Spice & Wolf ~Versión Española~: V01 Cap 05

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Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Barbsicle.

Estado[edit]

Traducido por Anondorf 16:44 14/07/09

Edición al 0%.

Capítulo 5[edit]

Marhait era un respetable hombre de negocios que poseía numerosas tiendas establecidas en otros países. Aunque se quedó en estado de shock y no fue capaz de articular palabra después de que Lawrence le explicara la situación, inmediatamente fue capaz de tranquilizarse y sopesar la situación. Marhait no culpaba a Horo, que había sido capturada por la Compañía Medioh, ni tampoco culpaba a su compañero Lawrence. El foco de su atención parecía estar completamente dirigido hacia proteger los intereses de la Compañía Milone en la la situación presente.

“No hay razón para dudar de que esto es una carta de amenaza. Establece que si usted, señor Lawrence, no desea que su compañera sea entregada a la Iglesia, debe cesar todas sus actividades y no intentar nada precipitado.”

“Querrán decir que tenemos que mantenernos al margen hasta que las negociaciones con las Trenni de plata terminen. Sin embargo, eso no significa que incluso después de que las negociaciones estén terminadas no vayan a enviarla a la Iglesia.”

“Exactamente. Más aún, estamos en posición de perder enormes cantidades en tanto ya hemos invertido mucho en las Trenni de plata. Ello se debe a que las Trenni de plata están abocadas a sufrir una depreciación de su valor”

En semejante situación, apenas había elección. Si no querían quedarse ahí sentados y esperar el desastre, tenían que tomar la iniciativa y emprender la ofensiva.

Y las posibilidades de elegir lo anterior eran igual a cero.

“Parece que sólo tenemos una opción: atacar primero, ¿cierto?”

Marhait suspiró profundamente tras oir las palabras de Lawrence. Asintió y respondió:

“No obstante, la situación no se resolvería del todo simplemente rescatando a su compañera. Incluso aunque la escondiéramos, una vez la Iglesia reciba alguna pista y empiece a registrar la zona, no tendremos más remedio que comportarnos como ovejas dóciles y obedecerles. Su compañera no tiene dónde esconderse en esta ciudad.”

“¿Qué me dice de escapar fuera de la ciudad?”

“Las afueras de la ciudad son una vasta pradera, de modo que a menos que sea una persona con suerte...Si les atrapan fuera de la ciudad, no habrá esperanza de salvarles. Incluso si huyen a otra ciudad, existe la posibilidad de que les denuncien. En tal caso, la situación se nos saldría de las manos.”

Las circunstancias sólo podían describirse como irremediables. Incluso si accedíamos obedientemente con la Compañía Medioh y cesábamos todas las actividades hasta que hubieran conseguido sus beneficios, probablemente entregarían a Horo a la Iglesia de todas maneras. Para ellos, conducir una compañía extranjera a la ruina no les planteaba ninguna desventaja. De hecho, cuanta menos competencia mejor.

Aun así, incluso si el lado de Lawrence hiciera el primer movimiento, resultaría en una capa sobre capa de dificultades. No, la situación no podía siquiera describirse con la palabra “difícil”. Ahora mismo todas las posibilidades que tenían eran acciones precipitadas y arriesgadas.

“¿Acaso no hay ninguna otra salida mejor?”

Dijo Marhait suavemente, como hablando consigo mismo.

“Juzgando por la presente situación, no me atrevería a pensar siquiera en proteger los intereses de la compañía, ni siquiera somos capaces de prevenir una acusación contra nosotros.”

Lawrence sólo podía sentirse como si estuviera sentado en un cojín de espinas mientras escuchaba a Marhait. Si con inclinar su cabeza en silencio pudiera darle invertir la suerte del momento, estaría dispuesto incluso durante largo tiempo. Los hombres de negocios no poseían el orgullo de caballeros y aristócratas. Mientras hubiera dinero de por medio, eran capaces de llegar tan lejos como para lamer la punta de los zapatos de otra persona. Por tanto, Lawrence no pensaba que las palabras de Marhait estuvieran motivadas por el sarcasmo o la burla, y en cambio sintió que no era más que el análisis de la situación actual. De hecho, las palabras de Marhait estaban efectivamente transmitiendo la situación a la que se enfrentaban.

“Lo que necesitamos es un as bajo la manga”.

“Usted puede pensar eso, sin embargo, aunque aplicáramos más fondos en esta inversión, el beneficio que ganamos por ello es escaso. Lo que podemos hacer es escribir una queja a la Iglesia diciendo que la Compañía Medioh tiene a tu compañera...No obstante, si hacemos eso, podría resultar en un montón de complicaciones para usted, y en el peor caso sería la posibilidad de que le obligaran a afirmar cosas desfavorables sobre nosotros.”

“Pienso...que es una posibilidad”.

Lawrence sintió que decir una mentira ahora no tendría ningún sentido de todas formas, así que respondió como tal. No estaba dispuesto a abandonar la idea de rescatar a Horo, Sin embargo, todo podría resolverse si efectivamente abandona la idea, y eso era un hecho indiscutible. Marhait debía haberse percatado igualmente de ello. Estaba claro que , una vez que no hubiera más salida, sin duda insistiría en que Lawrence desistiera de salvar a Horo. Y en ese momento, cuando ese momento llegara, Lawrence definitivamente no podría asentir y mostrarse de acuerdo. El propio Lawrence sentía que elegiría descender por el camino al infierno con Horo. No obstante, por supuesto, deseaba que esa desagradable circunstancia pudiera evitarse por completo.

Ahora lo único que Lawrence podía hacer era salir con un plan para sobreponerse a esta situación sin salida.

“El plan en el que estoy pensando es...”

Lawrence fue directo al grano.

“Me gustaría solicitar que antes de que la compañía sea acusada por la Compañía Medioh, se proceda primero con las negociaciones sobre las Trenni de plata, hasta que se alcance un máximo de beneficio, que nos pueda servir como as bajo la manga.”

Marhait puso unos ojos como platos tras escuchar la propuesta de Lawrence. De igual modo que Lawrence no estaba dispuesto a perder a Horo, Marhait tampoco quería perder la mejor oportunidad de beneficio de su compañía.

Los milagrosos beneficios que se habían creado explotando una moneda de plata en proceso de devaluación.

Había solo gracias a semejantes y difíciles circunstancias que había podido hacerse aquella inversión, y una cantidad tan enorme de beneficios previsibles era difícil de encontrar. Por lo tanto, el interés por la inversión era la mejor baza. Si se jugaba bien, la Compañía Medioh no dudaría en devolver a Horo. Sólo por eso, los ojos de Marhait no paraban de moverse. Si tuviese que perder esta gran inversión, sentiría el mismo dolor que si hubiese perdido un pariente o un familiar. Por supuesto, el objetivo de la inversión era sacar una ingente cantidad de beneficio. Y lo haría del castillo de cierto rey: el rey del reino de Trenni.

“...Este es el mayor provecho de la Trenni de plata, es decir, obtener privilegios del rey. Según nuestra investigación, las finanzas de la familia real. Dicho esto, si el trato tiene éxito, seremos capaces de conseguir grandes beneficios del rey. Si ahora abandonáramos esos beneficios...”

“Intercambiar ese beneficio por mi compañera, es, por supuesto, inaceptable.”

“¿Está intentando decir que deberían comprárnoslo?”

Lawrence asintió por respuesta. Aun así, sólo conocía de oídas un caso de negociaciones a gran escala antes y nunca lo había experimentado en persona, de modo que no podía estar seguro de que funcionar esta vez. Con todo, tenía confianza en que si simplemente lo trataba como una parte de sus negocios habituales, sería probable que saliera bien.

“Si la Compañía Medioh pudiera plantearse destruir a la Compañía Milone y obtener los derechos especiales del rey, y encontrara que comprar los derechos fuera la mejor opción, entonces podríamos reclamar a la Compañía Medioh el pago del precio equivalente, ¿No?”

Aunque Lawrence salió con esas palabras espontáneamente, tenían sentido.

En primer lugar, el concepto de hacer más dinero cuantas más Trenni de plata reunía uno, cuyo valor se sabía de antemano que iba a empezar a descender, se asentaba en la condición previa de que el país emisor de las Trenni de plata, en otras palabras, el país de Trenni, tenía la intención de comprarlas.

Más aún, la razón por la que el reino de Trenni quería comprar las monedas podía ser porque quisieran retirar las monedas actualmente en circulación, y después fundirlas. De esa manera conseguirían crear más monedas bajando el contenido de plata en cada moneda, lo que redundaría en una mayor cantidad de divisa en circulación. Por ejemplo, si diez monedas podían convertirse en trece monedas, supondría una ganancia de tres monedas.

Aunque este método era el mejor para aumentar rápidamente los fondos, el prestigio del país descendería en consecuencia. Por tanto a la larga, los cobros tendrían un mayor efecto. Aun en ese caso, la familia real de Trenni estaba dispuesta a hacerlo, mostrando cuán mal era su crisis económica. Y si no era la moneda más importante en el mercado, no podría crear los fondos extra necesarios para que la familia real pudiera respirar tranquila.

Debido a que la Compañía Medioh había visto a la familia real de Trenni en semejante estado, empezaron a preparar grandes cantidades de Trenni de plata para negociar con ella. Observando las circunstancias, el plan de la Compañía Medioh debía haber sido reunir toda la divisa que circulara en las ciudades y entonces comenzar las negociaciones con la familia real. En esa línea, se aproximarían respetuosamente al rey y dirían:

“Os venderemos las monedas si aceptáis el precio que fijemos, de igual modo que nos proveáis con los privilegios que buscamos.”

Con la excepción de algunos países, el rey era llamado rey sólo por que su fortuna o la tierra que poseía era mayor que la del resto de aristócratas; es más, había reunido con éxito el apoyo de la gente, y éstos no se oponían a la legitimidad de su cargo. Pero aunque tenía el mencionado estatus de rey ello no significaba que tuviera completo control sobre las tierras de su reino. En consecuencia, a la familia real no se le permitía controlar las zonas propiedad del reino que estaban bajo la administración de los duques.

A causa de esto, el estado de la finanzas reales no era mucho mejor que el del resto de aristócratas. En cambio, la única ventaja que la familia real tenía era la de aquellos privilegios que venían asociados a gobernar con el título de rey; éstos serían, por ejemplo, la potestad sobre las minas, la acuñación, la fijación de las tarifas, la administración del mercado y demás. Si bien estos privilegios no implicaban ningún potencial para conseguir dinero contante y sonante, si uno a pesar de ello sabía cómo poner a trabajar esos privilegios podía resultar en un beneficio equivalente a sacudir un árbol de dinero.

Y pensar que la Compañía Medioh estaba en realidad detrás de uno de dichos privilegios. Aunque no conocían cuál buscaban, si el acuerdo de la Compañía Medioh procediera suavemente sin ninguna complicación, sin ninguna duda adquirirían un poder capaz de acelerar sus negocios en gran medida. Por lo tanto, Lawrence presentó un plan a la Compañía Milone para arrebatarles la oportunidad. El plan consistía en reunir aún más monedas que la Compañía Medioh, y luego hacerse con la oportunidad de iniciar negociaciones con el rey primero.

Para el rey, tener dos compañías acercándosele con una propuesta parecida al mismo tiempo podía conducirlas a enfrentarse entre ellas por los mismos privilegios, lo que resultaría en un montón de tensión para él. Por lo tanto, si tuviera la intención de aceptar la propuesta, elegiría sólo un compañero de negocios.

Si la Compañía Milone pudiera finalizar la transacción primero, la Compañía Medioh sería por tanto incapaz de conseguir ningún privilegio. Y sin duda esos privilegios eran únicos. Para la Compañía Medioh, en tanto aquello que desearan pudiera comprarse con dinero, no pondrían ninguna pega a pagar un precio más alto. Aunque la Compañía Milone era igual, había sufrido limitaciones también, así que se daría por satisfecha con un precio mediocre.

“Sin embargo, la carta triunfal que ellos poseen podría no sólo destruir esta sucursal, nos podría conducir a arder en la hoguera. ¿Está seguro de que estarán dispuestos a fijar un precio?”

Esta era la parte importante. Lawrence se echó hacia delante, y dijo en un tono muy bajo:

“Si el rey supiera que está tratando con una compañía que está a punto de ser quemada en la hoguera, ¿no representaría eso algunos problemas?”

Marhait mostró una expresión asombrada, como para indicar que entendía el significado de las palabras de Lawrence. Incluso contra los reyes de grandes reinos o incluso imperios, por no decir en esta situación, contra el rey de un reino tan diminuto como Trenni, el poder de la Iglesia y su influencia eran mucho mayores. Añade que el rey de Trenni estaba sufriendo una crisis financiera y tenía dificultades para expedir fondos por razones desconocidas. Definitivamente intentaría evitar un conflicto con la Iglesia a toda costa.

“Una vez firmemos un contrato con el rey, la Compañía Medioh no tendrá manera de perseguirnos, porque si lo hacen, el ojo de la Iglesia estará sobre nosotros tanto como sobre el rey. En consecuencia la Compañía Medioh acabaría provocando la mala intención del rey.”

“De modo que en esas estamos. No obstante, sigo pensando que no se hundirán sin pelear. Todo lo que queda al final es caer juntos ¿no es así?”

“Sí.”

“En ese momento, debemos añadir a su compañera como una condición en adición al dinero, para transferir los privilegios. ¿Es eso correcto?”

“Sí.”

Marhait se cogió ligeramente la barbilla, y expresando estar de acuerdo, asintió con la cabeza y dirigió su mirada sobre la mesa. Lawrence sabía lo que Marhait iba a decir a continuación. Preparándose para responder a las preguntas de Marhait, Lawrence inspiró profundamente y reunió fuerza de su estómago. El problema podía solucionarse, y esta clase de estratagema podía proporcionar a Lawrence y la Compañía Milone grandes beneficios.

Con todo, esta estrategia tenía también sus obstáculos y dificultades a la hora de la ejecución. Si la dificultades eran demasiado problemáticas de superar tranquilamente, Lawrence tendría que elegir bien abandonar a Horo o arder en la hoguera con ella. Y las posibilidades de elegir la primera eran cero.

Marhait levantó la cabeza y dijo:

“El plan que usted ha propuesto es metódicamente sólido. No obstante, estoy seguro de que incluso usted se da cuenta de que es un plan demasiado difícil de ejecutar.”

“Con esto se refiere a cómo vamos a superar a la Compañía Medioh, ¿no?”

Marhait se frotó la barbilla y asintió.

Lawrence siguió el guión que tenía preparado en la cabeza y dijo:

“Según mis sospechas, creo que la Compañía Medioh todavía no ha reunido muchas monedas.”

“¿Y las pruebas son?”

“La prueba es que no llevaron inmediatamente a Horo a la Iglesia inmediatamente después de capturarla. Si hubieran reunido ya suficientes monedas, actuarían rápido para derrotar a su compañía. En cambio, no han hecho tal, y simplemente intentan impedir que su compañía tome medidas. Probablemente esto se deba a que están asustados de para cuando se juzgue que su compañía es culpable, después de muchos juicios con la Iglesia, ya les habríais arrebatado el trato con el rey. En otras palabras, la Compañía Medioh cree que su compañía ya ha reunido suficientes monedas de plata para comenzar las negociaciones. Ello significa que no tienen seguridad en sí mismos.”

Marhait tenía cerrados los ojos y escuchaba la respuesta de Lawrence atentamente. Lawrence hizo un descanso para tomar aire, y continuó:

“Es más, creo que la Compañía Medioh no desearía que el mundo exterior supiera que están reuniendo Trenni de plata. Este es un trato para aprovecharse de la debilidad del rey. Para el aristócrata que lleve a cabo la negociación con el rey, decir que accidentalmente poseía monedas de plata a mano equivaldría a mostrar consideración por su futuro y asegurse de que su relación no se vería afectada. Aparte, haciendo esto no resultarían perjudicados en caso de que se abriera una causa. Además, por el hecho de que gente como Zelen fije el blanco en nosotros los mercaderes ambulantes y nos ofrezca su propuesta de negocios, creo que su propósito es que primero nosotros los mercaderes ambulantes reunamos las monedas de plata mientras esperan una oportunidad para comprar las monedas; porque ningún mercader querría estar en posesión de una moneda que está empezando a perder su valor. Si bien la mayoría consideraría extraño el comportamiento de Zelen, mientras haya gente dispuesta a comprar divisa, cualquiera estaría también dispuesto a vendérsela a ellos. Aunque esto es todo una especulación mía, creo que no estoy equivocado. Puesto que están manteniendo un comportamiento tan de baja estopa, estoy seguro de que no saldrían abiertamente y empezar a comprar monedas al montón. Más aún, si en efecto empezaran a comprar monedas en grandes cantidades, no sería ya sólo la Compañía Milone, sino que incluso otras compañías se darían cuenta del cambio repentino y anormal de la Trenni de plata, ¿no es cierto?”

Marhait asintió lentamente.

“En virtud de las decisiones tomadas arriba, tengo la sensación de que hay esperanza de éxito.”

Marhait soltó suavemente un gemido de dolor, y a continuación cerró los ojos.

Aquella teoría parecía ser muy precisa, sin embargo en sí no era más que sólo una especulación. Quizá la Compañía Medioh simplemente no quería provocar a la Compañía Milone en conjunto, y en consecuencia no llevó a Horo a la Iglesia. Con todo, no importa cuál era el resultado o por qué, la Compañía Medioh había de hecho mostrado un comportamiento escrupuloso.

Pero puesto que estaban siendo escrupulosos, ¿por qué no aprovechaban y hacían uso de esta oportunidad?

“De acuerdo, tomaremos esto como signo de que la Compañía Medioh tiene todavía que finalizar sus preparativos. Así que, ¿qué acciones piensa tomar?”

Lawrence siguió con la frase, como para no mostrar que le faltaba confianza en sí mismo. Inspiró profundamente, y exhaló.

A continuación, dijo directamente:

“Rescataré a Horo, y luego huiremos hasta que las transacciones se hayan completado.”

Marhait lanzó un grito ahogado en cuanto oyó esto.

“Es demasiado arriesgado.”

“Sé que no seremos capaces de escapar con éxito. Sin embargo, seguirá sirviendo para ganar algo de tiempo. Por lo tanto, humildemente pido a su compañía que, en este breve espacio de tiempo, reúnan cuanta más divisa sea posible, y luego acudan al rey y comiencen las negociaciones.”

“¡Eso no es posible!”

“¿En ese caso, su compañía va a denunciar a Horo? Ju, tendré que empezar a difundir testimonios desfavorables para la Compañía Milone entonces.”

No había ninguna duda de que aquello era una amenaza.

Tras escuchar las palabras de amenaza y traición de Lawrence, Marhait se quedó rígido. Sus labios se movían de un lado a otro.

Aún si denunciaban a Horo, no había manera de alterar el contrato entre ellos y Lawrence y Horo.

Si la Iglesia convocaba un juicio, las posibilidades de la Compañía Milone de no salir como culpables eran sólo de cuatro frente a diez. Incluso si eran considerados inocentes, aún así habría que pagar una fianza considerable. No había ni que decirlo, cualquiera sabía ya que Lawrence proporcionaría un testimonio desfavorable para la Compañía Milone. Marhait se encontraba en un atolladero. No sabía qué hacer, Por lo tanto Lawrence tomó esta oportunidad para darle un empujón.

“Si la Compañía Milone ofreciera su asistencia, escapar durante uno o dos días sería suficiente. Además, la persona huyendo conmigo no es otra que un lobo encarnado. Si ella pusiera toda su fuerza en correr, un humano nunca la alcanzaría.”

Por supuesto, Lawrence no sabía exactamente cuánta fuerza poseía Horo, pero creía que esta forma de hablar sería más convincente.

“Eee...mmm...”

“La razón por la que Horo se dejó atrapar fue para que pudiera venir aquí mientras ella actuaba como distracción para el enemigo. Si no fuera con esa intención, y sólo quisiéramos escapar, definitivamente ella no habría sido capturada. ¿Se me permite preguntar, cuánto tiempo necesita su compañía para reunir suficientes monedas para empezar las negociaciones con el rey?”

“...Usted, ¿está usted preguntando cuánto tiempo necesitamos?”

Aunque Marhait parecía en cierto sentido superado por la audacia de Lawrence, con todo aparentaba estar pensando constantemente. Su mirada esta fija continuamente en el aire, pero uno podía darse cuenta de que estaba pensando profundamente. Si Lawrence era capaz de salvar a Horo, y la Compañía Milone estaba dispuesta a ayudarle, él estimaba que serían capaces de huir durante unos dos días completos.

Pattio era una ciudad vieja. Los edificios de su interior escondían muchos secretos y las callejuelas eran muy intrincadas. Si uno realmente quería esconderse, el número de lugares para hacerlo eran como los pelos de una vaca. Lawrence creía firmemente que podría escapar sin problemas si los únicos perpetradores eran la Compañía Medioh.

En ese momento, Marhait abrió los ojos y dijo:

“Si enviamos un jinete a Trenni ahora, debería llegar hacia la puesta de sol si todo va bien. Asumiendo que las negociaciones comenzaran inmediatamente, llegaría de vuelta aquí sobre el amanecer de mañana. Cuanto más se alargue la negociación, más tarde volverá.”

“Todavía no ha confirmado cuántas monedas de plata tiene a su disposición, ¿está seguro de que es posible enviar a alguien para que empiece a negociar ahora?”

“El espacio en el que almacenamos las monedas es limitado, de modo que podemos calcular aproximadamente cuántas monedas necesitamos reunir. Usaremos en primer lugar una cantidad de moneda cercana al límite como base para las conversaciones iniciales, y sobre la transacción real de las monedas de plata, mientras podamos preparar suficientes no debería ser un problema.”

Incluso si la oferta propuesta era una aproximación general, mientras se prepararan suficientes monedas para el día real todo iría bien.

Aunque la idea era bastante lógica, ser capaz de negociar con el rey con determinados objetivos, era algo sólo posible para los grandes talentos mercantiles que podían afrontar los atroces medios para hacerlo. Es más, para inducir al rey a pensar que podía conseguir una oferta mejor dependiendo exclusivamente en su poder durante las negociaciones, era vital ofrecer una cantidad de plata suficiente para hacerle desesperar. Siguiendo esta línea de pensamiento, usar un valor aproximado como base para las negociaciones sería un poco demasiado arriesgado. Sin embargo, Lawrence tenía la sensación de que puesto que Marhait podía salir con un plan tan desproporcionado y atroz, ello demostraba su intención de llevarla a cabo.

“Sin embargo, en un principio habíamos pensado empezar las negociaciones con el rey únicamente tras haber averiguado quién estaba respaldando a la Compaía Medioh. Si supiéramos quien es esa persona, estaríamos claramente en condiciones de buscar un vuelco en las inversiones. De esta manera, no sólo seríamos capaces de bloquear la circulación de los fondos, sino también de usar un valor aproximado como base inicial para las negociaciones. Pero ahora se nos ha acabado el tiempo de buscar pistas, sacar conclusiones o incluso pensar.”

Aunque sabía eso, Lawrence se tomó aún su tiempo para reflexionar, pero no era capaz de sacar nada por el momento. Lawrence suspiró como si quisiera echar fuera todos sus sentimientos de inutilidad. A pesar de todo, su yo presente sólo podía mirar adelante. Lawrence sacó un poco de fuerza para enderezar la espalda y se volvió hacia Marhait y dijo: “Con todo, ¿Hay alguna manera rápida con la que podamos emprender negociaciones con el rey?”

No importaba si las charlas avanzaban rápido, o se arrastraban por un largo periodo de tiempo, porque Lawrence tenía de todas formas que darse a la fuga. No había manera de cambiar la situación, pero al menos su estado mental podía haber sido diferente. Marhait tosió ligeramente, adoptó una mirada penetrante y dijo:

“En tanto la Compañía Milone así lo desee, no importa que clase de negocio sea, se llevará a término lo más rápido posible.”

Involuntariamente Lawrence soltó una risa amarga, pero en aquel momento y lugar, las palabras de Marhait aumentaron su confianza.

Lawrence extendió la mano derecha, y diciéndolo de una forma como si uno estuviera preguntando por el tiempo, preguntó:

“Bueno, entonces supongo que usted debe saber dónde está Horo ahora, ¿no?”

Somos la Compañía Milone, después de todo.”

Lawrence estrechó la mano de Marhait, y al mismo tiempo pensó en silencio para sí, qué afortunado soy de haber escogido esta compañía desde el principio.



“El asesinato de trabajadores de una compañía o el incendio del edificio de la compañía son algo común. Por lo tanto, conocemos la ciudad mejor que ningún otro dentro de sus muros, y también contramedidas para copar con emergencias inesperadas o situaciones urgentes. Incluso si la ciudad entera estuviera rodeada por un ejército de caballeros, seríamos capaces de sobrevivir. Lo que ocurre es que también tenemos un adversario.”

“¿La Iglesia?”

“En efecto, la Iglesia también viaja a todas y cada una de la ciudades de un país. Especialmente la gente involucrada con las obras misioneras en primera línea. En este sentido son similares a nosotros, e incluso sobrepasan lo que nosotros podemos hacer. ¿Es usted plenamente consciente de este hecho?”

“Si, sin duda son muy impredecibles.”

“Por lo tanto, si la Iglesia iniciara una operación de investigación en serio, le suplico que no actúe precipitadamente, y que en lugar de ello busque un lugar donde esconderse. Por supuesto, intentaremos resolver la situación antes de que las cosas empiecen a calentarse. Y, las contraseñas son Perion, Numai.”

“Las dos grandes monedas de oro, ¿eh?”

“Suena más alentador de esta manera,¿No? Bueno, rezo por una huída exitosa y segura.”

“Entendido, no le defraudaré.”

Lawrence estrechó de nuevo la mano de Marhait, y se dispuso a montarse en el carro. Por fuera, paracía un carro normal y corriente como cualquier otro. Como tenía cubierta, era en consecuencia imposible ver los pasajeros en su interior. Sin embargo, el propósito del carro no era llevar a Horo, en cambio estaba preparado para enviar a Lawrence al paradero de Horo. En realidad, puesto que su función era llevar a Lawrence, uno podía decir también que era mantener oculto el paradero de Lawrence.

La Compañía Milone sólo se había enterado del tumulto de la persecución ayer, y aunque no sabía exactamente la causa, aún así siguieron al grupo contrario hasta que encontraron el lugar donde mantenían retenida a Horo. Creían que la Compañía Medioh tenía también espías vigilándoles. Después de todo, ser un poco más precavido no les venía mal en ningún sentido.

Los hombres de negocios, incluso mientras están hablando cara a cara, tratan de engañarse el uno al otro, por lo que el grado de falsedad en el que incurrían en privado era sorprendente. Lawrence, junto con uno de los empleados de la Compañía Milone, desmontó el suelo del carro. Echó una mirada al camino de piedra fluyendo lentamente, y al mismo tiempo verificó las acciones subsiguientes.

“Me está diciendo que después de que descienda, debo colocar la mano en el muro de la derecha y avanzar, ¿no?”

“Su destino está al final del todo. Si el rescate es un éxito, la trampilla de arriba se abrirá. En ese momento, si oyera “rahei”, por favor espere a que llegue su compañera. Si oyera “peruso”, en ese caso le pediría que los dos continúen su huída por la ruta prevista.”

“¿Se refiere a las situaciones buena y mala, eh?”

“Simple y fácil de entender, ¿verdad?”

Lawrence le devolvió una sonrisa áspera, y asintió con la cabeza para mostrar que lo entendía. Parecía como si la Compañía Milone disfrutara con las contraseñas.

“Bien, es hora de empezar.”

Inmediatamente después de que el empleado dijera eso, el jinete en lo alto del asiento del asiento del conductor golpeó varias veces en la pared. Esa era la señal para que el carro se detuviera. Poco después de la señal, el carromato frenó en seco tras el sonido del relinchar de los caballos. A continuación vino el sonido del conductor maldiciendo furiosamente a alguien. Lawrence saltó rapidamente a través de la abertura creado por el la pieza de suelo desencajada de antes, y deslizó la laja de piedra del suelo. Abajo se abría un agujero negro como el betún, y Lawrence saltó sin dudar. Aunque aterrizó en medio del agua, consiguió mantenerse sobre sus pies. Quizá era porque la gente de arriba ya lo había confirmado, y la piedra había sido deslizada a su sitio original, cubriendo el pasadizo subterráneo en una total oscuridad. Unos pocos segundos después, el carro continuó adelante, como si nada hubiera pasado.

“Nunca pensé que esto estaría tan meticulosamente preparado”, dijo Lawrence en un tono a medias escéptico y usó la mano para guiarse lentamente a lo largo del muro derecho.

Aquel lugar había sido utilizado anteriormente como cloaca, pero desde la construcción de tuberías de agua a lo largo del mercado había dejado de estar en uso. Aunque Lawrence sólo sabía hasta ahí, parecía que la Compañía Milone conocía completamente todo el estado de aquel área, y había realizado aparentemente un montón de ampliaciones no autorizadas en la cloaca para conectarla a diferentes edificios. La Iglesia era también extremadamente habilidosa en estos métodos. Se decía que utilizaban como excusa la excavación de tumbas para la construcción de pasadizos privados subterráneos. La utilidad de dichos pasadizos incluía denunciar y vigilar las herejías, evadir los impuestos y cosas semejantes. Como la Iglesia detentaba un poder considerable, podían tener más enemigos, por lo que estos túneles servían igualmente de rutas de escape. Ciertas ciudades que albergaban sedes importantes de la Iglesia o sucursales de grandes compañías como la Compañía Milone no eran muy diferentes de una guarida de monstruos o demonios.

Un mercader ambulante que conocía Lawrence dijo una vez que trabajar en esta clase de sitio era tan inquietante como caminar por la tela de una araña.

Esa era la sensación que sentía Lawrence ahora.

Aunque el pasaje subterráneo era oscuro y húmedo, comparado con el estado de algunas de los peores callejones, estaba mucho mejor cuidado. Eso también aumentaba la seguridad de Lawrence. El poder de la Compañía Milone era grande sin duda.

“¿Es aquí?”

Por el sonido del chapoteo, Lawrence dedujo que había llegado al final. Estiró el brazo e inmediatamente chocó con un muro.

Para un mercader ambulante, estar rodeado por perros salvajes en la carretera sin ninguna luz de la luna que iluminara era una situación bastante normal. Por lo tanto, si algo inesperado ocurriera, tendría que correr a través de aquel pasadizo. Lawrence estaba bastante seguro de que sería capaz de saber dónde estaban los muros.

Directamente por encima, a la derecha, parecía haber un almacén propiedad de una verdulería relacionada con la Compañía Medioh. Ahí era donde supuestamente retenían a Horo. Justo encima estaba la base de operaciones de la Compañía Milone para este trabajo, y también una casa arrendada. Por lo visto incluso habían construido un pasaje secreto que conducía al almacén del edificio contiguo. Las preparaciones inmensamente detalladas daban miedo, pero quizá fueran para abrir tiendas en otros países y hacer negocios. Lawrence se prometió a sí mismo recordar la idea.

Al mismo tiempo que Lawrence pensaba sobre estas cosas, un campana repicó en la distancia. Era la campana del mercado indicando a los empleados el descanso para el almuerzo. La Compañía Milone le dijo que esta era también la señal para comenzar la operación. Tal vez ahora una fiera batalla había estallado arriba. Si no podían rescatar a Horo desde ahora hasta el momento en que la campana repicara para reiniciar el trabajo, la situación se volvería insostenible, porque entrarían en acción los socios de la verdulería.

Aunque la verdulería saldría ganando con la Compañía Medioh, tanto si era un rehén importante como si no aún así estaba al cargo del verdulero. Después de todo, las factuas tenían que pagarse todavía en el mismo día, luego no podían dejar de abrir el negocio.

El problema residía en cuántas personas había vigilando a Horo. El otro bando también sabía que si disponían demasiadas, la Compañía Milone los descubriría rápidamente. Pero si había muy pocas, no sería seguro. Lo único que podía hacer Lawrence era rezar porque hubieran apostado gente basándose en esconder a Horo como su prioridad principal.

Si hubiera mucha gente en guardia, sin duda se produciría una pelea grande. Para entonces, los hombres a cargo de la emboscada no llevarían vendas y cuerdas, sino hojas afiladas y armas contundentes. Así, una situación complicada de por sí se volvería aún más complicada. Lawrence deseaba fervientemente que no se produjera este tipo de situación.

Un buen rato pasó mientras Lawrence cavilaba. Al principio había mantenido la calma, pero ahora sus piernas temblaban inconscientemente, haciendo salpicar el agua a su alrededor. Era un indicio de que Lawrence se sentía muy inquieto. Hizo lo mejor que pudo para detener el temblor de sus piernas, pero sus esfuerzos fueron en vano. Probó también a agacharse y volverse a levantar un par de veces, pero su corazón simplemente seguía latiendo más rápido. Eso le hizo mirar arriba y preguntarse por qué la trampilla no se había abierto todavía.

De repente Lawrence se quedó tieso.

Desde luego, pensó, no podía haber llegado al lugar equivocado.

“No puede ser.”

Esto hizo que sus sentimientos de tensión y preocupación se agravaran, y no podía controlarlo.

Justo cuando Lawrence estaba a punto de confirmar si realmente había ido a parar a la salida equivocada, oyó una voz:

“Rahei.”

La voz venía de arriba, y le siguió el sonido de tablones del suelo rompiéndose. Luego vino otro “Rahei”, así que Lawrence contestó “Numai”. En el momento en que se abrió la puerta, vino la respuesta “Perion”, seguida de unos rayos de luz y llegando a los oidos de Lawrence.

“¡Horo!”

Tras ver la cara de Horo, Lawrence no pudo evitar llamarla en voz alta.

Pero Horo parecía como si no hubiera escuchado a Lawrence, y continuó hablando con la persona detrás de ella al tiempo que levantaba la cabeza altivamente. Luego, miró abajo, a Lawrence y dijo secamente:

“¿Cómo voy a bajar si no te apartas?”

No sería equivocado decir que la actitud de Horo era completamente diferente de la habitual. Pero sólo después de que Lawrence escuchó sus palabras, se dió cuenta de que deseaba ver su cara feliz y su oir su animada voz.

Lawrence hizo como Horo pedía y dió un paso al lado, y esperó a que bajara. Sin embargo, lo que Lawrence sintió en su corazón no era alegría por ver a Horo, sino más bien decepción por no ser capaz de oir su voz alborotada. Por supuesto, Lawrence sabía que todo esto no era más que su deseo, de modo que no podía decir nada. Con todo, ver a Horo extender el brazo para recibir un fardo desde arriba, y no preocuparse de su propio aspecto, hizo que Lawrence se sintiera aún más descontento e incapaz de contener los sentimientos en su interior.

“¿Qué estás haciendo ahí embobado? Toma, ésta es tu parte. Rápìdo, cógela y vamos dentro.”

“Qué...eh, sí.”

Lawrence tomó el fardo que le tiraban en las manos, y a continuación Horo le empujó adelante hacia las profundidades del pasadizo. Podía oírse un tintineo en el fardo. Seguramente habían llegado al extremo de robar algo de valor para parecer ladrones. Alguien más bajó apresuradamente por el agujero, y la trampilla se cerró. El pasaje subterráneo quedó cubierto de nuevo por una completa oscuridad, la señal de que había que partir. Lawrence amplió la zancada y marchó adelante, incapaz de hablar con Horo.

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Tenían que girar a la derecha al final de aquella dirección, a continuación seguir palpando a lo largo del muro de la izquierda y continuar caminando adelante hasta que alcanzaran el final. Después de eso, subirían para salir del pasaje y montarse en el carro aparcado allí, y luego proceder al siguiente pasadizo subterráneo. Todos estaban en silencio mientras caminaban a lo largo del pasaje. Por fin, llegaron al final del túnel. Lawrence siguió las instrucciones que le habían dado de antemano y subió una firme escalera, tras lo cual golpeó el techo tres veces.

Si el mensajero que se suponía tenía que llegar se hubiera encontrado con algo inesperado y no pudiera completar por tanto su tarea, tendrían que escoger otra ruta. Antes de que Lawrence tuviera tiempo de pensar en esa posibilidad, apareció un agujero en el techo, y el compartimento de carga de un carromato apareció claramente enfrente suya. Después de identificarse con las contraseñas “Perion” y “Numai”, Lawrence subió al carro.

“Todo está saliendo bien por el momento...” dijo el empleado del carro mientras ayudaba a Horo a subirse. Aunque sabía de antemano que Horo era la encarnación de un lobo, las sobresalientes orejas de lobo todavía parecían asombrarle.

“Hacer negocios siempre trae sus sorpresas”, dijo el empleado mientras sonreía, a pesar del susto que se había llevado. A continuación, colocó con presteza la laja de piedra de vuelta en el agujero.

“Todavía hay alguien ahí abajo.”

“No pasa nada, tiene que guardar la escalera primero y luego subirá por otro lado. Después de informar sobre la Compañía Medioh a nuestros compañeros, abandonará la ciudad.”

Su asombrosa eficiencia para llevar a cabo encargos estaba definitivamente forjada por la formulación continua de cuidadosas y meticulosas contramedidas. El empleado volvió a colocar la cubierta en el suelo del carro cubierto, y soltó un apresurado “Bueno, les deseo suerte”, y tras coger los fardos de Lawrence y Horo saltó del carro. Éste empezó entonces a moverse de nuevo a una orden del conductor. Hasta ahora, todo parecía estar saliendo de acuerdo con el plan.

Todo, excepto por la reacción de Horo.

“Estupendo, estás sana y salva.”

Lawrence apenas si pudo hacer salir esas palabras sin tartamudear. Pero, ahí estaba el límite. Horo intentaba en vano desatar el pañuelo alrededor del cuello para cubrirse la cabeza, sentada enfrente de Lawrence mientras escuchaba sus palabras. Horo dirigió una mirada desagradable a Lawrence mientras rehacía el nudo, y después de ajustar ligeramente su postura, vino la respuesta:

“¿Tan bueno es que esté sana y salva?”

Lawrence hubiera querido contestar con un “sí”, pero se tragó sus palabras. Porque por debajo del pañuelo que acababa de colocarse sobre la cabeza, Horo le estaba mirando con una expresión como si estuviera hirviendo de rabia.

¿No se encontraba bien?

“¡Tú!¡Intenta pronunciar mi nombre!”

Pero si Horo podía hablar así, era signo de que las cosas no eran como a Lawrence le preocupaba que fueran. Sin embargo, el pronto de Horo hizo que Lawrence, que prácticamente la doblaba en estatura, se estremeciera. Aunque Lawrence no podía entrever con claridad en qué estado de ánimo estaba Horo, sólo podía confiar en la respuesta que tenía preparada:

“Horo...¿verdad?”

“¡Soy Horo la Sabia!”

Por un segundo, a Lawrence le pareció oir un rugido proveniente de la garganta de Horo. Sin embargo, seguía sin poder entender por qué Horo estaba tan enfadada. Si lo que quería era una disculpa, estaría dispuesto a darla sin importar cuántas veces hiciera falta. Puesto que por culpa suya ella había sido capturada, después de todo. ¿O es que había recibido algún tipo de trato durante su cautiverio del que era difícil hablar?

“En toda mi existencia, puedo nombrar a todas y cada una de las personas que me han avergonzado. Y ahora parece que tendré que añadir otro nombre a la lista: ¡el tuyo!”

Horo debe haber recibido ese tipo de trato, sin duda, pensó Lawrence. No obstante, la actitud enfadada de Horo ya la había visto antes; cuando todavía estaba en la aldea. Las chicas que habían sido secuestradas por brutos o bandidos mostraban una reacción comparada con la suya. Además, si Lawrence dijera por accidente algo equivocado, sólo serviría para añadir aceite al fuego y provocar aún más la ira de Horo. Por lo tanto, el silencio se prolongó, y no mucho después, Horo, probablemente furiosa por el trato silencioso de Lawrence, se levantó de su asiento y se acercó a él.

Horo extendió un puño tembloroso, pálido por estar demasiado cerrado. Ahora no había dónde huir. Horo se quedó de pie frente a él. Quizá debido a que sus caras estaban prácticamente a la misma altura, la mirada de Horo dibujó una línea recta y penetró directamente en los ojos de Lawrence. El diminuto puño se relajó, y Horo agarró a la furza el pecho de Lawrence. Su fuerza se ajustaba a su aspecto exterior: débil y suave. Pero Lawrence no la apartó de sí.

Qué pestañas tan largas. El mismo pensamiento pasó inconscientemente por la mente de Lawrence.

“Te lo dije antes, quería que tú me salvaras.”

Lawrence asintió inmediatamente.

“Yo...Yo pensaba que definitivamente serías tú el que me salvaría...mmf, ¡sólo pensar en ello me exaspera!”

De repente Lawrence sintió como si se hubiera despertado de un sueño.

“Puesto que eres un macho, al menos deberías haber estado en el campo de batalla!¡Por tu culpa, es sólo por tu culpa que he sido avergonzada-”

“¿Pero no estás a salvo ahora?” dijo Lawrence, interrumpiendo a Horo antes de que pudiera terminar. En consecuencia, Horo frunció los labios, extremadamente molesta, y le ignoró. Después de eso, Horo estuvo dudanto un buen rato antes de asentir dolorosamente con la cabeza, como si se acabara de tragar algo amargo. Quizá Horo tuviera los ojos vendados entonces. A lo mejor tomó a los empleados de la Compañía Milone que venían a salvarla por Lawrence, y como resultado, dijo algo que sólo podía decirle a él. Esas simples palabras eran las únicas a las que Horo culpaba por haberla avergonzado.

Lawrence se sentía feliz aquello. Porque sabía que si la persona que hubiera entrado hubiera sido él, Horo habría mostrado sin duda la expresión que él había querido ver. Lentamente sostuvo a Horo y acercó sus delicados hombros hacia su pecho, poniendo un poco más de fuerza conforme la abrazaba. Aunque Horo intentó ponérselo difícil y se resistió al principio, le dejó ir al cabo de un rato. Por fuera del pañuelo que cubría su cabeza podía verse como aquel par de orejas erguidas de lobo poco a poco se venían abajo. Su primera expresión de rabia gradualmente fue dando paso a una más juguetona e irritada.

Incluso si Lawrence viajara alrededor del mundo entero y acumulara aún más fondos, jamás sería capaz de obtener lo que ahora mismo tenía enfrente suya.

“De verdad es maravilloso ver que estás bien.”

Al oir a Lawrence decir aquello, los enfadados ojos de Horo, abiertos hacía un par de segundos estaban ahora desapareciendo lentamente bajo sus cejas, mientras asentía ligeramente con la cabeza, torciendo tan sólo un poco los labios.

“Mientras lleves contigo este trigo, nunca moriré,” dijo Horo, usando un dedo para señalar directamente al bolsillo en el pecho de Lawrence, sin apartar los brazos con los que la rodeaba.

“Para una mujer, incluso si no muriera, hay sufrimientos que proporciona un dolor semejante.”

Lawrence cogió las manos de Horo, y lentamente ella se apoyó sobre él, dejando descansar la barbilla en su hombro. Lawrence podía sentir su grácil cuerpo, más pesado que un saco de arpillera lleno de grano. Después de esto, Horo dijo en un tono suave y travieso:

“Je. Soy tan mona que incluso un macho humano se sentiría atraido por mí. Sin embargo, no hay ningún macho humano cualificado para ser mi compañero.”

Horo se separó de Lawrence, y la sonrisa descarada que normalmente pintaba su cara reapareció de nuevo.

“Si alguien se atreviera siquiera a tocarme, tan sólo necesitaría decir “ten cuidado por tu vida” y cualquiera que fuese se volvería pálido de miedo. Jejeje,” dijo Horo mientras se reía, mostrando sus colmillos por encima de los labios color cereza. Cualquiera se asustaría oyendo a Horo decir eso.

“Sin embargo, también hay excepciones.”

La sonrisa en la cara de Horo se desvaneció de repente, y su rostro se volvió inexpresivo. Lawrence sintió que esta rabia era distinta de la anterior: un tipo de rabia silenciosa.

“¿Adivina quién estaba dentro del grupo que me capturó?”

La expresión de Horo sólo podía definirse como odio. La ira le hizo mostrar los colmillos aún más por detrás de sus labios. Lawrence dejó ir inconscientemente sus delicadas muñecas mientras decía:

“¿A quién te refieres?”

Me pregunto quién podría hacer que Horo se enfadara tanto. ¿No me digas que es alguien que conocía de antes?

Tal y como Lawrence estaba intuyendo, Horo arrugó la nariz y dijo:

“Es Yarei. Tú le conoces, ¿no?”

“Cómo...”

Lawrence no completó la frase, en la que tenía la intención de decir “Cómo es eso posible”. Porque justo entonces, otra idea atravesó su cabeza.

“¡Ahora lo entiendo! ¡Entonces la persona que estaba detrás de la Compañía Medioh es el Conde Eirendott!”

Horo, que en principio quería soltar toda su rabia y resentimiento, se quedó atónita por el repentino grito de Lawrence, y sólo podía abrir los ojos con sorpresa.

“A cambio de un terreno grande que produzca trigo, el vendedor puede solicitar del comprador el pago en forma de su moneda preferida. Más aún, si pudieran obtener un impuesto o un puesto de control sobre el trigo, tanto para la Compañía Medioh o el Conde, como incluso para todos los aldeanos sería un beneficio milagroso. ¡Eso es! ¡Ahora entiendo por qué alguien sabía que eres un lobo!”

Horo miraba a Lawrence como si no lo comprendiera, pero él no se preocupó de su reacción, y se dió la vuelta hacia la ventana que conectaba el carro con el asiento del conductor. Después de abrirla, uno de los conductores se dispuso a escuchar.

“¿Ha escuchado lo que acabo de decir?”

“Sí, lo he hecho.”

“El hombre que está detrás de la Compañía Medioh es el Conde Eirendott. Por favor comunique esto al señor Marhait. El Conde y los mercaderes que negocian con el trigo son la causa de la recolección en masa de las monedas.”

“Déjemelo a mí”, dijo el conductor, tras lo cual saltó inmediatamente del carro y echó a correr.

Lawrence suponía que los caballos que llevaban a los negociadores ya habían partido de la ciudad de Trenni. En el caso de que las conversaciones se hubieran alargado, y si sabían de dónde había planeado reunir las monedas la Compañía Medioh, Lawrence confiaba en que con la fama del nombre de la Compañía Milone y sus enormes recursos financieros, arrebatarle el trato a la Compañía Medioh no era imposible.

Si hubiera descubierto esto antes, quizá habría podido evitarle a Horo el ser capturada. En esa circunstancia, el trato se habría desarrollado con muchas menos complicaciones. Lawrence iba sintiendo remordimientos conforme pensaba en ello, pero lamentar cualquier cosa ahora era inútil. Que se hubiera dado cuenta ahora todavía era algo bueno.

“...No lo entiendo.”

Cuando Lawrence volvió a su asiento, con ambas manos cruzadas delante del pecho mientras le daba vueltas a todo aquello, Horo volvió también a su asiento original directamente enfrente de él mientras decía esto.

“Explicarlo pueder requerir algo de tiempo. Sin embargo, la información que me has proporcionado ha despejado el resto de mis dudas.”

“¿Ah sí?”

Lawrence creía que con la capacidad de Horo, no tendría que darle muchas vueltas hasta que lo entendiera. Sin embargo, no parecía tener intención de hacerlo en primer lugar.

Asintió con la cabeza desinteresadamente y cerró los ojos.

Como era de esperar, cambiar el tema de repente había arruinado la atmósfera.

Desde el punto de vista de Lawrence, el carácter infantil de Horo hacia este tema era muy mona. Pero se recordó a sí mismo no tener semejante forma de pensar tan baja.

Porque cabía la posibilidad de que fuera una trampa de Horo, molesta por haber cambiado el tema de la conversación e interrumpirla.

Pero Lawrence con todo se disculpó inmediatamente por ello:

“Siento haberte interrumpido justo ahora.”

Cuando Horo le oyó, respondío con un rápido “no es nada”, aunque sí que abrió ligeramente el ojo izquierdo para mirarle. A pesar de eso, no obstante, Lawrence siguió hablando. Si el ánimo de Horo no era infantil, era agudo y astuto; dos estados de ánimo completamente opuestos.

“En teoría, Yarei debería estar encerrado dentro del granero por la ceremonia de la fiesta de la cosecha. Que aparezca en la ciudad indica que en cierto sentido está involucrado en el negocio. Conoce a los mercaderes que acuden a la aldea a comprar trigo, y el jefe de la aldea confía también en él para dirigir el intercambio. Más aún, el momento en el que se producen la mayoría de transacciones de trigo es justo después de la fiesta de la cosecha.”

Horo mantuvo los ojos cerrados mientras reflexionaba un momento sobre ello ligeramente, y a continuación, los abrió. Parecía que ya estaba mejor de ánimo.

“Debió de haber oido mi nombre del tal Zelen. Ese Yarei llevaba ropas que un aldeano no podría tener, y se daba unos aires como si fuera muy impresionante.”

“Parece que sus vínculos con la Compañía Medioh vienen de lejos. Y bien, ¿hablásteis los dos?”

“Sólo un poco,” dijo Horo, y después lanzó un suspiro, y con él salió su rabia. Quizá se había enfadado de nuevo tras recordad su conversación con Yarei.

Lawrence intentó pensar qué podía haberle dicho Yarei a Horo. Pensaba que Horo mostraría mucho resentimiento contra los aldeanos, pero puesto que ella había decidido dejar ya la aldea, no llegaría tan lejos como para guardar semejante rencor.

Justo cuando Lawrence estaba pensando estas cosas, Horo abrió la boca y dijo:

“No sé cuánto tiempo habré estado sin hacer nada en aquella tierra. Quizás tantos años como los pelos de mi cola.”

La cola trás su abrigo hizo un sonido susurrante.

“Soy Horo la Sabia. Con el objeto de producir una buena cosecha cada año tanto como sea posible, hay momentos en los que tengo que dejar descansar la tierra, de modo que hay tiempos de malas cosechas también. A pesar de ello, tenía la convicción de que los campos de trigo de la aldea que estaban a mi cuidado deberían ser capaces de producir más trigo que aquellos de otras tierras.”

Aunque Lawrence había oido esas palabras antes, aún así inclinó la cabeza con franqueza, apresurando a Horo a continuar.

“Los aldeanos de allí me tomaron sin duda por un dios de la cosecha. Pero no era por respeto, era porque querían mantenerme entre ellos. ¿Acaso no se perseguía a la persona que cortaba el último haz de trigo? Y después de que se le cogiera, incluso le ataban con cuerdas.”

“He oido que la persona en cuestión permanece encerrada más o menos una semana en un granero, junto con dulces y las herramientas que los aldeanos usarían el año siguiente.”

“Esa carne de cerdo y pato eran ciertamente muy sabrosas.”

Las palabras sinceras de Horo hicieron que Lawrence se riera en voz alta.

Parece que los cuentos sobre que la gente encerrada en el granero no recordaba qué comida comieron, pero a pesar de ello la comida desaparecía sin motivo era verdad, pensó Lawrence. Y el culpable estaba justo delante de él, lo que lo hacía mucho más divertido. El miedo que normalmente acompañaba a esos rumores inciertos tomaba ahora un aspecto diferente: la forma de Horo engullendo cerdo y pato.

Horo se puso seria y dijo: “Pero bueno...” Lawrence no pudo sino sentarse con la espalda erguida. La principal razón de la rabia de Horo salió en la siguiente oración:

“¿Sabes lo que dijo Yarei?”

Horo se mordió el labio. Sus palabras eran ligeramente dubitativas, y tras frotarse el rabillo del ojo con el dedo, continuó:

“Esa persona dijo que había escuchado mi nombre de Zelen, y pensó que no podía tratarse de mí. Yo, a pesar de sentirme patética, escuchar aquello me hizo tan feliz...”

Aunque esas eran las palabras que salieron de su boca, la cabeza de Horo colgaba hacia abajo, y lágrimas no dejaban de caer de sus ojos.

“A pesar de eso, esa persona dijo: 'los tiempos en los que teníamos que convivir con tus cambios de humor se han terminado ya. Ahora no hay necesidad de tener miedo de tus caprichos. Puesto que ya estás en el punto de vista de la Iglesia...¡por qué no entregarte a ellos, y dejar que nos liberemos que nuestra vieja era!”

Hacía tiempo que Lawrence había oido hablar de los tratos del Conde Eirendott con los Naturalistas, y cómo a cambio él empezó a introducir nuevos métodos de agricultura con el objetivo de aumentar el rendimiento de las cosechas. Por otro lado, incluso el creyente más sincero y devoto acabaría como un completo desagradecido en la disyuntiva crítica, y dioses o espíritus que no resultaran ser de ninguna ayuda acababan por ser abolidos. A continuación, la gente tendría que buscar una manera de sostenerse por sí mismos para alcanzar el objetivo. Era sin duda una situación atrayente. Más aún, si el rendimiento de la cosecha aumentaba después de introducir los nuevos métodos agrícolas, o aumentando la eficiencia del trabajo a continuación, la gente empezaría a pensar que el dios de la cosecha o los espíritus de la tierra estaban controlando la cosecha basándose en su estado de ánimo, lo que no era verdad en absoluto. Incluso Lawrence creía que semejantes espíritus cambiaban el destino de la gente según su capricho.

Pero, la Horo que estaba ante él no parecía ser como él había pensado.

Ella había mencionado que la razón por la que permanecía en Pasroe era que su relación con los aldeanos todavía era buena, y que su amigo le había pedido que cuidara de los campos. Da igual cómo lo pusieras, al menos Horo todavía tenía la intención de hacer que los campos prosperasen. Pero, después de permanecer en aquella tierra cientos de años, la gente a su alrededor poco a poco empezó a negar su existencia, hasta finalmente tener que oirles decir que querían decirle adiós, ¿cómo podía sentirse?

Las lágrimas fluían continuamente de los ojos de Horo, y su expresión era una mezcla entre remordimiento y lástima.

Horo había dicho que odiaba estar sola.

Si alguien dijera que un dios incitaba a la gente a rezarle, quizá se debiera a que se sentía demasiado solo.

Incluso Lawrence podía pensar en semejantes cosas tan exageradas, así que el deseo de extender su brazo y limpiar las lágrimas de Horo no era nada en comparación.

“Cómo quiere uno entender algo es asunto de uno mismo. Puesto que deseo regresar al Norte, tendré que abandonar aquel lugar sin remedio. Puesto que nadie quiere retenerme, estoy usando mis patas traseras para sacudirme la arena de los pies y dejarlos de una vez. De esa manera, será también más fácil olvidarlo. Pero, no puedo irme tan tranquilamente así de rápido.”

Al menos Horo dejó de llorar, pero Lawrence podía aún oirla sorber. Lawrence acarició suavemente la cabeza de Horo, y conservando su sonrisa más adecuada, dijo:

“Yo..no. Nosotros somos mercaderes. Mientras haya alguna manera de hacer dinero, cualquier cosa bastará. Si queremos reir esperamos a el dinero entre, y entonces reimos. Si queremos llorar esperamos hasta que estemos en la bancarrota, y entonces lloramos. Y una vez hemos acabado de llorar, aún así seguiremos riéndonos.”

Por supuesto, remarcó a propósito el “nosotros”.

Horo miró a Lawrence momentáneamente, y luego bajó la cabeza, las lágrimas fluyendo de nuevo de sus ojos. Al fin levantó la cabeza y asintió. Lawrence ayudó a Horo a secarse las lágrimas de nuevo. Ella respiró profundamente, y usó sus manos para secarse sin delicadeza las lágrimas del rabillos de los ojos.

“...mm, mucho mejor ahora.”

Horo se quitó el resto de lágrimas de la cara con una mano, con un aspecto avergonzado por lo que acababa de hacer, y sonrió mientras golpeaba suavemente a Lawrence en el pecho.

“No había mantenido una conversación decente con alguien por cientos de años. Por lo visto mis emociones se han vuelto débiles. Aunque he llorado delante de ti hasta dos veces, lo haría incluso si tú no estuvieras aquí. ¿Entiendes lo que intento decir?”

Lawrence levantó ambas manos, y se encogió de hombros mientras decía:

“Me estás diciendo que no lo malinterprete.”

“Mm”, dijo Horo, pero su aparentemente feliz persona estaba ahora girando el puño contra el pecho de Lawrence. Él pensó que el comportamiento de Horo era muy adorable, de modo que sonrió y dijo:

“Te acompaño sólo con el objeto de hacer dinero. Antes de que concluya el trato con la Compañía Milone, nuestro trabajo es huir. Tener a alguien llorando y armando follón mientras huímos sólo sería una molestia. Así que incluso si la persona que estuviera llorando delante de mí no fueras tú, también...”

Lawrence no pudo seguir.

Eso era porque Horo le estaba mirando con una expresión herida.

“...eso ha sido demasiado agudo por tu parte.”

“Mm, es un privilegio de las mujeres.”

Al oir a Horo decir aquello tan despreocupadamente, Lawrence le dió un ligero capón en la cabeza.

La ventana junto al asiento del conductor se abrió, como si estuviera esperando al momento oportuno una vez que la interacción de los dos hubiera llegado a su conclusión. El conductor mostró una sonrisa ligeramente forzada al aparecer por la ventanilla.

“Hemos llegado al destino. ¿He de suponer que los dos han acabado con su conversación?”

“Mm, todavía hay montones sobre lo que hablar.”

Después de que Lawrence respondiera en un tono deliberadamente entusiasmado, se puso a trabajar y quitó el tablón del suelo del carro. Horo permanecía de pie a un lado riéndose.

“Cómo era de esperar, los que han sacado a la luz este asunto son diferentes del resto.”

“¿Te refieres a estas orejas?” dijo Horo maliciosamente. El conductor se echó a reir, como si la tornas hubieran dado la vuelta contra él, y contestó:

“Viéndoos a los dos ahora, no puedo sino desear volver a los tiempos en los que todavía era un mercader ambulante.”

“Sería mejor si no lo hicieras.”

Lawrence volteó la laja de piedra hacia fuera, y descendió hacia el pasaje subterráneo para confirmar que era el correcto. Luego volvió al carro para dejar que Horo bajara primero, tras lo cual dijo:

“Puede que acabes con tan mala suerte como yo, y recojas a alguien como ella.”

“¿Qué tiene eso de mala suerte? El asiento del conductor es demasiado ancho para una sóla persona. Con gusto desearía una vida como la tuya.”

En consecuencia, una sonrisa amarga apareció en la cara de Lawrence. Porque comprendía que todos los mercaderes ambulantes pensarían de la misma forma. Sin embargo, Lawrence no dijo nada más, procediendo a saltar en el pasaje subterráneo. Porque Lawrence sentía que si continuaba, tan sólo acabaría por emplear palabras que le dejarían en ridículo. Y lo más importante, porque Horo le estaba esperando dentro del pasadizo.

“Más bien, soy yo la desafortunada por haber sido recogida por ti.”

Después de que el conductor entrara en el carro, volviera a colocar la piedra y golpeara un par de veces, Horo le dijo esto a Lawrence en la oscuridad que les rodeaba. Desde atrás en la superficie llegaban el débil sonido de un caballo relinchando. Lawrence escuchaba mientras reflexionaba furiosamente en cómo cambiar delicadamente de tema; pero al final pensó que no importaba lo que dijera, Horo acabaría por dominarle en cualquier caso, de modo que tendría que rendirse obedientemente.

“De verdad, eres demasiado retorcida.”

“!Pero mi yo de ahora es adorable, no es así!” dijo Horo, como si fuera inevitable que acabaría haciendo eso. ¿Cómo podía responder Lawrence?

¡No! Es porque me paro a pensar en cómo devolvérsela, que caigo en su trampa, pensó Lawrence, y como resultado escogió la respuesta más inesperada. Decidió conmover primero el corazón de Horo, y luego reírse de ella.

De modo que tosió ligeramente.

Y luego se dió la vuelta de manera que le diera la espalda a Horo, y dijo en un tono tímido:

“Eem...si....es adorable.”

Lawrence tenía la sensación de que Horo definitivamente no pensaba que fuera a responder así.

Hizo su mejor esfuerzo por no reírse en la negra oscuridad. Como suponía, Horo le siguió en silencio.

Ahora le atacaré con el golpe más doloroso.

Justo cuando Lawrence iba a girarse hacia Horo, una suave sensación se deslizó en su mano. La mente de Lawrence se quedó en blanco por un momento, y al siguiente se dió cuenta de que lo que sentía era la pequeña y delicada mano de Horo.

“...Estoy tan feliz.”

Tras escuchar esas palabras ligeramente tímidas y consentidas, propias de una doncella, ¿cómo podía el corazón de Lawrence no palpitar? Más aún, Horo apretó su mano aún más fuerte. Esa era la reacción al sentir vergüenza.

Así, el que había dado el golpe de gracia era Horo.

“Desde luego eres un niño muy mono.”

Escuchar las palabras de Horo, enlazadas con un tono como si ya no pudiera aguantar más a Lawrence, le enfadaron aún más. No estaba enfadado con Horo por que hubiera dicho eso, sino consigo mismo por darle la oportunidad de hacerlo. Pero, el no tener ganas de soltar la mano de Horo le hicieron sentirse inútil. Y que Horo no le soltara le hacía también feliz.

Aún así, Lawrence se dijo a sí mismo:

“Demasiado retorcida.”

El subterráneo estaba en silencio.

Y al momento siguiente se llenó con la risa de Horo.




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