoy? Mientras piensa en ello, pierde su habilidad para pensar en cualquier otra cosa.

El hombre parece estar viendo a una persona diferente mientras mira el rostro de Kumokawa Maria.

Pierde toda la fuerza de su cuerpo, pero sus labios continúan temblando.

“Lo… lamen…to…” Parece decir.

Inmediatamente después, deja de moverse.

Este hombre seguramente apostó su existencia entera sólo para decir esas palabras.

Probablemente tardó mucho tiempo en pronunciarlas. Siempre era atormentado por ellas, pero ahora finalmente podía liberarlas.

Se había rendido en todo.

Había continuado torturándose incluso hasta llegar a sus límites.

Incluso en ese momento continuó haciéndolo. Continuó peleando hasta su último aliento, todo para decir esas palabras de redención.

El hombre comienza a quedar gradualmente sepultado por la nieve de -20° grados. Percatándose de eso, la chica finalmente habla.

“Lo sabía.”

En este mundo en donde incluso las lágrimas pueden congelarse rápidamente, Kumokawa Maria se inclina levemente.

Su voz se vuelve un grito. Grita todo lo que había mantenido guardado dentro de sí.

“¡¡Lo sabía porque siempre me mantuve al tanto!! ¡¡Hiciste muchas cosas para ayudarnos, e incluso te fuiste en secreto para evitar que nos volviéramos asesinos, sensei!! ¡¡Has estado preocupado por esto por todo este tiempo, acerca de quién había enviado a ese atacante!! ¿¡Sensei, i-irás a ofrecernos disculpas ahora!?”

No recibe ninguna respuesta.

Ni siquiera un asentimiento con la cabeza.

El rostro que está siendo cubierto por la blanca nieve simplemente muestra la sonrisa de un ganador.

“¡¡Pero yo sé cosas que ni siquiera tú sabes, sensei!! ¡¡Esas vidas que salvaste están recorriendo caminos distintos!! ¡¡Todos están agradecidos contigo!! ¡Todos están preocupados por ti! ¡Lo que hiciste no fue en vano! ¡¡No sabemos cuánto te odias a ti mismo, sensei, pero te aseguro que nada de eso fue en vano!!”

Esa sonrisa, esa silueta, se desvanece gradualmente.

El implacable cielo lleno de nieve coloca una capa de blanco sobre esa persona inmóvil.

“¡¡Maldición, no mueras con esa expresión satisfecha!! ¡¡Te golpearé!! ¡¡Te golpearé hasta morir si eso sirve para despertarte!! ¡¡Además, a personas como tú son a las que más odio!! ¡¡Es por eso que tienes que esforzarte ahora!! ¿¡¡Pero… pero por qué simplemente tienes que morir así!!?”

Sufrimiento, lamentos, lágrimas.

En este mundo--- precisamente porque es este mundo--- Kihara Kagun había tomado una decisión, y gracias a ello Kumokawa Maria continúa con vida en este momento.

No es un desperdicio el cambiar su vida por aquellos que eligen rendirse con las suyas.


Todos los Kiharas atormentando a Ciudad Baggage han sido detenidos.

Sin embargo, queda la presencia de otra organización en la ciudad.

GREMLIN.

Una de ellos.

Aparentemente saltando con una pierna mientras avanza, Marian Slingereyer, quien lleva un vendaje mal puesto sobre su ojo, se detiene dentro de la zona de las fábricas de plantíos, y mira fríamente la escena ante ella. Por sus palabras, sabe que Kihara Kagun, no, Bersi, en verdad ha muerto. Habiendo aceptado ese hecho, Marian se tambalea y se apoya contra el muro de un contenedor.

“… ¿Estás… bromeando…?”

Después de escuchar ese murmuro, las personas cerca de Bersi se dan la vuelta. Sin embargo, a Marian Slingereyer no le importa. No importa lo hostiles que se vean los demás, lo único que ella puede ver es a ese hombre siendo sepultado por la nieve.

“¿Po-por qué pensaste que no morirías? O más bien, te enseñé mis habilidades para evitar que eso sucediera. ¿E-entonces, por qué? ¡¡E-es como si murieras repentinamente antes de terminar de resolver un rompecabezas!!”

Tal vez un titubeo como ese no se esperaría de ella.

Para esa maga de GREMLIN que es capaz de modificar humanos vivos y convertirlos en sus propias armas.

Pero eso no es todo.

Ella puede hacer muchas cosas inhumanas a mucha gente, pero para ella, eso es para definir claramente quién es amigo y quién es enemigo. Podría ayudar a sus enemigos, podría traicionar a sus amigos, pero esas cosas triviales no tienen nada que ver con esto. Marian Slingereyer es el tipo de persona que destruiría el mundo entero por el bien de aquellos a los que reconoce como aliados.

“¿Yo…? ¿Te empujé por este camino…? No, no es eso. No eras ese tipo de persona. Incluso si no te lo hubiera enseñado, hubieras tomado un camino diferente para completar este rompecabezas. ¡Eras ese tipo de persona! ¡Y es justamente por que eras ese tipo de persona que quería evitarte!”

Marian confronta esto claramente.

La muerte de su compañero.

“¿Po-por qué…?”

No.

Incluso si la confronta directamente, no puede aceptarla.

“¿¡¡¡Por qué está sucediendo estoooooooooooooooooooo!!!?”

Entonces, ocurre un cambio repentino.

De pronto, en el espacio a su alrededor que supuestamente estaba vacío, algo aparece.

El teléfono de Marian Slingereyer comienza a sonar. No recibe la llamada, sino que la cambia por un mensaje mágico.

Othinus.

El nombre del dios principal en la mitología nórdica. La voz de la Majin de GREMLIN resuena.

“¡¡¡No puedes hacerlo, Marian!! ¡Estás usando demasiada fuerza! ¡¡Los experimentos en los que hemos avanzado hasta ahora se derrumbarán si sigues con esto!!”

“…Eres irritante.” La chica morena murmura.

Su voz lleva un tono vengativo, e incluso ignora a la Majin.

“Si hubiera usado mi fuerza desde el principio, esto no hubiera sucedido. Si una Majin como tú hubiera aparecido aquí, Bersi no hubiera muerto. Y lo mismo va para mí.”

“Tú… ¿¡¡No me digas que piensas usar eso!!?”

“Por supuesto que sí. ¿No tengo que usarlo? ¡¡Ya es muy tarde para cualquier otra cosa, así que simplemente acabemos con esto!! ¿Qué me importan los experimentos? ¿¡Qué me importa GREMLIN!? ¿¡¡Qué me importa un Majin!!? ¿¡Ah!? ¿¡¡¡¡Cómo podría aceptar esto sin matar a todos en Ciudad Baggage responsables de la muerte de Bersiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!?”

Marian Slingereyer grita mientras mete la mano en su overol.

Pero no saca una herramienta de oro.

Saca una espada enfundada.

Dáinsleif.

En la mitología nórdica, es una de las señales de la guerra final, el Ragnarok. Es una espada mágica legendaria con la que la humanidad podía comenzar una guerra para continuar con el Ragnarok y así provocar la destrucción más grande al blandirla.

El creador sabe más que nadie lo terrible que és, por eso su nombre. Pero en ese momento, la chica sujeta la empuñadura de la espada sin vacilar.

La sujeta fuertemente, y grita.

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“Ahora, digan sus plegarias. ¡¡¡Usaré estos millones de cráneos como parte de la tumba de Bersi!!!”


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