Fate/Zero:Acto 16 Parte 3

From Baka-Tsuki
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En el silencio, un olor repulsivo de quema asaltó sus fosas nasales; parecía que un incendio había estallado en algún lugar de este gran edificio.

Sin prisa, los pasos de Emiya Kiritsugu eran ligeros y decisivos mientras caminaba lentamente hacia el centro del pórtico vacío.

Él moderadamente relajaba los músculos de todo su cuerpo, no usando excesiva fuerza en ningún área. Por otro lado, sus nervios reflejaban toda la situación del área circundante, como un espejo más tranquilo y claro que la superficie de un lago sellado en hielo, más sensible que la audición, más nítido que la visión, sin puntos ciegos. Se había transformado a sí mismo en una sonda que podía instantáneamente sentir cualquier leve movimiento, mientras paseaba a través de la oscuridad.

Kotomine Kirei debería estar en algún lugar aquí, en el Ayuntamiento de Fuyuki, esperando la llegada de Emiya Kiritsugu.

Considerando este resultado, la emboscada que Kiritsugu había planeado realmente había sido un completo fracaso. Pero no sentía remordimiento alguno, mientras había finalmente sido capaz de determinar los verdaderos colores de Kotomine Kirei, el enigmático adversario; esto fue aún considerada una gran ganancia. Precisamente porque las muchas predicciones de Kiritsugu habían llegado a nada, había obtenido la respuesta a través del proceso de eliminación.

En resumen, ese hombre no tenía ningún interés en absoluto en el Grial.

Bajo circunstancias ordinarias, todos los Maestros batallarían por el bien de buscar el Grial. Esta idea se había arraigado como una primera impresión duradera; había cegado los ojos de Kiritsugu todo este tiempo, hasta hoy. Esto fue precisamente el por qué Kiritsugu había sentido incertidumbre y una falta de comprensión hacia las acciones de Kotomine Kirei --- el cual no tenía nada que ver con el Grial.

Pero esta noche, Kiritsugu había visto claramente la estrategia de Kirei para la ceremonia del descenso del Grial y descubrió que había estado fundamentalmente equivocado.

En usar el Ayuntamiento de Fuyuki como altar del sacrificio, la preparación de Kirei no había sido realmente minuciosa. Esta frágil fortaleza era ya careciente como fuerte mágico, pero no tomó ninguna medida defensiva. Incluso si el tiempo había estado presionando, debería al menos haber establecido trampas básicas y pantallas protectoras. Además, si realmente no había habido tiempo para prepararse, entonces ¿por qué habría hecho algo como convocar a los otros Sirvientes para que vengan a una batalla decisiva? Incluso tomando un centenar de pasos hacia atrás, incluso si realmente sabía absolutamente nada acerca de magia defensiva, entonces ¿por qué eligió la línea-mística que de las cuatro era la más inepta para una batalla defensiva?

Al pensar esto, Kiritsugu sólo podía creer --- para Kotomine Kirei, el descenso del Grial era una importancia secundaria. Ese hombre había elegido el Ayuntamiento de Fuyuki únicamente porque las posibilidades de ser emboscado ahí eran más bajas. En comparación con un descenso exitoso del Grial, deseaba más el ganar la más ventajosa iniciativa en la última batalla decisiva entre Maestros.

El objetivo de Kotomine Kirei no era el Grial, sino el derramamiento de sangre involucrado en el proceso de obtenerlo. La razón para eso no podía ser investigada, ni necesita investigación. Era suficiente haber entendido quién exactamente era el objetivo del Ejecutor.

Kiritsugu lentamente agarró fuertemente la Thompson Contender; sintiendo el toque de la madera de nogal bajo sus dedos, pensó en la cara que sólo había visto en una fotografía.

En este punto, aunque tratará de determinar cómo y dónde había cruzado camino con el de Kotomine Kirei, era sólo un intento hueco. La vida de Kiritsugu no había zarpado tan sin problemas como para acertar que nunca se había hecho un enemigo de alguien. Ese era un intruso quien se había colado al Toque del Cielo solamente debido a una disputa personal con Kiritsugu --- esta posibilidad sólo puede ser eliminada debido a razones de probabilidad. Aunque sólo había una pequeña posibilidad de que un intruso pudiera haber durado hasta el final del Toque del Cielo, así como dirigir una farsa que había cambiado la dirección en que el Grial había progresado---la realidad estaba ante sus ojos, y Kiritsugu sólo podía aceptarla como la verdad.

Emiya Kiritsugu nunca había buscado la verdad ni la respuesta a las cosas. Para él, sólo la "situación" había sido digna de preocupación.

Había simplemente prometido en su corazón que salvaría a más gente. No había ninguna distinción entre las vidas que fueron salvadas. El balance que medía sacrificio y salvación no tiene nada que ver con la razón o circunstancia. Así fue su existencia. Ciertamente no sería lo suficientemente tonto en inquirir por el significado de sus acciones.

Por lo tanto --- en el corazón de Kiritsugu, ninguna del miedo y la sensación de crisis que había sentido previamente hacia Kotomine Kirei permaneció en absoluto.

Desde el punto de partida de saber cuáles fueron sus motivos, ese hombre había caído a convertirse en un simple obstáculo que obstaculiza el progreso de Kiritsugu. No importa lo fuerte enemigo que el otro era, siempre y cuando Kiritsugu estaba seguro que era alguien al que debe desafiar, esa persona ya no era alguien por el cual sentiría algo. No había miedo, ni odio, ni subestimación ni compasión; consideraba sólo una cosa: eliminación. Esa era la única función que Kiritsugu se dio a sí mismo como una máquina de matar.

El gran auditorio que comprendía de la primera a la tercera planta se puede decir que es el área clave del Ayuntamiento de Fuyuki. Kirei colocó el cadáver del homúnculo muerto en el escenario – el cual, habiendo sido completamente renovado, estaba esperando solamente por la primera actuación.

En su suave cavidad abdominal, un objeto extraño podía definitivamente ser sentido. Era probablemente que el Grial que había sido mezclado con los órganos, estaba ahora recuperando su forma original. Aunque Kirei podía ahora abrir la cavidad abdominal y removerlo, no estaba ansioso por hacer eso. Cuando una más de las almas de los Sirvientes fuese reclamada, la cubierta externa debería automáticamente colapsar y revelar el Grial. Sólo tenía que esperar.

Archer estaba confrontando a Rider en el puente; Berserker estaba bloqueando a Saber en el garaje subterráneo para parquear. Todo estaba funcionando sin problemas. Ahora no había nadie para molestar a Kirei.

Salió del auditorio y llegó al corredor. Instantáneamente, el humo negro que se difundía por el aire asaltó sus fosas nasales. El origen del fuego debe ser el campo de batalla subterráneo. De la densidad del olor, el fuego ya se había esparcido a las diferentes áreas de la estructura. Pero, todas las conexiones alámbricas al exterior, incluyendo la alarma de incendio, ya había sido cortada, siempre y cuando el fuego no se esparza fuera de la estructura, no sería descubierto por los residentes cercanos.

Con cada paso que daba, su estado de ánimo se volvió más apasionado; las santas palabras de bendición, no pudieron evitar desbordarse de sus labios.

"Él restaura mi alma. Él me guía por caminos de rectitud por el bien de su nombre. Incluso aunque camine a través del valle de la sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo---"

Él estuvo aquí. Ahora estaba seguro de encontrarse con él.

Emiya Kiritsugu estaba cerca. Así como Kirei deseaba su llegada, entonces él buscaba por Kirei.

Las llamas habían dispersado la oscuridad, parpadeando y danzando en varias áreas del corredor. Cálido aire acariciaba el rostro de Kirei, pero no le importaba. La marea de sangre que agitaba en su corazón ardía aún más caliente que las llamas.

Ahora, Kirei se sintió bendecido por primera vez. El Dios quien nunca lo había bendecido antes en su vida, le había finalmente dado una revelación.

Lo que persiguió era esta catarsis de odio, esta alegría de la lucha.

"--- Tu vara y tu báculo, ellos me confortan. Tú preparas una mesa ante mí en la presencia de mis enemigos. Tú me unges la cabeza con aceite; mi copa rebosa. Seguramente el bien y el amor me seguirán todos los días de mi vida---”

Las lenguas de fuego siguieron a las paredes hasta el techo, convirtiéndose en señales que indican el camino al Infierno en invitación a los dos hombres.

Avanzaron silenciosamente, altos animosamente, sin vacilar, hacia el lugar de la batalla decisiva.

Así, se encontraron un nivel bajo tierra - el espacio de almacenamiento para grandes utilerías, directamente debajo del escenario.


En el otro extremo, el cual se agitaba con humo negro, Emiya Kiritsugu vio la esbelta figura vestida en vestiduras ceremoniales.

En el otro extremo, el cual se agitaba con aire caliente, Kotomine Kirei vio el abrigo negro de su enemigo mortal.


El resplandor de las Llaves Negras en su mano reflejaban el brillo del cañón de la pistola mágica.

Ambos percibían el intento de matar; hace mucho llegaron a comprender esa ardiente sensación.

Por lo tanto no había más necesidad de palabras para comunicarse.

Finalmente miraron directamente sobre cada uno con sus propios ojos; llegaron a la misma conclusión, al mismo tiempo.

Para Emiya Kiritsugu, esta guerra era--- Para Kotomine Kirei, el completo campo de batalla de Fuyuki era--- Todo de todo existía por el bien de derribar al enemigo ante ellos. En este momento y en este lugar, las cortinas se abrieron silenciosamente ante el inminente enfrentamiento final.

Siete Maestros. Siete Sirvientes. Todo era simplemente lo que podría ser llamado la "situación".



Para Emiya Kiritsugu, esta guerra era---

Para Kotomine Kirei, el completo campo de batalla de Fuyuki era---

Todo de todo existía por el bien de derribar al enemigo ante ellos.

Dentro de las furiosas llamas, las hojas estaban moviéndose.


Tres en su izquierda, tres en su derecha, el Ejecutor sacó un total de seis Llaves Negras y corrió a toda velocidad hacia adelante.

La visión de la pistola del asesino, entrenaba en la sombra que se acercaba con el viento.

En este momento y en este lugar, las cortinas se abrieron silenciosamente ante el inminente enfrentamiento final.



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