Difference between revisions of "Mushoku Tensei Spanish:Chapter 02"

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Revision as of 22:02, 9 January 2015

Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa encontrada en esta misma página (enlace) realizada por SilentWolfie.

Estado

1. Traducido por Sergiocamjur (talk) 14:02, 9 January 2015 (CST)

Necesita corrección.

Capítulo 02 - La sirvienta inexpresiva

1ª Parte

Lilia en su día estuvo trabajando como criada guardiana en el palacio de la concubina del rey de Asura.

Una criada guardiana es una sirvienta que además se encarga de la protección.

Por lo general, las criadas guardianas actuaban como simples sirvientas, pero cuando era necesario portaban sus armas para proteger a su señor.

Lilia realizaba fielmente su labor. Su trabajo como sirvienta nunca recibió queja.

Como guerrera sin embargo era sencillamente mediocre.

Este fue uno de los motivos que la llevaron a recibir una herida en la pierna por un asesino que atentó contra la recien nacida princesa; en un descuido, la espada corta del oponente la alcanzó.

La hoja de esa espada estaba recubierta de un veneno diseñado especificamente para acabar con la vida de la realeza, para el que no existía antídoto ni curación mágica que pudiera tratar su virulencia.

La herida fue tratada con urgencia, y sobrevivió gracias al esfuerzo de los médicos que probaron varios métodos para curarla; y aunque su vida ya no corría peligro, el veneno dejó secuelas.

Estas secuelas no le causaban ningún problema en su día a día, pero jamás podría correr o saltar con su antigua fuerza.

El reino la despidió sin dilación.

No era nada fuera de lo habitual. Hasta Lilia lo comprendió.

Daba por sentado que si no era capaz de ejercer su cometido perdería su trabajo.

Aún tras no recibir ninguna compensación monetaria, se consideraba afortunada de no haber sido silenciada en secreto por el simple hecho de haber trabajado en el palacio de la concubina.

Tras esto, Lilia se marchó de la capital.

Nunca supieron quién fue la persona tras el intento de asesinato.

Lilia comprendió que la despidieron pensando que sería la siguiente.

O quizás el reino la hizo marchase con el propósito de exponer al culpable.

Siempre se preguntó porqué alguien sin fama, renombre ni familia había sido aceptada en el palacio de la concubina. Ahora finalmente lo comprendió: tan sólo querían contratar a una sirvienta que fuera de utilidad para más tarde descartar sin revuelo.

Por su propia seguridad y sin importar cómo, tenía que alejarse lo más rápido posible de la capital.

Aunque el reino la usará como cebo, no tenía razón para quedarse, viendo como no le habían dado ni órdenes.

Y en absoluto sentía la lealtad necesaria como para completar su cometido a riesgo de su vida.

Tras varios trasbordos, llegó a Fedoa, un pueblo principalmente agrícola en la frontera más alejada de la capital.

La región de Fedoa, sin contar la ciudad principal de Roa, poseía únicamente extensos campos de trigo. En resumen, un lugar tranquilo.

La intención de Lilia era encontrar trabajo en esta región.

Pero su herida le impedía conseguir un trabajo que requiriera fuerza física.

Tenía la opción de enseñar a usar la espada, pero prefería trabajar como sirvienta.

El sueldo es mayor después de todo.

Fedoa es una región en la que hay un número relativamente alto de espadachines, sobretodo comparados con el número de sirvientes entrenados exahustivamente para encargarse de las tareas del hogar.

El salario será mayor siempre que haya menos alternativas.

Aunque sería peligroso trabajar para el gobernador de Fedoa o cualquier noble con un estatus similar.

La gente de ese estrato social sin lugar a dudas tendría trato con el rey.

Si descubrieran que trabajó anteriormente en el palacio de la concubina, cabría la posibilidad de que decidieran utilizarla como una herramienta en las intrigas de palacio.

Y esto llevó a Lilia a mantenerse lejos de Roa, para evitar verse nuevamente al borde de la muerte.

Aunque la recién nacida princesa no tuviera la culpa de su intento de asesinato, Lilia deseaba mantenerse tan alejada como le fuera posible de la realeza.

Por otro lado, si el salario era demasiado bajo, no podría mandarle dinero a su familia...

Buscar un trabajo seguro y con un salario estable y pudiente no es tarea fácil.

2ª Parte

Tras deambular por la región durante un mes, Lilia encontró un anuncio.

En una villa de Fedoa llamada Buina, un caballero de clase baja quería contratar una sirvienta.

Encima, el anuncio decía que tendría prioridad una persona con experiencia en el cuidado de niños o con experiencia como matrona.

Buina era una villa pequeña en el borde de Fedoa.

Algo más pequeño que una aldea. Un emplazamiento super rural.

Era exactamente lo que buscaba, por muy incómodo que fuera vivir en un lugar tan apartado.

Que el contratante sea un caballero de clase baja también representaba un inesperado golpe de suerte.

Pero lo más importante es que reconocía el nombre de su potencial patrón.

Paul Greyrat.

Un kouhai[1] de Lilia.

El hijo de un noble que de improviso irrumpió en el dojo[2] en el que aprendí a usar una espada.

Según contó, se había ido de casa tras discutir con su padre y había venido al dojo a aprender el arte de la espada.

Debido a que ya había estado entrenando en su casa el uso de la espada, aunque un estilo diferente, no tardó en superar a Lilia.

Para ella, esto no fue extraño, ya que hacía tiempo que había comprendido que no tenía talento y se había dado por vencida.

Paul, una persona desbordante de talento, se fue del dojo tras cometer un desacierto.

A Lilia sólo le dejó una frase escrita en una nota: [Voy a ser aventurero.]

Una tempestad con cuerpo de hombre.

Esa despedida ha durado ya 7 años.

Lilia se sorprendió de que haya sido capaz de armarse como caballero y casarse.

Paul no era un mal chico, en la mente de la sirvienta, pero ésta era incapaz de imaginar los altibajos que ha debido de soportar para llegar a esa posición.

Si le contara lo que ha sucedido, estaba segura de que le ayudaría.

Si eso no funcionara, sacaría sus trapos sucios...

Tenía un par de bazas para negociar.

Tras confirmar su decisión se dirigió hacia Buina.

Paul le dio el puesto a Lilia sin dudarlo un instante.

Parece ser que Zenith, su mujer, estaba a punto de dar a luz y estaba inquieto.

Lilia era una persona con entrenamiento como matrona recibido para el nacimiento de la princesa; no sólo eso, era alguien que conocía y del que sabía hasta su lugar de nacimiento.

Lilia fue recibida con los brazos abiertos.

Y ya que su salario era más de lo que esperaba, el trabajo poseía todo lo que deseaba en este momento.

3ª Parte

El niño nació.

Con el entrenamiento que recibió en el palacio, el parto no tuvo problemas ni sorpresas.

Ni el más mínimo contratiempo. Un éxito rotundo.

Salvo por una cosa, el niño no lloró al nacer.

Lilia pudo notar el sudor frío recorrer su espalda en ese momento.

El pequeño dejó escapar el líquido amniótico inmediantamente al nacer, pero tras eso simplemente levantó la cabeza sin mostrar ninguna emoción y totalmente en silencio.

La inexpresiva facción se acercaba a la de un mortinato[3].

Lilia decidió palpar al niño. Sintió el palpitar del corazón y su respiración.

Pero éste seguía sin llorar.

La sirvienta recordó las palabras de su mentora en el palacio: [Los bebés que no lloran al nacer por lo general sufren complicaciones.]

En el preciso instante que reflexionaba sobre estas palabras.

"Ah, ah."

El bebé la observó todavía desorientado y balbuceó algo.

Tras escucharle, Lilia consiguió relejarse.

Aunque no tuviera pruebas claras, tuvo la corazonada de que no habría problema alguno.

Se decidió que el niño se llamaría Rudeus.

Un niño que te hacía sentir intranquilo. Que nunca lloraba o se agitaba. Al principio, era muy fácil cuidar al niño, por lo que pensaron que el niño sería tranquilo y taciturno.

Pero eso fue sólo al principio.

En el momento que Rudeus aprendió a gatear, comenzó a recorrer la casa de arriba a abajo.

De arriba a abajo. La cocina, la puerta trasera, el trastero, la despensa, la chimenea... etcétera.

LLegó incluso a subir al segundo piso, aunque nadie se pudo imaginar como llegó allí.

En resumen, si le perdías de vista, inmediatamente desaparecía.

Aunque siempre se le podría encontrar en algún lugar de la casa.

Rudeus nunca salió de la casa.

Aunque ocasionalmente se le encontrara viendo a través de las ventanas, parecía que le asustaba el exterior.

Lilia no sabría decir desde qué momento, pero sentía un miedo irracional al niño.

Probablemente empezara uno de los días en los que desapareció y lo encontraron.

La mayoría de las veces, encontraban a Rudeus sonriendo.

A veces mientras observaba hortalizas, otras fijándose en el bailoteo de las llamas de las velas, o incluso mirando ropa interior sin lavar.

Rudeus solía murmurar cosas, y mostraba una sonrisa nauseabunda.

Era un tipo de sonrisa que asqueaba con verla.

En los días que Lilia estuvo trabajando en el palacio de la concubina, hubo ocasiones en las que tuvo que acercarse al palacio principal; y los nobles de la más alta clase que encontraba en el lugar tenían sonrisas similares.

Mira que comparar la sonrisa de un casi recién nacido con la de un calvo y seboso gordo que miraba con lujuría el cuerpo de Lilia...

Y lo que más la aterraba era llevar al niño en brazos.

En esos casos, las fosas nasales de Rudeos se ensanchan, se le elevan las comisuras de sus labios en una mueca y su respiración se agita, acelerándose según hunde su cara en el pecho de Lilia.

Y tras eso comienza a producir extraños sonidos como [Huuu] y [Orhhh], como risas ahogadas.

Cada vez que hace esto, un fuerte escalofrío recorre el cuerpo de Lilia de pies a cabeza.

Y no puede evitar querer estampar con todas sus fuerzas al niño contra el suelo.

Encanto es algo que este niño no poseía.

Esa sonrisa inquietaba a todo el mundo.

Una sonrisa similar a la de nobles de alta cuna, gente sobre la que corrían rumores tales como compra de grandes cantidades de jóvenes esclavas.

Una sonrisa proveniente de un niño casi recién nacido.

Lilia sentía un insufrible malestar hasta el punto de considerarlo en ocasiones peligroso.

Lo que la hizo reflexionar detenidamente sobre los hechos.

Este bebé se comporta de manera extraña.

¿Podría haber algún ente maligno que lo haya poseído?

O algo parecido, como por ejemplo que esté maldito.

Pensando esto, nerviosa salió de la casa.

Se dirigió a la tienda del pueblo y con su dinero de bolsillo compró algunos materiales.

Esperó a que los Greyrat se acostaran, y realizó un ritual de su tierra natal para expulsar el mal.

No hay que decir que todo esto ocurrió a espaldas de los padres.

Al día siguiente, tras llevar a Rudeus nuevamente, Lilia comprobó que había sido inútil.

Porque el niño le hacía sentir el mismo malestar de siempre.

Lo único que cualquier persona podría sentir al ver un niño con esta expresión es malestar.

Zenith le comentó un día: [Cuando le doy el pecho, a veces lo lame...]

Esto es serio...

Y aunque el gusto de Paul por el sexo opuesto no conociera límitas, no resultaba tan asqueroso.

Que esa actitud de Rudeus fuera hereditaria no terminaba de convencerla.

Lilia recordó una historia que oyó en el palacio.

Tiempo atrás, el principe del reino de Asura fue poseido por un demonio que buscaba ser revivido; y todas las noches se revolcaba por el suelo como si sufriera espasmos.

Y cuando una sirvienta, a la que no le explicaron nada, lo abrazó para calmarlo. El principe sacó un cuchillo que guardaba a su espalda y la apuñaló en el corazón, matándola en el acto.

Esto asustó a Lilia todavía más.

¿Podría estar pasándole a Rudeus algo parecido?

Recordando lo que el niño le hacía sentir, Lilia comprendió que no cabía duda.

Todavía es seguro, porque es un niño, pero un día se despertara en medio de la noche, mientras todos duermen, y uno por uno....

Ahh..... Acepté el trabajo sin pensármelo lo suficiente.

Simplemente no lo pensé demasiado. No debería de haber aceptado el empleo.

Tarde o temprano acabará conmigo.

.......Lilia era del tipo de persona con estas creencias.

4ª Parte

Al poco de cumplir su primer año de trabajo, todavía le temía. [4]

Aunque no sabría decir cuando empezó, los movimientos impredecibles de Rudeus comenzaron a variar.

Dejó de desaparecer misteriosamente, y por lo general se quedaba en el cuarto de estudio de Paul en el piso de arriba.

Lo llamaban estudio, pero realmente era un cuarto normal con unos cuantos libros.

Rudeus se quedaba en ese cuarto todo el día.

En secreto, Lilia lo observaba y le encontraba murmurando algo mientras observaba el libro.

Un murmullo sin sentido.

O al menos debería de haberlo sido, no parecía ningún lenguaje usado en estas tierras.

Todavía era demasiado joven para que supiera hablar, por no hablar de que todavía no se le había enseñado el alfabeto.

Por lo que era simplemente un bebé observando un libro y haciendo sonidos.

Pensar de otra forma hubiera sido lo extraño.

Pero Lilia siempre tuvo la corazonada de que esos sonidos poseían significado y estructura.

Rudeus parecía comprender lo que estaba leyendo en el libro.

Y eso lo hacía todavía más terrorífico....

Era la conclusión a la que llegaba Lilia cada vez que le observaba a esconcidas por debajo de la puerta.

Pero lo extraño es que observándole leyendo no sentía ninguna malestar ni repulsa por el niño.

Ahora que lo pensaba, desde que empezó a encerrarse en el estudio, el origen desconcido de esa repulsa fue desapareciendo gradualmente.

Aunque pusiera esa odiosa sonrisa cuando lo llevaba en brazos, ya no le resultaba tan desagradable.

Había dejado de hundir su cabeza entre sus pechos y jadear.

¿Qué es lo que le hizo temerle todo este tiempo?

Últimamente la impresión que tiene del niño es que es sincero y aplicado, lo que la hace no querer interrumpirle cuando está en el estudio.

Y parece que Zenith piensa lo mismo que ella.

Tras este evento, Lilia llegó a la conclusión de que darle espacio al niño era lo mejor.

Una idea completamente en contra del sentido común.

De hecho, es anormal no estar atento a un niño con tan pocos meses.

Pero en los últimos días ha podido observar señales de madurez en los ojos de Rudeus.

Meses atras sólo parecían los ojos de un acosador sexual[5], pero ahora podía vislumbrarse una voluntad inquebrantable y un ansía de conocimiento en su mirada.

¿Qué debía de hacer? Aunque se le había enseñado como tratar con niños, Lilia, a quien le faltaba un poco más de experiencia, le costaba decidirse.

Recordó algo que no sabía si provenía de sus compañeras del palacio de la concubina o de su madre.

No existe forma perfecta de educar niños.

Ahora al menos ya no sentía asco, molestía o miedo por el niño.

Por lo que decidió que lo mejor era no molestarle, al menos para evitar que pudiera volver a como se comportaba anteriormente.


Notas del traductor y Referencias

  1. Título japonés usado como forma de dirigirse a personas con menos experiencia o edad. Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Senpai_y_k%C5%8Dhai
  2. Termino usado para referirse al lugar de entrenamiento de artes marciales. Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/D%C5%8Dj%C5%8D
  3. Niño muerto al nacer.
  4. El original indicaba 2 años, pero es extraño que un niño no sepa hablar o pronunciar palabras con dos años
  5. En el original usaron chikan, que significa pervertido, acosador sexual... casi lo traduzco como cerdo salido