Fate/Zero:Acto 15 Parte 3

From Baka-Tsuki
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-16:05:37[edit]

El calor abrasador del verano, inusual para la temporada, no tenía nada que ver con Kotomine. Kirei

El helado húmedo aire se hundió en la oscuridad y estaba completamente aislado del animado mundo exterior. Su ubicación poseía todas las propiedades ideales que le permitirían esperar hasta que la noche haya caído y luego hacer su movimiento.

El escondite temporal que Kotomine Kirei, quien había dejado la Iglesia Fuyuki, había escogido era la caverna subterránea cubierta en sangre que Uryū Ryūnosuke y el Sirviente Caster habían una vez ocupado como su cuartel general -- es decir, el tanque de agua profundo dentro del sistema de alcantarillado de la Ciudad Fuyuki. Además, este era el lugar destinado donde los Assassins que había convocado habían sido totalmente humillados. Era verdaderamente irónico que fuera esa memoria lo que hizo a Kotomine Kirei elegir este escondite.

El mejor testimonio a la secresidad de este lugar era el hecho de que Caster, quien se había convertido en el blanco de todos los Maestros tras la orden de Risei, había logrado mantenerse con vida aquí después de la caótica batalla en el Bosque Einsbern. Rider y su Maestro fueron los únicos quienes habían encontrado y entrado en este lugar, pero no había ya ninguna razón para que presten atención al taller de Caster.

Después de asegurar su propia seguridad, Kirei examinó la situación actual de la guerra.

Además de haber eliminado a Tōsaka Tokiomi, hacerse amigo de Matō Kariya, y asegurado el Recipiente del Grial, también había logrado mantener a Saber y Rider en un punto muerto mientras que su propio paradero era desconocido para todos –

Todo esto fue logrado dentro de un día después de su decisión de volver al Toque del Cielo.

Aunque la suerte jugó su parte, nada en el mundo tenía que ser perfecto. Incluso el mismo Kirei fue sorprendido por el hecho de que había cambiado inmediatamente la situación caótica y sin sentido de la guerra.

Kirei había usurpado y tomado la ventaja que Tōsaka Tokiomi había poseído al comienzo de la guerra. Archer, quien se había materializado en este mundo como el Sirviente más poderoso de este Toque del Cielo, estaba en manos de Kirei. Berserker, quien era un formidable enemigo debido a sus naturales diferencias con Archer, también se había convertido en títere de Kirei junto con su Maestro. No había nada más que pudiera amenazar a Kotomine Kirei.

No importaba quien emergiere victorioso entre Saber y Rider. La batalla entre Sirvientes terminaría tan pronto como el vencedor fuese eliminado por el máximo Fantasma Noble de Archer. En la remota posibilidad de que ambos el Rey de los Caballeros y el Rey de los Conquistadores lograren sobrevivir -- o peor aún, si ellos llegaran a un acuerdo y unieran fuerzas contra él -- entonces todavía estaba el poderoso Berserker para detenerlos. Aunque Kariya Matō estaba casi en ruinas después del incidente con Aoi, Berserker automáticamente comenzaría a atacar a Saber y no requeriría la orden de su Maestro.

Aunque Kirei sabía que tener tres o cuatro planes de batalla listos para la potencialmente impredecible pelea con Rider sería lo suficientemente bueno, Archer no estaba de acuerdo con ella. Esta batalla no le pertenecía a Kirei, sino al Rey de los Héroes. Kirei necesitaba respetar el deseo de los guerreros si ellos deseasen una rivalidad cara a cara. Este era probablemente la mayor diferencia entre Kirei y los otros magos, quienes meramente usaban a los Sirvientes como herramientas.

Él estaba opuesto a utilizar incluso un solo Sello de Comando en Archer. Sólo obtendría el resultado opuesto si forzaba a un hombre con tal enorme ego para servir a la voluntad de otro. La mejor manera era no controlar a este Sirviente como peón, sino usarlo como si fuera una condición medioambiental como el clima o la dirección del viento. Un marinero no podría controlar el viento, pero podría hábilmente controlar su bote usando la vela. Ese fue su razonamiento.

Archer se había ido por el momento porque no le gustaba estar encerrado en este lugar subterráneo. Kirei entendía que Archer se precipitaría de regreso cuando fuese necesario, por lo que no sentía incomodidad al final. Kirei no consideraba a este Rey de los Héroes como un familiar, sino como un cómplice con intereses mutuos.

En otras palabras, habían más eficientes maneras de usar los Sellos de Comando que había tomado de la mano de Risei. Incluso si Kirei no poseía Cresta Mágica, habían muchas maneras para él de realizar magia proveyendo el pagó del precio adecuado. Sus posibilidades de victoria eran altas, incluso si tuviera que luchar contra un mago experto ahora.

La batalla final de esta noche entre Sirvientes decidirá el destino final del Santo Grial. Como un espectador, todos lo que Kirei necesitaba hacer era esperar por la oportunidad adecuada. Como Maestro, su principal preocupación era en realidad una batalla de estrategias más allá de esa de los Sirvientes -- el mayor enemigo de Kirei estaría en esa batalla.

Emiya Kiritsugu. Él sería el único aún capaz de quitar la ventaja en las manos de Kirei en esta etapa.

En su corazón, Kirei había siempre deseado el duelo con él. Sin embargo, dado que el rival era un asesino meticuloso, el tipo de encuentro que Kirei deseaba nunca se produciría. Tendría que considerar frecuentemente la situación de la batalla y continuar asegurando su ventaja si fuera a crear un escenario en el cual podría pelear con Emiya Kiritsugu cara a cara. Si Kiritsugu toma la delantera, Kirei definitivamente sería terminado sin nunca haber visto cómo era la apariencia de su oponente. Si eso fuese a suceder, entonces todo habría sido para nada.

Emiya Kiritsugu no podía obtener información concerniente a este tanque de agua. Él estaba asegurado de eso. De no haber sido el caso, Uryū Ryūnosuke habría sido eliminado incluso antes de lo que fue. No sufriría un ataque repentino de Kiritsugu mientras permanezca oculto aquí. Por ahora, todo lo que necesitaba hacer era mantener a su oponente preocupándose y corriendo a ciegas. Kirei sería el único en decidir la locación del duelo.

Kiritsugu operaba estrictamente de acuerdo con la lógica. Kirei predeciría sus movimientos y volvería esa lógica en su contra, engañándolo hasta que no tenga más opción que comparecer voluntariamente ante Kirei -- ese objetivo ya estaba finalizado. Todo lo que queda era esperar a que la noche caiga Kirei puso sus ojos a un rincón de la oscuridad cuando escuchó un doloroso gemido. El homúnculo Einsbern que había logrado que Berserker secuestre, estaba acostada ahí boca arriba. No estaba acostada ahí naturalmente; un simple Círculo Mágico había sido dibujado a su alrededor para permitir que el prana circundante fluya adentro. Aunque este lugar no estaba sobre una línea-mística, aún había restos del prana reunido aquí de cuando Caster había devorado codiciosamente las almas de esos que había sacrificado. Dejando de lado si este suministro la hacía confortable, era suficiente para estabilizar su condición.

Por supuesto, habría sido fácil si fuese simplemente a cortar su abdomen ahora y sacar el “Recipiente del Grial". Sin embargo, Kirei deseaba una oportunidad para hablar con ella. Por eso fue que estaba gastando su esfuerzo para proveerle prana.

"¿Puedes oírme, mujer?"

"..."

El homúnculo abrió sus ojos, respirando débilmente. Su mirada vacía era sin enfoque y su visión había evidentemente disminuido, pero aún reconocía la voz de su némesis.

" Kotomine... Kirei. Como pensé, tú eres el... "

"El vencedor del Toque del Cielo está a punto de ser decidido. Quizás seré el que complete el deseo antiguo de tu casa Einsbern”.

Aunque no estaba lo suficiente seguro para declarar absoluta victoria, tal conclusión era una estimación conservativa.

"Tú aún tienes una actitud y eres tan poco cooperativa. ¿Estas tan disgustada conmigo? "

"Por supuesto... Sólo hay una persona a la que le confiare el Santo Grial... y ese nunca serás tú, Ejecutor".

Aunque le resultaba difícil incluso hablar, el odio y el poder en su voz hizo a Kirei fruncir sus cejas.

"No lo entiendo. No eres más que una muñeca que carga el Santo Grial. La finalización de la ceremonia debería ser tu única preocupación, en lugar de quien pueda ganar la guerra. ¿Por qué estás tan empeñada en ciertos Maestros en tu condición actual? "

"Sí, ¿cómo podrías posiblemente entender?... Tú eres de la clase de persona quien ni siquiera tiene un deseo para otorgarle al Santo Grial."

El odio burlesco hizo a Kirei aún más desconcertado -- ¿era esta mujer realmente solo un homúnculo? ¿Por qué un homúnculo, el cual ni siquiera tiene un alma, posee tales emociones?

“Kotomine Kirei... eres un hombre vacío quien ni siquiera entiende el significado de la batalla. Nunca ganarás contra ese hombre... Estate preparado; mi caballero, mi esposo seguramente te destruirá... "

"... ¿Por qué estás hablando acerca de mi?"

Lo que hacía a Kirei más desconcertado era el contenido de sus palabras. ¿Cómo podría este homúnculo mirar en su corazón con tal precisión? Tokiomi no pudo hacer eso, ni su propio padre o esposa.

"Ja, ¿asustado? Bien, te lo diré... Emiya Kiritsugu ha visto a través de ti. Esta alarmado por ti y por lo tanto te considera como el mayor enemigo... Kiritsugu caerá sobre ti de una manera más cruel y despiadada que a cualquier otro. Estate preparado... "

Así que por eso -- Kirei asintió con satisfacción.

Si se trata de ese hombre -- si esos quienes podían entender a Kirei realmente existieron -- entonces ese hombre debe ser del mismo tipo de persona que Kirei.

Emiya Kiritsugu no le defraudará. Aunque los dos de ellos nunca se han conocido, él sin embargo había hecho la más apropiada evaluación de Kotomine Kirei.

"Gracias, mujer. Eso es una bendición para mí. El hombre Emiya Kiritsugu es verdaderamente justo como lo había imaginado. "

Sin embargo, un ataque de risa burlona respondió a Kirei.

"... Eres un hombre tan tonto. ¿Estás diciendo que entiendes a Emiya Kiritsugu?... Hmph, no me hagas reír. No estas ni siquiera hasta su talón en valor. "

"-- ¿Qué dijiste?"

El sonido repentino hizo temblar todo su cuerpo. No podía olvidar esa frase.

"Es verdad... Emiya Kiritsugu puede ver a través de ti, pero tú nunca verás a través de él... Kotomine Kirei, no tienes ninguna de las cosas que ese hombre tiene en su alma."

Kirei agarró su delgado cuello antes de que más palabras burlonas pudieran fluir fuera de su garganta. La ira y la confusión arremolinándose en el corazón de Kirei en ese momento eran incomparables a lo que había sentido antes en el Bosque Einsbern, incluso si la lucha mortal de ahí fuese a ser repetida.

"... Lo admito. Es cierto, soy un hombre vacío. No tengo nada”.

Sus rugidos parecían estar en calma al principio, o quizás rastros de agitación sólo aparecieron más tarde.

"Pero, ¿cuál es la diferencia entre Kiritsugu y yo? ¡¿Entre yo y ese hombre quien sólo se dedicó a sí mismo a la guerra sin sentido -- un hombre quien nunca obtuvo nada de ella, sino que sólo repitió su masacre?! Partió demasiado del sentido común y obtuvo absolutamente nada. ¡¿Qué es él, sino un alma perdida?! "

Kirei le reprochó desesperadamente y con voz quebrada.

Su pregunta fue como el rugido furioso de un alma angustiada que no pudo obtener la respuesta que buscaba, incluso después de haber experimentado todo tipo de pruebas imaginables.

"Homúnculo, contéstame si puedes. ¿Por qué busca Emiya Kiritsugu el Santo Grial? ¡¿Cuál es el deseo que ese hombre ha otorgado al todopoderoso recipiente concede deseos?! "

Como si provocándola, Kirei aflojó sus manos, las cuales estaban agarradas alrededor del cuello del homúnculo, y le permitió respirar para que pudiera responderle. Había una advertencia implícita de que si recibía una respuesta vaga, le pondría fin a su respiración para siempre.

Aún así, esta mujer no expresa incluso un pedacito de terror. De rodillas ante las rodillas de Kirei, débilmente jadeaba por oxígeno de una manera lamentable. Pero la mirada que le dio a Kirei aún contenía la burla y superioridad reservados para el vencedor.

Era casi como si Kirei era el que se arrodillaba.

"Está bien, te diré – la esperanza perdurable de Emiya Kiritsugu es salvar a la humanidad. Es terminar todas las guerras, derramamiento de sangre y lograr paz mundial eterna. "

Eso sólo parecía una broma llena de tonterías para Kirei. Después de unos segundos, se echó a reír.

"-- ¿Qué fue eso?"

"No lo puedes entender. Esa es la diferencia entre tú y él. Tú no crees en nada mientras que él sí lo hace."

¿Estaba esta mujer hablando realmente acerca del hombre Emiya Kiritsugu? Kirei tenía dudas. ¿Qué clase de hombre pretende ser Emiya Kiritsugu mientras enfrente de esta mujer?

"... Mujer, ¿que eres de Emiya Kiritsugu?"

"Yo di a luz a su hija como su esposa. He mirado en su corazón y compartido sus preocupaciones por los últimos nueve años... a diferencia de ti, quien nunca lo ha visto. "

Nueve años. ¿Quizás había pasado tal largo tiempo en una mentira? Kirei tenía tales dudas, pero instintivamente sentía que sería imposible. Lo que existía en el corazón de esta mujer era sin duda su confianza hacia Emiya Kiritsugu. Sería inimaginable formar tal fuerte personalidad dentro de ella, si se basaba en una mentira vacía. Esta mujer era originalmente sólo una homúnculo ordinaria después de todo.

El foco de su ira comenzó a alejarse de esta mujer ante él. Kirei dio un suspiro melancólico y se sentó en la silla a su lado.

"Irisviel von Einsbern, ¿fuiste siempre una buena esposa, en esos nueve años? ¿Ganaste el amor de Emiya Kiritsugu? "

"... ¿Por qué te importa?"

"No entiendo el vínculo entre ustedes dos -- Te enorgullecías teniendo a Emiya Kiritsugu como tu esposo y confías en él como si fueses una pareja real. Sin embargo, si Emiya Kiritsugu es un hombre quien busca el Santo Grial, deberías haber sido sólo un instrumento para cumplir su deseo. Él no tiene ninguna razón para darte algo tan innecesario como el amor. "

"...No te perdonaré si te ríes de él por ser estúpido."

Esas fueron las decisivas palabras pronunciadas por alguien quien tiene algo que no puede ser violado.

"... No tengo padres, y no soy un producto del amor. Por lo tanto, no puedo entender lo qué una “buena esposa” es. Aún así... el amor que me dio es mi mundo entero. Nadie puede humillar eso.”

"Entonces, Irisviel, eres una esposa perfecta."

Kirei lo dijo como si haciendo un juicio desinteresado. No era elogio, ni tampoco era sarcasmo.

"Pero no puedo entender a Emiya Kiritsugu por eso. Desde que te ama como esposa, entonces ¿por qué?... ¿por qué querría paz mundial eterna? ¿Por qué sacrificaría a su amada por tal aspiración sin sentido? "

"... Una pregunta tan extraña. Para ti, un hombre quien ha admitido que no tiene razón de ser... ¿Estás burlándote de los otros y diciendo que sus aspiraciones no tienen sentido? "

"Cualquier adulto sensato se habría reído de él."

Esta era una furia completamente diferente a la de antes. El corazón de Kirei se hinchó.

"El combate es instintivo de la humanidad. Eliminarlo no es diferente a eliminar a los humanos. ¿Qué otra cosa podría ser más inútil? Esta supuesta aspiración de Emiya Kiritsugu -- ¡no debería haber sido llamada aspiración para empezar, sino el sueño de un niño! "

"... Es por eso que sólo podía confiar en un milagro..."

Irisviel hizo todo lo posible para mantenerse fresca y continuó hablando.

"Perdió todo por la aspiración que buscaba... Siempre sufrió a través de sus castigos por querer salvar a aquellos que no pueden ser salvados, y todo a su alrededor fue robado... Yo también soy alguien quitada de él. Ha sido obligado a descartar a sus seres queridos muchas veces... "

Kirei se levantó de su silla y miró a Irisviel con una mirada insondable y tenebrosa.

"¿Estás diciendo que no sólo se limita a esta vez – sino que esta es la forma de existencia de este hombre?"

"Sí. Kiritsugu es demasiado gentil. No se contiene en su amor a pesar de que sabe que perderá a esos que le rodean tarde o temprano... "

Estas respuestas fueron suficientes para Kirei. Él perdió completamente interés en el homúnculo ante él.

"... Lo entiendo."

Agarró el cuello de la mujer con sus fuertes puntas de los dedos y detuvo su flujo de sangre.

Mirando la débil y dolorosa expresión de la otra, Kirei calmadamente dijo.

"Finalmente entiendo. Así que este es Emiya Kiritsugu. "

Kirei tiró a la mujer, quien ya se había desmayado, a un lado, y miró vacíamente en la oscuridad.

En retrospectiva, Kirei había estado equivocado desde el principio-- su pregunta fue respondida, pero su expectativa se convirtió en decepción.

Emiya Kiritsugu no buscaba la verdad entre las repeticiones sin sentido.

Ese hombre había simplemente consignado todas las cosas significativas en la nada.

No era que no tenía deseos, sino que tenía tal ridículo deseo que cayó en el ciclo de la nada. Sus inútiles esfuerzos y lo que había desperdiciado fue tan tonto que era insalvable.

Quizás Kiritsugu podía ver a través del corazón vacío de Kotomine Kirei, y quizá temería a ese vacío y se alarme. Sin embargo, nunca sería capaz de imaginar el significado de tener tal vacío. Nunca podría llegar a entender el deseo ferviente que Kirei albergaba.

La vida de Emiya Kiritsugu podría ser concluida mientras habiendo repetidamente descartado todo.

La alegría y la felicidad que ese hombre había descartado -- incluso sus fragmentos fueron lo suficientemente importantes en los ojos de Kirei, para él proteger con su vida o incluso morir por.

Para un hombre como Kirei quien continuó estando perdido y no pudo encontrar una sola pieza de tal alegría y felicidad, la vida de Kiritsugu sólo existía en sus sueños y su admiración.

Su insaciable sed y pérdida irrecuperable habían sido menospreciados y burlados de tal modo -- ¿cómo podría soportar esto? ¿Cómo podría no odiar esto?

Los sentimientos oscuros hinchándose en su corazón torcieron la sonrisa de Kirei.

Finalmente entendió el significado de esta guerra.

No tenía absolutamente ningún interés en el Santo Grial. No importaba si no tenía pensamientos de cumplir un deseo.

Pero si pudiera romper los sueños de este hombre, quien había apostado todo a este milagro, con sus propias manos -- entonces incluso el Santo Grial, el cual era completamente sin sentido para él, tenía un uso en ser obtenido.

La emoción de la batalla aproximándose, hizo temblar las manos de Kirei. El creciente deseo de la batalla ardía en su corazón, como si estuviese a punto de sacar sus Llaves Negras en ese momento y atravesar todo enfrente de él.

En la oscuridad enturbiada por el hedor de la sangre, Kotomine Kirei rió a carcajadas. Era algo que nunca había cesado en todos estos largos años -- el latido de su alma.



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