Maru-MA Volumen 02 Capítulo 5

From Baka-Tsuki
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Un impacto imposible sacude el barco y a todos sobre él.

Retumba, retumba.

¿Un terremoto subterráneo? Pero están flotando en una gentil y ondulada corriente, no sobre tierra firme.

Yuuri, con la mirada fija hacia abajo, ignora la mano que le ofrece Conrad y camina hacia adelante a pasos inestables mientras todos miran alrededor para encontrar la causa.

Alza la vista cuando alcanza más o menos el centro de la cubierta y observa fijamente al hombre justo delante de él con el único ojo no coloreado por los lentes de contacto.

—¿…Yuuri? —le llama Wolfram olvidando su alias, pero no parece oírle.

Atónito, toma la mano de Yuuri. Con excepción del dedo índice, es frio como el hielo.

—Conrart, él…

—Sí. Pero ahora va más allá de nosotros.

Tal vez ni siquiera Yuuri puede controlarlo.

—…Habéis atacado una nave indefensa, destruyendo y saqueándolo todo. Insistís en seguir el camino del mal.

Tanto su voz como su tono han cambiado. Es una lástima que no lleve el cabello en un moño[1].

—Antes que enlazarse en un combate honorable, habéis tomado prisioneros con trucos de cobardes. Incluso osáis voltear vuestras espadas contra los débiles y clamarlos como posesiones.

Retumba, retumba, retumba.

El sonido que acompaña los temblores parece estar acercándose, más que volviéndose más fuerte.

Tomados por sorpresa por la transformación de su joven prisionero, los piratas se reúnen alrededor del jefe esperando órdenes. El ardiente dedo índice de Yuuri se precipita a apuntar al viejo de barba con uniforme de marinero.

—¡Pagarais por vuestra impertinencia!

Esas palabras forzadas, viniendo de alguien que normalmente se emociona ante todo, parecerían pertenecer a otra persona por completo. De hecho, incluso podrían rivalizar con el aspecto digno de un rey de Gwendal.

Está posando igual que un modelo.

—¡Oh, tontos que no tenéis orgullo como marinos! ¡No es mi intención derramar sangre, pero no me dejáis elección, ¡os rebanaré!

Wolfram frunce el ceño. Este es un recuerdo humillante para él.

—Él también me hizo eso a mí.

—Fue bastante severo, ¿eh?

—Pero fue diferente en ese momento. Estamos en territorio humano, los elementos deberían estar limitados aquí.

—Eso también me preocupa, pero…

El maryoku depende del alma. Solo aquellos nacidos con él son capaces de hacer un pacto con los elementos del mundo natural, comandarlos y manipularlos con el fin de usar majutsu. Pero este es el territorio de los humanos que veneran a los dioses, y las partículas que obedecen a los mazoku son extremadamente escasas.

Además, si realmente planea rebanarlos, usar una espada funcionaria igual de bien.

—¡Sentencia!

Retumba, retumba, retumba, retumba, retumba.

Los piratas cerca de la entrada de la cabina gritan, sus voces se vuelen chillonas del miedo.

La causa del retumbar se revela en ese momento.

Avanzan sobre la cubierta a gran velocidad y comienzan a trepar por los cuerpos de los piratas que han elegido.

¡¿Trepar?! Los gritos llenan el lugar.



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Pedazos de huesos de animales temblequean, son los restos desperdigados de la comida de los pasajeros y las sobras descartadas de las cocinas. Llenan la superficie completa del piso de la cubierta como insectos, o ratones, o cangrejos ermitaños. Desde pequeñas partes como huesos de peces, hasta costillares y enormes cráneos de vacas. Todos y cada uno de los huesos han venido a buscar venganza.

—Ugh… e-es la primera vez que veo majutsu de tan mal gusto…

—¡Ayyyyy, están viniendo! ¡Conrart, vienen para acá! ¡Haz algo! ¡Haz algo!

Wolfram salta como una langosta en una olla de agua hirviendo ante la grotesca escena. Los huesos se parten en fragmentos afilados bajo sus pies frenéticos.

—No te muevas, quédate quieto. Piensa en ellos como dejar pasar un escorpión venenoso o una araña.

—¡Ayy! ¡Están-están-están trepando!

—Mantén la compostura.

Eso es bastante difícil para alguien que no tiene nervios de acero.

La única razón por la cual los pasajeros y la tripulación están quietos es porque la mayoría de ellos se han desmayado. Los piratas están llorando a lágrima viva y gritando ante el ataque, están siendo arañados, masticados y rellenados. Con las bocas llenas de los desechos a medio comer de otras personas.

El jefe pirata cae rodando de la caja que usaba de plataforma con huesos de pollo incrustados en la nariz y también en sus orejas. Arrastrándose sobre sus rodillas aterrado comienza a intentar alejarse de Yuuri.

—¡E-es el diablo, el diablo--!

—¡¿Diablo?! ¿Aún no podéis reconocer mi rostro?

Delante de él está la palabra “justicia” formada no por gente de pie marchando como una banda, sino por huesos.

No es el Diablo, sino el Maou.

Las mujeres que observan desde la cubierta de la nave pirata vitorean a la luz de las antorchas.

—¡Es un barco, es un barco patrulla de Shimaron!

El intenso y brillante ojo derecho de Yuuri vio la luz sobre las aguas.

A medida que su voluntad abandona el ejército de huesos se oyen secas rupturas por varios lados. Los huesos dejan de moverse.

El Maou voltea con apropiada dignidad hacia los piratas. —¡Arrepentíos de vuestras acciones, y preparaos para enmendaros con la pena definitiva!

Se balancea y comienza a caer hacia adelante.

—…Esta sentencia será pospuesta para otro momento.

Todos los presentes están seguros de que tendrán pesadillas esta noche.



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Referencias

  1. Se refiere al típico peinado del Japón feudal que usaban los hombres.