Fate/Zero:Acto 7 Parte 4

From Baka-Tsuki
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-130:32:15[edit]

“Mujer, te haré una pregunta.”

Dijo Kotomine Kirei con una voz profunda mientras caminaba lentamente hacia la mujer que, parada indefensa a un lado, ya no tenía otra forma de resistencia.

La mujer de cabello negro que servía como su guardaespaldas, yaciendo en el suelo como una muñeca de trapo ya implacablemente vencida, ya no era más una amenaza.

“Ambas parecen haberme desafiado para proteger a Kiritsugu. ¿De quién es esa intención?”

“…”

Kirei usó una mano para tomar y suavemente levantar a la silenciosa homúnculo de Einsbern. Su seria y hermosa cara como estatua era desgarrada por la aflicción en su interior.

“Te preguntaré una vez más. Mujer, ¿Bajo las ordenes de quién ustedes dos pelearon conmigo?”

Kirei estaba realmente interesado en la respuesta a esta pregunta. ¿Quién era la persona que puso un obstáculo tan sin sentido en su camino a Kiritsugu? Esa verdad es muy importante para él.

Pero Kirei sí vio a través de una cosa. Sin importar como los buscara, no habían Sellos de Comando en el cuerpo de la homúnculo. Ella no era la Maestra de ningún Sirviente. Este precipitado movimiento de ahora era uno que ningún Maestro haría.

En este caso, era realmente como lo habían sabido él y Tokiomi desde el principio – Emiya Kiritsugu era ciertamente el Maestro de Saber, y estas mujeres eran meramente sus peones.

Ahora, la parte problemática.

Si era Kiritsugu quien les ordenaba a estas mujeres que lo combatieran, entonces él lo habría subestimado. Estas mujeres como adversarios fueron derrotadas por él sin mucho esfuerzo.

También estaba la posibilidad de que alguien más hubiera ordenado esto. La meta principal para Einsbern era encubrir a Kiritsugu como Maestro. Para este propósito ellos sacrificarían lo que sea. Ellos probablemente estaban dispuestos a sacrificar vidas solo para ganar tiempo.

Pero aún, todas las posibilidades llevaban a esta sola pregunta.

Kirei vio cuidadosamente al rostro de la muchacha de cabello plateado quien peleaba por oxígeno. Era una cara como de una muñeca, muy hermosa y bien hecha. Sus pupilas rojas eran como rubíes. Ella era el retrato exacto de la “Dama del Invierno”, Lizleihi Justizia von Einsbern que había fallecido hace muchas épocas.

Esta homúnculo no era un Maestro, pero a pesar de eso participaba en la Guerra del Santo Grial. Así que ella debía ser la marioneta con la responsabilidad de ser el “Recipiente del Grial”. Entonces ella debía ser de gran importancia para las etapas finales de la Guerra del Santo Grial. Enviar a un peón así a la línea frontal de la guerra y exponerla en medio del peligro, definitivamente no es un movimiento tonto hecho por aficionados en vista a una falta de mano de obra.

Repentinamente, Kirei tuvo una extraña sensación de peso en la punta de sus pies y miró hacia abajo.

Kirei no se había dado cuenta hasta ahora porque era algo tan sutil y poco notable. La débil y dolorosa respiración sofocada que venía del suelo ahora estaban al lado de los pies de Kirei antes que lo supiera.

Con el cuerpo lleno de heridas, la mujer de cabello negro alargó una mano temblando y agarró la pierna derecha de Kirei. Aún cuando su agarre era muy débil, esa era probablemente toda la fuerza que le quedaba en el cuerpo. Aún si no tuviera fuerzas para pararse o apretar su puño, de todas maneras esos nublados ojos ardían con odio y se fijaban sin flaquear sobre Kirei.

“…”

Kirei, sin una palabra, levantó si pie y pisoteó sin piedad el pecho de la mujer con las costillas rotas. La mujer que no podía ni gemir no dejó salir un sonido de dolor, solo un trágico sonido ahogado producido por el aire forzado fuera de sus pulmones.

Aún así, la mujer no soltó su mano. Como si fuera empujada por la corriente, firmemente afirmada a un tronco, sus débiles manos agarraron el brazo de Kirei, pero ella sería con la mirada en Kirei con una expresión de odio.

Kirei devolvió su mirada y la movió hacia la mujer de cabello plateado levantada en el aire.

La homúnculo, aun estando muda y torciendo su cuerpo de dolor, no reflejaba terror en su rostro. Si es así, no es nada especial. Si es meramente una imitación de los humanos, es natural que no tenga ningún sentimiento como miedo hacia el dolor o la muerte – pero no parece que sea eso. Porque los rojos ojos de la homúnculo plantados en Kirei ciertamente estaban llenos de odio e ira.

Una suspendida en el aire y la otra en el suelo, ambas mujeres miraron furiosamente a Kirei, con sus ojos llenos de odio.

“No te dejaré pasar de aquí.”

“Aún al costo de mi vida, te detendré aquí.”

Ninguna de las mujeres respondió a la pregunta de Kirei. ¿Quién podría haber sido quien les ordenó que atacaran a Kirei?

Sin importar como viera el problema, siempre había una contradicción en el razonamiento.

Entonces, Kirei pensó acerca de otra situación.

¿Qué tal si estas mujeres no seguían ningunas instrucciones sino que actuaban por su propia voluntad, y así decidieron combatir a Kirei?

Esa era otra posibilidad que no podía ser ignorada.

De repente Kirei sintió un cuerpo espiritual familiar llegando sin hacer ningún sonido hacia él. Las palabras de Assassin se transmitieron directamente a la mente de Kirei.

“Caster y Lancer, como también su Maestro, ya terminaron sus batallas. Han dejado el bosque. Saber alcanzará pronto este lugar. Mi Maestro, es muy peligroso aquí.”

Kirei terminó serenamente de oír el reporte de Assassin y asintió decepcionado. No tenía caso hacer nada aquí. No había chances al combatir a la Sirviente Saber cara a cara. En su lugar, incluso retirarse y escapar seguro de aquí ya era peligroso.

Ahora solo quedaba una estratagema que usar – ¿solo para detener la persecución de Saber?

Kirei sacó de su camisa sus nuevas Llaves Negras y sin oscilar, como si desgarrara ropa, apuñaló casualmente el vientre de la homúnculo de cabello plateado.

“¡Uuu…!”

La mujer artificial dejó salir un grito silencioso y sangre brotó de su boca. Así que era roja – Kirei dejó salir un aburrido suspiro en cuanto dejaba al cuerpo temblando en su mano caer al suelo.

Herirla era inevitable. Debían pasar algunos minutos antes de que muera por la pérdida de sangre. Salvarla, o dejarla morir y perseguir a Kirei: Saber llegará pronto y tendrá que elegir entre esas dos demandantes alternativas.

Estaba hecho. Kirei, sin devolver una mirada hacia las mujeres agonizantes, tomó el camino por donde él vino y comenzó a correr por el bosque.

Al final de un evento, no hay lugar para pensamientos innecesarios. No había nada importante o valioso de recordar respecto a las dos mujeres que recién entraron al combate.

A pesar de esto, en cuanto corría por el bosque, las miradas de las dos personas estaban impresas en la mente de Kirei.

Aquel era verdadero odio. Su intención asesina definitivamente no venía de su sentido de deber o de cumplir con su tarea.

Esas mujeres no trataban de obtener la victoria para los Einsberns, sino que protegían a ese hombre, Emiya Kiritsugu. Si hubiera sido lo primero, ambas mujeres probablemente estarían en la ciudad con Kiritsugu, peleando con los enemigos. Ellas no usaban este tipo de resueltas tácticas de batalla, sino que ponían a un lado a Kiritsugu y avanzaban defensivamente.

Aún permaneciendo lejos de Emiya Kiritsugu lo estaban protegiendo. Con un persistente deseo de ganar una batalla que no puede ser ganada.

¿Qué fe y expectativas tenían esas mujeres hacia Kiritsugu? Cuando las habilidades de batalla están a un nivel totalmente diferente y la victoria es irrazonable, ¿qué estaban protegiendo, qué trataban de hacer?

Una razón para que alguien actúe tan descuidadamente e hiciera algo tan tonto – Kirei solo podía pensar en una.

Fe –

Si esas dos personas apoyaban a Emiya Kiritsugu por la fe que tenían en él, entonces todas sus acciones tontas eran lógicas. Pero al final apareció una importante pregunta.

Las mujeres frecuentemente son seres egoístas. Sacrificarse a ellas mismas para salvarlo a él es algo que solo puede hacerse cuando las dos mujeres lo aceptaran completamente, lo comprendieran completamente.

Lo que quiere decir que – ¿era Emiya Kiritsugu un ser que podía ser comprendido por otros?

“Eso no es posible…”

La garganta d Kirei hizo un quejido como un susurro.

Esas contradicciones no pueden estar ocurriendo.

Sus expectativas de Emiya Kiritsugu se habían dado vuelta completamente, un accidente en sus intuiciones.

Emiya Kiritsugu era un hombre vacio. Él debía ser un hombre que estuviera al borde del vacío y que aún no ha encontrado una razón para pelear. Es por eso que Kirei ansiaba encontrarlo. Él consideraba que profundo en el corazón de Kiritsugu, en esa clase de estilo de vida, debía estar la respuesta que él buscaba.

Si él quería que fuera así, Kiritsugu debía haber sido solitario. Él no debía ser aceptado ni comprendido por nadie, y así se volvería el maestro de un alma que habría sido separada del mundo – Tal como Kirei.

Kirei descartó las sospechas creciendo en su corazón, como escapando de esos pensamientos, y apretó sus dientes en cuanto corría solo por el bosque.

※※※※※

Irisviel oyó a alguien llamándola desde muy lejos y torpemente abrió sus ojos.

Un rostro familiar y cabello dorado brillando aún más bellamente en tanto reflejaba la luz.

“¡Irisviel, aguanta un poco! ¡Irisviel!”

“¿Saber…?”

Luego de que Irisviel confirmó que no era otra persona sino la muchacha que era la Rey de los Caballeros, ella estaba completamente aliviada por una sensación de seguridad y casi colapso nuevamente.

“¡No! ¡Mantén tu consciencia! Iré a llamar a Kiritsugu en seguida. ¡Aguanta hasta entonces!”

“…Kirei… ¿Dónde está el enemigo?”

Preguntó Irisviel con una voz tenue. Saber se quejó arrepentida en cuanto respondió.

“Él escapó. Si solo hubiera estado aquí un poco más temprano esto no hubiera pasado.”

“… ¿y la señorita Maiya?...”

Aunque ella también está severamente herida, no amenaza su vida. ¡Las tuyas son peores! La cantidad de sangre saliendo de esta –“

Saber se detuvo a la mitad, sorprendida.

La sangre que brotaba del abdomen de Irisviel hasta ahora súbitamente se detuvo. Saber cuidadosamente enrolló las ropas partidas y vio que estaba todo manchado en sangre pero no pudo encontrar ningún rastro de las heridas en su suave piel.

“– Lo siento, te asusté.”

Irisviel se levantó del brazo de Saber que la sostenía sin mostrar ningún dolor. Su cara debía estar pálida pero ya había recuperado su color. La herida de hace un poco parecía una simple ilusión.

“Irisviel, que ha –“

“Debe estar bien. No te preocupes. Comparado con la magia para curar a otros, curarme a mi misma es muy fácil... desde el principio mi cuerpo no fue creado como un cuerpo humano.”

“Ah…”

En cuanto Irisviel sonreía gentilmente hacia Saber, cuyos ojos estaban abiertos de sorpresa, ella se disculpó en el corazón por mentirle a esta incomparablemente confiable caballero.

“Es en realidad gracias a ti, Saber…”

Aunque desde la perspectiva de la magia el cuerpo de Irisviel es artificial, el arte de curarse a sí mismo cuando el practicante estaba inconsciente no era parte de ella. Lo que la curó era un milagro que no tenía nada que ver con la magia de Einsbern.

El Fantasma Noble Avalon • Todo es una Utopía Distante – este cura todas las heridas de quien lo porta, e incluso detiene la edad. La funda de la espada sagrada Excalibur. El artefacto usado de vuelta en el castillo Einsbern para invocar al Espíritu Heroico Arturo ahora estaba sellado dentro de Irisviel como un arma conceptual.

Normalmente debía ser una carta de triunfo que el Maestro, Kiritsugu, debía llevar. Pero entonces, sirviendo como protección para la Maestra substituto en la línea frontal, Irisviel, él dejó su último Fantasma Noble defensivo en manos de su esposa. Como sea, si su verdadero dueño, Saber, no estuviera cerca para otorgar prana, la vaina no tendría ninguna propiedad. Para Kiritsugu, quien decidió desde el comienzo actuar separadamente de Saber, era algo inútil.

Kiritsugu, que no confiaba en su propio Sirviente, le había dicho con atención a Irisviel que no debía hacerle saber a Saber sobre la existencia de la funda por seguridad. Pero Irisviel se sentía muy intranquila en su corazón por forzosamente tomar prestado el Fantasma Noble de la Rey de los Caballeros.

Aún así, cuando sus efectos fueron confirmados, era un poder verdaderamente sorprendente. Antes que Saber llegara Irisviel estaba sin lugar a duda en una condición crítica. Solo con el tacto de la mano de la Rey de los Caballeros las heridas sanaron repentinamente, y su fuerza se recuperó rápidamente. No por nada era conocido como un milagroso Fantasma Noble.

Sus Circuitos Mágicos que habían sido rotos a fuerza bruta por Kirei debían presentar malfuncionamientos, pero ya no tenían ningún problema. Así, ella podría ser capaz de usar magia como siempre sin problemas.

Así que lo próximo que debía hacer era tratar las heridas de Maiya. Inconsciente ella no estaba muriendo, pero sí sufría unas serias heridas. Irisviel, mirando a las heridas hechas sin piedad sobre el cuerpo, entendió de nuevo el terror de ese hombre, Kirei.

El Ejecutor era un monstruo. Sea enfrentando armas de fuego o magia, él solo usó sus capacidades físicas para pulverizar los ataque combinados de Irisviel y Maiya.

Este es un enemigo que jamás se le debe permitir acercarse a Kiritsugu – Irisviel mordió sus labios por la intimidación de su presencia.

Esta victoria podría llamarse un milagro obtenido por persistencia. Pero claramente era suerte. Si Saber se hubiera demorado un poco más en la batalla con Caster o Lancer, Kirei hubiera alcanzado el castillo en lo profundo del bosque.

Este no era el final. La próxima vez, Kirei desafiará nuevamente a Emiya Kiritsugu.

“Pero no soy solo yo quien protege a Kiritsugu… ¿cierto, señorita Maiya?”

Como Maiya había sido anestesiada en la preparación antes de curarla su expresión se había vuelto más serena. Ella no había recuperado la consciencia aún, y sin su usual expresión siniestra de rechazo en su rostro durmiendo, ella parecía solo como una niña inocente.

Ella debía odiarla. Irisviel ya no era inhumana. Porque su alma se había vuelto el de una mujer, de una esposa que amaba a un hombre. Pero ahora, Irisviel debe agradecerle a Hisau Maiya. Porque fue Maiya quien le mostró a Irisviel sus objetivos en esta Guerra.

“La próxima vez debemos ganar. Lo protegeremos juntas…”

Después de establecer un nuevo voto, Irisviel se concentró en sanar el cuerpo herido de Maiya.



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