Spice & Wolf ~Versión Española~: V03 Cap 03

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Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgment26.

Estado[edit]

Traducido por Sergio Campos Jurado 20:01 22/09/08

Corregido por FNX 17:05 12/10/08

Traducción y corrección iniciales terminadas.

Listo para leer y disfrutar.

Capítulo 03[edit]

Desde temprano en la mañana, las calles de Kumerson estaban llenas de vitalidad.

Mientras pasaba a través de la larga calle que conectaba el norte con el sur, encaminándose hacia la filial de la compañía al este, Lawrence pudo ver como alguien estaba colocando carteles parecidos a guías por todos lados.

Lawrence echó un vistazo a los carteles según se apresuraba siguiendo al chico. Averiguó que éstos se parecían a algún tipo de guía, aunque no pudo comprender del todo lo que tenían escrito. En ellas estaban escritas palabras de un lenguaje que no había visto nunca. Y en algunas incluso habían colgadas flores frescas, hojas de nabo y pasto para decorarlas.

Estos carteles eran probablemente usados para el festival Lazura que comenzaría ese mismo día. Lástima que Lawrence no tuviera en ese momento ni el tiempo libre ni el humor para averiguar la verdad sobre ellos.

Quizás porque el muchacho siempre estaba haciendo recados para Mark yendo y viniendo por la ciudad, era el motivo por el que era tan rápido, y no mostraba signos de estar quedándose sin aliento. Incluso Lawrence, que tenía cierta confianza en su condición física, sólo era capaz de conseguir seguirle. Justo cuando Lawrence estaba a punto de quedarse sin fuerzas, llegaron finalmente a la filial de la compañía.

La gruesa puerta de madera de la filial, que normalmente tenía un aire elitista y por regla estaba firmemente cerrada, se encontraba actualmente abierta de manera generosa. Aproximadamente 3 mercaderes estaban ya bebiendo en la entrada tan de buena mañana.

Al principio, Los 3 estaban de cara al interior del edificio charlando felizmente, pero tan pronto vieron que Lawrence había llegado, le saludaron y al mismo tiempo avisaron gritando fuertemente a los que había dentro:

"Eeey, el caballero del que tanto hemos oído hablar, Hashim ha llegado."

Escuchándoles referírsele como al caballero Hashim, Lawrence se convenció completamente de que lo que el muchacho le había contado no era ni una mentira ni una broma.

Existía un cuento que circulaba sobre tierras cálidas rodeadas por el mar y viñedos - una famosa historia de amor de la región de Arius.

Y el caballero de la corte, Hundel La Hashim era el protagonista de este cuento.

Aunque, Lawrence no estaba para nada encantado con que se refirieran a él como a un caballero.

El caballero Hashim había peleado valientemente por su verdadero amor, la noble Elisa, y aceptó un duelo con el hijo del rey, Phillip III, siendo Elisa el premio; para finalmente sufrir una trágica muerte.

Lawrence subió velozmente por las escaleras de piedra, apartó a los alegres comerciantes y corrió hacia el interior del edificio.

Todas las miradas estaban fijadas en Lawrence como lanzas dirigidas a un criminal condenado a muerte por desmembramiento.

En la parte más profunda de la filial, en otras palabras, en frente de la barra del bar en la que el dueño de la firma estaba situado... permanecía en pie el hijo del rey, Phillip III.

"¡Por todo lo dicho vuelvo a declarar!"

Una aguda y sonora voz de jovenzuelo resonó en el salón de la filial.

La voz provenía de Amati, que no estaba vestido en la grasienta capa de cuero típica de los comerciantes de pescado sino con una túnica requerida para ocasiones formales, viéndose más como el hijo de un aristócrata.

La mirada de Amati se dirigía directamente a Lawrence. Todos los comerciantes en la sala contuvieron la respiración en silencio mientras observaban a Amati.

En ese momento, Amati elevó una espada corta y una hoja de piel de cordero y declaró:

"Yo pagaré la deuda que recae sobre los pequeños hombros de la monja peregrina. Cuando la bella diosa recupere su libertad, juro por San Lambardos, quien protege la Hermandad Comercial de Rowen desde los cielos, que voluntaria y solemnemente dedicaré mi sincero amor a la monja peregrina Horo."

El sonido de risotadas, mezcladas con exclamaciones y silbidos, resonó llenando el gran salón con una increíble y apasionada energía.

Amati se olvidó completamente del ruido. Lentamente bajó su mano y, girando la espada corta en su mano derecha 180º, la sujetó por la empuñadura y se la pasó a Lawrence. Mientras hacía este movimiento, decía:

"La señorita Horo ya me ha informado de su desgracia, al igual que el trato que se le ha dado. Tengo intención de usar mi nombre y mi fortuna como hombre libre por ayudarla a recuperar sus alas de libertad, y proponerle matrimonio."

Las palabras que Mark le había dicho el día anterior aparecieron claramente en su mente.

Un tipo de la edad de Amati, en el momento en el que se obsesione con algo, hará absolutamente cualquier cosa por conseguirlo.

Lawrence estaba bastante enfadado mientras observaba, primero la empuñadura que Amati le estaba ofreciendo y después el papel de piel de cordero.

Puesto que todavía había cierta distancia entre ellos, Lawrence no podía leer con claridad lo que estaba escrito en el papel, pero imaginó que probablemente fuera un escrito formal detallando lo que Amati había declarado un instante atrás. La marca roja en la esquina inferior derecha del papel era casi seguro un sello de sangre, y no de cera.

En los pueblos sin un notario público, o cuando se deseaba un contrato de mayor valor que un certificado de notario público, la gente utilizaba la ley del contrato. Esta tan llamada "ley del contrato" implicaba que aquel cuyo sello en sangre estuviera en el contrato tenía que pasar una espada corta al otro grupo participante, en este caso Lawrence, y jurar en el nombre de Dios.

Si fueras incapaz de realizar lo estipulado en el contrato, la persona que firmó con el sello de sangre tenía o que matar al otro grupo con la espada corta, o dirigirla hacia su propia garganta.

En cuanto Lawrence aceptara la espada corta de Amati, el contrato estaría formalmente aceptado.

Por supuesto, Lawrence no hizo ningún movimiento, porque no había imaginado que la situación alcanzaría tales niveles.

"Sr. Lawrence."

Amati le estaba lanzando una mirada penetrante, como si sus palabras salieran de sus ojos.

Lawrence entendió que no podría escapar de Amati con una excusa lamentable ni intentando ignorarle.

Angustiado, Lawrence dijo algunas palabras intentando ganar tiempo:

"La deuda de Horo para mí es un hecho, y también es cierto que le he pedido que me pague la deuda mediante rezos por la seguridad en mis viajes. Pero, eso no significa que si su deuda fuera eliminada, ella no desearía continuar siendo mi compañera de viaje."

"Tienes toda la razón. Aunque, estoy seguro de que dejará de ser tu compañera de viaje para quedarse conmigo," respondió Amati.

"¡Oh~!" Una pequeña ola de ovaciones resonó nuevamente en el gran salón.

Y es que, incluso si Amati no pareciera estar borracho, su apariencia en ese momento era muy parecida a la de Phillip III.

".....Además, aunque no sea devota 100%, Horo sigue siendo una monja en peregrinación. Casars-"

"Si crees que no conozco las reglas en lo que concierne a tal situación, entonces te preocupas demasiado, porque estoy al tanto de que la señorita Horo no pertenece a ningún convento," le devolvió Amati.

Lawrence debía cerrar su boca fuertemente para evitar que la palabra "Maldición" escapara de ésta.

Había 2 tipos de monjas peregrinas. El primer grupo consistía de monjas que pertenecían a sitios como conventos que no estuvieran oficialmente reconocidos por la Iglesia. El segundo grupo consistía de auto-proclamadas monjas peregrinas por lo que, al fin y al cabo, no pertenecían a ningún convento.

La mayoría de las monjas peregrinas pertenecían a este último grupo de auto-proclamadas monjas, y se nombraban a sí mismas como tales por las facilidades para el viaje. Por supuesto, ya que no pertenecían a ningún convento, naturalmente no estaban sujetas a la restricción de matrimonio impuesta a los miembros del clero.

Amati sabía que Horo era una auto-proclamada monja. Y por eso, ya no serviría de nada encontrar un convento ahora y acordar una mentira para así poder engañarle.

Amati continuó hablando con un ritmo constante:

"Para ser honesto, no es mi deseo imponerle el contrato a usted, Sr. Lawrence, de esta manera. Seguramente todos los presentes me ven como a Phillip III del cuento del caballero Hashim. Sin embargo, de acuerdo a las leyes de la ciudad de Kumerson, cuando una mujer está en deuda, su guardián es el que posee el derecho de acreditarla. Por supuesto-"

Amati se detuvo un segundo aquí. Entonces se aclaró la garganta una vez y continuó:

"Si usted, Sr. Lawrence, como el guardián de Horo, aceptaras incondicionalmente mi propuesta de matrimonio, entonces no habría ninguna necesidad de utilizar tal contrato."

Semejantes novelas tan raramente vistas, cuyo argumento tenía a 2 hombres compitiendo por 1 mujer, eran el mejor tema de conversación en los grandes banquetes.

Los comerciantes susurraban e intentaban ocultar sus carcajadas mientras continuaban viendo como se desarrollaba la escena.

Cualquier comerciante con experiencia estaba seguro de que la relación entre Horo y Lawrence no era como Amati la había descrito. Quizás sería más apropiado decir que aquellos que en verdad creían que era sólo por pagar su deuda por lo que la monja peregrina estaba viajando con éste y rezando por la seguridad en los viajes del vendedor ambulante eran los comerciantes menos experimentados. Una persona normal pensaría de forma natural que la monja permanecía con el comerciante para así no ser vendida para pagar su deuda. O, que permanecía con él por su propia voluntad.

Por supuesto, Amati probablemente habría considerado tales posibilidades también, pero lo más probable es que pensara que era la primera opción.

Para liberar a la desamparada, desgraciada y bella monja de los grilletes que la encadenan a su deuda; seguramente era gracias a esta razón, tan justa y honorable, por la que Amati era capaz de ignorar las miradas del público y realizar algo tan atrevido.

Incluso si Amati no pensara así, la situación actual convertía a Lawrence en el malhechor.

"Sr. Lawrence, ¿estás dispuesto a aceptar esta espada corta que sella el contrato?" preguntó Amati.

Los atentos comerciantes abrieron sus bocas sonriendo en silencio, deseosos de conocer la acción que tomaría Lawrence.

El vendedor ambulante que había traído a una preciosa chica consigo, parecía como si estuviera a punto de perderla de la mano del joven comerciante de pescado, todo por no haber estado correctamente preparado.

Un espectáculo tan entretenido como este era algo que definitivamente no se vería todos los días.

Y sin importar la excusa que Lawrence diera para rechazar el contrato, sólo le haría quedar peor.

Por lo que, la única opción que le quedaba a Lawrence era actuar noblemente para así dejar de parecer el malhechor de esta historia.

Además, Lawrence estaba completamente seguro de que Horo no dejaría de viajar con él simplemente porque Amati le hubiera ayudado a eliminar su deuda, por lo que no había nada de que preocuparse.

"No soy tan despreocupado como para firmar un contrato sin siquiera haberlo leído," dijo Lawrence.

Amati afirmó con la cabeza, retiró la espada corta, y le pasó a Lawrence el contrato en piel de cordero.

Bajo las miradas de todos los presentes en la habitación, Lawrence tranquilamente se acercó a Amati y recogió el contrato para examinarlo.

Estaba seguro de que los contenidos del contrato no diferían mucho de lo que Amati acababa de decir; sólo estaba expresado en un lenguaje más complicado.

En los contenidos del contrato, la parte en la que Lawrence estaba más interesado era la suma que Amati tenía que pagar.

¿Cuánto dijo Horo que debía?

Juzgando por el grado de confianza con el que Amati había hecho su declaración, quizás era una cantidad muy pequeña.

Entonces, Lawrence encontró la suma escrita en una de las líneas.

Por un momento, Lawrence pensó que debía estar viendo visiones.

1000 monedas de plata de Trenni.

Lawrence sintió una segura sensación de tranquilidad expandirse por su cuerpo.

"¿Estás seguro de que el contenido del contrato no tiene error alguno?" preguntó.

Lawrence volvió a leer el contrato desde el principio, y se aseguró de que no hubieran puntos que pudieran servir de trampas. Naturalmente, Lawrence también intentó encontrar puntos que no fueran trampas y que le pudieran servir para su propia ventaja.

Pero, el inflexible y enrevesado documento estaba diseñado específicamente para evitar proveer a Lawrence con semejante oportunidad y prevenir cualquier posibilidad de ganar al grupo que lo proponía.

Viendo a Amati afirmar con la cabeza en respuesta, Lawrence sólo pudo responderle de la misma forma.

"Comprendo."

Habiendo dicho esto, Lawrence le devolvió el contrato a Amati, y le indicó sus intenciones con la mirada.

Amati nuevamente le ofreció la empuñadura de la espada corta a Lawrence.

Lawrence alargó su mano hacia la empuñadura, en ese preciso instante, el contrato fue formalmente aceptado.

Cada comerciante presente servía como testigo del contrato. Y aún más importante, el contrato de la espada fue jurado en el nombre del santo patrón de la Hermandad, San Lambardos.

Todos los comerciantes se animaron e hicieron sonar sus jarras entre ellos, como sintiendo ellos mismos el desenlace de este entretenido espectáculo.

Dentro de la jauría, ambas partes del contrato se miraban el uno al otro en silencio antes de dejar el contrato y la espada corta en manos del aparentemente cansado dueño de la filial.

"Este contrato es efectivo hasta el último día del festival, en otras palabras, mañana cuando se ponga el sol. ¿Es correcto?"

Lawrence afirmó con la cabeza en respuesta a la pregunta de Amati, y añadió intencionadamente:

"Por favor paga las 1000 monedas de plata de Trenni en efectivo. De ninguna manera aceptaré ni tratos ni pagos fraccionados."

Incluso si Amati fuera un comerciante de pescado capaz de transportar simultáneamente 3 carros cargados de pescado fresco, era imposible que pudiera poseer los recursos financieros para conseguir 1000 monedas de plata de Trenni fácilmente. Si fuera un mercader con tal poder financiero, Lawrence sin ninguna duda habría oído hablar de él hacia tiempo.

Por supuesto, Lawrence no dudaba que Amati fuera capaz de realizar negocios cuyos beneficios ascendieran a 1000 monedas de plata de Trenni.

Aunque, por decirlo objetivamente, lo que estaba haciendo Amati era lo mismo que comprar a Horo con 1000 monedas de plata. Siempre y cuando Horo no tuviera intención de ser vendida, las 1000 monedas de plata pasarían simplemente del bolsillo de Amati al suyo.

Si Amati fuera realmente a hacer algo así, le faltarían los fondos necesarios para comprar pescado al día siguiente. Incluso si Horo fuera en verdad a aceptar la propuesta de matrimonio de Amati, seguramente lo que les esperaba a ambos serían tiempos difíciles. Aunque cualquier poeta diga que el dinero no puede comprar el amor, lo inverso también era cierto.

"Entonces, Sr. Lawrence, encontrémonos aquí mañana nuevamente."

Aún así, la cara de Amati aún mostraba una emoción inapagable. Nadie llamó a éste mientras salía de la filial dando grandes zancadas y con la cabeza bien alta. En cuanto salió, las miradas de todos se volvieron a centrar en Lawrence.

Si no dijera nada en ese momento, todos le tomarían por un inútil vendedor ambulante que hubiera caído en la trampa de Amati.

Lawrence estiró su cuello, y dijo con total confianza:

"Estoy seguro que mi compañera no se irá con él por algo tan simple como lo es pagar una deuda en su nombre."

Una oleada de vítores se elevó desde todas partes, como diciendo, "Bien dicho", y poco después, frases como "¡Doble por Lawrence, Cuatro veces por Amati! ¿Quién quiere apostar?" resonaron por toda la filial.

Quien se había ofrecido como voluntario para ser el banquero de esta apuesta era un comerciante de sal conocido por Lawrence. Tan pronto como notó que Lawrence le estaba mirando, le devolvió una amplia sonrisa.

Que las ganancias por apostar por Lawrence eran menores que las de Amati, implicaba que los comerciantes presentes habían entendido que Amati se encontraba en desventaja. Cuando Lawrence vio las 1000 monedas de plata mencionadas en el contrato, la sensación de tranquilidad que se extendió por su cuerpo no estaba basada en una observación demasiado esperanzada. Más bien, analizándolo con sentido común, que Amati presentara semejante contrato era claramente era algo estúpido.

Las apuestas de los comerciantes que continuaban apareciendo 1 por 1 eran en su mayoría a favor de Lawrence. Según subían las apuestas por él más y más, crecía la confianza de Lawrence.

Aunque Lawrence casi se asustó como para sobresaltarse al escuchar por primera vez a Amati declarar su intención de proponerle matrimonio a Horo, las verdaderas posibilidades de que Amati consiguiera completar el contrato eran extremadamente pequeñas.

Además, pensó incluso que dejando de lado que las apuestas ya parecían estar asignadas en contra de Amati, había un último factor clave que le daba a Lawrence hasta más tranquilidad.

En otras palabras, siempre y cuando Horo no mostrará su aprobación, Amati y Horo no podrían casarse.

En lo que respecta a este punto, Lawrence tenía absoluta confianza.

Amati posiblemente no podría saber que Lawrence y Horo estaban actualmente buscando juntos la ciudad natal de Horo en el norte.

Lawrence le había dicho a Horo que antes de nada, para un comerciante, la información era lo más importante. No tener suficiente información era como ir al campo de batalla con los ojos vendados.

La situación actual de Amati era un clásico caso de falta de información. Por este único error, incluso si fuera por toda la ciudad, gastando todas sus fuerzas y consiguiendo finalmente reunir las 1000 monedas de plata para eliminar la deuda de Horo, Horo casi seguro todavía continuara el viaje al norte con Lawrence.

Lawrence sopesaba todos estos detalles mientras se disculpaba con el dueño de la filial por armar tanto alboroto con tan extrañas circunstancias, dejando después el edificio.

Tan pronto como las apuestas estuvieran fijadas, los comerciantes no dudarían en dirigir su atención hacia Lawrence, por lo que Lawrence pensó que lo mejor era irse antes de eso, porque no quería convertirse en un tópico durante el banquete.

Según Lawrence atravesaba con dificultad la cantidad de comerciantes y consiguió salir de la filial, encontró a alguien familiar esperándole fuera.

Era la persona que le había presentado a la cronista Deanna, Bartose.

"Se podría decir que te has topado con algo bastante problemático."

Viendo a Lawrence responder con una sonrisa forzada, Bartose tuvo que mostrar una sonrisa de simpatía e inmediatamente pronunció un "Pero", y continuó hablando:

"Creo que Amati propuso el contrato porque ha dado con una forma de reunir los fondos."

Oyendo semejante idea inesperada de Bartose, la sonrisa forzada desapareció de la cara de Lawrence.

"Imposible."

"Claro está, este método no parece como si pudiera considerarse como decente," añadió Bartose.

Seguramente no podría ser como el método que Lawrence había empleado en Rubinhagen con anterioridad, pensó éste.

En Kumerson, no había ningún producto cuya importación estuviera sujeta a grandes impuestos. Sin el problema de los impuestos, por lo tanto no había motivo alguno para introducir ilegalmente nada.

"Estoy seguro que en no demasiado tiempo, las noticias habrán llegado a oídas de todo el mundo. Si mostrara más apoyo por ti, el Sr. Amati daría demasiada lástima después de haber reunido el suficiente coraje para hacer una declaración tan atrevida en medio de la filial. Sólo quería avisarte con tiempo, Sr. Lawrence."

"Pero, ¿por qué?"

Bartose reveló una sonrisa cercana a la de un muchacho.

"Porque sin importar la razón, tener a alguien con quien viajar es siempre agradable. Si este compañero de viaje te lo arrebataran, para un vendedor ambulante, sería sencillamente demasiado doloroso"

Bartose dijo esto con una sonrisa en la cara. Por como lo decía, parecía que lo había dicho completamente en serio.

"Probablemente deberías apresurarte en volver a la posada para encontrar una forma de contraatacar, ¿cierto?" Le sugirió Bartose

Desde el punto de vista de Lawrence, Bartose era exactamente como un compañero de negocios que voluntariamente le estaba ofreciendo un gran trato con condiciones favorables para Lawrence. Lawrence le mostró su gratitud y se dirigió hacia la posada.

Amati ya había averiguado una manera de asegurar los fondos necesarios.

Aunque Lawrence había evaluado incorrectamente la situación, había aún cosas entre Lawrence y Horo que Bartose desconocía.

Lawrence continuó analizando la situación de arriba a abajo según atravesaba la calle cuyo tráfico estaba siendo regulado debido al festival.

La conclusión a la que llegó era que Horo definitivamente no se iría con Amati.




Después de que Lawrence le contara los eventos que Horo no había presenciado, puesto que se había quedado en la posada todo el tiempo, recibió una respuesta inesperadamente fría.

Horo en verdad se mostró sorprendida cuando oyó el mensaje que trajo el aprendiz de Mark, pero ahora, parecía pensar que cuidarse su cola era más importante. Estaba sentada con las piernas cruzadas y tenía situada su cola directamente sobre sus piernas para peinarla.

"Entonces, ¿has aceptado el contrato?" preguntó Horo.

"Aye."

"Si es que...."

Dijo Horo con una mirada fría, e inmediatamente dirigió su mirada hacia su cola. Observando la desinteresada respuesta de Horo, Lawrence no pudo evitar sentir algo de lástima por Amati.

Lawrence miró hacia el exterior de la ventana, diciéndose a sí mismo, "No hay nada de qué preocuparse". En ese momento, Horo inesperadamente habló:

"Vos."

"¿Qué ocurre?"

"Si ese ingenuo joven señor llegara a pagar verdaderamente las 1000 monedas de plata, ¿qué harías?"

Lawrence notó que si respondía, "¿A qué te refieres con qué haría?" en ese momento, casi con total seguridad Horo le mostraría una expresión de decepción.

Lo más probable era que Horo deseara saber la primera cosa que atravesó la mente de Lawrence cuando se encontró ante tal respuesta.

Lawrence pretendió pensárselo un momento, y a propósito eligió una respuesta algo menos ideal con la cual respondió:

"Tras acordar todo el dinero que has gastado, te daría a ti el resto del dinero."

Las orejas en la cabeza de Horo se movieron lentamente, y sus párpados escondieron la mitad de cada ojo.

"No me pongas a prueba," dijo.

"Sería demasiado injusto que siempre fuera yo al que pusieran a prueba, ¿no?"

"Hmph."

Horo soltó un resoplido por su nariz mostrando su insatisfacción antes de volver a dirigir su mirada de vuelta a la cola entre sus manos.

Lawrence intencionalmente no había revelado el verdadero primer pensamiento que pasó por su mente.

No sólo esto, Lawrence hizo esto para probar a ver si Horo detectaba que el había ocultado intencionadamente la verdad.

"En el caso de que Amati realizara lo estipulado en el contrato, también me quedaría con mi parte del trato," dijo.

"¿Oh?"

Aunque Horo no había levantado su cara, Lawrence estaba seguro de que ella no estaba pendiente de su cola en absoluto.

"Por supuesto, para empezar, eras libre desde el principio, por lo que puedes actuar según tu propia voluntad," Lawrence continuó.

"Menuda confianza tenéis vos."

Horo cambió su posición de piernas cruzadas, dejando sus pies apoyados en el suelo.

Su postura se parecía bastante a la posición que usaba cada vez que planeaba golpearle, lo que causó que Lawrence retrocediera un poco, aunque inmediatamente respondió con muchísima confianza:

"No es que tenga confianza, sino que confío en ti."

La misma cosa podía decirse de distintas maneras.

Aunque en el fondo, había expresado la misma idea, Lawrence sintió que diciéndolo de esta forma parecía más viril.

Por un momento, Horo pareció paralizada, pero siendo rápida reaccionando, pareció descubrir lo que Lawrence tenía en mente.

Tras reír alegremente por un momento, rápidamente se levantó de la cama y dijo:

"En serio, eres más mono cuando te ves presa del pánico."

"Incluso yo estoy profundamente impresionado con cuanto he madurado."

"Hmph, ¿crees que cuenta como madurar el simple hecho de que seas capaz de hablar de una manera digna?"

"¿No lo es?"

"En una apuesta, si te comportas confiadamente tras haber analizado las probabilidades y determinado que la situación se encuentra a tu favor, simplemente es una muestra de lo listo que eres y no el comportamiento que debe tener una persona madura después de todo."

Oyendo a la sabia loba de cientos de años de edad expresar su brillante punto de vista, Lawrence no pudo omitir cierta sospecha, como si se encontrara ante alguien que vendía una extraña mercancía.

"Por ejemplo, cuando Amati os propuso el contrato, rechazarlo hubiera sido una admirable elección también, ¿no?"

Antes de que Lawrence siquiera tuviera la oportunidad de decir, "Para nada", Horo tomó la iniciativa y continuó:

"Lo más probable, es que primero juzgaras la reacción de aquellos a vuestro alrededor y decidiste si quedabas mal o no ante ellos, ¿me equivoco?"

"Emm....."

"¿Qué tal si lo consideramos desde la situación en la que nuestros lugares son cambiados? Lo que quiero decir, es que yo hubiera dicho esto-"

Horo se aclaró su garganta una vez, y dijo con su mano derecha presionando su pecho:

"Soy incapaz de aceptar el contrato. Deseo estar siempre junto a Lawrence. Incluso aunque esté en deuda conmigo también cuenta como un lazo de unión que nos une a Lawrence y a mí. No importa cuantos lazos existan que nos conecten a Lawrence y a mí, no podría soportar que ni uno sólo de esos lazos desapareciera... Por lo que, incluso si ahora tuviera que caer en vergüenza, no aceptaría el contrato... Algo como eso, ¿qué tal?"

Esto casi parecía una escena de una ópera.

La expresión de Horo era tan seria que su discurso conmovió a Lawrence hasta las profundidades de su alma.

"Si escuchara a alguien dedicarme eso, seguramente me quedaría sin aliento de la emoción."

Aunque Lawrence estaba al corriente de que Horo estaba por supuesto bromeando, también sintió que sus palabras tenían cierto fundamento.

Pero, Lawrence no tenía intención de admitirlo directamente, porque en el momento en que lo hiciera, estaría admitiendo que era un desalmado que admitió el contrato para mantener su imagen pública. Además, si hubiera hecho una declaración tan atrevida en público, incluso si no se convirtiera en el hazmerreír durante una temporada, le habría ocasionado problemas en el futuro.

"Quizás en verdad fuera una actuación viril, pero que sea o no algo que cuente como la actuación de una persona madura es otro tema a tener en cuenta, ¿no es cierto?"

Horo cruzó sus brazos en su pecho, y dejó su mirada pasear momentáneamente en el aire antes de aceptar con la cabeza ligeramente y decir:

"De hecho, aunque fuera el comportamiento de un buen macho, es también el comportamiento estúpido de un jovenzuelo que no muestra consideración por las consecuencias. Oír tal declaración quizás traería un sentimiento de júbilo, pero, probablemente traería graves consecuencias."

"Hice lo correcto, ¿no?"

"Bueno sí. Pensándolo de esta forma, quizás el pensamiento de un buen macho y el de alguien maduro son incompatibles. Un buen macho parece infantil, mientras que alguien maduro parece ser un bueno para nada."

Si un obstinado caballero llegara a oír una frase tan irrespetuosa hacia los hombres de parte de Horo, posiblemente se enfadaría lo suficiente como para que sacara su espada.

Viendo a Horo mirándole con una sonrisa impertinente, Lawrence no pudo evitar dejar de contraatacar:

"En ese caso, ¿cómo respondería la sabia loba Horo, que es por igual una buena mujer y una buena persona madura, si se hubiera encontrado ante el contrato de Amati?"

La cara de Horo todavía mantenía la sonrisa.

Apretando sus brazos contra su pecho, inmediatamente respondió:

"Aceptando sonriente el contrato, por supuesto."

Lawrence se quedó sin palabras al escuchar esto, y la sonrisa de Horo seguía marcada con total intensidad.

Viendo la brillante sonrisa de Horo, y la facilidad con la que parecía ser capaz de aceptar el contrato de Amati, Lawrence no pudo estar seguro, por lo calmada y segura que parecía, de toda la profundidad con la que había analizado el problema.

Pero, Lawrence no había estado tan seguro de Horo.

Esto hizo a Lawrence darse cuenta nuevamente que la persona ante él era, después de todo, Horo, la auto-proclamada sabia loba.

"Por supuesto, una vez hubiera firmado el contrato y vuelto a la posada, haría lo siguiente, acercarme a tu lado sin decir ni una palabra..."

Paso por paso, Horo forzó a Lawrence contra la esquina cercana a la ventana, soltado los brazos que estaban cruzados en su pecho y, alargando sus brazos gentilmente hacia Lawrence dijo:

“...e inclinando mi cabeza.”

La forma en la que Horo agachó su cola y orejas, y la forma en la que encogió sus hombros como faltos de fuerza, tenía la apariencia de una ilusión. Si esta fuera una trampa que hubiera preparado, seguramente era una que no podría ser capaz de descifrar.

Un segundo más tarde llegó una risa ahogada de Horo, lo que llenó a Lawrence de miedo por lo que Horo sería capaz de hacer.

"Aunque, se te podría llamar un buen comerciante. Seguramente firmaste el contrato porque decidiste que era una apuesta con altas probabilidades de ganar. Aún así, sin duda harás numerosos movimientos en las sombras, sólo para asegurarte."

Horo elevó su cabeza, meneando sus orejas y cola de una manera aparentemente feliz y al mismo tiempo rodeando a Lawrence, permitiendo que su cuerpo se apretara firmemente contra el lateral de éste.

Claro está que Lawrence comprendió inmediatamente la intención de Horo.

"¿Quieres que te lleve a ver el festival, no es cierto?" preguntó.

"Para sacar partido de un contrato, un comerciante no dudaría en sobornar, ¿no?"

El acuerdo entre Lawrence y Amati no estaba directamente relacionado con Horo. Aún así, si la proposición de Amati era o no aceptada era el punto más importante de este problema. Por decirlo en términos nada adornados, que Lawrence pudiera o no ganar las 1000 monedas de plata dependía completamente del humor de Horo.

Dada la posición de Lawrence, ¿cómo podía permitirse no sobornar a Horo, quien poseía el poder de decidir eso?

"De cualquier forma, tengo que moverme para conseguir información sobre Amati, así que creo que te llevaré conmigo mientras me dedico a ello," dijo.

"¿Quieres decir que vos me llevaréis a pasear, y conseguiréis la información mientras estamos paseando?"

"De acuerdo"

Lawrence, que había recibido un puñetazo de Horo en la cintura, sonrió y respondió con un suspiro.




Lo primero que debía hacer era investigar el poder financiero de Amati.

De acuerdo a los cálculos de Lawrence, posiblemente Amati no pudiera ganar las 1000 monedas de plata de una vez, y Bartose le había dicho que para conseguir el dinero, Amati estaba incluso usando métodos que no pudieran considerarse decentes, por lo que esto era probablemente cierto.

Aunque, si Amati fuera realmente a conseguir la suma requerida, sería bastante problemático. Por lo que, Lawrence decidió darle una visita al puesto de venta de Mark y pedirle ayuda con la investigación.

Ya que Mark mantenía su tienda abierta como siempre durante el festival, no había tenido la oportunidad de ver la conmoción por sí mismo, y por esto estaría encantado de ayudar. En una situación tal que los rumores se extendieran continuamente pero en la que pocos comerciantes habían llegado a ver la cara de Horo, llevar a Horo al puesto de Mark era verdaderamente muy efectivo.

Comparado con ser capaz de observar la evolución de la conmoción desde un asiento en primera fila, dar algo de información era algo de poca importancia.

"Además, la persona que se ocupará de correr por toda la ciudad no seré yo," dijo Mark.

Aunque el chico encargado de los recados diera cierta lástima, era un camino que todos necesitaban pasar. Tal pensamiento puso a Lawrence con un extraño humor.

"Pero, ¿crees que haces bien en salir a pasear con la rumoreada belleza?" preguntó Mark.

"Dijo que quería ir a ver el festival Lazura. Además, si la mantuviera confinada en la habitación de la posada, ¿no me convertiría realmente en alguien que usa su deuda para mantenerla atrapada?"

"Aunque el Sr. Lawrence lo haya dicho de esa forma, ¿Cuál es la verdadera situación?"

Mark sonrió preguntándole a Horo. Horo estaba vestida hoy con su usual forma de aldeana, y se había puesto la bufanda de piel de zorro que le había regalado Amati. Pareció comprender lo que Mark estaba pensando, y con ambas manos presionadas contra su pecho respondió:

"No hay ninguna verdad oculta en ello. Estoy en verdad atada por los grilletes de una gran deuda. Estas cadenas, que obstaculizan mi visión del futuro, son tan pesadas que no puedo escapar sin importar cuanto lo desee.... Si tuvieras la voluntad de ayudarme a deshacerme de estos grilletes, incluso si mi cara fuera a mancharse con harina, lo aceptaría encantada."

Escuchando esto, explotaron unas carcajadas de Mark.

"Wahahahaha, ya entiendo como Amati cayó rendido a tus pies. Juzgando la situación, la persona que está realmente atada completamente es casi seguro Lawrence."

Lawrence miró en otra dirección sin contraatacar. Sabía que si Mark y Horo le atacaban por ambos lados, no tenía ninguna posibilidad de ganar.

Aunque, quizás porque Lawrence normalmente mantenía una conducta benevolente, Dios hizo que su salvador apareciera en ese mismo instante.

El jovenzuelo hizo su aparición entre los montones de gente y se acercó corriendo.

"Lo he encontrado," gritó.

"Ah, buen trabajo. ¿Cuáles son los resultados de la investigación?"

Mientras el chico le daba la información a Mark, no se olvidó de saludar a Lawrence y a Horo.

Seguramente no estaba interesado en escuchar las palabras de aprobación de Mark o de Lawrence en esta ocasión, sino que deseaba en su lugar ver la sonrisa de Horo.

Horo, que comprendió los pensamientos del chico, inclinó su cabeza y le lanzó una sonrisa que le pareció más atractiva de lo normal al chico. Tal acto por parte de ella causó que la cara del chico se tiñera de un rojo brillante.

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"¿Cuáles son los resultados?"

Viendo a Mark preguntar esto con una sonrisa maliciosa, el chico se frustró según se preparaba para responder. Teniendo a alguien como Mark por maestro, el chico sin duda fue provocado desde que comenzó su aprendizaje con él.

"Ah, sí. Uhm, la cantidad antes de las reducciones por los impuestos en el libro de contabilidad de las tasas es de 200 Iredo," dijo como reporte.

"200 Iredo ¿no? Lo que quiere decir..... unas 800 monedas de plata de Trenni. Esta suma debería ser la cantidad que Amati poseía según los libros del ayuntamiento," dijo Mark.

Quitando algunas excepciones, cualquier comerciante que poseyera una cierta cantidad de dinero estaba obligado a pagar impuestos. Todas las cantidades cobradas por los impuestos eran apuntadas en el libro de contabilidad de las tasas, que podía ser visto libremente por cualquier comerciante que tuviera acuerdos de negocios con la persona cuyos impuestos apuntados estuvieran en el libro. A través de sus amigos, Mark había pedido ayuda a comerciantes que tuvieran negocios con Amati para investigar los impuestos de Amati.

Aunque, un vendedor asentado no era normal que diera un reporte perfecto de sus propiedades al ayuntamiento, por lo que Amati sin duda tenía una cierta cantidad de propiedades sin declarar. Además, el grueso de las posesiones de cualquier comerciante existía con forma de créditos.

Pero, incluso si Amati ciertamente poseyera otras propiedades, era incapaz posiblemente de producir 1000 monedas de plata de una vez para comprar a Horo.

Suponiendo esto, si Amati realmente planeará cumplir el contrato, sólo podía recurrir a métodos tales como pedir dinero o apostar, lo que permitía acumular grandes sumas de dinero en cortos periodos de tiempo.

"¿Dónde está la casa de apuestas de Kumerson?" preguntó Lawrence.

"No es como si las apuestas fueran permisibles en Kumerson sólo porque no haya iglesia. Como mucho, encontraras a gente jugando cartas, dados, o 'cazar al conejo'. Además también hay un límite en las apuestas. Reunir el dinero mediante apuestas es imposible."

Por la forma en la que Mark había sido capaz de dar inmediatamente una respuesta tan segura tras sólo escuchar una simple pregunta, estaba claro que también había contemplado y analizado los posibles medios por los cuales Amati podría reunir el dinero.

Cualquiera que fuera el caso, la acción de Amati era el equivalente a prepararse para gastar 1000 monedas de plata para comprar un objeto que no podría cambiar por dinero. No existía ningún comerciante que no sintiera curiosidad por cuál sería la fuente de ingresos de Amati.

Lawrence continuaba considerando estos problemas mientras pensaba sobre la siguiente investigación con la que pedirle ayuda a Mark. De repente, Mark habló:

"Ah cierto, hablando de apuestas, oí que sumada a la apuesta sobre el resultado de tu contrato con Amati, hay otra apuesta para después de que el contrato sea completado."

"¿Después de completado?"

"Aye. En otras palabras, en el caso en que Amati completara satisfactoriamente el contrato, la apuesta sobre quién será el ganador tras eso."

Mark reveló una provocativa sonrisa, y la Lawrence cambió su expresión a una amarga.

Horo, quien se había convertido en la persona clave de este duelo, parecía haberse interesado en el trigo y harina apilados dentro del puesto. Ella permitió al chico guiarla por él diligentemente mientras observaba el interior.

Las palabras de Mark parecieron haberle llegado a sus oídos también, y miró en la dirección de Lawrence.

"Aunque actualmente llevas ventaja, las ganancias van 1 a 2. No hay ningún claro vencedor," dijo Mark.

"Debería hacer que el banquero compartiera algo del dinero conmigo."

"Jajaja. Entonces, ¿Cuál es la situación actual?"

Para que Mark preguntara semejante cosa, no había duda que era para ganar información útil referente a la apuesta para conseguir ganar algo de dinero, además de por un interés natural en unirse a cualquier cosa divertida.

Lawrence no le prestó demasiada atención a la pregunta de Mark, y sólo respondió encogiéndose de hombros. Sin embargo, Horo, que se había acercado a Lawrence sin que se diera cuenta, respondió a la pregunta.

"Hay muchas preguntas en este mundo que son difíciles de responder incluso si la respuesta ya es conocida. Por ejemplo, el porcentaje de mezcla de la harina."

"Ehn.”

Mark miró rápidamente al chico, que meneó su cabeza vigorosamente como para indicar que no había dicho nada. El porcentaje de mezcla de la harina que Horo había mencionado se refería a la pureza de la harina. Para incrementar la cantidad de harina, un comerciante de trigo a menudo añade un poco de harina de menor precio en la harina que está haciendo con el trigo original.

Si la cantidad de la harina de menor calidad que se añade se mantiene en un pequeño porcentaje, incluso un comerciante de trigo que estuviera en contacto con harina en el día a día no sería capaz de ver la diferencia. Aunque, para Horo, que habitaba en el trigo, seguramente esto podría hacerse con sólo un vistazo.

Horo sonrió maliciosamente y continuó:

"¿Deseas preguntarme que haría si la deuda fuera eliminada?"

Horo empleó su especialidad - una sonrisa que no tenía nada de sonriente.

Tanto el chico como Mark menearon sus cabezas vigorosamente, y miraron a Lawrence con ojos suplicantes.

"Pero entonces, la única cosa que puede hacerse es mantener vigiladas las acciones del oponente directamente," dijo Lawrence.

"Que traicionero eres."

La observación tan remarcada de Horo se clavó en el pecho de Lawrence.

"Me gustaría que sólo lo describieras como una competición en las sombras. Después de todo, el oponente seguramente enviará gente para observar cada uno de mis movimientos también," respondió Lawrence.

Pero Mark, que se había mantenido al margen, no continuó la canción de Lawrence:

"No, no lo creo. Verás, por mucho que tenga una apariencia débil, Amati en verdad huyó de casa sólo hacia esta ciudad fronteriza y consiguió todo lo que tiene sin ayuda de nadie. Además, es muy joven, y egocéntrico en varios aspectos. No sólo no le da importancia a las conexiones entre vendedores locales, incluso ve mal el tipo de comportamiento despreciable del que antes mencionaste. Sólo confía en su habilidad para determinar la calidad del pescado, su elocuencia promoviendo ventas, y en las bendiciones de Dios."

"Casi exactamente como un caballero," pensó Lawrence para sí mismo. Pensar que Amati podría alcanzar su posición actual de tal manera, hizo que Lawrence se sintiera un poco envidioso.

"Quizás es precisamente por esta razón por la que Amati caería locamente enamorado con una encantadora chica que llegara repentinamente a la ciudad. Después de todo, entre las mujeres del pueblo existen conexiones incluso más fuertes que las existentes entre los vendedores locales. Siempre están prestando atención a cualquier cuchicheo que les rodea y espiándose las unas a las otras. Tan pronto una parece destacar demasiado, todas ellas atacan a esa persona al unísono; estoy seguro de que son el tipo de personas que Amati despreciaría. Por supuesto, tras casarme con Adele, descubrí que no todas las mujeres del pueblo son así."

Como vendedor ambulante, Lawrence pudo entender la explicación de Mark muy bien. Desde el punto de vista de un extranjero, las mujeres de Kumerson eran sin duda como él las había descrito.

Lawrence observó a Horo, que se había acercado a su lado. Sintió que bajo esas circunstancias, era muy posible que Amati se enamorara perdidamente de ella con sólo una mirada. Por otro lado, el hecho de que creyera que Horo era una chica normal haría que enamorarse de ella fuera aún más normal.

"Aunque, incluso si el Sr. Amati fuera semejante persona, soy libre de hacer uso de las conexiones entre comerciantes. Si fuera una competición entre caballeros, un comportamiento tan traicionero quizás sería desaprobado, pero en una competición entre comerciantes, quejarse por algo así no sería aceptable."

"Aye, totalmente de acuerdo."

Habiendo dicho esto, Mark miró a Horo.

Lawrence volvió a mirar a Horo también, y Horo, como si hubiera estado esperando a que Lawrence la mirara, sujetó sus mejillas con sus manos y habló en un tono tímido:

"Cómo me gustaría que alguien me atacara cara a cara honorablemente de vez en cuando."

Lawrence pensó para sí mismo que Mark debía haber llegado también a la idea de que ganar a Horo era una tarea imposible.




Tras eso, Lawrence decidió solicitarle ayuda a Mark para reunir información sobre Amati usando sus contactos. Mientras pedía ayuda a Mark, Lawrence no olvidó añadir a su explicación la mención que hizo Bartose en la que Amati parecía haber averiguado una forma de reunir el dinero.

Aunque Lawrence confiaba en Horo, si fuera a usar eso como excusa para sentarse sin hacer nada, no se atrevía a imaginar que haría Horo para obligarle a actuar. Por otro lado, aprovechando la idea de reunir información sobre Amati, Lawrence estaba también analizando la posibilidad de unirse al negocio de Amati para obtener unas buenas ganancias.

Ya que el que Horo y Lawrence se quedaran alrededor del puesto de Mark sólo serviría para molestar los negocios de éste, ambos se fueron tan pronto como Lawrence terminó de hacer su petición.

Parecía que las calles de Kumerson rebosaban con más y más vitalidad. Incluso tras salir del mercado hacia la plaza, las multitudes eran tan grandes como en pleno mercado.

Se estaba acercando el mediodía, y cada tentador puesto situado en los bordes del camino atrajo grandes filas de clientes. Por supuesto, esto no era suficiente para asustar a Horo, que agarraba fuertemente la moneda ganada de las manos de Lawrence según se ponía a la cola en los puestos que le atrajeron.

Lawrence observaba a Horo esperar en la cola desde alguna distancia, pensando que pronto tañerían la campana para señalar la llegada del mediodía. En ese momento, un sonido como hueco y apagado apareció en el aire.

"¿Un cuerno?"

Pensar en cuernos le recordó a los pastores; lo que le hizo pensar en Nora, que había hecho una gran apuesta con ellos allá en Rubinhagen. Aunque, sintió que sería problemático si la avispada Horo fuera a entrever sus pensamientos.

Según Lawrence borraba la imagen de Nora de su cabeza y dirigía su mirada al origen del sonido, Horo, que había conseguido comprar lo que le hizo esperar en la cola -buñuelos- se acercaba hacia él.

"¿Oísteis vos eso ahora mismo, como el sonido que hacen los pastores?" preguntó ella.

"Aye. Si te paras a pensarlo, debe de ser en verdad el sonido de un cuerno."

"Este lugar esta sobrecargado con el olor de la comida, pero no consigo diferenciar el aroma de ninguna oveja cercana."

"Deberían haber muchas ovejas en el mercado. Pero eso no explica porqué alguien haría sonar un cuerno en el pueblo."

"Cierto. Después de todo, la pastora no está por aquí."

Ya que Lawrence había anticipado con anterioridad que Horo diría esto, no pareció inmutarse.

"Ehh. Si no te inmutas nada, ¿no lo haces parecer como si estuviera intentando ponerte a prueba?" dijo Horo

"Entonces simplemente me alegraría muchísimo, me alegrare ha una velocidad sorprendente."

Horo mordió los crujientes buñuelos, con su cara llena de felicidad. Lawrence sonrió suavemente según volvía a mirar a su alrededor. Descubrió que todos en la multitud se movían en la misma dirección - todos se dirigían hacia el centro del pueblo. El sonido del cuerno que acababan de oír debía haber sido la señal para el comienzo del festival.

"El festival probablemente acaba de empezar. ¿Quieres ir a verlo?" preguntó Lawrence.

"Sería aburrido no hacer otra cosa más que comer."

Según Lawrence se adelantaba con una sonrisa forzada, Horo le seguía de cerca por detrás, y alargó su mano para agarrar la de Lawrence.

Ambos se movían con la multitud, en dirección norte por el borde del mercado. Pronto, el sonido gritos de júbilo se mezcló con los sonidos de flautas y tambores que llegaban a sus oídos.

Delante de ellos podían verse aldeanas vestidas de manera similar a la de Horo, o lo que parecían aprendices con la cara oscura que se habían escaqueado del trabajo, predicadores ambulantes con 3 plumas atadas a sus mantos, y también a caballeros y soldados con armaduras ligeras. Era en verdad un encuentro variado.

A juzgar por la dirección de los gritos de júbilo, el origen parecía ser el cruce de las dos calles principales que dividían la ciudad en 4 cuadrantes. Aunque, debido a la multitud de gente, el cruce no se podía ver nada. Aunque Horo intentaba alargar su cuello para conseguir echar un vistazo a la visión del festival, ni Lawrence era capaz de ver, mucho menos Horo, que era bastante más pequeña que él.

Lawrence inmediatamente recordó algo y, cogiendo la mano de Horo, se giró hacia una callejuela cercana a la calle principal.

Contrastando enormemente con la clamorosa calle, tras entrar en la callejuela, el ambiente se calmó inmediatamente. Aquí podían encontrarse mendigos vestidos con telas desvencijadas durmiendo con una expresión que parecía decir que la atmósfera tan alegre de la calle no tenía nada que ver con ellos, o artesanos preparando las mercancías para sus puestos de venta trabajando atareados en sus talleres abiertos.

Horo pareció inmediatamente darse cuenta de donde Lawrence tenía planeado llevarla, y le siguió en silencio.

Si el festival se llevaba a cabo en las calles principales, la posada en la que estaban establecidos sería seguramente un punto perfecto desde donde poder ver el festival claramente.

Los dos se movían enérgicamente por el casi desierto callejón, entraron en la posada por la puerta de atrás y se dirigieron al segundo piso.

Una vez llegados al segundo piso, descubrieron que a alguien más se le había ocurrido la misma idea, y estaba planeando sacar partido de ello. Las puertas de algunas habitaciones que daban a la calle estaban completamente abiertas, y un ingenioso comerciante había puesto una silla fuera de una de las puertas y estaba jugando casualmente con algunas monedas en su mano según seguía sentado allí.

"En esto, deberíamos agradecérselo a Amati," dijo Lawrence.

Entrando en la habitación y abriendo la ventana de madera, Lawrence instantáneamente descubrió que la ventana lateral era el mejor lugar para ver el festival.

Sólo tenía que asomar su cabeza para ver todo lo que estaba pasando en el cruce de las dos calles principales que atravesaban de este a oeste y de norte a sur. Además, incluso un vistazo normal al exterior de la ventana era suficiente para ver el festival al completo.

Todas las personas que tocaban las flautas y los tambores en el cruce tenían idénticas túnicas negras y largas que les cubrían todo el cuerpo, dándoles una extraña apariencia e incluso haciendo imposible saber si eran hombres o mujeres.

Tras el grupo vestido de negro le seguía otro grupo de gente vestida de maneras increíbles.

Algunos de los disfraces consistían en un gran número de porciones de ropa cosidas juntas para formar un gran manto donde se escondían muchas personas debajo, con una mascara humana situada donde la cabeza debería estar; otros consistían en una túnica muy larga sobre alguien haciendo el papel de gigante, probablemente con otras personas, sentadas unas sobre los hombros de otros debajo de la túnica. Algunos de estos gigantes llevaban espadas grandes hechas uniendo una serie de palos de madera, y otros llevaban arcos tan grandes que eran mayores que una persona. Cada vez que estos gigantes blandían sus enormes espadas o arcos, los espectadores respondían con júbilos.

Aunque, justo cuando Lawrence iba a pensar, "Supongo que eso es todo lo que hay que ver," una oleada de gritos de excitación se oía entre las masas, seguido del sonido de un diferente grupo de instrumentos.

Horo dio un leve grito también, y Lawrence, temiendo que le bloquearía la vista, alargó su cabeza fuera de la ventana.

La posada estaba situada en la esquina sureste del cruce, y una procesión de enmascarados vestidos elegantemente parecía estar emergiendo del este.

Aunque esta procesión estaba también liderada por un grupo de gente vestida de negro, las personas que les seguían desde atrás estaban vestidas de una forma muy distinta del grupo que ya estaba en el cruce.

Algunos tenían sus caras completamente pintadas de negro y llevaban un par de cuernos de vaca en sus cabezas, y otros llevaban plumas en sus espaldas. Entre el grupo también había gente cubierta con pieles de animales. Incluso si Horo se fuera a mezclar dentro de la procesión con sus orejas y cola sin cubrir, probablemente no sería descubierta. Según avanzaba esta procesión, lo que surgió fue mejor descrito como un grito que como júbilos, y al mismo tiempo, un muñeco de paja cuya altura era mucho mayor que el tamaño de una persona apareció. El muñeco tenía 4 piernas, tenía una apariencia similar a la de un perro, y su tamaño era incluso mayor que el de Horo en forma de lobo. Estaba apoyado en una gran tabla de madera y era empujado por unos 10 hombres.

Lawrence estaba apunto de preguntarle directamente a Horo, pero, viendo que Horo estaba concentrada en observar el desarrollo del festival, decidió no decir nada.

Muñecos con forma de animales o bastante parecidos continuaron apareciendo uno tras otro dentro de la procesión y dirigiéndose lentamente al cruce, que se había transformado en una plaza pública.

No mucho más tarde de eso, las personas de negro que llegaron antes dirigiendo la procesión observaron los carteles colocados por toda la zona, señalaron en varias direcciones con sus dedos, y empezaron a moverse en ellas.

Viendo lo que hacían la gente de negro, Lawrence imaginó que no era simplemente una fiesta de disfraces, sino que tenía alguna clase de historia en ello. Lástima que no supiera nada de estos parajes. En el momento que Lawrence estaba considerando encontrar una oportunidad para preguntar a Mark sobre el tema una vez el festival estuviera acabado, descubrió que incluso otra procesión estaba atravesando por el fondo norte de la calle que recorre de norte a sur Kumerson.

Esta vez, la procesión parecía estar formada por gente normal. La procesión contenía gente vestida con harapos, como nobles, también vestidos como caballeros, pero todos tenían algo en común, todos llevaban cucharas en sus manos. En el momento que Lawrence empezó a sentirse extrañado y a preguntarse por qué todos llevaban cucharas, las tres procesiones se juntaron en el centro del cruce de las calles, y los disfrazados estaban gritando algo en un lenguaje que nunca había oído antes. Los espectadores cercanos pronunciaron suaves exclamaciones, y escucharon intensamente el diálogo de los disfrazados. Incluso Lawrence se tensó inconscientemente.

En el instante en que Lawrence se preguntaba que pasaría después, las personas vestidas de negro señalaron al mismo tiempo hacia la misma dirección.

Estaban señalando un punto situado en la dirección suroeste del cruce, y todas las personas dirigieron sus miradas hacia esa dirección.

Lawrence miró al suroeste, y descubrió que desde hacía algún tiempo, muchas carretillas cargadas con grandes barriles estaban aparcadas allí ya. Tras reírse de una manera muy exagerada, las personas situadas cerca de las carretillas inmediatamente las empujaron hacia el cruce.

Los que iban vestidos de negro comenzaron a tocar sus instrumentos, las personas elegantemente vestidas y aquellas que empujaban los muñecos de animales comenzaron a cantar al unísono, y aquellos encargados de abrir los barriles comenzaron a lanzar rápidamente el líquido de estos con unos cucharones esparciendo el contenido en todas direcciones.

El esparcimiento pareció funcionar como una señal. Las multitudes de espectadores que observaban desde la distancia entraron al cruce también y cada persona comenzó a bailar a su propio ritmo.

El espacio ocupado por la gente que se iba reuniendo para bailar continuó aumentando de tamaño. Unos pocos de los vestidos elegantemente salieron del cruce y se movían por las calles, mientras bailaban.

Las personas que atravesaban la calle se influenciaron por los que bailaban, y uno a uno comenzaron a bailar también. En apenas un instante, toda la calle se había transformado en una pista de baile a gran escala. En el centro del cruce, las personas que habían formado parte de las procesiones se agarraron por los hombros y empezaron a bailar en círculos todos juntos. El festival, una vez llego a tal punto, no podía ser parado. Hoy todos en la ciudad iban a cantar, bailar, y disfrutar enormemente sin parar hasta el amanecer.

A juzgar por el ambiente, Lawrence estaba seguro que la señal para el comienzo del festival, quizás más acertadamente descrito como conmoción, había acabado.

Horo retiró su cuerpo, que había estado casi completamente fuera de la ventana, y dijo inmediatamente mientras miraba a Lawrence:

"Bajemos y bailemos también."

Hablando del número de veces que Lawrence había bailado en su vida, podrían ser fácilmente contados con los dedos de una mano. Eso era porque Lawrence había intentado desesperadamente evitar participar en semejantes festivales. Después de todo, intuía que bailar solo sólo le entristecería.

Recordando hasta este punto, Lawrence dudó por un momento, pero viendo la mano extendida de Horo, cambió de parecer.

Estaría totalmente rodeado de borrachos de todas formas, por lo que no ser capaz de bailar bien importaba poco.

Además, la pequeña y extendida mano de Horo tenía más valor que 1000 piezas de oro.

"¡De acuerdo!"

Lawrence dijo decidido según cogía la mano de Horo.

Horo pareció sentir lo decidido que estaba Lawrence, y dijo con una sonrisa:

"Sólo debes estar atento de no pisarme los pies."

".....Haré todo lo que pueda."

Y de esa manera, ambos salieron de la posada y corrieron hacia la conmoción, cogidos de la mano.




Lawrence no podía recordar cuantos años hacían desde la última vez que hizo una locura semejante.

Tampoco había bailado, reído y bebido hasta los extremos de hoy nunca.

Quizás esta fue la primera vez que se dio cuenta que incluso él podía dejarse llevar por el ambiente de una verdadera fiesta.

Ya que siempre que los buenos momentos iban pasando, aparecía siempre un mayor sentimiento de soledad.

Pero en este preciso instante, según sujetaba a Horo por los hombros, ya que no podía mantenerse en pie debido a haber bebido demasiado en la fiesta, mientras la guiaba escaleras arriba en la posada, dejando de lado que su locura se había calmado muchísimo, lo que quedó fue un punto gracioso en la medida justa. Esto hizo sentir a Lawrence que, siempre que Horo estuviera a su lado, la alegre atmósfera continuaría por siempre.

Tras volver a la habitación, los clamores de las calles continuaron entrando por las ventanas de madera, que se había olvidado de cerrar. La noche acababa de empezar, por lo que los artesanos o comerciantes que aún no hubieran sido capaces de unirse al ajetreo a mediodía seguramente estarían empezando a enloquecer ahora.

Además, el festival parecía haber entrado en una nueva fase. De camino a la posada, Lawrence había echado un vistazo hacía el cruce y descubrió que la gente estaban meneándose adelante y atrás apresuradamente.

Si a Horo le quedara alguna fuerza, sin duda se habría vuelto loca sólo con mirarles. Desafortunadamente, no estaba en condiciones ahora mismo.

Tras dejar a Horo tumbada en la cama y continuando la servicial tarea del día anterior de ordenar la ropa de Horo, no pudo evitar un suspiro.

Aunque, no era un suspiro de infelicidad, sino uno que salió junto a una sonrisa tras ver a Horo tumbada indefensa con sus mejillas coloradas.

Quizás sería un poco injusto decirle a Amati, que Lawrence ya no sentía nada de miedo sobre el contrato que había firmado esta mañana.

Olvida lo del miedo, para empezar, antes de volver a la posada, había olvidado completamente que siquiera hubiera firmado ningún contrato.

Cuando volvió a la posada, el posadero mencionó que alguien había dejado un mensaje. Era de Mark, y el contenido era: "Ya he descubierto los medios por los que Amati conseguiría el dinero, ven rápidamente a la tienda".

Incluso tras oír las palabras, "ven rápidamente a la tienda", el primer pensamiento que vino a la mente de Lawrence fue, "Ya iré mañana". Esta era una idea que Lawrence normalmente no tendría nunca, y fue lo que en verdad le abrió los ojos al hecho de que el contrato apenas tenía prioridad para él.

Comparado con el mensaje de Mark, lo que le importaba más era la carta que había recibido junto al mensaje. La carta estaba sellada con cera, y "Deanna" estaba escrito con bella caligrafía en el lugar del remitente. El posadero le dijo que la carta la había traído un hombre con una constitución parecida a la de un corpulento ataúd. Posiblemente se tratase de Bartose.

Lawrence le había pedido entonces a Deanna que le avisara si recordaba algo más sobre Yoitsu, por lo que era probable que el contenido de la carta fuera referente a ello. Aunque pensar en abrir la carta y echarle un vistazo pasó por su cabeza, al final prefirió no hacerlo, comprendiendo que si se sentaba a leer la carta, sólo le daría más pereza dirigirse luego a ver a Mark.

Tras volver a meter la carta que había sacado de su abrigo, cerró la ventana por la que todavía entraban los clamores de la calle y se preparó para dejar la habitación.

Según alargó su mano para abrir la puerta, notó repentinamente la mirada de alguien clavada en su espalda. Girándose, aún sabiendo que por supuesto no era otra que Horo con cara de dormida, que estaba intentando abrir sus ojos para verle.

"Saldré un momento," dijo Lawrence.

"¿....Salir escondiendo una carta envuelta con el aroma de una hembra en tu pecho?"

El enfado de Horo no parecía provenir de su lucha interna con su soñolencia.

"En verdad es una belleza. ¿te molesta?" le provocó Lawrence.

".....Zoquete."

"Es una cronista. ¿Sabías sobre ese tipo de trabajo? Es la que nos va a dar información sobre Yoitsu, y conoce muchas leyendas y mitos antiguos del norte. Aunque no he visto lo que ponía la carta aún, fue capaz de darme mucha información sobre Yoitsu simplemente hablando con ella ayer, e incluso oí una historia relacionada contigo."

Horo se limpiaba sus ojos como un gato lavando su cara, antes de sentarse lentamente para hablar:

"¿...Historia? ¿Sobre mí?"

"Tu leyenda proviene de una ciudad llamada Renose. 'Horou de la cola trigal', se refiere a ti, ¿no es cierto?"

".....No lo sé. Pero, ¿A qué te refieres con 'información útil'?"

Horo parecía estar totalmente despierta ahora. Después de todo, el tema de la conversación era su ciudad natal.

"En la leyenda de Renose, hay una mención de la dirección de la que llegaste."

"Es....."

Los ojos de Horo se abrieron completamente, y su cuerpo se tensó. Sus emociones aparecieron un segundo más tarde en su cara.

"¿Es verdad?" preguntó.

"¿Por qué iría a mentirte? Cuenta que viniste de un bosque al este de Renose. Al suroeste de Nooshira, en el punto donde ambas direcciones se cruzan es donde Yoitsu debería estar."

Habiendo escuchado tan inesperadas noticias, Horo atrajo las mantas fuertemente agarradas por sus manos contra sí, y agachó su cabeza en silencio. Sus orejas de lobo templaron suavemente y sin parar, como si el pelo con el que estaban cubiertas estuviera lleno de alegría.

La Horo ante Lawrence era como una joven dama que hubiera perdido su camino, y que revelaba una expresión de tranquilidad desmedida cuando finalmente encuentra un camino familiar tras pasar incontables años.

Lentamente, Horo respiró hondo, y expulsó el aire con mucha fuerza.

Que Horo no empezara a llorar en el sitio era probablemente debido a su orgullo como la sabia loba.

"No lloraste, que buenos modales."

"....Zoquete."

El hecho de que Horo apretara sus labios suavemente era quizás porque en verdad estaba a punto de llorar.

"Para ser honestos, el rango era demasiado grande sólo sabiendo que se encontraba al suroeste de Nooshira. Con esto, el rango se ha reducido bastante. Incluso aunque no haya leído la carta aún, estoy seguro que sólo se trata sobre información suplementaria. A juzgar por la situación, seremos capaces de encontrar nuestro destino antes de lo imaginado," dijo Lawrence.

Tras asentir con su cabeza, Horo alejó su mirada ligeramente, y volvió a mirar en la dirección de Lawrence una vez más como si estuviera echándole un vistazo mientras abrazaba las mantas.

Dentro de sus ojos color ámbar teñidos con un poco de rojo brillaba una mirada de anticipación mezclada con nerviosismo.

Sólo la punta de la incansable cola se meneaba de arriba a abajo. Semejante apariencia hacía parecer a Horo como una débil y gentil dama, haciéndole difícil a Lawrence no darle una sonrisa forzada.

Aunque, si Lawrence era incapaz de entender lo que Horo estaba diciendo con sus ojos, incluso si Horo le abriera su garganta en el acto, se lo habría merecido.

Lawrence se aclaró la garganta una vez, y respondió inmediatamente:

"Deberíamos sólo necesitar aproximadamente medio año para encontrar Yoitsu."

Lawrence podía claramente notar como la sangre retomaba su flujo normal en el cuerpo de Horo, que se había puesto tan tenso como una escultura de piedra.

"Mm," dijo Horo, asintiendo con la cabeza, con su cara llena de felicidad.

"Así que, así están las cosas. La persona que envió esta carta es sólo como una paloma trayendo el evangelio. Tú eres la que lo malinterpretó equivocadamente. Deberías tomarte un tiempo reflexionando tus actos."

Incluso aunque Horo apretó sus labios por enfado, Lawrence por supuesto sabía que lo había hecho a propósito.

"Entonces, voy a ir a ver a Mark un rato," continuó Lawrence.

"¿Escondiendo una carta envuelta con el aroma de una hembra en tu pecho?"

Escuchando otra vez la misma frase de Horo, Lawrence no pudo tragarse una risa.

Lo que Horo quería decir era, "Deja la carta atrás," pensó Lawrence.

Aún siendo incapaz de leerla, todavía quería que Lawrence dejara la carta atrás, pero decir algo tan extraño parecía demasiado embarazoso para Horo, por lo que no podía decirlo así directamente.

Lawrence le pasó la carta, sintiendo sorpresa al ver algo tan raro como una Horo que no era capaz de esconder lo que se le pasaba por la cabeza.

"Acabas de decir que quien la envía es una belleza, ¿no?" dijo Horo.

"Es una bella mujer madura con mucho encanto."

Horo elevó mucho una ceja y entrecerró sus ojos mirando a Lawrence según recibía la carta.

" eres bastante más madura, llegando a ser un poco resabida," continuó Lawrence.

Oyendo esto, Horo le mostró una sonrisa revelando su colmillo.

"De todas formas, Mark parece haber descubierto el método de Amati para obtener las 1000 monedas de plata. Voy a acercarme a oír lo que tenga que decir."

"¿En serio? Haz todo lo que puedas para inventar un contraataque, para que no me compren y separen de ti."

Dada la cantidad de cruce de palabras que había tenido con Horo hasta ahora, Lawrence naturalmente no se tomó las palabras de Horo seriamente.

Se encogió de hombros y respondió:

"Puedes abrir la carta si quieres para echarle un vistazo. Aunque, primero deberás aprender a leer."

Horo resopló por su nariz y se tumbó en la cama sujetando la carta, antes de menear su cola un par de veces como diciendo, "Corre y vete". Se veía como un perro que estaba llevando un hueso de vuelta a su propio territorio.

Por supuesto, Lawrence no se atrevió a comentar semejante pensamiento. Simplemente sonrió en silencio, abrió la puerta y salió de la habitación.

Según cerraba la puerta, Lawrence echó un vistazo más a Horo, que meneó su cola unas pocas veces más como si hubiera sabido desde el principio que volvería a mirar.

Ver la acción de Horo, Lawrence no pudo evitar reírse ligeramente. Cerró la puerta lentamente, temiendo que si hiciera mucho ruido molestaría a Horo.




"En serio, para alguien que esta pidiéndole ayuda a otro, se te ve bastante relajado, Lawrence."

"Lo siento."

Lawrence en principio se estuvo planteando si debería ir directamente a la casa de Mark, pero decidió que quizás Mark todavía estaba en el mercado y entonces decidió buscarle en su puesto de venta primero, y acabó siendo como esperaba.

Dentro de los puestos repartidos por todo el mercado podían verse personas bebiendo y disfrutando bajo la luz de la luna. Entre los guardias nocturnos responsables de cuidar las mercancías, bastantes habían también sucumbido a la tentación y comenzaron a beber.

"Aunque, estoy bastante libre durante el festival de todas formas, por lo que no es gran cosa," continuó Mark.

"¿Es eso cierto?"

"Aye. Nadie quiere ir y venir cargando bienes durante el festival, ¿cierto? Especialmente con bienes tan espaciosos como el trigo, siempre son vendidos antes de que el festival comience, y comprados cuando el festival comience (nota: Mark se refiere estrictamente al punto de vista de un comerciante, por lo que "comprados" se refiere al comerciante reabasteciendo su stock una vez que vendidos los bienes anteriores.). Aunque, la fiesta nocturna tras el festival no cuenta."

Lawrence había escuchado que la fiesta nocturna tras el festival se llevaba acabo tras el festival principal de 2 días. Esta fiesta, que duraba incluso más que el periodo completo de la tan conocida feria, no era más que un gran festín. Aunque, Lawrence no podía entender los pensamientos de los aldeanos por ser incapaces de resistir usar el festival como excusa para celebrar alocadamente mientras beben hasta no poder más.

"Por otro lado, gracias a que reuní información para ti, he sido capaz de conseguir un poco de ganancias, por lo que no te pediré nada a cambio esta vez."

El sonriente Mark llevaba una cara de comerciante mientras hablaba.

Por lo que parecía, el método de Amati para conseguir dinero era un negocio que permitía la posibilidad de ir por libre.

"Estás usando el método de Amati para ir por libre ¿eh? Entonces, ¿qué método está usando?" preguntó Lawrence.

"Oh, hablando del método que está usando, en verdad es muy ingenioso. Pero, no es realmente porque haya pensado alguna magnífica forma de hacer dinero. Lo que quiero decir es que se trata de un negocio que cualquiera puede fácilmente usar para obtener una gran cantidad de beneficios."

"Para un comerciante, esto en verdad es un tema atractivo."

Lawrence dijo mientras se sentaba en una silla que consistía de un tronco corto situado cerca. Mark captó el significado de la frase de Lawrence, y sonrió maliciosamente.

"He oído que el caballero Hashim puede bailar verdaderamente. Aunque, si la situación se deja tal y como está, el caballero demasiado tolerante quizás llegue a tener que aceptar las 1000 monedas de plata, y sufrir que su bella princesa sea arrancada de sus brazos por su oponente," dijo Mark.

"Incluso si apuestas toda tu fortuna por Amati, no me importaría en lo absoluto."

Como respuesta al contraataque de Lawrence, Mark no se escudó para defenderse, sino que continuó yendo con una ofensiva como si fuera una espada larga:

"Hablando de ese Phillip III, oí que está contando muchos detalles desagradables sobre ti."

"¿Ein?"

"Dijo que permites que la pobre chica soporte el peso de la deuda para que puedas llevarla donde quiera que desees; también, que sólo le has dejado comer maltrecho puré frío de trigo negro, y que la has estado tratando de mala manera durante el transcurso de tus viajes, cosas como esa,"

Dijo alegremente Mark, como si contara un chiste. Lawrence, al escucharlo, sólo pudo responder con una sonrisa forzada.

Lawrence por supuesto entendió que Amati estaba extendiendo malos rumores sobre él para así justificar la legitimidad de su propio comportamiento, Aunque para Lawrence, comparando el dolor de una dañada reputación, con un sentimiento de pesadez, como si un mosquito estuviera revoloteando por su cara, era incluso más molesto y capaz de causarle que apartara involuntariamente su cara.

Ahora que lo pensaba, dejando de lado lo que pudiera hacer un soldado empuñando su espada, ¿qué podía un simple vendedor ambulante hacer para que una joven le debiera dinero y por ello forzarla a viajar con él? Dentro de una ciudad protegida (nota: protegida por figuras con cierto poder [nobles, iglesia...]), un acuerdo escrito de deuda sería quizás de alguna forma efectivo, pero tan pronto como llegara a campo abierto, sería totalmente inútil.

Además, cualquiera acostumbrado a viajar no consideraría comer puré de malísimo sabor de forma regular durante el transcurso de un viaje como nada demasiado importante. Quizás sería mejor decir que, para un comerciante, cuya mayor prioridad es conseguir dinero siempre, incluso vivir sin comer nada al día no sería tan sorprendente.

Seguramente nadie tomaría realmente las palabras de Amati como cargos contra Lawrence. Pero, ahí no era donde realmente estaba el problema. El punto era que Amati estaba extendiendo por todos lados la idea de que él y Lawrence estaban en el mismo campo de batalla, peleando por una mujer.

Aunque este no tendría un impacto directo en los negocios de Lawrence, para un comerciante independiente, no era algo por lo que hubiera que sentirse feliz.

Que Mark revelara una sonrisa tan molesta y maliciosa no dejaba en duda que era porque comprendió el sentimiento molesto de miedo que estaba creciendo en Lawrence. Lawrence dejó escapar un ligero suspiro, meneó su mano para poner fin a la discusión y dijo:

"Entonces, ¿cuál es este beneficioso negocio?"

"Ah cierto, casi lo olvido. Ya que escuché que Bartose parecía haberlo averiguado ya, usé eso como punto de referencia para mis investigaciones, y pronto encontré lo que andaba buscando."

Eso quería decir que tenía algo que ver con los negocios de Bartose, pensó Lawrence.

"¿La compra-venta de piedras preciosas?" preguntó.

"Casi, pero no. Es algo sin relación alguna con piedras preciosas."

1 a 1, los productos comprados y vendidos por comerciantes que realizaban negocios en regiones mineras pasaron por la cabeza de Lawrence. Y entonces, repentinamente le llegó.

Recordó el mineral parecido a oro que salió durante su conversación con Horo.

"¿Pirita?"

"¿Ah? ¿Ya te lo habían contado?" preguntó Mark como respuesta.

Parecía que Lawrence había dado en el clavo.

"No, sólo pensé que quizás pudiera ser un buen negocio. Algo que ver con un adivino ¿verdad?"

"Eso parece. Aunque, oí que el propio adivino ya había dejado Kumerson," respondió Mark.

"¿Y eso?"

Oyendo un grito de júbilo repentino, Lawrence miró en la dirección del sonido, y vio que un grupo de hombres con prendas de viaje y algunos comerciantes estaban celebrando al ritmo de las jarras y abrazándose los unos a los otros, pareciendo muy contentos por la reunión.

"Pero, los hechos revelados al público decían que se fue porque su misteriosa y acertada adivinación había atraído la atención de un oficial de la Iglesia encargado de interrogar paganos. Aunque claro, como si alguien fuera a creerse semejante historia," continuó Mark.

"¿Por qué dices eso?"

Mark tomó un sorbo de vino, y tomó una pequeña bolsa de una tabla de madera a modo de mesa tras de él.

"Eso es totalmente imposible. Si alguien de la Iglesia realmente apareciera en la ciudad, seguramente causaría una gran conmoción. Además, la cantidad de pirita en circulación me parece demasiado grande. Mi suposición es que el adivino compró su cargamento de pirita de otra ciudad y se fue de este lugar tan pronto como consiguió vender todo lo que tenía. También..."

Mark dejó caer los contenidos de la bolsa en la mesa en la que estaban hablando. Bajo la brillante luz de la luna, las piezas de pirita que rodaban por la superficie de la mesa, daban un brillo blanco. Entre las piezas había algunas con una bonita forma de dado, y también con formas más desiguales que se veían como pan aplanado.

"Creo que el adivino estaba enfatizando apropósito la rareza de la pirita. Imagina cuanto vale esto ahora."

La pieza de pirita que Mark tenía en su mano tenía forma de dado, considerada la más valiosa entre los especimenes de pirita. Según el precio original del mercado, su valor debería estar por unos 10 Iredo, o un cuarto de moneda de plata de Trenni aproximadamente.

Pero, Lawrence recordó que Horo le contó que la pieza de pirita que Amati le compró a ella la había conseguido por una subasta, por lo que hizo una suposición un poco más atrevida.

"100 Iredo."

"Son 270."

"Im-"

Lawrence se tragó la palabra "posible", y en silencio se maldijo por no haber hecho ningún movimiento para buscar y comprar pirita para stock cuando Horo se lo contó por primera vez.

"Para nosotros los hombres, semejante precio sería algo ridículo incluso si esto fuera algún tipo de gema. Pero el precio de esta cosa ahora mismo es incluso más ridículo. Tan pronto como el mercado abra mañana, el precio seguramente subirá de nuevo. Ahora mismo, todas las mujeres del pueblo están luchando entre ellas por comprar esta cosa. Sin importar el año, los adivinos y las pociones de belleza secretas serán siempre productos populares," dijo Mark.

"Aún así, ¿que esta cosa valga 270 no es un poco exagerado?"

"Y no sólo aquellos con forma de cubo, todas las piezas de pirita sin importar la forma han subido de precio partiendo de la base de que cada forma ofrece una función distinta. Después de todo, las mujeres están todas persuadiendo a los comerciantes y granjeros que vienen a la feria del pueblo con productos atractivos para sacar dinero de sus bolsas repletas de dinero y comprar pirita para ellas. También, ya que menciono la pirita, este mineral podría ser llamado un milagro, que ha atraído instantáneamente la atención de toda mujer, esas mujeres están incluso compitiendo entre ellas por ver quién recibió una mayor cantidad. De todas formas, por esta misma razón, cada vez que una mujer actúa coquetamente para que le compren pirita, el precio sube nuevamente."

Para Lawrence, que había comprado vino y adornos de considerable valor para las chicas de ciudad con anterioridad, las palabras de Mark fueron especialmente desagradables de oír.

Pero, comparado con la molestia de sus oídos, el profundo sentimiento de arrepentimiento que vino de ver como se escapaba de sus dedos una grandísima oportunidad de hacer negocio le dolió hasta más.

"Esto ya no es algo tan simple como calcular el porcentaje de venta, sino de aumentar las ganancias en varias veces, o incluso decenas de veces con respecto al precio original. En otras palabras, Phillip III que está planeando robar a tu princesa esta ganando cantidades descomunales de dinero según hablamos," Mark continuó.

Amati parecía haber llegado a la idea de ayudar a Horo a borrar su deuda anticipando que las monedas de plata en su saco de dinero se multiplicarían inmensamente.

Si Amati ya hubiera empezado a tratar con pirita en el momento que le compró la pieza de pirita para Horo, entonces era muy probable que ya hubiera alcanzado una considerable suma. Quizás era realmente posible que Amati tuviera las 1000 monedas de plata preparadas para el siguiente día.

"Incluso aunque acabo de empezar a tratar con este negocio, ya he conseguido 300 Iredo. Sólo eso indica claramente como de anormal es el porcentaje al que el precio de la pirita está creciendo. Dime, ¿Cómo podría alguien dejar escapar esta oportunidad?"

"¿Quién más sabe de esto?" preguntó Lawrence.

"La noticia parece que ya se había extendido por el mercado esta mañana. En verdad me llegó esta información más bien tarde. Debería mencionar también que, mientras tú y la princesa estabais bailando, la parte delantera del puesto del vendedor de metales ya era una gran conmoción."

Aún haciendo rato desde que se quedó sobrio, la cara de Lawrence se volvió incluso más roja que la de Mark, que todavía estaba bebiendo.

Que su cara enrojeciera no era debido a ser provocado por haber estado con Horo, sino porque por encima de eso, donde incluso un comerciante sin tanto talento en los negocios supo sacar provecho de la oportunidad que ya se había extendido por el mercado, Lawrence estando en verdad junto a la plaza, pero dejándose llevar con el baile.

Para un comerciante dedicado, sin importar como de roja su cara se volviera, sería inadecuado expresar su vergüenza.

Un fallo como comerciante.

Por primera vez tras su falta de compostura en Rubinhagen, Lawrence quiso nuevamente agarrarse la cabeza y ahogarse en la agonía.

"Por lo que, Si Amati estuviera realmente envuelto en algún tipo de negocio ilegal, quizás sería posible inventar alguna forma de molestarle, pero como están las cosas, la situación no puede pararse realmente. Aunque sienta lástima por ti, no puedo más que decir que ya eres un pescado en el barril."

Por supuesto Lawrence comprendió lo que Mark quería decir, "Sólo espera y te atenderán", pero eso no era lo que le deprimía. Lo que le deprimía era que por usar toda su atención en pasar un buen rato con Horo, había permitido que la oportunidad de hacer un grandísimo beneficio se escapara delante de él.

"Una cosa más, te acabo de decir que este tema de hacer dinero se ha extendido ya entre los comerciantes, ¿no? Esos comerciantes que están pensando en revender y están haciendo todo lo posible por buscar más pirita para comprarla, lo que está causando que su precio crezca incluso más rápidamente. La cuestión es que, en este momento cuando el viento empieza a ponerse fuerte, si se te olvida levantar la vela, te arrepentirás por el resto de tu vida," dijo Mark.

"Aye, seguramente no me conformaría con sólo sentarme y observar como todos los barcos que ya han levantado sus velas se alejan más y más."

"Exactamente, exactamente. Además, sólo por si las cosas acaban mal, necesitarás dinero para comprar una nueva princesa, ¿cierto?"

Viendo a Mark decir esto con una sonrisa, Lawrence no pudo suprimir una sonrisa forzada, pero también sintió que era una gran oportunidad para enmendar la perdida que había sufrido en Rubinhagen.

"Bien entonces, por ahora sólo te compraré algo de pirita a ti usando los fondos que no recogí de los clavos."

Habiendo escuchado estas palabras de Lawrence, Mark mostró una expresión de molestia, como diciendo, "Debería haber sabido mejor como callarme a decir nada".




Tras pagar un precio de 30 monedas de plata Trenni para comprarle 4 piezas de pirita a Mark, Lawrence se dirigió entre las multitudes que cantaban y bailaban bajo la iluminación de las farolas, y se dirigió hacia la posada.

Llegados a este punto, el festival parecía haber entrado ya en su segunda fase, y el sonido de golpes violentos de tambor llegaba a sus oídos.

Debido a la inmensidad de la multitud, Lawrence sólo puedo conseguir un breve vistazo al estado del festival. La actividad de la segunda fase del festival era diferente de lo que ocurrió durante el día, pareciendo más simple y bárbara en comparación. Lawrence pudo ver a los muñecos de trigo chocando los unos con los otros, y también gente agitando espadas largas, realizando bailes con ellas.

Que el festival se desarrollara hasta tal estado era sorprendente, ya que las personas todavía se agarraban entre ellos por los hombros, bailando y bebiendo antes de que la puesta de sol hubiera llegado.

Por supuesto, ver el desarrollo del festival sentado en los mejores asientos que ofrecía la habitación de la posada era lo ideal.

Por lo que, Lawrence se abrió paso a empujones por las apretadas multitudes y rápidamente se dirigió a la posada.

Aunque más que ver el festival, lo que en verdad quería era tomarse algún tiempo en reflexión.

Aunque las posibilidades de que Amati consiguiera las 1000 monedas de plata de Trenni y que enorgullecido lanzara una suma tan gigantesca hubieran aumentado, todavía no había nada de lo que preocuparse o asustarse.

Lo que en verdad le preocupaba era a cuánto podía ascender el valor de la pirita que tenía en mano, cuánto beneficio le traería, y cómo engañaría a Horo para comprarle la pieza de pirita que había recibido de Amati por un bajo precio.

A veces, objetos que normalmente no se valoraban demasiado podía tener un cambio repentino a algo cercano al oro.

Los festivales siempre traían con ellos un ambiente especial.

Cuando llegó al callejón desviándose un poco del ruido y las luces de las calles principales, Lawrence encontró caballeros y soldados flirteando con mujeres. Algunos hasta tenían sus brazos al rededor de los hombros de las mujeres, sin prestarle la más mínima atención a la mirada de los transeúntes.

Las mujeres recostadas en los pechos de los sospechosos caballeros con pinta de ladrones y con una mirada perturbada, no parecían ser prostitutas, sino aldeanas normales. Si no fuera por semejante festival, estas aldeanas seguramente sólo estarían interesadas en hablar con hombres de mayor integridad y bastante más serios.

Por otro lado, era precisamente por el calor que traía el festival que parecía tener un efecto afrodisíaco en la gente, nublando su visión, y haciendo que un hecho tan extraño como la subida del precio de la pirita ocurriera. Para un comerciante, esto era algo que por supuesto debía ser visto con optimismo.

Mientras pensaba sobre este asunto, Lawrence vio un puesto de venta vendiendo melones fríos para aquellos que hubieran abrasado sus gargantas bebiendo licor fuerte, y compró 2 para regalárselos a Horo.

Si volviera con las manos vacías, no era capaz de imaginar que tipo de envenenadas palabras Horo le daría. Viéndose a sí mismo cargar un gran melón frío, como un huevo puesto por un pájaro enorme bajo un brazo y sujetando el otro en su mano, no pudo evitar una sonrisa forzada.

El comedor situado en el primer piso de la posada estaba tan alegre como las calles principales. Lawrence echó un vistazo a semejante alegre escena según subía al segundo piso.

Llegando al segundo piso, la clamorosa escena del primer piso parecía ser más bien una ilusión, como viendo un fuego desde una orilla opuesta.

Oyendo el repetitivo y apagado sonido, como el ruido del agua corriendo por un pequeño río, Lawrence abrió la puerta y entró.

Justo cuando se preguntaba por qué estaba tan iluminada la habitación, descubrió que la ventana de de madera estaba completamente abierta.

Debía haber sido abierta para observar la carta, para que así la luz del exterior pudiera entrar.

Lawrence acababa de llegar a este punto, cuando se dio cuenta repentinamente de que algo andaba mal.

¿Carta?

Tan pronto como entró en la habitación, sus ojos se cruzaron con los de Horo, que sostenía la carta bajo la luz que brillaba a través de la ventana.

Los ojos de Horo parecían aterrorizados.

No, no era eso exactamente.

Esos eran los ojos de alguien que había vuelto en sí tras hundirse completamente.

"Tú...."

Antes de que Lawrence pudiera decir, "sabias leer", la voz en su garganta se había vuelto áspera.

Los labios de Horo temblaban por temor, y poco después, sus hombros comenzaron también a temblar. Lawrence sabía que Horo estaba haciendo todo lo posible para llevar toda su fuerza sus delgados dedos, que se habían vuelto completamente tensos, pero sin importar esto la carta se escurrió por entre sus dedos.

Lawrence no se atrevió a moverse, temiendo que Horo, que se había paralizado como una mujer de las nieves, se partiría en pedacitos si hiciera algún movimiento.

La carta que había tenido en sus manos era probablemente la que envió Deanna.

Si Horo se había puesto así por lo que leyó en la carta, entonces las posibilidades sobre lo que tenía escrito eran limitadas.

La palabra "Yoitsu" se posó en la mente de Lawrence.

"Vos, ¿qué ocurre?"

Las palabras pronunciadas por Horo no eran diferentes de su tono normal. Por mucho que pareciera que peligrosamente estaba a punto de romperse o cercana a perder el conocimiento, una suave sonrisa que contrastaba enormemente apareció en su cara según hablaba, lo que hizo a Lawrence sentir como si estuviera sumido en un sueño.

"¿Tengo algo e... en.... mi cara?"

Aunque Horo hizo todo lo que pudo para hablar sonriendo, al final, sus tiritantes labios le hicieron imposible hablar con normalidad.

Por mucho que los ojos de Lawrence y Horo estuvieran encontrados, los ojos de Horo hacía mucho que no estaban centrados en nada.

"No hay nada en tu cara. Pero, quizás estés un poco borracha."

Lawrence no pudo continuar permaneciendo callado ante Horo, por lo que decidió hablar sin usar ninguna palabra que pudiera molestarla más.

¿Qué debía decir después? No, primero debía averiguar que es lo que Horo había descubierto. Justo cuando Lawrence llegó a este punto, Horo habló primero:

"Claro... Claro, Es...estoy borracha. Así que eso era... claro, debo estar borracha."

Horo dijo esto sonriendo, pero debido a sus temblores, sus dientes estaban golpeándose también. Se dirigió a su cama de manera muy extraña y se sentó.

Mientras Horo se movía, Lawrence fue finalmente capaz de alejarse de la puerta también. Para no hacer que el asustado pajarillo huyera, se movió de manera muy cauta, y con gran esfuerzo consiguió llegar al escritorio.

Lawrence colocó los dos melones frescos sobre el escritorio, y casualmente dirigió su mirada hacia la carta que Horo había dejado caer.

Bajo la luz de la luna, apareció la bonita caligrafía de Deanna.

En lo referente a lo que te mencioné ayer, el pueblo de Yoitsu que fue destruido en tiempos lejanos...

Según llegó esta descripción a sus ojos, Lawrence no pudo evitar cerrarlos.

Seguramente fue porque Horo había planeado sorprender a Lawrence en un futuro o hacerle alguna broma por lo que dijo que no sabía leer. Horo, que lo dijo con mala intención, no esperaba que su oportunidad llegara tan pronto y por eso leyó la carta que Lawrence había dejado atrás.

Pero su mala intención acabó trayendo el efecto contrario.

Horo debía haber estado extremadamente interesada por el contenido de la carta que contenía información relacionada con Yoitsu.

La imagen de una entusiasmada Horo abriendo la carta impacientemente apareció en la cabeza de Lawrence.

Y entonces, las palabras que indicaban que Yoitsu había sido aniquilada habían aparecido repentinamente ante sus ojos. Lawrence simplemente no pudo imaginar que tipo de golpe habría sido para Horo.

Horo todavía estaba sentada al borde de la cama, mirando al suelo hundida totalmente en la desesperación.

Justo cuando Lawrence estaba intentando pensar algo que decirle, Horo levantó su cara lentamente y habló:

"Vos, ¿qué debería hacer?"

Una petrificada sonrisa apareció en sus labios.

"Yo... ya no tengo ningún lugar al que regresar..."

Horo ni parpadeó, ni se atragantó con lloriqueos. Sólo una continua corriente de lágrimas fluyó por sus ojos como si fuera sangre.

"¿Qué debería hacer...?"

Horo continuó diciendo, como un niño que accidentalmente hubiera roto algo importante. Verla de esta forma hizo que a Lawrence le doliera el alma. La gente siempre se vuelve como niños cuando recuerdan su ciudad natal.

Horo era, después de todo, la sabia loba que había vivido por varios siglos. Seguramente había pensado en la posibilidad de Yoitsu ya estuviera enterrada bajo el río del tiempo.

Pero, al igual que un niño que no atendía a razones, cara a cara con una emoción increíblemente fuerte, la razón no importaba.

"Horo."

Oyéndole pronunciar su nombre, Horo retrocedió momentáneamente sorprendida antes de volver en sí.

"Después de todo es una leyenda antigua. Gran cantidad de leyendas antiguas son inexactas."

Para conseguir hacer que sus palabras sonaran convincentes, Lawrence habló en un tono serio. Aunque la posibilidad de que la leyenda de la destrucción fuera falsa, era posiblemente muy baja, ya que los pueblos que eran capaces de soportar muchos siglos sin ser destruidos eran por norma ciudades grandes conocidas por todos.

Pero, Lawrence simplemente no pudo encontrar nada más que decir.

"¿In...exacta?"

"Sí. Como cuando un nuevo rey o familia comienza su reinado en una región, para conseguir marcar la región como un territorio nuevo, rumores como este son extendidos con frecuencia."

Lawrence no estaba mintiendo. Había oído muchas veces sobre este tipo de casos.

Pero, Horo repentinamente meneó su cabeza, sus lágrimas corrían a derecha e izquierda de sus mejillas.

En sus ojos estaba creciendo la calma antes de la tempestad.

"Si ese fuera el caso, ¿por qué me ocultaríais vos la verdad?" preguntó.

"Estaba intentando encontrar la oportunidad idónea para decírtelo. Este tema es demasiado delicado, por lo que-"

"Heee."

Horo soltó una risa parecida a una tos.

Lawrence sintió como si Horo hubiera sido poseída por alguna clase de demonio.

"Vos...Vos debíais haber sido muy feliz al verme tan despreocupada y pasándomelo tan bien en un estado de completa ignorancia."

En ese momento, la mente de Lawrence se apagó totalmente. Por supuesto, Lawrence era incapaz de pensar de esa forma. No entendía por qué Horo sería capaz de decir semejante cosa, y una sensación de enfado surgió de su interior, cerrando su garganta.

Aunque, Lawrence consiguió con mucho esfuerzo controlar su temperamento.

Porque Lawrence comprendió que Horo sólo quería dejar escapar sus emociones, sin importar que el blanco de sus embestidas fuera él mismo o cualquier otro.

"Horo, cálmate."

"Estoy...Estoy muy calmada. ¿Mi mente no está pensando rápidamente? Sabías sobre la leyenda de Yoitsu todo este tiempo, ¿no es cierto?"

Que Horo acertara de improviso con sus pensamientos de esta forma, dejó a Lawrence sin palabras.

Lawrence claramente entendió que esconder la verdad de Horo fue su mayor error.

"Claro, sí, por supuesto. Ya sabíais la verdad cuando os encontrasteis conmigo, ¿no? Si es así, entonces explica muchas cosas."

La expresión de Horo había cambiado, pareciendo como un lobo arrinconado sin escapatoria.

"Jeje, después de todo, a vos... a vos os gustan las débiles y lamentables ovejas. ¿Qué se siente al verme hablar sobre volver a una ciudad natal ya destruida, sin saber nada de la verdad? Debéis creer que mi estupidez es hasta bonita. Tan lamentable que os duele el alma, ¿no? Incluso cuando soy una cabezota, querríais perdonarme, y entonces tratarme amablemente, ¿no es así?"

Aunque Lawrence quería responder, Horo continuó diciendo:

"Que me dijerais que volviera sola desde Nooshira era también porque os habíais cansado de mí, ¿no?"

Horo reveló la sonrisa de alguien que estuviera lanzando todo su arsenal. Incluso la propia Horo debía entender que las palabras que pronunciaba estaban repletas de maldad y hechos distorsionados.

Lawrence sintió que, si fuera a perder su temperamento y le diera una bofetada, Horo seguramente menearía alegremente su cola.

"¿Es eso lo que realmente crees?"

Escuchando a Lawrence devolverle los golpes con sus palabras, los fieros ojos de Horo se dirigieron directamente hacia él.

"Por supuesto."

Horo se había levantado y cerrado fuertemente sus puños. Sus manos ya habían perdido su color y estaban temblando incontrolablemente.

Los afilados dientes que Horo había revelado castañeteaban, y su cola estaba completamente hinchada.

Aún así, Lawrence no se asustó, porque sabía que la ira de Horo provenía de una profunda tristeza.

"¡Eso es exactamente lo que creo! ¡Eres un humano! ¡Los humanos son la única existencia que crían animales! Además, usaste Yoitsu como cebo para probar mi reacción, seguramente habrás disfrutado observado-"

"Horo."

Horo había perdido completamente la razón y estaba agitando sus brazos alocadamente. Lawrence se precipitó sobre ella en un suspiro y le agarró los brazos con toda su fuerza.

Horo parecía asustada como un perro vagabundo capturado. La fuerza de su furiosa resistencia era tan inferior a su apariencia de damisela.

Obviamente la fuerza de Horo no era rival para Lawrence sujetando sus brazos con semejante fuerza.

Gradualmente, Horo dejó de resistirse. Cambió su comportamiento, observando a Lawrence con ojos suplicantes según hablaba:

"Yo...Yo estoy totalmente sola. ¿Qué...qué...debería hacer? No hay nadie más esperando mi regreso, nadie en ningún lugar...Yo...Estoy totalmente sola..."

"¿No me tienes a mí?"

Esta era la pura verdad que había salido de las profundidades del corazón de Lawrence.

Además, semejantes palabras no eran algo que pudieran ser pronunciados casualmente.

Pero, una sonrisa de mofa apareció en la cara de Horo mientras dijo sin contemplaciones:

"¿Qué sois vos para mí?...no, ¿qué soy yo para vos?"

"¡Uhm!"

Lawrence no pudo responder en el acto, y se sumió en reflexión.

Sólo un segundo más tarde se dio cuenta de que debería haber respondido inmediatamente, incluso si fuera a decir una mentira.

"¡No quiero esto! ¡No quiero estar sola nunca más!"

Horo chilló con fuerza, y entonces cesó su movimiento.

"Os digo, ¿me tomaríais?"

Lawrence casi suelta los brazos de Horo que tenía agarrados.

Lawrence observó la cara sonriente de Horo, que cargaba con una intensa sensación de frió. Horo estaba ridiculizando su propia perdida de razón.

"Yo ya estoy sola. Pero, si fuera a tener un niño, eso nos convertiría en 2. Míreme, ahora mismo tengo apariencia humana, por lo que no sería imposible juntarme con vos que sois un humano, ¿no? Vos...."

"Por favor, no digas nada más."

Lawrence podía sentir las perforantes y excesivas emociones dentro del corazón de Horo que no tenía forma de escapar salvo lanzando palabras hirientes y envenenadas.

Pero, Lawrence no tenía tanta habilidad como para mantener una actitud serena mientras esperaba que Horo se calmara.

Además, que fuera capaz de decir esto era ya dando todo lo que le quedaba.

La sonrisa de Horo se hundió, y sus lágrimas corrieron nuevamente.

"Jejeje...jaja...jejejajaja, es cierto. Después de todo sois un sentimental. No tendré semejantes esperanzas puestas en vos, pero ahora recuerdo. Hay alguien...sí, alguien que me ama."

Ya que sus brazos estaban fuertemente agarrados por Lawrence, Horo no pudo liberarse haciendo grandes movimientos, por lo para liberarse de las manos de Lawrence en cualquier momento, Horo repentinamente relajó sus puños, que habían estado cerrados fuertemente, y pronto todo su cuerpo perdió su tensión. Tan pronto como Lawrence soltó sus brazos, Horo dijo delicadamente como una mariposa herida:

"Esta es también la razón por la que ese asunto no te molesta apenas, ¿no? Debes estar pensando que si en verdad fueras capaz de recibir 1000 monedas de plata, dejarme ir no sería ningún problema, ¿no es así?"

Lawrence comprendió que cualquier cosa que dijera en esta situación sería inútil, por lo que sólo pudo escuchar en silencio.

Horo también se quedó en silencio, como si la última gota de combustible se hubiera calcinado.

Después de eso, el silencio continuó un buen rato. Y justo cuando Lawrence estaba a punto de alargar su mano de nuevo, Horo abrió su boca y dijo con una voz apagada:

".....Lo siento."

¡Blam! El fuerte sonido recorrió los oídos de Lawrence. En ese momento, Horo había forzado el cierre de las puertas a su alma.

El cuerpo de Lawrence se paralizó, y como mucho era capaz de dar un paso atrás.

Horo se sentó, mirando al suelo sin moverse.

Lawrence, que había retrocedido unos pasos, no era capaz ni de permanecer quieto ni un segundo. Inmediatamente recogió la carta de Deanna que Horo había dejado caer, su mirada rápidamente recorrió las palabras como si huyera.

En la carta, Deanna escribió que sabía de un clérigo de clausura que coleccionaba especialmente mitos nórdicos y que vivía en un pueblo de camino a la ciudad de Renose, que Horo había visitado. Le sugirió que Lawrence le diera una visita. En el reverso de la carta estaba escrito el nombre del clérigo.

Lawrence cerró sus ojos, su corazón estaba repleto de remordimientos.

Si sólo hubiera leído la carta antes - fue algo que Lawrence no pudo evitar pensar.

Aunque Lawrence se llenó repentinamente con la urgencia de destrozar la carta en pedazos, por supuesto sabía que semejante comportamiento sólo sería dejar a su temperamento correr a sus anchas.

Esta carta era una pista importante para encontrar Yoitsu.

Lawrence no pudo evitar pensar que esta carta era el fino hilo que le permitiría mantener su débil unión con Horo, y por eso guardó la carta y la situó en su pecho.

Entonces, Lawrence volvió a mirar a Horo, pero ella todavía no tenía intención de levantar su cara y mirarle.

La frase "Lo siento" que había pronunciado cuando Lawrence estuvo apunto de alargar su mano resonó en sus oídos nuevamente.

Sólo le quedaba a Lawrence una cosa por hacer, y esa era dejar la habitación en silencio.

Y por eso Lawrence dio un paso hacia atrás, luego un segundo.

En ese momento, un fuerte grito de júbilo atravesó la ventana, y Lawrence aprovechó la oportunidad para girarse y salir del cuarto.

Aunque fuera por un instante, Lawrence notó como si Horo hubiera levantado su cara, se dijo a sí mismo que debía haber sido una ilusión traída por un pensamiento optimista.

Tan pronto como cerró la puerta dándole la espalda, se cubrió sus ojos, como diciendo que no deseaba ver nada más.

Aún así, nada de esto simplemente se iría.

Necesita encontrar una solución.

Y aunque Lawrence supiera que necesitaba resolver el problema de alguna manera, no podía evitar preguntarse: "¿Pero qué debería hacer?"

Lawrence salió de la posada.

Y empezó su camino hacia el pueblo repleto de extraños.




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