Maru-MA Volumen 08 Capítulo 1

From Baka-Tsuki
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Capítulo 1[edit]

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Conrad sonríe cordialmente. Solo está parado ahí mientras yo aprieto el cuello de su ropa.

—Ha pasado bastante tiempo, Su Majestad.

—Por favor aléjese de él —parado unos pasos detrás de nosotros, Josak dice ne voz baja—. Es el tercer participante.

—¿Por qué estás usando esa ropa? ¿Qué estás haciendo aquí? —El uniforme amarillo y blanco no le sienta para nada.


—Este siempre ha sido mi país, —dice Conrad casualmente como si fuera algo irrelevante. Entornando sus ojos marrones con manchas plateadas, agrega—. Mis ancestros una vez reinaron sobre esta tierra.

—¿Ancestros? ¿Reinaron? Estás hablando como si hubieran sido los reyes o presidentes de esta tierra.

—Algo así.

—Pero...

Nunca puedo recordar hechos históricos. Me siento mareado. Para evitar caer hacia adelante, presiono mi mano derecha contra mi frente. Puedo sentir el calor de mi cuerpo a través de la capa de nieve y barro que cubre mi palma.

—¿Pero no está tu hogar al otro lado del mar? —pregunto—. ¿No eres de Shin Makoku, igual que yo? ¿Por qué viniste aquí? ¿Y por qué estás peleando para el otro equipo?

—Mis más sinceras disculpas. Las circunstancias han cambiado un poco.

He estado terriblemente preocupado por su desaparición, y ahora resulta que aparece justo frente a mi como mi enemigo. No se que clase de horribles circunstancias han causado esto, pero nunca podré aceptar esa vaga respuesta como explicación.

—¿Circunstancias? ¿Qué circunstancias? ¿No me lo vas a explicar? ¡Explícamelo ahora!

—Usted también tiene mucho que explicarme —dice Conrad, sus dedos moviéndose hacia mi muñeca.

Justo en ese momento, Josak coloca su brazo alrededor de mi pecho y me tira hacia atrás con increíble fuerza.

—¡Alto! ¡Espera! ¡Oye!

El trato rudo de Josak me confunde por un momento, no puedo decidir quién es amigo o enemigo. Lord Weller fuerza una sonrisa y pasa la vista alternativamente entre su amigo y yo.

—¿Qué significa esa mascara en su mano? —pregunta—. ¿Y por qué lucha por Caloria? ¿No se está inmiscuyendo demasiado en los asuntos de otras personas?

—No prestes atención a lo que hago. Antes que eso deberías explicarme por que estás vistiendo esa ropa llamativa. Te ves como un completo idiota con eso, ¿lo sabias? ¡Deberías quitártela! ¡Ahora mismo!

Mi presión arterial se eleva, la adrenalina burbujea y mis piernas comienzan a temblar contra mi voluntad. No puedo evitarlo. Aunque continuo repitiéndome a mi mismo “¡Cálmate!” una y otra vez como un mantra, como siempre que hago cuando el partido se pone tenso, aun así no es de ayuda.

—¡Su Majestad! Vuelva —me dice Josak—. Deberíamos volver y discutir esto con Su Alteza. ¿Quiere arriesgarse a que nos descalifiquen?

Aun sosteniéndome, intenta arrastrarme hasta nuestro refugio. En cuanto a los réferis, como no saben que es lo que pasa entre nosotros, deben pensar que estamos actuando muy agresivos.

—Josak —dice Conrad—, esto es enteramente tu culpa.

La mano que me sostiene tiembla levemente.

—Tú has estado ocupándote de Su Majestad, ¿cómo pudiste dejar que se expusiera a tal peligro?

—Oh, lo siento tanto, —Josak arrastra las palabras sarcásticamente—. Si mi Comandante hubiera estado con nosotros, Su Majestad de seguro hubiera tenido un viaje mucho más seguro. Pero desafortunadamente, desafortunadamente, él decidió ser irresponsable y desaparecer de repente.

—De verdad esperaba que no tuviéramos que enfrentarnos en un tercer combate, si hubieras puesto todo tu esfuerzo en el encuentro con Adalbert.

Conrad da a entender que Josak debería haber derrotado a Adalbert. ¿Quiere decir que el lado enemigo no estaba al tanto de la situación con Flynn y Maxine? No suena como si solo estuviera tanteando el terreno.

—¿Qué es lo que significa exactamente este pequeño juego? —pregunta Conrad.

—Eso pasó simplemente porque yo...

—Su Majestad, no hay necesidad de hablar con este tipo —interrumpe Josak—, es nuestro enemigo.

—Pero Conrad no puede ser nuestro enemigo —me quejo desconcertado.

Conrad ignora mi reacción y de repente alza la voz. —¿Los participantes de Caloria se retirarán del encuentro final?

Es intencionado hacia los réferis.

—Si pretenden continuar con el tercer encuentro, entonces den un paso al frente de inmediato. Si no, por favor demuestren que son buenos perdedores y acepten su derrota.

Sus palabras son tan provocadoras que se me dificulta mantener controlado mi temperamento. Tengo que tragar varias veces en un esfuerzo por calmarme. No importa qué, explotar aquí no me llevará a ningún lado. Desesperadamente intento hablar en un tono calmado.

—Si gano, ¿te sacarás ese uniforme? —le pregunto a Conrad—, ¿y volverás con nosotros?

Conrad toca el borde blanco de su cuello con su mano izquierda. Viendo que mi pregunta consigue una reacción de él, de alguna manera siento mas confianza.

—Si gano, ¡¿volverás a mi lado?! ¡¿Verdad?! Por favor no te unas a esos traidores... ¡¿volverás conmigo?!

—Bueno...

Lord Weller sacude la cabeza lentamente.

—No es necesariamente el mejor líder.

Mi visión comienza a parpadear como si viera escenas de un VHS de muy baja calidad.



Con los dedos temblorosos, Cäcilie reajusta su agarre sobre los binoculares para mantenerlos derechos y mira la escena bajo ella de nuevo.

La misma figura se refleja en sus brillantes ojos verdes.

—¿Qué significa esto...?

Le entrega los binoculares a su nueva amiga a su lado.

—¿Qué pasó?

Desde los asientos VIP tras la ventana de vidrio, Flynn Gilbit mira a través de los binoculares y ve a Yuuri siendo arrastrado por la nieve gris sucio hacia el área de descanso. Y el que lo arrastra no es nada menos que Josak, con una expresión difícil de explicar en su rostro.

Flynn levanta levemente los binoculares y enfoca hacia el centro de la arena. Ve al tercer hombre del equipo contrario parado cerca de los réferis confundidos.

Si su apariencia es de alguna manera un indicador de su personalidad, a primera vista parece alguien amable y tranquilo. Pero su expresión podría ser solo una fachada deliberada. Tras su indescifrable disfraz, podría guardar terribles secretos. Flynn ha ganado este aguda intuición debido a su conocimiento sobre soldados. Gracias a la profesión de su padre relacionada a la milicia, desde temprana edad Flynn ha visto incontable cantidad de ellos. No solo puede reconocer la fuerza de un luchador, sino que también puede sentir sus secretos ocultos. Los más incomprensibles para ella son aquellos que aunque no son guerreros, poseen formidables poderes.

Como él.

Sacude su cabello platinado, como si quisiera desvanecer el nombre que aparece de repente en su mente. Vuelve a tomar los binoculares y mira al luchador del equipo contrario otra vez.

Su postura es perfecta. La forma en que mueve los brazos demuestra que está acostumbrado a usar armas. Es un poco mas alto que la media, con el cuerpo de un soldado bien entrenado. Aunque parece de unos veinte o rondando, su mano que sostiene el mango de la espada que cuelga de su cintura no muestra rastros de tensión, incluso al inicio de un encuentro. Tiene el pelo y los ojos marrón claro. Sin contar su corte de cabello corto, se ve como el típico ciudadano de Shimaron, al menos más que aquel soldado rubio. El otro hombre que antes acompañaba a Maxine se ve increíblemente diferente a los demás soldados de Shimaron.

—¿Quién es ese hombre? ¿Lo conoce? —pregunta Flynn.

—Es mi hijo —responde Lady Cäcilie.

¿Cómo?

Por un momento Flynn cree detectar un rastro de pena en la voz de Cäcilie. Pero Lady Cherie recobra inmediatamente su compostura tranquila y noble.

—Es el mejor espadachín en nuestro país. La lealtad que juró a nuestro nuevo rey es más fuerte que la de ningún otro. Por qué se encuentra aquí luchando para el enemigo... más aun, contra su querido rey... va mas allá de lo que puedo comprender. Si este es el deseo de nuestro Shinou... está haciendo pasar a ese niño por mucho sufrimiento.

—¿Él es... su hijo?

Los ojos de Flynn vuelve hacia la hermosa y aristocrática lady sentada a su lado. Parece demasiado joven para tener un hijo ya adulto.

—Si, es Conrart, mi segundo hijo.

¡Y encima su segundo hijo! ¿Se ha casado a temprana edad? ¿O tal vez luce mucho mas joven que su edad real?

Entonces el rumor probablemente sea verdad. Flynn había escuchado que los mazoku tenían una expectativa de vida mucho mas larga que los humanos. Ella debe ser una aristócrata de Shin Makoku, los enemigos de la raza humana. No solo Cherie, sino también el Capitán y sus amigos, así también como su prometido rubio que heredó la apariencia de su madre, todos ellos son mazokus. Incluso Dacascos y Sizemore, que no han sido más que respetuosos con ella.

En retrospectiva, todo tiene perfecto sentido. El Capitán por ejemplo, no podría ser humano. Alguien con un poder tan terrible jamas podría ser una persona ordinaria. Si, debe ser un mazoku. Es solo que no estaba dispuesta a admitirlo.

Pero entonces, ¿puede que el hombre joven esperando en el medio de la arena sea también un mazoku? Flynn no puede soportar no saberlo. Está decidida a averiguarlo.

—Comparado con Lord Wolfram, este caballero es un poco, como decirlo, no se parece mucho a usted —dice con cautela.

—Su padre era humano, un espadachín viajero que fue exiliado de su hogar. Su nombre era Dunheely Weller, y...

—¿Dunheely? —grita Flynn—. ¿Está diciendo que-- que su hijo... es el hijo de Dunheely Weller?

—Si, así es. Lord Conrart Weller es mi hijo.

No hay duda de porque parecía un soldado de Shimaron. Su padre perteneció a la familia que originalmente estableció esta región, cuyo nombre aun se puede encontrar en libros de historia.

Flynn Gilbit presiona sus dedos contra sus labios, estos se sienten mucho mas fríos a medida que su sangre se drena hacia sus pies. Los nombres giran en su mente armando un embrollo.

Desde el fondo de su corazón espera que lo que ha hecho jamas sea revelado, no antes de su propia muerte.



Luego de que Josak me arrastrara de vuelta, golpeo la pared y me pongo a gritar frustrado. Mi mente está completamente ida y apenas puedo controlarme.

—¡Maldición, ¿que significa esto?! ¡¿Por qué está actuando de esa manera?!

Nuestro buen humor de antes se ha ido. En vez de eso, una atmósfera tensa invade a nuestro grupo y amenaza con abrumarnos. De repente se escucha un ensordecedor estrépito. Se ha caído un balde. Finalmente encuentro un blanco adecuado para ventilar mi ira. Pateo el balde hasta que está completamente magullado.

—¡Le lavaron el cerebro! ¡Lo manipularon! ¡Esa es la única explicación! ¡Después de todo el Macho Futbolista Americano está ahí con él!

—Yuuri...

—Es un experto cuando se trata de joder con la cabeza de la gente. ¿Como es que le decían? ¿Escarbar el alma? ¡Exactamente! En realidad lo escarbaron y...

—¡Yuuri! Deja de abusar del balde. No me puedo concentrar —gruñe Wolfram. Está sentado en la banca con los ojos medio cerrados y los brazos cruzados. Sus dedos se mueven levemente mientas se sume en sus pensamientos.

Como un animal salvaje en una caja, camino de un lado a otro inquieto.

—Es obvio, está siendo manipulado. Nunca me traicionaría de otro modo.

Murata intenta desesperadamente suavizar las arrugas entre sus cejas.

—Por lo que puedo juzgar de la situación, no parece que Conrad esté siendo manipulado —dice finalmente—. ¿Y no habías dicho que perdió su brazo izquierdo?

Murata tiene razón.

Este Conrad que está frente a nosotros ahora mismo tiene ambos brazos. Su mano era cálida cuando la toqué. No se sintió como una prótesis.

Pero aun recuerdo claramente lo que paso ese horrible día.

Aun puedo oír el horrible ruido de la carne golpeando el piso mientras Conrad perdía el brazo. Los dedos estaban levemente curvados, como si intentaran agarrar algo. Aunque, no había una gota de sangre. ¿Puede ser que el brazo que cayó al piso ese día era en realidad una prótesis?

En ese momento, aunque todo lo que podía ver era su silueta a contra luz, noté que faltaba algo donde estaba su brazo izquierdo.

—Yo también creo que perdió su brazo izquierdo —confirma Wolfram—. Lo he visto con mis propios ojos. Aun tengo el botón de su manga.

Él coloca su mano en el bolsillo interno de su chaqueta y saca el botón. Su color original blanco lechoso está oscurecido por el hollín y el extremo calor. Mi mano tiembla al extenderla hacia él.

—Recuerdo esto... Es el botón de la manga de su camisa, ¿no es así? —pregunto.

—Así es.

Murata da su opinión.

—Si es así, el brazo de Lord Weller aun debería estar en el castillo, ¿verdad? Nosotros también vimos su brazo cuando estuvimos en Shou Shimaron. Pero el Conrad que aparece aquí claramente tiene sus dos brazos. ¿Dónde fuimos engañados?

—¿Engañados?

—Solo existen las siguientes posibilidades. Uno: desde el principio su brazo era una prótesis. Dos: su brazo creció de nuevo.

—¿Brazos que se regeneran? ¿Es Conrad un mutante?

Luego de un largo rato caminando alrededor, Murata finalmente se apoya contra la pared junto a la puerta. Levanta su dedo como para acomodarse los lentes, solo que no está usando ningunos.

—O tres: el hombre allí no es el Lord Weller real.

—¿Estás diciendo que es un impostor? No, es imposible. Dijiste que lo habías visto incluso antes de nacer, entonces deberías ser capaz de reconocerlo. Es el verdadero, Murata. Puedes apostarlo.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

¡Que pregunta tonta!

—Absolutamente no hay manera de que pueda confundir a Conrad con alguien más.

Los músculos de la quijada de Wolfram se mueven casi imperceptiblemente.

—Estoy de acuerdo. Ese tipo es mi hermano.

¿Hermano? ¿Acaba de decir “hermano”?

Aunque usualmente es muy tranquilo, a veces dice cosas tan sorprendentes que casi me da un ataque cardíaco.

—Con más razón estoy aun más confundido sobre por qué se ha aliado con nuestro enemigo. Es verdad que es medio humano, pero ha jurado vivir como mazoku y mantenerse leal a ellos. Tampoco es del tipo que traicionaría sus orígenes mazoku por rencores personales como Adalbert. Aunque tuvo que soportar muchas injusticias hace veinte años, no hay razón para que de repente se vuelva hostil con Yuuri ahora. Pero el misterio más grande es que le pasó a su brazo.

—Exactamente. Su brazo fue cortado por los soldados de Dai Shimaron. Las mismas personas que le dispararon a Günter. Incluso si esta es la tierra de donde proviene su padre, la tierra de sus ancestros, teniendo en cuenta lo que ha pasado, es difícil creer que pudiera servir a Dai Shimaron. ¡La única posibilidad es que le hayan lavado el cerebro y lo hayan manipulado!

La agitación emocional de verlo de nuevo se ha convertido en ira.

—¡Lo voy a despertar!

Aprieto el arma que he elegido y comienzo a subir hacia la arena de nuevo, pero mis rodillas están temblando.

—¡Haré que vuelva en si mismo!

Wolfram agarra mi brazo.

—No, Yuuri. Sabes muy bien que no puedes ganar contra él en una pelea. Es poco probable que te lastime, pero quien sabe... Si de verdad no puede controlar sus acciones... Definitivamente tienes que quedarte aquí. Es demasiado peligroso.

—¿Demasiado peligroso? ¡¿Acaso eso importa?! Si lo están forzando a obedecerles, ¿no debería liberarlo? Si Conrad de hecho está siendo manipulado, ¡debo poner un punto final a eso de una vez! Él está...

—Dudo que realmente esté siendo manipulado... —dice Josak, que se ha mantenido en silencio hasta ahora—. Lo he mirado directo a los ojos y he hablado con él. No sentí que no fuera el propio dueño de sus acciones. ¡Ah, lo siento, Su Majestad! Es solo mi opinión personal...

Josak suena como si se disculpara conmigo. Tal vez piensa que estoy enojado, o tal vez me veo como si estuviera a punto de llorar. Pero intento con fuerza mantenerme controlado.

—¿Quieres decir que nos ha traicionado intencional y voluntariamente?

—Eso no es lo que quise decir.

—¿Cómo puedes decir algo tan terrible? ¡Son hermanos de armas, camaradas en la vida y la muerte que confían el uno en el otro incondicionalmente! ¿No dijiste incluso que por supuesto que servirías de nuevo bajo su mando?

Por supuesto que esas dos cosas no están relacionadas.

Si estuviera en peligro, entonces incluso si el enemigo fuera su propia familia o un amigo, Josak desenvainaría su espada sin dudarlo, porque ese es su deber. La lealtad de Gurrier Josak no es hacia Lord Weller, sino hacia el 27avo Maou de Shin Makoku. Lo más importante para él es proteger a su rey y obedecer sus ordenes.

Y el rey no soy otro que yo.

Así como la gente tiene obligaciones para con el rey, el rey también tiene responsabilidades respecto a sus súbditos.

Yo tengo mis propias responsabilidades.

—¡No creo ser incapaz de traerle de regreso!

Debo traerlo de vuelta a nuestro bando. Él ha jurado vivir como mazoku, no por su sangre, sino por su fe en los mazokus.

—¡Debo tener fe!

Murata voltea hacia Josak de nuevo.

—Ya que eran compañeros de juegos de la infancia, voy a confiar en tu intuición.

Josak coloca su mano sobre el hacha a su lado y acaricia el mango.

—No importa como lo vea, no me pareció que estuviera siendo controlado por otra persona.

—Bien —dice Murata—. Me sentiría mejor si ese fuera el caso... ¡Que lastima, de verdad! ¡Si solo tuviera un mortero y unas semillas de sésamo ahora!

—¿Qué, cómo? ¿Usarás semillas de sésamo para hacer magia?

—No, magia no. Es solo que me resulta mas fácil calmarme y concentrarme cuando muelo cosas como semillas de sésamo.

No puedo evitar imaginar al venerable sabio moliendo una gran variedad de ingredientes en polvo para eliminar las distracciones.

—Bueno, la concentración es lo mas importante, ¿no es así?

De verdad no puedo entender la forma en la que hacen las cosas los genios. Como sea, no debería ser un problema que no tiene un mortero ahora, ¿verdad?

—Creo que deberíamos confiar en la opinión de Josak. Después de todo, entre nosotros cuatro, es el que conoce mejor a Conrad. Y si no ha perdido su propia voluntad, no va a matarte. Puede que salgas herido de algún modo, pero no seria serio. Así que podemos tomar la oportunidad y dejar que nuestro rey nos represente en el próximo encuentro.

Murata mira por sobre mi hombro a mi oponente.

—De todos modos, no importa lo que digamos nosotros, no te darás por vencido hasta que intentes todo lo que puedas, ¿verdad, Shibuya?

—Absolutamente correcto, Señor —digo dando la espalda a mis amigos que ya se han resignado y me voy.

Conrad me recibe con la misma sonrisa en el medio de la arena. ¿Cómo? Incluso aunque no estamos del mismo bando.

—De verdad que no me lo pone fácil. ¿Así qué no tiene intenciones de retirarse de la pelea?

—Absolutamente no. Estoy determinado a traerte de vuelta a tus cabales.

—Oh, santo cielo.

Conrad mira mi equipamiento. No se ve muy amenazador, pero es el rey de los bats de béisbol.

—Si golpea con fuerza, ese garrote podría partirme el cráneo.

—Así es. Y si me arrinconas, no dudaré en usar todas mi fuerzas para golpearte entre las piernas. Es solo una pequeña advertencia.

Conrad alza las cejas brevemente, como si hubiera experimentado esa clase de ataques antes. Pero vuelve a su expresión normal inmediatamente.

—No se preocupe, se lo pondré fácil.

—¡Lo se! Pero no necesito eso. Arreglemos esto aquí y ahora... ¿Cómo?

Su comentario me sorprende tanto que dudo haber escuchado bien. No puedo evitar levantar mi cabeza y preguntar:

—¿Qué acabas de decir?

—¿No me ha escuchado? Dije que se lo pondría fácil.

Me lo pondrá fácil, me lo pondrá fácil... esas palabras continúan dando vueltas en mi mente. Antes de la batalla decisiva, ¿quién garantizaría misericordia al enemigo? ¿No debería haber dicho la típica linea de “No esperes ni un ápice de piedad de mi parte“?

En este preciso momento el oponente frente a mi es mi propio y confiable guardián, el que ha estado a mi lado en situaciones de vida o muerte. He estado preocupado por él, he llorado por él, pero nunca pensé que cuando nos encontráramos de nuevo, estaría usando el uniforme de nuestro enemigo y que pelearíamos el uno contra el otro. Indiferente respecto a nuestra conexión especial y la profunda confianza que compartíamos, el gong anuncia el comienzo de un brutal encuentro entre nosotros.

—¿No vas a dar todo de ti en esta pelea?

—¿Cómo podría? No puedo dejar que simplemente se lastime, no seria capaz de volver a casa si lo hago, pero tampoco puedo dejarle ganar. Despues de todo, estoy aquí representando a Dai Shimaron.

Me siento como un gran idiota por mantener la esperanza de que volvería a mi lado. Al mismo tiempo, mi entusiasmo da pena. En todo caso, esos sentimientos me recuerdan una vez mas que Lord Weller se ha convertido en mi enemigo.

Él, usando el uniforme amarillo y blanco, es el representante de Dai Shimaron. Yo, con la mascara plateada de Norman Gilbit en mi mano, soy el representante de Caloria.

¿Y aun así lo extrañe tanto?

—Al menos aun estás vivo...

Mirando hacia arriba, me aferro al arma. Es muy similar a un bat de béisbol y mis manos encajan perfectamente en el mango.

—En todo caso, estoy contento de verte vivo y bien —digo suavemente.

—Su Majestad...

—No me llames Su Majestad. ¡Fuiste tú quien me puso el nombre!

Escucho un familiar “Es verdad”, pero es interrumpido por una fuerte voz agresiva que grita hacia nosotros.

—¡Esperen! ¡Cancelen este encuentro inmediatamente!

Aun no estando familiarizado con las reglas de esta competencia, nunca pensé que alguien le pediría a los réferis que cancelen el encuentro justo antes de que empiece.

Desde la banca enemiga sale un hombre musculoso con una gran espada y camina hacia nosotros. La luz de las antorchas alrededor de la arena se refleja en su brillante arma de metal amenazadoramente.

—¡Adalbert!

Con brillante cabello rubio, ojos turquesa, una gran nariz aguileña y por supuesto una barbilla partida, von Grantz Adalbert se ve como un apuesto futbolista americano. Odia a los mazoku y no quiere más que ver a Shin Makoku colapsar. Con una sonrisa maliciosa en su rostro, lentamente se acerca a nosotros. Con cada paso que da, la excitación del publico incrementa. El ganador del segundo encuentro ha regresado. La multitud alza los puños al cielo y pisotea salvajemente.

—¡Me opongo a este encuentro! Esta no es una competencia uno a uno. ¡Es un torneo! —grita Adalbert y el público ruge en respuesta.

Adalbert voltea hacia los réferis.

—Si es un torneo, entonces el ganador del segundo encuentro tiene el derecho de competir contra el tercer participante del otro equipo, ¿verdad?

Los dos réferis asienten.

—Así es, el ganador del segundo encuentro tiene el derecho de competir de nuevo en el siguiente encuentro.

¡Esperen un momento! El ganador de segundo encuentro no es Josak, sino Adalbert. ¡Y el tercer participante del otro equipo no es otro que yo! ¡Rayos! ¿Tendré que pelear contra Adalbert? Bueno, ¡este es un problema que no estábamos esperando!



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