Zero no Tsukaima Español:Volumen1 Capítulo2

From Baka-Tsuki
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Louise La Zero

Cuando Saito se despertó, lo primero que vio al abrir sus ojos era la ropa interior que Louise se había quitado.

De alguna manera había terminado en plena vista, después de haber sido tirado sin ningún cuidado.

Louise todavía estaba dormida en la cama, roncando suavemente. Su cara cuando dormía era simplemente angelical. Ahora ella parecía mucho mas infantil. Ella era una chica molestosa y ruidosa, y cuando habla siempre era “noble” esto, “mago” lo otro; pero cuando dormía, era muy linda. Saito casi deseaba que se quedara así por siempre.

Entonces la realidad lo golpeo. “Así que lo de ayer de verdad NO fue un sueño.” El se había quedado pensado que cuando se despertase, se iba a encontrar de vuelta en su habitación, pero, obviamente, eso no había pasado. Se sentía desanimado.

No obstante, era una mañana refrescante. Una luz deslumbrante estaba iluminando la habitación.

La incesante curiosidad de Saito resurgió. Pensándolo bien, esto es una especie de viaje turístico. ¿Me pregunto qué clase de mundo es éste? Aunque no me gusta la idea de ser el familiar de una maga grosera que ronca, yo debería intentar hacer lo mas que yo pueda de esta situación.

Primero, le dio un jalón a la manta de Louise.

-¿Q-qué? ¡Qué esta pasando

-Ya es de día, milady.

-¿Eh? O-Oh… Espera, ¡¿Quién eres tu?!

Gritó Louise sin poder articular bien las palabras. Su expresión estaba en blanco mientras su voz se bajo a un murmuro que daba pena.

“¿Estará bien esta chica?”

-Hiraga Saito.

-Oh, el familiar. Es cierto, te invoqué ayer, ¿no?”

Louise se incorporó y bostezo. Entonces le ordeno a Saito: -Ropas.

Saito le tiro el uniforme que estaba tendido sobre una silla. Louise empezó a desnudarse torpemente.

Saito rápidamente para esconder su cara que se estaba sonrojando.

-Ropa interior.

-Có-coge eso tú misma.

-Está en la gaveta mas baja… De ese armario… Allí.

Parecía como si planeaba usar a Saito lo mas que pudiese.

Mordiéndose la lengua, el fue a la gaveta indicada. Había una vista increíble, estaba repleto de ropa interior. Era la primera vez que el veía la ropa interior de una mujer, a excepción de su madre. Cogiendo un uno al azar, el lo tiro por encima de su hombro sin ver hacia atrás.

Una vez que Louise terminó de ponerse la ropa interior, murmuro otra orden:

-Ropas.

-Pero si te las acabo de dar.

-Vísteme.

-No te pases.- Saito se dio la vuelta para quejarse, sólo para encontrarse a Louise sentada, adormilada, solamente con la ropa interior que le había lanzado antes. De repente no supo a donde mirar.

Louise puso mala cara.

-Tal vez no sepas por que no eres mas que un plebeyo, pero los nobles nunca se visten ellos mismos si hay un sirviente disponible.

Eso le molestó.

-Lo menos que puedes hacer es vestirte tu sola.

-Bien, entonces. Como castigo para un familiar irrespetuoso; no desayunarás.- declaro Louise, levantando un dedo triunfante.

Sin ganas, Saito recogió la blusa.


* * *


Cuando salió de la habitación con Louise, vio tres puertas de madera idénticas a lo largo de la pared. Una de las puertas se abrió, y de ella salió una chica con un pelo rojo llameante. Era más alta que Louise, debía de ser más o menos como Saito. Tenía una atmósfera bastante coqueta. Su cara era atractiva, y tenía un pecho cautivante. Sus senos eran como dos melones.

Los dos primeros botones de su blusa estaban desabrochados, dejando al descubierto un impresionante escote que atraían a los ojos. Su piel estaba bronceada, dándole una especie de vida y belleza natural.

Su altura, color de piel, atmósfera y tamaño de sus senos… Hacían un gran contraste con Louise, quien no tenia estos encantos.

Cuando vio a Louise, una amplia sonrisa se dibujó en su cara.

-Buenos días, Louise.

Louise le devolvió el saludo con el ceño fruncido.

-Buenos días… Kirche.

-¿Es ese… Tu familiar?- Preguntó Kirche con un tono como de burla, señalando a Saito.

-Así es.

-¡Ajaja! ¡Así que de verdad es un humano! ¡Eso es asombroso!

Saito se resentía de ese comentario. “Perdoname por ser humano. ¿Qué eres tú entonces?” Miró fijamente a su pecho. “Tu no eres mas que un alien con senos grandes. Si, un alien con s-s-senos muy grandes.” Su mirada se intensifico.

-Sólo tú podías invocar a un plebeyo con ‘Summon servant.’ ¿Que mas se podía esperar de Louise la Zero?

Las blancas mejillas de Louise se sonrojaron a un roja vino.

-Cállate.

-Yo también invoqué a un familiar ayer. Y a diferencia una cierta persona, lo hice en mi primer intento.

-¿De verdad?

-Y, si vas a tener un familiar, tiene que ser uno bueno. ¡Flame!

Kirche llamó a su familiar triunfante. De su habitación, un lagarto rojo oscuro salió arrastrándose. Una ola de calor golpeó a Saito.

-¡Uwah! ¿Qué rayos es esa cosa roja?

Kirche sonrió.

-¡Ohoho! ¿No me digas que es tu primera vez viendo a un lagarto de fuego?

-¡Pero ponle una cadena o algo! ¡Es peligroso! ¿Y que exactamente es un lagarto de fuego?

-No te preocupes. Mientras yo le ordene que no lo haga, no atacara. ¿No estas siendo algo cobarde?

Kirche se llevó la mano a la barbilla e inclino su cabeza hacia un lado de forma provocativa.

Esa criatura era al menos tan grande como un tigre. La punta de su cola estaba envuelta en fuego, y su boca botaba chispas y pequeños llamas inconscientemente.

"No te preocupes. Mientras yo le ordene que no lo haga, no atacara. ¿No eres tu un gran cobarde?"

-¿No tienes calor estando tan cerca de él?- Preguntó Saito. El se calmo y lo volvió a mirar. -Wow, es un monstruo... Fantástico!

-En verdad, esta bastante fresco para mi.

-¿Es eso una salamandra?- Preguntó Louise, celosa.

-¡Estas correcta! ¡Un lagarto de fuego! Mira la cola. ¡Una llama tan viva y grande quiere decir que proviene de Las Montañas de los Dragones de Fuego! ¡Es cómo una marca de fábrica! ¡Ni los coleccionistas le podrían poner precio a esto!

-Que bien.- Dijo Louise con voz amarga.

-¿No crees? ¡Encaja perfectamente con mi afinidad!

-Tú afinidad es el fuego, ¿no?

“Pues claro. Después de todo, soy Kirche la Ardiente. El fuego de la pasión gentilmente ardiente. Por donde quiera que vaya, los chicos caen ante mis pies. A diferencia de ti, ¿Verdad?

Kirché sacó se pecho hacia afuera en su orgullo. No queriendo perder, Louise hizo lo mismo, pero la diferencia de volumen era bastante triste.

A pesar de eso, Louise miró mal a Kirche. Parece que ella de verdad odiaba perder.

-Yo no tengo el tiempo de coquetear con todo el mundo que veo, a diferencia de ti.

Kirche solo dio una sonrisa calmada. Después, giro hacia Saito.

-¿Y cómo te llamas?

-Hiraga Saito.”

-¿Hiragasaito? Que nombre más raro.”

-¡Oye!”

-Bueno, ya me voy.”

Acarició su rojo pelo y se marchó rápidamente. La salamandra la siguió con un lindo movimiento que resultaba raro en una criatura de ese tamaño.


En cuanto desaparecio, Louise sacudió su puño fuertemente en su dirección.

-¡Ooh, esa chica si que me irrita! ¡Sólo por que invocó a una salamandra de Las Montañas de los Dragones de Fuego! ¡Argh!

-Tranquilízate, es sólo una invocación.

-¡No, no lo es! ¡Puedes determinar el verdadero poder de un mago solo mirando a su familiar! ¿Por qué es que esa idiota consiguió una salamandra, mientras yo te tengo a ti?

-Ayy, perdona por ser humano. Pero tú también eres una, ¿sabes?.

-¡Comparar a un mago con un plebeyo es como comparar a un lobo y un perro!- Dijo Louise indignada.

-…Esta bien, Esta bien. A propósito, ella te acaba de llamar ‘Louise la Zero’, pero ¿qué significa el ‘Zero’? ¿Es ese tu apellido?

-¡De ninguna manera! ¡Mi nombre es Louise de la Vallière! ‘Zero’ es sólo un apodo.

-Un apodo, ¿eh? Puedo entender por que a ella le llaman ‘La Ardiente’, pero, ¿por que eres tu ‘La Zero’?

-No necesitas saberlo.- Contestó Louise algo incómoda.

-¿Es por tus senos?- Preguntó Saito, echando una mirada a Louise. -Sip, tan plana como una tabla.

La mano de Louise voló hacia él, pero la consiguió esquivar.

-¡Vuelve aquí!

-¡No me golpees!

¿Una bofetada?

Eso me recuerda… Esta chica… Ayer, aunque todos los demás se fueron volando, ella camino. Y ayer en la noche, cuando la agarré, me dio una patada en la ingle.

Si de verdad deseara regañarme, ¿no sería mejor utilizar magia en vez de golpearme o patearme? Eso sería más eficaz, y más típico de un mago. ¿Por que será? Se preguntaba Saito.

* * *

El comedor de La Academia de Magia de Tristain era el mas céntrico y alto de todos los edificios en el campus. Adentro, tres mesas extremadamente largas estaban colocadas en paralelo una al lado de la otra. Cada una de ellas parecían como si pudieran acomodar fácilmente a cien personas. La mesa en la que Louise y todos los demás del segundo año se sentaban era la del medio.

Al parecer los estudiantes se podían identificar según el color de sus capas. Mirando desde la entrada, todos los que estaban sentados a mano izquierda parecían ser más mayores y llevaban capas de color morado; los de tercer año.

Los estudiantes que estaban sentados a la derecha llevaban capas de color marrón; los de primer año. Así que son como jerséis para cada año. Pensó Saito.

Cada uno de los magos de este colegio, tanto estudiantes como profesores, se reúnen aquí para desayunar, comer, y cenar.

En un piso más alto, se podían ver a los profesores gozando de una entretenida charla. Todas las mesas estaban magníficamente decoradas.

Había un montón de velas, ramos de flores, cestos llenos de frutas…

Saito se quedó con la boca abierta del asombro ante la grandeza del comedor. Louise levantó su rostro y comenzó a explicarle. Sus pequeños ojos brillaban con picardía.

-La Academia de Magia de Tristain no sólo enseña magia, ¿Sabias?

-Claro…

-La mayoría de los magos son nobles. Hay un refrán que dice ‘los nobles alcanzan la nobleza con el uso de la magia” esa es la fundación de la educación que recibimos como nobles. Por eso, nuestro comedor también debe ser digno para la posición de un noble.

-Está bien…

-¿Entiendes? Normalmente un plebeyo como tú nunca pisaría la comedor de Alvíss*. Agradecemelo.


[*NdT: Alvíss: era un enano en la mitología nórdica que fue convertido en piedra por Thor.]

-Claro… Eh, espera, ¿Qué es un ‘Alvíss’?

-Es el nombre que para las personas pequeñas. ¿Ves todas esas estatuas de allí?”

Donde ella señaló, alineadas cerca de la pared había una fila de estatuas muy elaboradas de personas pequeñas.

-Están bien hechas. Err, esas cosas no… o sea… no vuelven a la vida o algo por la noche, ¿verdad?

-Oh, ¿Ya lo sabías?”

-¡¿Así que lo hacen?!

-Bueno, ellos bailan. Pero ya es suficiente de esto, saca mi silla, podrías? No eres un familiar muy competente,- Louise comento, cruzando sus brazos e inclinando su cabeza hacia un lado, lo que hizo que su cabello de color fresa undulara. “Ah bueno, damas primero”. Saito le saco la silla de Louise para que ella se sentara.

Louise ni si quiera se lo agradeció cuando se sentó. Saito también saco una silla para el y se sentó.

-¡Esto es increíble!- Gritó Saito. Era demasiado grandioso para un desayuno. Un gran pollo asado estaba tentando a Saito. Aparte de eso, también había vino y una tarta horneada en la forma de una trucha.

-¡No me puedo comer todo esto! ¡Si lo hago me muero! ¡Oye, Señorita!- Saito topó el hombro de Louise, sólo para encontrarse con una penetrante mirada. -¿Qué?- Preguntó Saito dudoso. Louise no le quitó la mirada de encima. -Claro, me estoy adelantando. ¡Debo actuar mas como la nobleza! Aunque no soy un noble.

Louise señaló al suelo, dónde sólo había un plato.

-Es un plato.

-Sí. Lo es.

-Hay algo sospechoso en el.

Louise apoyó su barbilla en sus manos y le dijo.

-Sabes, los familiares se suponen que se queden afuera. Tú sólo estás aquí por qué yo lo solicité.

Y así, Saito se encontró sentado en el suelo torpemente, mirando detenidamente al plata en frente a el. En el habían algunos tristes pedazos de carne flotando en una sopa aguada. En la orilla había media rebanada de un pan duro.

Extendiendo su cuello, miró por encima del borde de la mesa.

Solo podía ver con ganas mientras veía el espectacular festín encima de la mesa. Ni si quiera se podía comenzar a comparar con el pequeño plato de sobras.

“O Gran Fundador Brimir y nuestra señora, la Reina, os damos las gracias por esta humilde comida que nos habéis proporcionado esta mañana.”

El harmonioso sonido de esta oración resonó por la sala. Louise también se unió, cerrando sus ojos.


¿Como es eso una ‘humilde comida’?” se quejo Saito para sus adentros, aun mirando fijamente a la comida. pensó Saito quejandose. Eso es aún más grande que un banquete. Si alguien tiene una ‘humilde comida’ aquí, soy yo. Quiero decir, ¿que rayos es lo que hay dentro de este plato? Esto es peor que como alimentarias a una mascota. Saito quería protestar. ¡Hasta los animales en Japon comen mejor que esto!

Irritado por como le trataban, puso una mano encima de la mesa, solo para tener,la abofeteada por Louise.

Saito la miró con resentimiento.

-¿Qué estás haciendo?

-Dame un poco de pollo. ¿Es que no me puedes dar ni un poquito?

-Ahmm… Refunfuñando, Louise le quitó un poquito de la piel y se lo echó en su plato.

-¿Y la carne?

-¡Negada! Ya que esto podría crear un habito, - Louise empezó a comer. Louise comenzó a comer de ese festín con mucho entusiasmo.

-Ah, esta delicioso. ¡Delicioso! Creo que voy a llorar- Murmuró Saito, mientras intentaba comerse su pan duro.


* * *


Las clases de la Academia de Magia eran muy similares a las salas de conferencia de la universidad. Y como todo lo demás, estaban construidos de piedra. Los profesores se encontraban en la mesa de abajo dando clase, y desde la mesa del profesor los asientos de los estudiantes iban ascendiendo como si fueran una escalera, formando un semicírculo. Cuando Saito y Louise entraron, todos giraron simultáneamente sus cabezas hacia ellos.

Y entonces empezaron a reírse. Kirche también estaba allí, rodeada por un montón de chicos.

Ya veo, así que es cierto que sólo con mover un dedo, a todos los chicos se les cae la baba. Y ellos aparte la tratan como a una reina. Bueno, tampoco me sorprende con el cuerpo que tiene. Supongo que los pechos grandes, siguen siendo pechos grandes seas de dónde seas.

Había todo tipo de familiares.

La salamandra de Kirche estaba dormida bajo su silla. Había estudiantes con búhos apoyados en sus hombros. En una ventana, una gigantesca serpiente miraba la clase. Un chico silbó, y la serpiente se retiró, además de eso también había cuervos y gatos.


Pero lo que más atraía la atención de Saito eran las criaturas fantásticas que no existían en su mundo. Estaba cada más excitado. Todas esas bestias se arremolinaban alrededor de él.

Entre ellos vio a un lagarto con 6 piernas. Qué puede ser eso... Saito intentaba averiguarlo a través de los conocimientos que tenía de las bestias fantásticas. ¡Un basilisco! He visto uno en un juego. También había un ojo que flotaba. ¿Qué puede ser eso? Decidió preguntárselo a Louise.

“¿Qué es ese ojo flotante?”

“Un Bugbear.”

“¿Y esa cosa qué parece un pulpo?”

“Un Skua.”

Louise le contestó malhumorada y se sentó. Saito se sentó al lado de ella. Louise lo miró fijamente.

“¿Qué?”

“Ese sitio es para los magos. Un familiar no puede sentarse ahí.”

A regañadientes, se sentó en el suelo. No puedo comer el desayuno con los demás. No me dejan sentarme en esta silla… Paso de estar sentado aquí. Pensó Saito, y volvió a sentarse en la silla.

Louise le miró, pero por esta vez no dijo nada más. La puerta se abrió, y la profesora entró en la clase.

Era una mujer de mediana edad, vestía un traje púrpura bastante voluminoso y un sombrero. Tenía una cara regordeta, redondita, que transmitía sensaciones amistosas.

“¿También es maga esa señora?” Le susurró Saito a Louise.

“¿Es qué no es obvio?” Le dijo Louise volviéndose.

La señora miró a toda la clase y empezó a hablar con una sonrisa en la cara.

“Enhorabuena, parece que las invocaciones de los familiares fueron todo un éxito. A mí, Chevreuse, siempre me llena de alegría ver a los nuevos familiares que se convocan todos los años.”

Louise cerró sus ojos y agacho la cabeza.


“Madre mía. Si que has convocado a un familiar… Peculiar, Srta. Vallière.” Dijo mirando mirando a Saito. El comentario no iba con malicia, pero aún así la clase estallaba de risa.

“¡Louise la Zero! ¡No vale escoger a un plebeyo de la calle, sólo por que no puedas invocar nada!”

Louise ondeó su rosado pelo y se levantó. Y con su suave voz entrada en cólera dijo.

“¡No! ¡Hice todo correctamente! ¡Él fue todo lo que apareció!”

“¡No mientas! Apuesto a que no pudiste lanzar el conjuro de invocación, ¿verdad?”

Los demás estudiantes se rieron entre dientes.

“¡Señora Chevreuse! ¡Me han insultado! ¡Malicorne el “Resfriado” me ha insultado!”

Louise golpeó con su puño la mesa en señal de protesta.

“¿El resfriado? ¡Yo soy Malicorne el Barlovento! ¡Y nunca he cogido un resfriado!”

“Bueno, es que como tienes una voz tan ronca parece que has cogido uno.”

El chico que se llamaba Malicorne se levantó y miró a Louise. Chevreuse los señaló con la varita. Ambos repentinamente de un tirón, como si fueran marionetas, se sentaron.

“Srta. Vallière, señor Malicorne, detengan esta innecesaria discusión.”

Louise parecía desanimada. Toda la vivacidad que había demostrado tener antes parecía haberse evaporado.

“Llamar a los amigos por motes como ‘la Zero’ o ‘el Resfriado’ no es aceptable. ¿Entendéis?”

“Srta. Chevreuse, a mí me lo dicen de broma, pero para ella, es pura verdad.”

De repente unas carcajadas salieron de algún lado de la clase.

Chevreuse miró a toda la clase con una expresión amenazante. Señaló otra vez con su varita y a todos los que se reían le metió en la boca pedazos de arcilla roja.

“Ahora seguiréis la clase en ese estado.”

Esto era una especie de tapón para cualquier arrebato que se pudiera dar.

“Y ahora, empecemos la clase.”

Chevreuse tosió fuertemente, y agitó su varita. Y unos guijarros aparecieron de la nada encima de la mesa.


“Mi nombre runico es ‘Arcilla roja’. Chevreuse la Arcilla Roja. Este año os voy a enseñar todo lo que tenga que ver con la magia del elemento Tierra. ¿Sabe cuáles son los cuatro grandes elementos de la magia, señor Malicorne?”

“S-sí Srta. Chevreuse. Son Fuego, Agua, Tierra, y Viento.”

Chevreuse asintió.

“Y combinados todos ellos con el ahora perdido elemento del ‘Vacío’ forman en total 5 elementos, como ya deberíais saber. Y entre todos estos elementos, la Tierra ocupa una posición extremadamente importante. Esto no lo digo por que mi afinidad sea el elemento tierra, ni por ningún tipo de preferencia personal.”

De nuevo, Chevreuse tosió fuertemente.

“El elemento Tierra es muy importante por que gobierna la creación de toda materia y su constitución. Si ni existiera el elemento Tierra, no podríamos ni producir ni procesar los metales necesarios. Levantar los edificios a partir de las gigantescas piedras y recolectar las cosechas se haría mucho más costoso. De este modo, la magia del elemento Tierra está íntimamente ligada a nuestras vidas.”

Aha, pensó Saito. Así que en este mundo, la magia es como la ciencia o la tecnología en mi mundo. Creo que ya entiendo, por que Louise se siente tan orgullosa de llamarse maga.

“Ahora que cada uno, recuerde que la base de la magia de la Tierra es la ‘transmutación’. Aunque habrá gente que pueda realizar esto desde su primer año, empezaremos desde los fundamentos básicos, para repasarlos una vez más.”

Chevreuse volvió su atención en los guijarros y agitó su varita sobre ellos. Entonces ella susurró un encantamiento, y comenzaron a brillar intensamente. Cuando la luz cesó, los guijarros habían cambiando a trozos brillantes de metal.

“¡¿E-eso es o-o-oro Srta. Chavreuse?!”

Kirche se inclinó hacia delante, poniéndose encima de su mesa.

“No, no. Es simple bronze. Sólo los magos Cuadrangulares, pueden hacer ese tipo de transmutación. Yo sólo soy…”

Chevreuse tosió de una manera bastante presumida. “Una maga Triangular...”

“Louise.” Saito empujó a Louise.


“¿Qué? ¿No ves qué estamos en medio de una clase?”

“¿Qué significa todo eso de magos cuadrangulares y triangulares?”

“Es el número de elementos que pueden llegar a controlar en un conjuro, y también determina el nivel del mago.”

“¿Eh?”

Louise se lo explicó a Saito tranquilamente.

“Mira, por ejemplo, eres capaz de usar la Tierra en un solo encantamiento. Pero si aparte de la Tierra añades el elemento Fuego al conjuro, aumentará exponencialmente el poder del mismo.”

“Oh, ya veo.”

“Los magos que pueden usar dos tipos de magia diferentes como lo son el Fuego y la Tierra, son llamados magos Lineales. La Srta. Chevreuse puede llegar a combinar tres elementos juntos, Tierra-Tierra-Fuego, es un mago Triangular.”

“¿Y qué pasa cuándo agregas el mismo elemento?”

“Se refuerza el elemento haciéndolo más fuerte.”

“Ya veo, en otras palabras, la profesora de allí tiene un gran poder, por que es una maga Triangular, ¿no?”

“Así es.”

“¿Y cuántos elementos puedes añadir, Louise?”

Ella no le contestó.

“En ese instante la profesora se dio cuenta de que estaban hablando.”

“¡Srta. Vallière!”

“¿S-sí?”

“Por favor deje la charlita para otro momento.”

“Lo siento…”

“Ya que tienes tanto tiempo para hablar, ¿por qué no me demuestras lo qué sabes hacer?”

“¿Eh? ¿Yo?

“Sí, Intenta cambiar estos guijarros por un metal que tú quieras.”


Louise no se levantó. Estaba allí sentada, parecía estar preocupada y nerviosa.

“¡Eh, vamos! ¡Te está señalando a ti!” Le decía Saito mientras le daba codazos.

“Srta. Vallière, ¿ocurre algo?”

La Srta. Chevreuse la volvió a llamar otra vez, pero Kirche entonces le dijo preocupada.

“Esto…”

“¿Sí?”

“Creo que sería mejor que no la deje…”

“¿Y eso por qué?”

“Por que es peligroso.”

Le respondió Kirche. Todos los demás alumnos asintieron.

“¿Peligroso? ¿Por?”

“Es la primera que vez que da clase a Louise, ¿verdad?”

“Sí, pero escuché que se esfuerza mucho. Ahora, Srta. Vallière. No se preocupe, sólo inténtalo. No conseguirás nada positivo si no aprendes de tus errores.”

“¡Louise, no!” Gritó Kirche, con cara pálida.

Pero Louise se levantó.

“Lo haré.”

Con una expresión nerviosa, fue bajando hasta llegar al frente de la clase.

Chevreuse se puso al lado de Louise y sonrió.

“Srta. Vallière, has de visualizar perfectamente en tu mente el metal en el cual piensas transmutar estos guijarros.”

Asintiendo inocentemente, agitó su varita. Nunca había parecido tan adorable como en ese instante cuando empezó a mover sus labios para recitar el conjuro –Parecía de otro mundo.

Aún sabiendo cual era su verdadera personalidad, Saito por un momento notó que el ritmo de su corazón aumentaba al mirarla.


El sol de la mañana que entraba a través de la ventana, se reflejaba en el rosado pelo de Louise de una manera preciosa. Sus ojos rojizos parecían joyas, y su piel se tiñó de un blanco puro. Y su pequeña nariz era propia de la nobleza.

Sólo si sus pechos fueran un poco más grandes, sería perfecta... No, demasiado bonito para ser real. Pero por muy guapa que sea, su personalidad es una verdadera tortura. Se lamentó Saito.

Pero aunque él estaba sentado, los demás estudiantes debido a alguna razón estaban escondidos debajo de sus mesas. ¿No ven lo bonita qué es? Aún así no parece ser muy popular tampoco. La llaman “la Zero” y se ríen de ella. Aunque las chicas de aquí tampoco es que sean una belleza. Sólo Kirche es rival para ella.

Louise cerró los ojos, pronunció una pequeña frase y agitó su varita. De repente los guijarros estallaron. La ráfaga cogió de lleno a Chevreuse y a Louise y las lanzó contra la pizarra, todo el mundo empezó a gritar.

Los familiares asustados se sumaron al caos. La salamandra de Kirche se despertó de repente y levantándose sobre sus piernas, respiró el fuego. La explosión asustó al manticore que salió a escape por la ventana rompiéndola. A través del agujero, la serpiente gigante que había estado mirando a escondidas se tragó a unos cuantos cuervos.

La clase esta en un caos absoluto.

Kirche se levantó y señaló a Louise.

“¡Esto es por lo que le dije que hubiera sido mejor que la dejara estar!”

“¡Demonios, Vallière! ¡Evitanos la pena y abandona el colegio de una vez!”

“¡Mi 'Lucky' fue devorado por una serpiente! ¡Lucky!”

Saito estaba en estado de shock.

La Srta. Chevreuse no podía moverse de donde estaba. De vez en cuando hacía algún que otro movimiento, así que no estaba muerta.

Una Louise llena de hollín se levantaba poco a poco. Era una vista lamentable. A través de su blusa totalmente rasgada se podía ver su pequeño y delgado hombro, al igual que las panties que asomaban por culpa de los arañazos en su falda.

No obstante, era una chica increíble.

Louise no parecía desconcertada tras el alboroto que hubo en la clase. “Parece que he arruinado esto un poco…” Dijo ella, con una fina voz.


Por supuesto, ese comentario tenía una respuesta muy sencilla por parte de los estudiantes.

“¡Eso no es arruinar un ‘poco’! ¡Louise la Zero!”

“¡Tus probabilidades de éxito siempre serán ZERO!”

Saito comprendió entonces por que la llamaban la Zero.


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