Difference between revisions of "Spice & Wolf ~Versión Española~: V04 Cap 06"

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==Capítulo 5==
 
==Capítulo 5==
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Las carretas fueron llegando a Tereo una tras otra, hasta completar un total de dieciséis. El cargamento de cada una de ellas consistía en tres o cuatro sacos grandes de yute.
(empezar a escribir aquí)
 
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23 guardias, equipados con lanzas, estaban presentes. Detrás de ellos, había otros que, ademas de estar equipados con escudos, llevaban cascos y muñequeras de metal, dando una fuerte impresión que en lugar de tratarse de infantería, se estuviera en presencia de caballeros completamente armados1
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Los miembros del clero que viajaban a pie eran cuatro en el total. Aunque no se podía precisar cuántas personas estaban en el carruaje cubierto, de acuerdo con Elsa, probablemente llevaba al Obispo Van y sus sacerdotes ayudantes.
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Además, había un hombre gordo que parecía ser un comerciante dentro de la procesión. Al instante en que Lawrence percibió a este hombre, profirió un suave “Oh.”
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Se decía que, en Enberl, el dueño más adinerado de una tienda de harina era Riendo. Si asi fuera, no sería en lo más mínimo sorprendente que él hubiera comprado toda la harina que se había enviado de Tereo. Si éste hubiera sido en verdad el caso, entonces la hipótesis de que “Aquel hombre se murió al comer el pan hecho con harina comprada en esta tienda” sería naturalmente muy conveniente.
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Es decir, si Riendo fuera una figura importante dentro del esquema entero, él no debería de haber comprado de forma intencional nada del trigo que llevaba Lawrence a la compañía de paso por Enberl.
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Quizás Riendo había decidido ejecutar el plan justo ahí y en ese momento.
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Se decía que un desliz podía causar que uno cayera en oscuro abismo de desesperación, y nadie era capaz de narrar dónde la malevolencia humana pondría ocultarse.
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Lawrence dejo escapar un suave suspiro.
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Quedando postrado en la colina, él miró como la procesión de Enberl entró en Tereo. Horo también aprovechó esta oportunidad para volver a tomar su forma humana, y rápidamente se volvió a vestir.
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Entonces, tomando la ruta larga, las cuatro personas se dirigieron hacia la cueva de Toyerre.
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Aunque era posible que Iima hubiera cerrado con llave la entrada al sótano inmediatamente después de cerrarlo, era igualmente probable que ella hubiera cerrado la entrada sin cerrarlo con llave.
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Lawrence y compañía estaban poniendo sus esperanzas en esto último.
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“Esto es probablemente lo que vosotros, las personas, llamáis como protección divina,” dijo Horo.
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Y entonces, ellos ganaron el juego.
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“Hay alguna señal de movimiento dentro?”
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“No, no hay nadie aquí.”
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Desde que Elsa e Ivan habían huido, la iglesia no tubo mas uso para los lugareños, por tanto, era natural que nadie estuviera allí.
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Lawrence empujada contra el pedestal, tras lo cual se escucha el estruendo de la escultura de caerse . Aunque en ese momento, Lawrence sintió un escalofrío por la espalda, ni el sonido más ligero se oyó después de aquello. Así, Lawrence empujó fuertemente hacia arriba el pedestal, e Ivan, después de deslizarse fuera del sótano a través de la rendija abierta, alzó al pedestal completamente.
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“Entonces ...hmm, por favor prepárenme una hoz y un grial.”
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Lawrence estaba refiriéndose, claro, a las herramientas que se necesitarían luego.
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Habiendo salido del sótano, Elsa dio una reverencia y salió con Ivan con un suave trote.
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Sonriendo suavemente, Lawrence se dirigió Horo que todavía permanecía dentro del sótano:
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“Si todos salen tan sigilosamente, usted podria escuchar los latidos de su corazón.”
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Oyendo esto, Horo subió los escalones de piedra con una mirada de sumisión, y mientras salia del sótano atino a decir:
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"Entonces, como esta la situación fuera?”
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“Afortunadamente, la ventana de madera no ha estado rota. Gracias eso, podremos ver todo claramente.”
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Iima probablemente había encontrado una oportunidad de abrir la puerta delantera de la iglesia después de que Lawrence y compañía se hubieran huido.
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La traba que mantenian las puertas herméticamente cerradas se apoyaba contra una pared, suavemente, de forma delicada.
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Asomando fuera por una rendija abierta en la ventana, Lawrence descubrió que la procesión de carretas responsable de transportar el trigo ya había llegado a la plaza del pueblo. Un hombre de mediana edad ataviado con los vestidos de la cupula del clero, que parecía ser el Obispo Van, junto con Riendo, de la tienda de harina, enfrentaron al Mayor Semu y los representantes del pueblo en la piedra gigante.
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“Sr. Lawrence,”
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Elsa e Ivan lo llamaron suavemente, mientras se acercaron a la ventana sigilosamente y en silencio.
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En sus manos, Elsa sostenía un grial que no parecía ser hecho de la plata pura sin importar cómo se lo mirase, así como una hoz oxidada.
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Así, como aquellas herramientas serian usadas para mostrar un milagro, mientras mas viejas y estropeadas parecieran, mejor.
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“Entonces, solo nos queda esperar por la oportunidad correcta para llegar,” dijo a Lawrence.
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Elsa e Ivan tragaron con dificultad y asintieron con sus cabezas.
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Lawrence percibió que el Mayor Semu estaba gesticulando frenéticamente, intentando explicar algo al Obispo Van, pero con su sentido del oído, Lawrence era incapaz de entender de que trataba la discusión.
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De vez en cuando, el Mayor Semu apuntaba hacia la iglesia, y cada ves hacia esto, los lugareños reunidos en la plaza y las demas personas que había en la enorme piedra tornaban su mirada hacia la iglesia, haciendo que Lawrence se pusiese muy nervioso.
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Aun así, nadie se dirigio a la iglesia, indicando de esa forma que todos creían que no había nadie en absoluto dentro de la iglesia.
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El Obispo Van respondió serenamente, incluso pidiendo consejo de vez en cuando y de una manera educada, al anciano sacerdote de pie junto a él.
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Quizás ante los ojos de Obispo Van, las opiniones del Mayor Semu y los lugareños no eran más significativas que el sonido de una mosca que está pegando las alas.
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El hecho era que, después de que el Obispo Van hubiese elaborado unas hojas de papel de piel de oveja, el Mayor Semu se callo fácilmente.
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"Puedes oír de que trata la discusión?”
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Después de haber consultado de esta manera a Horo, Lawrence recibió la respuesta, “La otra comisión está buscando el pago.”
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En ese mismo momento, un fuerte alboroto se oyó de repente, y se vio a un lugareño saltar hacia adelante, sólo pudiendo se dominado por un hombre con una lanza momentos después .
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Al ver esto, unos lugareños se apresuraron a adelantarse en su apoyo, pero sólo se encontraron con el mismo resultado.
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A pesar de no estar correctamente ataviados, como un un grupo improvisado de soldados, parecía que los lanzeros habían recibido mas o menos un poco de entrenamiento. Los guardias cambiaron su formación en una forma desordenada, mientras se constituian en un bosque de lanzas. .
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Con esto, a pesar de ser mayor en el número, habría sido sumamente difícil para los lugareños invertir su desventaja.
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“Mm... El hombre llamado Semu ya ha dejado de resistirse y esta cediendo,” dijo Horo.
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Al momento en que se empezó ceder, era un destino inevitable que pronto sería atacado constantemente.
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Era un hecho que el Obispo Van no cejaría en sus intenciones hasta que hubiera subyugado a Tereo hasta el punto que no tuviera salida hacia ninguna parte.
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“Quién es aquel?”
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En ese momento, surgio un lugareño y se unió a la negociación. Después de intercambiar unas palabras con Riendo, el lugareño se puso de inmediato fuertemente emocional al punto que el Mayor Semu vino adelante y lo contuvo.
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A la pregunta de Lawrence, Ivan contestó:
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“Ése es el dueño de la panadería. Le gusta siempre ridiculizarme.”
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Cuando el Obispo Van había hecho antes, Riendo extrajo un trozo de papel de piel de oveja de su pecho y lo levantó de forma arrogante, después de ello los lugareños se hundieron en el silencio.
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Juzgando por la apariencia feliz de Riendo, en lugar de dicir que él estaba acostumbrado a ver a los lugareños que guardan silencio, era quizás más apropiado decir que él estaba contento que los lugareños habían sosegado al fin.
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“Quizás el Padre Francis simplemente había sido demasiado eminente.”
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Oyendo el inconsciente comentario de Lawrence, Elsa inclino su cabeza ligeramente.
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En ese momento, Semu finalmente doblo sus rodillas y se postro en la piedra gigante. Percibiendo esto, los lugareños que habían estado mirando con fiereza al Obispo Van apresuradamente extendieron sus mano para sostener Semu por la espalda.
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Viendo la situación llegar a semejante punto, Lawrence parecío oír el sonido de alguien apretando sus puños.
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Dando media vuelta, descubrió que era Elsa quien había apretado sus puños.
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Aunque la expresión de Elsa parecía tranquila, simplemente no eran necesarias las palabras para saber cuan intensas eran las emociones que alojaba su corazón.
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Porque los lugareños no habían extendido sus manos para sostener su espalda.
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“La negociación está terminando. La otra facción ya ha declarado su última decisión”
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Horo abrió su boca de repente para decir algo, y Lawrence y los otros entendieron de inmediato su significado.
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Todos al mismo tiempo, Semu y los demas, miraron en direccion contraria a la de la iglesia, es decir, hacia la residencia del Mayor Semu.
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Con solo mirar sus espaldas, Lawrence podría decir lo que ellos estaban sintiendo en sus corazones con certeza.
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No tardo mucho hasta que dos guardias ascendieron a la piedra gigante.
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En sus manos, ellos sostenían la figura de Toyerre que Lawrence había visto en la casa de Semu.
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“Si usted simplemente quema esta cosa y acepta la fe correcta, todo este asunto puede llegar a resolverse fácilmente. Si no, Tereo sera acusado de herejía.”
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Oyendo a Horo decir estas palabras, Lawrence supuso que la declaración había sido hecha por Obispo Van.
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Tan pronto como Horo habló, Semu y los otros miraron en dirección de la iglesia, como si ellos la hubieran oído.
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“Siempre que dependas de los otros habrá problemas, esa es la manera de hace las cosas de vosotros, los humanos.”
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Caminando atrás de la ventana, Horo plegó sus brazos ante su pecho, y dejo escapar un suspiro.
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“Hay tiempos, sin embargo, en los que yo también dependo de los humanos. Así que, ahora nos toca a nosotros hacer nuestro movimiento?”
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Las palabras, “no puedo perdonar el egoísmo de los lugareños” estaban escritas en la cara de Ivan.
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Sin embargo, él se tragó este enojo, y dirigió su mirada hacia Elsa.
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Elsa se puso de pie rápidamente.
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Y entonces, ella dijo brevemente:
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“Como sirviente de Dios que ha aceptado la fe correcta, no puedo abandonar a los lugareños.”
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Lawrence cabeceó y habló:
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“Entonces, vamos.”
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Con estas palabras, que parecían ser una señal, las cuatro personas abrieron las puertas principales de la iglesia.
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El lugar se puso completamente en silencio, como si todo el polvo que había estado flotando alrededor se hubiera dejado caer al suelo en ese momento.
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Así era cómo Lawrence se sentía.
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Es probable que nunca en su vida entera él olvide la mirada suplicante que lanzaron entonces Semu y los otros en dirección hacia la iglesia, antes residencia en Toyerre de un especimen de piel de serpientel.
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“Elsa!”
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Iima fue la primera en llamarlos.
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Quizás porque ella había protegido a Elsa y compañía, Iima, a quien no se le había sido permitido ascender la piedra gigante miró el desarrollo de los hechos con los otros residentes en el área circundante. En cuanto ella vio a Elsa, corrió inmediatamente encima de a ella, sin prestar la mas mínima atención a las miradas lanzadas en su dirección de todos aquellos que la rodeaban.
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“Elsa, por que volviste?”
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“Lo lamento, Señorita Iima”
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Iima miro a Lawrence, pareciendo estar totalmente extraviada.
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“Miren todos quien ha vuelto. Acaso ésta no es Srta. Elsa, sucesora del Padre Francis?”
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Antes de que Lawrence tuviera una oportunidad para contestar a Iima, la voz de Obispo Van se oyó desde la piedra.
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“Ha sido solo por un rato, Obispo Van,” dijo Elsa.
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“Oí que usted se había fugado de manera furtiva del pueblo. ¿Cuál fue el motivo de su
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regreso? ¿Acaso usted no pudo llevar la carga de una conciencia culpable y ha venido a arrepentirse?”
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“Dios es siempre misericordioso.”
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Aunque una expresión de cobardía apareció por un instante en la cara de Obispo Van al oír las palabras firmes de Elsa, mientras calculaba que ella tal vez estaba exagerando, su cara se retomo la calma y compostura, esbozando una sonría una vez más, y susurrando algo en la oreja del sacerdote al lado de él.
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Luego de que la charla entre susurros se extendiera durante algo de tiempo, el sacerdote tosió antes de levantar una hoja de papel de piel de oveja en alto y declarar a todos:
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“Nosotros, los representanes de la Iglesia de Enberl de San Rio, creemos que el pueblo de Tereo ha estado orando a los dioses paganos, y ha agregado el vino de Kapass intencionalmente a su trigo con el propósito de infligir daño en las personas de fe ortodoxa. Así como los seguidores de fe ortodoxa dentro de nuestro pueblo padecen la maldición, ni una sola de las persona dentro del pueblo de Tereo ha sufrido el mismo destino, a pesar de que tanto los primeros como los últimos han comido el mismo trigo. Éste es un claro indicador de que el pueblo de Tereo esta bajo la protección de deidades malignas. ”
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“Según el contenido del contrato firmado por el Padre Francis, nosotros, en primera instancia, devolveremos el trigo a Tereo. Acto seguido, restableceremos una iglesia virtuosa y sagrada en este lugar. En cuanto al falso y traicionero sirviente de Dios que esconde serpientes venenosas enrollándolas bajo las pieles de oveja, ella debera enfrentar el juicio virtuoso de Dios.”
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Después de oír al Obispo Van hablar de esta manera, los guardias armados con escudos siguieron las palabras del sacerdote desenfundando sus largas espadas, las que apuntaron en dirección de Lawrence y compañía.
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Aun así, Elsa no retorocedio.
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“No hay necesidad de todo esto,”
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Elsa contestó fríamente, elevando la voz:
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“Es, de hecho, verdad que yo siempre he estado equivocada en mi fe. Sin embargo, Dios omnipotente me ha señalado el camino correcto. Porque Él me ha permitido encontrar a un mensajero divino!”
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Una el rostro del Obispo Van palideció al instante, y miró al sacerdote a su lado. Sus miradas se cruzaron.
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El sacerdote contestó a él en dos o tres líneas.
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Con una mano elevada en alto, el Obispo Van habló:
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“¡El ser capaz de decir algo como haber encontrado a un mensajero divino tan a la ligera es prueba de herejía! Si usted puede demostrar lo contrario, saque la prueba de la que habla ahora mismo!”
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Como un pez, Obispo Van había tomado el anzuelo.
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Con sus ojos, Elsa señalo primero a Ivan, y luego a Horo.
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Después de dar una reverencia, el joven molinero y la loba antropormorfizada corrieron hacia adelante.
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“Si usted alberga cualquier duda, entonces nosotros se lo demostraremos,” dijo Elsa.
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Observando a Ivan y Horo hacer una línea recta las carretas que transportaban el trigo, los guardias apuntaron sus lanzas hacia ellos, pero Obispo Van sólo se mofó a las palabras de Elsa y profirió un “Permítanles hacer!”
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En su mano, Ivan sostuvo un grano de trigo que Horo le había dado.
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Después de permitir seguir con su mirada sus espaldas durante algún tiempo, Elsa siguio su camino hacia la piedra gigante, ignorando entretanto el consejo de Iima que le indicaba lo contrario.
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“Rindirle culto a la deidad de la serpiente en Toyerre es en verdad un comportamiento ilegítimo.”
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Oyendo la observación de Elsa, los lugareños en la piedra gigante clavaron su mirada fijamente en ella con una expresión que parecía como si les hubieran obligado tragar un pedazo de roca.
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“No obstante, semejante conducta no es en su esencia mala.”
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Ella subio por la escalera al lado de la piedra, pasando delante de Obispo Van, y se arrodillo ante la figura de Toyerre.
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Detras de la iglesia, Elsa había sido reacia a decir una mentira incluso después de entrar en la trampa que Lawrence y Horo habían preparado para ver los libros dejados atrás por el Padre Francis.
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No cavia duda que como Elsa seguía siendo la misma ahora que antes, por ello, era también natural que siguiera siendo un miembro del clero de los pies a la cabeza.
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En tal caso, ¿por qué no denunció la figura de Toyerre como un objeto de adoración pagano, e incluso ahora va tan lejos como arrodillarse ante dicha figura?
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"Creo que Toyerre mismo es un milagro de Dios."
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Los ojos de Semu se abrieron, y las expresiones de los lugareños también indicaban el pánico.
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El comentario de Elsa ni negó ni reconoció a Toyerre.
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A todo esto, el Obispo Van sólo expreso una breve risa antes de decir en un tono sarcástico:
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"Las cosas que las personas desesperadas dicen son siempre un puñado de bravuconadas y mentiras. ¿Usted puede demostrar que aquello que usted afirma no está motivado por el diablo?"
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"El mensajero de Dios ha prometido a revelar una luz que servirá de guía a las ovejas perdidas de nuevo por el camino correcto".
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Horo e Ivan miraron en la dirección de Elsa, indicándole que los preparativos fueron hechos.
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Aun sabiendo que las cosas seguirían un curso sereno, Lawrence no podía evitar sentirce sumamente nervioso.
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Seguramente Elsa, que atrajo la atención de los lugareños sobre la roca y y del Obispo Van, entre otros, con su discurso, estaba bajo una presión tremenda.
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A pesar de ello, Elsa reaccionó con firmeza y fuerza.
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Elsa había heredado las enseñanzas de Padre Francis y, como sucesora de él, decidido creer en el poder inhumano de Horo, a través de cuál había incrementado su fe en la rectitud del Dios que había creado el mundo.
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"Hmph, quien es usted para demostranos el …… el poder de Dios?!"
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La voz de Obispo Van fue acallada por los llamados temerosos pero también asombrados de las personas rodeando los carros.
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"El....el...el trigo!"
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"¡Wow ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~!"
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Espigas de trigo empezaron a brotar afuera de las bolsas que las contenian en los carros, y continuaron creciendo más y mas alto hacia el cielo.
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Como titeres de pobre confeccion, Semu y los otros mostraron una expresión de no llegar a comprender deltodo la escena que se desarrollaba ante ellos. En cuanto a Obispo Van, su cara tenía una expresión pasmada cuando miró el milagro.
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Cuando observaron el trigo crecer más y más alto, las personas alli presentes se postraron sobre el suelo y dieron gritos que casi sonaban a lamentos.
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"¡Dios se ha mostrado! ¡Éste es un milagro de Dios!"Los gritos asombrados se desparramaron de la misma manera que un incendio arrasador. Al final, incluso los miembros clero se inclinaron.
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Solamente el Obispo Van se quedó de pie, inmóvil y estupefacto cuando miró la revelación.
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Cuando los retoños verdes de trigo en los carros crecieron en mazorcas maduras del mismo cereal, otra ola de gritos fue escuchada inmediatamente.
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En medio de todo el trigo maduro en los dieciséis carros, solamente uno no creció en una espiga dorada, pero sin embargo se marchito al instante, convirtiendose en polvo al final.
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Todos presente sabían perfectamente bien lo que aquello implicaba.
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Cuando todos que estaban presentes enfocaron su atención en el trigo, solamente Lawrence miró en otra dirección.
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Miro hacia el rostro pálido de Riendo, al mismo tiempo que Obispo Van.
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Naturalmente, solo aquel que había envenenado el trigo no podía complacerse de tal milagro.
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"Dios ha señalado la ruta correcta para nosotros."
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Escuchando las palabras de Elsa, la mirada y voz de todos se rdirigieron hacia ella.
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"Que....que tonteria es esta....algo como esto...."
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"Obispo Van."
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Elsa habló en un tono frío y sereno:
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"Por favor cerciórese que esto no sea un acto del diablo."
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"¿Cuán....como haría eso?"
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"Por favor use esto"
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Habiendo dicho esto, Elsa sacó el caliz de plata parcialmente ennegrecido, y lo entregó al Obispo Van.
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"Por favor consagre este grial primero. En cuanto haga eso, Ivan, el molinero de trigo de este pueblo enseñara un ejemplo concreto de la enseñanzas correctas de Dios", dijo.
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El Obispo Van recibió el grial de acuerdo con la petición de Elsa, abrió su boca luego habló de una manera aturdida:
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"Que....que es exactamente lo que usted esta planeando con algo así?"
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"Incluso los pobres tienen el derecho de ser bautizados bajo Dios. Por favor limpie esta taza, Obispo Van."
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Desmoronandose bajo las maneras imponente de Elsa e incapaz de hacer cualquier tipo de réplica, el Obispo Van dirigió su mirada hacia el sacerdote con una expresión de la angustia. El sacerdote ordenó a los miembros del clero que estuvieron de pie alrededor de la roca gigante que se fueran y traigan un poco de agua.
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Los miembros del clero, volvieron con el agua inmediatamente y se la pasaron al Obispo Van.
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El agua vertida por un miembro del clero se tornaría sagrada y especial.
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El grial, cuya agua había sido purificada, dio un rayo indescriptible en manos del Obispo Van.
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"Ahora, por favor tome el grial en sus manos, al mismo tiempo que la agua bendita, a desela al molinero de trigo."
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El hecho de que Elsa no recuperara el grial en sus manos era con el propósito de que Obispo Van no tuviera una oportunidad de desligarse de la culpa.
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La rectitud de los miembros del clero (o la falta de ella) se encontraba en el grial y el agua bendita y se manifestaría a través de la acción de pasar el grial a Ivan.
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"Por favor miren atentamente."
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Elsa dio una indicación con la cabeza a Ivan, que asintió con su cabeza a la vez de forma enérgica.
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Entonces, Ivan sacó una navaja y, saltanado en la cubierta de cargamento de los carros, empezó a cortar los sacos de yute uno por uno, retirando una pequeña cantidad de harina de cada saco, dejándola caer en el grial.
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Todos los que estaba presente seguramente habrían sabido lo qué estaba planeando hacer Ivan.
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Como si el sonido de todos tragar podiese ser escuchado, cada mirada fija se concentró en el joven molinero de trigo .
   
   

Revision as of 20:07, 2 October 2009

Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgement26.

Estado

Traducción empezada por Gargola 15:19 11/09/09

Traducción al 0%

Capítulo 5

Las carretas fueron llegando a Tereo una tras otra, hasta completar un total de dieciséis. El cargamento de cada una de ellas consistía en tres o cuatro sacos grandes de yute.

23 guardias, equipados con lanzas, estaban presentes. Detrás de ellos, había otros que, ademas de estar equipados con escudos, llevaban cascos y muñequeras de metal, dando una fuerte impresión que en lugar de tratarse de infantería, se estuviera en presencia de caballeros completamente armados1

Los miembros del clero que viajaban a pie eran cuatro en el total. Aunque no se podía precisar cuántas personas estaban en el carruaje cubierto, de acuerdo con Elsa, probablemente llevaba al Obispo Van y sus sacerdotes ayudantes.

Además, había un hombre gordo que parecía ser un comerciante dentro de la procesión. Al instante en que Lawrence percibió a este hombre, profirió un suave “Oh.”

Se decía que, en Enberl, el dueño más adinerado de una tienda de harina era Riendo. Si asi fuera, no sería en lo más mínimo sorprendente que él hubiera comprado toda la harina que se había enviado de Tereo. Si éste hubiera sido en verdad el caso, entonces la hipótesis de que “Aquel hombre se murió al comer el pan hecho con harina comprada en esta tienda” sería naturalmente muy conveniente.

Es decir, si Riendo fuera una figura importante dentro del esquema entero, él no debería de haber comprado de forma intencional nada del trigo que llevaba Lawrence a la compañía de paso por Enberl.

Quizás Riendo había decidido ejecutar el plan justo ahí y en ese momento.

Se decía que un desliz podía causar que uno cayera en oscuro abismo de desesperación, y nadie era capaz de narrar dónde la malevolencia humana pondría ocultarse.

Lawrence dejo escapar un suave suspiro.

Quedando postrado en la colina, él miró como la procesión de Enberl entró en Tereo. Horo también aprovechó esta oportunidad para volver a tomar su forma humana, y rápidamente se volvió a vestir.

Entonces, tomando la ruta larga, las cuatro personas se dirigieron hacia la cueva de Toyerre.

Aunque era posible que Iima hubiera cerrado con llave la entrada al sótano inmediatamente después de cerrarlo, era igualmente probable que ella hubiera cerrado la entrada sin cerrarlo con llave.

Lawrence y compañía estaban poniendo sus esperanzas en esto último.

“Esto es probablemente lo que vosotros, las personas, llamáis como protección divina,” dijo Horo.

Y entonces, ellos ganaron el juego.

“Hay alguna señal de movimiento dentro?”

“No, no hay nadie aquí.”

Desde que Elsa e Ivan habían huido, la iglesia no tubo mas uso para los lugareños, por tanto, era natural que nadie estuviera allí.

Lawrence empujada contra el pedestal, tras lo cual se escucha el estruendo de la escultura de caerse . Aunque en ese momento, Lawrence sintió un escalofrío por la espalda, ni el sonido más ligero se oyó después de aquello. Así, Lawrence empujó fuertemente hacia arriba el pedestal, e Ivan, después de deslizarse fuera del sótano a través de la rendija abierta, alzó al pedestal completamente.

“Entonces ...hmm, por favor prepárenme una hoz y un grial.”

Lawrence estaba refiriéndose, claro, a las herramientas que se necesitarían luego.

Habiendo salido del sótano, Elsa dio una reverencia y salió con Ivan con un suave trote.

Sonriendo suavemente, Lawrence se dirigió Horo que todavía permanecía dentro del sótano:

“Si todos salen tan sigilosamente, usted podria escuchar los latidos de su corazón.”

Oyendo esto, Horo subió los escalones de piedra con una mirada de sumisión, y mientras salia del sótano atino a decir:

"Entonces, como esta la situación fuera?”

“Afortunadamente, la ventana de madera no ha estado rota. Gracias eso, podremos ver todo claramente.”

Iima probablemente había encontrado una oportunidad de abrir la puerta delantera de la iglesia después de que Lawrence y compañía se hubieran huido.

La traba que mantenian las puertas herméticamente cerradas se apoyaba contra una pared, suavemente, de forma delicada.

Asomando fuera por una rendija abierta en la ventana, Lawrence descubrió que la procesión de carretas responsable de transportar el trigo ya había llegado a la plaza del pueblo. Un hombre de mediana edad ataviado con los vestidos de la cupula del clero, que parecía ser el Obispo Van, junto con Riendo, de la tienda de harina, enfrentaron al Mayor Semu y los representantes del pueblo en la piedra gigante.

“Sr. Lawrence,”

Elsa e Ivan lo llamaron suavemente, mientras se acercaron a la ventana sigilosamente y en silencio.

En sus manos, Elsa sostenía un grial que no parecía ser hecho de la plata pura sin importar cómo se lo mirase, así como una hoz oxidada.

Así, como aquellas herramientas serian usadas para mostrar un milagro, mientras mas viejas y estropeadas parecieran, mejor.

“Entonces, solo nos queda esperar por la oportunidad correcta para llegar,” dijo a Lawrence.

Elsa e Ivan tragaron con dificultad y asintieron con sus cabezas.


Lawrence percibió que el Mayor Semu estaba gesticulando frenéticamente, intentando explicar algo al Obispo Van, pero con su sentido del oído, Lawrence era incapaz de entender de que trataba la discusión.

De vez en cuando, el Mayor Semu apuntaba hacia la iglesia, y cada ves hacia esto, los lugareños reunidos en la plaza y las demas personas que había en la enorme piedra tornaban su mirada hacia la iglesia, haciendo que Lawrence se pusiese muy nervioso.

Aun así, nadie se dirigio a la iglesia, indicando de esa forma que todos creían que no había nadie en absoluto dentro de la iglesia.

El Obispo Van respondió serenamente, incluso pidiendo consejo de vez en cuando y de una manera educada, al anciano sacerdote de pie junto a él.

Quizás ante los ojos de Obispo Van, las opiniones del Mayor Semu y los lugareños no eran más significativas que el sonido de una mosca que está pegando las alas.

El hecho era que, después de que el Obispo Van hubiese elaborado unas hojas de papel de piel de oveja, el Mayor Semu se callo fácilmente.

"Puedes oír de que trata la discusión?”

Después de haber consultado de esta manera a Horo, Lawrence recibió la respuesta, “La otra comisión está buscando el pago.”

En ese mismo momento, un fuerte alboroto se oyó de repente, y se vio a un lugareño saltar hacia adelante, sólo pudiendo se dominado por un hombre con una lanza momentos después .

Al ver esto, unos lugareños se apresuraron a adelantarse en su apoyo, pero sólo se encontraron con el mismo resultado.

A pesar de no estar correctamente ataviados, como un un grupo improvisado de soldados, parecía que los lanzeros habían recibido mas o menos un poco de entrenamiento. Los guardias cambiaron su formación en una forma desordenada, mientras se constituian en un bosque de lanzas. .

Con esto, a pesar de ser mayor en el número, habría sido sumamente difícil para los lugareños invertir su desventaja.

“Mm... El hombre llamado Semu ya ha dejado de resistirse y esta cediendo,” dijo Horo.

Al momento en que se empezó ceder, era un destino inevitable que pronto sería atacado constantemente.

Era un hecho que el Obispo Van no cejaría en sus intenciones hasta que hubiera subyugado a Tereo hasta el punto que no tuviera salida hacia ninguna parte.

“Quién es aquel?”

En ese momento, surgio un lugareño y se unió a la negociación. Después de intercambiar unas palabras con Riendo, el lugareño se puso de inmediato fuertemente emocional al punto que el Mayor Semu vino adelante y lo contuvo.

A la pregunta de Lawrence, Ivan contestó:

“Ése es el dueño de la panadería. Le gusta siempre ridiculizarme.”

Cuando el Obispo Van había hecho antes, Riendo extrajo un trozo de papel de piel de oveja de su pecho y lo levantó de forma arrogante, después de ello los lugareños se hundieron en el silencio.

Juzgando por la apariencia feliz de Riendo, en lugar de dicir que él estaba acostumbrado a ver a los lugareños que guardan silencio, era quizás más apropiado decir que él estaba contento que los lugareños habían sosegado al fin.

“Quizás el Padre Francis simplemente había sido demasiado eminente.”

Oyendo el inconsciente comentario de Lawrence, Elsa inclino su cabeza ligeramente. En ese momento, Semu finalmente doblo sus rodillas y se postro en la piedra gigante. Percibiendo esto, los lugareños que habían estado mirando con fiereza al Obispo Van apresuradamente extendieron sus mano para sostener Semu por la espalda.

Viendo la situación llegar a semejante punto, Lawrence parecío oír el sonido de alguien apretando sus puños.

Dando media vuelta, descubrió que era Elsa quien había apretado sus puños.

Aunque la expresión de Elsa parecía tranquila, simplemente no eran necesarias las palabras para saber cuan intensas eran las emociones que alojaba su corazón.

Porque los lugareños no habían extendido sus manos para sostener su espalda.

“La negociación está terminando. La otra facción ya ha declarado su última decisión”

Horo abrió su boca de repente para decir algo, y Lawrence y los otros entendieron de inmediato su significado.

Todos al mismo tiempo, Semu y los demas, miraron en direccion contraria a la de la iglesia, es decir, hacia la residencia del Mayor Semu.

Con solo mirar sus espaldas, Lawrence podría decir lo que ellos estaban sintiendo en sus corazones con certeza.

No tardo mucho hasta que dos guardias ascendieron a la piedra gigante.

En sus manos, ellos sostenían la figura de Toyerre que Lawrence había visto en la casa de Semu.

“Si usted simplemente quema esta cosa y acepta la fe correcta, todo este asunto puede llegar a resolverse fácilmente. Si no, Tereo sera acusado de herejía.”

Oyendo a Horo decir estas palabras, Lawrence supuso que la declaración había sido hecha por Obispo Van.

Tan pronto como Horo habló, Semu y los otros miraron en dirección de la iglesia, como si ellos la hubieran oído.

“Siempre que dependas de los otros habrá problemas, esa es la manera de hace las cosas de vosotros, los humanos.”

Caminando atrás de la ventana, Horo plegó sus brazos ante su pecho, y dejo escapar un suspiro.

“Hay tiempos, sin embargo, en los que yo también dependo de los humanos. Así que, ahora nos toca a nosotros hacer nuestro movimiento?”

Las palabras, “no puedo perdonar el egoísmo de los lugareños” estaban escritas en la cara de Ivan.

Sin embargo, él se tragó este enojo, y dirigió su mirada hacia Elsa.

Elsa se puso de pie rápidamente.

Y entonces, ella dijo brevemente:

“Como sirviente de Dios que ha aceptado la fe correcta, no puedo abandonar a los lugareños.”

Lawrence cabeceó y habló:

“Entonces, vamos.”

Con estas palabras, que parecían ser una señal, las cuatro personas abrieron las puertas principales de la iglesia.




El lugar se puso completamente en silencio, como si todo el polvo que había estado flotando alrededor se hubiera dejado caer al suelo en ese momento.

Así era cómo Lawrence se sentía.

Es probable que nunca en su vida entera él olvide la mirada suplicante que lanzaron entonces Semu y los otros en dirección hacia la iglesia, antes residencia en Toyerre de un especimen de piel de serpientel.

“Elsa!”

Iima fue la primera en llamarlos.

Quizás porque ella había protegido a Elsa y compañía, Iima, a quien no se le había sido permitido ascender la piedra gigante miró el desarrollo de los hechos con los otros residentes en el área circundante. En cuanto ella vio a Elsa, corrió inmediatamente encima de a ella, sin prestar la mas mínima atención a las miradas lanzadas en su dirección de todos aquellos que la rodeaban.

“Elsa, por que volviste?”

“Lo lamento, Señorita Iima”

Iima miro a Lawrence, pareciendo estar totalmente extraviada.

“Miren todos quien ha vuelto. Acaso ésta no es Srta. Elsa, sucesora del Padre Francis?”

Antes de que Lawrence tuviera una oportunidad para contestar a Iima, la voz de Obispo Van se oyó desde la piedra.

“Ha sido solo por un rato, Obispo Van,” dijo Elsa.

“Oí que usted se había fugado de manera furtiva del pueblo. ¿Cuál fue el motivo de su regreso? ¿Acaso usted no pudo llevar la carga de una conciencia culpable y ha venido a arrepentirse?”

“Dios es siempre misericordioso.”

Aunque una expresión de cobardía apareció por un instante en la cara de Obispo Van al oír las palabras firmes de Elsa, mientras calculaba que ella tal vez estaba exagerando, su cara se retomo la calma y compostura, esbozando una sonría una vez más, y susurrando algo en la oreja del sacerdote al lado de él.

Luego de que la charla entre susurros se extendiera durante algo de tiempo, el sacerdote tosió antes de levantar una hoja de papel de piel de oveja en alto y declarar a todos:

“Nosotros, los representanes de la Iglesia de Enberl de San Rio, creemos que el pueblo de Tereo ha estado orando a los dioses paganos, y ha agregado el vino de Kapass intencionalmente a su trigo con el propósito de infligir daño en las personas de fe ortodoxa. Así como los seguidores de fe ortodoxa dentro de nuestro pueblo padecen la maldición, ni una sola de las persona dentro del pueblo de Tereo ha sufrido el mismo destino, a pesar de que tanto los primeros como los últimos han comido el mismo trigo. Éste es un claro indicador de que el pueblo de Tereo esta bajo la protección de deidades malignas. ”

“Según el contenido del contrato firmado por el Padre Francis, nosotros, en primera instancia, devolveremos el trigo a Tereo. Acto seguido, restableceremos una iglesia virtuosa y sagrada en este lugar. En cuanto al falso y traicionero sirviente de Dios que esconde serpientes venenosas enrollándolas bajo las pieles de oveja, ella debera enfrentar el juicio virtuoso de Dios.”

Después de oír al Obispo Van hablar de esta manera, los guardias armados con escudos siguieron las palabras del sacerdote desenfundando sus largas espadas, las que apuntaron en dirección de Lawrence y compañía.

Aun así, Elsa no retorocedio.

“No hay necesidad de todo esto,”

Elsa contestó fríamente, elevando la voz:

“Es, de hecho, verdad que yo siempre he estado equivocada en mi fe. Sin embargo, Dios omnipotente me ha señalado el camino correcto. Porque Él me ha permitido encontrar a un mensajero divino!”

Una el rostro del Obispo Van palideció al instante, y miró al sacerdote a su lado. Sus miradas se cruzaron.

El sacerdote contestó a él en dos o tres líneas.

Con una mano elevada en alto, el Obispo Van habló:

“¡El ser capaz de decir algo como haber encontrado a un mensajero divino tan a la ligera es prueba de herejía! Si usted puede demostrar lo contrario, saque la prueba de la que habla ahora mismo!”

Como un pez, Obispo Van había tomado el anzuelo.

Con sus ojos, Elsa señalo primero a Ivan, y luego a Horo.

Después de dar una reverencia, el joven molinero y la loba antropormorfizada corrieron hacia adelante.

“Si usted alberga cualquier duda, entonces nosotros se lo demostraremos,” dijo Elsa. Observando a Ivan y Horo hacer una línea recta las carretas que transportaban el trigo, los guardias apuntaron sus lanzas hacia ellos, pero Obispo Van sólo se mofó a las palabras de Elsa y profirió un “Permítanles hacer!”

En su mano, Ivan sostuvo un grano de trigo que Horo le había dado.

Después de permitir seguir con su mirada sus espaldas durante algún tiempo, Elsa siguio su camino hacia la piedra gigante, ignorando entretanto el consejo de Iima que le indicaba lo contrario.

“Rindirle culto a la deidad de la serpiente en Toyerre es en verdad un comportamiento ilegítimo.”

Oyendo la observación de Elsa, los lugareños en la piedra gigante clavaron su mirada fijamente en ella con una expresión que parecía como si les hubieran obligado tragar un pedazo de roca.

“No obstante, semejante conducta no es en su esencia mala.”

Ella subio por la escalera al lado de la piedra, pasando delante de Obispo Van, y se arrodillo ante la figura de Toyerre.

Detras de la iglesia, Elsa había sido reacia a decir una mentira incluso después de entrar en la trampa que Lawrence y Horo habían preparado para ver los libros dejados atrás por el Padre Francis.

No cavia duda que como Elsa seguía siendo la misma ahora que antes, por ello, era también natural que siguiera siendo un miembro del clero de los pies a la cabeza.

En tal caso, ¿por qué no denunció la figura de Toyerre como un objeto de adoración pagano, e incluso ahora va tan lejos como arrodillarse ante dicha figura?

"Creo que Toyerre mismo es un milagro de Dios."

Los ojos de Semu se abrieron, y las expresiones de los lugareños también indicaban el pánico.

El comentario de Elsa ni negó ni reconoció a Toyerre.

A todo esto, el Obispo Van sólo expreso una breve risa antes de decir en un tono sarcástico:

"Las cosas que las personas desesperadas dicen son siempre un puñado de bravuconadas y mentiras. ¿Usted puede demostrar que aquello que usted afirma no está motivado por el diablo?"

"El mensajero de Dios ha prometido a revelar una luz que servirá de guía a las ovejas perdidas de nuevo por el camino correcto".

Horo e Ivan miraron en la dirección de Elsa, indicándole que los preparativos fueron hechos.

Aun sabiendo que las cosas seguirían un curso sereno, Lawrence no podía evitar sentirce sumamente nervioso.

Seguramente Elsa, que atrajo la atención de los lugareños sobre la roca y y del Obispo Van, entre otros, con su discurso, estaba bajo una presión tremenda.

A pesar de ello, Elsa reaccionó con firmeza y fuerza.

Elsa había heredado las enseñanzas de Padre Francis y, como sucesora de él, decidido creer en el poder inhumano de Horo, a través de cuál había incrementado su fe en la rectitud del Dios que había creado el mundo.

"Hmph, quien es usted para demostranos el …… el poder de Dios?!"

La voz de Obispo Van fue acallada por los llamados temerosos pero también asombrados de las personas rodeando los carros.

"El....el...el trigo!"

"¡Wow ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~!"

Espigas de trigo empezaron a brotar afuera de las bolsas que las contenian en los carros, y continuaron creciendo más y mas alto hacia el cielo.

Como titeres de pobre confeccion, Semu y los otros mostraron una expresión de no llegar a comprender deltodo la escena que se desarrollaba ante ellos. En cuanto a Obispo Van, su cara tenía una expresión pasmada cuando miró el milagro.

Cuando observaron el trigo crecer más y más alto, las personas alli presentes se postraron sobre el suelo y dieron gritos que casi sonaban a lamentos.

"¡Dios se ha mostrado! ¡Éste es un milagro de Dios!"Los gritos asombrados se desparramaron de la misma manera que un incendio arrasador. Al final, incluso los miembros clero se inclinaron.

Solamente el Obispo Van se quedó de pie, inmóvil y estupefacto cuando miró la revelación. Cuando los retoños verdes de trigo en los carros crecieron en mazorcas maduras del mismo cereal, otra ola de gritos fue escuchada inmediatamente.

En medio de todo el trigo maduro en los dieciséis carros, solamente uno no creció en una espiga dorada, pero sin embargo se marchito al instante, convirtiendose en polvo al final. Todos presente sabían perfectamente bien lo que aquello implicaba.

Cuando todos que estaban presentes enfocaron su atención en el trigo, solamente Lawrence miró en otra dirección.

Miro hacia el rostro pálido de Riendo, al mismo tiempo que Obispo Van. Naturalmente, solo aquel que había envenenado el trigo no podía complacerse de tal milagro.

"Dios ha señalado la ruta correcta para nosotros."

Escuchando las palabras de Elsa, la mirada y voz de todos se rdirigieron hacia ella.

"Que....que tonteria es esta....algo como esto...."

"Obispo Van."

Elsa habló en un tono frío y sereno:

"Por favor cerciórese que esto no sea un acto del diablo."

"¿Cuán....como haría eso?"

"Por favor use esto"

Habiendo dicho esto, Elsa sacó el caliz de plata parcialmente ennegrecido, y lo entregó al Obispo Van.

"Por favor consagre este grial primero. En cuanto haga eso, Ivan, el molinero de trigo de este pueblo enseñara un ejemplo concreto de la enseñanzas correctas de Dios", dijo.

El Obispo Van recibió el grial de acuerdo con la petición de Elsa, abrió su boca luego habló de una manera aturdida:

"Que....que es exactamente lo que usted esta planeando con algo así?"

"Incluso los pobres tienen el derecho de ser bautizados bajo Dios. Por favor limpie esta taza, Obispo Van."

Desmoronandose bajo las maneras imponente de Elsa e incapaz de hacer cualquier tipo de réplica, el Obispo Van dirigió su mirada hacia el sacerdote con una expresión de la angustia. El sacerdote ordenó a los miembros del clero que estuvieron de pie alrededor de la roca gigante que se fueran y traigan un poco de agua.

Los miembros del clero, volvieron con el agua inmediatamente y se la pasaron al Obispo Van.

El agua vertida por un miembro del clero se tornaría sagrada y especial.

El grial, cuya agua había sido purificada, dio un rayo indescriptible en manos del Obispo Van.

"Ahora, por favor tome el grial en sus manos, al mismo tiempo que la agua bendita, a desela al molinero de trigo."

El hecho de que Elsa no recuperara el grial en sus manos era con el propósito de que Obispo Van no tuviera una oportunidad de desligarse de la culpa.

La rectitud de los miembros del clero (o la falta de ella) se encontraba en el grial y el agua bendita y se manifestaría a través de la acción de pasar el grial a Ivan.

"Por favor miren atentamente."

Elsa dio una indicación con la cabeza a Ivan, que asintió con su cabeza a la vez de forma enérgica.

Entonces, Ivan sacó una navaja y, saltanado en la cubierta de cargamento de los carros, empezó a cortar los sacos de yute uno por uno, retirando una pequeña cantidad de harina de cada saco, dejándola caer en el grial.

Todos los que estaba presente seguramente habrían sabido lo qué estaba planeando hacer Ivan.

Como si el sonido de todos tragar podiese ser escuchado, cada mirada fija se concentró en el joven molinero de trigo .




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