Difference between revisions of "Spice & Wolf ~Versión Española~: V03 Cap 04"

From Baka-Tsuki
Jump to navigation Jump to search
Line 4: Line 4:
 
Empezado por [[user:Clead|Clead DE. HeavenHell]] 20:04 22/09/08
 
Empezado por [[user:Clead|Clead DE. HeavenHell]] 20:04 22/09/08
   
Traducción al 45%
+
Traducción al 62%
   
 
== Capítulo 4 ==
 
== Capítulo 4 ==
Line 1,037: Line 1,037:
 
"Lo que quieres que haga es que vaya por todo el mercado para ayudarte a buscar y comprar pirita, ¿cierto? Eso es exactamente lo mismo."
 
"Lo que quieres que haga es que vaya por todo el mercado para ayudarte a buscar y comprar pirita, ¿cierto? Eso es exactamente lo mismo."
   
"¡En que punto es exactamente.....!"
+
"¡En que punto son exactamente.....!"
   
  +
La silla hecha con un tronco en la que estaba sentado Lawrence cayó al suelo haciendo un ruido seco. Lawrence se había echado hacia delante de manera intimidante, y estaba a un paso de agarrar a Mark cuando recuperó la compostura.
   
  +
Aún así, Mark no se había movido lo más mínimo.
The log-made chair in which Lawrence was seated fell over on the ground with a knock. Lawrence extended himself in a frightening manner, and was a step away from seizing mark when he regained his composure.
 
  +
 
  +
La expresión de comerciante que Mark llevaba en su cara tampoco cambió un ápice.
Yet, Mark was not moved in the least.
 
  +
 
  +
"Erhh.... ¿En qué punto son exactamente lo mismo? No te estoy podiendo que pases toda la noche yendo y viniendo por el mercado, cargando con mercancías pesadas, y mucho menos que te dirijas a algun camino de montaña rocosa donde podrías estar expuesto a peligro o accidentes. Todo lo que estoy diciendo es que me gustaría que me ayudaras a comprar pirita usando tus contactos."
The merchant’s expression that Mark wore on his face did not change one bit.
 
  +
 
  +
"Me refiero a que es exactamente lo mismo, Lawrence,"
“Erh.....just how exactly are they the same thing? I’m not asking you to spend the entire night going back and forth in the marketplace, carry around heavy merchandise, much less head toward some precipitous mountain path where you might be exposed to danger or accidents. All I’m saying is I wish you to help me buy some pyrite through your connections.”
 
  +
 
  +
Mark dijo lentamente.
“What I mean is that they’re the same thing, Lawrence,”
 
  +
 
  +
"Tú eres un vendedor ambulante que vienes y vas por los caminos, y yo soy un comerciante cuyo campo de batalla es este mercado. Los peligros que tu percibes son todos los que un vendedor ambulante podría encontrarse."
Mark said slowly.
 
  +
 
  +
"Ah....."
“You’re a traveling merchant who comes and goes in the wilderness, and I’m a merchant whose battlefield is this marketplace. The dangers you perceive are all those which a traveling merchant would meet with.”
 
  +
 
  +
Lawrence se tragó el sonido que él mismo hizo, y Mark también apretó sus cejas fuertemente como si hubiera tragado algo amargo.
“Ah.....”
 
  +
 
  +
"Desde la perspectiva de un comerciante asentado, mostrarse decidido en lanzarse a la primera oportunidad posible de conseguir dinero seguramente no podría entenderse como virtud. Comparado con hacer grandes fortunas usando trabajos secundarios, vivir de forma honesta gracias al trabajo principal de uno es lo que define a un verdaderamente prestigioso comerciante asentado. Sin importar que sea el dueño de este puesto de venta, la reputación de mi puesto no sólo involucra a mi propio nombre. Este puesto de venta está relacionado con mi reputación, de la mi esposa, todos mis parientes, a la vez que a todos los que hacen negocios aquí. Si es sólo hacer unas pequeñas ganancias secundarias, incluso si la causa no está del todo clara, verdaderamente no es malo actuar tan rápido como sea posible..."
Lawrence swallowed back the sound, and Mark also furrowed his brows deeply as if he had swallowed something bitter.
 
  +
 
  +
Llegado a este punto, Mark se sirvió algo más de cerveza en su jarra y tomó un buen trago. Dejando de lado que sus cejas segían fuertemente apretadas, probablemente no fuera porque la cerveza fuera demasiado amarga.
“From a town merchant’s perspective, showing no hesitation in jumping on the first available opportunity to make money certainly cannot be called a virtue. Compared to making big money through side jobs, making an honest living through one’s main business is what defines a truly prestigious town merchant. Although I’m the owner of this vending stand, the reputation this stand involves is not just my own name. This vending stand is connected with the reputations of myself, my wife, all of my blood relations, as well as all of those who have dealings here. If it’s just making a bit of side profit, even if the source is unclear, it’s certainly not a bad thing to act as quickly as possible...”
 
  +
 
  +
"...pero ayudarte a buscar y conseguir la pirita por valor de 500 monedas de plata que buscas es otro totalmente distinto. ¿Cómo crees que la gente a mi alrededor pensaría de mí? Seguramente pensarían que soy un buen para nada cuyo alma no está unida a su negocio principal y que busca hacerse rico usando ganancias tan poco claras. ¿Eres capaz de pagarme una suma proporcional a semejante riesgo? Ya que solía ser un vendedor ambulante, me atrevo a decir que la cantidad de dinero que maneja regularmente un comerciante en un pueblo es tal que un vendedor ambulante que sólo consigue pequeñas sumas no puede ni compararse."
Having said to this point, Mark poured some more beer into his mug and drank a mouthful. Although his brows were still deeply locked, it was probably not due to the beer being too bitter.
 
  +
 
  +
Lawrence era incapaz de hacer algún tipo de replica, y se quedó completamente sin palabras.
“...but helping you look for and purchase the five hundred silver coins’ worth of pyrite you seek is another matter entirely. How do you think the people around me would view me? Surely they would think of me as a good-for-nothing whose heart isn’t with his main business and who seeks to become rich through ill-gotten gains. Are you capable of paying me a sum proportional to such a risk? Because I used to be a traveling merchant myself, I daresay the amount of money a town merchant regularly handles is such that a traveling merchant who only makes small sums cannot begin to compare with.”
 
  +
 
  +
Mark lanzó su última declaración sobre el asunto:
Lawrence could not make any sort of dispute, and was completely speechless.
 
  +
 
  +
"Mi tienda puede parecer pequeña, pero tanto su nombre como su letrero poseen un sorprendete gran valor. Si el nombre resultara dañado, la cantidad necesaria para reparar el daño iría fácilmente más alla de 10 o 20 monedas de oro."
Mark threw out the final statement:
 
  +
 
  +
La declaración definitiva.
“This shop of mine may appear small, but its name (note: literally the shop’s signboard. In Chinese culture, a shop’s sign is often equated with its name/reputation in a metaphorical sense. Hence, sign and name can be used interchangeably) possesses a surprisingly high value. If the name were to be damaged, the amount needed to repair the damage would go well beyond ten or twenty gold coins.”
 
  +
 
  +
Lawrence no podía pronunciar palabra, y su mirada cayó a la superficie de la mesa.
The decisive statement.
 
  +
 
  +
"Así son las cosas."
Lawrence could not utter a word, and his gaze dropped to the table surface.
 
  +
 
  +
No es que Mark viera sólo el lado malo de Lawrence, ni era su intención hacerle infeliz.
“That’s how it is.”
 
  +
 
  +
Lo que Mark había dicho era sencillamente lo correcto.
Mark did not see Lawrence only for his flaws, nor was it his intention to make Lawrence unhappy.
 
  +
 
  +
Pero entonces, esto sólo llevó a Lawrence a comprender más claramente que aunque fueran ambos comerciantes, él y Mark vivían en mundos totalmente diferentes.
What Mark had said was exactly right.
 
  +
 
  +
"Lo siento."
But then, this just led Lawrence to understand more clearly that although they were both merchants, he and Mark lived in totally different worlds.
 
  +
 
  +
Incluso al escuchar esto de Mark, Lawrence no pudo encontrar palabras con las que responder.
“I’m sorry.”
 
  +
 
  +
El número de personas restantes a las que Lawrence pudiera ir en busca de ayuda podían fácilmente contarse con una mano.
Even hearing this from Mark, Lawrence could not find any words with which to respond.
 
  +
 
  +
"No....no pasa nada, siento haberte causado tanta molestia," respondió Lawrence.
The number of people remaining whom Lawrence could go to for help could easily be counted on five fingers.
 
  +
 
  +
Si quedara alguien a quien pedirle ayuda, la única persona en la que Lawrence podía pensar era Bartose.
“No....it’s alright, sorry for causing such awkwardness,” he responded.
 
  +
 
If there was anyone left to turn to, the only one Lawrence could think of was Bartose.
+
Ya que estaba claro que no recibiría ayuda de Mark, Lawrence sólo podía poner todas sus esperanzas en Bartose.
  +
 
  +
Pero, Lawrence recordó que cuando Bartose estaba dándole pistas sobre el método de Amati para conseguir dinero, había mencionado que Amati estaba empleando formas no tan propias.
Since it was already certain that he would not be receiving any assistance from Mark, Lawrence could only place all of his hopes on Bartose.
 
  +
 
  +
Para Bartose, que llevaba piedras pesadas mientras atravesaba caminos en montañas rocosas, recibir pirita en una mano e inmediatamente venderla desde la otra mano para grandes beneficios seguramente era un acto deshonroso.
Yet, Lawrence recalled that when Bartose was hinting him about Amati’s method of gathering money, he had mentioned that Amati was employing not-so-proper means.
 
  +
 
  +
Llegado a este punto, Lawrence no pudo evitar pensar que las posibilidades de que Bartose le ayudara eran muy pequeñas, pero no tenía elección sino dejar de lado sus dudas e intentar hacerle una visita.
To Bartose, who carried heavy rocks while traversing precipitous mountain paths, receiving pyrite in one hand and immediately selling it off from the other hand for immense profits was surely a disgraceful act.
 
  +
 
  +
Lawrence estaba totalmente decidido, inclinó su pecho hacia delante a modo de reverencia y levantó su cabeza. (NdT: No estoy muy seguro con este párrafo, demasiadas expresiones que desconozco)
Having though to this point, Lawrence could not help thinking that the chances of Bartose helping him were quite small, but he had no choice but to set aside his doubts and try paying him a visit.
 
  +
 
  +
En el momento que levantó su cabeza, Mark habló:
Lawrence made up his mind, made an exertion with his chest and lifted his head.
 
  +
 
  +
"Así que incluso alguien tan tranquilo como tú puede ponerse así, ¿eh?"
The moment he lifted his head, Mark spoke:
 
  +
 
  +
La mirada de Mark no era ni incrédula ni mofante. Simplemente lo dijo con una expresión un poco sorprendida.
“So even someone as laid-back as you can get like this huh?”
 
  +
 
  +
"Ah, lo siento, no te enfades. Sólo estoy un poco sorprendido."
Mark’s look was neither incredulous nor mocking. He simply spoke with a slightly surprised expression.
 
  +
 
  +
Viendo a Mark corriendo por explicarse, Lawrence claramente no estaba enfadado. Incluso el propio Lawrence se sintió de alguna forma sorprendido.
“Ah, sorry, don’t get mad. I’m just a bit surprised.”
 
  +
 
  +
"Aunque, encontrándote con una compañera como la tuya, no me pregunto como te volviste así. Incluso si no pones tanto esfuerzo en intentar detener a Amati, tu compañera no se rendiría a sus pies tan fácilmente, ¿no? Incluso alguien como yo que sólo la he visto contigo una vez piensa así, por lo que un poco de confianza en ella."
Seeing Mark hurrying to explain, Lawrence was of course not angered. Even Lawrence himself felt somewhat surprised.
 
  +
 
  +
Dicho esto, Mark finalmente mostró una sonrisa. Lawrence, por otro lado, no mostraba expresión alguna según respondía:
“Although, encountering a companion like yours, no wonder you’d become like this. Even if you don’t put so much effort into trying to stop Amati, your companion wouldn’t submit to him so easily would she? Even someone like me who’s only seen her standing beside you once thinks so, so have a bit of confidence.”
 
  +
 
  +
"Me ha pasado un certificado de matrimonio firmado. La otra persona es Amati por supuesto."
At this point, Mark finally revealed a smile. Lawrence, on the other hand, was expressionless as he replied:
 
  +
 
  +
Los ojos de Mark se abrieron completamente, entonces comenzó a rascarse su barbilla haciendo ruidos con su barba, viéndose como si hubiera pisado sin querer una mina.
“She’s handed me a signed marriage certificate. The other party is Amati of course.”
 
  +
 
  +
Viendo la reacción de Mark, Lawrence involuntariamente suavizó la fuerza de sus hombros.
Mark’s eyes widened, then began stroking his chin so that his beard rustled, looking as if he had accidentally stepped on a landmine (note: not that there would have been landmines during that period, but that’s the word the book uses, so that’s how I translated it).
 
  +
 
  +
"Si nada hubiera pasado, estaría seguramente confiado. Pero, realmente ha pasado algo...," dijo.
Seeing Mark’s appearance, Lawrence involuntarily loosened the strength in his shoulders.
 
  +
 
  +
"¿Pasó después de que vinieras aquí y te fueras? Un simple paso de diferencia en la vida puede llevar al infierno... aún así, sigues necesitando tener esperanza, y eso es por lo que estás trabajando tan duramente para encontrar una solución, ¿cierto?"
“If nothing had happened, I would of course be confident. But, something really happened....,” he said.
 
  +
 
  +
Notando un asentimiento de Lawrence en respuesta, Mark hizo un gesto levatando su barbilla, y entonces dijo con un suspiro:
“It happened after you came here and went back? A single step’s difference in life can be hell.....even so, you still need to have hope, and that’s why you’re working so hard trying to come up with a solution, right?”
 
  +
 
  +
"Aunque sé que tu compañera no tiene un caracter fácil de manejar, no creí que hiciera algo tan atrevido... ¿conoces a alguien más que puedas buscar para que te ayude?"
Perceiving a nod from Lawrence in response, Mark thrust his chin out, then said with a sigh:
 
  +
 
  +
"Bueno, intentaré preguntar al Sr. Bartose para empezar."
“Though I can tell that companion of yours is no simple character, I didn’t think she’d do something so bold….is there anyone else you can find to help you?”
 
  +
 
  +
"El Sr. Bartose ¿eh?. Ya veo. ¿Intentas que le pregunte a esa mujer por ti?"
“Well, I’ll try asking Mr. Bartose for starters.”
 
  +
 
  +
Escuchando a Mark decir esto en voz baja, Lawrence preguntó en respuesta:
“Mr. Bartose huh. I see. You intend to have him ask that woman for you?”
 
  +
 
  +
".....¿Esa mujer?"
Hearing Mark say this in a low voice, Lawrence asked in turn:
 
  +
 
  +
"¿Cómo? ¿No estás planeando hacer que le pregunte a esa mujer por ti? Ya sabes, la cronista. ¿No la conociste ya?"
“.....That woman?”
 
  +
 
  +
"Si te refieres a la Srta. Deanna, ya me encontré con ella, pero no acabo de entender a donde quieres llegar."
“Huh? You’re not planning on having him ask that woman for you? You know, the chronicler. Didn’t you meet her already?”
 
  +
 
  +
"Si no te preocupa los problemas que pudiera causarte más adelante, creo que puedes intentar consultarle a esa mujer."
“If you’re referring to Miss Deanna, I have met her already, but I don’t quite understand what you’re getting at.”
 
  +
 
  +
¿Qué estás intentando decir exactamente?"
“If you don’t mind the trouble it might cause you later on, I think you can try consulting with that woman.”
 
  +
 
  +
Preguntó Lawrence. Tras mirar de reojo por un instante, Mark bajó su voz un poco y dijo:
“What exactly are you saying?”
 
 
Lawrence asked. After looking about for a moment, Mark lowered his voice a bit and spoke:
 
 
“That woman is someone who has control over the northern regions. She can even be said to be the window of correspondence among the alchemists. From our point of view, it’s all because of the presence of that woman that the alchemists, who are vulnerable to attack for various reasons, are able to gather in one spot. Of course, the truth could only be known by the town’s aristocrats and the elders of the town council. And also....”
 
 
Mark took a drink of his beer and continued:
 
 
“Any citizen here would immediately think, ‘The alchemists should all possess pyrite.’ However, in order not to stir up any trouble and be able to do business in peace, it’s necessary not to associate with those people. For Mr. Bartose, it’s also because he has dealings with the alchemists that he rarely does business with anyone else. Although, it’s probably more appropriate to say he ''can’t'' do business with anyone else. If you’re not afraid of causing trouble for yourself, having Mr. Bartose ask that woman for you is also a possible solution.”
 
 
Faced with the sudden revelation, Lawrence could not immediately tell whether it was true or not, but he figured that Mark had nothing to gain from lying.
 
 
“Depending on the situation, it may be worth a try. Aren’t the flames already burning quite close to you (note: in case the meaning didn’t quite get through, “Isn’t your situation already pretty desperate?”)?” said Mark.
 
 
Although Lawrence felt pretty useless, he could not deny that Mark’s surprising refusal had caused his situation to become rather dangerous.
 
 
“I’m truly happy that you’d come to me for help here. But, all I can do is give you suggestions.”
 
 
“No, you’ve already done a great deal for me. I almost missed such a big opportunity.”
 
 
Besides, Lawrence himself felt that Mark’s reason for refusing him was completely justified.
 
 
Mark was a town merchant, and Lawrence was a traveling merchant. When the standpoints were different, there would naturally be a great difference between the things that could and could not be done.
 
 
“It might be strange for someone who just refused to help you to say this....but, I will pray for your success,” said Mark.
 
 
This time it was Lawrence who revealed a smile.
 
 
“You’ve given me a good lesson. That in itself is worthwhile,”
 
 
Lawrence said without the slightest bit of sarcasm or hidden intentions. In the future when Lawrence was to have dealings with town merchants, he would be sure to take this day’s experience into consideration. Lawrence was not lying in saying that he had learned a lesson.
 
 
Yet, having heard Lawrence’s words, Mark began stroking his chin back and forth so that his beard made rustling sounds.
 
 
Then, Mark furrowed his brow deeply and looked off in another direction as he said:
 
 
“I may not be able to take action openly, but if it’s just whispering the amount of money someone has in his money pouch, that wouldn’t really be any trouble.”
 
 
 
  +
"Esa mujer es alguien que tiene control sobre las regiones del norte. Se dice que incluso es la ventana de enlace entre los alquimistas. Desde nuestro punto de vista, es todo gracias a la presencia de esa mujer que los alquimistas, tan vulnerables a ataques de distintos grupos, son capaces de reunirse en un lugar. Por supuesto, la verdad sólo la pueden saber los aristócratas del pueblo, y los sabios de la administración del pueblo. Y también...."
  +
  +
Mark tomó un trago de su cerveza y continuó:
  +
  +
"Cualquier ciudadano de aquí inmediatamente pensaría, 'Todos los alquimistas deberían poseer pirita'. Aunque, para no causar problemas y poder hacer negocios en paz, es necesario no asociarse con esas personas. Para el Sr. Bartose, ya que siempre hace tratos con los alquimistas es la causa por la que rara vez hace negocios con nadie más. Aunque, sería más apropiado decir que ''no puede'' hacer negocios con nadie más. Si no temes causarte problemas futuros, hacer que el Sr. Bartose le pregunte a esa mujer en tu lugar es también una posible solución."
  +
  +
Ante la repentina revelación, Lawrence no podía inmediatamente saber si era cierto o no, pero se imaginó que Mark no ganaba nada mintiendo.
  +
  +
"Dependiendo de la situación, podría hacerse el intento. ¿No tienes las llamas demasiado cerca ya?" dijo Mark.
  +
  +
Aunque se veía bastante inútil, no podía negar que la negativa de Mark había causado que su situación se volviera bastante peligrosa.
  +
  +
"Estoy verdaderamente contento con que vinieras a pedirme ayuda. Pero, todo lo que puedo hacer es darte ideas."
  +
  +
"No, ya me has hecho un gran favor. Casi dejo escapar semejante gran oportunidad."
  +
  +
Por otra parte, Lawrence sabía que la razón de Mark para negarse estaba completamente justificada.
  +
  +
Mark era un comerciante asentado, y Lawrence un vendedor ambulante. Estando en posiciones distintas, naturalmente habría una gran diferencia entre las cosas que se podían y las que no se podían hacer.
  +
  +
"Puede ser raro que alguien que acaba de negarte su ayuda diga esto... pero, rezaré porque salgas vencedor," dijo Mark.
  +
  +
Esta vez fue Lawrence quien reveló una sonrisa.
  +
  +
"Me has dado una buena lección. Eso en sí mismo es bastante valioso,"
  +
  +
Dijo Lawrence sin el menor sarcasmo o intenciones ocultas. En el futuro, cuando Lawrence tenga que tratar con comerciantes asentados, se aseguraría de tener la experiencia de hoy en consideración. Lawrence no estaba mintiendo al decir que había aprendido una lección.
  +
  +
Pero, escuchando las palabras de Lawrence, Mark comenzó a rascarse la barbilla una y otra vez haciendo que su barba hiciera un ruido de raspado.
  +
  +
Entonces, Mark apretó fuertementemente sus cejas y miró en otra dirección mientras decía:
  +
  +
"Puede que no sea capaz de realizar acciones abiertamente, pero si sólo tengo que susurrar la cantidad de dinero que alguien tiene en su monedero, eso no causaría ningún problema."
  +
 
Perceiving Lawrence’s surprised expression, Mark closed his eyes as he continued to speak:
 
Perceiving Lawrence’s surprised expression, Mark closed his eyes as he continued to speak:
 
 

Revision as of 16:42, 25 September 2008

Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgment26.

Estado

Empezado por Clead DE. HeavenHell 20:04 22/09/08

Traducción al 62%

Capítulo 4

Tras poner los pies en la calle, Lawrence descubrió que no tenía ningún lugar al que ir.

El desarrollo del festival tras la puesta de sol estaba completamente opuesto a las actividades del día, estando totalmente falto del feliz ambiente anterior.

Sin mencionar que los participantes maquillados, e incluso los muñecos de trigo o madera estaban cada uno armados con armas y peleando sin parar. Y como los muñecos gigantes no podía ser armados con armas, se introducían a la lucha como armas en sí mismos.

Según sonaban los gritos de guerra, los muñecos gigantes chocaban entre ellos. Cada vez que saltaban pedazos, los sonidos de júbilo seguían. Los instrumentos que rodeaban el lugar tocaban turbulentamente, sin perder totalmente la atmósfera salvaje de la pelea, y las personas vestidas de negro tenían la responsibilidad de cantar y gritar los himnos de guerra.

Lawrence evitó las multitudes y se dirigió al norte. El clamor retumbaba una y otra vez en su cabeza, lo que apenas podía soportar.

Sin importar que continuara andando por la larga calle, el ambiente clamoroso seguía presente, dándole a Lawrence la impresión de que el constante ruido nunca pararía. Lawrence continuó soportando el tortuoso ruido, sus fuerzas eran absorvidas lentamente como si estuviera influenciado por la maldición de una bruja, y poco tiempo antes, la serie de acontencimientos con Horo que habían ocurrido hacía unos minutos apareció en su cabeza. Lawrence se vió a sí mismo de pie ante Horo, y verse desesperadamente inútil le hizo querer gritar ahogado en la agonía, pero se lo tragó forzosamente.

Porque Lawrence aún guardaba algo de razón al menos, se dijo a sí mismo que si tenía la fuerza para gritar, ¿por qué no poner esa fuerza y energía en mejorar la situación?

Pero, tras un análisis racional, Lawrence descubrió que la situación actual no tenía posibilidad de mejorar hiciera lo que hiciese.

Dado el estado actual de Horo, quizás fuera capaz de aceptar la proposición de matrimonio de Amati.

Ya que en esta batalla donde se podían obtener beneficios sin esfuerzo gracias a la subida del precio de la pirita, Amati pudo ser el primer comerciante en aprovecharse de esto, por lo que seguramente ya habría obtenido una considerable cantidad de ganancias.

Si Lawrence no pesnaba en algo rápido, quizás Amati nisiquiera esperara hasta la puesta de sol del día siguiente para sacar todo su dinero y declarar el contrato completo.

Cuando Lawrence pensó semejante cosa, sabía que no estaba siendo demasiado pesimista tampoco.

"........"

Lawrence notó como si su estomago se hubiera ensanchado por la sensación de ansiedad, y no pudo evitar un sonido similar a un gruñido.

Miró hacia el cielo oscuro, y cubrió sus ojos.

Si Lawrence no podía detener a Amati de continuar obteniendo grandísimos beneficios, sólo podía volver a la posada e intentar arreglas las cosas con Horo.

Pero, era fácil de ver que arreglar las cosas con Horo ahora mismo era incluso más difícil que detener a Amati de conseguir ganancias.

¿Que soy yo para vos? La pregunta de Horo había inevitablemente causado a Lawrence caer en reflexión en el acto.

Incluso ahora, tras pasado algún tiempo, Lawrence seguía sin poder responder a la pregunta.

Lawrence de hecho desesaba muchísimo ser capaz de continuar viajando con Horo, y la idea de que Horo se casara realmente con Amati llenó su corazón de ansiedad.

Pero, tras regurgitar todo lo que había pasado, como si fuera una vaca (NdT: véase la digestión de las vacas), lo que surgió de su corazón fue un amargo sentimiento incluso más intenso que la acidez de estómago, causando que su cara se contrayera involutanriamente.

En su corazón, Lawrence seriamente veía a Horo como una existencia importante, pero ser preguntado que tipo de existencia era, no podía dar una respuesta clara.

Lawrence masajeó sus mejillas, intentando forzar que su tensa cara se calmara.

¿Cómo podía haber pasado algo como esto?

Rememorándolo ahora, el agradable y encantador ambiente del festival parecía sólo un sueño. Seguramente ni el mismísimo todoperoso Dios podría haber anticipado semejante revés en el curso de los acontecimientos en apenas unas horas.

Frente a él en su línea de visión, Lawrence pudo ver una procesión de participantes del festival bailando con espadas según avanzaban por la calle. La procesión totalmente cambiada daba un aire salvaje y sospechoso, completamente falto de la revelante atmósfera durante el día. Lawrence sintió que se parecía a su actual relación con Horo, y no pudo evitar girar su cara y acelerar el paso.

Lawrence lamentabal haber dejado atrás la carta en el escritorio. Sintió que nada de esto hubiera pasado nunca si no hubiera dejado la carta atrás. Si hubiera encontrado una buena oportunidad para explicarle todo a Horo, seguramente con su velocidad de pensamiento tan rápida no habría perdido la razón como hizo.

Además, las palabras de Horo habían remarcado la falta de decisión y egoismo de Lawrence. Incluso si fuera a volver con Horo de una manera despreocupada, Lawrence no creyó que fuera capaz de poder tener una buena charla con ella.

Por lo que al final, Lawrence seguía incapaz de encontrar una buena solución. Unconscientemente, se había dirigido al solitario distrito norte de Kumerson.

Ya que había estado andando muy lentamente, le tomó un tiempo considerable llegar allí, pero aún no se había dado cuenta siquiera.

Aunque la atmósfera del pueblo diera la impresión de que cada esquina estaba repleta con gente, este era, después de todo, el distrinto norte. Incluso en las calles principales, los transeuntes eran pocos en número. La procesión ambulante no parecía pasar por esta zona.

Dentro de tanta tranquilidad, Lawrence fue finalmente capaz de calmarse y tomar unas buenas bocanadas de aire. Se giró, y nuevamente se puso a pensar según avanzaba lentamente.

Lo primero.

Llegados a este punto, era imposible hacer que Horo se calmara y le escuchara usando simple sinceridad. Por otro lado, ni siquiera se creía capaz de mirar a Horo a los ojos.

Por lo tanto, dejando de lado si sería o no capaz de arreglar las cosas con Horo, al menos no podía permitirle tener una buena razón para dejarle y lanzarse a los brazos de Amati.

Siempre y cuando Amati no pudiera conseguir las 1000 monedas de plata, Horo seguiría atada por los grilletes de la deuda. Dejando de lado que pudiera o no asegurar que Horo estuviera dispuesta a escucharle y quedarse a su lado, al menos podía usar la deuda como un motivo para justificar su razonamiento.

Habiendo pensado esto, Lawrence sintió que era necesario pensar algo que previniera a Amati de completar el contrato.

Podía decirse que el precio de la pirita estaba alcanzando un incremento anormal debido a la atmósfera del festival. De acuerdo a la predicción de Mark, el precio seguiría subiendo. Aunque Lawrence no supiera cuanta pirita tenía Amati en sus manos o cuanto dinero había conseguido, había oido que la proporción de ganancia de la pirita era varias o decenas de veces superior que su precio de importación, por lo que si Amati hubiera invertido suficiente dinero en el cambio,ya habría alcanzado las 1000 monedas de plata en este momento.

Aunque, en este aspecto, lo afortunado de la situación era que la pirita no era un mineral que se extrayera en grandes cantidades.

nuevamente se puso a pensar según avanzaba lentamente

Incluso si la ganancia fuera de varias o decenas de veces mayores que el precio de importación, no se podía conseguir mucho dinero si lo invertido era demasiado poco.

Por supuesto, Amati no necesitaba necesariamente depender de la pirita para obtener las 1000 monedas de plata, pero semejante idea era simplemente algo estúpida con el valor actual de la pirita.

Cualquiera fuera el caso, era absolutamente necesario prevenir que Amati continuara obteniendo inmensas ganancias. Quizás fuera hasta más apropiado decir que era necesario hacerle sufrir perdidas, porque si Amati fuera a sacar toda su fortuna junto a la resolución de completar el contrato sin importar si éste afectaba o no a sus futuros negocios, entonces era bastante posible que él reuniera las 1000 monedas de plata.

Aunque, si era difícil prevenir que Amati siguiera haciendo beneficios, era incluso más importante que sufiera perdidas.

Encargarse de Amati con un ataque frontal era absolutamente imposible. Como resultado del creciente precio de la pirita, Amati era claramente capaz de obtener muchos beneficios, por lo que no había necesidad para que arriesgara nada.

Si no tenía razón para arriesgarse, entonces no caería en ninguna estúpida trampa.

¿Qué había que hacer entonces...?

Tras analizar estos pensamientos una y otra vez en su cabeza, Lawrence seguía cruzándose con el mismo problema. Repentinamente se giró a un lado y dijo:

"Aye, Ho-"

Incluso aunque Lawrence fue capaz de detenerse antes de decir "ro", aliviando de alguna forma la situación, al final no había sido posible evitar una mirada extrañada de un hombre vestido como un artesano que justo pasaba.

Una vez más Lawrence pudo sentir como de grande había llegado a ser la pequeña figura que siempre le acompañaba llevando una sonrisa arrogante.

No podía evitarse preguntar como había sido siquiera capaz de pasar tantos años solo en el pasado.

Si estuviera Horo, quizás le ayudaría a encontrar una buena solución. Incluso si no fuera capaz de conseguir un buen plan, seguramente sería capaz de darle algún tipo de pista al menos.

Lawrence se dió cuenta de que, desde algún tiempo atráss, había desarrollado una gran dependencia de Horo.

¿Qué soy para vos?

Viéndo su situación actual, Lawrence no podía dar una respuesta segura a la pregunta después de todo.

En ese caso, Lawrence debería estar preguntándose:

"Si Horo estuviera aquí, ¿qué pensaría de todo esto?"

Por supuesto, Lawrence no se creía capaz de copiar perfectamente el increíble pensamiento lógico de Horo.

Aún así, Lawrence era un comerciante después de todo.

Tan pronto como un comerciante se cruzaba con una fórmula desconocida, era su trabajo entender la fórmula a la perfección para el día siguiente, para así continuar superando a sus competidores.

La base de la forma de pensar de Horo era vez cada pequeño detalle de toda la situación.

Además, si se encontrara en una situación como la actual, Horo no haría distinciones, sino que analizaría la situación desde cualquier posible ángulo sin omitir ningún detalle.

Este tipo de forma de pensar parecía simple, pero era realmente dificilísimo de aplicar. A veces una idea que parecía salir de ninguna parte poseía alguna cualidad natural e importante para el problema.

Amati era capaz de obtener muchos beneficios gracias a la subida del precio de la pirita. ¿Qué forma había de hacer que sufriera una gran perdida?

De todos los métodos posibles, ¿cuál era el más simple y la vez más difícil de realizar?

Lawrence comenzó a pensar.

Lo analizó con una mente sin las restricciones del sentido común de un comerciante.

Haciendo eso, sólo había una respuesta que pudiera encontrar.

"Todo lo que necesitaba es que el precio de la pirita decreciera."

Tras decir esto en alto, Lawrence se rió con una verdaderamente estúpida cara.

Se estaba mofando de sí mismo por sólo ser capaz de llegar tan lejos intentando imitar a Horo.

Si fuera realmente posible que el precio de la pirita decreciera, esa sería por supuesto una buena razón para que él gritara de alegría.

Pero, el precio de mercado de la pirita estaba subiendo establemente, sin mostrar signos de caída. En todo caso, la subida del precio de la pirita ya estaba más allá del alcance de 10 o 20 veces. El valor de la pirita seguiría subiendo, y-

"¿Y?"

Lawrence paró sus pasos, habiéndose dado cuenta de algo imporante.

"¿10 veces? ¿20 veces? En ese caso... ¿luego vendrían 30 veces? ¿y que vendría tras eso?"

Lawrence notó como si pudiera ver a Horo riéndose de él.

El precio de la pirita seguramente no podía crecer indefinidamente. Había una regla en este tipo de negocios populares, y la regla era que el momento de la caída llegaría antes o después.

A Lawrence casi se le escapa un grito parecido a un lamento, tapándose rápidamente su boca y tragándose el sonido de vuelta.

Si eso era cierto, entonces había 2 puntos que necesitaba considerar.

El primero era cuando llegaría el momento de la caída, y el segundo, si era posible conseguir que Amati cayera con él.

Lawrence, que todavía tenía una mano sobre su boca, analizó esto según seguía andando.

Incluso si el precio de la pirita fuera a caer, ¿Amati realmente caería en picado en la tormenta originada permitiéndose a sí mismo sufrir grandes perdidas tan despreocupadamente como para no tomar ninguna medida? Lawrence no lo creía así, de haberlo hecho estaría subestimando gravemente a Amati.

Lo que quería decir que, Lawrence necesitaba trabajar un poco en ese área. Siempre y cuando fuera capaz de subsanar el problema inicial, Lawrence creía que su intelecto no perdía contra el de Horo.

La situación ideal comenzó a aparecer en la mente de Lawrence, y una fría y pesada sensación se fue situando al fondo de su corazón, una sensación familiar que Lawrence había sentido muchas veces antes. Esta sensación no estaba basada en la razón, sino más bien en el instinto por la futura llegada de la batalla final.

Lawrence respiró hondo, y comenzó a pensar sobre el punto más importante, que era en qué punto ocurriría la caída.

No hacía falta decir que el precio de mercado de la pirita no crecería a este ritmo para siempre, pero la pregunta era, ¿cuándo comenzaría a caer? Además, Lawrence no tenía idea de si era siquiera posible que la caída ocurriera antes de la fecha límite del contrato acordado entre él y Amati, en otras palabras, antes de la puesta de sol del día siguiente.

Ni un adivino posiblemente fuera capaz de adivinar el momento de la caída. Dejando de lado al todopoderoso Dios, nadie podría predecir eso.

Aunque, una imagen se formó ante los ojos de Lawrence, la imagen de aldeanos de una vasta zona productora de trigo intentando usar el poder de los humanos para completar una tarea que hacía tiempo había estado controlada por los dioses.

Mejor que esperar ansiosamente a los dioses para que determinaran el momento de la caída, ¿por qué no decidir en su lugar?

En el momento que esta salvajemente arrogante idea apareció en la mente de Lawrence, el sonido de vítores llegó de la distancia, y éste levantó su mirada.

Inconscientemente, Lawrence había andado ya una gran distancia, llegando una vez más al cruce central de la ciudad.

Los muñecos de trigo en el cruce se chocaban los unos contra los otros junto al sonido de rugidos furiosos. Con cada colisión, trozos de trigo desprendidos durante los golpes saltaban y caían al suelo, levantando una ola de vítores. La visión era casi como un campo de batalla real.

Sobrecogido por semejante fuerza, Lawrence no pudo evitar dejar de lado el plan que tenía dando vueltas en su cabeza para observar el festival un rato. Repentinamente se dió cuenta de algo, y volvió en sí.

En ese momento, Lawrence pudo incluso sentir el pelo de su nuca erizarse.

Amati.

La figura de Amati apareció ante sus ojos.

Cruzarse con Amati tan accidentalmente entre semejante multitud, ¿podía posiblemente ser algún chiste de Dios? Lawrence inmediatamente dejó de lado tal idea, dándose cuenta que esto debía tener algún tipo de explicación, incluso si fuera en verdad una coincidencia.

Lawrence estaba de pie justo en el centro de Kumerson.

Exactamente en el cruce de las calles principales que señalaban al norte, sur, este y oeste.

Amati estaba andando dando su espalda a la posada donde Horo estaba.

Entonces, Amati se paró en seco, y gradualmente giró su cabeza.

Por un momento, Lawrence pensó que Amati le estaba mirando, pero Amati no se percató en absoluto de él.

Lawrence inmediatamente siguió la dirección de la mirada de Amati con sus propios ojos.

Él estaba seguro de a donde se dirigía la mirada de Amati.

Aunque, simplemente tenía que saber lo que Amati veía.

El lugar al que le daba la espalda y después de alejarse lentamente observó.

Lo que vió fue a Horo con la bufanda atada en su cuello en la ventana de la segunda planta de la posada que daba a la calle principal.

Lawrence notó una ola de ansiedad parecida a un dolor abdominal, una molestia cercana a la ira rodeó su estómago, dándole una sensación de extraña amargura.

Como si le diera mucho calor, Horo acercó su boca a la bufanda, y asintió con su cabeza ligeramente.

Por otro lado, Amati presionó su mano contra su pecho, como un cruzado llevando una absoluta confianza en su diosa.

Lawrence no sabía si Horo había invitado a Amati a la habitación, o si Amati desvergonzadamente se autoinvitó.

Aunque, basándose en la forma en la que se veían las cosas ahora mismo, Lawrence no tenía ninguna evidencia mínimamente optimista para borrar las sospechas que albergaba.

Tras eso, Amati inmediatamente se giró y alejó de la posada. Viendo como Amati se apresuraba en irse con su cuerpo echado un poco hacia delante como si huyendo de algo, las sospechas de Lawrence se acrecentaron.

En apenas un suspiro, la silueta de Amati había desaparecido entre la multitud, y Lawrence volvió a mirar a la habitación de la posada.

Y entonces, respiró fuertemente.

Porque estaba seguro de que Horo estaba mirando en su dirección.

Porque desde que Lawrence fue capaz de ver a Amati entre la multitud, no había razón alguna para pensar que la buena visión de Horo no sería capaz de descubrir a Lawrence dentro de la misma multitud.

Pero, Horo no dejó de mirarle inmediatamente. Por supuesto, no sonreía tampoco, sino que simplemente le miraba.

Tras un desconcido periodo de tiempo ya pasado, justo cuando Lawrence iba a dejar escapar el aliento que había respirado, Horo repentinamente se alejó de la ventana.

Si Horo hubiera simplemente cerrado la ventana entonces, quizás Lawrence hubiera perdido su motivación.

Pero, incluso si Horo se hubiera alejado de la ventana, no la cerró, sino que la dejó completamente abierta.

La ventana de madera parecía poseer una fuerza de atracción que atrajo los pies de Lawrence, causándole andar en dirección a la posada.

Lawrence no era por supuesto tan confiado como para pensar que Horo y Amati hubieran simplemente hablado a través de la ventana.

Debido a que Horo no era una simple aldeana, y porque los sentimientos de Amati por Horo en ese instante parecían bastante amplios, Lawrence por supuesto tenía buenas razones para pensar que ambos debían haber discutido algo en la habitación.

Aún así, Horo no había parecido frustrada o sorprendida, sino que había mirado en silencio a Lawrence solamente. Esto era porque Horo no había hecho nada que Lawrence no debiera saber.

Lo que quería decir era, entonces, que Horo estaba intencionadamente provocando a Lawrence.

¿Y que hombre existía en este mundo que pudiera permanecer impasible cuando le provocan?

Lawrence recordó la conversación que había tenido con Horo en Rubinhagen. Sintió que Horo definitivamente le entendería si simplemente le revelara sus más honestos pensamientos. (NdT: véase o ANIME o futura novela 2 [espero])

Lawrence reafirmó su resolución en lo más hondo de su corazón según avanzaba hacia la posada.




Tan pronto como Lawrence abrió la puerta delante de la posada, se encontró con la agradable escena de un festín.

Cada mesa estaba repleta con todo tipo de distintos platos. Las personas allí reúnidas conversaban o cantaban según comían o bebían.

Pensar que él y Horo deberían haber estado sentados alegremente en una de esas mesas le causó un suspiro involuntario sin importar que fuera un comerciante orgulloso de no conocer la palabra "arrepentimiento".

Aunque, debía haber alguna oportunidad de solucionar la situación. Si Horo guardara una completa actitud de rechazo, debería haber cerrado la ventana.

Lawrence sostenía tal confianza según se acercaba a las escaleras que dirigían al segundo piso, estando cerca de la barra del bar.

Al momento en que Lawrence puso un pie en las escaleras, alguien le llamó.

"Sr. Lawrence."

Lawrence, que para empezar no había estado especialmente calmado, se giró sorprendido, y la persona que le había llamado pareció sorprenderse también.

El posadero que había llamado a Lawrence, estaba apoyándose un poco hacia afuera de la barra del bar y parpadeando constantemente.

"...Lo siento. ¿Qué ocurre?" preguntó Lawrence.

"Ah, es sólo esto, me han pedido que te pasara esta carta, Sr. Lawrence."

Escuchando la palabra "carta", Lawrence no pudo evitar sentir una ola de recelo en su pecho. Tosió una vez para calmarse un poco.

Lawrence bajó los escalones, se acercó a la barra y recogió la carta de la mano del posadero.

"¿Quién envió esta carta?"

"Fue tu compañera, acaba de entregármela."

La expresión de Lawrence no cambió en absoluto, lo que le hizo querer auto alabarse.

Sin decirlo siquiera debía saberse que el hombre, como posadero, debía conocer a todos los huéspedes alojados en la posada al igual que saber cuando cualquiera entraba o salía.

Después de que Lawrence hubiera salido solo dejando a Horo en la posada, Amati le había dado una visita en su ausencia, y Horo que había recibido la visita decidió no hablar directamente con Lawrence, sino pasarle el mensaje a Lawrence por carta en su lugar.

Si el posadero, viendo semejantes acciones entre los dos, no sospechara de nada sospechoso, sería verdaderamente memorable.

Pero, el posadero le estaba observando con una expresión que parecía decir que no sabía nada de nada.

Los comerciantes de los pueblos poseían profundas conexiones entre compañeros. (NdT: se refiere a que Amati es compañero pero Lawrence no, por eso no le avisaría de la visita del primero)

Lawrence sintió que seguramente se extenderían rumores inmediatamente si no actuara de alguna forma digna.

"¿Podría prestarme una luz?"

Lawrence hizo todo lo que pudo por hablar de forma calmada. Escuchandoe sto, el posadero asintió ligeramente y cogió una candil de plata de su espalda.

Al no ser grasa de animal, Lawrence temía que el recelo escondido tras su máscara externa se vería revelado bajo la intensa luz del candil.

En su interior, Lawrence se reía fríamente de sí mismo por pensar semejante cosa. Sacando el cuchillo envainado de su cintura, con precaución despegó la cera de la carta.

Sin importar que el posadero se alejó bastante distancia para indicarle que no miraría el contenido de la carta sin permiso, Lawrence seguía notando la mirada del posadero en su dirección de vez en cuando.

Lawrence soltó una ligera tos antes de abrir la carta y sacar su contenido.

El sobre contenía una pieza de papel de piel de cordero, junto a una hoja de papel normal.

Lawrence podía sentir los fuertes latidos de su corazón, pero si dudaba ahora, significaría que no confiaba en Horo.

Teniendo en cuenta las posibilidad, no sería sorprendente que el contenido de la carta fuera si quiera pidiendo una reconciliación.

Lentamente, Lawrence abrió el papel doblado, y un par de granos de arena cayeron del papel según lo hacía.

Lawrence supuso que los granos de arena fueron usados para secar rápidamente la tinta, lo que también le hizo llegar a la conclusión de que Horo acababa de terminar de escribir la carta no hacía mucho.

¿Era una carta de ruptura, o de reconciliación?

Las palabras de la carta se lanzaron a los ojos de Lawrence.

200 monedas de plata en efectivo, aproximadamente pirita en mano por valor de 300 monedas de plata. Propiedades que pueden venderse por...

Viendo una descripción tan objetiva sin palabras de introducción o lo que fuera, Lawrence meneó su cabeza sorprendido.

¿Efectivo? ¿Pirita?

Lawrence en principio esperaba palabras que le permitirían escuchar la voz de Horo escrita en la carta, pero lo que encontró fue una simple, fría y desigual secuencia de palabras.

Aún así, Lawrence dirigió su mirada al papel nuevamente. Su contenido le causó que sus dientes se apretaran involuntariamente.

...300 monedas de plata. Propiedades que pueden venderse por por aproximadamente 200 monedas de plata.

No hacía falta que Lawrence se debanara sus sesos para saber que ésta era una lista de las posesiones de Amati.

Igual que una pieza sólida de pan duro que hubiera sido bañada en agua caliente, Lawrence sintió como si toda la fuerza de su cuerpo fuera absorvida lentamente.

Horo había invitado a Amati a la habitación para así obtener esta información de su propia boca.

Si esto fuera realmente cierto, Horo debía haber hecho esto por el bien de Lawrence.

Esto era algo cercano a una carta de reconciliación de Horo.

Hasta una sonrisa apareció involuntariamente en su cara, y Lawrence no tenía la menor intención de ocultarla.

Además, la línea Lo de arriba fue escrito por alguien en mi lugar estaba escrita al final de la descripción verbal.

Habían muchas personas que podían leer pero no escribir. Tras conseguir esta información, Horo debía haber usado la excusa de ir al baño para dejar la habitación, y entonces pedido la ayuda de un comerciante que pasara cerca para escribir estos detalles. Ya que Lawrence había visto la caligrafía de Amati en el contrato, estaba seguro de que esta letra no pertenecía a Amati.

Lawrence con cuidado volvió a doblar la carta que escondía un valor bastante superior al de 1000 monedas de oro y la volvió a guardar en el sobre. Entones cogió la hoja de piel de cordero.

Quizás Horo había usado alguna clase de truco para convencer a Amati de firmar algún contrato de contenido sorprendente, pensaba Lawrence.

En su cabeza, la imagen del confiado y satisfecho Amati que justo acababa de encontrarse en privado con Horo apareció.

-Horo quiere viajar conmigo-

Lawrence estaba intoxicado con tal seguridad y superioridad según abría el papel de piel de cordero sin ningún tipo de duda.

En el nombre de Dios...(NdT: iba a poner por todos los santos... pero no estaba seguro)

La escritura en el papel de piel de cordero tenía una poderosa y digna apariencia. No había duda, era la letra de Amati.

Lawrence hizo todo lo posible por mantener en calma su ansiedad, y continuó leyendo.

Sus ojos leyeron la primera línea, la segunda, la tercera...

Y entonces-

Por lo arriba declarado, los 2 se convertirán formalmente en marido y mujer.

Al momento que Lawrence terminó de leer la frase completa, sintió como si el mundo comenzara a girar.

".....¿Cómo?"

Lawrence murmuró. Las palabras pronunciadas parecía como si vinieran desde muy lejos.

Aún habiendo cerrado sus ojos, todavía podía ver claramente el contenido del documento que acababa de leer.

Un certificado de matrimonio.

En el certificado de matrimonio declarado con Dios por testigo estaban escritos los nombres del comerciante de pescado Fermi Amati y Horo.

El hueco para la firma del guardián de Horo permanecía en blanco.

Aunque, tan pronto como el nombre del guardían fuera escrito en el hueco vacío y el documento fuera sellado y mandado a cualquier iglesia, Amati y Horo serían formalmente un matrimonio.

El nombre de Horo estaba escrito con una caligrafía pobre.

Cualquiera podría decir tras un simple vistazo que las palabras fueron escritas por alguien que no sabía escribir sino que estaba imitando.

Ante los ojos de Lawrence apareció la imagen de Horo observando como Amati preparando el documento tras lo cual ella firmó con su propio nombre en el certificado.

Lawrence sacó la carta con un valor oculto superior a 1000 monedas de oro que había guardado en el sobre, desdobló el papel y volvió a leer los contenidos.

Lo que estaba escrito en la carta era seguramente una lista de los bienes de Amati, ya que los números indicados no eran cantidades irreales, sino sumas que Amati posiblemente poseyera.

Aunque, Horo preguntando por la cantidad de dinero que sus propiedades valieran quizás no fuera para ayudar a Lawrence, sino para informarle de como de mala era la situación actual.

¿Por qué haría Horo semejante cosa? Lawrence pensó lo estúpido de la pregunta.

Estando junto al certificado de matrimonio, la respuesta era bastante aparente.

Amati estaba sólo a un paso de completar su contrato con Lawrence, y Horo estaba planeando en dejar a Lawrence.

Lawrence y Horo se habían encontrado y juntado por casualidad.

Sin importar que fuera joven, estúpido, directo pero capaz y totalmente enamorado de sí mismo, quizás Horo considerara a semejante Amati como un aceptable nuevo compañero.

Lawrence no pudo encontrar ninguna evidencia que pudiera negar tal argumento.

Incluso si Lawrence fuera a aplastar el certificado agarrándolo fuertemente, correr al segundo piso y pedirle a Horo que no se casara, seguramente sería fácilmente repelido por Horo, cuya habilidad era insuperable.

En ese caso, Lawrence no tenía otra opción sino continuar con su resolución.

Que Horo revelara la lista de propiedades de Amati era sin duda para indicarle a Lawrence que si fuera capaz de derrotar a Amati, ella estaría dispuesta a escuchar su explicación. Por otro lado, también quería decir que si no era capaz de hacerlo, no habría lugar para discutirlo.

Existe en verdad una forma de derrotar a Amati. Relájate, todavía queda esperanza.

Diciéndose esto, Lawrence guardó la carta y el certificado de matrimonio, y dirigiéndose al posadero dijo:

"Por favor, saque todo el dinero que he almacenado aquí."

Desde el punto de vista de Lawrence, viajar con Horo era más importante que 1000 monedas de oro.




Era posibe dejar a Amati sin un penique sin romper la ley.

Aunque, el problema era si Amati estaría dispuesto a aceptar un trato que poseyera semejante posibilidad.

Según la predicción de Lawrence, era posible que Amati no fuera familiar con este tipo de trato que estaba planeando proponerle. Esto no era porque Lawrence subestimara a Amati, sino porque Amati no encontraría un trato parecido en su línea de negocio.

Cruzándose con un negocio desconocido, era natural que nadie aceptara.

Sumado a que la persona que proponía el negocio era Lawrence, que se podía llamar el nemesis de Amati. (NdT: la palabra nemesis se refiere al enemigo por excelencia de una persona)

Por lo tanto, las apuestas de que Amati aceptara el trato eran 1 contra 9 siendo optimista. Incluso si usara métodos tales como incitarle o provocarle, Lawrence necesitaba conseguir que Amati aceptara el trato de cualquier forma.

Además, incluso si pareciera un trato normal superficialmente, Amati seguramente se daría cuenta de que el contenido del acuerdo propuesto eran totalmente contrarios.

Si se diera el caso, sería apropiado que Lawrence empleara una actitud provocante con Amati. Esto no era una charla de negocios, porque Lawrence no tenía intención de obtener dinero alguno.

Cuando un comerciante comenzaba a considerar otras cosas distintas a las ganancias y perdidas de un negocio, ya podía contarse como una perdida. De todas formas, Lawrence hacía tiempo que había dejado atrás semejante idea racional.

Tras interrogar al posadero sobre los posibles bares en los que Amati podría estar pasando el rato, Lawrence comenzó a recorrerlos 1 por 1, finalmente encontrándole en el cuarto. En contraste con la animada atmósfera del festival que llenaba las calles, Amati bebía solo en un bar tranquilo.

De alguna forma, la cara de Amati parecía fatigada, quizás porque la tensión acumulada se había disipado tras conseguir la afortunada e importante misión de firmar el certificado de matrimonio con Horo, permitiéndose relajarse completamente, o quizás porque aún no había reunido las 1000 monedas de plata al completo.

Aunque a Lawrence no le importaba lo más mínimo las preocupaciones de Amati.

Un trato no siempre podía realizarse bajo circunstancias con una preparación perfecta. Durante tales momentos, para conseguir que el trato se realizara sin muchos problemas, el comerciante dependía de su propia habilidad.

Por otro lado, Lawrence no tenía intención de esperar a otro momento, temiendo que las negociaciones fueran incluso más difíciles.

Porque el trato que Lawrence planeaba proponerle era del tipo que no permitía ni un minuto de retraso.

Tras respirar profundamente, Lawrence avanzó hacia el rango de visión de Amati antes de que éste se percatara de su presencia.

"Ah...."

"Buenas noches," dijo Lawrence.

Amati no parecía creer estúpidamente que encontrarse con el molesto Lawrence aquí fuera cuestión de pura coincidencia.

Aunque Amati se paralizó quedándose sin palabras, tras unos segundos había recobrado su expresión de comerciante de pescado.

"No necesitas estar tan alerta. Estoy aquí para hablar de negocios."

Que Lawrence fuera capaz de mostrar una ligera sonrisa le sorprendió hasta a él mismo. Pero Amati, escuchando esto, respondió con una cara poco sorprendida:

"Si estás aquí para hablar de negocios, entonces tengo más razones para estar alerta."

"Jaja, cierto. Entonces, ¿te importaría concederme un minuto?"

Amati asintió con su cabeza, y Lawrence se sentó en la misma mesa que él. Al de alguna forma molesto dueño del bar que había venido a atenderle, Lawrence sólo pronuncio un simple, "Vino".

En contraste con un cuerpo delicado como el de una jovencita, el oponente con el que estaba sentado cara a cara era un comerciante de pescado que había dejado la casa de sus padres para venir a este lugar solo, y cuyo éxito estaba a simple vista. Lawrence se recordó de no ser engañado por su apariencia de jovenzuelo, para no bajar la guardia.

Al mismo tiempo, era incluso más importante no permitir al oponente mantenerse alerta.

Lawrence se aclaró la garganta una vez, de manera natural, y observó sus alrededores un poco antes de abrir su boca para hablar:

"Es un sitio tranquilo. Es un buen lugar."

"No puedes beber tranquilo en ninguno de los otros bares. Este lugar es difícil de encontrar."

Oyendo esto, Lawrence no pudo evitar preguntarse si lo que implicaban las palabras de Amati era "Ahora mi paz se ha perdido por este molesto tipo".

Pero, incluso Lawrence quería terminar la discusión lo antes posible.

"Así que, debes estar muy sorprendido de que sacara el tema repentinamente de hacer negocios contigo. Pero, tú me has sorprendido a tu modo, por lo que estamos empatados."

Lawrence no sabía que tipo de palabras cariñosas le había dicho Amati a Horo para ganársela y conseguir que firmara el certificado matrimonial. Sin importar lo impulsiva que era Horo, Lawrence no creía que deseara firmar el certificado.

Si ese fuera el caso, quería decir que Horo lo había hecho bajo la insistencia de Amati.

Aunque, Lawrence no tenía derecho a enfadarse con Horo.

La persona que había permitido que Amati entrara en la habitación era Horo, y la persona que había causado tal situación en primer lugar fue Lawrence.

Dejando de lado que Lawrence no sabía como Amati había conseguido persuadir a Horo, levantó su mano derecha y detuvo a Amati, que estaba a punto de abrir su boca para explicar este preciso incidente.

"No, no estoy aquí para discutir sobre ese incidente. Aunque, ese incidente en cierta forma es la razón por la que vengo a aquí a sacar el tema de los negocios contigo. No planeo darle más vueltas al asunto. Después de todo, quien decide que hacer al respecto con todo esto es la libre voluntad de Horo."

Amati observó pasmado a Lawrence, una pizca de furia se mostró en su cara, entonces asentó con su cabeza ligeramente.

Por mucho que los ojos de Amati mostraban que aún tenía sospechas por las palabras de Lawrence, éste no tenía más intención de continuar explicándose para eliminar sus dudas.

Eso era porque lo que Lawrence necesitaba decir a continuación era incluso más sospechoso.

"Aunque, fue ese incidente después de todo el que causó que pensará en este negocio, por lo que no me atreveré a decir que constituye un trato normal," dijo.

"¿Qué estás planeando exactamente?"

Amati fue directo al grano.

Pero, Lawrence no se encogió en absoluto, sino que continuó:

"Iré directo al grano. Deseo venderte pirita."

En ese momento, los ojos azules de Amati, que habían estado centrados en Lawrence, se perdieron en algún desconocido punto en la distancia.

"¿Cómo?"

"Deseo venderte pirita. Según el precio actual del mercado, aproximadamente pirita por valor de 500 monedas de plata de Trenni."

Amati, cuya boca estaba casi abierta totalmente, volvió a centrar sus ojos, y se rió ligeramente y dijo con un suspiro:

"Por favor no bromees."

"No estoy bromeando."

Amati instantaneamente retrajo su sonrisa, mirando a Lawrence con ojos casi llenos de ira.

"Deberías estar al corriento de que he hecho considerables cantidades de dinero revendiendo pirita. Sabiendo esto, ¿dices que deseas venderme pirita? Cuanto mayor es la cantidad en mano, mayor el dinero que puedes sacar, simplemente no creo que harías semejante cosa. O es que-"

Amati se paró momentaneamente, entonces hablo, con sus ojos verdaderamente mostrando una total ira:

"Corre el rumor de que siempre y cuando recibas el dinero que se te debe, no te importa lo más minimo como acabe la señorita Horo, ¿podría ser esto cierto?"

Las palabras pronunciadas por Amati instantáneamente aclararon lo que Horo había dicho, al igual que lo que Amati estaba pensando.

De Amati surgió la atrevida naturaleza de un caballero, de alguna forma molesto para que Lawrence lo soportara.

"No. Para mí, Horo es una persona muy importante," dijo Lawrence.

"En ese caso, ¿Cómo podrías-"

"Por supuesto, no te la venderé de manera tan simple."

Si esto fuera un competición donde las palabras hostiles fueran lanzadas entre los oponentes, quizás Amati sería más eficaz al manejar la situación, pero en charla de negocios 1 a 1, Lawrence estaba más que seguro de que no perdería contra Amati.

Lawrence había entendido el ritmo de Amati, y estaba controlando la conversación para así cambiar la situación a su favor.

Lawrence pronunció sus premeditadas líneas con una voz extremadamente serena:

"Deseo venderte a crédito."

Posiblemente debido a haber escuchado un termino desconocido, Amati preguntó por respuesta:

"¿Venderme.... a crédito?"

"Precisamente."

"Lo que significa que....."

"Lo que quiero decir es, deseo venderte pirita por valor de 500 monedas de plata de Trenni mañana por la tarde según su actual valor del mercado."

Cada vez que Horo chuleaba sobre su fino sentido del oído, siempre decía que era incluso capaz de escuchar el sonido producido por una mueca, y ahora Lawrence sintió como si él fuera capaz de escuchar eso mismo.

Era aparente, entonces, que la cara de Amati expresaba cuan confuso estaba por todo esto.

"En ese caso, simplemente hablame sobre esto mañana en la tarde..." dijo.

"No, deseo recibir el pago ahora mismo".

La cara de Amati se volvió hasta más confusa.

A menos que Amati poseyera capacidades de actuación a la par que Horo, estaba claro que no sabía nada en lo referente a vender en crédito.

Si a un comerciante le faltaba información, era como ir a un campo de batalla con los ojos vendados.

Lawrence estiró la cuerda del arco fuertemente y se preparó para lanzar la flecha.

"En otras palabras, aceptaré 500 monedas de plata tuyas, Sr. Amati, aquí y ahora, y te daré mañana en la tarde la cantidad de pirita equivalente a 500 monedas de plata en este preciso momento."

Amati pensó mucho en esto. Superficialmente, vender en crédito no era un concepto difícil de entender.

No había pasado mucho antes de que Amati pareciera haber entendido un poco sobre el modo en que funcionaba la venta en crédito.

"Lo que quiere decir es que, mañana en la tarde, incluso si el precio de mercado de la pirita es mayor que su actual valor, aún tendré que recibir la cantidad de pirita calculada de acuerdo al valor actual que tenemos ahora, ¿correcto?" dijo.

"Precisamente. Por ejemplo, si yo te fuera a vender un bloque de pirita por valor de 1200 Iredo en crédito, recibiría 1200 Iredo tuyos ahora mismo. Mañana en la tarde, incluso si el valor hubiera subido a 2000 Iredo, todavía tendría que darte el bloque de pirita."

".....Por otro lado, incluso si el valor cayera a sólo 200 Iredo mañana en la tarde, sólo recibiría el bloque de pirita, ¿correct?"

"Exactamente."

La velocidad de reacción de Amati era ciertamente rápida.

Pero, Lawrence seguía preocupado de si Amati sería capaz de descubrir el significado de este trato.

Analizándolo de manera sencilla, vender en crédito no era distinto de vender el producto en el acto.

Una vez que el producto en mano hubiera sido vendido, si el valor del producto fuera a crecer, te lamentarías de haberlo vendido demasiado temprano, y si su valor fuera a decrecer, te alegrarías porhaberlo vendido ya.

Pero, la diferencia en tiempo entre la transacción del dinero y la del producto era un punto decisivo.

Esta diferencia era exactamente lo que Lawrence deseaba que amati viera.

Si Amati no fuera capaz de darse cuenta de esto, las posibilidades de que rechazara el acuerdo serían extremadamente altas.

Amati abrió su boca:

"En realidad no es distinto de un trato normal, ¿no?"

Amati no lo había visto.

Lawrence controló sus emociones cruzadas. Para conseguir que Amati comprendiera, había preparado una explicación.

En ese momento, Amati le detuvo.

"No, debería haber una diferencia."

Amati sonrió satisfecho. Su cara de jovenzuelo se transformó en la de un comerciante, que sólo respondía a ganancias y beneficios.

"Estas esperando conseguir algún beneficio de este negocio en el que te has introducido un poco tarde, ¿me equivoco?"

Parecía que Lawrence no necesitaba hacer ninguna explicación más.

Un comerciante no haría un trato sin sentido. Si, tras un vistazo, un trato parecía ser inútil, quería decir que el observador falló en una completa comprensión.

"Si comprar a crédito es una forma de conseguir un producto sin tener los fondos en mano, entonces esta venta a crédito es una forma de vender un producto y conseguir el dinero sin tener realmente el producto en mano. Si comprar a crédito trae beneficios cuando algunos productos en mano suben de precio, entonces cuando alguien esta vendiendo a crédito, si el valor de la moneda subiera, una ganancia sería conseguida. En otras palabras, una caída en el precio del objeto vendido traería ganancias," continuó Amati.

Por si fuera poco, al hacer el trato, no tener el producto en cuestión no constituía problema alguno.

Porque este era un trato realizado bajo la promesa de entregar el producto en un punto futuro del tiempo.

"Jaja, esto es algo nuevo. Estar sólo involucrado en tratos sobre pescado me ha dejado ignorante de cuan grande el mundo es. Me has elegido como blanco de este negocio porque... no, la razón parece obvia sin decir nada en lo que refiere al tema. Si te comprase una cantidad adicional de pirita por valor de 500 monedas de plata, según suba el precio, mis ganancias por supuesto incrementaran con la subida, pero cuando el precio caiga, mis perdidas incrementaran también. Cuando llegue el momento en el que consigas un beneficio, será también el momento en el que sufriré perdidas."

Amati sacó pecho, con una expresión total de seguridad.

Lawrence, por otro lado, podía sentir su propia cara quedarse falta de expresión alguna.

La mano que sujetaba la cuerda del arco tembló tensamente.

Amati continuó hablando:

"Lo que quiere decir esto es...."

Lawrence estaba un paso adelantado, liberando la flecha:

"Sr. Amati, te reto a un duelo."

Los bordes de la boca de comerciante de pescado se elevaron.

Esa sonrisa era ciertamente una perteneciente a un comerciante.

"Esto no puede ser llamado un duelo, ¿no?"

Aún así, las palabras que salieron la boca del comerciante fueron las siguientes.

"Un tan llamado 'duelo' se supone que ocurre bajo la condición de que ambas partes poseen las mismas posibilidades, y este trato no es igualitario en absoluto. No creo que tú, Sr. Lawrence, estés diciendo que esta venta a crédito sólo tiene sentido entre tú y yo."

"¿Qué quieres decir?"

"No planeas realizar el trato sin firmar un certificado, ¿verdad? Lo que quiero decir es, ¿puede este certificado ser pasado a otra persona?"

Exceptuando áreas muy remotas, los tratos referentes a deudas y derecho a crédito eran comúnmente realizados.

Por supuesto, certificados de venta a crédito no eran excepcción.

"Si fuera a proponer un trato con tan limitada libertad, estoy seguro de que no estarías dispuesto a aceptarlo. ¿No sería el riesgo demasiado grande en ese caso?" dijo Lawrence.

"Exacto. Incluso si el precio de la pirita fuera realmente a caer mañana tarde como tú, Sr. Lawrence has previsto, siempre y cuando su valor alcance la cantidad que necesito durante el día, venderé la pirita. Si tuviera alguna restricción para vender en ese momento, tendría dudas de si debería o no aceptar el trato. Aunque, si estás dispuesto a aceptar este punto, entonces esto no contaría como un trato en el que las posibilidades son igualmente favorables para ambos."

Lawrence escuchó en silencio. Amati continuó hablando:

"Eso sería demasiado injusto para ti, Sr. Lawrence, ya que sólo necesito una pequeña subida en el precio de la pirita para alcanzar mi meta. Aunque, teniendo en cuenta mis propios intereses, tampoco estaría dispuesto a aceptar un trato que esté a tu favor."

En otras palabras, sin importar las condiciones, Amati no estaba dispuesto a aceptar el trato.

Pero, un comerciante no se daría simplemente por vencido en un trato tras una simple negación.

Lawrence dijo tranquilamente:

"Si sólo fueras a observar sólo el trato directamente, lo que has dicho sería correcto. Aunque, si llegaras a ampliar tu perspectiva un poco, semejante nivel de injusticia está justificada."

"¿....Quieres decir que...?"

"Lo que quiero decir es que, es posible que Horo destroce el certificado de matrimonio. Estás guardandote una copia, ¿cierto?

Amati observó a Lawrence estupefacto.

"Incluso si llegaras a pagarme las 1000 monedas de plata de su deuda, todavía no podrías evitar el riesgo de que Horo agitara su cabeza negándose para finalmente consiguir sacar nada de esto. Comparado con el riesgo que corres, la pequeña injusticia con la que me encuentro es insignificante," Lawrence continuó.

Aún así, una sonrisa inmediatamente apareció la cara de Amati, y contraatacó con un resoplido de su nariz:

"¡Ja! Dudo que tengas que preocuparte por eso. Oí que tuvieron una gran discusión."

Lawrence podía sentir el calor extendiéndose por su cuerpo, como si su espalda hubiera sido pinchada por una lanza de hierro incandescente. Aún así, recurrió a todas su fuerza y experiencia como comerciante, contraatacando antes de que la agitación se mostrara en su cara:

"Durante nuestros viajes, Horo ha llorado 3 veces en mis brazos."

Haviendo dicho esto Lawrence, Amati fue el primero en mostrar sus emociones a través de su cara.

La cara de Amati, que llevaba una falsa sonrisa, se paralizó en el acto. Lentamente, comenzó a hacer el sonido de bocanadas largas y suaves.

"Dejando de lado que Horo es muy mona cuando llora, es una lástima que su personalidad sea tan cabezota e intratable. A menudo realiza acciones contrarias a sus verdaderos sentimientos. En otras palabras-"

"¡Acepto el trato!"

Amati forzadamente corto en seco el discurso de Lawrence, su expresión era la de un caballero que había aceptado un duelo.

"¡Acepto el trato que me propones!"

"¿Crees que haces verdaderamente lo correcto?"

"No digas más, ¡lo acepto! Estaba... estaba preocupándome de que si te dejara sin nada, sería demasiado rastrero, por eso dije lo que dije. Aunque, ya que te has esforzado tanto, lo acepto. De hecho, también me llevaré tu fortuna y todo lo que te quede."

La cara de Amati estaba roja de furia.

¿Por qué no podía Lawrence sonreir en semejante momento?

Lawrence mostró una sonrisa como la de un cazador llegando a su trampa para recoger su presa capturada, entonces estiró su mano derecha y dijo:

"¿Desesas aceptar el trato?"

"¡Ni siquiera lo dudes!"

Las manos que chocaron entre ellas fuertemente, cada una era una mano que intentaba robarle el tesoro al otro.

"Entonces vayamos a firmar el contrato ahora mismo."

Lawrence prefería analizar todo con una cabeza fría y concluir esto.

En lo referente al lugar y momento actual para el trato, podría decirse que ambas partes estaban igualadas. Quizás sería hasta más apropiado decir que Amati poseía una pequeña desventaja.

¿Se había dado cuenta Amati de esto? No, era lo más probable ya que no se había dado cuenta de que estaba dispuesto a aceptar el trato.

Sin importar eso, incluso si Amati se diera cuenta de ello ahora, sería demasiado tarde.

Ambos pidieron lapiz y pluma al encargado del bar, y firmaron el contrato allí en ese instante.

Aunque, ya que Amati tuvo problemas para conseguir las 500 monedas de plata en efectivo, Lawrence acpetó dejarle sustituir las 200 monedas de plata faltantes por los 3 caballos que tenía en posesión. Los dos acordaron realizar el pago en metálico cuando tañera la campana k señalaba la apertura del mercado a la mañana siguiente, y el pago de los caballos por la tarde.

Si la información que Horo le había entregado era fiable, Amati debería tener 200 monedas de plata en efectivo, una cantidad de pirita por valor de 300 monedas de plata, junto a 200 monedas de plata por valor de propiedades revendibles.

Dejando de lado que, comparándolo con lo actual, la cantidad de efectivo de Amati en mano era de 100 monedas mayor, que usara a los 3 caballos para reemplazar las 200 monedas de plata que le faltaban probablemente indicara que estos 3 caballos fueran las propiedades revendibles que poseía.

Si este fuera el caso, Amati poseía en pirita el equivalente a 800 monedas de plata (NdT: incluyendo la cantidad de Lawrence). Esto significaba que si el valor de la pirita subiera un 25%, sería capaz de conseguir 1000 monedas de plata. Si la verdadera fortuna de Amati fuera mayor que lo indicado en la información de Horo, entonces incluso con un incremento menor sería suficiente.

Aún así, Lawrence no sentía que estuviera en desventaja.

"Entonces zanjemos esto mañana por la tarde,"

Amati elevó su cabeza y dijo estas palabras excitadamente según estampaba el sello. Lawrence le hizo un gesto firme con la cabeza en respuesta.

La mención de Lawrence de Horo llorándole en sus brazos pareció haber un gran efecto.

Parecía que un comerciante sería inútil en el momento que se involucrara con cosas sin relación alguna con los negocios.

"Entonces deberé marcharme, y no molestar más agradable momento con el vino,"

Dijo Lawrence tras completar el contrato, y se fue del bar.

La flecha que Lawrence lanzó marcó un golpe directo en el corazón de Amati. Dejando de lado que Lawrence sentía que el propio Amati debía haberse dado cuenta de que había sido cazado, había otra cosa que Lawrence había olvidado mencionar a propósito.

Y esto era el hecho de que la punta de flecha había sido bañada con un veneno de acción lenta, conocido sólo por la gente que conocía los detalles involucrados en la venta a crédito.

Los comerciantes oscilaban entre las líneas de honestidad y engaño.

No había razón alguna para explicar todo.

Ya que todos los comerciantes eran de manera natural liantes.




Tras firmar el contrato de venta a crédito de la pirita con Amati, Lawrence se dirigió directamente al mercado.

Aunque ya eran bastante pasadas de las horas de trabajo, el ambiente del mercado era tan intenso como había sido durante el día. Los comerciantes estaban realizando festines bajo la iluminación de la luna, e incluso os guardianes se habían añadido a la inacabable fiesta.

Tras llegar al puesto de Mark, Lawrence descubrió que Mark aún seguía allí y no se había ido a casa.

Mark no estaba bebiendo con nadie, sino simplemente bebiendo solo, acompañado por el intenso ambiente. Esta visión reveló que alguna vez fue un vendedor ambulante.

"¿Hmm? ¿Qué ocurre? ¿No tienes que hacerle compañía a la princesa?"

Mark dijo esto tras descubrir el acercamiento de Lawrence. Lawrence encogió sus hombros, revelando una forzada sonrisa.

Sonriendo, Mark dijo, "Primero tomate un trago", y le sirvió algo de cerveza de una jarra de arcilla en una jarra para Lawrence.

"¿Te molesto?" preguntó Lawrence.

"Jaja. Lo harías si te fueras a quedar sobrio. No lo harás si te emborrachas."

Tras sentarse en la silla hecha con un tronco cortado bastante corto, Lawrence dejó la bolsa que contenía monedas de oro y plata, y comenzó a beber la cerveza que Mark le había servido. Según daba un buen trago de cerveza burbujeante en su boca, el dulce sabor se extendió instantáneamente, y el refrescante y fuerte sabor fluyó por su garganta.

Esto era porque el lúpulo (NdT: planta usada en la creación de la cerveza) de la cerveza había tomado todo su efecto.

Como se esperaba de un comerciante de trigo, distinguir entre buena y mala cerveza no parecía problema para él tampoco.

"Esta cerveza es de la buena," dijo Lawrence.

"Eso es porque las cosechas este año han sido buenas para todos los tipos de cereales. En los tiempos en los que la cosecha es mala, incluso la cebada usada para hacer cerveza podría ser usada para hacer pan en su lugar, por lo que debemos estar agradecidos al dios de la cosecha."

"Jaja, cierto. Aunque..."

Lawrence dijo esto según dejaba la jarra de cerveza en la mesa que compartían.

"Hay algo que quiero decirte, Aunque no creo que sea el tema ideal para animar un festejo."

"Aye...geh. (NdT: quizás un erupto?) ¿Tiene algo que ver con conseguir dinero?"

"No, es difícil de decir. Dependiendo como avancen las cosas, quizás pueda hacerse algún beneficio, pero no estoy interesado en eso."

Mark cogió un poco de pescado en salazón y lo metió en su boca, abriendo su boca para hablar según continuaba masticando, haciendo sonar crujidos según masticaba la sal:

"¿No estás siendo demasiado honesto? Deberías haber dicho que es beneficioso, entonces estaría más que feliz de ayudarte a hacerlo."

"Por supuesto te pagaré una tasa por servicios. Además, dependiendo de como se desarrolle el asunto, quizás traiga consigo algun dinero."

"¿Y eso?"

Lawrence se limpió la malta que había quedado en la comisura de sus labios, y abrió su boca para hablar:

"Cuando acabe el festival, todo el trigo se recogerá para comprarlo y venderlo, ¿no?"

"Claro."

"Cuando llegue ese momento, quiero que extiendas un rumor."

Mark reveló el tipo de expresión que alguien pondría al determinar la calidad de la harina.

"No voy a hacer nada peligroso," dijo.

"Si fueras a decirlo tú mismo, eso podría ser peligroso, pero si fuera a decirlo el chico, no debería haber problema entonces ¿cierto?"

De hecho, Lawrence sólo deseaba extender un pequeño rumor.

Aunque, los rumores poseían un poder temible.

Había oído que hacía mucho tiempo, había una gran país que paseó por el camino a la destrucción simplemente porque un joven de algun pueblo había dicho que el rey parecía haber caído enfermo. Las palabras del joven se fueron pasando de boca en boca, y en algún momento se extendió ea varios países vecinos, finalmente resultando en la desintegración de alianzas, y la invasión y segregación de las tierras del gran país.

El número de temas de conversación que la gente tenía era en verdad bastante limitado.

Y sus oídos existían por el único propósito de escuchar a rumores tan pequeños para así extenderlos casi inhumanamente.

Mark hizo gestos con su barbilla, pidiéndole a Lawrence que continuara.

"Cuando dé la señal, deseo que alguien me ayude a decir en un lugar concreto-que casi es la hora para que el precio del trigo comience a subir."

En el instante que Mark escuchó esto, se detuvo totalmeente, como si el tiempo se hubiera congelado, y su mirada se dirigió a algún lugar lejano. Mark estaba analizando las implicaciones de las palabras de Lawrence.

Poco después, Mark reveló una sonrisa incrédula, y volvió a centrar sus ojos.

"¿Intentas intencionadamente bajar el precio de ese mineral?"

"Eso es bastante correcto."

Lawrence supuso que los que compraban y vendían pirita eran en su mayoría personas que habían venido al pueblo a vender toda su mercancia y comprar algunos productos para llevárselos cuando se fueran.

Cuando estas personas se marchaban, el producto principal que compraban mayoritariamente era sin duda el trigo.

Cuando se juntaba trigo para comprar y vender, si existieran palabras sobre que el precio del trigo empezaría a subir, todos seguramente venderían la pirita que habían comprado para sacar algo de dinero extra, e inmediatamente comprar lo que en principio ya era como la mercancía que querían comprar.

En semejante situación, el precio de la pirita sin duda comenzaría a caer.

Además, una vez que el precio comenzara a caer, tan pronto como un cierto punto critico se alcanzara, continuaría cayendo en picado con todos los demás también vendiendo para no perder.

El comerciante de trigó echó un gran trago de cerveza antes de decir calmadamente:

"No esperaba que fueras una persona tan estúpida."

"¿Y si fuera a decirte que estaba planeando vender simultáneamente pirita por valor de una considerable suma?, ¿seguirías pensando así?"

Mark pestañeo una vez. Tras sopesar esto por un momento, preguntó a Lawrence la pregunta clave:

"¿Cuánto?"

"1000 monedas de plata."

"¡¿Cómo....1000?! ¿Eres tonto? ¿Tienes idea alguna de cuánta perdida te causaría hacer eso?"

"Sin importar cuanto caiga el precio, no me importa."

Mark mostraba una expresión totalmente amarga, rascándose su barbilla repetidamente y causando que su barba hiciera un ruido continuo. Su mirada iba de arriba a abajo, y un gruñido salió de su boca. Por su apariencia, parecía que no podía entender lo que Lawrence estaba pensando.

"Siempre y cuando consiga comprar otra cantidad de pirita por valor de 500 monedas de plata, si el precio sube o baja al final, mi monedero no se vería afectado."

Era Amati quien estaba en desventaja en el trato propuesto por Lawrence.

Esta era precisamente la razón.

"Maldición, venta a crédito ¿eh?" dijo Mark.

Si el precio del producto en mano llegara a subir, por supuesto el monedero de uno no recibiría daños, pero en el caso especial en el que incluso una caída del precio el monedero siguiera sin sufrir daños era difícil de encontrar.

Si el precio del producto vendido cayera, todo lo que había que hacer era recomprarlo al nuevo menor precio y dárselo a la otra parte del trato. Si, por otra parte, el precio del producto llegara a subir, lo que conllevaría un beneficio directo; siempre y cuando la venta a crédito del producto original estuviera cercana con el precio del que comprara más tarde, en algunos casos podría llegar la situación en la que el dinero de Lawrence no sufiera ni subida ni bajada sin importar si el precio de la pirita subía o bajaba.

Por si fuera poco, el punto más decisivo en la ventaja de Lawrence era el hecho que una vez el producto fuera vendido en grandes cantidades, su precio inevitablemente caería, eso sumado al hecho de que Amati tenía que conseguir que el precio de la pirita subiera porque necesitaba obtener beneficios sin importar cómo.

En otras palabras, el plan de Lawrence era usar las 500 monedas de plata que consiguió de Amati mediante la venta a crédito, y junto con el resto del efectivo que tenía en posesión ir comprando pirita, y entonces vender toda la pirita que tenía de una vez para causar una grandísima caída en picado de su precio. (NdT: Entiendo que mi vocabulario técnico sobre negocios sea tan justo como siempre, pero aún así intento que entendáis la situación económica en la que se encuentra Amati y Lawrence)

Era posible hacer algo semejante en el momento que uno conseguía deshechar la idea de los beneficios.

Como un antiguo vendedor ambulante, Mark inmediatamente detectó el plan de Lawrence.

Por supuesto, también detectó quien era el oponente de Lawrence.

"El pobre comerciante de pescado que ha sido timado por ignorante seguro levanta la simpatía de uno."

Lawrence encogió sus hombros en respuesta para Mark.

Pero el plan, que a primera vista parecía tener gran ventaja, también tenía un punto que molestaba a Lawrence.

Verdaderamente no existía en este mundo nada como un plan perfecto.

"Aunque ese tipo es de los que están atentos de cuan peligroso es participar en un trato con el que no están familiarizados," dijo Mark.

"Aye, debió estar alertado de los riesgos, pero aún así aceptó el trato. Y a mí no se me olvidaría recordarle el riesgo de incluso esto."

Mark dejó escapar una suave risa proviniente de su garganta, entonces terminó el resto de cerveza y dijo con un cambio en su expresión:

"Entonces, ¿es eso todo lo que querías pedirme?"

"Hay otra cosa."

"Continua."

"Ayúdame a encontrar y comprar pirita."

Escuchando esto, Mark simplemente observó a Lawrence pareciendo que no se lo esperaba.

"¿Firmaste el contrato sin primero conseguir tener los fondos de pirita?" preguntó.

"Desafortunadamente, no tengo tanto dinero. ¿Puedes ayudarme?"

Esta era la razón por la que Lawrence no podía calmar su mente.

Sin importar lo perfecto que fuera el plan, nada podía hacerse a menos que todas las condiciones necesarias se cumplieran.

Además, la condición que le faltaba a Lawrence era muy difícil de conseguir.

Por supuesto, Lawrence también podía esperar al amanecer para comprar la pirita en el mercado. Aunque, si llegara a comprar pirita por valor de varias cientas de monedas de plata en el mercado, una repentina subida del precio de la pirita sería un resultado inevitable.

Lawrence necesitaba trabajar entre las sombras, y comprar pirita de una manera que no afectara su precio de mercado.

Para conseguir realizar esto finalmente, el mejor modo era reunir una gran cantidad de pirita haciendo una serie de pequeñas compras utilizando las conexiones entre los comerciantes del pueblo.

"La condición en el pago es sólo efectivo. El precio no importa, incluso si está por encima del precio de mercado. Si la cantidad es relativamente grande, el precio puede pagarse directamente en Rumiones," dijo Lawrence.

Si una moneda de plata de Trenni era una espada afilada, entonces una moneda de oro Rumione sería el equivalente de un bosque de lanzas alineadas densamente unas junto a otras. Al comprar un producto de valor alto, la moneda de oro Rumione podría decirse que era el arma más poderosa del mundo.

Pero, aunque Lawrence poseyera efectivo, no tenía conexiones en el pueblo, y dejando de lado a Mark, no tenía ningún amigo que le ayudara.

Si Mark llegara a negárselo, Lawrence tendría que recurrir en su propia fuerza para reunir la pirita.

En este pueblo al que Lawrence sólo venía un par de días cada año para hacer negocios, era simplemente imaginable cuan difícil sería para Lawrence reunir una gran cantidad de pirita en solitario.

Pero, Mark simplemente miraba en una dirección desconocida, su cuerpo se detuvo completamente.

"Te pagaré el favor y mi gratitud. Tampoco será una pequeña cantidad."

Lo que Lawrence quiso decir era que no estaría pagando sólo un servicio.

Oyendo esto, Mark miró a Lawrence momentáneamente.

Mark era, después de todo, un comerciante. Era simplemente natural que no esuviera dispuesto a hacer un trabajo sin compensación.

Y entonces, Mark dijo en un instante:

"No puedo hacerlo."

"Perfecto, entonces......¿Ehh?"

"No puedo hacerlo."

Esta vez Mark estaba mirando a los ojos de Lawrence según lo decía.

"¿Cómo-?"

"No puedo ayudarte con eso"

Esto lo dijo Mark con un tono y una expresión serias. Lawrence se echó hacia delante y dijo con énfasis:

"Te agradeceré tu trabajo. No seré tan quisquilloso como para sólo pagarte un servicio. No tendrás nada que perder. Estas condiciones son muy buenas, ¿no?"

"¿No tendré nada que perder?"

Con su barba afeitada para que su cara tuviera una forma cuadrada, en el momentó que frunció el ceño, la cara de Mark se volvió tan sólida como la roca.

"¿No es así? Te estoy pidiendo ayuda para buscar y comprar pirita, no para hacer ningún tipo de inversión. Además, estarás pagando en efectivo. ¿Que podrías siquiera perder?"

"Lawrence."

La palabra dicha por Mark era más podera que cualquier tipo de señal de stop para detener las palabras de Lawrence.

Pero, Lawrence no podía entender que estaba pasando por la mente de Mark. Era imposible para un comerciante negarse cuando se encontraba con un trato que prometía una recompensa razonable y no involucraba riesgo alguno.

¿Por qué entonces mark dijo que no podía hacelro?

¿Podía ser que Mark sólo veía el lado malo de Lawrence? Habiendo pensado esto, una emoción cercana a la ira por las sospechas empezó a hervir en el alma de de Lawrence.

En ese momento, Mark continuó hablando:

"El dinero que puedes pagarme es, ¿cuánto?, ¿10 Rumione como mucho?" (NdT: recalco, moneda de oro)

"Considerando que es sólo por hacer algunas compras por mí, semejante recompensa es más que suficiente, ¿no? No es como si te pudiera que cargaras con el peso de las compras de un equipo de negocios completo, y que escalaras montañas para que volvieras el mismo día."

"Lo que quieres que haga es que vaya por todo el mercado para ayudarte a buscar y comprar pirita, ¿cierto? Eso es exactamente lo mismo."

"¡En que punto son exactamente.....!"

La silla hecha con un tronco en la que estaba sentado Lawrence cayó al suelo haciendo un ruido seco. Lawrence se había echado hacia delante de manera intimidante, y estaba a un paso de agarrar a Mark cuando recuperó la compostura.

Aún así, Mark no se había movido lo más mínimo.

La expresión de comerciante que Mark llevaba en su cara tampoco cambió un ápice.

"Erhh.... ¿En qué punto son exactamente lo mismo? No te estoy podiendo que pases toda la noche yendo y viniendo por el mercado, cargando con mercancías pesadas, y mucho menos que te dirijas a algun camino de montaña rocosa donde podrías estar expuesto a peligro o accidentes. Todo lo que estoy diciendo es que me gustaría que me ayudaras a comprar pirita usando tus contactos."

"Me refiero a que es exactamente lo mismo, Lawrence,"

Mark dijo lentamente.

"Tú eres un vendedor ambulante que vienes y vas por los caminos, y yo soy un comerciante cuyo campo de batalla es este mercado. Los peligros que tu percibes son todos los que un vendedor ambulante podría encontrarse."

"Ah....."

Lawrence se tragó el sonido que él mismo hizo, y Mark también apretó sus cejas fuertemente como si hubiera tragado algo amargo.

"Desde la perspectiva de un comerciante asentado, mostrarse decidido en lanzarse a la primera oportunidad posible de conseguir dinero seguramente no podría entenderse como virtud. Comparado con hacer grandes fortunas usando trabajos secundarios, vivir de forma honesta gracias al trabajo principal de uno es lo que define a un verdaderamente prestigioso comerciante asentado. Sin importar que sea el dueño de este puesto de venta, la reputación de mi puesto no sólo involucra a mi propio nombre. Este puesto de venta está relacionado con mi reputación, de la mi esposa, todos mis parientes, a la vez que a todos los que hacen negocios aquí. Si es sólo hacer unas pequeñas ganancias secundarias, incluso si la causa no está del todo clara, verdaderamente no es malo actuar tan rápido como sea posible..."

Llegado a este punto, Mark se sirvió algo más de cerveza en su jarra y tomó un buen trago. Dejando de lado que sus cejas segían fuertemente apretadas, probablemente no fuera porque la cerveza fuera demasiado amarga.

"...pero ayudarte a buscar y conseguir la pirita por valor de 500 monedas de plata que buscas es otro totalmente distinto. ¿Cómo crees que la gente a mi alrededor pensaría de mí? Seguramente pensarían que soy un buen para nada cuyo alma no está unida a su negocio principal y que busca hacerse rico usando ganancias tan poco claras. ¿Eres capaz de pagarme una suma proporcional a semejante riesgo? Ya que solía ser un vendedor ambulante, me atrevo a decir que la cantidad de dinero que maneja regularmente un comerciante en un pueblo es tal que un vendedor ambulante que sólo consigue pequeñas sumas no puede ni compararse."

Lawrence era incapaz de hacer algún tipo de replica, y se quedó completamente sin palabras.

Mark lanzó su última declaración sobre el asunto:

"Mi tienda puede parecer pequeña, pero tanto su nombre como su letrero poseen un sorprendete gran valor. Si el nombre resultara dañado, la cantidad necesaria para reparar el daño iría fácilmente más alla de 10 o 20 monedas de oro."

La declaración definitiva.

Lawrence no podía pronunciar palabra, y su mirada cayó a la superficie de la mesa.

"Así son las cosas."

No es que Mark viera sólo el lado malo de Lawrence, ni era su intención hacerle infeliz.

Lo que Mark había dicho era sencillamente lo correcto.

Pero entonces, esto sólo llevó a Lawrence a comprender más claramente que aunque fueran ambos comerciantes, él y Mark vivían en mundos totalmente diferentes.

"Lo siento."

Incluso al escuchar esto de Mark, Lawrence no pudo encontrar palabras con las que responder.

El número de personas restantes a las que Lawrence pudiera ir en busca de ayuda podían fácilmente contarse con una mano.

"No....no pasa nada, siento haberte causado tanta molestia," respondió Lawrence.

Si quedara alguien a quien pedirle ayuda, la única persona en la que Lawrence podía pensar era Bartose.

Ya que estaba claro que no recibiría ayuda de Mark, Lawrence sólo podía poner todas sus esperanzas en Bartose.

Pero, Lawrence recordó que cuando Bartose estaba dándole pistas sobre el método de Amati para conseguir dinero, había mencionado que Amati estaba empleando formas no tan propias.

Para Bartose, que llevaba piedras pesadas mientras atravesaba caminos en montañas rocosas, recibir pirita en una mano e inmediatamente venderla desde la otra mano para grandes beneficios seguramente era un acto deshonroso.

Llegado a este punto, Lawrence no pudo evitar pensar que las posibilidades de que Bartose le ayudara eran muy pequeñas, pero no tenía elección sino dejar de lado sus dudas e intentar hacerle una visita.

Lawrence estaba totalmente decidido, inclinó su pecho hacia delante a modo de reverencia y levantó su cabeza. (NdT: No estoy muy seguro con este párrafo, demasiadas expresiones que desconozco)

En el momento que levantó su cabeza, Mark habló:

"Así que incluso alguien tan tranquilo como tú puede ponerse así, ¿eh?"

La mirada de Mark no era ni incrédula ni mofante. Simplemente lo dijo con una expresión un poco sorprendida.

"Ah, lo siento, no te enfades. Sólo estoy un poco sorprendido."

Viendo a Mark corriendo por explicarse, Lawrence claramente no estaba enfadado. Incluso el propio Lawrence se sintió de alguna forma sorprendido.

"Aunque, encontrándote con una compañera como la tuya, no me pregunto como te volviste así. Incluso si no pones tanto esfuerzo en intentar detener a Amati, tu compañera no se rendiría a sus pies tan fácilmente, ¿no? Incluso alguien como yo que sólo la he visto contigo una vez piensa así, por lo que un poco de confianza en ella."

Dicho esto, Mark finalmente mostró una sonrisa. Lawrence, por otro lado, no mostraba expresión alguna según respondía:

"Me ha pasado un certificado de matrimonio firmado. La otra persona es Amati por supuesto."

Los ojos de Mark se abrieron completamente, entonces comenzó a rascarse su barbilla haciendo ruidos con su barba, viéndose como si hubiera pisado sin querer una mina.

Viendo la reacción de Mark, Lawrence involuntariamente suavizó la fuerza de sus hombros.

"Si nada hubiera pasado, estaría seguramente confiado. Pero, realmente ha pasado algo...," dijo.

"¿Pasó después de que vinieras aquí y te fueras? Un simple paso de diferencia en la vida puede llevar al infierno... aún así, sigues necesitando tener esperanza, y eso es por lo que estás trabajando tan duramente para encontrar una solución, ¿cierto?"

Notando un asentimiento de Lawrence en respuesta, Mark hizo un gesto levatando su barbilla, y entonces dijo con un suspiro:

"Aunque sé que tu compañera no tiene un caracter fácil de manejar, no creí que hiciera algo tan atrevido... ¿conoces a alguien más que puedas buscar para que te ayude?"

"Bueno, intentaré preguntar al Sr. Bartose para empezar."

"El Sr. Bartose ¿eh?. Ya veo. ¿Intentas que le pregunte a esa mujer por ti?"

Escuchando a Mark decir esto en voz baja, Lawrence preguntó en respuesta:

".....¿Esa mujer?"

"¿Cómo? ¿No estás planeando hacer que le pregunte a esa mujer por ti? Ya sabes, la cronista. ¿No la conociste ya?"

"Si te refieres a la Srta. Deanna, ya me encontré con ella, pero no acabo de entender a donde quieres llegar."

"Si no te preocupa los problemas que pudiera causarte más adelante, creo que puedes intentar consultarle a esa mujer."

¿Qué estás intentando decir exactamente?"

Preguntó Lawrence. Tras mirar de reojo por un instante, Mark bajó su voz un poco y dijo:

"Esa mujer es alguien que tiene control sobre las regiones del norte. Se dice que incluso es la ventana de enlace entre los alquimistas. Desde nuestro punto de vista, es todo gracias a la presencia de esa mujer que los alquimistas, tan vulnerables a ataques de distintos grupos, son capaces de reunirse en un lugar. Por supuesto, la verdad sólo la pueden saber los aristócratas del pueblo, y los sabios de la administración del pueblo. Y también...."

Mark tomó un trago de su cerveza y continuó:

"Cualquier ciudadano de aquí inmediatamente pensaría, 'Todos los alquimistas deberían poseer pirita'. Aunque, para no causar problemas y poder hacer negocios en paz, es necesario no asociarse con esas personas. Para el Sr. Bartose, ya que siempre hace tratos con los alquimistas es la causa por la que rara vez hace negocios con nadie más. Aunque, sería más apropiado decir que no puede hacer negocios con nadie más. Si no temes causarte problemas futuros, hacer que el Sr. Bartose le pregunte a esa mujer en tu lugar es también una posible solución."

Ante la repentina revelación, Lawrence no podía inmediatamente saber si era cierto o no, pero se imaginó que Mark no ganaba nada mintiendo.

"Dependiendo de la situación, podría hacerse el intento. ¿No tienes las llamas demasiado cerca ya?" dijo Mark.

Aunque se veía bastante inútil, no podía negar que la negativa de Mark había causado que su situación se volviera bastante peligrosa.

"Estoy verdaderamente contento con que vinieras a pedirme ayuda. Pero, todo lo que puedo hacer es darte ideas."

"No, ya me has hecho un gran favor. Casi dejo escapar semejante gran oportunidad."

Por otra parte, Lawrence sabía que la razón de Mark para negarse estaba completamente justificada.

Mark era un comerciante asentado, y Lawrence un vendedor ambulante. Estando en posiciones distintas, naturalmente habría una gran diferencia entre las cosas que se podían y las que no se podían hacer.

"Puede ser raro que alguien que acaba de negarte su ayuda diga esto... pero, rezaré porque salgas vencedor," dijo Mark.

Esta vez fue Lawrence quien reveló una sonrisa.

"Me has dado una buena lección. Eso en sí mismo es bastante valioso,"

Dijo Lawrence sin el menor sarcasmo o intenciones ocultas. En el futuro, cuando Lawrence tenga que tratar con comerciantes asentados, se aseguraría de tener la experiencia de hoy en consideración. Lawrence no estaba mintiendo al decir que había aprendido una lección.

Pero, escuchando las palabras de Lawrence, Mark comenzó a rascarse la barbilla una y otra vez haciendo que su barba hiciera un ruido de raspado.

Entonces, Mark apretó fuertementemente sus cejas y miró en otra dirección mientras decía:

"Puede que no sea capaz de realizar acciones abiertamente, pero si sólo tengo que susurrar la cantidad de dinero que alguien tiene en su monedero, eso no causaría ningún problema."

Perceiving Lawrence’s surprised expression, Mark closed his eyes as he continued to speak:

“Come back over later. I’ll tell you whom you can buy stuff from. I can do this much for you at least.”

“.....Thank you.”

Seeing Lawrence utter this from the bottom of his heart, Mark suddenly burst into laughter, as if he had given up something.

“Seeing that expression on your face, I say it’s no wonder the little miss would do something so bold,” he said.

“.....What do you mean?”

“Nothing. A merchant need only focus on how to do business.”

Even though Lawrence was tempted to ask the laughing Mark to clarify, his mind had long since drifted toward Bartose and Deanna.

“Anyway, good luck,” said Mark.

“Ah...oh.”

Although Lawrence still felt a knot in his heart, he also felt that there was no time to lose, and it was better to begin negotiations as soon as possible.

Lawrence expressed a brief thanks to Mark, and left the vending stand.

However, as he walked along, Lawrence thought to himself: perhaps the common saying that traveling merchants could not make any friends was wrong.




First, Lawrence headed directly to the foreign firm.

He had two goals. The first was to inquire of Bartose whether he had a stock of pyrite, and whether he had any other connections he could introduce to Lawrence. The other was to request Bartose to take him to see Deanna once more.

Yet, Lawrence remembered Bartose had said that Amati’s means of buying and selling pyrite was not entirely decent.

Bartose was a merchant who carried precious stones and metals from the mining regions through dangerous paths. Perhaps in his eyes, such opportunistic pyrite dealing was a disgraceful act.

Even so, even though he knew he was really pushing it, Lawrence still had to pay Bartose a visit.

Lawrence completely disregarded the festival, which had continued into late night and whose atmosphere bordered on riotous, making his way through small alleys as he headed toward the foreign firm.

When Lawrence had finally arrived at the main street before the firm, densely lined with buildings on each side, he saw that each foreign firm had lighted lanterns, and large groups of people were dancing in circular formations. Every now and then he would see people from the firms, long sword in hand and practicing with one another in unseasoned manner. This kind of party activity was perhaps an extension of the festival itself.

Lawrence approached the Rowen Business Guild building, pushing his way through the crowded street. He slipped right into the building without greeting the guild members who were gathered near the wide-open front door, drinking.

Those who wanted to drink and relax within the building and those who wanted to revel outside the building seemed to have clearly demarcated their own separate territories. Under the lighting of the suspended fish oil lamps, which gave off a unique scent, the entire main hall was suffused with soft chatting and laughter.

Though a few people in the hall noticed Lawrence and shot him curious glances, the greater majority seemed completely wrapped up within the joyous feasting atmosphere.

Among these people, Lawrence located his target person, then approached the man.

The man was seated at a table where a group of older merchants were gathered. Under the dim lighting of the lamps, he appeared very much like a hermit.

The man was Joey Bartose.

“I’m terribly sorry to interrupt your drinking,”

Lawrence said in a voice even lower than the surrounding chitchat. The seasoned merchants seemed to perceive at once the purpose of Lawrence’s visit.

Each person continued to drink quietly, giving Bartose a brief glance.

The watched Bartose revealed a warm smile and spoke:

“Hey, Mr. Lawrence, what can I do for you?”

“Sorry for thus intruding, but there is something I wish to discuss with you.”

“Is it something to do with business?”

Lawrence hesitated for a moment, and nodded his head.

“Then let’s talk over there. We couldn’t possibly allow others to overhear an opportunity to get rich now could we?”

The other merchants at the table laughed, raising their mugs slightly as if to say, “We’ll continue to drink happily in your absence.”

Lawrence nodded his head lightly and caught up with Bartose, who was already moving further into the firm.

As a contrast to the main hall, suffused with the scent of liquor and sounds of talk and laughter, proceeding further along the corridor within the firm, the surrounding atmosphere became akin to that of the alleys. In the turn of an eye, the two had come to an unlighted spot, and the clamor became as remote as a fire on the opposite shore.

At that moment, Bartose stopped in his tracks, turning around to speak:

“What’s the matter?”

Lawrence figured that beating around the bush would not get him anywhere, so he cut straight to the point:

“Yes. To be honest, I wish to purchase some pyrite, and am currently searching for someone with a large stockpile. Mr. Bartose, I’m sure you must have connections.”

“Pyrite?”

“Yes.”

Bartose’s dark blue, almost black eyes appeared gray under the red lighting with a faint trace of yellow.

And such a pair of eyes was gazing directly at Lawrence.

“Do you have any connections?”

Hearing Lawrence repeat his question, Bartose gave a sigh, and rubbed his eyes as he spoke:

“Mr. Lawrence.”

“Yes.”

“Don’t you remember what I said when I was hinting you on Amati’s means of gathering money?”

Lawrence immediately nodded his head. Of course he remembered.

“Not only do I remember what you said, I also remember that Miss Deanna seems to dislike people discussing business with her,” he said.

Bartose pulled his hand away from the corner of his eye and let it remain suspended in midair. At that moment, he finally showed a merchant-like gaze.

It was a gaze that belonged to a traveling merchant devoted to a business full of hardships, who cared not for the means of making more money, but only how to transport goods safely.

Perhaps it was his mind playing games with him, but Lawrence felt that such a gaze was similar to a wolf’s.

“You have your mind set on the alchemists’ stockpile?” asked Bartose.

“You certainly are easy to communicate with. However, I heard they are not allowed to conduct business without obtaining Miss Deanna’s permission. Therefore, I wish to seek your help.”

Lawrence recalled the days when he had first become a traveling merchant, when, needing to increase his customers but having no connections, he would give visits without notice and negotiate forcefully.

Bartose widened his eyes, somewhat surprised, then with some difficulty squeezed out his voice to say:

“Knowing that much, you still wish to deal with them. Could it be because pyrite is really that profiting?”

“No, it’s not like that.”

“Then....it’s because of what’s been said in the rumors, you wish to know your fortune, or use it to cure illnesses?”

Bartose smiled as he said this, in a way that seemed as if he were playing around with his grandson. This was probably Bartose’s unique way of poking fun of someone.

Even so, Lawrence of course did not get angry, nor did he get impatient.

For the sake of his own profit, a merchant wouldn’t hesitate even to spend an entire night doing nothing but staring at a slowly-swinging scale.

“I am taking action for the sake of my own benefit. I do not plan to deny the fact,” said Lawrence.

Bartose’s body did not make the slightest movement. He simply stared, wide-eyed.

If Lawrence were to meet with refusal from Bartose here, it was extremely likely that his hopes of gathering a stockpile of pyrite would vanish.

The current Lawrence was not so leisurely as to be able to allow such a thing to happen.

“However, I do not intend to make a profit out of the value of pyrite that is growing uncontrollably like swelling bubbles. I am working for a….a more basic purpose.”

Bartose did not interrupt him to speak. Lawrence took this as a signal beckoning him to continue speaking, and so he continued:

“Mr. Bartose, you are also a traveling merchant after all, so you have probably had numerous experiences in which the goods carried upon your shoulders almost fell into a deep gorge?”

Bartose remained silent.

“When our horse-drawn cart sinks into mud and cannot budge, we weigh the choices of abandoning the cart and doing whatever it takes to pull the cart out of the mud on a scale. The value of the merchandise on board, profit, the amount of cash on hand, the route of travel, along with the sum needed to pay for someone’s help. Also, the danger of encountering bandits that may result from lingering around in panic and despair. We take such things into account when deciding whether or not to abandon our cargo.”

Bartose opened his mouth slowly and spoke:

“You mean to say that you’re in such a situation?”

“It is so.”

Bartose’s eyes looked as if they could clearly see what lay ahead even on a poorly-lit road.

He had been traveling along the same route for decades, and sought out Deanna to hear about ancient legends in order to make up for the things he could not see along that route.

Under such a gaze, a merchant’s lies would undoubtedly be seen through immediately.

Yet, Lawrence did not back down.

Because he was not telling a lie.

“I do not wish to abandon my cargo. As long as I can load the cargo back into the cart, I don’t care about the trouble it might cause.”

Surely it was impossible for Bartose not to have realized what the cargo was that Lawrence was referring to, as well as the situation he was in.

Even so, Bartose still closed his eyes slowly and remained silent.

Was there something that should be said? Should he take advantage of the moment and push further?

The talk and laughter that came from the main hall behind the two men sounded mocking.

The limited amount of time was slipping away little by little.

Lawrence prepared to speak.

Then, at the very last moment, he changed his mind.

Lawrence remembered his master had said that the golden rule when begging someone’s favor was to wait.

“That was exactly the response I was waiting for,”

Bartose said with a light smile at the moment Lawrence recalled his master’s words.

“Because even when time is limited, if there are no alternatives, all that can be done is to wait patiently. That is how a truly prosperous merchant acts.”

The moment Lawrence discovered that he had just been put through a test, he felt a large amount of cold perspiration pour forth from his back.

“On the other hand, back when I was in a similar situation, my attitude was even tougher than yours,” Bartose continued.

“Erh.....”

“Oh, I don’t have any pyrite on hand. However, I do believe the alchemists do.”

“Then.....”

Bartose nodded lightly and spoke:

“All you have to say is, ‘I’ve come to buy a crate of white feathers.’ What happens after that all depends on your own effort. Please think of a good way to persuade big sis. I don’t think anyone has gone there to purchase pyrite yet.”

“Thank you. I will be sure to repay—”

“As long as you can share an ancient legend with me, that would be good enough. How’s that? Do I sound as impressive as big sis saying this?”

Bartose revealed a childlike smile, and Lawrence could not help but laugh.

“With someone like big sis, you never really know when she goes to sleep, so it should be fine for you to go and see her now. If you’re going to go, you’d better go soon, because time is money,”

Bartose pointed to the back of the firm as he said this.

“If you take the back door, you can leave without having to speak to anyone.”

After expressing his thanks, Lawrence proceeded down the corridor. Looking back on the way, he saw Bartose, still wearing a smile.

The form of Bartose, with his back to the light of the main hall, looked a bit like his master’s.




Not long after leaving the foreign firm and sprinting north, Lawrence arrived at the stone wall.

Because he had not been fortunate enough to arrive directly at the entrance to the stone wall, Lawrence ran along the wall until he finally located it and, prying open the somewhat broken gate latch with considerable force, slipped through.

There were, of course, no lights in the area. However, his eyes gradually became accustomed to the dark as he ran. Besides, to a traveling merchant, who frequently camped out in the wilderness, a bit of darkness was no big deal.

It was just that, within the darkness of night, the bits of light that suddenly shot out from the cracks beneath the crooked doorframes, or the cat cries and beating of bird wings that came from unknown sources all caused the hair to stand on one’s back, and were much more unsettling than during the day.

As long as he had visited a place once, he would be able to locate its position from any starting point. If he did not possess this unique ability of traveling merchants, perhaps Lawrence would be running away in fear due to getting lost.

After finally arriving before the door to Deanna’s home, Lawrence felt himself loosen up tangibly.

The feeling was akin to the sense of relief one would get upon arriving before a familiar woodcutter’s residence after passing through a forest of forboding atmosphere.

Yet on the other side of the door before his eyes did not dwell a close friend willing to unconditionally welcome his visit.

Although he had obtained the secret password from Bartose, reflecting upon past interactions with Deanna, Lawrence could not help but feel that she truly hated any mention of business.

Would he really be able to purchase pyrite so smoothly?

A sense of anxiety grew little by little within his heart. Lawrence quickly took a deep breath, pushing all his feelings of insecurity down toward his belly.

He must succeed in the purchase.

Because he wished to continue traveling with Horo in the future.

“Is anyone home?”

Lawrence intentionally lowered his voice and inquired after knocking lightly on the door.

The silence of someone choosing to remain quiet had a perceivably different quality from the silence that resulted from absence.

When the air was suffused with a sense of the former kind of silence, one would always avoid making any kind of sound.

Yet, there was no response at all on the other side of the door.

Because some light could be seen peering forth from the crack under the door, Deanna was probably at home.

Though, according to town law, those who went to sleep without extinguishing their lights would face serious punishment, it was quite unlikely that anyone would dare to venture as far as to patrol in this area.

Just as Lawrence raised his hand to knock once more, he noticed that there seemed to be movement within.

“Who is it?”

The voice that came from the other side carried a hint of sleepiness, sounding somewhat lazy.

“Sorry to disturb you at such an hour. I am Lawrence, the one who came with Mr. Bartose to visit you yesterday.”

It was only a little while after Lawrence had announced his name that a rustling of clothes was heard on the other side, followed by a gradual opening of the door.

As soon as the door was open, the light poured forth from within, along with the air inside Deanna’s home.

Deanna’s eyes looked somewhat displeased, and carried signs of sleepiness as well.

Like when Lawrence had visited her the day before, she was dressed in a long robe. Because Deanna used to be a nun, it was quite likely that she was so dressed throughout the year regardless of time, so it was impossible for Lawrence to tell whether or not she had been asleep a moment ago.

Putting aside whether or not she had been asleep, it was extremely impolite behavior to visit a woman living alone in the middle of the night to begin with. Although Lawrence was fully aware of his impoliteness, he did not flinch as he opened his mouth to speak:

“I know this is very impolite of me, but I simply had to see you.”

Lawrence continued:

“I’ve come to buy a crate of white feathers.”

The instant Lawrence uttered the password provided by Bartose, Deanna narrowed her eyes, then moved aside silently and urged with her hand for him to hurry inside.

The interior of Deanna’s home, which was free of the scent of sulfur, appeared even messier than during the day before.

The books on the shelf which had retained a trace of organization were almost all taken down. One of these lay open, facing the ceiling in such a messy state.

Moreover, there was an even greater number of huge feather pens scattered all over the floor.

The beautiful, almost brand new white feathers scattered on the floor gave off an air that bordered on uncanny.

“How very peculiar, to have several guests come to visit within a single day. The festival indeed brings to this place an unusual popularity,”

Deanna said to herself as she sat down in a chair within the messy environment, not inviting Lawrence to sit down as usual.

Lawrence was just about to sit down in a chair with nothing piled upon it when he suddenly realized something.

Several visitors in a row had paid visits?

That meant that someone had already been here before Lawrence’s arrival.

“So, I’m assuming it was Mr. Bartose who told you the phrase, ‘come to buy a crate of white feathers?’”

Lawrence, who was wondering anxiously about the intent of the previous guest’s visit, snapped back to reality and said with a nod:

“Y..yes. I begged him stubbornly to meet with you, Miss Deanna.”

“Oh, is that so? I don’t think he’s the type of person that would agree to someone’s request simply because of stubborn begging.”

Seeing Deanna utter this with a cheerful laugh, Lawrence was unable to say any more.

Although the nature was different, speaking with Deanna gave Lawrence a feeling similar to that when he was dealing with Horo.

“What kind of business is so important that you’d go as far as to persuade that old stubborn mule?” asked Deanna.

A great number of people with various standpoints desired to obtain the potions created by the alchemists or the skills they possessed for all sorts of different reasons.

Deanna’s existence was surely like a dam preventing such desires from getting out of control.

Although Lawrence did not know what reason Deanna had for doing this, from his point of view, Deanna, who had been gazing straight at him ever since she sat down, was just like a huge bird guarding her eggs with iron feathers.

“I wish to obtain your permission to buy pyrite,”

Lawrence replied, even though he was nearly overcome by Deanna’s imposing manner.

Deanna stroked her face with her fair-skinned hand as she said:

“I heard the price has been rising.”

“But—”

“Of course, I understand Mr. Bartose would never have provided his help over a simple profiting business, so there’s some other reason isn’t there?”

Lawrence felt like Deanna was a step ahead in everything. Deanna’s reaction was always a bit faster than Lawrence’s, and Deanna fully intended to show off her advantage.

Even so, Lawrence told himself not to get upset. Deanna must be testing him.

Lawrence nodded and replied:

“It’s not because of business, but in order to settle a battle that I need pyrite.”

“A battle with whom?”

“It is......”

Lawrence hesitated over whether or not to mention Amati, but not because he felt it inappropriate to bring up Amati’s name.

Lawrence was considering whether the opponent he was battling against was really Amati.

Amati was merely the river surrounding and guarding a fortress. There was more that needed to be conquered within the fortress.

Lawrence answered a “No,” and said as he shifted his gaze toward Deanna once more:

“It is the cargo.”

“Cargo?”

“Regardless of time, a traveling merchant’s enemy is always his own cargo. Estimating the value of the cargo, making careful plans about how to transport the cargo, and then carefully considering whom to deliver it to. If an error in judgment occurs in even one of these steps, a traveling merchant will lose. Right now I am struggling to load a piece of cargo that has fallen off my cart back into it. Because after re-evaluating the value, means of transport and target of delivery, the conclusion I have reached is that I absolutely cannot afford to allow this piece of cargo to fall from my cart.”

Deanna’s fringe (note: not sure if I’m using the correct terminology here. What I’m referring to is the hair that comes down from the top and partially or completely covers a woman’s forehead) was blown aside slightly, and for a moment Lawrence thought a wave of wind had swept across.

It was not the wind, however, but air exhaled from Deanna’s lips.

After smiling lightly, Deanna picked up a feather pen beside her foot.

“‘Buying a crate of white feathers’ is just an exaggerated password. What it really means is that it’s alright as long as I’m able to receive a bit of pleasure. Doesn’t a bird drop feathers when it beats its wings in excitement? Besides, the people I give the password to pick and choose my visitors carefully for me, so I simply observe the little details of my guests. I don’t suppose it would be a problem, so I’ll make an exception and allow you to buy pyrite.”

Hearing this, Lawrence involuntarily stood up from his chair and said:

“Thank—”

“However—”

Deanna interrupted from the side. A bad feeling emerged in Lawrence’s heart once more.

Several visitors in the course of a single day, the empty chair with nothing piled upon it—

The dark words, “Could it be” surfaced in Lawrence’s mind.

Deanna’s face changed into an apologetic one as she continued:

“Someone has already come to make a purchase.”

Lawrence’s fear had become a reality.

He said the words that one would naturally say as a merchant.

“How large was the quantity bought? How much was it sold for?”

“Please be calm. The other customer purchased on credit, and did not take away the items. To put it plainly, it was no different from making an order. Personally, I don’t mind giving the items to you instead, Mr. Lawrence. So, let me try negotiating with that customer first. One more thing, I recall that the amount purchased came to about 16,000 Iredo by today’s market value.”

That was equivalent to four hundred Trenni silver coins. If he could only obtain such an amount, it would be a huge step in carrying out his plan.

“I understand. Uhm, the name of the customer is....?”

If Deanna were to say Amati’s name, Lawrence’s plan to save his situation would be obliterated.

Yet, Deanna shook her head lightly, and said in a steady tone:

“I will take the responsibility of negotiating with the other party. For safety reasons, we do not allow those dealing with alchemists to know who their opponents are.”

“B..but....”

“You have any objections?”

A smile that completely lacked the feeling of a smile.

Lawrence, from the standpoint of one requesting help, could only remain silent.

“You call it a battle, which indicates that this isn’t something ordinary, so I’ll do all that I can to help you, and tell you the results of the negotiation as soon as possible. Where would one definitely be able to find you tomorrow?”

“Ah, uhm.....in the marketplace, before the mineral merchant’s vending stand. I should be there at all times before and after the marketplace’s opening time. Or you can contact the wheat merchant Mark. The location of his stand is....”

“I know the spot. I understand. I’ll send someone to inform you as soon as possible.”

“I’m counting on you.”

Lawrence could say no more, so he said only that.

Yet, depending on the results of the negotiation, it was possible that Lawrence would not be able to purchase any pyrite. If he really could not manage to buy any, the consequences would be catastrophic and beyond repair.

Even so, the things Lawrence could say were limited.

“I won’t be stingy about paying a lot of money. Please tell the other party that, as long as he does not make an unreasonable demand, such as two times the market value, I am willing to pay a considerably-large sum.”

After nodding with a smile, Deanna stood up from her chair.

Lawrence understood that it was time for him to take his leave. To suddenly show up uninvited at such a time without meeting with refusal could already be considered a miracle, Lawrence thought to himself.

“I am terribly sorry for coming uninvited at such a late hour,” he said.

“Not at all. I don’t distinguish between night and day.”

Lawrence did not feel like Deanna was joking, but this caused him to loosen up and smile.

“Besides, as long as you can provide an interesting story, it wouldn’t matter even if you stayed the entire night.”

Although Deanna’s words seemed to carry a sense of seduction, Lawrence was sure they had come from the heart.

However, Lawrence had long since told the interesting story he knew.

Instead, a question Lawrence wished to ask suddenly flashed through his mind.

“Is something the matter?” Deanna inquired.

The thought that flashed through his head caused Lawrence to halt in surprise.

He quickly responded with an “It’s nothing” before heading toward the front door.

The question that flashed through his head was so utterly ridiculous it was startling.

“Deliberately acting mysterious on leaving a woman’s home, careful you don’t bring divine retribution upon yourself.”

The words Deanna shot out sounded like those of a prank-loving maiden. Seeing the cheerfully-smiling Deanna, Lawrence could not help but feel that no matter what kind of question he asked, she would reply seriously.

Moreover, this was probably also a question that only Deanna could answer.

Lawrence reached his hand out for the door, and simultaneously turned around to speak:

“I wish to ask you a question.”

“By all means, ask.”

Hearing Deanna’s unhesitant answer, Lawrence cleared his throat once, and asked his question:

“Pagan deities and humans...uh....are there legends of any becoming a pair?”

If Deanna were to ask why he brought up this question, Lawrence would be completely unable to reply.

Even so, Lawrence still wished to ask it, ignoring the risks.

When Horo said in tears that she had become alone, she had mentioned that if she were to have a child, that would make two people.

If something like this could possibly happen, Lawrence wished to pass the information to Horo, so that she could continue to hope.

Hearing such a random, out-of-the-blue question, Deanna appeared somewhat caught off guard. However, she immediately resumed a serious expression.

And replied slowly:

“There are many.”

“Really?”

Lawrence could not help asking jubilantly.

“For instance—ah, are you in a hurry?”

“Ah, y..yes. But, next time....would you be willing to share with me in detail?”

“Of course.”

Luckily, Deanna did not ask the reason for bringing up the question.

Lawrence expressed many earnest thanks, and prepared to leave Deanna’s residence.

In the instant the front door was about to be closed, Deanna seemed to give a soft, brief utterance:

“Good luck.”

Just as Lawrence was getting ready to question, the door was already closed.

Was Deanna aware of the offensive and defensive battle between Lawrence and Amati?

Though Lawrence felt like something was off, he did not have any more time to waste on thinking about it.

What he needed to do next was return to Mark’s vending stand, and then proceed to seeking out others who might be in possession of large quantities of pyrite.

Not only was Lawrence short on time, what was even worse was that he basically had no pyrite on hand.

If this continued, he would not even stand a chance, and would only be able to pray for help from above.

Lawrence thought that even if he had to be forceful, he had to squeeze out the names of people who might possess pyrite from Mark. Then, even if it meant having to provide extra benefits, he needed to purchase the pyrite.

But did running about busily at night on the streets like this really mean he could get a bit closer to Horo? As Lawrence posed himself this question, the answer that surfaced in his mind was filled with uncertainty.

Okami03 262.jpg




Upon arriving back at Mark’s vending stand, Lawrence found Mark drinking at the same table as before, and the boy beside him nibbling on a piece of bread.

Just as Lawrence was thinking, “What a rare sight, having a meal at such an hour,” Mark noticed Lawrence’s arrival, and directed his gaze and words toward him:

“How’d it go?”

“You should be able to tell just by looking at me.”

Lawrence shook both hands lightly, then looked Mark straight in the eye and said:

“I brought it up with Miss Deanna. But, someone’s beaten me to it. I don’t know how things will turn out.”

“Someone beat you to it?”

“As a result, I can only place my hopes on what you told me.”

Because Deanna had expressed her willingness to help, Lawrence predicted that the chances of obtaining the pyrite were about seventy percent.

However, Lawrence felt that acting as if he had nowhere left to turn before Mark would probably carry a greater effect.

In the previous conversation with Mark, Lawrence had already learned that, from a town merchant’s point of view, his request was an unreasonable one.

That being the case, he could only try appealing to Mark’s emotions.

Yet, hearing Lawrence’s words, Mark did not make any response.

“Oh.....about that.”

Such were the words that came out of Mark’s mouth, and Lawrence could clearly hear the blood draining away within his body.

However, Mark immediately gave the boy, who was still chewing on bread, a knock on the head, and thrusting forth his chin said:

“Hurry up and report the results!”

The boy who had just received a knock on the head quickly swallowed the bread and, standing up from the chair made from a leftover piece of log said:

“If it’s to be paid in Trenni silver coins, it’s 370 coins’ worth of...uh...py—”

“You trying to let the whole world know!? That’s how it is.”

Mark quickly surveyed his surroundings once as he covered the boy’s mouth with a thickset palm. If this discussion were accidentally overheard by someone nearby, surely it would cause quite a bit of trouble for Mark.

Yet, Lawrence couldn’t suppress a puzzled expression.

“Paying in Trenni silver coins? Worth 370 coins?” he questioned.

“Haha. Seeing that expression on your face, even I can’t help feeling happy. It’s like this, after you left, I did a bit of thinking.”

Mark removed his hand from the boy’s mouth, and reached directly for the liquor-filled mug. He then said cheerfully:

“Even I would refuse to help you for the sake of upholding my reputation, so I’m assuming the same applies to the other guys. But even I have bought some of that product with the idea of making some side profits, and so of course, the same goes for everyone else. However, the reason I’m able to keep it at the scale of simply making some small side profits is that I don’t have any cash on hand. Theoretically, the value of wheat should be dropping because the people purchasing goods for their return trips haven’t been buying wheat. Even with the price dropping, those who’ve come to peddle wheat are still doing so without any hesitation, which is why I’ve already spent all the cash I had on hand. That being the case.....”

Mark gulped down some liquor, belched in a seemingly comfortable manner, and at the same time continued:

“That being the case, what would those who do have cash on hand do? I simply can’t believe they’d be able resist the urge to make a move. Most likely, they have been buying large quantities quietly, while remaining in the shadows. But to talk about this, I need to bring up the reason I mentioned to you before for not being able to help you. These people are not loners like traveling merchants. Each is a merchant with his own standpoint and bearing on his back the reputation of his store. Naturally, they would’ve been happy about successfully purchasing the merchandise, but now that the price has grown way too high, they’re frustrated over wanting to yet not being able to get rid of the merchandise. Even if they are to sell off a very slight quantity, it would bring a startling amount of profit. To the particularly nervous type, this would probably be even more a matter of concern. I’m sure you who are so intelligent can easily figure out what would follow after that?”

Mark threw out such a question at the end. It wasn’t until a few moments later that Lawrence nodded his head.

Mark must have had the boy run all over the place, spreading the rumor.

“There’s a traveling merchant obsessed with making money who said he was willing to purchase pyrite with cash. What do you think? Why not take advantage of the moment to help him get rid of the pyrite whose price has risen too high and which he has trouble now getting rid of himself,” Mark proposed.

Anyone who heard such a suggestion would undoubtedly consider it a timely rain.

Of course, it was without a doubt that Mark had signed a contract with these people promising a service charge paid to him during a subtle exchange of cash for pyrite.

Making an exchange for pyrite under the pretext of doing the other party a favor, it was the ideal plan.

Yet, to have been able to purchase a quantity worth 370 silver coins using this trick, this meant that there existed within the market a considerably large pressure to sell.

“That’s the way it is. If you’re willing, I’ll send the boy off to take care of it right away,” Mark concluded.

Lawrence had no reason to refuse.

He immediately untied the gunnysack he had been carrying on his back.

“But....”

Lawrence suddenly ceased the movement of his hands.

Mark looked toward Lawrence with a surprised expression.

Lawrence shifted back to reality, and quickly took out a bag of silver coins from the gunnysack, placing it upon the table.

Then, he murmured:

“Sorry.”

Hearing this, Mark sighed with an expression that seemed to say he didn’t know what to do with Lawrence, and said:

“You should be thanking me at such a time, right?”

“Huh? Ah, right. Sor....no.”

Lawrence felt as if he was speaking to Horo. He opened his mouth once more to speak:

“Thank you.”

“Gahahahaha, I didn’t think you were such an interesting guy. Hmm? No, that’s not it.”

Mark received the bag of silver coins from Lawrence’s hands. After confirming the contents with his own eyes, he unfastened the string and passed the bag to the boy. The boy stacked up the coins swiftly, and began counting them.

“I believe you’ve changed,” said Mark.

“....Really?”

“Aye. Rather than being an exceptional merchant, it would probably be more appropriate to say you used to be a totally transparent merchant. Tell the truth, you never did consider me a friend did you?”

Because Mark had successfully read his mind, Lawrence was for a moment completely unable to speak.

Yet, Mark simply laughed cheerfully and continued:

“What about now? In your heart, am I still just a target for a deal, a merchant who’s easy to communicate with?”

Faced with such a direct inquiry from Mark, there was no way Lawrence could nod his head.

Even so, Lawrence felt as if he had been caught within an amazing illusion. He shook his head in such a state of emotion.

“This is precisely the reason why I just can’t quite get used to the life of a town merchant after having spent so much time as a traveling merchant. But there’s one other thing that’s even more interesting.”

Lawrence was uncertain whether it was because he had been drinking or some other reason, but Mark truly appeared to be very happy.

Even though Mark, who was still talking, had trimmed his facial hair into a rectangular shape, his face at that moment appeared as round as a chestnut.

“Let me ask you something. If you were faced with the possibility of having to part with me, would you be running about Kumerson so frantically?” said Mark.

The boy, who lived daily under the power and influence of his master Mark, lifted his head and looked towards the two men one at a time.

Lawrence thought it completely amazing.

Although he already viewed Mark as a friend, if he were to be completely honest in answering the question, he simply could not respond with a nod.

“Hahahaha. That’s alright, I can still hope on the future. Although…”

Mark paused suddenly mid-sentence, then said in a steady tone:

“You’re putting in so much effort for the sake of your companion.”

The instant he heard this, Lawrence felt a burning sensation pass through his throat and slide down into his stomach.

Mark shifted his gaze toward the boy, and said in a somewhat mocking tone:

“This is what a man who’s completely infatuated with a woman looks like. But then again, a branch that’s not flexible enough would not be able to withstand strong winds.”

A year passed alone was not as long as two people passing half a year together (note: I don’t quite agree, but then again I’m just translating what the book says...xD).

That being the case, just how much older was Mark compared to Lawrence?

“You and I are the same. You must be under the traveling merchant’s curse,” said Mark.

“Cu...curse?”

“The fact that you’ve become such an interesting person is probably because the curse is almost broken. Don’t you understand? Did you not end up traveling with your companion out of sheer luck?”

Driving a horse-drawn cart carrying wheat while passing through a village, Horo had hidden herself within that same wheat by chance.

Lawrence felt that his being able to become so close with Horo was nothing less than a fortunate gift from heaven.

“Huhahahaha, I seem to be looking at myself when I first met Adele. You’re under the curse alright, the traveling merchant’s curse.”

Lawrence felt like he finally understood.

Although he felt that Horo was an important existence, he had always tried coolly to maintain a certain distance.

Moreover, as a result of this, Lawrence had ended up not realizing just how much he had become blind to his surroundings because of Horo.

Such a condition was way too disharmonious.

Lawrence had at last discovered the reason.

“The curse you’re referring to is....the infamous ‘traveling merchant’s complaint’ right?” he said.

Mark laughed even harder. Knocking on the head of the boy, who had stopped what he was doing, he said:

“The poet says that money cannot buy love, and the missionary says that there are things more important than money in this world. In that case, why do you suppose that after working our asses off making money, we’re still able to obtain something more important than money?”

The reason Lawrence had sunk into contemplation as he thought about what kind of existence Horo was to him was because she had always been beside him seemingly as a matter of course.

If it were something that Lawrence had obtained after extensive effort and hardship, he would surely not feel so irresolute.

Moreover, Lawrence had always thought that anything “important” must necessarily be obtained through such a difficult process.

What am I to you? Lawrence felt that he could answer that question now.

“Mm, I haven’t said something so moving in a long time. Plus helping you gather information on the northern regions, only collecting ten Rumione from you seems too little,” said Mark.

“If all you just said had been made up on the spot, that would be nothing less than an extortionate profit.”

Hearing Lawrence utter this in an indignant manner, Mark opened his mouth in a silent, tooth-revealing grin. Lawrence responded with a smile.

“I just hope your plan will be able to succeed.”

Lawrence nodded his head. His mood at that moment seemed as clear as a cloudless night sky.

“Although, whoever turns out victorious, how things actually end up will still ultimately depend on your performance…,” Mark added.

“Huh?”

“Nothing,”

said Mark, shaking his head. He gave a signal to the boy, who had finished counting the coins and, like a loyal, model servant, the boy went swiftly to making preparations. Within a few seconds, the boy was already set to leave.

“Alright! Go now.”

Sending off the boy in this manner, Mark turned back to Lawrence and spoke:

“So, where do you plan to sleep tonight?”

“I haven’t decided yet.”

“In that case....”

“No, I’ve decided. May I sleep here tonight?”

His face full of amazement, Mark asked in return:

“Sleep here?”

“Aye. You have gunnysacks for carrying wheat here right? Lend me some.”

“Of course, I can lend you as many as you need. But….come over to my house, I won’t charge you any money.”

“It may bring good luck to do this.”

This was something that many traveling merchants did.

Hearing this, Mark seemed to give up on continuing his invitation.

“Then, I’ll see you here tomorrow at daybreak.”

Lawrence nodded in response, and Mark raised his mug to say:

“How about toasting a prayer for a dream come true?”

Of course, Lawrence had no reason to refuse.




Volver a Capítulo 3 Regresar a la Página Principal Avanzar al Capítulo 5