Spice & Wolf ~Versión Española~: V03 Cap 05

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Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgment26.

Estado[edit]

Traducido por Sergio Campos Jurado 17:38 28/09/08

Corregido por FNX 17:10 23/11/08

Traducción y corrección iniciales terminadas.

Listo para leer y disfrutar.

Capítulo 5[edit]

Lawrence dejó escapar un gran estornudo.

Por supuesto no era distinto a cuando estaba viajando solo, pero últimamente Lawrence había estado viajando siempre con una criticona y arrogante compañera, por lo que siempre era precavido. Pero aún así, no pudo suprimir un fuerte estornudo.

Lawrence se sintió especialmente frío mientras comprobaba nervioso si su compañera de viaje, que compartía cama con él, se había despertado.

Entonces, finalmente se dio cuenta de que estaba durmiendo sólo junto al puesto de venta de Mark.

"....."

Aunque Lawrence hubiera decidido dormir solo intencionalmente, habiéndose preparado mentalmente antes de hacerlo, todavía sintió una gran sensación de perdida al despertarse.

Tener a alguien a tu lado siempre cuando te despiertas.

Era fácil acostumbrarse a tales cosas. Pero nunca te das cuenta de cuanto valen realmente hasta que las has perdido.

Lawrence decidió dejar de arroparse con las mantas y aceptó a desgana separarse del calor que le daban. Se levantó decidido.

Tan pronto como lo hizo, el aire helado rápidamente envolvió el cuerpo entero de Lawrence.

A esta hora, cuando el cielo todavía estaba poco iluminado, el chico ya estaba fuera de su cama y barriendo el suelo frente al puesto de venta.

"Ah, buenos días."

"Oh, buenas."

El chico parecía levantarse a esta hora por costumbre, para así hacer los preparativos para abrir la tienda. Por como se veía, no parecía estar comportándose intencionalmente de esa manera sólo porque Lawrence, un amigo de su maestro, estuviera presente. El chico saludó de manera casual a otros chicos que estaban pasando por el puesto.

Era un aprendiz cuyo comportamiento merecía ser adulado.

Este probablemente no fuera un resultado del entrenamiento de Mark, sino que el chico era bastante excepcional para empezar.

"Oh, se me olvidaba."

Escuchando a Lawrence llamarle, el chico giró su cabeza instintivamente.

"¿Te explicó Mark lo que se necesita hacer hoy?"

"No, el maestro no me dijo nada.... umm, ¿es para ayudarte a empujar al desalmado villano a una trampa?"

Dijo el chico de manera exagerada, cambiando su expresión y bajando la voz. Lawrence no pudo evitar sentirse un poco sorprendido al escuchar esto. Aunque, inmediatamente sacó su habilidad de comerciante, asintiendo con una expresión de gravedad y diciendo:

"No puedo contarte los detalles, pero lo que dijiste es correcto. Es posible que incluso tuviera que pedirte que hicieras una tarea difícil."

El chico presiono la escoba hecha de trigo cerca de su cintura como una espada larga y tragó saliva.

Observando la reacción del chico, Lawrence podía estar seguro de una cosa.

Y era que sin importar que trabajara responsablemente como un chico de los recados para la tienda de trigo, en lo más profundo del chico todavía quedaba el sentimiento que le pedía la vida de un caballero o soldado.

Términos como "desalmado villano" sólo aparecían en los cuentos.

Como si hubiera visto a su anterior yo, Lawrence no pudo evitar sentir una ola de picor en su corazón difícil de soportar.

"¿Cuál es tu nombre?" preguntó.

"¿Cómo? Ah, umm..."

Cuando un comerciante le preguntaba a una persona su nombre, representaba un reconocimiento de las habilidades de éste último.

Al chico seguramente nunca le habían preguntado su nombre antes.

Aunque Lawrence pudiera fácilmente diferenciar este hecho por la confusión del chico, decidió que el chico era excepcional después de todo.

Porque el chico rápidamente respondió con un tono seguro:

"Lande. Mi nombre es Ewell Lande."

"¿Naciste en una región más al norte que este pueblo?"

"Sí, vengo de una aldea congelada en nieve y hielo."

Lawrence inmediatamente comprendió que el chico usó tal descripción no porque fuera más fácil entender la apariencia del pueblo de esta forma, sino porque era como se había visto realmente cuando él la miró por última vez.

Así era el tan llamado "norte".

"Ya veo. Lande, cuento contigo hoy."

Viendo a Lawrence alargar su mano derecha, Lande rápidamente se sacudió su palma con un borde de sus ropas y sujeto la mano de Lawrence.

Aunque la palma de Lande era rugosa y llena de callos, sin duda pertenecía a un par de manos que poseían el potencial para conseguir cualquier tipo de brillante futuro.

¿Cómo podía perder contra él?

Lawrence albergaba tales pensamientos según aflojaba su mano y hablaba:

"De todas maneras, quiero llenar mi estómago primero. ¿Hay algún lugar que ya este comenzando a vender comida a esta hora?"

"Hay un puesto de venta que vende especialmente pan seco a los viajeros. ¿Querrías que te comprara un poco?"

"Lo dejo en tus manos entonces."

Habiendo dicho esto, Lawrence sacó dos monedas de plata de Iredo de color tan oscuro como el cobre, y se las dio a Lande.

"Umm, puedes comprar suficiente con sólo una de estas," dijo Lande.

"La otra es una recompensa pagada por adelantado. No te preocupes, te pagaré una recompensa formal también por supuesto."

Viendo a un paralizado Lande, Lawrence sonrió mientras añadía:

"Si sigues dudando, Mark va a llegar pronto. Suele decir que desayunar es una tontería, ¿cierto?"

Escuchando esto, Lande le dio un rápido asentimiento y se marchó enseguida.

Tras observar la salida de Lande por un rato, Lawrence giró su mirada hacia un hueco entre dos puestos de venta del lado opuesto de la calle.

"No vayas malcriando a nuestro chico."

"Simplemente tenías que haber dicho algo para detenerme."”

Mark apareció de un hueco entre la mercancía. Su cara tenía la mueca de una expresión molesta, y dijo mientras suspiraba:

"Después de todo, ha estado haciendo mucho frío últimamente. Si se resfriara porque le hago trabajar hambriento, me causaría problemas a mí."

Aún con sus palabras, estaba claro que Mark en verdad sentía bastante cariño por el chico.

Aunque, permitir a Lande que desayunara no era un simple acto de amabilidad, sino porque verdaderamente jugaba un papel importante en el plan de Lawrence.

Los comerciantes no eran clérigos de la Iglesia. Cuando un comerciante realizaba una acción, siempre había motivos secundarios.

"Parece que hoy hará buen tiempo también. Los negocios van a ser muy buenos."

Lawrence asintió en respuesta a Mark, y tomó una bocanada de aire.

El frío aire matinal era altamente refrescante.

Además, cuando lo expulsaba, todos sus pensamientos innecesarios parecían ser expulsados junto con el aire.

Todo lo que necesitaba hacer ahora era pensar como conseguir que su plan fuera exitoso.

No sería demasiado tarde para detenerse y sopesar otras cosas una vez que ya hubiera sido exitoso.

"Perfecto, déjame llenar mi estómago primero."

Lawrence dijo con fuerza según veía a un jadeante Lande corriendo de vuelta.




El lugar estaba bañado por una atmósfera completamente distinta.

Esto fue la primera cosa que pasó por la mente de Lawrence tras llegar aquí.

Lo que pareció tras un vistazo estar tan sereno como la superficie de un lago, en verdad estaba tan ardiente como el agua hirviendo cuando uno acercaba su mano para tocarla.

Desde la salida del sol por el este al amanecer, sólo una esquina de esta zona podía encontrarse inusualmente cargada de gente. La vista de cada persona estaba dirigida hacia el mismo puesto de venta.

Y era el único puesto de venta en Kumerson especializado en la compra venta de minerales y piedras preciosas. La mirada de todos estaba centrada en la tabla de precios improvisadamente situada en el frontal del puesto.

En la tabla de precios había líneas escritas describiendo la forma y peso de las piezas de pirita, y junto a cada línea estaba colgada una placa de madera sobre la que estaba escrita el precio y el número de personas enlistadas para comprar la pieza.

Aunque no habían omitido un hueco para el número de personas enlistadas para vender en la tabla de precios, ese hueco seguramente no habría tenido oportunidad de tener alguna placa de madera colgada en él.

"El precio medio es de... 800 Iredo mmm."

Esta cantidad era aproximadamente 80 veces el precio original.

El precio sólo podía ser descrito como ridículo. Pero, al igual que era casi imposible apaciguar a un caballo loco, intentar comprobar la subida del precio no era tarea fácil.

Si se encontrara ante la oportunidad de conseguir unas ganancias fáciles de conseguir, la razón humana no tenía diferencias con una cuerda hecha de lodo, totalmente incapaz de domar a un caballo.

Aunque aún faltaba tiempo para que se oyera el sonido de la campana usado para señalar la apertura del mercado, había un acuerdo popular entre las personas de realizar tratos antes de tiempo. En consecuencia, de vez en cuando después de que Lawrence hubiera llegado al puesto, podía ver a comerciantes acercarse al puesto y susurrar al oído del propietario. Una vez que un cierto número de personas iban al puesto, el propietario lentamente cambiaría las placas de madera de la tabla de precios por otras una por una.

La razón por la que el propietario no cambiaba las placas de madera con el precio inmediatamente era seguramente para así prevenir que nadie supiera quién había comprado qué tipo de pirita y por cuánto dinero.

Cualquiera que fuera la intención del dueño, el número de personas esperando comprar sólo continuaba subiendo.

Justo cuando Lawrence comenzó a calcular en silencio la suma total de las piezas vendidas, una figura apareció por el rabillo del ojo.

Mirando en esa dirección, descubrió la figura de Amati.

Aunque Lawrence había descubierto a Amati la pasada noche, sin que éste le viera, Amati, pareciéndose a un comerciante que nunca falló en reconocer una oportunidad para conseguir dinero, pareció tener un ojo tan agudo como el de Lawrence. Según Lawrence dirigió su mirada hacia él, como si pudiera oír el sonido de un cambio en la dirección de la mirada, miró en dirección a Lawrence también.

Considerando la relación que mantenían, un saludo agradable era innecesario.

Aunque, ya que los dos habían acordado que Lawrence recogiera el dinero de Amati tras el sonido de la campana señalando la apertura del mercado, Lawrence no podía actuar demasiado frío tampoco.

En el momento que estos pensamientos comenzaron a aparecer en la mente de Lawrence, Amati fue el primero en mostrar una sonrisa, saludando con su cabeza ligeramente.

Antes de que Lawrence siquiera tuviera la oportunidad de sorprenderse, descubrió la razón tras el comportamiento de Amati.

Porque Horo estaba a su lado.

Por alguna razón, Horo no estaba vestida como una aldeana, sino que llevaba puestas las ropas de una monja. A su larga túnica le había colocado 3 largas plumas completamente blancas, que eran claramente visibles desde cualquier distancia.

Horo siguió mirando en la dirección del puesto de venta, sin mostrar intención de mirar a Lawrence.

Viendo la cara sonriente de Amati, Lawrence no pudo evitar sentir un calor creciendo en lo profundo de su abdomen.

Pero, cuando Lawrence vio a Amati susurrarle algo en el oído a Horo antes de dirigirse hacia él, atravesando por un grupo de comerciantes que se sentaron juntos, la tranquila apariencia fingida de Lawrence hizo parecer como si esas emociones internas no existieran para nada.

Siempre y cuando la otra persona no fuera Horo, Lawrence estaba seguro de que su actuación no sería fácilmente comprendida.

"Buenos días, Sr. Lawrence."

"Buenos días."

Ante un saludo sonriente de Amati, Lawrence se esforzó muchísimo para mantener una perfecta apariencia de calma.

"Ya que las multitudes llenarán este lugar en el momento que la campana del mercado tañera, creí que sería mejor darte esto antes de tiempo."

Habiendo dicho esto, Amati sacó una bolsa desde el pecho de su camisa.

La bolsa era tan pequeña como una bolsa de cintura.

"¿Esto es?"

Lawrence, que estaba totalmente convencido de que Amati había venido a pagarle las monedas de plata, no pudo evitar preguntar.

La bolsa era demasiado pequeña para contener 300 monedas de plata, pensó Lawrence.

"Esto es lo que te prometí darte."

Pero, Amati dijo eso. Aunque Lawrence sentía algunas sospechas, sólo pudo aceptar la bolsa que Amati le entregó.

Entonces, tras desatar la bolsa y echando un vistazo dentro, Lawrence no pudo evitar abrir sus ojos petrificado.

"Quizás esto no fue lo que acordamos, pero imaginé que sería un inconveniente para ti pasear llevando 300 monedas de plata, por lo que decidí pagarte en monedas de oro de Lima," dijo Amati.

La bolsa estaba ciertamente llena de monedas de oro. ¿Exactamente de dónde y cómo consiguió Amati obtener las monedas de oro?

Aunque el valor de la moneda de oro de Lima era menor que el de los Rumione, en Puroanie, el país al que pertenece Kumerson, la Lima era una moneda de oro que circulaba ampliamente entre las regiones cercanas a la costa oeste, y era más o menos equivalente a 20 monedas de plata de Trenni.

Ahora que lo pensaba, el hecho de que Amati fuera capaz de obtener monedas de oro en esta época en la que la corriente de efectivo era tan escasa quería decir que había pagado un considerable precio por el servicio.

Que lo hiciera tan intencionadamente era probablemente para indicarle a Lawrence que tenía suficiente dinero en mano, para así hacer tambalear la resolución de Lawrence.

Que Amati fuera paseando con Horo era seguramente para redirigir la atención de Lawrence hacia estas cuestiones.

Ya que Lawrence involuntariamente había abierto demasiado sus ojos, no había forma con la que ocultara las turbulencias que pasaban por su cabeza.

"Calculé la cantidad usando el último valor del mercado. Por un total de 14 monedas de oro de Lima," dijo Amati.

".....Comprendo, es correcto."

"¿No necesitas contar el número de monedas?"

En la forma en que Lawrence lo vio, lo más apropiado a realizar en ese momento era pronunciar un "No hace falta" de manera casual. Pero, tras soltar estas palabras con mucho esfuerzo, sólo dio la impresión de hacerse el duro.

"Entonces, ¿serías tan amable de darme el contrato por las 300 monedas de plata?"

Lawrence tuvo que ser recordado incluso de este paso antes de sacar el contrato.

Amati estaba completamente adelantado a Lawrence.

Cuando completaron el intercambio del efectivo por el contrato parcial, también fue Amati el primero en decir la línea necesaria de: "Es correcto".

viendo la figura de la espalda de Amati mientras se iba, una maldición apareció repetidamente por la mente de Lawrence.

Durante la firma del contrato el día anterior, que Amati usara la falta de efectivo como una excusa para rellenar la suma faltante con 3 caballos era quizás parte de su estrategia.

Tener siempre un poco de dinero en mano era parte del sentido común compartido por todos los comerciantes.

Por si fuera poco, antes del amanecer, Amati probablemente había buscado pirita para comprarla usando el mismo método que el que Lawrence usó con él pero esta vez en otros.

Con un stock suficiente de pirita, todo lo que era necesario era una pequeña subida en el precio de ésta.

Rememorando ahora la forma en la que Amati se inclinó agradeciéndoselo y se giró tras recibir el contrato, Lawrence simplemente no podía convencerse de que Amati hubiera estado aparentando.

¿Exactamente cómo de grande era el stock que Amati poseía?

Lawrence aparentó rascarse la nariz, y mordió la uña del dedo gordo.

Según el plan original de Lawrence, tan pronto como pasara el mediodía, podría proceder como había planeado, vendiendo cantidades exactas de pirita en momentos calculados para así disminuir la subida del precio.

¿Debería empezar la acción antes de tiempo? Semejante idea atravesó la mente de Lawrence.

Pero, el subordinado de Deanna todavía no había aparecido.

Antes de estar seguro de si sería capaz o no de conseguir un gran stock, sería difícil que Lawrence empezara sus movimientos aunque quisiera hacerlo.

Aunque Lawrence pudiera comprar más pirita de manera secundaria aprovechando las monedas de oro con las que Amati le pagó antes de conocer los resultados de la negociación, si las negociaciones con Deanna llegaran a salir tan bien que Lawrence recibiera pirita extra por valor de 400 monedas de plata, también acabaría siendo problemático.

Pero no tener suficiente dinero en mano no era un problema ya que Lawrence también había guardado ya una parte de las monedas de plata para pagar a Deanna, acabaría teniendo demasiada pirita almacenada.

Incluso aunque Lawrence hubiera estado comprando pirita con la intención de causar una caída en su precio, al mismo tiempo había estado controlando la cantidad que compraba, para así prevenir que la perdida resultante de la caída del precio le llevara a la bancarrota.

Si Lawrence tuviera la decisión de incluso llegar a la bancarrota para detener el plan de Amati por el bien de Horo, quizás Horo estaría dispuesta a aceptar su sinceridad.

Pero, que aceptara su sinceridad no era suficiente para traer un final feliz, ya que Lawrence seguiría necesitando sustentarse tras esto.

La restricción conocida como realidad pesaba más que las monedas de oro en su mano.

El precio de la tabla de tienda de minerales fue renovado una vez más.

Aparentemente, alguien acababa de comprar una gran cantidad de pirita; los precios en la tabla y el número de las personas esperando para comprar crecieron dramáticamente.

¿Cuánto valdría la pirita que Amati tenía en sus manos tras este incremento?

Recapacitando sobre este punto, Lawrence no pudo evitar sentirse inquieto.

Pero, ser incapaz de mantener una mente fría significaba la derrota.

Lawrence cerró sus ojos, bajó la mano que había estado mordisqueando, y lentamente tomó una bocanada de aire.

Todos los pensamientos que había tenido hace un momento eran el resultado de la actuación intencional de Amati, y parte de su trampa, Lawrence pensó para sí.

Cualquiera fuera el caso, Amati estaba siendo apoyado por Horo después de todo. Además, si simplemente era capaz de descubrir el plan tras el plan que había tras el plan original, debería podía equivocarse.

En ese momento, el sonido de la campana resonó por la cabeza de Lawrence.

Es era la señal de la apertura del mercado.

La batalla había empezado oficialmente.




En un estado de extraña excitación, parecía que las personas estaban de alguna forma más dispuestas a comportarse.

Aunque todos habían estado esperando frente al puesto de venta mucho hasta de que sonara la campana, aún así todos esperaron antes de que tañera la campana para hacer sus movimientos.

Por si fuera poco, mirando más atentamente, se podían descubrir personas que parecían viajeros o granjeros vendiendo pirita de manera furtiva, como si se encontraran en medio de un acto ilegal.

Aunque, las ventas pequeñas sólo servían para estimular más la subida del precio.

En un trato que no involucraba ninguna venta, sólo aquellos que ya poseían un stock iban a conseguir un gran beneficio. Era precisamente porque había bastantes ventas pequeñas, junto con las personas que estaban deseando volver a comprar en esta cantidad por lo que todo el mundo se quedaba obsesivamente frente al puesto, sin intención de irse.

Ya que cada individuo sabía que existía la posibilidad de conseguir ganancias, nadie tenía intención de irse.

A juzgar por semejante reacción en cadena, se necesitaba preparar una cantidad considerablemente grande de pirita para poder causar una caída en el precio.

La tabla de precios, que seguía desapareciendo y reapareciendo debido a la multitud que bloqueaba la línea de visión de Lawrence, se veía como un termómetro del marketing que estaba siendo continuamente calentado, la temperatura mostrada subía más y más.

El mensajero de Deanna todavía no había aparecido.

En el caso de que las negociaciones fueran un fracaso, si Lawrence no realizaba ninguna acción pronto, perdería la oportunidad.

Mientras observaba la tabla de precios con pánico, la figura de Amati de pie ante el puesto de venta pasó por sus ojos.

En ese instante, Lawrence notó una ola de terror recorriéndole, causándole que quisiera correr hacia el puesto inmediatamente agarrándo fuertemente la pirita en su pecho para venderla antes que él.

Pero, si esta fuera una estrategia de Amati para hacer tambalear su plan, podría traer consecuencias catastróficas. Si Lawrence vendiera una cantidad insuficiente, sólo incrementaría las esperanzas del resto de personas para conseguir comprar pirita siempre y cuando esperaran su turno, y cuanta más gente esperando para comprar, mayor sería la subida del precio.

Con mucho esfuerzo, Lawrence consiguió controlar la urgencia de vender toda su pirita, rezando que sólo fuera una estrategia de Amati para causarle que se adelantara.

En ese momento, repentinamente se dio cuenta de algo.

Horo había desaparecido.

Lawrence observó los alrededores, y descubrió que Horo se había movido hace algún tiempo a la pared exterior de gente atrapada en este inusual espectáculo, y le estaba mirando directamente.

Cuando la mirada de Lawrence se encontró con la de Horo, entrecerró sus ojos con una mirada molesta antes de girarse para alejarse lentamente.

Viendo a Horo alejarse en la distancia, Lawrence pudo notar una gran cantidad de sudor frío recorrer su espalda.

Esta debía ser una trampa secundaria puesta por Horo.

Si Horo había averiguado la situación con la pirita por Amati, era por supuesto posible que hubiera pensado una trampa para Lawrence. Alguien tan lista como Horo sería fácilmente capaz de descubrir algo que Amati, que era el responsable de explicar la situación, pasaría por alto.

Además, Horo tenía mucha habilidad para ver a través de los pensamientos de las personas. En tales circunstancias, no había persona más poderosa que Horo.

En el momento que su cadena de pensamientos llegó a ese punto, Lawrence involuntariamente se sumió en la ilusión de que todos ante él estaban hechos de lodo.

Sintió como si pudiera hundirse profundamente en el barro sin importar donde pisara, y que sin importar los movimientos de quien siguiera, estos movimientos acabarían siendo una ilusión.

Lawrence sospechaba que todo era probablemente parte del plan de Horo.

El terror por tener a un resabido lobo por enemigo se extendió lentamente por todo el cuerpo de Lawrence.

Aún así, Lawrence no quería dejar de creer que Horo estaba haciendo todo esto por un simple enfado pasajero.

El veneno de la presuposición y las sospechas comenzó a invadir la mente de Lawrence poco a poco.

Lawrence no estaba aparentando mirar a la tabla de precios sin expresión alguna; eso era todo lo que era capaz de hacer.

El precio de la pirita continuó subiendo poco a poco.

La única cosa buena era que, ya que el precio de la pirita había crecido ya hasta límites exagerados, la velocidad de crecimiento era muy baja.

Aún así, si continuara subiendo de esta forma, la cantidad del incremento sin duda llegaría fácilmente al 20% para el mediodía.

Todo lo que Lawrence sabía era que Amati poseía un stock de pirita por valor de 800 monedas de plata. Si el precio llegara a subir un 20% más, y añadiéramos 40 monedas al resultado, el objetivo de 1000 monedas sería alcanzado.

Si todo lo que necesitaba eran 40 monedas, Amati sin duda no tendría problema en conseguir la cantidad.

Cuando llegara ese momento, Amati no dudaría en traer todas sus posesiones para completar el contrato en el acto. En semejantes circunstancias, la venta a crédito de la que Lawrence había estado dependiendo seguramente perdería su efecto.

"¿Por qué no ha aparecido el subordinado de Deanna todavía?"

Un sentimiento de pánico que parecía a punto de derretirle completamente se agitó una y otra vez en el estómago de Lawrence, y no pudo evitar gruñir en alto.

Incluso si fuera a comenzar a buscar pirita para comprar ahora, ¿cuánta sería capaz de conseguir?

A diferencia de la noche anterior cuando el mercado ya estaba cerrado y nadie sabía que el precio de la pirita iba a subir o bajar al llegar el amanecer, ahora mismo, todos podían ver de manera clara e inmediata que la tendencia era a subir.

En tales circunstancias, Lawrence no creía que ninguna persona estuviera dispuesta a venderle la gallina de huevos de oro que poseían.

Llegado a este punto, parecía claro después de todo que el plan de Lawrence necesariamente requería de la pirita de Deanna si había alguna posibilidad de que la consiguiera.

Pero, si esto continuaba por mucho más tiempo, Lawrence también podía recibir un gran golpe como resultado del contrato de venta a crédito que había firmado con Amati.

Lawrence se rascó el borde de sus ojos y se sumió en reflexión. Había creído que estaba encaminándose directamente hacia la meta de su plan mientras mantenía la mente fría, pero ahora sentía como si se dirigiera hacia un callejón sin salida.

"No." Lawrence cambió su punto de vista.

Comprendió por qué el plan no estaba yendo a la perfección.

La subida y caída del precio de la pirita no era el mayor problema.

Tras este problema estaba el hecho de que Lawrence había perdido su confianza en Horo.

Imagina por ejemplo que el hecho de que Horo hubiera estado paseando con Amati tan temprano en la mañana, era posible que no hubieran esperado hasta el amanecer para encontrarse, sino que hubieran pasado la noche juntos.

No sería sorprendente incluso si Horo hubiera invitado a Amati a volver a la posada después de que él y Lawrence hubieran terminado el trato de venta a crédito.

Dependiendo de las circunstancias, quizás Horo le había revelado sus orejas y cola, para contarle a Amati su verdadera identidad.

Aunque Lawrence quería convencerse de que esto era imposible, también recordó que Horo le había revelado su verdadera identidad a él sin dudarlo cuando se encontraron por primera vez. Sería simplemente ser demasiado optimista pensar que la razón por la que Horo había hecho eso era porque entendió que Lawrence era una persona especial abierta de mente.

Después de todo, Amati estaba locamente enamorado de Horo. Seguramente pudiera hacer un juicio apropiado sobre si le revelaba o no su verdadera identidad.

Entonces, suponiendo que Amati hubiera aceptado la verdadera identidad de Horo-

La sonrisa que Amati había mostrado momentos antes apareció claramente en la mente de Lawrence.

Horo temía quedarse sola.

Pero, Lawrence no estaba seguro de si Horo sólo quería estar con él.

En el instante que Lawrence comprendió que no debería estar pensando sobre esto, sus piernas perdieron el balance y se tambalearon.

Que Lawrence no tropezara y cayera allí mismo fue pura suerte.

El sonido de la campana un segundo más tarde trajo de vuelta a la realidad a Lawrence.

"Oh oh......."

Lawrence dirigió su mirada al origen del sonido, y descubrió que el precio de mercado de la pieza más cara de pirita había sido renovado en gran medida.

Alguien había colocado una gran oferta.

Otros seguramente serían influenciados por esto y seguirían en grupo uno tras otro.

Quizás ya era imposible que Lawrence impidiera que Amati completara el contrato.

Lawrence todavía no había recibido ninguna noticia de Deanna llegado este punto, lo que quería decir que el otro grupo estaba dudando de si vender o no; si el precio de la pirita mostraba una tendencia de subida, la posibilidad de que el otro grupo estuvieran dispuestos a vender sería hasta menor.

Por lo que parecía, lo inteligente sería darse por vencido en esta posibilidad y rápidamente tomar medidas.

En ese caso, el deseo de Lawrence por que su plan saliera adelante sería equivalente a pedir un milagro del cielo.

Las únicas armas que le quedaban eran pirita por valor de 400 monedas de plata, junto con el rumor que había pedido a Lande que extendiera.

Con armas tan pequeñas Lawrence quería reírse de sí mismo. No podía evitar dudar de su propia idea de depender totalmente en el poder de un rumor para cumplir su objetivo. Tan sólo el día anterior, Lawrence había creído que tal idea era verdaderamente el fruto de la experiencia, y un truco secreto desconocido para otros.

Ahora, Lawrence podía claramente ver lo borracho que había estado la noche anterior.

No pudo evitar comenzar a sentirse pesimista sobre pensar en retirarse.

Si llegara a quedarse quieto sin tomar medidas, Lawrence sería capaz al menos de recibir 1000 monedas de plata de Amati. Incluso si la perdida sufrida por la compra a crédito fuera retirado de eso, seguiría siendo un buen negocio.

En el momento que se acordó de esto, aunque se sintió como un miserable bueno para nada, Lawrence sintió su cuerpo algo más ligero.

Debes estar pensando que si en verdad fueras capaz de recibir 1000 monedas de plata, dejarme ir no sería ningún problema, ¿no es así? El anterior reproche de Horo había dado en el clavo.

Lawrence recordó que escondida en su pecho estaba la carta de Deanna.

La información de la carta era una pista para encontrar la ciudad natal de Horo, Yoitsu. Quizás Lawrence ya no merecía guardar esta carta.

Después de todo sólo soy un comerciante normal.

Lawrence pensó para sí mismo según buscaba por la figura de Horo.

Todo lo que había tenido lugar en la ciudad portuaria de Pattio y la ciudad Eclesiástica de Rubinhagen habían sido simples sueños.

Según se creaba esta idea en la mente de Lawrence, de manera bastante increíble, todo lo ocurrido parecía volverse realmente un sueño.

En este grupo de personas envueltas en el deseo y excitación, Lawrence soltó una forzada sonrisa mientras analizaba todo esto. Ya que era incapaz de localizar a Horo, Lawrence se movió a otra posición y continuó su búsqueda.

Había pasado ya bastante tiempo desde la apertura del mercado. Ya que el festival de ese día aún no había comenzado, montones de personas continuaban llegando al mercado.

Lawrence seguía sin ser capaz de encontrar a Horo.

Justo cuando Lawrence estaba quejándose en silencio por no ser capaz de encontrar a Horo justamente ahora, recordó repentinamente.

Después de que sus ojos se encontraran, Horo se había alejado, dirigiéndose fuera de los muros de gente.

¿Podía Horo haberse ido a otro sitio sólo como eso?

Si eso fuera cierto, ¿dónde podía haberse ido? Lawrence no pudo evitar creer que quizás ella había entendido que el desenlace sería una derrota desastrosa para Lawrence, y se hubiera vuelto a la posada temprano.

Seguramente esto era simple cuestión de tiempo.

Aunque semejante idea era tan lamentable que incluso Lawrence podía apenas soportarla, se dio cuenta de que hacía rato que él mismo la había aceptado.

Un par de tragos me vendrían bien.

Lawrence pensó. Un segundo más tarde, no pudo evitar dejar escapar una pequeña exclamación:

"¿Cómo?"

Había estado buscando por una zona moderadamente pequeña después de todo, por lo que obligatoriamente encontraría esa figura antes o después.

Lawrence dejó escapar un sonido de sorpresa y confusión en el momento que la figura de Amati entró en su campo de visión.

Que la mano derecha de Amati estuviera presionada contra su pecho era probablemente porque sostenía dinero y pirita.

Lo importante no era la posición de Amati, sino el hecho de que estaba buscando ansiosamente por todos lados con cara irritada, igual que Lawrence.

Lawrence comenzó a sospechar que esto era parte de la farsa de Amati.

Pero, la multitud apretada entre Lawrence y Amati se dispersó milagrosamente, revelando un estrecho espacio entre los dos. En los pocos segundos en los que ocurrió esto, Amati también encontró a Lawrence, y al mismo tiempo, reveló una expresión de sorpresa.

Entonces, Lawrence captó una fugaz visión de una expresión de calma en Amati. Aunque la visión de Lawrence fue rápidamente obstruida por la multitud, estaba seguro de lo que había visto.

Sin siquiera empezar a pensar, de su mente saltó un pensamiento a Lawrence.

Amati estaba buscando a Horo. No sólo eso, sino que Amati se había calmado al ver que Horo no estaba junto a Lawrence.

Lawrence sintió el hombro de alguien chocar contra su espalda por apenas un instante.

Mirando atrás, vio a un hombre que parecía ser un comerciante conversando animadamente con otro.

"Que raro". Justo cuando Lawrence se preguntaba por lo ocurrido en silencio, sintió otro golpe extenderse de su espalda a su pecho.

Esta vez finalmente lo entendió.

El origen de los golpes no era otro que su propio corazón latiendo.

Amati había estado buscando a Horo con una expresión de ansiedad, e incluso pensó que Horo podía estar junto a Lawrence.

Eso significaba que Amati no confiaba en Horo desde el fondo de su corazón.

Lo que por otro lado quería decir que debía existir alguna clase de razón para dudar de ella.

¿Cuál era?

"¿Podría ser?"

Lawrence no pudo evitar hablar en alto.

Que Amati estuviera buscando a Horo significaba que Horo no le había dicho a donde iba.

Por si fuera poco, con sólo esto era suficiente para que Amati pareciera tan enfadado, lo que hacía difícil creer que Horo confiaba en él lo suficiente como para revelarle sus orejas y cola.

Lawrence no pudo evitar abandonar la serie de oscuras y pesadas suposiciones que había tenido momentos antes, unificando una vez más un escenario que se dirigía hacia un camino de luz.

Pero, Lawrence no estaba seguro de que pudiera hacer un juicio sereno en lo referente a si esto era o no simplemente parte de sus propios deseos.

Tanta ansiedad causó que Lawrence sufriera una oleada de nauseas.

En ese momento, resonaron más gritos.

Lawrence miró rápidamente en la dirección del puesto de venta, y descubrió que en algun momento, la placa de madera que marcaba el inusual precio alto de la pirita de mayor valor había sido quitada.

En otras palabras, la pirita había sido vendida a este alto precio.

Además, no era esta la razón para los gritos que se oían.

Las placas de madera que marcaban los valores máximos de los distintos tipos de pirita fueron todas quitadas al mismo tiempo, y hubo una reducción en el número de placas de madera que representaba el número de compradores a la espera.

Esto quería decir que alguien había vendido una cantidad considerablemente grande de pirita.

Lawrence se tragó el sentimiento de nausea con la ansiedad, y desesperadamente intentó encontrar a Amati.

Amati no estaba en frente del puesto.

Ni estaba en ningún lugar cercano.

Lawrence encontró a Amati nuevamente entre la multitud.

Amati estaba mirando ahora mismo el puesto de venta con cara de sorprendido.

No, no fue Amati quien realizó la venta.

Antes de que Lawrence tuviera una oportunidad para sentir tranquilidad, nuevas placas señalando aquellos que querían comprar fueron inmediatamente colocadas una tras otra, y el sonido de los gritos fue escuchado una vez más entre la multitud.

Lo más probable es que toda la gente que había aquí poseía más o menos algo de pirita, y estaban esperando atentos por la mejor oportunidad para comprar o vender. La compra venta de pirita había empezado a mostrar signos de grandes cambios, lo que sin duda causaría que sus expectativas entraran en una nueva fase.

Poniéndolo de otra manera, ahora era quizás el momento justo para vender.

Si llegara a vender grandes cantidades de pirita de una manera calculada, quizás había alguna posibilidad de éxito. Este pensamiento reavivó la llama de la esperanza del corazón de Lawrence, que había estado a punto de darse por vencido.

"Pero...." Lawrence inmediatamente cambió su forma de pensar a la de un asustadizo conejito.

Lawrence no podía saber siquiera lo que Horo estaba pensando ni donde había ido, mucho menos ver fácilmente a través de su propio corazón. Manejar un pensamiento tan complaciente era demasiado peligroso.

Lawrence no pudo evitar pensar, "aún así, debería haber aún algo de esperanza".

Expectación, sospecha, suposición y hechos eran como cuatro ganchos que tiraban de los pensamientos de Lawrence, haciendo que estos se rompieran en pedazos.

Si la Sabia Loba Horo estuviera junto a él ahora mismo, ¿qué tipo de sugerencia haría?

Lawrence no pudo evitar pensar de manera irresponsable.

Lawrence sintió que incluso si Horo llegara a hacer cualquier sugerencia, aún así tomaría una decisión basada en ella.

Esto era porque confiaba en Horo.

En ese mismo instante.

"Umm....."

Cuando la voz alcanzó sus oídos, Lawrence notó un tirón de la esquina de su ropa.

Lawrence se giró como si hubiera sido propulsado por alguna gran fuerza, esperando que la figura de una arrogante y egocéntrica chica apareciera ante sus ojos.

Pero, la persona ante él era un muchacho, quien, tras un análisis más profundo, resultó ser Lande.

"Umm, Sr. Lawrence, ¿Podría molestarle por un minuto?"

Ya que Lawrence se había girado a una velocidad tan sorprendente, Lande pareció bastante sorprendido, pero inmediatamente mostró una expresión que decía que el tema era urgente.

Lawrence notó una ola de ansiedad. Tras observar los alrededores, acercó su cara a la del pequeño Lande, y asintió con su cabeza.

"Un cliente ha aparecido en la tienda y ha pedido pagar el trigo en minerales," dijo Lande.

Lawrence inmediatamente comprendió la intención de Mark. Lo que quiso decir era que, si Lawrence estaba dispuesto a pagar por la pirita en efectivo, aceptaría la petición del cliente.

"¿Cuanto sería el valor correspondiente?" preguntó Lawrence.

Que Mark hubiera mandado especialmente al chico para informar a Lawrence quería decir que no era una cantidad pequeña.

Lawrence tragó saliva una vez, esperando la respuesta de Lande. Lande abrió su boca para hablar:

"250."

Ante este inesperado giro de los acontecimientos, Lawrence apretó sus dientes, aguantando su necesidad de gritar fuertemente.

Incluso aunque Lawrence hubiera sufrido el abandono del lobo deidad de la cosecha, la diosa de la fortuna no le había abandonado.

Lawrence inmediatamente colocó la pequeña bolsa que Amati le había entregado en las manos de Lande y dijo:

"¡Hazlo tan rápido como te sea posible!"

Lande asintió con la cabeza como un emisario que había recibido la orden de partir urgentemente.

El precio de mercado de la pirita continuó fluctuando.

El número de placas en espera por comprar había atravesado un gran cambio. Por esto, era aparente que el precio no continuaría subiendo sin parar.

Podía saberse con un simple vistazo que las compras y las ventas estaban compitiendo las unas con las otras.

Con el precio como estaba, aquellos que pensaban que no les haría mal vender comenzarían a vender todo el stock que tenían en mano, mientras que los que esperaban que el precio siguiera subiera comprarían más.

De vez en cuando, Lawrence podía pillar a Amati en el otro lado de la multitud. Amati estaba casi seguro también observando en secreto sus acciones, pensó Lawrence.

Además, la razón por la que Amati estaba observando el puesto de venta junto con las acciones de Lawrence era sin duda porque todavía era incapaz de conseguir las 1000 monedas de plata.

"No," Lawrence pensó en silencio.

Quizás Amati hacía tiempo que había conseguido la cantidad necesaria, pero estaba considerando la posibilidad de que bajo el cambiante precio de mercado, si llegara a vender toda la pirita que tenía, un pequeño error resultaría en una caída del precio antes de que hubiera vendido todos sus bienes.

Ya que Amati había firmado un contrato de venta a crédito con Lawrence, si Amati llegara a causar accidentalmente una caída del precio, el contrato le obligaría a sufrir una grandísima perdida.

No sólo eso, sino que había otro factor importante.

La pirita por valor de 500 monedas de plata que Amati poseía existía en forma de certificado en papel.

Si importar el hecho de que era un certificado válido capaz de ser comprado o vendido, tenía que esperar hasta la tarde para poner sus manos en los verdaderos objetos.

En ese momento en el tiempo cuando el valor de mercado de la pirita estaba comenzando a fluctuar más que subir en línea recta, y con la posibilidad de una caída comenzando a tener una mayor presencia, ¿qué tipo de respuesta recibiría si deseara vender semejante certificado?

En un trato del tipo de venta a crédito, había un espacio de tiempo entre la transacción monetaria y la transacción de los productos.

En una situación en la que el precio pudiera potencialmente caer, el certificado de venta a crédito, que requería un pago anticipado y prometía la entrega del producto en una fecha futura, era parecido a la carta comodín en la cual había sido dibujada una sonriente y seductiva una bruja.

Si el valor de mercado fuera realmente a caer, la última persona en posesión de este comodín acabaría de camino a la bancarrota.

El veneno de acción lenta en el que Lawrence había situado sus esperanzas había tomado efecto.

Amati estaba moviéndose desesperadamente.

Debía haber estado buscando a Horo.

Debía haber estado buscando a la Horo que había imaginado el plan de Lawrence y le había dado consejo a Amati.

En semejante ambiente en el que se podía prever claramente un inminente cambio en la dirección del viento, incluso las situaciones ofensivas y defensivas parecían ser capaces de recibir un gran intercambio.

Si Lawrence no se lanzaba a la ofensiva en ese mismo instante, sería lo mismo que dejar escapar un milagro que sólo ocurría una vez cada 1000 años.

Las personas se lanzaban ante el puesto de venta del comerciante de minerales en bandadas, y las placas de madera de la tabla de precios estaban constantemente siendo cambiadas.

Lawrence agarró la pirita de su pecho fuertemente, esperando ansiosamente la vuelta de Lande, que podía ocurrir en cualquier momento.

No requería mucho tiempo ir y venir del puesto de venta de Mark desde este punto.

En ese momento-

"¡Alguien hizo una compra!"

Tal sonido fue arrastrado por todo el lugar.

Alguien debía haberse emocionado demasiado y gritado.

En ese instante, igual que en un intento de reestabilizar una nave que había comenzado a menearse debido a los efectos del viento, el aire de los alrededores comenzó a soplar simultáneamente hacia la misma dirección.

Alguien acababa de comprar una gran cantidad de pirita, lo que atrajo una continuada subida del precio.

Algo tan esperado causó que la actitud de la ajetreada multitud volviera a calmarse una vez más.

Lande aún no había vuelto.

Según pasó el tiempo, la atmósfera del lugar comenzó a calmarse gradualmente.

Por otro lado, aprovechar esta oportunidad donde el número de compradores en potencia se había visto reducido, Lawrence quizás pudiera vender una gran cantidad de la pirita que tenía en sus manos y eliminar la calma.

De esa forma, incluso si fuera sólo por un momento, quizás causaría que las placas de espera disminuyeran.

En ese mismo momento, la acción de vender en gran magnitud probablemente tendría un efecto extremadamente fuerte.

Lawrence hizo su movimiento.

Atravesando la multitud, sacó la bolsa de su pecho y se colocó ante el puesto de venta.

"¡Deseo vender!"

Bajo las miradas de todos, Lawrence lanzó la bolsa en frente del puesto del propietario.

El propietario y sus ayudantes parecieron estupefactos por un breve instante, pero inmediatamente realizaron su tarea.

La acción de lanzar una piedra en un lago cuya superficie estaba a punto de volver a la calma hizo efecto.

Después de que el proceso de medida se completara de una manera rápida, los aprendices que llevaban las placas de espera en sus manos inmediatamente corrieron fuera del puesto de venta para entregar la pirita a los clientes.

Lawrence inmediatamente recibió el pago que se le debía.

Sin realizar un conteo atento de la cantidad, Lawrence agarró con fuerza el dinero y se lanzó hacia la multitud una vez más.

Según lo hizo, Lawrence echó un vistazo a la cara agonizante de Amati.

Lawrence no sintió ni simpatía, ni sintió que Amati se estaba llevando su merecido.

Todo lo que tenía en mente era su propio negocio y objetivo.

Lawrence había vendido todo su stock de pirita, y necesitaría esperar hasta que consiguiera más antes de ser capaz de continuar su ofensiva.

¿Por qué Lande y el mensajero de Deanna todavía no habían aparecido?

Si una cantidad de pirita por valor de 400 monedas de plata llegara de Deanna en este momento, el precio de mercado con seguridad atravesaría un gran cambio.

Este era el cruce del destino.

En ese momento, una voz llegó a los oídos de Lawrence.

"Sr. Lawrence."

Lande llamó a Lawrence desde entre la multitud con su frente llena de sudor. Lawrence inmediatamente corrió hacia Lande, y recibió una bolsa de las manos de éste.

La bolsa contenía una cantidad de pirita por valor de 250 monedas de plata.

Lawrence dudó. Se planteaba entre, dirigirse una vez más al puesto de venta para vender la pirita que actualmente tenía en mano, y esperar la llegada del mensajero de Deanna primero, para así estar totalmente seguro.

En ese instante, Lawrence no pudo evitar reprenderse a sí mismo.

¿No acababa de abandonar las esperanzas puestas en Deanna hace unos momentos?

La negociación ya se había alargado por mucho tiempo. ¿No era ser demasiado optimista seguir esperando que Deanna le entregara la pirita de acuerdo con sus deseos?

En ese caso, Lawrence sólo podía ir y jugar su última carta-

Se giró, y se preparó para abalanzarse hacia delante.

Repentinamente, el sonido de vítores resonó, haciendo que Lawrence se parara en seco.

"¡Ohohohohohohoh!"

La multitud estaba bloqueando el campo de visión de Lawrence, dejándole incapaz de conseguir ver lo que había pasado.

Pero, en el instante que oyó los vítores, Lawrence pudo sentir a su intuición de comerciante decirle que gritara y saliera corriendo, e indicándole que había ocurrido la peor situación posible.

Lawrence se abrió paso por la multitud, y con mucho esfuerzo llego a una posición desde la que era visible la tabla de precios del puesto de venta.

No pudo evitar querer felicitarse por no haberse caído de rodillas en ese preciso instante y lugar.

El precio máximo de la tabla de precios había sido renovado.

El precio de la pirita se había reestabilizado.

Un instante después, los que decidieron que los cambios ocurridos hacía unos momentos simplemente habían sido una fluctuación temporal en el precio de mercado parecieron dirigirse a la vez para poner peticiones de compra.

Con la fuerza de una violenta ola, las placas de espera fueron colgadas cerca de la placa de madera que marcaba el precio máximo.

Con mucho esfuerzo, Lawrence consiguió suprimir una sensación de nausea. Se vio forzado a hacer una decisión sobre si vendía o no toda la pirita que le quedaba una vez más.

Quizás aún hubiera una oportunidad de éxito si realizara su movimiento en ese mismo instante.

No, lo más inteligente que hacer en ese momento sería esperar al resultado de la negociación con Deanna.

Después de todo, la cantidad de pirita involucrada en la negociación había sido por valor de 400 monedas de plata en la noche anterior, y podría fácilmente haber alcanzado las 500 en la actualidad.

Si sólo pudiera obtener esa cantidad, añadida a la cantidad que ya tenía en sus manos, tendría suficiente para otra venta a gran escala.

Según puso sus esperanzas en una posibilidad tan pequeña, vio a Amati alejarse del puesto, su anterior apariencia molesta ya había cambiado a una más calmada.

Amati estaba seguramente planeando vender la pirita.

Aunque, no estaba seguro de si estaba planeando vender toda la pirita que poseía o no.

Incluso sin saber cual era el plan de Amati, era obvio que estaba planeando cambiar una parte de su pirita por dinero. El propio Amati probablemente se hubiera dado cuenta del veneno de acción lenta. En ese caso, lo más probable es que tuviera planeado deshacerse de la porción de pirita asociada con el certificado primero.

¿Por qué no había aparecido el aprendiz de Deanna? ¿Ya no era capaz de conseguir la ayuda de los cielos?

Lawrence gritó en su interior.

"Discúlpeme, ¿sois el Sr. Lawrence?"

El desamparado Lawrence pensó que había oído mal.

"Sois el Sr. Lawrence, ¿no es cierto?"

Una pequeña figura estaba de pie ante Lawrence. Un pedazo de tela cubría más de la mitad de su cara, sólo revelando un par de ojos, haciéndole imposible saber si se trataba de una dama o un joven.

Estaba claro que no era Lande.

En ese caso, esta persona era casi seguro la que Lawrence había estado esperando por tanto tiempo.

"La Srta. Deanna quiso que os pasara un mensaje."

Los claros ojos verdes de quien hablaba irradiaban un sereno brillo, en completo contraste con la anormal atmósfera que llenaba el lugar.

El misterioso aire que emanaba de quien hablaba hacía difícil que no te preguntaras si él o ella era un mensajero de los cielos.

En otras palabras, quizás un milagro iba a ocurrir ante los ojos del propio Lawrence.

"El contenido del mensaje es que las negociaciones han fallado," dijo el mensajero.

Lawrence se detuvo un segundo.

"¿Cómo?"

"La Srta. Deanna dijo que el otro grupo sigue sin querer vender, y quería disculparse contigo por faltar a tus expectativas."

La clara y tranquila voz relató los hechos, como anunciando una muerte.

Los resultados de alguna forma habían acabado así.

La tan llamada "desesperación" no se refería a una situación en la que no había esperanza para empezar...

....sino a una en la que la pequeña esperanza que existía era destruida en el último momento. Eso era desesperación.

Lawrence no pudo responder.

El subordinado de Deanna parecía haber anticipado tal respuesta de Lawrence. Sin decir nada más, él/ella se giró en silencio.

En su cabeza, Lawrence involuntariamente mezcló la imagen de la espalda de Horo desapareciendo entre la multitud como una ilusión con la imagen en la que la figura de Horo según se alejaba de él en las alcantarillas de Pattio.

Lawrence se sintió como un viejo caballero desvencijado llevando una oxidada armadura según dirigía su mirada hacia la tabla de precios.

El número de personas alineadas para comprar había vuelto a la normalidad, y el precio de mercado una vez más mostraba una tendencia a subir.

Aunque las personas fueran capaces de amoldarse a las tendencias del mercado, controlar estas tendencias era algo que sólo los dioses podían hacer.

Lawrence recordó un famoso dicho entre los comerciantes.

Si la buena suerte de un comerciante pudiera durar un poco más, a efectos se habría convertido en un dios.

Habiendo cambiado una desconocida cantidad de pirita por efectivo, Amati se alejó del puesto de venta, volviendo a los círculos alejados del muro de personas llevando una expresión calmada en su cara.

Lawrence había esperado de Amati que le lanzara una expresión llena de orgullo por su victoria dirigida a él, pero Amati no le dio ni una simple mirada.

Esto quería decir que alguien debía haber aparecido directamente ante el campo de visión de Amati.

Horo había vuelto al lado de Amati.

"¿Sr. Lawrence?"

La persona que llamó a Lawrence era Lande. Horo y Amati estaban intercambiando palabras, pero su mirada ni una vez se dirigió a Lawrence.

"Ah, lo siento....esto....um, gracias y disculpa por hacerte pasar por tantos problemas," dijo Lawrence.

"¿Cómo? Oh no, no hubo ningún problema en absoluto..."

"¿Puedes ayudarme a pasarle un mensaje a Mark? Dile que el plan ha fracasado."

En el momento que estas palabras salieron de su boca, Lawrence se dio cuenta cuan fácil era admitir la derrota.

Dejando de lado el fracaso del plan, de manera muy irónica, las consecuencias en verdad eran muy buenas para Lawrence desde su situación.

Lawrence todavía tenía algo de pirita en sus manos. Si llegara simplemente a comprar un poco más para conseguir la cantidad necesaria y dársela a Amati en la tarde, al restar esta cantidad del dinero que había ganado al vender la cantidad anterior de pirita, el resultado del cálculo sería probablemente positivo en lo que a beneficios se refiere.

No sólo eso, Lawrence todavía tenía que recibir 1000 monedas de plata de Amati. El resultado podría incluso ser descrito como hacerse tremendamente rico.

Desde la perspectiva de un comerciante, conseguir inesperadamente una gran cantidad de dinero era sin duda lo mejor del mundo, pero Lawrence en este momento sólo sentía una sensación de completo vacío.

La mirada de Lande se perdió en el aire, pareciendo haberse perdido totalmente. Según Lawrence se preparaba para darle una pago por sus servicios, por primera vez, sus ojos mostraron una gran fuerza de voluntad personal.

"Sr. Lawrence."

La expresión seria de Lande hizo que Lawrence involuntariamente detuviera el movimiento de su mano, en la que llevaba varias monedas de plata.

"¿En verdad estás... pensando en darte por vencido?"

Cuando Lawrence todavía era un aprendiz, si hubiera querido lanzarle un comentario a su maestro, necesitaría estar totalmente preparado para recibir una paliza más tarde.

Lawrence probablemente estaba así de preparado. Su parpado izquierdo temblaba, como anticipando temerosamente los puños que pudieran golpearle en cualquier momento.

"El maestro siempre me dijo que un comerciante nunca debería darse por vencido tan fácilmente."

Viendo como contrajo la mano extendida, el hombro de Lande retrocedió lleno de temor por un segundo.

Aún así, Lande no apartó la vista.

Estaba haciendo una sugerencia muy en serio.

"El maestro siempre dijo que el dios....dios de la riqueza no ayuda a aquellos que sólo rezan, sino a aquellos que continúan luchando decididamente y sin darse nunca por vencido."

Lawrence no tenía objeciones para estas palabras.

Aunque, su objetivo esta vez no era conseguir dinero.

"Sr. Lawrence."

La mirada de Lande estaba fuertemente dirigida a Lawrence.

Lawrence echó un breve vistazo a Horo antes de dirigir su mirada de vuelta a Lande.

"Me...Me comenzó a gustar la Srta. Horo desde la primera vez que la vi. Pero, el maestro me dijo..."

El sobresaliente aprendiz de comerciante de trigo, que siempre completaba en silencio cada tarea asignada a él, recuperó una inocente, expresión juvenil.

"....si llegara a decir siquiera algo como esto frente al Sr. Lawrence, seguramente me llevaría una buena paliza."

Dijo Lande, pareciendo como si fuera a empezar a llorar. Lawrence sonrió suavemente, y elevó su puño muy alto.

"Heh......"

Lande aguantó la respiración.

Lawrence le dio a la mejilla de Lande un suave golpe con su puño, y dijo sonriendo:

"Eso es cierto. Quiero darte una buena y dura paliza."

Tras pronunciar esto riendo, Lawrence no pudo evitar sentir un deseo por llorar.

"....si llegara a decir siquiera algo como esto frente al Sr. Lawrence, seguramente me llevaría una buena paliza."

Lande era unos 10 años menor que Lawrence.

Pero Lawrence pensaba que su apariencia actual no era muy distinta de la de Lande.

"Maldición." Lawrence se regañó a sí mismo en silencio.

Ante Horo, parecía que cualquiera se convertiría en un jovencito llorón.

Lawrence meneó su cabeza.

¿Alguien que continua luchando decididamente y sin darse nunca por vencido?

Aunque la frase parecía de risa, Lawrence notó un siniestro encanto en las palabras, y levantó su cabeza para mirar al cielo.

Estas palabras, que habían sido pronunciadas por un jovenzuelo 10 años menor que él, causaron que la oscura tormenta formada de suposiciones y dudas instantáneamente desapareciera de la mente de Lawrence.

¡Exactamente!

Ya que había llegado a este punto, las ganancias que quedaran en sus manos sólo servirían como prueba de su derrota, por lo que perder estas ganancias no dolería lo más mínimo.

Siendo ese el caso, verdaderamente no dolería ser optimista y volver a analizar toda la situación antes de hacer el movimiento final.

Las cosas que eran importantes no necesariamente necesitaban ser conseguidas a través de un esfuerzo enorme.

Ya que Mark había eliminado este mito de Lawrence no hacía mucho.

Lawrence utilizó su poder de memorización del que tan contento estaba, y buscó por las materias primas necesarias para construir un nuevo plan.

Y el eje central de este plan consistía en algo en lo que Lawrence no había pensado hasta un minuto atrás.

"Las personas que seguían luchando decididamente y nunca se daban por vencido eran normalmente aquellos tipos increíblemente optimistas que se agarraban a cualquier esperanza que tuvieran según continuaban observando la situación," dijo.

En ese momento, Lande mostró una expresión de acuerdo a su edad. Esta expresión era más vistosa que la cara que tenía al realizar una tarea que le pedían, e incluso cuando estaba realizando una tarea que no se le había asignado.

Seguramente Mark amaba a este chico a su modo.

"Un comerciante siempre formulaba planes, predecía el futuro, y comparaba sus ideas con los hechos. Entiendes eso, ¿verdad?"

Sin importar que escuchara un detalle tan poco comentado, Lande asintió de manera afirmativa.

"Vender ese objeto causaría tal cambio, vender este objeto causaría un cambio distinto. Hacer suposiciones como estas también es importante.

Notando como asentía con la cabeza Lande, Lawrence se acercó a su cara y dijo:

"Francamente, esta cosa llamada 'suposición' puede ser cualquier cosa que quieras que sea. Por lo que si formulas demasiadas, pronto te perderás, y comenzarás a pensar que cada trato está lleno de riesgos. En ese punto, para no confundirte, necesitas tener algún tipo de guía. Este es el único requisito para un comerciante.

El joven Lande mostró una expresión parecida a la de un comerciante y respondió: "Sí".

"Siempre y cuando se pueda confiar en ello, incluso la suposición más radical puede servir como guía."

Lawrence elevó su cabeza, y cerró sus ojos.

"Quizás......sería mejor creer."

"Deja de engañarte", pensó Lawrence, y en silencio se rió de sí mismo.

Aunque incluso su corazón dudara, tan pronto como Lawrence observó la figura de Horo, estuvo casi seguro.

Puede que quizás, la forma de vestir de Horo era una pista a tal posibilidad.

Aunque esta posibilidad no era fácil de creer, si tuviera que ponerla a prueba, Lawrence seguía creyendo que había una buena oportunidad de que se volviera realidad.

Aunque, para que esta posibilidad fuera cierta, había una condición que debía existir.

Y era algo en lo que Lawrence no había pensado antes, la precondición de que Horo no le había abandonado.

Pensar todavía en algo como esto justamente ahora, eso ciertamente podía decirse que era el tipo de pensamiento optimista que sólo una persona que lo intentara decididamente y que nunca se diera por vencido tendría.

Aún así, Lawrence seguía creyendo que en este punto, tener una visión tan optimista era más útil que intentar pensar un plan con el que detener a Amati, ya que había descubierto una posibilidad de hacer que este sueño se hiciera realidad.

Lawrence no sabía que le había dicho Mark a Lande para hacer que éste estuviera dispuesto a ayudarle de esta forma.

Aunque, Lawrence sintió que las palabras de Lande sobre que le gustaba Horo habían probablemente sido una confesión honesta.

Lawrence consideró a Lande merecedor de halagos por ser capaz de decir eso en frente de él. Al menos, si los papeles fueran cambiados, Lawrence no podría decir con tanta confianza que tendría semejante coraje.

En ese caso, Lawrence al menos necesitaba mantener el orgullo y fuerza de un comerciante en no darse por vencido fácilmente, o sino no sería capaz de mantener la compostura ante Lande.

Tras acariciar el hombro de Lande ligeramente, Lawrence respiró profundamente y habló:

"Tan pronto como venda los minerales en el puesto de venta, comienza a extender el rumor que te pedí que contaras."

La cara de Lande estaba radiante. Asintió con su cabeza, habiendo recuperado el comportamiento de un aprendiz.

"Cuento contigo."

Habiendo dicho esto, Lawrence se preparó para girarse, pero cambió de idea.

Aunque los ojos de Lawrence decían que quería preguntar algo, Lawrence acabó siendo el que hizo la pregunta.

"¿Crees en Dios?"

Viendo a un atónito Lande, Lawrence simplemente dijo un "Cuento contigo", y se alejó.

Lawrence poseía un stock de pirita por valor de 250 monedas de plata. Un cálculo simple revelaba que la suma que esperaba comprarse que estaba indicada en la tabla de precios ya excedía las 400 monedas. Incluso si vendiera toda la pirita que tenía en sus manos, no podía esperar que tuviera ningún efecto.

Pero, tenía que tener un efecto. Si su predicción era correcta, definitivamente tendría un efecto. Lawrence sólo miró atrás una vez, su mirada se dirigió hacia Horo, que estaba de pie junto a Amati.

Sólo con un instante sería suficiente, pensaba Lawrence para sí. Si Horo estuviera dispuesta a mirar en su dirección, eso sería suficiente.

Y entonces...

Lawrence estaba frente al puesto de venta. La urgencia de la gente colocando pedidos se había detenido, y el puesto había recuperado cierta paz. Viendo como Lawrence volvía a vender más pirita, el propietario mostró una expresión que parecía decir "¿Hmm?". Entonces incluso mostró una sonrisa como para decir "Parece que has conseguido bastante cantidad de dinero".

Aunque no había habido ningún intercambio de palabras, Lawrence afirmó involuntariamente. La verdadera ganancia venía tras esto, Lawrence pensó.

Lawrence le pasó al propietario la bolsa de pirita que había recibido de Lande, y lanzó un breve comentario:

"Deseo vender."

El propietario, que recibía un pago por servicio por cada trato, mostró una sonrisa de corazón y asintió. Sin embargo, un segundo después, su expresión se convirtió en una de sorpresa.

Lawrence cerró sus ojos, y mostró una sonrisa.

La guía del corazón de Lawrence había estado en lo cierto.

"Sr. propietario, deseo vender estas también."

La voz que llegó a oídos de Lawrence le causó sentir cierta nostalgia.

Entonces, con un golpe seco, una bolsa que fácilmente era el doble de grande que la de Lawrence apareció ante sus ojos.

Mirándole a él, Lawrence se encontró con Horo, que se veía como si estuviera preparada para pegar y morder un segundo más tarde.

"Zoquete."

Oyendo esto, Lawrence soltó una sonrisa y dijo sin ninguna otra intención:

"Lo siento."

Tras mirar vacilante por un momento, el propietario inmediatamente ordenó a sus aprendices que bajaran todas las placas de espera colgadas en la tabla de precios a la vez.

Juntas, las dos bolsas sumaban un total de pirita al menos por valor de 650 monedas.

Ya que el valor estimado de la cantidad que Horo había traído consigo fue calculado antes de la pequeña subida del precio, la cantidad en el momento actual seguramente sería hasta mayor. La persona que había comprado pirita de Deanna no era otra que Horo.

En otras palabras, los dos juntos habían vendido una cantidad de pirita por valor de casi 1000 monedas.

El ambiente de compras probablemente no sería capaz de ser lo suficiente estimulante para incrementar el precio de mercado.

Cogiendo una de las plumas blancas agarradas a la túnica de Horo, Lawrence dijo:

"A diferencia de alguien, ella es una belleza madura, ¿no?"

Horo lanzó un puñetazo al costado de Lawrence.

Pero ella no retiró su mano.

Lawrence sintió que simplemente eso era suficiente.

Con una arrolladora multitud empujándose llena de intenciones asesinas justo en sus espaldas, Lawrence no soltaría la mano de Horo por nada en el mundo.

Aunque, tenía una gran necesidad de pavonear ante la cara de Amati.

No pudo evitar mostrar una sonrisa forzada por almacenar semejante idea infantil.




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