Difference between revisions of "Spice & Wolf ~Versión Española~: V04 Cap 04"

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“Zoquete. Como si yo pudiese ser engañada con licor.”
 
“Zoquete. Como si yo pudiese ser engañada con licor.”
 
 
 
 
 
 
   
   

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Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgement26.

Estado

Traducción empezada por Kaeron 19:44 09/06/09

Traducción al 78%

Capítulo 4

Cuando se habla de morir como resultado de haber consumido trigo, lo primero que viene a la mente es el envenenamiento conocido como Ridley’s Hellfire.

Cuando una persona come este trigo envenenado, sus órganos y sus huesos comienzan a pudrirse, como si se deshicieran, y gritaría de agonía hasta que muriese. Incluso si una pequeña cantidad fuera injerida, uno caería en la ilusión del demonio de no existir en este mundo. Si la persona fuese una mujer embarazada, sufriría un aborto.

Se decía que este tipo de envenenamiento era causado por demonios, quienes sustituían el trigo normal por espigas negras, llenas de toxinas. Si no era detectado cuando se realizaba la cosecha, o simplemente lo ignoraran, nadie sería capas de encontrar el trigo envenenado nunca más.

En estos casos, la única forma de darse cuenta de la existencia de aquel trigo envenenado, era que alguien lo comiese y comenzara a tener los síntomas.

Para una aldea agrícola, encargada de producir trigo, el envenenamiento era un fenómeno tan temido como las sequías e inundaciones.

Lo más espantoso de este trigo envenenado, no era el hecho de que uno muriese luego de haberlo comido.

Lo peor de esto era que tan pronto como se encontrara Ridley’s Hellfire mezclado en la cosecha de un año, nada de ese trigo sería comestible otra vez.

“¿Estás seguro que nadie en nuestra aldea ha sufrido de envenenamiento?” preguntó el Mayor Semu.

“Estoy casi seguro que nadie, Mayor. Hasta el viejo Jane, quien esta postrado en cama, solo sufre de frío.”

“¿El nuevo trigo solo es usado para hornear pan durante la temporada de cosecha, verdad? En ese caso, al menos sabemos que el trigo convertido en harina antes, no era venenoso.”

La enorme y plana superficie de roca ubicada en la plaza de la aldea, parecía ser donde los aldeanos se reunían para discutir asuntos importantes.

Vigilados por el rojo fuego de la hoguera y por los adormecidos aldeanos, quienes se frotaban los ojos con frecuencia, aquellos quienes poseían viviendas en las áreas cercanas a la plaza, y aquellos con un estatus considerable, expresaron sus opiniones.

“De acuerdo con la descripción de Haji, parece que ayer por la tarde, un zapatero comió algo de pan hecho por harina comprada en la compañía Riendo, y murió poco tiempo después. Los rumores dicen que sus extremidades se tornaron púrpuras, y murió luego de haberse retorcido de dolor por algún tiempo. El ayuntamiento de Enberl inmediatamente corroboró que el trigo en cuestión provenía de nuestra aldea. Ya que Haji cabalgó de vuelta justo en ese momento, no sabe como evolucionó la situación luego de eso, pero es obvio lo que habrá sucedido. El señor feudal, Count Barton, seguramente ha mandado un comunicado de emergencia, al mismo tiempo que preparan el trigo para ser devuelto a nuestra aldea. Tan pronto como sea de día, un funcionario enviado por Enberl seguramente llegará aquí también.”

“Enviar… enviar el trigo de regreso aquí…...”

Oyendo al posadero susurrar, todas las demás personas sentadas en círculo en aquel lugar guardaron silencio.

Al final, alguien habló de nuevo. Se trataba de Lima, una de las pocas mujeres reunidas en la roca, quien estaba fuera del círculo.

“Tendremos que regresar el dinero que recolectamos, ¿no es verdad, Mayor Semu?”

“….Correcto.”

Oyendo esto, los rostros de los aldeanos se volvieron pálidos, y agarraron sus cabezas tratando de pensar.

“El dinero” era algo que se había esfumado luego de haberlo utilizado.

Además, no importa como se los mirase, los aldeanos no parecían apreciar tanto las monedas de plata, como para que el ahorrarlas se convirtiera en un hábito regular.

Sin embargo, entre las personas reunidas alrededor de la roca, había algunos quienes no se agarraron la cabeza en agonía.

Entre ellos estaban el Mayor Semu, Lima la esposa del dueño del bar, Elsa quien estaba a cargo de la Iglesia, junto con el hombre quien trajo el mensaje cuando Lawrence estaba en la residencia de Semu, así como Lawrence y Horo.

Esto no se debía a que poseyeran ahorros, o fuesen particularmente valientes, sino porque eran capaces de enfrentar la situación con una mente fría.

Si alguien simplemente observase la situación desde la perspectiva de un observador, la causa de la conmoción sería evidente.

Esta conmoción creada por el trigo envenenado, era una obra de teatro dirigida y actuada nada menos que por Enberl en sí misma. (Ndt: se refiere a que era una farsa creada por Enberl)

“Mayor, ¿que deberíamos hacer? El dinero ya se ha ido en gallinas y cerdos, y en la reparación de nuestras guadañas y azadas.”

“Eso no es todo en lo que hemos gastado el dinero. Después de todo, la cosecha de este año fue abundante, y por ello, nuestras tiendas se las arreglaron para conseguir un stock de comida y alcohol de mejor calidad que lo usual. Si todo nuestro dinero se conseguía pagando esas cosas, significa que todos ustedes también gastaron una considerable cantidad de dinero.”

Cualquiera que hubiese bebido mucho, no podía evitar agarrase la cabeza en agonía y lamentarlo.

Las palabras de Lima hacían que los hombres agacharan la cabeza cada vez más. Volviéndose hacia Semu dijo:

“¿Pero ése no es el único problema, no es así Mayor?”

Como era de esperarse de alguien con la experiencia de haber viajado sola, vendiendo cerveza con un tonel sobre sus hombros, la manera de expresarse de Lima era particularmente imponente.

Si ella se instalara en una gran ciudad, y se convirtiese en la cabeza de una compañía, no sería algo de lo cual sorprenderse en lo más mínimo.

“Eso es correcto. Tan pronto como algo de trigo envenenado se encontrase mezclado junto con el trigo de la aldea, nada de él se podría comer nunca más. La cosecha de este año fue abundante, pero la del año pasado no lo fue.” Respondió Semu.

Una vez que la siembra de trigo se acababa, todo lo que se podía hacer era esperar a su crecimiento y cosecharlo, y si el monto cosechado era tres veces mayor al sembrado, se consideraría una producción decente. Si el monto cosechado fuese cuatro veces mayor, la cosecha se consideraría abundante.

Del trigo cosechado, una parte era guardada para ser sembrada el año siguiente. Sin embargo, el trigo guardado como reserva en el caso de que se produjera una cosecha pobre no era tan grande.

En el peor de los casos, los aldeanos ya habrán comido todo el trigo de la cosecha anterior durante la cosecha abundante de este año.

Cualquiera fuese el caso, el suministro de alimentos de Tereo estaba en estado crítico.

Además, los aldeanos no poseían ningún dinero para comprar trigo nuevo.

“¿Qué deberíamos hacer? Incluso si nosotros pudiésemos soportar la pobreza, no nos salvaríamos del hambre.”

“Es verdad. Sin embargo, yo-”

Semu planeaba seguir hablando, pero fue interrumpido por un hombre ubicado al lado del posadero. El hombre se paró repentinamente y dijo, señalando a Lawrence:

“¡Esos dos deben ser quienes mezclaron el trigo envenenado con el normal! ¡Ya se lo había preguntado! ¡Ese comerciante trajo trigo a la aldea! ¡Su plan seguramente era envenenar nuestro trigo y esperar a que ya no pudiese ser consumido, para tratar de vendernos el trigo que trajo a un alto precio!”

Lawrence ya había anticipado que los aldeanos sospecharían cosas similares a las que dijo aquel hombre.

Por supuesto, Lawrence entendía que Semu no los había llevado a Horo y a él a la plaza de la aldea por malevolencia.

Semu había considerado la posibilidad de que los aldeanos con sospechas saldrían a cazarlos con armas si esos dos no se encontraban a la vista.

“¡E…es…eso debe ser! ¡Escuché que fue sólo a donde Ivan para moler su trigo! ¡No, el debe haber complotado con Ivan para destruir nuestra aldea!”

“¡Es verdad, debe ser Ivan! ¡Donde fue ese encargado de molino mentiroso! ¡Atémoslos junto con Ivan, y hagámosles confesar que lotes de trigo envenenaron!”

Todos al mismo tiempo, los aldeanos se levantaron, aparentemente listos para amarrar a Lawrence en cualquier momento.

En ese momento, Elsa repentinamente dio un paso adelante y dijo:

“Por favor esperen un momento.”

“¡No es momento para que las mujeres interrumpan, lárgate!”

“¿Qué fue lo que dijiste?”

Lima, quien tenia alrededor de tres veces la altura de Elsa, se movió rápidamente al lado de Elsa. Con su vigor disminuido, los hombres retrocedieron involuntariamente.

Justo en ese momento, el Mayor Semu produjo una tos, como si estuviese arbitrando ambas partes, y finalmente logró calmar la atmosfera.

“Ivan esta en la Iglesia.”

“Podemos preocuparnos por quienes son sospechosos o no más tarde. Lo más importante en este momento es como lidiar con el trigo que, es seguro, será devuelto, además de cómo devolver todo el dinero que recolectamos,” continuó

“Nosotros…nosotros no podemos devolver el dinero que ya hemos gastado. Solo podemos pedirles que esperen hasta el año próximo.”

“Si solo la cuestión pudiera resolverse tan fácilmente.”

Oyendo la respuesta del Mayor, el hombre reveló una expresión conmocionada.

“Mayor…. ¿A que se refiere?”

“Enberl seguramente tomará ventaja de esta situación para restaurar la relación que originalmente existía entre su ciudad y nuestra aldea…..,” dijo Semu.

“No puede ser….”

Los ancianos en la congregación revelaron amargas expresiones.

“¿De que esta hablando, Mayor? ¿Acaso no tiene prohibido esa gente de Enberl tomar acciones en contra de nuestra aldea? ¿El Padre Francis no había negociado las condiciones para nosotros?”

Lawrence no sabría decir si el Mayor Semu había ocultado la relación actual de su aldea con Enberl, o si ese hombre simplemente se rehusaba a entenderlo.

Sin embargo, inmediatamente supo la respuesta.

“Piénsenlo, nunca deberíamos haber dejado que Elsa le sucediera al Padre Francis en su posición en un primer lugar. De esta manera, es natural que Enberl no sienta ningún respeto por nosotros.”

“Exactamente. Escondiéndose todo el día en la Iglesia, nunca saliendo para arar lo campos, lo único que ella puede hacer es tomar la misma cantidad de pan que el resto de nosotros. Es debido a la bendición de Lord Toyerre que fuimos capaces de tener una cosecha tan abundante este año. En este caso, porque debería una chica de Iglesia ser la única que—“

“¡Suficiente!”

Un humor aprensivo rápidamente agitó las llamas del descontento.

Aquellas flamas del descontento comenzarían a quemar desde las más vulnerables, más inflamables áreas, y rápidamente se esparcirían desde allí.

Era fácil de imaginar cuanto corazón y esfuerzo Elsa, quien daba la impresión de ser una persona sumamente seria, había dedicado a conservar el legado del Padre Francis.

Seguramente Semu, quien compartía sus objetivos con Elsa, entendía el gran dolor que ella sentía en aquel momento.

Aún así, por los comentarios hechos por los aldeanos momentos tras, era obvio el tipo de actitud con la que veían a Elsa.

Lawrence había notado hace algún tiempo que Elsa mantenía sus puños apretados, manteniendo un rostro inexpresivo.

“Entonces, ¿que debemos hacer ahora, Mayor?”

“En cualquier caso, todos deberían chequear cuanto dinero conservan del monto que fue repartido luego del festival de la cosecha, así como la cantidad de provisiones almacenadas para pasar el invierno. Antes de que el enviado de Enberl llegue aquí, no tenemos forma de saber que tipo de propuesta nos harán. El enviado probablemente no llegará hasta la luz del día. Antes de eso, debemos separarnos temporalmente. Cada uno de ustedes, vallan a revisar las cosas que acabo de mencionar,” respondió Semu.

Aunque la gente dejó salir suspiros de insatisfacción, oyendo a Semu reiterar sus instrucciones, se levantaron de mala gana.

Mientras los hombres descendían de la roca usada como lugar de discusión, lanzaron miradas llenas de odio hacia Lawrence y Elsa.

Aunque las actitudes de los hombres reflejaban su falta de razón, Lawrence se alegraba de que el Mayor Semu estuviese de su parte.

Si también Semu se convirtiese en su enemigo, Lawrence no tendría más opción que utilizar su última carta, Horo.

“Elsa.”

Mientras los aldeanos se retiraban uno tras otro, Semu se acercó a Elsa, sosteniéndose en su bastón, y dijo:

“Se que es difícil para ti, pero por favor sopórtalo por ahora.”

Percibiendo a Elsa asentir silenciosamente con su cabeza, Semu miró a Lima y dijo:

“Lima, por favor ve a la Iglesia con Elsa. No hay garantía de que aquellos que pierdan la paciencia no intenten entrar a la Iglesia.”

“Déjemelo a mí.”

Lawrence fue inmediatamente capaz de discernir la relación de poder que existía entre los aldeanos.

Entonces, ¿en que parte de este mapa de relaciones encajarían Lawrence y Horo?

“Señor Lawrence.”

Finalmente, Semu miró hacia donde estaban Lawrence y Horo, y dijo:

“Así como los aldeanos, yo también tengo mis sospechas sobre ti, porque esto es mas que una coincidencia. Sin embargo, espero que no me tomes por el tipo tonto que inmediatamente salta a sacar conclusiones.”

“Si yo estuviese en la misma posición, Mayor Semu, probablemente diría lo mismo,” dijo Lawrence.

Las líneas en la frente que poseía Semu debido a su edad permanecieron arrugadas. Ligeramente aliviado, asintió con su cabeza y dijo:

“Por el bien de protegerlos a ustedes dos del peligro, y al mismo tiempo prevenir que las sospechas crezcan, tendré que pedirles que se trasladen a mi residencia.”

Afortunadamente, Semu no pretendía atarlos sin dar lugar a ningún argumento de su parte, pensó Lawrence. Por otra parte, Lawrence sentía que oponer resistencia en un momento así probablemente culminaría en un derramamiento de sangre.

Así, Lawrence asintió obedientemente, y caminó hacia la residencia de Semu, seguido por detrás de Semu y los aldeanos.




“Déjenme decirles algo. Hay una celda de detención en aquella aldea—“

Sucedió durante una fiesta, cuando todos ya se encontraban borrachos en alguna medida, y el tema de hacer inmensas fortunas continuamente salía de cada boca.

Tan pronto como el comerciante escuchó que allí se podía hacer dinero, siguió cooperativamente a los aldeanos hasta la residencia del Mayor, solo para ser confinado en la celda de retención, sin nunca volver a emerger.

Mientras los aldeanos de la aldea mantuvieran sus bocas cerradas, nadie se enteraría de la desaparición del comerciante.

Luego de que todas sus posesiones fuesen vendidas, el comerciante sería ofrecido como un sacrificio humano, mientras se rezaba por una cosecha abundante.

Rumores como estos eran frecuentemente propagados por algunas aldeas particularmente ricas.

Sin embargo, parecía que al menos en la aldea de Tereo eso no iba a ocurrir.

Lawrence y Horo estaban confinados en una habitación ordinaria que incluso tenía ventanas instaladas. La posición de la habitación era directamente adyacente a la que había estado Lawrence durante su conversación con Semu en su primera visita.

No había cerradura en la puerta, por lo que si quisieran forzarla para escapar, probablemente no sería algo imposible. Sin embargo, debido a las circunstancias actuales, era probable que esos dos estuviesen más seguros allí que en la Iglesia.

Si fuesen a idear un plan, este no sería un mal lugar para hacerlo.

“¿Qué opínas?” Preguntó Lawrence.

En el centro de la habitación había una pequeña mesa, y ambos estaban sentados juntos en uno de los dos bancos para dos personas ubicados a cada lado de la mesa. Los aldeanos seguramente estaban escuchando através de la puerta, por lo que Lawrence bajo su tono de voz al decirlo.

“Si lo hubiese sabido, te habría escuchado, deberíamos haber renunciado a la búsqueda del libro y dejado este lugar.”

La respuesta de Horo fue inesperadamente negativa.

Sin embargo, su rostro no mostraba rastros de culpa, no parecía verdaderamente arrepentida.

Con su mirada fija en un punto específico, Horo paresia estar pensando a una increíble velocidad.

“Es difícil afirmar que lo que acabas de mencionar es lo que deberíamos haber hecho. Suponte que hubiésemos venido aquí a preguntar la localización del monasterio, y nos marcháramos en el mismo día, eso fue, el día antes de ayer, y luego de eso, las noticias de que Enberl había descubierto trigo envenenado llegaran a este lugar hoy, en otras palabras, justo ahora. Seguramente sospecharían que alguien envenenó el trigo con malas intenciones, ¿y quienes supones que serían los principales sospechosos? Definitivamente seríamos nosotros,” dijo Lawrence.

“Después de todo, ningún otro grupo de viajeros estaría constituido por un comerciante zoquete y por una joven y bella dama. Rápidamente seríamos atrapados y arrestados.”

Lawrence no pudo evitar revelar una sonrisa forzada oyendo la venenosa lengua de Horo, pero al mismo tiempo, creía que el no llorar y decir: “Es mi culpa que las cosas resultaran de esta manera” encajaba con Horo.

“Desde el momento en que entramos en esta aldea, probablemente estábamos destinados a ser sospechosos de envenenar el trigo, ya que los demonios que causan problemas a las aldeas usualmente vienen de afuera,” dijo Lawrence.

“Además, no tenemos forma de probar nuestra inocencia solo con palabras, ¿no es así?”

Lawrence asintió con su cabeza.

Cuando un desastre ocurría, no importaba si el trigo fuese envenenado por demonios o por el resultado de la mala intención de alguien, la gente siempre querrá saber la causa.

No es que cada vez que ocurría algo malo fuese culpa de demonios, pero cuando algo malo pasaba, la gente usualmente decía los demonios habían aparecido.

“La situación es demasiado para ser solo una coincidencia. No importa como lo piense, estoy seguro de que fue una obra de Enberl para ganar el control de Tereo. Además, cualquier duque en los alrededores de esta región debe ser conciente de las disputas comerciales entre Enberl y Tereo, además de sus otros problemas. Y, si al mismo tiempo, se encontrase trigo envenenado, todos sospecharían que habría sido obra de Enberl. En tal caso, ya que Tereo tiene sus propios fondos, esa gente ciertamente no guardaría silencio. En tal situación, Enberl necesitaría tener algún chivo expiatorio, y nosotros, sin saberlo, justamente aparecimos en aquel momento, con lo que Enberl quedó provista de los medios para llevar a cabo su plan.”

En ese caso, Lawrence podía más o menos imaginar que tipo de trampa les había puesto Enberl al final.

“Y luego, mientras negocien con Tereo, Enberl seguramente permitirá a los aldeanos pagarles mas tarde si encontrasen a los responsables de envenenar el trigo.”

No solo Enberl podría demostrarle a sus vecinos que no había sido obra suya, también serían capaces de tener a Tereo bajo su soberanía. En cuanto a Lawrence y Horo, se convertirían en los corderos de sacrificio, evaporándose como rocío al ser ejecutados, como resultado de los avaros deseos de una ciudad.

“Enberl probablemente no quisiera involucrarse en ningún tipo de disputa con nuestro gremio, por lo que naturalmente no llevaran un juicio para determinar si somos o no inocentes. Enberl nos declarará culpables tan pronto como pudiesen para poder ejecutarnos, y luego les dirían a la gente de Tereo que si no revelaban nuestras identidades, les reducirían los impuestos. De esta manera, la cuestión sería capas de llegar a una perfecta conclusión.”

Horo dejó salir un suspiro, y mordió la uña de su pulgar.

“¿Dejarás que simplemente se salgan con la suya?” dijo ella.

“Como podría permitirlo.”

Aunque Lawrence encogiese sus hombros y se riera involuntariamente por su nariz, si le preguntaran como resolver la situación, el no tendría la respuesta.

“Si huimos, parecería como si estuviésemos escapando debido a nuestra culpabilidad. Si retratos de tu rostro fuesen distribuidos por todas partes, vos serías incapaz de seguir haciendo negocios.”

“Y con ello, mi carrera como comerciante se acabaría completamente.”

¿Cuál era el mejor curso de acción?

Justo mientras Lawrence se preguntaba esto, Horo pareció haber pensado en algo y dijo:

“Mm. Oh si, ¿no podrías vos pedir ayuda a aquel gremio?”

“¿Pedir….ayuda huh? Si eso fuese posible…..ah, oh si...”

Ko ko ko. Lawrence se golpeó la cabeza con su puño, y Horo lo observó fijamente con una mirada sospechosa.

“Tú estas aquí,” dijo Lawrence.

“¿Que se supone que significa eso?”

“Significa algo bueno. Si yo montara sobre tu espalda, ¿seríamos capaces de escapar a otra ciudad mas rápido que en caballo?”

“Por supuesto.”

“No es una distancia demasiado grande, y además, lo único en el mundo que puede viajar mas rápido que un caballo es un barco. Aunque esa gente de Enberl quisiera hacer una gran red para capturarnos, solo serían capaces de extenderla tan rápido como montasen un caballo, ¿y luego que?” (Ndt: para los que no comprendan, lo de la red no es literal, significa que los buscarían en varias regiones simultáneamente contactando distintas personas, pero al solo disponer de caballos, la gente de esas regiones no se enteraría tan rápido de que los están buscando)

Horo dejó salir un suave “Hmph” con su nariz. Sería difícil saber si aquel sonido fue un suspiro o una respuesta a Lawrence.

“Si pudiésemos arreglárnoslas para escapar al gremio, ellos nos proveerían de protección. Un miembro del gremio envenenando trigo para hacer negocios, si noticias así se esparcieran, las cosas se volverían extremadamente complicadas, por lo que el gremio seguramente hará todo lo que esté a su alcance para prevenirlo,” dijo Lawrence.

“Si los que quieren capturarnos ya tomaron eso en cuenta, tal vez se den por vencidos en el momento en que escapemos.”

“Pero…”

Lawrence se sintió algo aliviado al pensar que la situación estaba mejorando, pero al siguiente momento, las consecuencias que aquello conllevaría inmediatamente pasaron por su mente.

“Luego de eso, ¿sabes a quien todos acusaran de ser culpable?” dijo Lawrence.

No era necesario decirlo. La persona a quien todos los aldeanos consideran un mentiroso, quien a veces es observado con sospecha, y cuya ocupación perfectamente le permitiría envenenar el trigo: Ivan, el encargado del molino.

Horo pareció entender inmediatamente lo que Lawrence quería decir.

Sin embargo, esta vez mostró una expresión obviamente molesta, y dijo como si se hubiese rendido:

“Entonces simplemente deja al muchacho montar en mi espalda también. Él quería dejar este lugar de todas formas, ¿no es así? Yo no me opondré, si aquella mujer se encuentra en peligro, puedes llevarla también. Después de todo, vos eres demasiado sentimental. Que molesto…

Si tanto Lawrence como Ivan desapareciesen de la aldea, seguramente Enberl no tendría a nadie a quien culpar.

Además, si ambos desaparecieran, Enberl al menos sería capaz de convencer a sus vecinos de que Ivan era el culpable, y que había huido por ese motivo. Así, Enberl no tendría necesariamente que colocar retratos de Lawrence, sabiendo perfectamente que haciéndolo solo acarrearía problemas con el gremio al que perteneciera.

“Pero, el problema con ello es que tendrías que mostrar tu verdadera forma.”

Oyendo esto, Horo se rió con una expresión incrédula y dijo:

“Yo no soy tan intolerante. Sin embargo…al ver la forma en que la gente me teme, hieren mi frágil corazón.”

El que los ojos de Horo mostraran cierto reproche, era probablemente debido al hecho de que Lawrence irresponsablemente había retrocedido varios pasos al ver su verdadera forma por primera vez en las alcantarillas de Pattio.

Sin embargo, Horo inmediatamente enganchó su labio inferior con sus colmillos, revelando una sonrisa maliciosa mientras continuaba:

“¿O es que, vos deseas ser el único que conozca mi secreto?”

Sin saber como responder, Lawrence soltó una tos.

Aparentemente encantada, Horo dejó salir una suave risa a través de su garganta y dijo:

“Si vos pensáis que el plan es factible, no me opondré.”

Aunque algo molesto, Lawrence no podía pensar en nada mejor para solucionar el problema.

“Por supuesto que esa es nuestra última alternativa, aunque las probabilidades de llevarla a cabo son bastante altas. Es una lástima que el carro con las mercancías deba ser abandonado, pero supongo que lo único que puedo hacer es pensar en ello como si se hubiesen perdido en el fondo de un valle.”

“¿Serviría yo como tu nuevo carro entonces?”

Una brillante y hermosa broma.

“¿Qué clase de carro tendría al caballo controlando las riendas?”

Oyendo esto, Horo reveló una audaz y desenfrenada sonrisa, y casi al mismo tiempo, el sonido de los golpes se escuchó.




Cuando se abrió la puerta, Semu estaba de pie al otro lado de ella.

Con el anciano cuerpo de Semu, lidiar con la crisis de la aldea era quizás una carga muy pesada.

Posiblemente debido a las sombras producidas por las velas suspendidas a lo largo del pasillo, la apariencia de Semu se había tornado inesperadamente extenuada.

“¿Podría hablar con ustedes dos?”

Lawrence consideraba poco probable que su conversación con Horo hubiese sido oída. Porque estaba seguro de que Horo no había bajado la guardia en ningún momento.

“No hay problema, nosotros estábamos planeando que hacer también.”

“En ese caso, por favor perdonen mi intromisión.”

Sosteniéndose con su bastón, Semu caminó lentamente dentro de la habitación, y detrás de el, un aldeano bloqueó la puerta abierta.

Tal vez debido a que no había muchas oportunidades de desempeñar aquella tarea, era que el aldeano estaba un poco nervioso.

“Cierra la puerta.”

Oyendo esto de Semu, los ojos del aldeano se ampliaron instantáneamente. Sin embargo, luego de que Semu repitiera sus órdenes, el aldeano solo pudo cerrar la puerta a regañadientes.

La actitud del aldeano claramente indicaba que, desde el fondo de su corazón, pensaba que Lawrence y su compañera eran los culpables.

“De acuerdo.”

Semu colocó una vela sobre la mesa, y comenzó con el tema.

“A propósito, ¿Quiénes son ustedes dos exactamente?”

Semu había hecho un gran trabajo yendo directamente al grano.

Lawrence reveló la sonrisa que usualmente usaba para hacer negocios y respondió:

“No somos personajes famosos dignos de renombre. En cuanto a quienes somos, ya se lo había dicho.”

“En efecto, señor Lawrence, tú ya te has identificado. Por supuesto, aún no lo he confirmado, pero estoy seguro de que es un verdadero comerciante.”

La mirada de Semu se trasladó de Lawrence hacia Horo, quien estaba sentada junto a él.

La capucha de Horo tapaba su rostro, y mantenía su cabeza baja en completo silencio.

Mirando a Horo desde su costado, aparentaba estar adormecida.

“Ambos preguntaron por la localización del monasterio Diendoran. ¿Puedo preguntar con que objetivo querían llegar al monasterio?”

Semu había hecho una concesión.

Cuando Lawrence le preguntó por primera vez sobre la localización del monasterio, Semu había pretendido no saber nada de su existencia.

Semu probablemente quería averiguar si Lawrence y Horo habían sido enviados por Enberl.

En ese caso, luego de comprobarlo, ¿que haría después?

“Un residente de Kumerson me contó sobre la cabeza del monasterio Diendoran. Mas precisamente, no me lo comento a mi, sino a mi compañera,” dijo Lawrence.

El mayor temor de Semu era que Lawrence y Horo fueran personas enviadas por Enberl.

Sin embargo, actualmente Semu no tenía la fuerza necesaria para hacerlos revelar sus verdaderas identidades a través de ingeniosos trucos de expresión.

Semu dio un gran suspiro, y como si estuviese jadeando, lanzó una mirada indefensa hacia Lawrence y continuó:

“¿Ustedes realmente no están aquí por encargo de Enberl? Si lo están, ¿cuanto dinero fue? ¿Cuánto dinero les pagaron por venir aquí?”

“Es verdad que pasamos por Enberl, pero solo fue una pequeña parada en nuestro viaje. Estábamos buscando el monasterio Diendoran solo por el bien de nuestros propios propósitos.”

“¡Deja….deja de mentir!,” Semu gritó con voz ronca.

Bajo la luz de la vela, Semu reveló una feroz y demoníaca expresión mientras avanzaba progresivamente.

“Nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con la disputa entre Enberl y esta aldea. El hecho de que halla podido averiguar la relación entre Enberl y la aldea se debe a las conjeturas que hice de las cosas que oí en el bar, de Ivan, de Elsa, combinado con mi experiencia personal,” dijo Lawrence.

Semu estaba preocupado de que Lawrence y Horo fuesen espías enviados por Enberl para reunir información de su enemigo.

El incidente del trigo envenenado no había sido ideado para seguir la pista del asunto del paganismo, pero era algo que podía ser resuelto simplemente con dinero.

Dependiendo de los resultados de la negociación, la aldea de Tereo aún podría tener una chance de recuperarse.

Sin embargo, en el momento en que la Iglesia se involucrase, el problema no podría resolverse tan fácilmente.

“¿Ustedes re…real…realmente no tienen nada que ver con ellos?”

Semu fue incapaz de resistirse a preguntarlo de todos modos. En cuanto a Lawrence, solo pudo responder:

“Así es.”

Semu dejó caer su cabeza, la expresión agonizante en su rostro era como si hubiese tragado una bola de metal calentada hasta brillar de rojo. Incluso sentado en una silla, apenas podía sostener la parte superior de su cuerpo con el bastón.

Un debilitado Semu levantó su cabeza gradualmente y dijo:

“Si ese es realmente el caso…”

Seguramente, el verdadero estado económico de los aldeanos había llegado a los oídos de Semu.

Solo haciendo un cálculo aproximado, Lawrence inmediatamente se dio cuenta que el estado financiero de los aldeanos caería en el abismo tan pronto como el trigo de Enberl fuese devuelto.

Ya que eso significaría que las ganancias producidas en medio, o un año entero, se desvanecería en un instante.

“Si ese es en verdad el caso, ¿sería posible que nos prestases tu sabiduría…. y dinero?”

El cuerpo de Horo se movió momentáneamente.

Tal vez el que Semu mencionara el dinero, le recordó a Horo los eventos que tuvieron lugar en Rubinhagen.

En aquel entonces, Lawrence se había encontrado con la probabilidad de caer en bancarrota debido a la trampa que alguien le había puesto, y recorrió toda la ciudad pidiendo dinero.

Los sentimientos de Lawrence por aquel entonces eran como si hubiese caído en un pozo de agua, y luchara desesperadamente por no ahogarse.

Aún así, Lawrence era un comerciante.

“Puedo prestarte mi conocimiento. Sin embargo…”

“No te pediré que nos lo prestes gratis.”

Los ojos de Lawrence se cruzaron con la aguda mirada de Semu.

Lawrence no creía que hubiese mucho en lo que Tereo pudiera recompensarlo.

Siendo ese el caso, las probabilidades restantes eran muy limitadas.

“A cambio, yo garantizaré personalmente tu seguridad,” dijo Semu.

Aunque Tereo fuese una aldea pequeña, seguía siendo una comunidad después de todo, y Semu era el líder de esa comunidad.

En una aldea pobre, el dinero poseído por un comerciante era, sin lugar a dudas, una poderosa arma.

Sin embargo, si los aldeanos sacaran sus guadañas y azadas, nadie parecería tan débil e insignificante como un comerciante.

“¿Tenemos un trato?”

“La razón por la que no los até sin dar lugar a ninguna explicación de su parte, señor Lawrence, fue porque usted vino a presentarme sus respetos con su trigo.”

Semu era muy hábil en el discurso.

Aunque quisiera replicar, Lawrence sentía que actuar testarudo en estos momentos, no haría que la situación mejorara.

Además, Lawrence y Horo ya habían planeado su curso de acción. Por el bien de esto, Lawrence se dijo a si mismo que era mejor aceptar la proposición de Semu para que su plan pudiese proseguir sin problemas.

“Obviamente no tengo mas alternativa que aceptar,” respondió Lawrence.

“…….”

“Sin embargo….”

Lawrence enderezó su espalda y, mirando directamente a los ojos de Semu, dijo:

“Si soy capaz de resolver la situación actual, querré una cierta suma como recompensa.”

El hecho de que Lawrence no hubiese suplicado por su vida ni le hubiese ofrecido dinero a Semu, pero sí hubiese exigido una recompensa de una manera firme, tomó a Semu por sorpresa. Sin embargo, Semu recobró inmediatamente sus sentidos y asintió.

Quizás Semu considerara a Lawrence como alguien digno de confianza.

O tal vez era que Semu pensaba que Lawrence realmente podría resolver la situación.

Pero la verdad era, que la declaración de Lawrence era una mentira ideada con la intención de ganar el favor de Semu.

Si fuese posible, Lawrence desearía poder abandonar Tereo de una forma pacífica. En ese caso, era obviamente mejor esperar a que el enviado de Enberl llegara y poder ver así la situación de Tereo antes de irse.

Si Enberl solo deseara crear una oportunidad para poner a Tereo bajo su control, y no planeara hacer algo imprudente, seguramente no conducirían una investigación acerca de si el trigo había sido envenenado por alguien o había crecido así naturalmente.

Era extremadamente probable que Enberl simplemente dejara el caso del trigo envenenado sin resolver.

“Entonces, por favor dame los detalles.”

Lawrence se dirigió a Semu, y comenzó a calcular en algún lugar dentro de su mente.

Quizás era posible pensar en algún plan milagroso para resolver el dilema.




Mientras mas hablaba Semu, más ridícula se tornaba su explicación.

El contrato que el Padre Francis había firmado con Enberl era uno realmente escandaloso, del cual Lawrence nunca se había enterado. Solo el hecho de que Tereo fuese capaz de decidir la cantidad y el precio del trigo para vender a Enberl era algo inimaginable.

Además, solo observando los libros que el Padre Francis guardaba en el sótano, era fácil imaginarse el hecho de que el Padre Francis había tenido poderosos partidarios detrás de él.

Algunas evidencias de ello podían encontrarse con solo examinar el encuadernado de cuero, y el refuerzo de metal en las cuatro esquinas de los libros. Después de todo, cada libro que se encuadernara y reforzara costaría una fortuna.

Al igual que la nota sobre las regiones fronterizas que había aparecido en el escritorio de Elsa, varias figuras influyentes, incluyendo al obispo de una gran diócesis, todos parecían tener asuntos privados con el Padre Francis.

A pesar de ser acusado una y otra vez de herejía, el Padre Francis había sido capaz de vivir su vida en paz hasta su muerte. No era difícil imaginar que esto probablemente fue gracias a sus conexiones. Así como la fuerza de una red construida con muchas cuerdas, las conexiones entre la gente formaban una fuente directa de poder.

Semu también dijo que no sabía como el Padre Francis se las había arreglado para firmar el acuerdo con Enberl. Probablemente no estuviese mintiendo.

Semu especulaba que el Padre Francis pudo haber conocido algunos secretos sobre el gobernante de Enberl, Count Barton, y esa era una probabilidad que no estaba tan alejada de la verdad.

Sin lugar a dudas, el Padre Francis había sido una figura destacada.

Sin embargo, este no era el momento adecuado para admirar a un difunto.

Si Lawrence fuese capaz de resolver el predicamento de la aldea de Tereo, obviamente sería provechoso para sus negocios, por lo que era mejor pensar seriamente sobre el problema que tenia entre manos.

Pensándolo bien, la extravagante manera en la que los aldeanos vivían sus vidas, dependía completamente del contrato que el Padre Francis había dejado atrás, el cual solo se podría describir como trágico.

Aunque fuesen a reunir juntos todas las monedas de oro y plata que poseyeran, seguirían siendo incapaces de pagar a Enberl.

Obviamente, tan pronto como Enberl regresara el trigo por completo, Tereo inmediatamente tendría que declararse en bancarrota.

Sin embargo, si seguía pensando de esta manera, Lawrence nunca sería capas de dar un simple paso adelante. Por lo que Lawrence comenzó a discutir sobre las posibilidades en las que había pensado:

“Normalmente hablando, teniendo en cuenta que no podrán pagarle, Enberl seguramente querrá comprar el trigo del año entrante con el fin de compensar la diferencia.”

“….. ¿Eso quiere decir?”

“Significa que seguramente impondrán un precio de antemano para la compra de todo el trigo que cosechen los aldeanos el año entrante.”

Partiendo del hecho de que Semu no comprendiera el concepto de la compra de antemano (Ndt: un trato que implica la precompra de cosechas, basado en la estimación del potencial de un campo durante su fase de cosecha joven), era evidente todo el tiempo del que la aldea había gozado sin problemas ni preocupaciones.

“Si… si ese camino fuese aceptable, la aldea sería librada temporalmente de este problema,” dijo Semu.

“Sin embargo, la otra parte naturalmente tiene la ventaja en este trato. Ya que están pagando por algo que aún no existe, no conseguirían beneficios a menos que demandaran algún descuento. Y por nuestro lado, una vez que decidamos vender el trigo al precio acordado, no importa que tan buena fuera la cosecha, nunca podríamos recolectar más dinero del que necesitamos para pagarle.”

“Eso….eso no es nada razonable.”

“Además, aunque la cosecha del año entrante sea tan abundante como la de este, habría una baja en los ingresos, por lo que tendrían que tomar el trigo de dos años consecutivos para compensar la diferencia, y los ingresos de tres años después serian aún mas bajos. No solo eso, la otra parte podría aprovecharse de nuestra debilidad y exigir la cancelación del trato durante una cosecha pobre. ¿Debes entender lo que pasaría entonces, verdad?,” dijo Lawrence.

Exactamente por estas razones es que otras aldeas dedican tanto tiempo en empleos alternativos durante el invierno, cuando no hay nada que hacer en el campo.

Aunque los beneficios fueran pequeños, los aldeanos serían diligentes en buscar trabajos secundarios, con el fin de evitar que otras personas se apoderasen de sus tierras en la aldea.

“Siempre creí que todo estaría bien mientras la aldea estuviese libre de impuestos… es por eso que siempre me esforcé en resguardar el legado que el Padre Francis dejó atrás….,” dijo Semu.

“No hay nada malo con tu idea en si misma. Sin embargo, los aldeanos no tienen idea de que tan grande fue el favor que el Padre Francis les concedió,” respondió Lawrence.

“En efecto…. no tiene sentido discutir estas cosas ahora, pero cuando el Padre Francis se presentó repentinamente en nuestra aldea por primera vez, originalmente había pedido alojarse en la aldea a cambio de mejorar nuestra relación con Enberl. Aunque hubiese una Iglesia construida en la aldea, éramos incapaces de abandonar nuestra fe en el antiguo guardián de estas tierras, Lord Toyerre. El padre Francis dijo que no le importaba, y nunca condujo ninguna actividad misionera formal, simplemente vivió en la Iglesia hasta que murió.”

Quizás los aldeanos consideraran al Padre Francis como un ángel de la fortuna enviado por Lord Toyerre.

“No creí que las cosas pudieran tornarse así….”

“Mayor Semu, ¿esta seguro que nunca se le paso por la mente que esto podría ocurrir?,” dijo Lawrence.

“Lo presentía, mas o menos….pero, nunca me esperaba la aparición del vino de Kapass….”

“¿Vino de Kapass?”

“Aye, al trigo envenenado como el de este incidente, nosotros lo llamamos vino de Kapass. Dicho vino es producido sin centeno, y todos conocemos de su existencia. Por lo tanto, no creo que los aldeanos añadieran accidentalmente este tipo de vino, cuya pureza es tan alta que hasta es fatal, al trigo.”

Lawrence estaba de acuerdo con lo dicho por Semu.

“Por lo que es natural sospechar que alguien envenenó el trigo apropósito.”

“Los aldeanos sospecharían de un viajero, porque todos creen que los extranjeros son el blanco mas factible de sospechas.”

“Y luego de eso, Ivan, el encargado del molino.”

Semu asintió, y luego volvió a asentir mientras hablaba:

“Acabo de tener una breve discusión con Elsa, ella sospechó inmediatamente que Enberl era la responsable del envenenamiento. Me siento completamente avergonzado. En lo único que podía pensar mi cerebro era que todo estaría bien mientras tuviéramos quien nos comprara el trigo……no podía pensar en nada mas.”

“Tan pronto como el enviado de Enberl llegue aquí, debería quedar claro si es o no un acto dirigido por Enberl misma. Si no te importa, me gustaría conversar con Elsa antes de ello.”

El que Lawrence accediera a ayudar a Semu era con el objetivo de pronunciar satisfactoriamente esta frase.

“Lo entiendo….”

Semu se levantó para abrir la puerta, y luego de darle unas breves instrucciones al hombre que la vigilaba, giró su cabeza en dirección a Lawrence y dijo:

“Por favor sigan a este aldeano. El los escoltará a la Iglesia.”

Todo el peso del cuerpo de Semu parecía estar sobre su bastón mientras caminaba con el y despejaba el camino para Lawrence y Horo.

“Estos viejos huesos míos…..no aguantarán mucho mas. Por favor díganme los resultados de su conversación mas tarde. Que embarazoso….”

Con prisa, el aldeano empujó la silla en la que estaba sentado, y Semu se sentó con una dolorosa expresión.

El que Semu no los acompañara a la Iglesia significaba que sería mas fácil para Lawrence hacer un movimiento, Semu era también la persona quien podía protegerlos de ser atacados por los iracundos aldeanos.

Lawrence naturalmente deseaba que todo pudiese solucionarse en paz.

Lawrence se sentiría preocupado si Semu fuese a colapsar, por lo que le dijo varias cosas desde el fondo de su corazón antes de partir de su residencia.

La hoguera en la plaza de la aldea aún ardía de color rojo. Los aldeanos que se encontraban allí se susurraban cosas, aunque Lawrence no podría decir que es lo que estaban discutiendo.

En el momento en que Lawrence y Horo salieron de la residencia de Semu, todas las miradas de los aldeanos se centraron en ellos.

“Esto en verdad es un sentimiento escalofriante.”

Murmuró Horo.

Si el aldeano en frente de ellos fuese a desobedecer las órdenes del Mayor, Lawrence y Horo probablemente serían rodeados y golpeados antes de que los colgaran en alguna parte.

La plaza estaba repleta de tensión, una atmosfera chocante.

Aunque la Iglesia estuviese a solo unos pasos, la distancia parecía enorme.

“Señora Lima, el mayor nos pidió que viniésemos.”

Cuando llegaron al frente de la Iglesia, el aldeano que lideraba su camino golpeó la puerta y dijo aquello en una voz inusualmente alta.

Más bien, el aldeano lo habría hecho para mostrarles a los demás en la plaza que solo estaba acompañando a Lawrence y Horo por orden del Mayor.

Lo que mas temía un aldeano era ser tratado hostilmente por sus compañeros.

Poco después, las puertas de la Iglesia se abrieron, luego de lo cual Lima permitió pasar a Lawrence y Horo, el hombre obviamente se alivió, dejando caer sus hombros, carentes de fuerza.

Las miradas llenas de odio dirigidas en su dirección, teñidas de negro rojizo por la hoguera, inmediatamente fueron bloqueadas por la puerta cerrada.

Aunque la puerta de la Iglesia era gruesa y pesada, Lawrence estaba inseguro sobre cuanto tiempo pasaría hasta que los aldeanos arrojaran mas que miradas en su dirección.

“Dijeron que el Mayor les pidió que viniesen. ¿Qué es lo que ocurre?”

Aunque Lima dejó pasar a Lawrence y Horo en la Iglesia, no les permitió avanzar más; bloqueó el camino de Lawrence mientras hablaba.

“Deseo tener una conversación con la Señorita Elsa,” Dijo Lawrence.

“¿Con Elsa?”

Dijo Lima, entrecerrando sus ojos con sospecha.

“Semu garantizó personalmente nuestra seguridad mientras le preste mi conocimiento y dinero. Sin embargo, con el fin de maximizar la efectividad del conocimiento y dinero que pueda otorgarle, necesito obtener información precisa, y estoy seguro de que la Señorita Elsa posee un mayor entendimiento de la situación que el Mayor Semu.”

Lima, quien tenía experiencia en viajar sola, era más bien simpática con Lawrence, quien había caído en una situación poco razonable.

Lawrence no estaba seguro si era porque sus acciones eran transmitidas por su corazón, pero lima apuntó con su barbilla en dirección opuesta al salón, y pronunció un “Sígueme, Elsa esta por aquí” antes de comenzar a caminar.

Horo continuaba mirando en dirección al salón de servicio.

Si Lawrence no estuviese allí, seguramente Horo hacía tiempo que hubiese irrumpido en la Iglesia y escapado al otro lado del Horizonte con el libro entre sus dientes.

A la derecha del salón de servicio, estaba la sala de copiado y la habitación de deberes sagrados.

La luz de la vela fluía por todo el pasillo, y tan pronto como giraron en la esquina, la forma de Ivan apareció ante ellos.

Viendo la apariencia de Ivan, parado frente a la puerta a la izquierda del pasillo, con un hacha en sus manos, no era difícil imaginar la razón por la que estaba allí.

En el momento en que Ivan se percató de la presencia de Lawrence y Horo, se sorprendió, y luego una complicada expresión apareció en su rostro.

Actualmente, solo había dos sospechosos de haber envenenado el trigo de la aldea. Ivan obviamente sabia que él no era el responsable, por lo que solo habia una persona de la cual sospechaba. Aún así, Ivan era una de las pocas personas que podrían ver la dirección del flujo de trigo de todo el pueblo.

Por lo que Ivan no creía que Lawrence hubiese tenido oportunidad alguna de envenenar el trigo.

“¿Elsa esta aquí, verdad?,” dijo Lima.

“Ah, si. Pero…”

“El Mayor ha dado su consentimiento. ¡Elsa! ¡Elsa!”

Ivan habia sido prácticamente empujado del frente de la puerta por Lima.

La hoja del hacha en las manos de Ivan estaba completamente oxidada, y el mango mostraba evidencias de haber sido perforado y comido por hormigas u otros insectos.

Lawrence podía entender los sentimientos de Ivan en insistir montar guardia ante la puerta a pesar de llevar un arma tan deteriorada.

Porque antes en las alcantarillas de Pattio, Lawrence mismo, con una apariencia totalmente desgastada, se habia puesto delante de Horo para protegerla.

“¿Qué ocurre?,” preguntó Elsa.

“Tienes visitas,” respondió Lima.

“¿Huh? Ah….”

“Hay algo que deseo discutir contigo,” dijo Lawrence.

La expresión actual de Elsa era aún mas calmada que la que habia mostrado en la primera visita de Lawrence a la Iglesia.

“Entonces pasen por favor—“

“Elsa.”

La oradora era Lima.

Justo cuando Elsa estaba apunto de volver a la habitación, se dio la vuelta para mirar a Lima.

“¿Estas segura de que todo estará bien?”

Lima seguramente se refería a Lawrence y Horo.

Si se enfrentase en una pelea con Lima, Lawrence no estaría convencido de poder ganarle. Lima, con su ruda apariencia, lanzó una mirada sin compromisos a Lawrence.

Detrás de Lima, Ivan tragó saliva con fuerza y observó como se desenvolvía la situación.

“Aunque no se pueda contar con ellos, son de confianza, ya que ellos dos al menos saben como rezarle a dios,” respondió Elsa.

Justo cuando Lawrence estaba pensando, “Horo adora hablar de esa manera tan irónica,” descubrió que Elsa habia revelado una ligera sonrisa.

Aunque debajo de su capucha, la expresión de Horo paresia decir, “Yo no tengo tiempo libre para prestar atención a esas cosas tan insignificantes,” el hecho de que su expresión continuara disgustada era probablemente porque deseaba poder responder.

“De acuerdo. Ivan, protege bien a Elsa.”

De forma cariñosa, Lima palmeó el hombro de Ivan, y caminó de regreso por el pasillo.

El hecho de que Lima no quisiese participar de la discusión demostraba la menta abierta que poseía.

Teniendo a Lima con ellos, seguramente Elsa e Ivan se sentirían bastantes seguros.

“Disculpen nuestra intromisión.”

Luego de que Lawrence entrara a la habitación, Horo lo siguió, entrando al igual que él.

Cargando el hacha, Ivan estuvo a punto de seguirlos, pero fue detenido por Elsa.

“Tú espera afuera,” le dijo.

“¿Por…porque?”

“Por favor.”

Lawrence podía comprender la resistencia que oponía Ivan a rendirse. A pesar de asentir de mala gana cuando Elsa le repitió su solicitud, Ivan mantuvo una expresión sin voluntad.

Lawrence removió suavemente el saco de dinero que tenía atado a la cintura, y dándoselo a Ivan dijo:

“Esto es un saco de dinero, el cual cualquier comerciante lamentaría mucho perder. Lo dejaré a tu cuidado. Puedes considerarlo como una prueba de que soy digno de confianza.”

Aunque el saco solo contuviera una pequeña cantidad de dinero que Lawrence cargaba con el, Ivan observaba el saco como si le hubiesen dado algo de suma importancia, luego miró a Lawrence, con una expresión que parecía como si estuviera a punto de reventar en lágrimas.

“Te lo dejare a ti entonces.”

Oyendo esto de Lawrence, Ivan asintió y dio un paso atrás.

Luego de cerrar la puerta, Elsa se dio la vuelta completamente, encarando el interior de la habitación.

“Su actuación es realmente notable. Si ustedes dos estuvieran del lado de Enberl, parece que no nos quedaría mas alternativa que rendirnos.”

De repente, Elsa dijo aquello con un suspiro.

“¿Sospechas que estamos aliados con Enberl?” preguntó Lawrence.

“Si lo estuvieran, los únicos que vendrían a la aldea serían ancianos de la Iglesia, y no un grupo de carros tirados por caballos cargados con trigo.”

Elsa se apartó de la puerta y, sentándose en una silla, hizo señas a Lawrence y Horo para que buscaran una silla ellos mismos.

Como si estuviese soportando un gran dolor de cabeza, Elsa presionó su sien (una parte de la cabeza) mientras hablaba:

“Además, es aún mas difícil sospechar que ustedes envenenaron el trigo que creer que vinieron a la aldea en busca de señales de paganismo.”

“¿Por qué lo dices?”

“Hoo…. Aunque incluso el Mayor Semu tenga sospechas sobre ustedes dos, algo como esto….no importa como lo mire, Enberl parece responsable. Es solo que, nunca me esperé que ellos realmente fuesen a hacer tal movimiento….”

“Tengo entendido que el Padre Francis falleció en el verano, ¿correcto? Tener trigo envenenado preparado durante medio año es algo complicado, ya que sin importar lo que pase, tan pronto como Ridley’s Hellfire…no, el vino de Kapass sea encontrado mezclado en el trigo, sería inmediatamente eliminado,” dijo Lawrence.

El hecho de que Enberl hubiese preparado el trigo envenenado hacía tiempo, pero no hubieran actuado hasta ahora quizás era porque no habían llegado viajeros como Lawrence y Horo debido al invierno, a los que le echarían toda la culpa.

Sin embargo, normalmente hablando, es probable que Enberl temiese la existencia del Padre Francis, y por ello hubieran tomado tantas precauciones.

Por el otro lado, tan pronto como su oponente fue cambiado por Elsa, Enberl consideró que su plan era factible.

“El estado financiero de la aldea ha caído en un desesperado abismo. Aunque desearía poder pedir ayuda a nuestros partidarios, su voluntad de prestarnos ayuda era solo debido a sus vínculos con mi Padre. Es realmente difícil convencerlos de continuar ayudándonos….si fuese a pedirles algo mas, podría terminar perdiendo todos nuestros partidarios.”

“….Probablemente sea cierto.”

Habiendo dicho esto, Lawrence aclaró su garganta antes de continuar:

“Entonces, Señorita Elsa, de la manera en que tú lo ves, que nos pasará de ahora en adelante.”

En estos momentos, un miembro del clero probablemente sonreiría y diría: “Mientras confíen en la gracia de Dios, no hay nada de que preocuparse, porque Dios conoce la verdad de todo.”

Entonces, incapaz de ocultar su sonrisa, Elsa elevó las esquinas de su boca y suavemente dijo: “¿Me lo estas preguntando?”

“Los únicos que podrían decir como Enberl llevaría a su fin este acto son usted y la Señora Lima como mucho.”

“¿No hay otros dos?”

Elsa paresia indispuesta a decirlo por ella misma.

Luego de esto, dependiendo del tipo de demanda que el enviado de Enberl traiga, y que pedirían en intercambio por el trigo devuelto, Lawrence y Elsa seguramente compartían un entendimiento común.

Lawrence inclinó su cabeza, y observó a Horo a su lado.

Debajo de su capucha, Horo mostró un rostro adormecido.

Debido a que Horo sabia que su rol estaba por llegar, su apariencia paresia decir, “Antes de ello, déjame tomar un buen descanso.”

Lawrence repentinamente movió su mirada hacia Elsa, Y dijo casualmente como si estuviese saludando:

“Nosotros estamos planeando escapar.”

Elsa no paresia sorprendida. En lugar de eso, reveló una disgustada apariencia, como viendo a un niño tonto que nunca recuerda nada.

“El momento oportuno para escapar pasó hace mucho tiempo,” dijo Elsa.

“¿Quieres decir que Enberl ya tiene gente vigilando los caminos?”

“Seguramente…supongo, ya que si esta conmoción realmente fue causada por Enberl, entonces ustedes dos serán requeridos.”

La opinión de Elsa era la misma que la de Lawrence. En ese caso, lo que mas le preocupaba a Elsa debía ser lo mismo que le preocupaba a Lawrence.

“Las sospechas de los aldeanos están actualmente dirigidas hacia usted e Ivan, y convencerlos de lo contrario probablemente sería muy difícil. Pero si escapases, seria lo mismo que admitir tu culpabilidad.” (Esto lo dice Elsa)

Si Elsa fuera un poco mayor, y fuese hombre, ella seguramente se convertiría una distinguida sucesora del Padre Francis.

“Además, si escaparan a caballo, no serían capaces de escapar de los aldeanos,” dijo Elsa.

“Si mi compañera fuese, como aparenta, una joven normal, eso seguramente sería cierto.”

Elsa miró a Horo sorprendida.

Lawrence se percató de que las orejas de Horo se habían movido debajo de su capucha, y sospechó que se debía a su molestia por la mirada de Elsa.

“Basado en el conclusión, escapar es posible. De hecho, es posible escapar sin importar cuando o en que momento,” dijo Lawrence.

“¿Entonces porque….ustedes dos no están escapando?”

Lawrence inclinó su cabeza y dijo:

“Para empezar, aún tenemos que seguir revisando los libros reunidos en la Iglesia. La otra razón es que, luego de que hayamos escapado, ¿quien sería la siguiente persona en recibir la culpa de los aldeanos?”

Elsa estaba concentrada hasta el punto de no poder tragar saliva.

Tal vez Elsa ya había considerado serenamente esa posibilidad, y estaba, en consecuencia, preparada en su corazón.

“Aunque no sé como planean escapar, ¿es seguro que podrían escapar si llevaran a Ivan con ustedes?”

“No solo con Ivan, también con usted,” contestó Lawrence.

Por primera vez, Elsa reveló una sonrisa natural, una sonrisa que parecía decir, “Que tonto.”

“No voy a detenerlos o disuadirlos de escapar. Como aldeana, no puedo permitir que los principales sospechosos escapen, pero como miembro de la Iglesia, es mi más profundo deseo que aquellos que fueran acusados injustamente y fueran condenados por los demás puedan escapar sanos y salvos.”

El que la actitud de Elsa pareciera irresponsable era probablemente porque sentía que Lawrence, quien ella veía en un callejón sin salida, estaba diciendo tonterías.

“Bien, en cuanto a lo primero que mencionaron, no tengo razón para negarme. Realmente deseo dejarlos continuar revisando los libros, pero…”

“Por ahora, querríamos ser capaces de terminar de leer al menos uno de los libros,” interrumpió Lawrence.

Moviendo su cuerpo lentamente, Horo dijo:

“Esta escondido exactamente detrás del altar. Solo pido terminar de leer ese libro…así está la situación, no pediré demasiado.”

Luego de cerrar sus ojos por un momento, Elsa parecía haber llegado a una decisión. Tal vez sintió que era mejor darles un poco de gracia a aquellos a los que pronto les llegaría el fin.

Elsa se levantó de la silla, y abrió la puerta.

“¡Ah......whoah!”

“Escuchar a escondidas traerá castigo de los cielos,” Dijo Elsa.

“No, yo no estaba…no pretendía espiar…”

“En serio…si estabas o no espiando, ya no tiene importancia. Aparentemente hay un libro detrás del altar, ve y tráelo aquí.”

Aunque el volumen de la conversación que acababa de tener lugar no fuese muy alto, Lawrence no podría decir si Ivan había escuchado o no todos los comentarios.

De cualquier forma, habiendo escuchado la petición de Elsa, Ivan dudó un momento, pero finalmente comenzó a correr por el pasillo.

Observando la forma de la espalda de Ivan, Elsa parecía haber murmurado algo, pero con el sentido auditivo de Lawrence, era incapaz de escuchar lo que ella había dicho.

Elsa parecía haber dicho, “si tan solo fuese posible escapar con éxito”, pero antes de que Lawrence pudiera comprobarlo con Horo, Elsa se dio vuelta y dijo:

“No voy a detenerlos, ni disuadirlos de escapar. Sin embargo…”

La expresión que apareció en el rostro de Elsa era como la de un noble miembro del clero.

“Antes de eso, ¿podrían prestarnos su sabiduría? Porque nadie en esta aldea sabe como lidiar con dinero.”

Naturalmente, Lawrence asintió con su cabeza.

“Sin embargo, no puedo garantizarte que estarás satisfecha con mi respuesta.”

Luego de parpadear con una ligera sorpresa, Elsa reveló a medias la sonrisa que hace un momento le había dirigido a Ivan.

“Parece que a los comerciantes realmente les encanta decir ese tipo de cosas.”

“Porque todos somos muy cautos y prudentes.”

Cuando Lawrence terminó de hablar, su pié fue pisado por Horo.

“He traído el libro.”

Quizás había encontrado fácilmente el libro; Ivan regresó más rápido de lo que Lawrence se imaginaba. Viéndolo, Horo se levantó inmediatamente de su silla.

“Pero, ¿esto no es…uno de los libros sobre deidades paganas que el Padre Francis dejó atrás? ¿Porque ella y el señor Lawrence quieren leerlo?,” preguntó Ivan.

Sin decir una palabra, Horo se acercó a Ivan y recibió el libro, medio quitándoselo de sus manos.

Los contenidos de aquel libro eran aquellos que el Padre Francis no podía comprender totalmente.

Seguramente Horo no respondió la pregunta de Ivan con mucha paciencia.

Por lo que Lawrence dijo en su lugar:

“Cuando uno se hace viejo, las leyendas antiguas se le hacen mas significativas.”

“¿Ah?”

Cargando el libro, Horo siguió su camino habiendo pasado la expresión cómica de Ivan y continuando por el pasillo.

Lawrence entendió inmediatamente que aquello era una señar de que Horo no quería leer el libro delante de otros. Entonces, Lawrence tomó una vela y, poniéndola en un soporte, se apresuró a seguir a Horo.

Cuando Lawrence llegó hasta detrás del salón de servicio, vio a Horo agachada con el libro en sus brazos, como una niña recibiendo un regaño.

“No importa que tan buenos sean tus ojos, ¿no podrías leer en la oscuridad, o sí?”

Agachada en el piso y apretando fuertemente el libro, el cuerpo de Horo tembló ligeramente.

Al principio, Lawrence pensó que Horo estaba llorando, pero luego de observarla levantar lentamente su cabeza, descubrió que la expresión en su rostro no era una triste.

“Vos.”

Bajo la luz de la vela, los ojos de Horo brillaron con un resplandor dorado.

“Si yo desgarrara este libro debido a mi ira, ¿podrías vos pagarlo por mí?”

El tono de Horo no sonaba como si estuviese bromeando.

Lawrence encogió sus hombros, luego asintió y dijo:

“Puedo pagarlo por ti, pero no vallas a desgarrar sus paginas para secarte las lágrimas.”

Lawrence sintió que había dicho una gran línea.

Oyendo esto, Horo simplemente reveló uno de sus afilados colmillos y, levantando su cabeza, dijo con una sonrisa:

“Vos seguramente pagarías una gran suma por mis lágrimas, por lo que sería un desperdicio no dejar fluir mis lagrimas delante de ti.”

“Existen una gran cantidad de gemas falsas en el mundo, por lo que sería mejor tener cuidado de no comprar una falsa.”

Este intercambio era justo como sus bromas usuales.

Los dos rieron en voz alta, sus expresiones parecían decir, “que tontos”, antes de detenerse a tomar un respiro.

“Vos, ¿podrías dejarme un momento a solas para leer?”

“De acuerdo. Pero, tienes que decirme tus pensamientos luego de leer.”

Si la situación lo permitiera, Lawrence hubiera preferido quedarse junto a Horo.

Sin embargo, Lawrence sabía que si se quedara, Horo probablemente se enfadaría.

Tener preocupaciones significa no confiar en alguien.

Horo es una orgullosa sabia loba. Si Lawrence la tratara como a una niña que llora todo el tiempo, no sabría que horrible venganza caería sobre él.

Lawrence se dijo a sí mismo que era mejor preocuparse cuando Horo mostrara necesidad de confiar en alguien.

Por lo tanto, Lawrence no dijo nada más, ni echó otra mirada a Horo cuando se alejaba de su presencia. Horo, por su parte, tomó un gran respiro, pareciendo haber olvidado la existencia de Lawrence.

Al momento siguiente, lo que sonaba como una determinada vuelta a la primera página fue oído. (Horo comenzó a leer el libro)

Mientras volvía a oscuras por el pasillo, Lawrence se golpeó la cabeza con su puño, tratando de cambiar su vía de pensamientos.

Elsa, por supuesto, no había aún abandonado la esperanza de devolverle la prosperidad a la aldea. Si los conocimientos de Lawrence fuesen de alguna ayuda, él naturalmente no sería tacaño en compartirlo.

Por otro lado, en un rincón de su mente, Lawrence no olvidó preparar las palabras necesarias para disuadir a Ivan de escapar con ellos cuando el momento llegue.

“¿Hmm? Señor Lawrence, ¿no necesita quedarse junto a ella?”

Tan pronto como Lawrence regresó a la habitación, se encontró con la sorprendida acotación de Ivan.

Posiblemente debido a que ella había descubierto naturalmente un cambio en la atmosfera, Elsa casualmente retiró su mano de la de Ivan, y limpió las esquinas de sus ojos. Lawrence no podía evitar desea que Horo fuese tan delicada como ella.

“Sí es mejor para mi no estar aquí, puedo ir a otro lugar.” Dijo Lawrence.

Percibiendo una tos por parte de Elsa, Ivan parecía aturdido.

Lawrence no podía evitar preocuparse de que si él se vería como Ivan desde la perspectiva de un observador. De todas formas, se dijo a sí mismo que este no era el momento adecuado para preocuparse por esas cosas tan tontas y triviales.

Si fuese posible, seguramente Elsa también desearía quedarse junto a Ivan y nunca tener que preocuparse por nada.

Aún así, ella inmediatamente volvió a su usualmente seria expresión.

“Entonces, ¿puede mi conocimiento y experiencia ser de ayuda?” dijo Lawrence.

“Hablé con el Mayor Semu justo antes, dijo que si el trigo es devuelto en su totalidad, probablemente acabaríamos con una deuda de 70 Limas en aquel preciso momento.”

La Lima es una moneda de oro. Una Lima es equivalente a alrededor de 20 monedas de plata de Trenni, por lo que 70 Limas son alrededor de 1400 monedas de Trenni.

Esta probablemente era la suma que los aldeanos gastaron en reparar sus herramientas de cosecha, comprando provisiones para pasar el invierno, y en la comida y bebida diarias, así como algunos lujosos objetos. Suponiendo que Tereo tuviese un máximo de 100 hogares, significaría que cada hogar debería pagar 14 monedas de plata. Tereo no era una aldea que poseyese enormes campos para cosechar, por lo que esa suma estaba fuera de su alcance.

“Aunque confiscaran mis posesiones, la suma resultante probablemente sería insignificante. Si Enberl es el comprador, aunque contasen todo el trigo guardado en mi carro, el precio sería sin lugar a dudas regateado lo más posible. Serían afortunados de poder venderlo a 200 monedas de plata,” dijo Lawrence.

“Los fondos insuficientes no terminan allí. Los aldeanos ciertamente tampoco podrán usar el resto del trigo de este año que fue guardado en el granero como provisiones, por lo que se necesitará dinero adicional para comprar mas provisiones…”

“¿No podríamos alimentar poco a poco a los perros con el trigo para comprobar si está envenenado?”

Cuando lo peor llegue, no habría más solución que adoptar la idea de Ivan.

Aún así, el problema era si los aldeanos podrían sobrevivir con el pan hecho de trigo que tal vez estuviese envenenado durante todo el tiempo hasta el año próximo.

Probablemente no.

“El vino de Kapass es invisible al ojo. Además, aunque tomen un puñado de trigo no envenenado de un saco, no hay garantía de que el trigo restante dentro del mismo saco no este envenenado.”

Aunque Horo poseía la habilidad de distinguir el trigo envenenado del normal, no había forma de convencer a los aldeanos que ella tenía tal habilidad.

Aunque algo de harina fuese tomada al azar y convertida en pan, no habría forma de distinguir que porción del pan estaba o no envenenada.

“No requiere mucho razonamiento deducir que todo esto fue planeado por Enberl. Aún sabiendo que esto es obra de ellos, no podríamos desenmascararlos. ¿Cómo puede ocurrir algo así? El primero en decir una mentira termina teniendo toda la verdad, que extraño es eso.”

Elsa presionó su mano contra su frente y dejó salir un gran tren de palabras.

En los negocios, este tipo de cosas eran sucesos normales.

Lawrence había presenciado muchos espantosos conflictos, donde la parte que comenzaba el problema terminaba victoriosa.

Es dicho a menudo que, si bien los dioses nos dan las normas de la justicia, no nos enseñan a aplicarla.

Elsa seguramente sufría una abrumadora sensación de impotencia y depresión.

“Pero solo sentarnos a lamentarlo no cambiará la situación actual.”

Oyendo a Lawrence, Elsa asintió, su mano seguía apretada contra su frente.

Luego levantó su cabeza y dijo:

“Estas en lo cierto. Si continuo deprimiéndome de esta manera, mi padre va a…el Padre Francis me…regañará.”

“¡Elsa!”

Como si la parte inferior de su cuerpo hubiese perdido toda su fuerza, Elsa casi cayó al suelo, pero afortunadamente Ivan se las arregló para atraparla entre sus brazos justo a tempo.

Ella parecía completamente exhausta, sus ojos no podían concentrarse a pesar de tener sus parpados ligeramente abiertos. Es posible que por culpa de la anemia fuera que Elsa tenía presionada una mano contra su frente.

“Iré a traer a la señora Lima.”

Ivan respondió a Lawrence haciendo un movimiento con su cabeza y, moviendo la silla a un lado, levantó lentamente a Elsa.

Elsa también se había desmayado cuado fue presionada por Lawrence y Horo.

La líder de una Iglesia cuyos servicios nadie apreciaba.

Un líder así no era muy diferente a un dios que no era honrado por la gente.

Con una carencia de donaciones, así como de ofrendas de sacrificio, y teniendo solo a un joven encargado de molino como compañía.

La imagen de aquellos dos compartiendo un pequeño trozo de pan inmediatamente pasó por la mente de Lawrence, y al mismo tiempo, una amarga sensación pasó por su pecho.

Tan pronto como Lawrence llegó a la puerta frontal del salón de servicio, Lima, quien había empujado una silla y se había colocado de pie en la entrada, tenia una expresión que paresia decir, “¿Qué ocurre?”

“La señorita Elsa se ha desmayado,” dijo Lawrence.

“¿Otra vez? ¿Anemia no es así? Esa niña se presiona demasiado.”

Lima empujó a Lawrence a un lado y corrió deprisa por el pasillo, y pronto volvió cargando a Elsa en sus brazos, caminando en dirección a la sala de estar.

Un paso detrás, Ivan apareció cargando un soporte para velas, su rostro estaba envuelto en oscuridad.

“¿Qué opina, Señor Lawrence?,” dijo Ivan.

“¿Hmm?”

“¿Qué…es lo que va a pasar con nosotros?”

Dijo Ivan, mirando en dirección a la sala de estar. Se veía como una persona completamente diferente a la de hace unos minutos atrás.

Quizás Ivan se había atemorizado luego de ver el desmayo de Elsa, pensó Lawrence.

“No,” Pensó silenciosamente Lawrence, y cambió sus pensamientos.

A pesar de su obstinada personalidad, tan pronto como Lawrence se había marchado, ella inmediatamente buscó la ayuda de Ivan.

Debido a que ella había solicitado su ayuda, Ivan naturalmente no podía dejar que Elsa viera su lado débil.

De todas formas, esto no quería decir que Ivan no sintiera temor ni tuviera dudas.

“Aunque Elsa insiste en negarlo, ¿todos los aldeanos sospechan de nosotros, no es así Señor Lawrence?”

Ivan no paresia tener intenciones de mirar a Lawrence.

Sin saber en que dirección mirar, Lawrence respondió:

“Así es.”

El sonido del suspiro de Ivan fue inesperadamente corto.

“Tal como lo pensaba…”

Por un lado, el rostro de Ivan se veía un tanto aliviado.

Con el tiempo Lawrence comprendió que aquella era una expresión de sumisión, Ivan levantó su cabeza y dijo: “Pero…”

“¿Lo que acabas de decir es cierto?”

“¿Qué fue lo que dije?”

“No pretendía…espiar…uhm…dijiste que podríamos ser capaces de escapar.”

“Oh, te refieres a eso. Efectivamente, es posible.”

Ivan dirigió una corta mirada hacia la sala de estar, luego acercó su cara a Lawrence y dijo:

“¿Con Elsa también?”

“Aye.”

Los ojos de Ivan decían que, a pesar de ser objeto de sospechas de la gente, él nunca los usó para sospechar de otros.

El verdadero deseo de creer no era lo suficientemente grande como para que Ivan ignorara sus dudas acerca de la credibilidad de las palabras de Lawrence.

“Si solo mi compañera y yo escapáramos, tú y Elsa seguramente serían culpados por todos. Por mi propia y desinteresada voluntad, deseo traerlos a los dos con nosotros,” dijo Lawrence.

“¿Cómo es eso una voluntad desinteresada? Yo ciertamente no quiero morir en un lugar como este, y no dejaré que Elsa muera aquí tampoco. Si puedes ayudarnos a escapar, naturalmente me iría de aquí con ustedes. Elsa seguramente también…”

Bajando su cabeza y limpiando las esquinas de sus ojos, Ivan continuó:

“Ella también debe querer abandonar esta asquerosa aldea. Aunque los aldeanos dicen que el Padre Francis fue su más grande benefactor, ellos nunca le mostraron ni una pizca de gratitud. Jamás escucharon los sermones del Padre Francis, y aunque traían grandes sacrificios para el antiguo dios de la aldea, nunca fueron capaces de compartir con la Iglesia ni un simple trozo de pan. Si no fuera por el Mayor Semu y la Señora Lima, nosotros hubiésemos muerto de hambre hace mucho tiempo.”

Las palabras de Ivan eran muy intensas, y no parecían haber surgido espontáneamente en aquel momento.

Aunque parecía que Ivan no se sentiría satisfecho hasta dejar salir todo, cuando abría su boca para decir algo, sus palabras no podían seguirle el ritmo a sus pensamientos.

En aquel momento, Lima interrumpió, saliendo de la sala de estar:

“El mundo exterior no es fácil tampoco.”

Con sus manos en su cintura, Lima dijo con una expresión cansada:

“Pero es mucho mejor que esta aldea. No recuerdo cuantas veces habré repetido esto, pero ese chico tan solo…”

“Creo recordar que usted tiene bastante experiencia como viajante, ¿no es así, Señora Lima?”

“Si, es verdad. ¿Lo oíste en el bar no es así? Por eso es que no creo que una persona deba necesariamente vivir toda su vida en una misma aldea o ciudad. Hablando del Padre Francis, no se imaginan que tan rápido cambió la actitud de los aldeanos cuando quedó postrado en cama debido a su enfermedad. Pero, Elsa es demasiado obstinada. Esa chica seria mucho mas feliz si hubiese dejado esta aldea hace tiempo.”

Oyendo a Lima decirle esto, Ivan volteó su cabeza hacia otro lado, pareciendo inseguro sobre si debería sentirse enojado o avergonzado.

“Para la aldea…este incidente es una catástrofe. Incluso yo siento temor al pensar en como será nuestra vida después de esto. Sin embargo, esto podría ser una buena oportunidad para nuestra peculiar Iglesia de resolver de una vez por todas sus asuntos con la aldea,” continuó Lima.

“Resolver las cosas” era una manera suave de decirlo, en verdad, su significado no era otro que ser desterrada de la aldea. Lawrence no podía evitar desear que Horo no estuviese oyendo esta conversación.

Por otro lado, si Elsa e Ivan eligieran encarar sus finales juntos en la aldea, ciertamente no sería la elección más sabia.

“Así que usted…uh…”

“Lawrence. Craft Lawrence.”

“Si, Señor Lawrence. Si tienes una chance de escapar con ellos, pienso que deberían hacerlo. No, realmente deseo que escapen. Después de todo, este es mi hogar. Si alguien fuese condenado a muerte injustamente en este lugar, quien sabe las críticas que recibiría la aldea. No hay nada más triste que eso.”

Durante una crisis en la cual el trigo de una aldea estuviera envenenado y estuviese apunto de ser devuelto, ¿Cuánta gente quedaría a la que le preocupara la reputación de la aldea?

“En ese caso, debemos persuadir a Elsa.”

Oyendo las palabras de Ivan, Lima asintió con su cabeza.

Algunas personas, como Lawrence, se marchan dejando sus hogares, sin ninguna necesidad, y otros, como Lima, pierden sus hogares porque han sido destruidos.

Horo dejó su hogar con la idea de “viajar por un tiempo,” y no pudo volver en cientos de años, y durante ese intervalo su hogar fue destruido.

Algunas cosas van como uno quiere, pero otras van en contra de nuestros deseos. ¿Por qué siempre pasan en el mundo tantas cosas contrarias a los deseos de la gente?

Quizás porque se encontraba en una Iglesia, pensamientos contrarios a la naturaleza de Lawrence continuamente surgían en su mente.

“Seguramente todos esperarán a que llegue el enviado de Enberl, si decides escapar, prepara todo antes de ello y vete rápido,” dijo Lima.

Semu había mencionado que si el enviado de Enberl ya había partido, llegaría al amanecer.

Todavía quedaba tiempo para que llegara el amanecer.

Ivan asintió antes de correr en dirección a la sala de estar.

Justo cuando Lawrence estaba por ir a ver a Horo, Lima se dirigió hacia él.

“Aunque yo lo haya sugerido, ¿Cómo planean escapar?”

Lima había planteado una pregunta ordinaria.

Sin embargo, la respuesta no era para nada ordinaria.

Por lo que Lawrence respondió sin vacilar:

“Si alguien se adentrara en una montaña un día, y terminara encontrando a una joven que fabricaba una gran cerveza, ¿entonces no seria extraño para otra persona encontrar una existencia extraordinaria otro día, o si?”

Luego de su sorpresa, Lima dijo con una expresión dudosa:

“¿No querrás decir que encontraste un hada?”

Lawrence se dijo a sí mismo que esto era un juego.

Por lo que se encogió de hombros y asintió vagamente con la cabeza.

“Haha… ¡Ha! ¡Ha! ¡Ha! ¿Pueden ocurrir cosas así?”

“Creo que cualquiera que escuchara tu historia pensaría lo mismo,” respondió Lawrence.

Luego de reírse por un tiempo, Lima acarició lentamente sus mejillas y dijo:

“Habiendo viajado durante tanto tiempo, sin duda he escuchado muchos rumores como esos, pero nunca pensé que fuesen reales. ¿Te refieres…a tu compañera huh?”

Lawrence había ganado el juego.

“Esta es una Iglesia, por lo que no puedo mentir.”

“En efecto. Bien, después de todo soy la esposa del dueño de un bar, rara vez estoy sobria 1 día de los 365 del año. Lo único que deseo para este lugar es que sea una buena aldea. Siento retrasarte.”

Esta ves, Lawrence sacudió su cabeza sin dudarlo.

Percibiendo esto, Lima reveló una calida sonrisa y dijo:

“He oído que necesitas darle licor fermentado sin néctar a un hada de la fortuna, y atraparla en una botella. Es mas, yo misma fui atraída a esta aldea con licor.”

“Cuando esté en problemas, trataré de usar el poder del licor.”

“Una sabia decisión.”

Lawrence sonrió mientras se daba vuelta, girando la esquina y continuando en la oscuridad.

Luego de caminar por un tiempo, Lawrence decidió ir a la parte de atrás del salón de servicio, donde se encontraba Horo, y tan pronto como giro en la segunda esquina, su rostro chocó contra una pared.

Luego descubrió que lo que había aparecido frente a él no era una pared, sino un enorme libro.

“Zoquete. Como si yo pudiese ser engañada con licor.”




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