Fate/Zero:Acto 6 Parte 3

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search

-130:48:29[edit]

Saber sintió las intenciones del enemigo una vez que derrotó a tres monstruos.

Ella aún no sabía la razón. Como sea, los tentáculos demasiado frágiles de los monstruos y el extraño grado de confianza que tenía Caster gatillaron la alarma instintiva de Saber.

Luego de derrotar a diez Saber finalmente confirmó el motivo de su inquietud.

La cantidad de enemigos no disminuía. Sin importar cuantos derrotara aparecerían nuevos enemigos. La magia de invocación de Caster continuamente llamaba refuerzos desde otros mundos.

Aún así no importaba; Saber silenciosamente recobró el ánimo. Sin importar que tanto aumente el número de enemigos, todo lo que debe hacer es derrotarlos el doble de rápido. Conducida por su moral hirviendo, la espada de Saber se aceleró en un parpadeo.

Treinta. Ya que los enemigos no disminuían ni un solo poco, un destello de ansiedad pasó por el corazón de Saber.

Cincuenta. Saber comprendió que era inútil seguir contando. No eran solo la carne y sangre de los rehenes que actuaban como el fondo de crecimiento para los monstruos demoniacos – a partir de su visión periférica Saber se dio cuenta de que nuevos monstruos demoniacos nacían de los cadáveres descartados de otros. Con que eso era, no era de dudar que no disminuyeran. Es como si los monstruos demoniacos fueran capaces de renacer indefinidamente.

Si es así, entonces esta es una competencia concerniente a la cantidad almacenada de prana. Saber inmediatamente relajó su espada cuando se dio cuente de que esta sería una larga batalla. Ella no duraría mucho si blandiera su espada con todo lo que tiene; ella solo debe usar el mínimo de fuerza necesaria para conducir su caza.

El prana de Caster debía ser limitado. Repetidamente invocar y resucitar familiares eventualmente agotaría su prana. La pregunta es si Saber sería capaz de resistir hasta entonces.

Saber una vez más se vio preocupada por no poder usar su mano izquierda. Ella debe usar estallidos de prana para compensar la falta de fuerza cuando solo usa su mano derecha para blandir su espada. En esta situación cualquier gasto extra de prana es una carga más pesada que cualquier otra cosa.

Originalmente, pudiendo sostener la empuñadura de su espada con ambas manos – usando solo un ataque de Excalibur • la Espada de la Victoria Prometida debería vaporizar completamente a esta inmunda basura.

Saber siguió luchando con su espada a pesar de su amargo remordimiento. Aunque ya había derrotado sobre mil monstruos, Caster seguía sonriendo con calma mientras admiraba la lucha de Saber. Saber miró a su enemigo, quien no mostraba ni un solo signo de agotamiento, conmocionada por su parte, y una vez más notó la cantidad de prana extraordinariamente denso que el libro de magia en sus manos liberaba.

“Podría ser…”

Aunque era la suposición más pesimista, pero probablemente no debería estar mal.

Era magia de invocación la que invocaba a estos incontables monstruos demoniacos, los resucitaba, y los presionaba a lanzarse implacablemente hacia la espada de Saber. Y el que recitaba el conjuro no era otro sino el libro de magia.

Eso no es meramente una pila de hojas con conjuros grabados. Ese libro es probablemente un horno de prana con una increíble capacidad, un ‘monstruo’ que puede usar magia por su propio poder. Caster no leía los hechizos de las páginas del libro, sino que solo manipulaba libremente a ese libro que servía como una fuente de prana.

Libro de Hechizos de Prelati • Texto de la Ciudad Espiral Hundida – es ciertamente un Fantasma Noble aterrador. Si Irisviel hubiera sido la Maestra propia de Saber, ella hubiera visto sus habilidades la primera vez que se enfrentó a Caster y hubiera reconocido que el oponente es un Sirviente extremadamente peligroso con una habilidad de modificar el poder de su Fantasma Noble. Si ella lo hubiera sabido, Saber definitivamente no habría caído tan fácilmente en su trampa ni se hubiera visto reclusa en una batalla con Caster que solo se alargaría, incluso si ella la hubiera despreciado por ser una cobarde; ella habría actuado más prudentemente.

No – el arrepentimiento es un signo de debilidad.

Saber gritó a sí misma. Un caballero que peleó por el honor y la gloria no podía permitirse retirarse frente a demonios como Caster. Si fuera así, ella se rendiría junto a la mayor fuerza y arma a su disposición – su corazón de justicia que cree en su espada sagrada.

“Esto me trae recuerdos, Juana. Es justo como entonces.”

Caster, poniendo una expresión como en trance, como si mirara a una pintura sagrada, miraba la batalla de Saber cada vez más miserable.

“Incluso si estabas en una situación peligrosa y sobrecogida por los enemigos, tú nunca temías, no sucumbías, y tú mirada nunca dudó tu propia victoria. Tú ciertamente eres la misma. Aquel noble vigor, esa alma dignificada, son indudablemente evidencias de la santa doncella Juana de Arco. Es tan obvio…”

Un perfecto sinsentido como siempre, pero Saber dominó la ira llenando su corazón y se concentró en matar a los varios debiluchos ante ella. Solo fomentaría al enemigo si le reprendiera palabra a palabra.

“¿Por qué? ¿Por qué no has despertado aún a la verdad? ¿Acaso aún crees en la protección de Dios? ¿Piensas que los milagros llegaran a salvarte en una situación tan desesperada? - ¡Que lamentable! ¿Ya olvidaste la batalla de Compiègne? ¿Olvidaste la trampa de Dios que te empujó de la culminación de la gloria y la destrucción infernal? ¿Aún consientes seguir siendo la marioneta de Dios, aún después de toda esa humillación?”

Ella verdaderamente quiere sellar esta boca que balbucea barbaridades. Ella verdaderamente quiere hacerle saber tan solo que juicio será pasado a él sobre los pecados que ha cometido, robando las vidas de niños debido a sus aburridas vanas esperanzas – pero aún cuando pensaba eso, su espada no podía tocarlo en absoluto. Saber era detenida por el muro de monstruos demoniacos que la sobrecogían por diez y veinte veces. Su distancia a Caster era demasiada.

Saber saltó hacia una leve apertura, pero un tentáculo detrás de ella se envolvió alrededor de su cabeza. Aunque ella reflexivamente alargó su mano para agarrarlo antes que se envolviera, su mano izquierda, con su pulgar completamente fuera de control, se resbaló sin ninguna fuerza a través de la piel del tentáculo.

“Uuuu…”

Y tan pronto como Saber se detuvo, todo su campo de visión estaba completamente cubierto por el muro de tentáculos. Ella solo podía usar un estallido de prana para apartarlos. Pero a todos estos…

En un pestañeo, un rayo rojo dorado pasó en un destello, e hizo retraer a la horda alienígena.

En frente de Saber, quien jadeaba después que se le quitara su atadura, una alta figura vestida en una armadura violeta entró en su vista.

“Que decepcionante, Saber. Si tu juego de espada no puede volverse más inspirador de admiración, entonces el título de Rey de los Caballeros lloraría por ayuda.”

Este apuesto hombre, cuya belleza es casi como un pecado, le dio una mirada contundente a Saber que estaba torpemente parada a un lado. Solo por su resistencia mágica ella puede resistir esta fascinante mirada. Contrario al brillo de sus dos lanzas, la sonrisa de Diarmuid ua Duibhne parecía incomparablemente dulce y refrescante.

“Lancer, por qué…”

Pero la sorpresa de Caster fue mucho mayor que la de Saber.

“¿¡Quién eres tú!? ¡Quién te dio permiso de atreverte a perturbarme!”

“Eso es lo que yo iba a decir, demonio hereje.”

Lancer miró fríamente al molesto Caster, y apuntó la punta de la lanza corta en su mano izquierda hacia él.

“Es porque tú eres tan insolente; la cabeza de Saber está destinada a ser una medalla colgando detrás de mi lanza. Tu acto de robar el fruto de mi victoria es algo imprudente y despreciable de hacer en el campo de batalla.”

“¡Tonterías! ¡¡Tonterías tonterías tonterías –!!”

Caster apretó su cabeza, hizo resalir sus ojos, e hizo extraños sonidos en su garganta.

“¡Mis plegarias! ¡Mi Santo Grial! ¡Todos eran para que esa mujer renaciera! Ella es mía… ¡¡Cada trozo de carne, cada gota de sangre, e incluso su alma son mías!!”

Pero Lancer no era sobrecogido por Caster en absoluto; él encogió sus hombros y dio un pequeño suspiro.

“¿Estás escuchando? Yo soy el que hirió la mano izquierda de Saber. Solo yo tengo el derecho de aprovechar su desventaja.”

Lentamente, Lancer alzó las puntas de las lanzas gemelas por ambos lados, y tomó su única postura de lanza doble. Parado en frente de Saber, era como si protegiera a la Rey de los Caballeros detrás de su espalda.

“Oye, Caster, yo no me meto en tu asunto amoroso. Si te propones hacer sucumbir a Saber ante ti y llevártela, siéntete libre de hacerlo. Solo que –“

Una ardiente pero desolada resolución lleno los ojos del apuesto soldado mientras proclamó:

“Ni siquiera pienses en dejar de lado a Diarmuid. ¡Yo jamás te dejaré derrotar a una Saber herida! Si no retrocedes, entonces desde ahora en adelante mis lanzas actuaran como la mano izquierda de Saber.”

Ahora que ella pensó al respecto, esta es la segunda vez que Saber veía la espalda del lancero de esta manera. Anoche, mientras enfrentaba los furiosos ataques de Berserker, Lancer también intervino de esta manera. ¿Es todo esto solo para terminar todos sus asuntos con ella, con quien cruzó armas una vez?

“Lancer, tú…”

“No me malinterpretes, Saber.”

La aguda mirada de Lancer detuvo a Saber de continuar.

“Las ordenes de mi Maestro para hoy solo son acerca de derrotar a Caster. No hay órdenes respecto a ti. Por eso, deduje que lo mejor que podemos hacer sería pelear juntos. ¿Qué piensas?”

Las palabras de Lancer no son exactamente una explicación de porque él llegó al rescate en la crisis de Saber. Este lancero no necesitaba hacer esto. Él pudo hacer escogido el momento exacto en que Caster esté completamente absorbido en manejar a Saber y serpentear hasta la espalda de Caster para lanzar un ataque sorpresa.

Saber no le preguntó por qué. Ella solo asintió a Lancer, quien tenía un indicio de una sonrisa en los bordes de su boca, y se paró a su derecha.

Saber ya no prestó atención hacia la izquierda, sino que sostuvo su espada y enfrentó su derecha. Justo ahora, ella posee el brazo izquierdo más confiable.

“Solo dejaré esto claro – Lancer, mi mano izquierda sola habría sido capaz de derrotar a tales criaturas.”

“Huh, eso sería fácil. Tú también puedes ser solo de mano izquierda por hoy.”

Los dos Espíritus Heroicos bromearon entre ellos y saltaron hacía los monstruos demoniacos congregados. La espada sagrada y las dos lanzas demoniacas surcaban a través de la masa de tentáculos que se extendían hacia ellos desde todas las direcciones.

“Imperdonable… ¡suficiente de tus fanfarronadas, hombre insignificante!”

El libro de magia en la mano de Caster palpitó extrañamente como si reforzara su rugido; páginas se volteaban por sí solas continuamente. De repente, la cantidad de monstruos que emergían se duplicaron. La masa de tentáculos que parecían como si ahogarían el bosque, surgían hacia Saber y Lancer.

El más intenso, más trágico segundo acto de la batalla comenzó.



Regresar a: Acto 6, parte 2 Ir a: Página Principal Avanzar a: Acto 6, parte 4