Difference between revisions of "Spice & Wolf ~Versión Española~: V03 Cap 02"

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De la misma manera en que Horo sería incapaz de calmarse al ver tantos puestos de comida, Lawrence se había animado al ver tal variedad de mercancias.
 
De la misma manera en que Horo sería incapaz de calmarse al ver tantos puestos de comida, Lawrence se había animado al ver tal variedad de mercancias.
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¿Cuánto podría ganar llevando tal objeto a tal ciudad? Si hay tanto stock de algo, quiere decir que en algún lugar ha habido sobreproducción, ¿por lo que el precio debe ser menor allí? Pensamientos como estos llenaban la mente de Lawrence.
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Cuando Lawrence se convirtió en un vendedor ambulante, debido a que no conocía nada de los precios de varios objetos, casi que lo único que podía ir de un lado a otro en el mercado. Ahora, sin embargo, era capaz de entender el sistema de precios en muchos productos casi sin pensarlo.
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Una vez que el comerciante ha entendido completamente la red de relaciones de los productos, se convierte en un alquimista, capaz de sacar ganancias de cualquier cosa aprovechándose de esta red de relaciones. (NdT: he añadido una coletilla para explicar el significado de alquimista piedras->oro)
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Lawrence no pudo evitar sentir cierta vanidad tras una descripción tan bien sonante, pero pronto se acordó de su fallo en Rubinhagen, devolviéndole una sonrisa forzada.
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Intentar abarcar todo avariciosamente a menudo llevaba a grandes equivocaciones.
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Respirando hondo para serenarse, Lawrence volvió a dirigir su carro hacia el mercado. El puesto de venta al que llegó finalmente se encontraba haciendo negocios como cualquier otro aunque no hubieran dado la señal. El dueño del puesto solía ser un vendedor ambulante como Lawrence, y tan sólo era un año mayor que Lawrence. Como fuera, ahora poseía un puesto en el mercado que hasta tenía techo. Y aunque no fuera un puesto demasiado grande, era, y Lawrence estaba totalmente seguro, un verdadero y bien asentado vendedor de trigo. En lo referente a este punto, tanto el dueño como el resto de personas lo consideraban sólo posible gracias a la bendición de la diosa suerte. Pero, sin importar como fuere, cumplía con la característica que definía a los comerciantes de los pueblos de esta región, tener la barba cuidada de forma que sus caras tuvieran forma cuadrada, y el dueño de este puesto cumplía totalmente con esta norma.
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En el momento que vió a Lawrence, el vendedor de trigo llamado Mark Cole parpadeo unas cuantas veces mostrando su asombro, mostrando tras eso una sonrisa y saludándole con un gesto de su mano no excesivo.
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El mercader que había estado negociando con Mark también se giro hacia Lawrence y le saludó con la cabeza. Ya que los encuentros fortuitos a menudo llevaban a hacer buenas ganancias, Lawrence le respondió con su sonrisa de cortesía, y le hizo señas para que no se preocupara y continuara con la negociación.
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"Ri, si bon dia mito. Vant errje."
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"Haha. Pireje, bao."
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Parecía como si la negociación casi había terminado. Las palabras con las que se comunicaban Mark y el comerciante pertenecían a un lenguaje que Lawrence no entendía. Finalmente, el comerciante extranjero se fue no sin antes mostrarle a Lawrence una sonrisa de cortesía según se preparaba para irse.
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Lawrence memorizó la cara del comerciante de manera que le pudiera reconocer si se volviera a encontrar con él en otro pueblo.
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Acciones tan tontas, repetidas durante varios años, significaban potencialmente el acceso a beneficios inesperados.
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Lawrence esperó hasta que el comerciante, que en principio parecía que vino desde alguna zona del norte a hacer negocios, se perdiera entre la multitud para bajarse de su carro.
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"Parece que interrumpí vuestros negocios."
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"No te creas. Ese hombre tan sólo vino a contarme fanáticamente sobre lo maravillosa que era la diosa de la Montaña Pitora. Menos mal que viniste a salvarme,"
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Y según lo dijo se sentó en una tabla de manera mientras enrollaba una hoja de papel hecho de piel de cabra, sonriendo con cara de que había tenido suficiente charla con el comerciante anterior.
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Al igual que Lawrence, Mark pertenecía a la Asociación de Comercio de Rowen. Se conocieron debido a que coincidieron en un mercado en la misma época del año para ambos hacer negocio. Ya que se conocían desde apenas ser aprendices de comerciantes, se hablaban de una manera resuelta y sin tanta formalidad entre ellos.
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"Si lo hubiera sabido antes, no habría aprendido su lengua. Porque aunque no sean desagradables, tan pronto saben que entiendes su idioma, comienzan a proclamar enérgicamente sobre la gracia de su dios local."
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"Comparado con un Dios que no es capaz siquiera de salir de su templo lleno de monedas de oro, tal vez un dios local en verdad preste su gracia divina,"
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dijo Lawrence. Habiendo escuchado esto, Mark se dió unos golpecitos en la cabeza con el papel enrollado, y le respondió con una sonrisa rápida:
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"Jaja, debe ser verdad. Por si fuera poco, tengo entendido que la mayoría de las diosas de la cosecha son bellas mujeres."
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En la mente de Lawrence se apareció la cara de Horo, haciéndole sonreir y asentar con la cabeza.
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Aunque , se guardó el pensamiento de: "Pero difíciles de tratar" para sí mismo.
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"Pero, no hablemos más sobre esto, no me gustaría que me regañara mi mujer. Hablemos de negocios. Seguro que viniste a hablar de ello, ¿me equivoco?"
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La expresión de Mark pasó de casual hasta alcanzar una expresión que posiblemente usara al hacer tratos. Y es que aunque no hiciera falta que andaran con formalidades, su relación estaba, después de todo, basada desde el punto de vista de comerciantes calculadores. Lawrence cambió hacia una expresión seria también antes de decir:
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"He traido clavos de Rubinhagen. ¿Te interesaría comprarlos?"

Revision as of 03:29, 29 August 2008

Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Judgment26.

Estado

Comenzada por Clead DE. HeavenHell 16:13 28/08/08

Traducción 5%.

Capítulo 02

Es sabido, que incluso incluso sumido en las peores circunstancias, un comerciante será capaz de dormir por la noche.

Y aunque Lawrence había estado recapacitando en todo momento si Horo se iría o no, cuando quiso darse cuenta, el sonido de los pajaros cantando que apenas entraba por la ventana le despertó.

Lawrence no era de los que se dejaban llevar y saltaban de la cama impulsivamente, pero cuando se atrevió a mirar la cama de al lado y comprobó que Horo seguía ahí, no pudo sino dejar escapar un suspiro de tranquilidad.

Lawrence se levantó de la cama, abrió la ventana, y se asomó fuera. Aunque de por sí hiciera frío dentro, el aire matinal lo era incluso más. El aliento que expulsaba de su boca era más blanco que la propia niebla.

Pero en realidad, el cielo estaba despejado y brillante, era una mañana bastante buena.

La gente había empezado a aparecer en la gran calle que había frente a la posada. Mientras Lawrence observaba los mercaderes locales, que se levantaban incluso antes que los madrugadores vendedores ambulantes, realizó un recordatorio mental de la agenda de ese día antes de soltar un "Perfecto" para automotivarse.

No pensó que fuera totalmente para arreglar el fallo de la noche anterior, sino que para disfrutar por completo del festival que empezaría el día siguiente con Horo, lo mejor era que se encargara de los asuntos menos importantes hoy mismo.

"Lo primero que debo hacer es vender los clavos que traje de Rubinhagen," pensó Lawrence mientras se alejaba de la ventana.

Aunque hubiera sido capaz de dormir con ello, Lawrence aún se sentía un poco incómodo, aun con eso intentó despertar a su compañera que todavía estaba durmiendo profundamente, y con esa idea fue hacia su cama. Conforme empezó a hacerlo, se extrañó.

Acostumbrado a que Horo durmiera hasta el mediodía como un aristócrata, Lawrence no se preocupó mucho por el hecho de que todavía siguiera durmiendo, pero se dió cuenta de algo.

Horo no estaba roncando despreocupadamente como solía hacer.

"No puede ser..." pensó Lawrence mientras alargaba su mano. Horo pareció darse cuenta. Y sus mantas que la cubrían la delataron.

Lawrence levantó las mantas suavemente.

Y dejo escapar un suspiro.

La cara de Horo apareció de entre las mantas, con una expresión aún más tierna que la de un gatito abandonado.

"¿Cogiste otra resaca?"

Lawrence imaginaba que era demasiado doloroso para Horo mover su cabeza al ver que sólo respondió moviendo lentamente sus orejas.

Lawrence estaba deseando decir cualquier cosa para regañar a Horo, pero recordando lo ocurrido en la noche anterior, se tragó sus palabras. De todas formas, no creía que le prestara demasiado atención.

"Prepararé una jarra de agua para más tarde, y un cubo por si acaso. Sé buena y duerme."

Lawrence queriendo remarcó las palabras "sé buena," aunque Horo sólo era capaz de responder moviendo sus orejas lentamente.

Incluso si lo dijera miles de veces, sería imposible para Horo ser buena y hacer lo que el dijera. Pero, viendo como estaba sufriendo, parecía improbable que se atreviera a salir sola. Además, tampoco sería capaz de coger sus cosas e irse mientras Lawrence no estuviera. Pensando esto, Lawrence se tranquilizó un poco.

Por supuesto, Lawrence había considerado que todo esto fuera un simple montaje de Horo, pero sin importar lo bien que le saliera, era imposible que tras todo lo que bebió ayer no tuviera una verdadera resaca.

Y tras sopesar atentamente todo esto. Sin decirle nada más, y sin hacer mucho ruido preparó sus cosas para salir. Cuando estaba todo preparado de nuevo se acercó a Horo, que no podía ni girarse, y le dijo:

"El festival no empieza realmente hasta mañana. No te preocupes."

La apenas viva y sin fuerzas cara de Horo, que parecía sufrir más allá de lo imaginable, oyendo esto se mostró algo más tranquila. Viendo esto, Lawrence no pudo evitar reirse.

Para Horo parecia que el festival fuera mucho más importante que el sufrimiento de una resaca.

"Volveré por el medio día."

Horo no reaccionó ante esto; parecía que no le importaba lo más mínimo.

Lawrence sólo podía sonreir forzadamente a semejante reacción. Justo ahora, Horo abrió sus ojos poco a poco, y una sonrisa apareció de la comisura de sus labios.

Horo parecía haber querido hacerlo queriendo.

Lawrence se encogió de hombres antes de volver a tapar a Horo con las mantas. Estaba seguro de que ella se estaría riendo debajo de ellas.

Incluso si se estuviera riendo de el, parecía como si la discusión del día anterior se había olvidado, con lo que Lawrence pudo sentir cierta relajación. Antes de irse, Lawrence volvió a mirar hacia ella una vez más. La parte de la cola que salia de las mantas se balanceó dos veces, como despidiendose.

"Supongo que le compraré un buen desayuno cuando vuelva,"

Pensó mientras cerraba la puerta.




Por norma, el gobernador de cualquier pueblo no aceptaba que la gente realizara ventas antes de que la campana sonara marcando la apertura del mercado; esto era también especialmente cierto para los negocios que se hicieran en el propio mercado.

Aunque claro, dependiendo de si era alguna situación especial, esta regla no seguia tan estrictamente.

En Kumerson, mientras se celebrará la feria, para balancear los accesos en masa seguidos de la apertura, algunos eran hasta casi animados a no seguir este horario.

Como resultado, incluso siendo tan temprano, que apenas estaba a empezando a asomar el sol desde detrás de los edificios, un gran número de mercaderes ya estaban trabajando en la plaza del mercado, la cual se extendía a casi toda la plaza sur de Kumerson.

En el interior del mercado se podían ver cajas de madera y montones de sacos en todas las esquinas, al igual que cerdos, gallinas y cualquier otro tipo de animal para comerciar atados en pequeñas zonas situadas entre las mercancias y el puesto de venta. Además, debido al hecho que de esta región tan lejana al mar, Kumerson era el pueblo con mayor exportación de pescado, y se notaba en que sencontraba hasta pescado vivo nadando en grandes barriles parecidos a los que había visto en los carros de Amati el día anterior.

De la misma manera en que Horo sería incapaz de calmarse al ver tantos puestos de comida, Lawrence se había animado al ver tal variedad de mercancias.

¿Cuánto podría ganar llevando tal objeto a tal ciudad? Si hay tanto stock de algo, quiere decir que en algún lugar ha habido sobreproducción, ¿por lo que el precio debe ser menor allí? Pensamientos como estos llenaban la mente de Lawrence.

Cuando Lawrence se convirtió en un vendedor ambulante, debido a que no conocía nada de los precios de varios objetos, casi que lo único que podía ir de un lado a otro en el mercado. Ahora, sin embargo, era capaz de entender el sistema de precios en muchos productos casi sin pensarlo.

Una vez que el comerciante ha entendido completamente la red de relaciones de los productos, se convierte en un alquimista, capaz de sacar ganancias de cualquier cosa aprovechándose de esta red de relaciones. (NdT: he añadido una coletilla para explicar el significado de alquimista piedras->oro)

Lawrence no pudo evitar sentir cierta vanidad tras una descripción tan bien sonante, pero pronto se acordó de su fallo en Rubinhagen, devolviéndole una sonrisa forzada.

Intentar abarcar todo avariciosamente a menudo llevaba a grandes equivocaciones.

Respirando hondo para serenarse, Lawrence volvió a dirigir su carro hacia el mercado. El puesto de venta al que llegó finalmente se encontraba haciendo negocios como cualquier otro aunque no hubieran dado la señal. El dueño del puesto solía ser un vendedor ambulante como Lawrence, y tan sólo era un año mayor que Lawrence. Como fuera, ahora poseía un puesto en el mercado que hasta tenía techo. Y aunque no fuera un puesto demasiado grande, era, y Lawrence estaba totalmente seguro, un verdadero y bien asentado vendedor de trigo. En lo referente a este punto, tanto el dueño como el resto de personas lo consideraban sólo posible gracias a la bendición de la diosa suerte. Pero, sin importar como fuere, cumplía con la característica que definía a los comerciantes de los pueblos de esta región, tener la barba cuidada de forma que sus caras tuvieran forma cuadrada, y el dueño de este puesto cumplía totalmente con esta norma.

En el momento que vió a Lawrence, el vendedor de trigo llamado Mark Cole parpadeo unas cuantas veces mostrando su asombro, mostrando tras eso una sonrisa y saludándole con un gesto de su mano no excesivo.

El mercader que había estado negociando con Mark también se giro hacia Lawrence y le saludó con la cabeza. Ya que los encuentros fortuitos a menudo llevaban a hacer buenas ganancias, Lawrence le respondió con su sonrisa de cortesía, y le hizo señas para que no se preocupara y continuara con la negociación.

"Ri, si bon dia mito. Vant errje."

"Haha. Pireje, bao."

Parecía como si la negociación casi había terminado. Las palabras con las que se comunicaban Mark y el comerciante pertenecían a un lenguaje que Lawrence no entendía. Finalmente, el comerciante extranjero se fue no sin antes mostrarle a Lawrence una sonrisa de cortesía según se preparaba para irse.

Lawrence memorizó la cara del comerciante de manera que le pudiera reconocer si se volviera a encontrar con él en otro pueblo.

Acciones tan tontas, repetidas durante varios años, significaban potencialmente el acceso a beneficios inesperados.

Lawrence esperó hasta que el comerciante, que en principio parecía que vino desde alguna zona del norte a hacer negocios, se perdiera entre la multitud para bajarse de su carro.

"Parece que interrumpí vuestros negocios."

"No te creas. Ese hombre tan sólo vino a contarme fanáticamente sobre lo maravillosa que era la diosa de la Montaña Pitora. Menos mal que viniste a salvarme,"

Y según lo dijo se sentó en una tabla de manera mientras enrollaba una hoja de papel hecho de piel de cabra, sonriendo con cara de que había tenido suficiente charla con el comerciante anterior.

Al igual que Lawrence, Mark pertenecía a la Asociación de Comercio de Rowen. Se conocieron debido a que coincidieron en un mercado en la misma época del año para ambos hacer negocio. Ya que se conocían desde apenas ser aprendices de comerciantes, se hablaban de una manera resuelta y sin tanta formalidad entre ellos.

"Si lo hubiera sabido antes, no habría aprendido su lengua. Porque aunque no sean desagradables, tan pronto saben que entiendes su idioma, comienzan a proclamar enérgicamente sobre la gracia de su dios local."

"Comparado con un Dios que no es capaz siquiera de salir de su templo lleno de monedas de oro, tal vez un dios local en verdad preste su gracia divina,"

dijo Lawrence. Habiendo escuchado esto, Mark se dió unos golpecitos en la cabeza con el papel enrollado, y le respondió con una sonrisa rápida:

"Jaja, debe ser verdad. Por si fuera poco, tengo entendido que la mayoría de las diosas de la cosecha son bellas mujeres."

En la mente de Lawrence se apareció la cara de Horo, haciéndole sonreir y asentar con la cabeza.

Aunque , se guardó el pensamiento de: "Pero difíciles de tratar" para sí mismo.

"Pero, no hablemos más sobre esto, no me gustaría que me regañara mi mujer. Hablemos de negocios. Seguro que viniste a hablar de ello, ¿me equivoco?"

La expresión de Mark pasó de casual hasta alcanzar una expresión que posiblemente usara al hacer tratos. Y es que aunque no hiciera falta que andaran con formalidades, su relación estaba, después de todo, basada desde el punto de vista de comerciantes calculadores. Lawrence cambió hacia una expresión seria también antes de decir:

"He traido clavos de Rubinhagen. ¿Te interesaría comprarlos?"