Fate/Apocrypha:Volumen3 Capitulo4

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Capítulo 4[edit]

“No es como si pudiéramos dejarlos en paz, cierto ¿Hermana?”

“Bueno… estamos lidiando con un Assassin. Son simples de derrotar una vez que se sobrevive a su emboscada, pero naturalmente es mucho más difícil el encontrarlos uno mismo Aun mas considerando que no poseemos ninguna información sobre ellos.”

“Quieres decir que primero debemos de encontrar una manera de rastrearlos.”

“Comenzaremos con nuestra búsqueda esta tarde. Les prepararemos algo de ropa moderna para que puedan mezclarse.”

“Ah, ese no será un problema para mí.”

La Magnifica Heroína Verdadera ya poseía la ropa de Leticia, así que simplemente debía utilizarla.

“¡Oh, oh, yo si quiero! ¡Quiero aquello que sea lo más moderno y fresco, aquello que le gustaría a todo mundo! ¡Y coqueto también, eso sería aún mejor!”

El Usurpador sin Derecho se irguió e inclinó hacia delante ante la mención de la ropa. Con una mirada fría, Fiore dijo.

“Discúlpame, pero por favor entiende que esto no es una excursión…”

“¡Si, si, lo sé! Mm… bien, podemos llevar a mi Master también, ¿cierto?”

“Rider…”

La mirada de Fiore solo emano una ligera brisa helada en comparación al tono de voz de la Magnifica Heroína Verdadera el cual había bajado a una temperatura bajo cero. Ella lanzo una mirada amenazadora al Usurpador sin Derecho, como si lanzara una ráfaga helada de sus ojos.

“No creí siquiera que fuera necesario decirlo, pero no arrastres a Sieg a esto.”

“Quiero decir, está a punto de ser medio día, ¿cierto? Así que tenemos hasta el anochecer. Podemos divertirnos al menos un poco…”

“Sin diversión.”

“Solo un poco…”

“Ni siquiera un milímetro.”

Su propuesta fue completa y totalmente destrozada en pedazos – y por la misma Magnifica Heroína Verdadera, su última esperanza de refuerzos – El Usurpador sin Derecho hizo un berrinche y plantó su cara en el escritorio.

“Bien, ahí va toda su motivación. No puedo evitar sentirme algo preocupada.”

“Y que lo digas…”

Ambos hermanos se quedaron sin palabras, y Chiron mostro una sonrisa amarga.

“Entonces Caules y yo nos cambiaremos en otro cuarto.”

“¿Qué hay de nuestra ropa?”

“Pediré que los homúnculos se las lleven. Oh, y Archer, tu fuente de mana será manejada por mí y Caules por el momento.”

El sistema de provisión de mana montado por Gordes había sido transferido a Caules, con Fiore utilizando su propia fuente por cualquier improvisto. Esto no presentaba ningún problema dadas las bajas probabilidades de que una batalla se llevara a cabo entre Masters en ese punto. En cuanto a los homúnculos, se acordó que a cambio de una residencia en el castillo, serían responsables de varios trabajos sin importancia – no es que fuese muy diferente de cómo habían vivido hasta entonces.

“Es bueno oír eso. Esta es la relación adecuada entre un Master y Servant.”

“Te lo agradezco.”

Fiore sonrió con una ligera muestra de orgullo. Chiron y Caules caminaron hombro a hombro mientras proseguían su camino por el pasillo.

“Si puedo preguntar, ¿Qué tanto de esta fuente de mana es provista por ti Caules?”

Caules respondió algo molesto, como si la pregunta lo molestara.

“Solo puedo proveer un quinto de la cantidad total a lo mucho, aun si tomaras todo lo que tengo. Piensa en mí como una batería de repuesto.”

“Ya veo. No es raro el que no sienta una conexión tan fuerte contigo.”

El entendimiento y la aceptación que Chiron mostró solo irrito más a Caules.

“Dejémoslo así… Sé que ella está en un nivel completamente diferente en cuanto a la calidad de los circuitos, o la cantidad, o la capacidad. Yo solo soy una lata mientras que ella es como una planta de fabricación entera.”

“Hmm. ¿Y acaso hay alguna cualidad donde sobrepases a mi Master?”

“Si… Sé cómo utilizar una computadora.”

Chiron habría preguntado cómo es que eso se relacionaba con su capacidad como mago, pero se decidió contra ello. A veces, un hombre debe de encontrar sus victorias, sin importar que tan pequeñas fueran.



Después de un breve tiempo, algunos homúnculos entraron en tropel en el cuarto de reuniones donde la Magnifica Heroína Verdadera y el Usurpador Sin Derecho estaban esperando, llevando ropa de estilo moderno adecuada para este último.

“Trajimos la mayoría aquí, pero podrían no ser adecuadas.”

“Nah, ¡no es problema! Hey, esto es bastante lindo. ¡Esta también! ¡Mostrémoselas a mi Master más tarde!”

“¿Dónde está mi tío?”

“Él comenzó a beber desde temprano por la mañana, clamando que su trabajo había concluido. Le agradecemos por haber salvado a tantos de nosotros… pero realmente se encuentra en un estado lamentable.”

“Hablare con él cuando lo vea…”

Respondió Fiore a modo de disculpa.

“Bien, ustedes dos deberían de cambiarse.”

“¿Huh? ¿Qué hay de ti?”

“¿Acaso no vendrás con nosotros Fiore?”

Con una sonrisa preocupada, Fiore bajo su mirada.

“Como puedes ver, será un poco difícil para mí participar en la investigación diurna. Por supuesto, eso no sería un problema si pudiese usar hechicería.”

Fiore aplicaba sus técnicas de evocación y utilizaba su Manipulador del Vínculo de Bronce para fungir como sus piernas. Pero por supuesto, este no era un Código Místico que pudiese utilizar durante el día.

“Además, puedo analizar sus descubrimientos igual de bien desde mi propia habitación.”

“Ya veo. Así que actuaremos en tu lugar en cuanto a la investigación física.”

“Correcto. Un homúnculo versado en hechicería deberá acompañarlos.”

Ante sus palabras, un homúnculo que había permanecido en el cuarto inclino su cabeza ante los dos Servants. Ella tenía la forma de una joven chica, que se asemejaba demasiado a Sieg pero con cabello largo.

“Espero poder trabajar con ustedes. Mi nombre es Althea.”

Ella dio un paso adelante para apretar la mano de la Magnifica Heroína Verdadera y del Usurpador sin Derechos.

“Si ustedes pudiesen buscar pistas, como la presencia de un Servant o cosas similares, entonces Althea podrá manejar las cosas relacionadas con hechicería. Yo podré escuchar todo vía telepatía y evaluar lo que sea que encuentren.”

Aunque había varios magos experimentados posicionados alrededor de las tierras gobernadas por Yggdmillennia, tampoco eran tan hábiles como para ser capaces de rastrear o descubrir a un Servant.

Difícilmente sería sorprendente si Assassin y su Master ya se hubiesen infiltrado en la ciudad. Ellos tres tenían que encontrar algo, cualquier cosa que los llevara a Assassin antes del anochecer – o mejor aún, capturar a su Master.



Jack se encontraba a la espera. Dado su pequeño cuerpo, ella podía colarse en cualquier lugar sin esfuerzo. Al llevar la ropa que su Master le había comprado en Bucarest y utilizando su Ocultamiento de Presencia, ella podía difuminarse y volverse parte de cualquier grupo de personas.

Sin embargo, las calles de Trifas eran angostas y había pocos turistas. Con los magos bajo alerta, ella no podía actuar sin cautela. A pesar de eso, ya había destazado a diez magos para el término del día anterior.

Ella y su Madre se movían por separado en estos momentos. Ellas habían encontrado cada una escondites perfectos y no los abandonarían por el momento. A decir verdad, deseaba que Reika tocara el piano para ella nuevamente, pero podía soportarlo. Después de todo, dado que era hábil en emboscar y cosas similares, podía controlar su paciencia.

Los Servants enemigos eran tres - ¿o acaso eran cuatro? Ahí se encontraba Chiron, el Usurpador sin Derecho, uno que no pertenecía al campamento Negro, y Siegfried. El último era el problema, un enemigo vago que algunas veces se encontraba ahí y otras no.

A diferencia de lo que su apariencia o su forma de hablar pudiesen sugerir, Jack se movía con cuidado. Como un colectivo de almas prácticamente nacido para matar seres humanos, el asesinar no era ni una profesión ni un pasatiempo, sino su razón de existir – su propósito.

Justo como otros tienen que probar que existieron en esta tierra, ella también debía matar para mostrar que en verdad había existido.

Jack esperaba, en guardia y prudentemente. Sus victorias siempre se decidían en la noche. Ella nunca cometería el error de apostar su vida. En esencia, la única cuestión importante era cuantas oportunidades para asesinar habría y cuantas de ellas podría utilizar.

La batalla era algo que se llevaba a cabo entre dos individuos, pero el asesinato era un asunto de unilateral. Como tal, su batalla con Mordred la sorprendió incluso a ella.

“Perdí en esa ocasión, huh…”

Ese pensamiento era suficiente para causar frustración dentro de ella. Cuando Jack se enfrentó a Mordred, estaba segura, más allá de cualquier duda, de su propia derrota. Su ataque no podría encontrar la garganta de Mordred, mientras que su espada partiría su cabeza en dos. La diferencia en sus parámetros, la desventaja en el campo de batalla, sus rangos como espíritus heroicos – estos elementos y más convergían en su contra.

Sin embargo, ella creía que la situación no era imposible de revertir. La fuerza bruta podía ser superada con técnica y habilidad. Una vez que llegase la noche y ella desapareciera no habría nadie que pudiese reconocerla.

Había una cosa más que ella sabía. Ningún héroe, de cualquier nivel, seria rival para ella cuando asesinase a su Master – y para ella, los magos no eran una presa más difícil que las prostitutas de Londres.



Aquiles bostezo de la manera en la que lo haría un hombre con demasiado tiempo libre.

“Es un hecho que aquí no sucede nada.”

“Es verdad.”

Quien contesto su comentario fue Atalanta. Dado que ellos se encontraban en el jardín flotante en lo alto del cielo, no podían simplemente ir a dar una caminata afuera. Apenas había pasado medio día y ambos Servants estaban siendo superados por el aburrimiento.

“Demasiado monótono, ¿no es así?”

Se trataba de Shirou Kotomine, aquel que se había convertido en el Master de los dos, seguido de su Servant original, Semiramis.

“Eso lo resume todo. ¿Y mencionaste que el campamento Negro llegaría dentro de tres días?”

“Así es. Lo más probable es que ellos deban adquirir monturas con las cuales puedan perseguir este jardín… así que, dependiendo de la situación, incluso podrían tardar más que eso.”

Ambos Servants comenzaron a mostrar su descontento. Semiramis suspiro mientras decía.

“Unos meros tres días, nada más. Pero supongo que es la misma falta de paciencia la que hace que los héroes corran directo a la batalla.”

“Si estás buscando pelea ya has encontrado una.”

Shirou los calmo mientras se miraban agresivamente el uno al otro.

“Ustedes dos, por favor. Y Archer, hablando de eso, hay algo que me gustaría pedirte.”

“¿Hm…?”

Atalanta frunció el ceño ante sus palabras, su rostro lleno de sospecha.

“Me gustaría que actuaras como vigía y observes al campamento Negro. Normalmente la clase Assassin sería la más adecuada con su habilidad de Ocultamiento de Presencia, pero… veras…”

Shirou lanzo una mirada hacia Semiramis quien aparto la suya con aparente descontento.

“Ah, sí, si siquiera pudiéramos llamar a eso un Assassin.”

“¿Acaso siquiera posee esa habilidad? ¡Supongo que no hay otra opción!”

Semiramis frunció el ceño ante la pareja que se reía de ella, viéndose más y más molesta. Shirou la tranquilizo mientras hablaba de nuevo.

“Así que, creo que eres la más adecuada para esta tarea.”

“¿Y yo?”

“Desafortunadamente, puedo decir con certeza que no hay nadie entre nosotros menos adecuado para una misión de reconocimiento que tú”

Shirou mantuvo su placentera expresión mientras rechazaba de inmediato la propuesta de Aquiles.

“Ya veo. ¿Y cómo es que regresare?”

“Como tu Master ambos estamos conectados espiritualmente. Llámame telepáticamente y poder traerte de regreso. Aun si el Ruler del otro bando te da una orden, puedo utilizar mi propio Hechizo de Comando para cancelarla.”

El movimiento espacial vía hechicería era un misterio que prácticamente era magia verdadera. Por supuesto, era un arte imposible para Shirou, cuyo único conocimiento mágico fue el aprender los ritos del bautismo. Sin embargo, un Hechizo de Comando podía lograrlo.

“¿Usarías un Hechizo de Comando por un asunto tan trivial?”

“No me molesta. Los Hechizos de Comando de los otros Masters me fueron transferidos. A diferencia de ella, quien fue invocada como Ruler, incluso puedo utilizar todos mis Hechizos de Comando en un solo Servant. Aún tenemos sobrantes pertenecientes a Berserker, así que no será un problema.”

En otras palabras, significaba que ningún nivel de Resistencia Mágica les permitiría oponérsele.

“Hmp. Muy bien, si puede aminorar este tedio… el actuar como vigía no será un problema para mí. ”

“Te lo agradezco. Entonces dejare ese asunto en tus manos.”

Con un asentimiento ligero Atalanta se desvaneció en su forma espiritual.

“Bien ¿Master? ¿Acaso no hay nada que yo pudiese hacer?”

“Hm… me parece que Caster está buscando reclutar un asistente.”

“No.”

En este caso, el ser un asistente significaba obtener la fuente seleccionada de dentro de una montaña de libros y quedarse de pie a su lado con el libro abierto para que Caster pudiese leerlo.

“¿Qué hay entonces de un ligero calentamiento con Lancer?”

“Eso sería otro no.”

“¿Oh? ¡Y pensar que el valiente Aquiles huiría de una pelea!”

Semiramis comenzó a reír alegremente, tal vez como venganza por las burlas recientes. Aquiles simplemente gruño.

“Para tu información, no existe tal cosa como un ‘ligero calentamiento’ con Lancer. Una vez que comienza, no terminara hasta que uno de los dos gane y mate al otro.”

“¿Acaso no podrías contener un poco tu fuerza?”

“Sería el más grave insulto el contenerme ante el más grande héroe de la India. Cuando nuestras lanzas se crucen será a muerte.”

Reconociendo la validez de sus palabras, Semiramis dejo de reír. Como emperatriz y creadora de complots, no había forma de que ella entendiera lo que sea que esos dos Servants sentían. Sin embargo, aun si desde su perspectiva parecían dos tontos aferrándose a la nada, no sería sabio el molestarlos con sus burlas. Un verdadero tonto es aquel que mancha el orgullo de un héroe.

“Ya veo… pero no podemos permitir que abandones este jardín en caso de que lo impensable suceda. Me gustaría que pudiéramos hacer algo para aliviar tu aburrimiento.”

“Puedo contenerme lo suficiente si peleas contra mí.”

Con una carcajada, Aquiles lo desafío. Había un abismo de diferencia entre el mundialmente afamado Aquiles y Amakusa Shirou Tokisada, un héroe menor del Lejano Este. Todo, desde sus logros en vida hasta sus mismos orígenes, eran incomparables en su escala. Aquiles estaba a punto de dejarlo pasar como una broma ante la mirada desafiante de Semiramis.

“Me parece bien tu idea. Después de todo, yo tampoco tengo mucho que hacer hasta que el Grial Mayor se estabilice.”

Ambos quedaron petrificados. Por un momento, ni Aquiles ni Semiramis pudieron comprender las palabras de su Master.

“Assassin, si pudieras prestarme una lanza y una espada de alguno de tus guerreros colmillo de dragón. Sería mucho mejor que utilizar nuestras propias armas.”

“Espera, espera, detente… ¿acaso estás loco?”

“Bien, incluso yo no estoy muy seguro de ello…”

Respondiendo con un tono de voz sin duda, Shirou extendió una mano hacia Semiramis, Aquiles estaba completamente anonadado, y le tomo algo de tiempo antes de comenzar a reír a carcajadas.

“¡¿Acaso eres estúpido, Master?! Sé que eres un Espíritu Heroico ¿pero en verdad crees que puedes enfrentarme? ¿A mí, quien supero a las armadas de Troya?”

Sus palabras no contenían un tono de burla, solo honestidad – y enojo. Aquiles sabia de los eventos particulares del héroe Amakusa Shirou Tokisada, pero no lo que correspondía a sus habilidades de combate. Sin embargo, Aquiles se enorgullecía al saber que había peleado y ganado ante probabilidades que serían imposibles para alguien más. El que Shirou se enfrentase a él no era más que un ataque a su orgullo.

Sin embargo, Shirou recibió la ira de Aquiles con un aire de impasividad, y tomó en su mano la espada preparada por Semiramis mientras que lanzaba la lanza hacia Aquiles.

“Me disculpo si he dañado tu orgullo. Pero si aún deseas deshacerte de tu aburrimiento… siempre estoy listo y dispuesto.”

Shirou preparo su espada. Un Aquiles molesto aparto la mirada y le dio la espalda a Shirou.

Antes de que uno siquiera pudiese parpadear, metal choco contra metal.

Sin aviso previo, la lanza realizo una estocada como si fuese una bala disparada de un arma. El que Shirou pudiese siquiera reaccionar a tiempo para recibirla era suficientemente impactante por sí mismo. Aquiles suspiro, sonando ligeramente impresionado. Él retiró la estocada y giro la lanza mientras se ponía en posición.

“Así que fuiste capaz de lidiar con eso, huh… de acuerdo. Hagámoslo.”

“En verdad espero que no seas tan duro conmigo…”

“Oh, no lo creo. Veras, yo nací de este modo. ¡Puedo contar con una mano el número de veces en las que me he contenido en una pelea!”

‘Instante’ era una palabra demasiado larga para describir la velocidad en la que Aquiles se lanzó al ataque. La lanza salió disparada hacia enfrente y ya había alcanzado a Shirou antes de que su cerebro pudiera comprender lo que sucedía. En lugar de su mente, su cuerpo reacciono, apenas logrando apartar el ataque. Su juego mortal había comenzado.


No ha habido desarrollos significativos en la ciudad de Trifas – a pesar de ser vecina de Sighisoara, la ciudad más importante de Rumania – y no es probable que eso cambie.

La familia Prestone, de la que provenía Darnic antes de tomar el nombre Yggdmillennia, tenía su mira puesta en asentarse en el área, ya que esta poseía las mejores líneas ley de Rumania. Naturalmente, tales cualidades no habían pasado desapercibidas y mucha sangre había sido derramada en estas tierras, pero al final los otros no fueron rivales para la emergente familia Prestone.

Los Preston buscaron agresivamente el control de la ciudad. En vez de observar como el lugar crecía normalmente, se dieron a la tarea de involucrarse en el desarrollo ideal para ellos. No resaltaría ni dejaría su marca en la historia. Similar a su vecina, era inconveniente llegar a ella, lo cual naturalmente reducía el nivel del turismo.

Y a pesar de poseer líneas ley de la más alta calidad, los magos externos no serían capaces de hacer lo que quisieran con la red tan cerrada y el cordón de seguridad que había sido colocado. El campo de restricción situado sobre la región era altamente sensible e incluso detectaba humanos normales que venían del exterior, sin siquiera mencionar magos. Tomó unos largos veinte años para que Alma Petresia, la observadora de la Santa Iglesia, pudiera desechar las sospechas sobre ella.

En pocas palabras, Trifas era una ciudad bajo el dominio de los magos. Si uno incluyera a sus afiliados que no eran magos, más de un quinto de la población total de la ciudad estaba involucrado con Yggdmillennia de algún modo. Naturalmente, todos ellos habían recibido algún tipo de instrucción en lo que respecta a la Guerra del Santo Grial. Aunque las calles permanecían tranquilas, el ánimo no podía ser descrito con otra palabra diferente a cargado.

Darnic, el jefe de Yggdmillennia, había caído. Sin embargo, aún no había muchos que supieran de ello – e incluso menos que se dieran cuenta del giro tan peculiar que esta Guerra había tomado. Fiore había mantenido todo oculto para prevenir que la información se filtrara. La Asociación se enteraría tarde o temprano, pero por ahora, su prioridad yacía en resolver la Guerra.

‘Se ha perdido el contacto con diez de los magos ocultos en los alrededores de Trifas.’

Siguiendo la información proporcionada por Fiore, Jeanne y Astolfo – junto con un homúnculo hábil en la hechicería – decidieron comenzar a buscar por su rastro.

Trifas estaba dividida entre la vieja ciudad amurallada y la nueva ciudad construida fuera de los muros – aunque lo de ‘nueva’ era relativo, dado que la mayoría de los edificios comenzaron su construcción después de que se expulsó a los Turcos Otomanos y tenía cientos de años de historia.

Jeanne, Astolfo y Althea procedieron hacia la ciudad nueva. Mientras tanto, Chiron y Caules se encontraban a cargo de la ciudad vieja. El plan era proceder a sus escondites en grupos separados, encontrar la razón de la perdida de contacto y buscar por cualquier pista.

“De acuerdo, ¡comenzaremos con la primera! ¡Vayamos a la casa de los magos!”

Astolfo golpeo el aire emocionado. Jeanne parecía algo avergonzada mientras ponía algo de distancia entre ellos, y Althea miraba tranquilamente el mapa de Trifas, ambas parecían ignorarlo. Inflando sus mejillas, Astolfo bajo su mano.

“Carl Lexarm. Procedan doscientos metros y den vuelta a la izquierda en el cruce.”

Los tres procedieron a través de una calle que parecía raramente transitada, con la mayor cantidad de ruido siendo generado por Astolfo. Antes de que pasaran cinco minutos ya habían llegado a su primer objetivo.

La casa de Lexarm era vieja y estaba construida de piedra en una simple forma de cubo. Una casa abierta facilitaba la dispersión del mana, haciendo que los diseños cerrados como este fueran ideales para los magos que preferían prevenir este tema.

Althea, usando la llave maestra proporcionada por Fiore, abrió la cerradura encantada. Estaba diseñada para alertar a los miembros del clan Yggdmillennia en caso de que alguien forzara la entrada, aunque difícilmente sería un obstáculo si el intruso en verdad era Assassin.

El interior de la casa era tan austero como uno podría imaginar por su apariencia exterior. Había una sala de estar, una cocina y un baño, con el cuarto probablemente en el segundo piso. Estéril fue la palabra que llego a la mente de Jeanne. Después de vivir en el mismo lugar por una década o dos, la mayoría de la gente pintaría su alrededor de algún modo. Pero nada de eso existía en esta casa donde todo parecía uniforme, más parecido a un cuarto de hotel que a un alojamiento personal. Tal vez se habían mudado aquí recientemente o tal vez encontraron su ‘color’ en otra habitación.

“Hm… ¿Acaso alguien más huele eso? ¿Acaso es sangre?”

Murmuro Astolfo mientras se adentraba más y comenzaba a olfatear. Jeanne también detecto el olor, pero no pudo identificarlo como sangre.

“No estoy segura de ello…”

“¿Entonces solo es mi imaginación?”

“Tal vez no.”

Dijo Althea mientras realizaba un encantamiento de una sola línea – una simple percepción de hechicería para identificar ‘sangre’. Un ligero brillo azulado resalto las manchas esparcidas por toda la habitación.

“Ya veo. Así que la limpiaron. Es por eso que era difícil de detectar.”

“Bastante… impresionante de tu parte la observación, Rider.”

“Mira, Ruler. Incluso hay sangre en el techo.”

Astolfo señalo hacia arriba y Jeanne asintió sombríamente. Dada la altura del techo…

“…debieron de haberle decapitado o aplastaron su cabeza.”

“Observando como la sangre cubrió un área tan amplia, ¿tal vez le cortaron la carótida? Y después se encorvo hacia arriba, de este modo…”

Jeanne miro hacia arriba e hizo un movimiento inclinando su espalda hacia el suelo y sujetando su garganta.

“Excelente actuación.”

“No estoy segura de que fuese necesario demostrarlo físicamente. Las palabras habrían sido suficientes.”

Jeanne se ruborizo ante las palabras de Astolfo y Althea y tosió.

“S-solo estoy haciendo que sea fácil de comprender. De cualquier forma, Debió de haber sido un trabajo difícil el limpiar. ¿Acaso fue realizado con hechicería?”

“En ese caso habrían dejado rastros de tal cosa. No hay tal.”

“Pero esta es la casa de un mago ¿cierto?”

“Aún más razón para que el uso de hechicería sea deliberadamente cuidadoso. Esta es la cocina; no hay nada relacionado con la hechicería aquí. A lo mas, podría haber mutilado algún animal pequeño para utilizarlo en algún ritual.”

“Suena como si hubiese un sótano también. ¿Tal vez haya algo allá abajo?”

Nuevamente, fue Astolfo quien se dio cuenta de esto. Parecía como si él pudiese escuchar las ligeras diferencias al avanzar por el piso.

“Así que no solo es tu nariz, si no tus oídos también…”

Murmuro Jeanne, aparentemente impresionada. Astolfo irguió el pecho orgulloso.

“¡La nariz y los oídos son importantes en el campo de batalla después de todo!”

La entrada al sótano estaba oculta detrás de un librero cerca del muro de la sala de estar. Había ligeras marcas en el suelo donde las ruedas del librero habían pasado una y otra vez.

“Esperen, por favor déjenme desmantelar cualquier hechicería que pudiese haber, solo por si acaso…”

Dijo Althea para detener a Astolfo, quien tenía una mano en el librero como si deseara tirar de él como si fuera la manija de una puerta – aunque no es como si fuera a escuchar su advertencia. Con un ligero esfuerzo apartó el librero a la fuerza.

“¡Entendido!”

Dijo Astolfo mientras se adentraba en el sótano.

“¿Acaso detectaste algún tipo de hechicería hace un momento…?”

“Si, pero no tuvo ningún efecto ya que la Resistencia Mágica de Rider está a la par de la de Saber.”

Un mago moderno sería incapaz de herir a Astolfo de ningún modo. Quien fuera que se hubiese infiltrado en este lugar debió de haberse tomado el cuidado de deshabilitar el hechizo.

“¡Yay! ¡He encontrado un cadáver!”

Al escuchar estas palabras ambas se apresuraron a entrar al sótano.

El sótano era completamente diferente de la simplicidad del espacio habitable de la parte superior. Pilas de grimorios se encontraban por todo el cuarto y el piso mostraba rastros de viejos hechizos mágicos. Montones de hierbas y cuerpos disecados de animales colgaban de hilos. En medio de la habitación yacía un cuerpo humano – mucho más fresco que los otros objetos en el cuarto. El olor a sangre permeaba fuertemente en el cuarto.

“Parece que este mago se especializaba en las artes oscuras.”

Dijo Althea mientras examinaba los artículos en el cuarto. Jeanne y Astolfo levantaron el cuerpo que se encontraba boca abajo y fruncieron el ceño ante lo que vieron.

“Le han extraído el corazón.”

“Así que cortaron la arteria, justo como Ruler menciono. ¿Pero porque nadie ha reportado un olor tan fuerte a sangre?”

Althea respondió la pregunta de Astolfo.

“El olor probablemente fue suprimido por medio de hechicería. Los malos olores son comunes en los rituales de magia negra de esta naturaleza, así que deben de ser ocultados cuando son llevados a cabo en una ciudad como esta. Es probablemente por eso que el cadáver fue ocultado en esta habitación… para que el olor no se esparciera.”

“El problema es su corazón. Fiore menciono algo similar ¿no es cierto? Que los periódicos decían que el Assassin Negro… que Jack el Destripador estaba retirando el corazón de sus víctimas.”

Astolfo concordó.

“Sí, es cierto. Para nosotros, nuestros núcleos espirituales también existen en nuestros corazones al igual que en nuestros cerebros. El comer algo cercano nos permite obtener una gran fuente de mana.”

“Sin embargo… eso no explicaría la expresión de gran dolor en su rostro.”

“¿Qué hay de raro en ello? Le cortaron la garganta.”

“Ciertamente, nosotros los Servants somos devoradores de almas, pero las emociones que preferimos consumir difieren basándonos en las idiosincrasias que tuvimos en vida. Parece que Jack tiene una gran preferencia por el miedo.”

“Es comprensible, él fue un asesino serial…”

Dejando el manejo del cuerpo a Yggdmillennia, Jeanne y los otros continuaron su búsqueda a través de la ciudad nueva. El siguiente mago que visitaron, Silvelt Kotcheff, también había dado su último respiro en su propio hogar. Sin embargo, había una diferencia decisiva en este caso. A diferencia del anterior, cada parte de su cuerpo había sido arruinada, dejando de lado el corazón que había sido removido. El mago había dejado de mantener la forma de un ser humano.

“Ahora, esto no es nada bueno.”

Suspiro Astolfo.

“Hay claros signos de tortura.”

Dijo Jeanne fríamente.

“Basándonos en la respuesta biológica de su brazo, la mayoría de estas heridas fueron causadas antes de su muerte. Ellos no lo mataron despedazándolo; lo mantuvieron con vida hasta que se encontró hecho pedazos.”

Uno podía imaginar cuanto sufrimiento y terror había soportado con solo ver el dolor causado a su cuerpo. Debió de haber sabido que nadie vendría a salvarlo – e incluso si hubiera sucedido, el salvador se habría convertido en otra víctima más.

“¿Pero qué significado podría haber en esto?”

Murmuro Jeanne y los demás inclinaron sus cabezas.

“¿Tal vez él simplemente… lo disfruta?”

“Si, hay ciertos asesino que disfrutan causar dolor. Sin embargo, esto es demasiado excesivo. Y el cadáver anterior tenía muy pocas marcas similares. Su cuello había sido degollado y su corazón arrancado. Pero aquí, el cadáver fue abusado por completo. La diferencia es demasiado marcada. ¿Acaso podría haber otra causa para ello? Su sexo, su edad, su raza, su profesión, sus habilidades… o algo adicional.”

“¿Y cuál sería esa causa adicional?”

Jeanne negó con la cabeza ante la pregunta de Althea, incapaz de responder.

“Si hay una cosa segura, es que el Assassin Negro con seguridad ya ha arribado a esta ciudad…asumiendo que esto no es el trabajo de un mago asesino enloquecido.”

“Así que imagino que la pregunta es, ¿Dónde se encuentran?”

Aunque es una ciudad pequeña, Trifas aun es el hogar de cerca de veinte mil personas. La mayoría de la población, sintiendo los disturbios recientes, ya se encontraba resguardada en su hogar conteniendo el aliento. Seria difícil realizar una búsqueda puerta a puerta incluso si movilizaran a todos los magos – y si su persecución se diera a conocer por error, Assassin probablemente se refugiaría aún más profundo en las sombras.

“Vayamos a ver algunos de los otros escondites. No hay duda de que descubriremos más cuerpos.”

Jeanne estaba en lo cierto.

A todos los cuerpos les habían removido el corazón. Sin embargo, el nivel de sufrimiento que habían soportado antes de morir difería en todos. No había consistencia; un cuerpo fue encontrado reducido a montones de carne, pero el siguiente podía estar casi sin daños además del agujero en el pecho.

Jeanne y los otros pasaron las próximas horas investigando rastros de hechicería, pero eso resulto inútil. Althea de inmediato contacto a Fiore, pero al parecer no había nada relevante que conectara los diferentes niveles de daño impuestos en los cuerpos en base a su género, edad o raza. Aun en el caso de las diferencias – tales como la cantidad de tortura llevada a cabo en hombres comparándola con las mujeres – no llevo a una respuesta conclusiva.

“Parece ser que aún hay tres magos desaparecidos…”

“Caules está siguiendo esos rastros. ¿Acaso deberíamos reagruparnos y comparar nuestra información?”

“Si, vayamos hacia su posición.”

Dejando a los muertos en manos de Yggdmillennia, los tres se dirigieron a la siguiente casa, donde se encontrarían con Caules.

“Nuestro destino en esta ocasión es la ciudad vieja.”

Guiados por Althea, los dos caminaron en medio de las silenciosas calles de piedra, viendo de reojo sombras furtivas que mantenían una distancia saludable de estos tres extraños. Dada la situación, agradecían la consideración.

“Saben… todas estas calles lucen bastante familiares, ¿no? ¡Podríamos haber tenido unas batallas interesantes en edificios modernos si la Guerra del Santo Grial hubiese sido en Nueva York o algún lugar similar!”

Astolfo sonrió mientras Jeanne mostraba una sonrisa tensa.

“Mi estómago se encoge con tan solo imaginar que sucediera una Guerra del Santo Grial en un lugar tan urbano, así que por favor ni siquiera lo menciones.”

¿Cómo podría uno responsabilizarse de una Guerra como esta llevada a cabo en una ciudad tan grande?

“Pero ya tenemos Guerras del Santo Grial sucediendo en todos lados, ¿cierto? Solo es cuestión de tiempo hasta que lleguemos a Nueva York. ¿Cómo podrían mantener oculto todo eso en una ciudad tan grande? ¡Probablemente serias convocada como Ruler de nuevo!”

Jeanne palideció mientras agitaba su cabeza al mismo tiempo.

“Oh no no no. Por favor deja de hacer que me lo imagine. ¡Eso sería terrible!”

“¡Ja ja ja! El destino a veces es cruel, joven Ruler. Un día, serás llamada a una Guerra del Santo Grial en América, o Londres, o Tokio… y tendrás que presidir sobre ella. ¡Estoy seguro de ello!”

Tal vez las imágenes en su mente se volvieron demasiado fuertes, dado que Jeanne hablaba con Astolfo con lo que parecía ser resentimiento en su voz.

“Eres bastante despreciable ¿no es así Rider?”

“Hm, ¿eso crees? Pensé que solo estaba haciendo unas predicciones bastante acertadas.”

Un sonriente Astolfo cubrió su boca mientras sonreía. Jeanne dijo en voz baja.

“Supongo que en verdad deseabas venir con Sieg, después de todo.”

Astolfo se detuvo y se dio la vuelta, su rostro ligeramente ruborizado.

“¿C-Cuál es el problema?”

“Ninguno… es solo que siento que finalmente he comprendido algo.”

“¡Ugh…! ¡Realmente me enoja cuando por alguna razón asientes como si supieras todo!”

Su situación se revertía mientras Jeanne miraba adelante tranquila y Astolfo se quejaba de ella. Escuchando todo lo que sucedía detrás de ella, Althea se dio la vuelta y dijo.

“Llegaremos a la siguiente casa pronto, así que dejen su pelea para más tarde.”

“Esto no es una pelea.”

“Solo estamos discutiendo la propiedad de algo.”

¿Acaso eso no es lo mismo? Pareció decir la expresión de Althea.



Caules no soportaba los cadáveres muy bien. El solo ver uno no era gran cosa – pero el olor era un asunto completamente diferente. En esta ocasión el olor era el de carne quemada, pero no olía pútrido. Eso lo hacía mucho peor, ya que le recordaba la comida que había disfrutado, mezclado con algo sobrecogedoramente repulsivo.

“¿Estas bien?”

“Estoy bien. Solo voy… a vomitar un poco.”

Caules fue a la tarja de la cocina y vomito el tocino que había comido como desayuno. El haber comido carne por la mañana para mantener sus fuerzas resulto ser la peor decisión que hubiera tomado.

“Maldición… bien, no voy a comer carne por un tiempo.”

Caules, después de vaciar su estómago y remover el sabor con un vaso de agua, finalmente se calmó lo suficiente para regresar al sótano.

“Caules, este mago…”

“Avi Dicail. Se especializaba en invocaciones, justo como yo… pero él era mejor. Probablemente fue uno de los candidatos a Master. Uno no podría haber pedido más en términos de habilidad, pero parece que su suerte no era tan buena.”

Caules miró la lista de magos tomada del estudio de Darnic, y suspiro simpatizando. Sin embargo, no lo vio como un giro cruel del destino. El camino del mago era uno cruel desde el comienzo; solo resulta que él tomo la peor ruta posible.

“Lo quemaron hasta morir, huh…”

“No hay rastros de hechicería. Debieron de haber utilizado eso.”

Chiron señalo un bidón que yacía de costado en el piso del sótano. Caules removió el pañuelo que cubría su nariz y pudo oler la gasolina en el aire estancado, incluso mientras resistía las ganas de vomitar de nuevo.

“¿Piensas que utilizaron gasolina?”

“Así es. Si este fue el trabajo de Assassin, entonces se trató de un método poco adecuado para la Clase.”

“¿Cuál es el punto de ello? Assassin no habría tenido problemas en matar a un mago con sus manos desnudas. ¿Por qué molestarse?”

“Una buena observación, Caules.”

Chiron levanto un dedo como lo haría un maestro.

“Bien… no es que no me guste que me elogien, pero eso es lo mejor que se me ocurre. ¿Cuál es tu teoría sobre esto, Archer?”

“Es demasiado pronto para teorías. Además, no podemos estar seguros de que esto en verdad fue el trabajo de Assassin. Primero, el asesino quemo a este mago.”

Mientras decía esto, Chiron alzo el cadáver – que se encontraba en posición fetal – y estiro gentilmente sus extremidades. Paso seguido, señalo el agujero en su pecho.

“Segundo, el asesino le saco el corazón.”

“Entonces tiene que tratarse de Jack el Destripador. El articulo noticioso dijo lo mismo sobre retirar el corazón de sus víctimas.”

“Eso incrementa las posibilidades significativamente. Sin embargo, entra en conflicto con nuestro primer enunciado. También leí el artículo pero no recuerdo que mencionara que el asesino quemase a sus víctimas. ¿Podrías confirmarlo?”

“Si, dame un momento…”

Caules saco su teléfono móvil y abandono el sótano para hacer una llamada. Después de cinco minutos regreso con una expresión perpleja.

“Le pregunte a las dos persona que están encubiertas en la policía de Sighisoara. Todos los cuerpos carecían de corazón. La causa de muerte era eso o asfixia a causa de dificultades respiratorias. De cualquier forma, sus corazones no estaban. Pero nunca encontraron un cadáver quemado o hecho pedazos o que sufriera algún tipo de tortura.”

“Hmm…”

Chiron miro el cadáver y considero la información. Caules también trato de pensar en una respuesta, pero no había forma de que él conociera la forma de pensar de un asesino serial tan único como Jack el Destripador. A lo más, se preguntó si él poseería algún tipo de Mejora de Locura como Berserker a pesar de ser un Assassin.

“¿Archer? ¿Estas aquí?”

“Somos nosotros. Hemos terminado nuestra búsqueda de los magos en la ciudad nueva.”

Jeanne y Astolfo habían llegado junto a Althea la homúnculo.

“¿Cómo fue todo?”

“Todos los cuerpos se encontraron en los talleres del sótano. Las cosas parecen bastante feas aquí también.”

Jeanne cubrió su boca mientras miraba el cadáver. Chiron y Caules cruzaron miradas.

“¿Qué hay de los cuerpos que encontraron?”

“Si… algunos de ellos murieron solo porque les retiraron el corazón, otros fueron hechos pedazos tan salvajemente que parecían algo que podrías comprar con el carnicero. Hubo bastante variedad.”

Chiron considero la información reunida por Astolfo y Jeanne, hundiéndose más en sus pensamientos.

“Así que algunos habían sido torturados, pero otros no. Ya veo…”

“¿Qué es lo que sucede?”

Pregunto Caules confundido, y Chiron se dio la vuelta hacia él.

“Algo aun esta fuera de lugar. No veo la necesidad de nada de esto.”

“Tal vez es solo un capricho.”

“No lo creo. Aunque mis memorias del Assassin Negro se han desvanecido, aun puedo recordar las circunstancias. Observando la batalla entre Mordred y Assassin, buscamos tomar ventaja y atacamos. Sin embargo, no logramos propinar un golpe fatal a ninguno de ellos. Mordred decidió enfrentarnos, mientras que Assassin se retiró.”

En otras palabras, Assassin comprendía que la situación lo situaba en desventaja y cambio de táctica.

“¿Entonces Assassin no es como un Berserker?”

“No. De acuerdo a este artículo noticioso Assassin se trasladó de Bucarest a Sighisoara, y de ahí a Trifas, asesinando docenas de personas a su paso. Y aun así no ha surgido ni un solo testigo, ni lo hará, dado que no existe uno en primer lugar.”

“Así que piensas que Assassin es bueno manteniéndose oculto.”

“Ya veo. Después de todo, solo fue porque Yggdmillennia sabía de estos magos que fuimos capaces de localizarlos tan rápido. Jamás podríamos haberlos encontrado si hubieran pertenecido a la Asociación.”

Caules y Jeanne asintieron, comprendiendo la explicación de Chiron.

“Debe de existir una razón para esta tortura. Nuestro problema ahora es como debemos investigar esa razón.”

“¿Podríamos utilizar psicoscopía para visualizar lo que había en su mente?”

La sugerencia de Althea dejo a Caules con la boca abierta. Ciertamente, había un tipo de hechicería de invocación que permitía repetir los pensamientos que existieron alguna vez en un lugar.

“¿Acaso es posible Caules?”

Las miradas de Chiron, Jeanne, Astolfo y Althea se posaron en él.

“Um, sí, quiero decir, seguro… Puedo hacerlo, probablemente, creo.”

“¡Vamos, ten valor! ¡Puedes hacerlo! ¡Ten algo de fe, sé que puedes hacerlo! ¡Probablemente!”

“D-De acuerdo, ¡Entendido! ¡Lo hare! ¡Lo hare! ¡Solo deja de acercar tu rostro hacia mí!”

Caules asintió mientras movía su mirada tan lejos como le era posible para evitar mirar como Astolfo le animaba. Él abrió un gabinete y retiro varias herramientas mágicas.

“Hm, y los ingredientes… de acuerdo, todo está aquí. Lo intentare. Necesito a todos ustedes fuera del sótano para que pueda concentrarme. Cuando chasquee los dedos será su señal para que regresen.”

Los Servants y el homúnculo intercambiaron miradas y abandonaron el sótano. Caules respiro profundamente y encaro el cuerpo carbonizado, la tensión era visible en su rostro.

La psicoscopía no era una técnica muy difícil – se trataba de una forma para recoger las ‘voces’ remanentes que habían sido grabadas en este lugar. Comparado con la invocación de retornados y bestias mágicas de clase baja, era algo trivialmente simple. Pero Caules siempre había sido poco adecuado para esta hechicería.

Cuando se lleva a cabo la técnica uno se encontrara hasta cierto nivel en sincronía con las circunstancias del momento en que los pensamientos fueron grabados en el lugar. Un mago hábil sería capaz de mantener un balance entre sincronizarse con el evento y bloquear sus propias sensaciones. Sin embargo, tal tarea probablemente supere a Caules. Si deseara capturar los recuerdos tan vividos como fueran posibles, tendría que experimentar el mismo dolor que la víctima misma había sufrido – no por completo, pero una porción significativa sin duda. Casos de muerte por el impacto eran bien conocidos entre los invocadores, una falla elemental para un mago que daba sus primeros pasos en este camino.

Como una especialista en evocaciones, Fiore probablemente podía utilizar una hechicería similar, pero él no sería capaz de soportar la humillación de llamar al castillo por algo tan trivial. Afortunadamente ya era casi el atardecer – cerca del anochecer. Podría aún no ser de noche, pero sería más fácil para él el sincronizarse en comparación con las horas diurnas.

“De acuerdo… comencemos.”

Decidido, Caules destapo un pequeño envase que había tomado de la alacena, liberando un olor irritante. Él dejo caer una gota del líquido en el dorso de su mano y la lamió, adormeciendo su lengua y haciendo que su vista fuera borrosa.

“Preparando para la sincronización.”

Las emociones habitaban las voces; en ocasiones, estas dejaban su color en objetos materiales. Y no había nada a lo que se adhirieran mejor que a un cadáver. Los pensamientos dejados atrás en un cadáver formaban un ciclo interminable del momento antes de la muerte. Con el tiempo, estos pensamientos y emociones desaparecen. Pero entre más violenta sea la muerte, más poderoso se volverán esos residuos, ocasionando que marquen incluso los objetos inanimados a su alrededor, como los muebles del edificio mismo. Este es el mecanismo base detrás de un lugar encantado.

En este caso, era difícil decir si siquiera había pasado un día desde que la muerte había ocurrido. La forma de la muerte fue intensa. Era seguro que encontraría pensamientos grabados en el cadáver y en el mismo sótano.

“Procediendo con la sincronización… Revirtiendo la formación del tiempo.”

Su carne se disolvió mientras que solo su mente viajo atrás a través del tiempo. Instantáneamente el sudor comenzó a recorrer su rostro. Estaba caliente. Fuego. Se estaba quemando.

“Acelerando retroceso… Pausa. Repetición.”

Retrocediendo ligeramente en el tiempo, Caules comenzó a reproducir los recuerdos. Él envió un comando a su cuerpo para chasquear los dedos.

Cuando los Servants regresaron al sótano encontraron a Caules sentado en una silla de madera con los ojos cerrados. Astolfo trato de llamarlo pero fue detenido por el susurro de Althea.

“Está comenzando.”

Salven

Me

“¡¡Ahhhhhhhhh!!”

Caules grito. Astolfo trato de apresurarse a su lado, pero fue detenido de nuevo por Althea.

“Se encuentra bien. Solo está reproduciendo lo sucedido.”

“¿E-Estas segura? Nuestro chico no se ve muy bien.”

“Lo está. Probablemente…”

“¡…hablare! ¡Yo…! ¡...no lo hagas…!”

Mientras Caules continuaba gritando, algunas palabras sueltas llegaban hasta sus oídos. Chiron se acercó y se enfocó en escuchar lo que decía.



La agonía que se apilaba en él como una avalancha era demasiado mayor de lo que esperaba, tan grande era que entró en pánico y deseo bloquearla. Sin embargo, ya no tenía un control firme sobre su mente.

Cuando era niño, en una ocasión dejo que un hechizo se saliera de control por accidente – algo no inusual en sí mismo. Podía recordar claramente el intenso dolor de aquella ocasión. Pero esto estaba más allá de cualquier cosa que pudiera haber imaginado. Peor aún, se dio cuenta de que sus pensamientos eran lucidos a pesar de la angustia. Aquel que le estaba infringiendo este dolor entendía el cuerpo humano perfectamente – todos los lugares clave que causaban sufrimiento, las cantidades requeridas, los medios apropiados y los efectos que cada uno tenía en los sentidos.

“¿…dinos?”

Si había habido algún pensamiento desafiante, cualquier rastro de convicción en su mente, no había durado ni un segundo antes de ser borrado.

“¿Nos lo dirás?”

Lo hare. Diré cualquier cosa. ¡Cualquiera! ¡Solo sácame este cuchillo! ¡Saca estas agujas de mis dedos, duele, duele demasiado, no puedo soportarlo!

“Dinos...”

¡No, solo mátame! ¡Por favor! ¡Detén el dolor! Esto es demasiado… demasiado… ¡Sentir como mi propio cuerpo se rompe pedazo a pedazo es demasiado!

Los humanos son seres de mente y alma - ¡qué mala broma! ¿Cuál es la medida de un hombre destrozado tanto dentro como por fuera? ¡Solo un fenómeno! ¡Solo un pedazo de carne que por casualidad posee materia gris! ¡Dios, detente, no, por favor no, detente, deja de sostener mi corazón en tu mano !

“¿No nos lo dirás…?”

¡Promete que me mataras si lo hago! Por favor… ¡Por favor!

“Di…nos…”

Ahh, ahora lo veo, ahora veo porque dejo mis ojos, nariz, oídos y lengua sin daño después de todo eso. Ella necesitaba que lo viera. Necesitaba que lo oliera. Necesitaba que lo escuchara. ¡Necesitaba que hablara!

Hablare. Es tiempo de hablar. Se la respuesta a sus preguntas. ¡Qué suerte! Puedo responderle inmediatamente.

“¿Eso… es todo…?”

Eso es todo, todo, completamente, ¿acaso no es suficiente? ¿Qué? No, ¿Qué es lo que estás haciendo? ¡No! ¡No lo hagas! ¡No este olor! ¡No esto! ¡No!

Él ardió.

El calor que había sentido hasta ese punto venia del correr de su propia sangre. Pero ahora, gasolina producida por medios científicos y un cerillo – marcaron su cuerpo con un calor verdaderamente físico mientras se encendían.




“¡Caules!”

Finalmente despertó ante el llamado de Chiron. Su ropa estaba húmeda y goteaba empapada de sudor. Uno de sus dos brazos tenía vividas marcas de quemadura, restos de la sincronización que desaparecerían con el tiempo.

“Si… parece que me adentre demasiado. Mierda…”

Pudo sentir como si fuera a morir, pero este cadáver frente a él había sentido un dolor incluso más allá de eso. Fue torturado por información y encendido con gasolina – y como si eso no fuera suficiente su corazón fue retirado mientras seguía con vida. El fuego debió de haber sido suficiente para silenciar toda sensación, pero aun habría sido capaz de darse cuenta cuando el órgano fue removido. ¿Cuánta desesperación experimentó mientras su carne era hecha pedazos y quemada, y finalmente su propio corazón fue removido de su cuerpo?

“¿Bien? ¿Qué fue lo que escuchaste?”

“Desafortunadamente no sabemos lo que Assassin intentaba extraer torturándolo. Sin embargo, hay una cosa que el mago dijo que me preocupa.”

“¿Y esa cosa es?”

“Él dijo. Sé la respuesta.

“¿Dónde está la lista que traje?”

Althea se la entregó a Caules, quien comenzó a hojearla antes de ponerse pálido.

“Voy a llamar a mi hermana.”

Caules salió corriendo del sótano. Aunque el castillo no estaba conectado por medio de una línea fija, tanto Fiore como Caules eran jóvenes y no tenían problemas en manejar un teléfono móvil. Fiore respondió después de un solo timbre.

“¿Qué es lo que sucede?”

“¿Acaso tienes una lista de esos magos contigo?”

“¿Qué es lo que estás diciendo? Ya te había dado una copia.”

Dijo Fiore, sonando exasperada. Manteniendo su impaciencia bajo control, Caules le pregunto nuevamente.

“Si… pero esta solo tiene registros de su campo de investigación y su especialización.”

“¿Qué más necesitas?”

“Quiero información sobre quien estaba involucrado en la seguridad del castillo.”

“Hmm, eso puede ser un poco complicado. Los campos de restricción de la fortaleza fueron diseñados en su mayoría por nuestro abuelo, aunque también participaron el tío Gordes y Celenike.”

“¿Acaso un invocador de nombre Avi Dicail se involucró en ello? Él era parte de la familia.”

“Dame un momento. Estaba limpiando las pertenencias de nuestro abuelo. Recuerdo haber visto una lista relacionada a ello… ah, aquí esta.”

“¿De qué fue responsable Dicail?”

“Mantenimiento de los retornados de bajo nivel que servían de guardia para la fortaleza.”

Al escuchar sus palabras un escalofrió recorrió el cuerpo entero de Caules. Las defensas mágicas eran la piedra base de la fortaleza. Cada pasillo, cada cuarto, cada espacio en el castillo estaba lleno de alarmas interconectadas.

Sieg logro abrirse paso dentro el día de ayer, pero él era uno de sus homúnculos después de todo. No había razón para emitir un sonido de alerta. Pero si alguien completamente sin relación a los Yggdmillennia necesitara infiltrarse en el castillo…

“¿…así que me estás diciendo que Dicail conocía las claves para deshabilitar la seguridad del castillo?”

“Si, eso supongo.”

“¡Sal del castillo ahora! ¡Assassin probablemente este ahí!”

“¿Qué? Que es lo que…”

Caules gritó justo cuando la conexión se cortó. Él se apresuró a mirar la pantalla del teléfono, pero no había pérdida de señal. Trato de contactar con Fiore por medio de la telepatía, lo cual también fallo.

“¡Archer! ¡Ve con mi hermana ahora!”

Chiron asintió y se desvaneció de inmediato. Althea y los otros permanecieron de pie en silencio mientras Caules salía corriendo pero pronto se apresuraron a alcanzarlo.

“¿Qué está sucediendo?”

Caules continúo corriendo mientras respondía la pregunta de Astolfo.

“¡Assassin estaba buscando una forma de entrar al castillo! ¡Es por eso que algunos de ellos no fueron heridos tanto como los otros! ¡La diferencia fue, que en verdad se esmeró con aquellos que sabían algo!”

Fue en este momento que Jeanne y los otros finalmente se dieron cuenta de que el Assassin con el que estaba lidiando era del peor tipo de asesino serial; uno nacido para matar, que aprendió las habilidades necesarias para ocultar su rastro e incluso aprendió a planear para obtener una victoria completa.

¿Quién habría imaginado una temeridad tan terrible y sin límites? Assassin en verdad estaba intentando matar a todos los demás Servants utilizando la estrategia para la cual era más adecuado – el asesinato de los Masters.

“¡Rider, adelántate! ¡Tu Master están peligro también!”

Aturdido, Astolfo asintió y regreso a su Forma Espiritual. Jeanne ya había adelantado a Caules y se apresuró aun con más fuerza. Con la velocidad de un Servant debería tomarle no más de cinco minutos llegar al castillo. Sin embargo, aún ese corto retraso podría ser fatal. Solo podía rogar que sus últimas palabras hubiesen alcanzado a Fiore, y que ella lo hubiese comprendido.

Forzando el dolor de la tortura a salir de su mente, Caules siguió corriendo.


Los ecos resonaban a través del patio. Provenían del choque de dos armas largas de madera, cuya apariencia asemejaban una alabarda y una espada larga respectivamente. Aunque su choque no generaba ninguna chispa la intención en ambas era clara.

Con una corta exhalación Sieg se lanzó adelante para colocarse en rango. Tanto el rango como la velocidad en la que uno podía blandir una alabarda eran diferentes a los de una espada. Ni siquiera una espada larga podía compararse a la longitud de una alabarda. Por ello su primer movimiento fue penetrar las defensas de su oponente.

Sin embargo, esta era una respuesta clásica ante un usuario de armas largas, y por lo tanto predecible. Con un suspiro aburrido, el homúnculo giro su alabarda y retrocedió, incrementando la distancia entre ellos y repeliendo el ataque de Sieg con facilidad. El arma de madera golpeó a Sieg directamente en el abdomen y este salió volando hacia atrás por la monstruosa fuerza de combate del homúnculo – la líder que había sido nombrada “Tuur” por Gordes.

Tuur clavó su alabarda en el suelo y dijo.

“Ya ha pasado una hora. ¿Tal vez ya sea hora de que te rindas?”

“…”

Sieg se puso de pie nuevamente y recogió su espada sin decir palabra. No había energía en su expresión en lo más mínimo.

“Es verdad que tienes un Espíritu Heroico habitando dentro de ti, y que el corazón de ese espadachín te ha otorgado una cantidad anormal de vida para un homúnculo de tu tipo. Pero tus habilidades de combate apenas están en el promedio. Mediocres. Insignificantes.”

“Cuando lo dices de ese modo…”

Los hombros de Sieg se hundieron en depresión y Tuur comenzó a reír.

“No puedes derrotar a un homúnculo calibrado para la batalla como yo, mucho menos a un Servant.”

“Aun así… Necesito pelear en la vanguardia.”

“¿Acaso deseas pelear permaneciendo en esa forma? Ríndete, o encuentra un lugar para esconderte. Es inconcebible el luchar contra un Servant, alguien como tú sería incapaz de llegar a ese nivel incluso si entrenaras cien años. Incluso el Servant más débil y de apariencia más frágil se especializa en el arte de la guerra y la masacre a un nivel aterrador.”

Tanto Astolfo como Jeanne valían más que mil soldados, e incluso Chiron – tranquilo e intelectual – se convertía en un francotirador sin par cuando sostenía su arco. Ellos eran Servants – el más pequeño y más grande de los milagros, llamado para ir tras la victoria en la Guerra del Santo Grial, replicas trazadas de los héroes aclamados por toda la gente del mundo.

“Si, eso lo sé.”

“¿Lo sabes? Bien, tal vez no sea mi rol hablar de esto, pero…”

Repentinamente ella se detuvo. Los dos miraron alrededor del patio que habían elegido como su arena de entrenamiento. Lo que habían sido hermosos jardines el día de ayer – donde Frankenstein había recogido muchas flores – ahora estaban destrozados, sofocándose debajo de montones de escombros. Sin embargo, Sieg aun sentía que tenían un tipo de belleza efímera mientras los últimos rayos del sol pintaban sus alrededores de anaranjado.

Anochecía y los Servants debían regresar pronto. Esperaba que hubieran logrado encontrar alguna pista sobre Assassin.

“Seré franco. ¿Cuánto tiempo tienes antes de morir?”

Pregunto Sieg francamente, y Tuur respondió sin duda.

“Hablando francamente unos dos o tres meses más.”

“Ya veo” murmuro Sieg mientras observaba el patio. Así que ella continuara cumpliendo con su misión hasta el momento en que la muerte la alcance.

“Ahora que pienso en ello… No recuerdo haberte dado las gracias aún.”

Dijo Tuur repentinamente. Sieg solo pudo inclinar su cabeza ante lo repentino de esas palabras.

“¿Agradecerme?”

“Sí. Gracias a ti nos salvamos. Porque decidiste venir. Porque decidiste escapar. Porque pensaste en escapar. Por ello fuimos capaces de elegir nuestra libertad. Fuimos capaces de huir y de pelear… como tú.”

Dijo Tuur, orgullosa.

“Pero yo…”

Las palabras que quería decir se desvanecieron en la duda e incertidumbre. Las elecciones hechas fueron de ellos. Todo lo que él había hecho era estar detrás de ellos e impulsarlos un poco. Lo comprendía, pero…

“… ¿Eso es algo por lo que debería de estar orgulloso?”

“Si, eso pienso.”

Tuur comenzó a reír y a hablar en voz baja mientras miraba hacia el cielo.

“La niebla se acerca. Tal vez se deba a algún viento frio. Ambos sudamos mucho, ¿que te parece si regresamos adentro?”

Mientras Sieg acompañaba a Tuur hacia el interior del castillo, su rostro repentinamente palideció y se desmayó. Sieg trato de sujetarla por el costado pero un momento antes un repentino mareo lo puso de rodillas.

“¿Qué… está pasando?”

Lo comprendió de inmediato – había algo terrible colándose a través de su piel. Había algo poco natural en esta niebla.

“¡Debemos entrar!”

Sieg logro recuperarse y arrastró de los hombros a Tuur hasta el castillo. Cerrando de golpe la puerta, comenzó a abofetear a Tuur esperando que reaccionase.

“¡Hey! ¿Puedes ponerte de pie?”

“Estoy bien… ¡los otros…!”

Dijo Tuur débilmente mientras cerraba sus ojos. Un impulso frio recorrió la espalda de Sieg antes de darse cuenta de que ella solo se había desmayado. Siguiendo las instrucciones de Tuur, Sieg ordeno a los otros homúnculos dentro del castillo a que se quedaran dentro mientras él se dirigía a salvar a aquellos que trabajaban fuera de este. Sin embargo, el mero acto de poner una mano fuera de la ventana hacia que el dolor recorriera su brazo y que su piel picara. El salir nuevamente sin tomar ninguna precaución seria suicidio.

“¡Hey, homúnculo! ¿Q-Qué es lo que está pasando aquí?”

Al escuchar el grito de pánico de Gordes, Sieg se llenó de frustración y alzó la voz.

“¡¿Cómo se supone que lo sepa si ni siquiera tú lo sabes?!”

“Maldita sea… es un Servant, ¿o un mago de la Asociación?”

“¡Gordes! ¡Gordes Musik Yggdmillennia! ¿Acaso hay algún Código Místico en el Castillo capaz de evitar venenos?”

Sieg sujetó a Gordes por los hombros y lo agitó hasta que se calmó al fin.

“¡Tenemos una pieza del ropaje de Aracne que fue descubierta mientras buscábamos un catalizador para Chiron…! Debería de estar en el almacén, ¡vamos!”

El almacén estaba lleno de varios objetos que parecían innecesarios para la Guerra del Santo Grial, al menos por ahora. Aquí era donde un pedazo de tela tejido por la misma Aracne era guardado. Creado con una calidad digna de ser una ofrenda para los mismos Dioses, era capaz de proteger contra una cierta cantidad de impurezas. Sieg tomó la tela de las manos de Gordes y la ató alrededor de su cabeza cubriendo su nariz y boca.

“Esto tal vez sea capaz de dejarte respirar, pero no tenemos nada que te ayude a poder ver. ¿Lo entiendes?”

“Si, lo comprendo.”

Sieg subió corriendo las escaleras, ya que sabía que había homúnculos en la azotea colgando la ropa recién lavada. Cuando salió se encontró en medio de la niebla, la cual se había vuelto anormalmente densa, el aire parecía tener casi la textura de la seda. Sieg comenzó a gatear, buscando con sus manos con la esperanza de encontrar a alguien. Era todo lo que podía hacer mientras se arrastraba hacia adelante, el dolor crecía y su visión se estrechaba con cada segundo. Comenzó a comprender la sensación que inundaba todo su cuerpo – se trataba de un terror sobrecogedor. Cálmate, se dijo a sí mismo. Dentro de su cuerpo descansaba el corazón de un asesino de dragones. Nada podría detener su latido.

Después de un tiempo, los brazos de Sieg lograron encontrar el cuerpo de un homúnculo. Afortunadamente parecía que ellos también habían notado la anormalidad y se reunieron en un solo lugar. Encontró a los otros dos muy cerca.

“¡Resistan…!”

Ninguno de los tres homúnculos respondió a su llamada. Incapaz de determinar quien requería la atención más inmediata, decidió levantar a dos de ellos. Su masa muscular reducida hacía que fueran más ligeros que un humano promedio, pero aun así era incapaz de cargar con los tres.

Su visión comenzaba a volverse borrosa. Ya que la tela no cubría sus ojos, paso poco tiempo antes que la niebla comenzara a congelar sus ojos. Frotándolos con un pañuelo logro recuperar su vista lo suficiente para arrastrar al par dentro del castillo. El homúnculo que se encontraba ahí los recibió y comenzó a resucitarlos.

Aun había un homúnculo más afuera. Sieg se sumergió en la niebla nuevamente – y en esta ocasión no solo fue su visión lo que comenzó a perder si no también su sentido de orientación. Apenas había logrado seguir los pasos de su viaje anterior cuando una agonía enloquecedora lo golpeo desde dentro y desde fuera. Su cerebro y columna se sentían como si estuviesen clavados en lanzas ardientes y alguien las estuviera agitando. Cada respiración quemaba sus pulmones y cada vez que tocia su garganta era rasgada. Solo podía seguir arrastrándose buscando con sus manos, rezando y maldiciendo mientras lo hacía.

Sus manos tocaron algo suave. No era momento de estar arrastrándose así que reunió toda la fuerza que le quedaba, levantando al homúnculo comatoso. Sin embargo, cuando se dio la vuelta arrastrando al homúnculo, solo pudo ver una niebla profunda e impenetrable.

¡Urgh…!

Apretando los dientes, comenzó a moverse guiado por sus recuerdos. Su piel estaba comenzando a licuarse y derretirse, su cuerpo entero se sentía como si fuese atravesado por incontables espadas. Algo de sangre comenzaba a juntarse y derramarse de las comisuras de sus ojos.

“Aquí… por aquí… ¡apresúrate!”

Confiando en las tenues voces de los homúnculos, Sieg comenzó a arrastrarse hacia adelante desesperado. Extendió una mano y sintió que alguien la sujetaba – y tiraba de él hacia el castillo. Derramaron agua fría sobre él y el homúnculo que lo acompañaba. El dolor comenzó a desaparecer al poco tiempo, y mientras alguien le entregaba una toalla, su mente se recuperó y comenzó a procesar sus pensamientos nuevamente.

“Ya deberíamos estar todos dentro del castillo para este momento.”

Dijo el homúnculo femenino sin ningún sentimiento en su voz. Sieg suspiro aliviado y pregunto.

“¿Están todos bien?”

“Ese último homúnculo que trajiste contigo… ya estaba muerto.”

Sieg miro al homúnculo y pudo ver que decía la verdad. Aquello que había tratado con todo su ser de salvar ya era un cadáver.

“¡Maldición…!”

Él cubrió su rostro. Pedazos de piel comenzaron a caer de este.

“Pero gracias a ti fuimos capaces de salvar a los otros dos.”

Tal vez ella lo había mencionado para reconfortarlo pero Sieg solo podía sentir repulsión por su propia debilidad.

Repentinamente hubo un grito y el sonido de cristal rompiéndose. Sieg se apresuró a ponerse de pie. El grito estaba demasiado lleno de emoción como para ser el grito de un homúnculo – así que debió ser de Fiore.

“Yo iré”

“¡Hey, espera!”

No podía mantenerse sin hacer nada. Olvidando el tormento físico y todo lo que había sentido, corrió adelante. Ahora sentía rabia y la tristeza y lamentación de no haber salvado a alguien más. Antes de que siquiera se diera cuenta, su cuerpo ya no le dolía y su vista ya estaba clara. Sin duda el dolor regresaría en el momento en que se lanzara de nuevo a la niebla, pero por el momento debía mantener su mente enfocada en esta emoción – furia.

Mago, Servant, no importaba. Los asesinaría.

“¿Hola? ¿Caules…?”

La llamada había terminado. Fiore miro la pantalla de su teléfono y vio el símbolo “Sin Servicio”. Aun cuando apenas estaba atardeciendo, el cielo parecía oscurecerse más rápido de lo esperado.

Los instintos era un recurso importante para un mago – y las alarmas ya estaban sonando en la mente de Fiore. La paz que había disfrutado hasta ahora ya se encontraba en el pasado distante, y cada segundo que tardara para tomar una decisión la llevaría a la supervivencia o la muerte.

No había nadie más alrededor. Un homúnculo había traído el té hace poco, pero se fue de inmediato. Además de que si un homúnculo que no fuese del tipo combatiente se quedara a su lado no sería de ninguna ayuda.

¡Oh, debería calmarme!

Fiore respiro profundamente y trajo su puño hasta sus mejillas, recuperando su compostura.

Primero debo equipar mi Código Místico. Esta es la biblioteca de mi abuelo y lo deje en mi cuarto. Y hay bastantes formas en las que puedo defenderme en mi propio taller. De acuerdo…

Fiore avanzo por el pasillo lentamente, cuidándose de reducir el sonido de su silla de ruedas tanto como pudiera. Su cuarto estaba a treinta metros de ahí. Sin saber si el Assassin la había descubierto o no, no podía utilizar hechicería.

Necesitaba estar tranquila y moverse con cuidado – pero rápidamente. Solo eran treinta metros – una distancia a la que no le prestaría atención normalmente. El corredor estaba en silencio, careciendo de los murmullos de los homúnculos que conversaban o el clamor de los Servants que siempre permeaban el sonido de fondo. Esto no era extraño en sí, ya que ninguno de los Servants se encontraban en el castillo en estos momentos y el número de homúnculos se había reducido significativamente.

No había nada fuera de lo ordinario. Nada fuera de lugar en este silencioso pasillo. Y aun así…

“… ¿acaso las ruedas de mi silla fueron siempre tan ruidosas mientras se desplazaban por el suelo?

…¿Por qué es que nadie estaba limpiando este pasillo?

…¿Acaso este pasillo siempre había sido así de largo?

…¿Acaso este pasillo siempre había sido así de oscuro?

…¿De dónde provenía este olor a sangre fresca?

…rápido. Rápido. ¡Rápido…!"

¡Gong! Su corazón dejo de latir ante ese sonido. Pero solo fue el sonido de un reloj proveniente de una de las otras habitaciones, señalando que eran las cuatro de la tarde. Un Assassin sería lo suficientemente hábil para acercarse sin hacer algún sonido. Fiore resistió la necesidad de mirar atrás. Si Assassin ya estaba ahí solo sería un desperdicio de tiempo de cualquier modo.

Necesito mover mis brazos…

La orden viajando de su cerebro a sus brazos se sintió más lenta de lo que debería haber sido. ¡Gong! Sonó el reloj de nuevo. Ya que era las cuatro en punto sonaría cuatro ocasiones. Así que esta fue la segunda. ¿Segunda? ¿Acaso ese era solo el segundo golpe? No era de sorprenderse que no se moviese aún. El tiempo parecía estirarse ante ella como si fuese una eternidad.

Si… mantente en calma… ¡Gong! ¡Oh, mantente en silencio! ¡Me estas distrayendo! Repica una vez cada segundo así que solo han pasado tres segundos.

¿Cuánto tiempo solía tomar el cruzar esta distancia? Si estuviese apresurada podría llegar a la puerta a la izquierda y entrar a su cuarto en dos minutos promedio. Ya que tomaría tiempo el abrir la puerta desde su silla de ruedas solo necesitaba decir la palabra clave para abrirla.

¡Gong! El cuarto golpe y llegó el silencio mientras Fiore se encontraba en la oscuridad.

“¿Qué…?”

Fiore giró sorprendida. Estaba oscuro, demasiado oscuro para que el sol acabase de ocultarse. Mirando fuera de la ventana solo pudo ver – blanco.

“¿Qué es esto…?”

Todo más allá del vidrio era de un blanco uniforme, como si hubiese sido pintado con una brocha, pero era opaco y apagado. Sin importar como lo intentara no podía ver más allá de ese pálido muro.

Al comienzo pensó que podría ser nieve – pero era niebla.

‘…quemaba los pulmones de la gente’

‘…como respirar ácido sulfúrico…’

‘…durante el periodo en el cual Jack el Destripador estuvo activo, los daños que emanaban de la industrialización entraron en la conciencia del publico…’

‘…la ciudad de la niebla…’

‘…la Gran Niebla…’

‘… ¡Londres!’

El tiempo mismo parecía haber desaparecido de su mente. Finalmente, ya sin tomar importancia sobre el ruido, Fiore se movió tan rápido como pudo por el pasillo.

Era difícil imaginar que se reuniese tanta niebla alrededor de Trifas en esta temporada, aun en un evento climático inesperado, mucho menos en los volúmenes que se veían en el castillo. Por ello debía considerarlo un fenómeno mágico.

Diez metros más.

Los sonidos de su silla de ruedas podían escucharse claramente por el pasillo por la velocidad a la que se estaba moviendo, pero no era el momento de bajar la velocidad. Solo el pensamiento de que alguien pudiese ponerse detrás de ella en cualquier momento la estaba volviendo loca.

Seis metros.

A causa de su Ocultamiento de Presencia, una habilidad diseñada para matar Masters, Assassin podía estar de pie a lado de su blanco y permanecer completamente indetectable a excepción de la vista. Sin embargo, eso no evitaría que un Servant levantara una de las múltiples alarmas puestas en este castillo.

Dos metros.

Pero… si Assassin era tan hábil como para evitarlas todas…

Fiore llego y susurro la palabra para abrir la puerta, Aperio. Mientras la puerta se abría, sus ojos giraron hacia su izquierda. Fue una respuesta involuntaria, algo que cualquiera haría en la misma situación. Aun si no habían escuchado algún sonido. Aun si no se tenían esa sensación única que se siente cuando alguien se encuentra de pie detrás de ti. Aun si tus instintos te decían que estabas a salvo. Cualquiera habría querido mirar atrás y asegurarse que lo que le asustaba no estaba ahí en verdad – para sentir esa reconfortante sensación al darte cuenta que la figura de blanco solo era una sábana balanceándose y que los sonidos en la ventana no eran nada más que el viento.

Así que fue por casualidad que Fiore pudo verla, una pequeña chica casi tan imperceptible que se había fundido con el ambiente, ni uno solo de sus pasos se podía escuchar mientras corría hacia adelante como una chita. Afortunadamente para Fiore no había forma de ocultarse en ese largo pasillo. Antes de que siquiera pudiera pensar en gritar ya se había lanzado de su silla de ruedas y entrado en la habitación.

“¡Claudere!”

Era difícil medir si las defensas de la puerta durarían siquiera diez segundos, pero eso era todo lo que necesitaba. Tenía que llegar al escritorio. ¡Muévete!

“Aperio.”

La puerta se abrió antes de que siquiera hubiese cruzado la mitad de la distancia. Dándose la vuelta sorprendida, Fiore pudo ver finalmente a la chica con claridad. Y era una chica, una tan pequeña que no podía imaginar cómo es que era un Servant, mucho menos un Assassin. Fiore pudo ver el cabello ligeramente claro, un rostro inocente, un ropaje rasgado y unos ojos azules de hielo carentes de toda emoción.

“¿Cómo…?”

“¿Cómo? ¡Pero si acabas de decirlo! Nosotras somos buenas escuchando.”

Había un tono curioso en su voz. Fiore sintió como si pudiera escuchar las mismas palabras pasar a sus oídos dos o tres veces a la vez.

“Tú eres… ¿Jack el Destripador…?”

“¡Sip!”

La chica asintió enérgicamente casi de manera tierna. Entonces comenzó a girar y jugar con el cuchillo en su mano derecha. Escurría sangre de ese cuchillo. ¿Había matado a alguien en el camino?

“Tú eres una Master ¿o no? Si, um… la de Chiron, ¿cierto?”

Fiore comenzó a retroceder por el miedo mientras la chica miraba alrededor del cuarto con gran interés. Le llenaba de vergüenza el darse cuenta que el enemigo encontraba sus alrededores más interesantes que a ella misma, ya que la veía menos como una oponente y más como una presa acorralada. Estaba por completo al descubierto ante esos inquisitivos e invasivos ojos.

“¿Acaso todos los magos crean sus habitaciones del mismo modo?”

La chica señalo varios objetos del cuarto con su cuchillo. El amuleto que organizaba el flujo del mana en el cuarto. Joyas utilizadas para crear campos de restricción. Sus ropas de invocación. Prótesis parcialmente ensambladas. Incontables grimorios. Un familiar que observaba a Jack con ojos imperturbables.

Fiore se alejó aún más. Había un escritorio en el rincón del cuarto en el cual había un maletín.

“El Santo Grial no se encuentra aquí, Assassin… ya se lo han llevado de nuestras manos.”

“Sabemos eso. La gente Roja se lo llevo.”

“P-Pero entonces, ¿Por qué nos atacas?”

“Todos saben que uno derrota a los más débiles primero.”

El maletín estaba al alcance de Fiore. Solo necesitaba tomarlo, abrirlo y ponérselo en la espalda. Cuántas vidas necesitaría para lograr tal proeza, se preguntó. Pero sería mejor que yacer ahí en el piso y ser asesinada de cualquier forma.

“¿Hmmm? Oh, ¿quieres esto?”

Fiore grito cuando un escalpelo quirúrgico pasó cerca de su mano estirada y se clavó en el maletín. Jack sabía desde el comienzo lo que estaba tratando de alcanzar.

“Ahh…”

No fue un acto de parte de Fiore. Ese maletín contenía el último modelo de su Manipulador del Vínculo de Bronce.

“¿Acaso es algo importante? ¿Tu Noble Phantasm? Lo siento, pero no te dejaremos usarlo.”

Está bien por mí…

“… ¡Utilizare este entonces!”

“¿Huh…?”

La mano que había estirado fue su mano artificial – y lo que había intentado alcanzar no era el Código Místico dentro del maletín, si no el otro modelo que ya se encontraba al alcance.

“¡Educere!”

Silabas entretejidas juntas para formar la palabra Llave del hechizo de activación.

El Código Místico se deslizo hacia ella detectando en automático el calor de su cuerpo. Uniéndose a su espalda rápidamente se extendió en cuatro brazos.

“¡Marte!”

Uno de los cuatro brazos dejo salir una bala de luz, la cual Jack repelió con un corte de su cuchillo. Sin embargo, Fiore ya había entendido las habilidades del Servant, sin mencionar que sabía su verdadero nombre. Incluso un mago normal tendría más resistencia a la magia que ella.

El brazo continuó lanzando balas hacia Jack, quien estaba de pie al lado de la puerta que daba al pasillo. Aun permanecía el hecho de que si ella decidiera moverse Fiore moriría. Fiore no podía permanecer en ese cuarto, pero ir afuera a la niebla sería peligroso. O esperaba por la muerte – o daba un paso adelante para enfrentarla ella misma.

“Todos los brazos, modo autónomo. ¡Fijen el destino fuera de esta niebla!”

Fiore cubrió su boca utilizando un pañuelo con propiedades anti mágicas menores, y cerró sus ojos. Bajo sus órdenes los brazos se movieron por sí mismos y rompieron la ventana lanzándola hacia la niebla.

“¡Ugh…!”

Cada parte de su piel desprotegida se sentía como si estuviese siendo pelada. A pesar de haber cerrado sus ojos había un ardor constante en estos. El aire que respiraba a través del pañuelo se sentía frio y caustico.

Después de la Revolución Industrial en Londres, el hollín y el humo causados por el desarrollo del sector manufacturero contaminó el aire. Gases como el dióxido de carbono reaccionaron con la atmosfera y dieron nacimiento a nieblas de sulfuro. Este era el aire de Londres del tiempo en que Jack el Destripador vivía – y Noble Phantasm que había ocultado al asesino sin identificar:

La Niebla
La Oscura Capital de la Niebla

Cada respiración causaba un dolor agudo en sus pulmones .La niebla era corrosiva, derritiéndola desde adentro. En lugar de su atormentado cuerpo, las prótesis en su espalda se movían suave y eficientemente mientras se hacían camino.

Y aun así, a pesar de haber viajado lo suficientemente lejos como para haber abandonado el área – no había podido escapar de esta niebla ni de la risa que hacía eco detrás de ella.

“¡Treeeees!”

Grito una voz que sonaba completamente alegre. Fiore se deshizo del sentimiento de que parecía provenir justo a un lado de su oído.

“¡Doooos!”

Era una cuenta atrás – una cuenta que solo podía imaginar llevaría a varias cosas poco placenteras. Los brazos la llevaban de un lugar a otro buscando una salida sin éxito.

“¡Uno!”

Un grito comenzó a alzarse desde la garganta de Fiore. Las voces parecían provenir de detrás de ella y del frente al mismo tiempo. Uno de los brazo reacciono automáticamente a un comportamiento hostil y disparó. Con habilidades basadas en la detección de calor, este Código Místico era efectivo en combate con poca visibilidad.

“¡Cero!”

Sin embargo, esto fue inútil ante este Servant. La niebla en si era su Noble Phantasm, y solo ella era capaz de operar de manera normal dentro de ella. Otros Servants verían su agilidad reducida, mientras que los magos y los humanos normales recibirían daño continuamente.

Fiore pudo escuchar el corte que rompió dos de los brazos artificiales, deteniendo sus funciones fácilmente. En el mismo parpadeo Fiore perdió su equilibrio y cayó al suelo.

“¡Ahh…!”

Los dos brazos restantes continuaron luchando pero no pudieron levantarla habiendo sido dañados también.

“Bye-bye.”

Jack blandió su cuchillo hacia Fiore, quien aún mantenía sus ojos cerrados. Sabiendo que la espada se acercaba, convirtió el grito que surgía en un llamado a su propio Servant.

“¡Archer…!”

Jack simplemente necesitaba cortar su garganta y quedaría en silencio como el resto. En un movimiento pulcro presionó el cuchillo en su carne – pero no sintió respuesta. Fiore había desaparecido de su vista. En vez de ello, una intención asesina se clavó en ella, causando que retrocediera un poco.

“¿Un Servant…?”

“Así es.”

Más flechas cayeron, pero la ágil Assassin saltó en el aire y aterrizó en una posición elevada cercana.

“Eso fue rápido. Pensamos que les llevaría más tiempo.”

La escena en verdad estaba en el filo de un cuchillo cuando llego Chiron. No habría alcanzado a Fiore a tiempo incluso usando toda su velocidad y cualquier flecha que hubiese disparado habría sido detectada y repelida. El único método que quedaba era utilizar un Hechizo de Comando, pero Fiore no lo hizo. Ni siquiera lo había considerado, la trampa le había robado de su razonamiento. Pero aun podía gritar, no a través de un pensamiento consiente si no por una necesidad instintiva. Su voz había alcanzado a Chiron, quien entendió la situación de inmediato y tomó su decisión. En vez de a Jack, le dispararía a Fiore – pero en vez de una flecha con punta esta llevaba un hechizo que lanzaría a su blanco.

“Decidamos el duelo en esta ocasión… Jack el Destripador.”

“Nop. Se acerca otro Servant ¿no es así? No somos tan estúpidas.”

La voz inocente de la chica resonó claramente a través del aire mientras analizaba la situación y llegó a una respuesta acertada.

“Así que bye-bye.”

Ni siquiera Chiron sería capaz de atraparla en cuanto hubiese entrado en la niebla. Jack comenzó a desaparecer – pero entonces se escuchó un golpe que ni Chiron ni Fiore habrían podido predecir.

“¿Huh…?”

Era natural que Jack estuviese sorprendida. Justo antes de que ella pudiese cubrirse por completo con la niebla, alguien había cortado su brazo.

No era un Servant, al que Jack había sentido en camino. No era un humano, quien no habría sido capaz de funcionar en esta niebla. Y no era un mago, quien no habría sido capaz de lastimarla con una simple espada.

“¿Quién…?”

Todas sus palabras hasta este punto habían invitado un miedo incongruente, pero ahora su voz de niña estaba bañada con un ansia de sangre.

“…”

El chico mantuvo su silencio mientras cubría sus ojos con una mano. Parecía incapaz de ver claramente e impotente de resistir la niebla. Sin embargo, el chico la había lastimado. Él nos ha lastimado mucho. Justo como ellos. Justo como esas mujeres. No te perdonaremos jamás.

“¡Te… mataremos…!”

“Podría decir lo mismo… Assassin.”

Jack entrecerró los ojos, pero el chico simplemente le regreso la mirada llena de odio sin retroceder. Su choque sin palabras amenazo con convertirse en una confrontación, pero el tiempo no estaba de su lado. Astolfo estaba a punto de unirse a la batalla. Sin importar que tan enojada se sintiera, Jack no tenía ninguna intención de entrar en una batalla que no tendría oportunidad de ganar.

“Te atraparemos. ¡La próxima ocasión lo haremos!”

Jack se desvaneció rápidamente y la niebla le siguió, despejándose al poco tiempo mientras el cielo se convertía en un nublado atardecer.

“Gracias”

Dijo Chiron mientras levantaba a su Master, quien parecía estar bien a pesar de haber enfrentado una gran prueba al enfrentar a Assassin.

“¿Esa era Assassin?”

“Si, esa fue Jack el Destripador… pero desafortunadamente incluso su rostro es borroso ahora.”

A pesar de enfrentar al Servant directamente e incluso hablar con ella – Sieg se dio cuenta de que ya no podía recordar el rostro de Assassin. Ese era el poder de la habilidad Borrado de Información la cual causaba que todo conocimiento con respecto a Assassin se perdiera. Aunque el ataque de Assassin y la batalla permanecían en sus memorias, todo detalle ya había desaparecido de sus mentes.

El ****** **** ***** quien *****co el Castillo en **** *** - esa era identidad del Servant Assassin.

“Tenemos dos días para darle fin a este Assassin.”

Sieg asintió. Si había una cosa que sabía de este Assassin era que era demasiado peligroso como para permitírsele estar libre.





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