Difference between revisions of "Zero no Tsukaima Español:Volumen1 Capítulo1"

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Hiraga Saito. Diecisiete años y está haciendo el segundo año de instituto.
 
   
Capacidad atlética: normal. Notas: normales. Tiempo sin novia: diecisiete años. Total:
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Hiraga Saito. Diecisiete años. Cursando el segundo año del instituto. Capacidad atlética: normal. Notas: normales. Tiempo sin novia: diecisiete años. Total: sin puntos positivos o negativos.
sin puntos positivos o negativos.
 
   
Opinión del profesor: “Ah, Hiraga-kun. Él nunca se rinde, y es un chico muy curioso, pero un poco torpe.”
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Opinión del profesor: “Ah, Hiraga-kun. Él nunca se rinde. Es un chico muy curioso, un poco torpe.”
   
Opinión de los padres: “Debes estudiar más, eres muy torpe.”
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Opinión de los padres: “Debes estudiar más; eres muy torpe.”
   
Aún siendo así de torpe, rara vez se mete en problemas, y acepta más o menos a la mayoría de la gente con todas sus diferencias. Pero antes, al ver volar a todas esas
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Aún siendo así de torpe, rara vez se mete en problemas, y acepta más o menos a la mayoría de la gente con todas sus diferencias. Sin embargo, antes, al ver volar a todas esas personas, había sido demasiado para él. Pero dado que cualquier persona normal habría sufrido una especie de shock al ver eso y se habría caído de rodillas, él le debió mucho a su forma de ser.
personas, fue demasiado para él, pero dado que cualquier persona normal habría sufrido una especie de shock al ver eso y se habría caído de rodillas, él le debe mucho a su
 
forma de ser.
 
Pero para empeorar las cosas, él es muy impulsivo, y casi siempre actúa sin pensar. También, tiene un espíritu muy competitivo, y en ese sentido su forma de ser es bastante
 
parecida a la de Louise.
 
   
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Para empeorar las cosas, él es muy impulsivo, y casi siempre actúa sin pensar. También, tiene un espíritu muy competitivo, y en ese sentido su forma de ser es bastante parecida a la de Louise.
De todas formas, hace treinta minutos escasos, Saito estaba en La Tierra, concretamente
 
en Japón, caminando bajo el cielo de la ciudad de Tokyo.
 
 
   
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De todas formas, hace treinta minutos escasos, Saito estaba en la Tierra, concretamente en Japón, caminando bajo el cielo de la ciudad de Tokio. Estaba de camino a casa. Había ido a recoger su ordenador portátil, porque lo había llevado a reparar. Él estaba muy feliz, sobre todo por el hecho de que por fin volvía a tener Internet.
   
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Hace poco había obtenido una cuenta, y había conocido a una chica que posiblemente podría llegar a ser su novia. Aunque lo que quería de verdad era cambiar el ritmo de vida monótona que llevaba. Sin embargo, no lo descubrió en Internet, lo encontró en medio de la calle. Él estaba de camino a casa, ya había pasado la estación de tren cuando, de repente, un espejo brillante apareció delante de él.
Saito estaba de camino a casa, había ido a recoger su ordenador portátil, que lo había llevado a reparar. Él estaba muy feliz, sobre todo por el hecho de que por fin volvía a tener Internet. Hace poco obtuvo una cuenta, y había conocido a una chica que posiblemente podría llegar a ser novia suya.
 
   
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Saito se paró, y aún se pasó un buen rato observándolo (recuerden que su curiosidad es mayor que la de una persona normal). Tenía forma de elipse y era bastante grande. Debía tener dos metros de alto por un metro de ancho.
Aunque lo que quería de verdad era cambiar el ritmo de vida monótona que llevaba. Sin embargo, no lo descubrió en Internet, lo encontró en medio de la calle.
 
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En ese instante se percató de que el espejo estaba flotando en el aire. Eso había picado su curiosidad.
   
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''¿Qué tipo de fenómeno natural es este?'', se preguntaba, mientras inspeccionaba el brillante espejo. ''No tengo ni idea. Nunca he visto o he oído hablar de un fenómeno como este''.
Él estaba de camino a casa, ya había pasado la estación de tren cuando de repente un espejo brillante apareció delante de él. Saito se paró, y aún se pasó un buen rato observándolo. Recordad, que su curiosidad es mayor que la de una persona normal.
 
   
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Pensó que lo mejor sería pasar de largo, pero la curiosidad mató al gato, y pudo con él. Quería tocarlo, sentirlo, caminar sobre él.
Tenía forma de elipse y era bastante grande, debía tener dos metros de alto por un metro
 
de ancho. En ese instante se percató de que el espejo estaba flotando en el aire.
 
   
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''No, no debo'', se dijo a sí mismo. ''Pero es que está tan cerca…''
Eso había picado su curiosidad. Qué tipo de fenómeno natural es este, se preguntaba, mientras inspeccionaba el brillante espejo.
 
   
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Pensó.
No tengo ni idea. Nunca he visto o he oído hablar de un fenómeno como este. Pensó que
 
lo mejor sería pasar de él, pero la curiosidad mató al gato, y pudo con él. Quería tocarlo, sentirlo, caminar sobre él.
 
   
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Primero, hizo un experimento, lanzó una piedra contra el espejo, y ésta se perdió en su interior.
No, no debo, se dijo a sí mismo. Pero es que está tan cerca… Pensó.
 
   
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''Oh, oh'', pensó.
Primero, hizo un experimento, lanzó una piedra contra el espejo, y ésta se perdió en su interior.
 
   
Oho, pensó. Se fue a comprobar que la piedra no estaba al otro lado del espejo, y así era,
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Se fue a comprobar que la piedra no estuviese al otro lado del espejo, y así fue. La piedra había desaparecido. Sacó las llaves de casa de su bolsillo y tocó con la punta de las llaves el espejo.
la piedra había desaparecido. Sacó las llaves de casa de su bolsillo y tocó con la punta
 
de las llaves el espejo. No pasó nada.
 
Quitó la llave, la examinó pero no había nada diferente en ella. Así que Saito pensó que
 
de principio no corría ningún peligro si entraba ahí dentro y se vio tentado a entrar.
 
   
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No pasó nada.
Al final, aún sabiendo que no debía hacer esto, siguió caminando. Era como abrir un manga sólo que después te acuerdas de que tenías que estudiar.
 
   
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Quitó la llave, la examinó pero no había nada diferente en ella. Así que Saito pensó que de principio no corría ningún peligro si pasaba ahí dentro, y se vio tentado a entrar. Al final, aún sabiendo que no debía hacer esto, siguió caminando. Era como abrir un manga, sólo que después uno se acuerda de que tenías que estudiar.
Inmediatamente lo lamentó, pues un intenso choque embotelló sus sentidos. De repente
 
se acordó de su niñez, cuando su madre le había comprado una extraña máquina, que supuestamente había fabricado con anterioridad una inteligente persona, y que funcionaba con electricidad, pero eso le produjo una descarga que recorrió todo su cuerpo. La sensación de ahora era muy parecida.
 
   
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Inmediatamente lo lamentó, pues un intenso choque embotelló sus sentidos. De repente, se acordó de su niñez, cuando su madre le había comprado una extraña máquina que, supuestamente, había fabricado con anterioridad una inteligente persona y que funcionaba con electricidad, pero eso le produjo una descarga que recorrió todo su cuerpo. La sensación de ahora era muy parecida.
Saito se desmayó, y cuando abrió los ojos… Se encontraba en un mundo de ensueño.
 
   
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Saito se desmayó, y cuando abrió los ojos…
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Se encontraba en un mundo de ensueño.
“¿Es eso verdad?” Preguntó Louise, mirando a Saito con una expresión de incredulidad. En su mano, tenía el pan de la cena de anoche.
 
   
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Estaban en la habitación de Louise, que debía tener unos [http://www.baka-tsuki.net/project/index.php?title=Talk:Zero_no_Tsukaima_Espa%C3%B1ol:Volumen1_Portada_y_Contraportada#12_tatamis 12 tatamis]. Había una ventana al sur de la habitación, la cama estaba en el lado oeste, la puerta al norte, y el enorme ropero al este. Todos los muebles parecían ser antigüedades muy valiosas. Louise había traído aquí a Saito, aprovechando de que estaba desmayado.
 
   
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-¿Es eso verdad?- preguntó Louise, mirando a Saito con una expresión de incredulidad. En su mano, tenía el pan de la cena de anoche.
Saito, intentaba ignorar el dolor que sentía en su cabeza, después del golpe anterior que
 
le habían dado, y le preguntó. “¿Dónde diablos estoy?” Saito nunca había sentido tan poca curiosidad hasta hoy. Nunca debí haberme metido en esa cosa…
 
Esto no es Japón. Ni si quiera es La Tierra.
 
   
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Estaban en la habitación de Louise, que debía tener unos [http://www.baka-tsuki.net/project/index.php?title=Talk:Zero_no_Tsukaima_Espa%C3%B1ol:Volumen1_Portada_y_Contraportada#12_tatamis doce tatamis]. Había una ventana al sur de la habitación, la cama estaba en el lado oeste, la puerta al norte, y el enorme ropero al este. Todos los muebles parecían ser antigüedades muy valiosas. Louise había traído aquí a Saito, aprovechando que estaba desmayado.
Si había una nación en los que había magos y que podían volar por el cielo, aunque sólo fueran unos pocos, él tendría que haberlos estudiado en la clase de geografía de la
 
escuela. Y aunque los hubiera habido, ¿Qué pasa con esas lunas enormes que están en el cielo? Esas lunas fácilmente podrían ser el doble de grandes que La Tierra. No es muy normal; pero en algunas ciudades a veces hay noches como esa. Sin embargo, lo raro no
 
es eso, lo raro es que hay dos lunas. ¿Es que se han multiplicado las lunas sin que Saito
 
se diese cuenta?
 
   
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Saito intentaba ignorar el dolor que sentía en su cabeza, después del golpe anterior que le había dado.
No. Es imposible. En otras palabras, esto no es La Tierra.
 
   
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''¿Dónde diablos estoy?'', se preguntó.
Todo estaba oscuro… La noche ya había caído. Seguro que mi familia está muy preocupada por mí. Acabó diciendo con tristeza.
 
   
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Saito nunca había sentido tan poca curiosidad hasta hoy.
Desde la ventana, él podía ver el extenso césped verde en el que estuvo tumbado. Al fondo de todo, iluminado por las lunas, podía ver una alta montaña. Y a su derecha se discernía un basto bosque. Saito dejó salir un suspiro.
 
   
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''Nunca debí haberme metido en esa cosa… Esto no es Japón. Ni si quiera es la Tierra.''
Apenas hay bosques como este. Es totalmente diferente a Japón.
 
   
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Si había una nación en los que había magos y que podían volar por el cielo, aunque sólo fueran unos pocos, él tendría que haberlos estudiado en la clase de geografía de la escuela. Y aunque los hubiera habido, ¿qué pasaba con esas lunas enormes que estaban en el cielo? Esas lunas fácilmente podrían ser el doble de grandes que la Tierra. No es muy normal; pero en algunas ciudades a veces hay noches como esa. Sin embargo, lo raro no es eso. Lo raro es que hay dos lunas. ¿Es que se habían multiplicado las lunas sin que Saito se diera cuenta?
Los jardines de la Academia que había cruzado, eran muy parecidos a los de los
 
Castillos de la Edad Media. Hubiera sido todo un espectáculo ver aquello, si estuviera aquí de viaje.
 
   
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''No. Es imposible. En otras palabras, esto no es La Tierra.''
Arcos en las entradas, y escaleras robustas, ambos hechas de piedra… Así era la Academia de Magia de Tristain, por lo que le explicó Louise. Todos los estudiantes vivían en habitaciones situadas en los jardines de la academia.
 
   
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Todo estaba oscuro… La noche ya había caído.
¿Academia Mágica?..., ¿Dormitorios?..., ¡Genial! ¡Es igual que una película!
 
   
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''Seguro que mi familia está muy preocupada por mí, acabó diciendo con tristeza.''
¡Pero, no es para nada La Tierra…!
 
 
   
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Desde la ventana, él podía ver el extenso césped verde en el que estuvo tumbado. Al fondo de todo, iluminado por las lunas, podía ver una alta montaña. Y a su derecha se distinguía un basto bosque.
   
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Saito dejó salir un suspiro.
“No puedo creerlo” “Mira, ni yo”
 
“De otro mundo… ¿Pero qué dices?”
 
   
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''Apenas hay bosques como este. Es totalmente diferente a Japón.''
“Allí no hay magos, y sólo hay una luna.” “¿Pero eso existe?”
 
“¡Te estoy diciendo que, es de dónde yo vengo!” Le gritó Saito. “No me grites, plebeyo”
 
“¡¿A quién estás llamando plebeyo?!”
 
   
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Los jardines de la Academia que había cruzado eran muy parecidos a los de los Castillos de la Edad Media. Hubiera sido todo un espectáculo ver aquello, si estuviera de viaje. Arcos en las entradas, y escaleras robustas, ambos hechas de piedra…
“¿Tú no eres mago, verdad? Pues eso, plebeyo.” “¿Qué es eso de magos y plebeyos?”
 
“Hey, ¿es qué no eres de este mundo o qué?” “Vaya, no me digas, no lo sabía.”
 
En ese instante, Louise puso los codos sobre la mesa, al mismo tiempo que, una mirada penetrante inundó sus ojos.
 
   
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Así era la Academia de Magia de Tristain, por lo que le explicó Louise. Todos los estudiantes vivían en habitaciones situadas en los jardines de la academia.
Encima de la mesa había una lámpara bastante antigua. Su luz que oscilaba de lado a lado llenaba la habitación de un resplandor pálido. Parecía como si no se utilizase la electricidad.
 
   
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''¿Academia Mágica? ¿Dormitorios? ¡Genial! ¡Es igual que una película! ¡Pero, no es para nada La Tierra!''
Jesús, no es tan complicado instalar la electricidad, ¿no? Me siento como si estuviera
 
en la cabaña de ese viejo extranjero que fuimos a visitar hace unos años yo y mi familia.
 
   
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-No puedo creerlo.
Espera, instalar… O puede que sea que…
 
   
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-Mira, ni yo.
“Lo tengo.”
 
   
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-De otro mundo… ¿Pero qué dices?
“¿Qué tienes?” Preguntó Louise con curiosidad.
 
   
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-Allí no hay magos, y sólo hay una luna.
“Esto es uno de esos programas de cámara oculta. Y todos vosotros estáis compinchados, ¿no?”
 
   
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-¿Pero eso existe?
“¿‘Cámara oculta’?”
 
   
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-¡Te estoy diciendo que sí, es de donde yo vengo!- le gritó Saito.
“Pararon de grabar por que alguien se hizo daño, pero no teníais material para seguir después, así que volvisteis a la antigüedad, ¿eh? Entonces, ¿dónde está la cámara?”
 
   
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-¡No me grites, plebeyo!
“¿De qué estás hablando?”
 
 
   
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-¿A quién estás llamando plebeyo?
   
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-¿Tú no eres mago, verdad? Pues entonces eres un plebeyo.
Saito saltó encima de Louise. “¡Kya--¡ ¡¿Pero qué haces?!”
 
Tiró con la silla, y cayó encima de ella. “¿Dónde está el micrófono? ¿Aquí?”
 
Agarrándola fuertemente, empezó a desabotonarle la blusa. Sin embargo, una fuerte patada a la ingle… Hizo que se quedase en el suelo de dolor.
 
   
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-¿Qué es eso de magos y plebeyos?
“Gaaaaaaaaaaargh…”
 
   
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-¡Ay! ¿Es que no eres de este mundo, o qué?
“Có-cómo te atreves… A una noble como yo…” Dijo Louise que estaba al lado de
 
Saito, y temblando furiosamente por todas partes.
 
   
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-¡Vaya, no me digas! No lo sabía.
Con ese dolor tan intenso pensó, Definitivamente esto no es un sueño, ni La Tierra. Es
 
un mundo totalmente diferente.
 
   
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En ese instante, Louise puso los codos sobre la mesa, al mismo tiempo que, una mirada penetrante inundó sus ojos. Encima de la mesa había una lámpara bastante antigua. Su luz, que oscilaba de lado a lado, llenaba la habitación de un resplandor pálido. Parecía como si no se utilizase la electricidad.
“Por favor…” “¡¿Qué?!”
 
“Envíame de vuelta a casa…” “Eso es imposible.”
 
“¿Pero por qué…?”
 
   
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''¡Dios, no es tan complicado instalar la electricidad!, ¿no? Me siento como si estuviera en la cabaña de ese viejo extranjero que fuimos a visitar hace unos años mi familia y yo. Espera, instalar… O puede que sea que…''
“Por que has firmado un contrato como mi familiar. Da igual de donde seas, si del campo o de otro mundo. Una vez se ha hecho no hay vuelta atrás.”
 
   
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-¡Lo tengo!
“Debes estar de broma…”
 
   
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-¿Qué tienes?- preguntó Louise con curiosidad.
“¡Mira, a mi tampoco me gustas! ¡¿Por qué me tuviste que tocar como familiar?!” “Bien, entonces, envíame de vuelta.”
 
“¿De verdad vienes de otro mundo?” Preguntó Louise todavía sorprendida. “Sí.” Cabeceó Saito.
 
“Enséñame alguna prueba.”
 
   
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-Este es uno de esos programas de cámara oculta. Y todos vosotros estáis confabulados, ¿no?
Haciendo una mueca de dolor por la patada que le propinaron recientemente se levantó
 
y abrió su bolsa. “¿Qué es esto?”
 
“Un ordenador portátil.”
 
 
   
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-¿‘Cámara oculta’?
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-Pararon de grabar por que alguien se hizo daño, pero no tenían material para seguir después, así que volvieron a la antigüedad, ¿eh? Entonces, ¿dónde está la cámara?
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-¿De qué estás hablando?
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Saito saltó encima de Louise.
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-¡Argh! ¡¿Pero qué haces?!
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Tropezaron con la silla, y cayó encima de ella.
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-¿Dónde está el micrófono? ¿Aquí?
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Agarrándola fuertemente, empezó a desabotonarle la blusa. Sin embargo, una fuerte patada a la ingle hizo que se quedase en el suelo de dolor.
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-¡Argh!
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-¿Có-cómo te atreves…? ¿A una noble como yo…?- dijo Louise que estaba al lado de Saito, temblando furiosamente por todas partes.
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''Con ese dolor tan intenso'', pensó, ''definitivamente esto no es un sueño, ni La Tierra. Es un mundo totalmente diferente.''-Por favor…- rogó.
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-¿Qué?
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-Envíame de vuelta a casa…
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-Eso es imposible.
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-¿Pero, por qué…?
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-Por que has firmado un contrato como mi familiar. Da igual de donde seas, si del campo o de otro mundo. Una vez se ha hecho, no hay vuelta atrás.
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-Debes estar de broma…
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-¡Mira, a mi tampoco me gustas! ¿Por qué me tuviste que tocar como familiar?
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-Bien, entonces, envíame de vuelta.
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-¿De verdad vienes de otro mundo?- preguntó Louise todavía sorprendida.
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-Sí- cabeceó Saito.
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-Enséñame alguna prueba.
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Haciendo una mueca de dolor por la patada que le había propinado recientemente, se levantó y abrió su bolsa.
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-¿Qué es esto?- preguntó Louise.
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-Un ordenador portátil.
   
 
La superficie del ordenador que fue arreglada recientemente brillaba frente a la luz de la lámpara.
 
La superficie del ordenador que fue arreglada recientemente brillaba frente a la luz de la lámpara.
   
“Sinceramente nunca había visto nada igual. ¿Qué tipo de artilugio mágico es este?” “No es magia. Es ciencia.”
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-Sinceramente, nunca había visto nada igual. ¿Qué tipo de artilugio mágico es este?
Saito pulsó el botón de encendido, y el ordenador empezó a funcionar. “¡Uwah! ¡¿Qué es esto?!”
 
Gritó sorprendida Louise cuando vio encenderse la pantalla del ordenador. “Es la pantalla del ordenador.”
 
“Que bonito… ¿Y qué tipo de magia utiliza? ¿Viento? ¿Agua?” “Ciencia.”
 
Louise miró a Saito fijamente con una expresión en blanco. Claramente todavía no lo
 
pilló “¿Y qué tipo de magia es esa ‘ciencia’? ¿Es muy diferente a los otros elementos?”
 
   
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-No es magia. Es ciencia.
“¡Argh, ya es suficiente! ¡De todos modos, no es magia!” Dijo Saito agitando sus manos violentamente.
 
   
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Saito pulsó el botón de encendido, y el ordenador empezó a funcionar.
Louise se tiró encima de la cama y con los pies para arriba. Entonces encogiéndose, dijo con una mirada desesperanzadora “Hmm. Pero es que eso es lo único que no
 
entiendo…”
 
   
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-¡Guau! ¿Qué es esto?- gritó sorprendida Louise cuando vio encenderse la pantalla del ordenador.
“¿Por qué? ¿No hay nada parecido en este mundo?” Louise puso mala cara. “No, pero…”
 
“¡Entonces créeme! ¡No hay nada que entender!”
 
   
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-Es la pantalla del ordenador.
Sujetando su largo pelo, Louise asintió con la cabeza. “¡Está bien! ¡Te creo!” “¿De verdad?”
 
Cruzando sus brazos y golpeándole en la cabeza, Louise le gritó irritada. “No diré nada, para que así puedas seguir tú camino.”
 
   
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-¡Que bonito! ¿Y qué tipo de magia utiliza? ¿Viento? ¿Agua?
“Bien, eso da igual, ahora tómate el tiempo que quieras. Pero llévame a casa.” “Ya te dije, que eso es imposible.”
 
“¡¿Pero por qué?!”
 
   
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-Ciencia.
La cara de Louise fue oscureciéndose, mientras contestaba a la pregunta de Saito. “Es por que no existe ningún conjuro que pueda conectar este mundo con el tuyo.”
 
 
   
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Louise miró a Saito fijamente con una expresión en blanco. Claramente todavía no lo entendía.
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-¿Y qué tipo de magia es esa ‘ciencia’? ¿Es muy diferente a los otros elementos?
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-¡Ay, ya es suficiente! ¡De todos modos, no es magia!- dijo Saito, agitando sus manos violentamente.
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Louise se tiró encima de la cama con los pies para arriba. Entonces, encogiéndose, dijo, con una mirada desesperanzadora:
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-Pero es que eso es lo único que no entiendo…
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-¿Por qué? ¿No hay nada parecido en este mundo?
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Louise puso mala cara.
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-No, pero…
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-¡Entonces créeme! ¡No hay nada que entender!
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Sujetando su largo pelo, Louise asintió con la cabeza.
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-¡Está bien! ¡Te creo!
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-¿De verdad?
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Cruzando sus brazos y golpeándole en la cabeza, Louise le gritó irritada.
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-No diré nada, para que así puedas seguir tranquilo tu camino.
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-Bien, eso da igual. Ahora tómate el tiempo que quieras, pero llévame a casa.
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-Ya te dije, que eso es imposible.
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-¿Por qué?
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La cara de Louise fue oscureciéndose, mientras contestaba a la pregunta de Saito.
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-Es por que no existe ningún conjuro que pueda conectar este mundo con el tuyo.
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-¿Entonces cómo hiciste para invocarme desde mi mundo?
  +
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-¡No lo sé!
   
“¿Entonces cómo hiciste para invocarme desde mi mundo?” “¡No lo sé!”
 
 
Saito y Louise se miraron el uno al otro.
 
Saito y Louise se miraron el uno al otro.
   
“Escucha, te estoy siendo totalmente sincera cuando te digo que no existe conjuro
+
-Escucha, te estoy siendo totalmente sincera cuando te digo que no existe conjuro alguno para llevarte de vuelta a tu mundo. Nadie sabe de la existencia de ese otro mundo.
alguno para llevarte de vuelta a tu mundo. Nadie sabe de la existencia de ese mundo.” “Pero obviamente hay uno, ¡Yo soy la prueba!”
 
“La invocación del familiar se utiliza para llamar a seres vivos dentro de Halkeginia. Normalmente, sólo se invocan a animales o bestias mitológicas. Es la primera vez que veo que se invoca a una persona.”
 
   
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-Pero obviamente hay uno. ¡Yo soy la prueba!
“Déjalo ya, como no eres tú la implicada te da igual. De todos modos, vuelve a lanzarme el hechizo otra vez.”
 
   
  +
-La invocación del familiar se utiliza para llamar a seres vivos dentro de Halkeginia. Normalmente, sólo se invocan a animales o bestias mitológicas. Es la primera vez que veo que se invoca a una persona.
“¿Por?”
 
   
  +
-Déjalo ya. Como no eres tú la implicada, te da igual. De todos modos, vuelve a lanzarme el hechizo otra vez.
“Es posible que me devuelva a mi mundo.” Louise inclinó su cabeza perpleja.
 
“…Eso no funcionará. ‘La invocación del familiar’ sólo sirve para traerlo. No existe ningún encantamiento que sirva para devolver al familiar a su lugar de origen.”
 
   
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-¿Para?
“Y que más da, sólo inténtalo.” “Imposible, no puedo conjurarlo.” “¿Qué? ¿Pero por qué?”
 
“...Sólo se puede volver a utilizar el conjuro cuando…” “¿Sí?”
 
“…Tu anterior familiar haya muerto, sino no tiene ningún efecto.” “¿Pero qué?”
 
El cuerpo de Saito se congeló al instante. “¿Quieres morir?”
 
“Errr… Creo que paso.” Saito agachó la cabeza. Sus ojos se clavaron como flechas en las runas que tenía grabadas en la mano izquierda.
 
   
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-Es posible que me devuelva a mi mundo…
“Oh, ¿Eso es…?”
 
 
   
  +
Louise inclinó su cabeza, perpleja.
   
  +
-Eso no funcionará. ‘La Invocación del familiar’ sólo sirve para traerlo. No existe ningún encantamiento que sirva para devolver al familiar a su lugar de origen.
“Sí.”
 
   
  +
-¿Y que más da? Sólo inténtalo.
“Esa marca es la prueba de que tú eres mi familiar.”
 
   
  +
-Imposible. No puedo conjurarlo.
Louise de pie, se cruzó de brazos. De cerca era realmente preciosa. Piernas delgadas y bien proporcionadas, tobillos finos. No muy alta, alrededor de 1’55 metros. Sus ojos, similares a los de un gato, y sobre ellos unas sutiles líneas hacían sus cejas.
 
   
  +
-¿Qué? ¿Por qué?
Si Saito la hubiera conocido en Internet, en estos momentos, estaría saltando de la alegría. Pero no es el caso, ni siquiera está en La Tierra. No importa lo mucho que
 
quiera regresar, nunca volverá. Al pensar eso Saito se hundió, y sus hombros cayeron. “…Sí, está bien. Mientras, seré tu familiar.”
 
“¿Por qué a mí?”
 
   
  +
-Sólo se puede volver a utilizar el conjuro cuando…
“¿Es qué tienes algún problema con eso?”
 
   
  +
-¿Sí?
“Ya veo que todavía no usas la forma adecuada. Deberías haber dicho, ‘¿Tiene algún
 
tipo de inconveniente, maestra?’” Corrigió Louise levantando el dedo como si diera una conferencia. El gesto estaba bien, pero el tono era absolutamente tajante.
 
   
  +
-…tu familiar anterior haya muerto. Si no, no tiene ningún efecto.
“Pero… ¿Qué hace un familiar exactamente? Preguntó Saito. Por supuesto, el ya había visto a cuervos o a búhos en animes, como familiares de los magos. Pero lo único que hacían era ponerse en el hombro de su amo y poco más.
 
   
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-¿Pero qué?
“Primero, el familiar hace que el nivel auditivo y de visión del maestro aumente.” “¿Cómo, como?
 
“Quiero decir que lo que ve el familiar, lo puede ver también el maestro.” “Oh.”
 
“Pero parece que no funciona contigo. Por que no puedo ver nada.” “Sí, pero es da lo mismo,” Dijo Saito rápidamente.
 
“Y también, un familiar tiene que conseguir los objetos que su amo deseé. Como por ejemplo, reactivos.”
 
   
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El cuerpo de Saito se congeló al instante.
“¿Reactivos?”
 
   
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-¿Quieres morir?
“Son catalizadores que se usan cuando lanzas ciertos conjuros. Algo como, el sulfuro, o musgo…”
 
   
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-Err…, creo que paso- Saito agachó la cabeza. Sus ojos se clavaron como flechas en las runas que tenía grabadas en la mano izquierda-. Oh, ¿eso es…?
“Uh-huh…”
 
   
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-Sí. Esa marca es la prueba de que tú eres mi familiar.
“Pero es imposible que me encuentres eso, ¿Verdad? Considerando que no tienes ni idea
 
de los diferentes tipos de reactivos que hay.”
 
 
   
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Louise se puso de pie y se cruzó de brazos. De cerca era realmente preciosa. Piernas delgadas y bien proporcionadas, tobillos finos. No muy alta, alrededor de un metro y medio. Sus ojos eran similares a los de un gato y, sobre ellos, unas sutiles líneas hacían sus cejas.
   
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Si Saito la hubiera conocido en Internet, en estos momentos, estaría saltando de la alegría. Pero no era el caso, ni siquiera estaba en La Tierra. No importaba lo mucho que quería regresar, nunca volvería.
“Verdad.”
 
   
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Al pensar eso, Saito se hundió, y sus hombros cayeron.
Louise frunció el ceño irritada, pero continuó hablando. “Y esto es lo más importante de todo… ¡Un familiar existe para proteger a su maestro! ¡La tarea de protegerlos contra cualquier enemigo es la tarea más importante! Pero creo que para ti va a ser un
 
problema…
 
   
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-Sí, está bien. Mientras, seré tu familiar.
“Como soy humano…”
 
   
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-¿Por qué a mí?
“…El poder mágico de la bestia sería la defensa contra los enemigos, pero dudo que tú tengas ni una mínima pizca de poder mágico.”
 
   
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-¿Es qué tienes algún problema con eso?
“Cállate.”
 
   
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-Ya veo que todavía no usas la forma adecuada. Deberías haber dicho ‘¿tiene algún tipo de inconveniente, maestra?’- corrigió Louise, levantando el dedo como si diera una conferencia. El gesto estaba bien, pero el tono era absolutamente tajante.
“Por eso sólo te mandaré hacer cosas que sé que puedes hacer como por ejemplo, lavar, limpiar, y demás tareas domésticas.”
 
   
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-Pero… ¿qué hace un familiar exactamente?- preguntó Saito. Por supuesto, él ya había visto cuervos o búhos en animes, como familiares de los magos, pero lo único que hacían era ponerse en el hombro de su amo y poco más.
“No me insultes. ¡Estoy seguro de que encontraré la manera de volver a casa!”
 
   
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-Primero, el familiar hace que el nivel auditivo y de visión del maestro aumente.
“Sí, sí, no lo dudo. Es más, cuando lo hagas seré la chica más feliz del mundo. Por que cuando regreses a tu mundo yo podré invocar a otro familiar.”
 
   
  +
-¿Cómo?
“Por que tú…”
 
   
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-Quiero decir que lo que ve el familiar, lo puede ver también el maestro.
“Bien entonces, toda esta charla ha hecho que me entrara el sueño.” Dijo Louise con un gran bostezo.
 
   
  +
-Oh.
“¿Dónde duermo?” Louise señaló el suelo.
 
“No soy ningún perro ni ningún gato, ¿sabes?”
 
   
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-Pero parece que no funciona contigo… porque no puedo ver nada.
“Pero no hay nada más. Y sólo hay una cama.” Louise le lanzó una manta. Entonces su mano fue a parar al botón de la blusa.
 
Uno a uno, los botones se fueron desabrochando.
 
   
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-Sí, bueno, pero da lo mismo- dijo Saito rápidamente.
De pronto Louise se quitó la ropa interior. Saito sonrojado le dice. “¿Pe-Per-Pero qué haces?”
 
   
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-Y también, un familiar tiene que conseguir los objetos que su amo deseé. Como por ejemplo, reactivos.
Y Louise le contesta como si fuera la cosa más normal del mundo. “Voy a dormir, así que me tendré que cambiar digo yo.”
 
   
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-¿Reactivos?
“¡Pues te cambias en otro sitio donde no pueda verte!” “¿Por?”
 
“¡Por qué! ¡Es una situación muy incómoda! ¡En serio!”
 
 
   
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-Son catalizadores que se usan cuando lanzas ciertos conjuros. Algo como, el sulfuro, o musgo…
   
  +
-Ajá…
“No es tan incómoda.”
 
   
  +
-Pero es imposible que me encuentres eso, ¿verdad? Considerando que no tienes ni idea de los diferentes tipos de reactivos que hay.
“¿Eso es por qué eres maga? ¿No te sientes rara haciendo eso delante de alguien?” “¿Alguien? ¿Quién? Eres mi familiar, no tengo por que tener vergüenza si me ves.
 
Maldita sea. Es que me trata como a un perro. Saito cogió la manta, se la puso sobre la cabeza y se acostó lejos.
 
   
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-Verdad.
Lo primero de todo, decidió borrar todos los pensamientos que tenía sobre lo guapa que
 
era Louise. Ella acaba de agotar su paciencia. Una chica como ella, ¿maga? Venga ya.
 
   
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Louise frunció el ceño, irritada, pero continuó hablando:
“Oh, y esto. Los quiero limpios para mañana.” Varias piezas de ropa salieron volando para aterrizar justo al lado de Saito. Las recogió preguntándose qué eran.
 
   
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-Y esto es lo más importante de todo… un familiar existe para proteger a su maestro. La tarea de protegerlos contra cualquier enemigo es la tarea más importante. Pero creo que para ti va a ser un gran problema…
Una camisa, y un par de bragas. Todas ellas blancas. Qué ropa más delicada, parece que se vaya a romper. Pensó Saito, mientras su cara cogía un color rojo. Apretó fuertemente la ropa con una mezcla de indignación y felicidad.
 
   
  +
-Como soy humano…
“¡¿Por qué tengo que tu… ropa interior?! ¡No sé si estar feliz o tomarlo como una ofensa!”
 
   
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-El poder mágico de la bestia sería la defensa contra los enemigos, pero dudo que tú tengas una mínima pizca de poder mágico.
Sin querer, Saito se incorporó. Louise se puso por encima un camisón. Y a la débil y apagada luz de la lámpara Saito podía ver el contorno de su figura. Mientras que él no podía estar a atento a otra cosa, Louise no parecía en absoluto sentirse incómoda. Estaba decepcionado. Sentía como si su virilidad quedase en entre dicho.
 
   
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-Cállate.
“¿Quién te crees qué te va a cuidar? ¿Quién piensas que te alimentará? ¿Y de quién es la habitación donde estás?”
 
   
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-Por eso, sólo te mandaré hacer cosas que sé que puedes hacer, como por ejemplo, lavar, limpiar, y demás tareas domésticas.
“Uhh…”
 
   
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-¡No me insultes! ¡Estoy seguro de que encontraré la manera de volver a casa!
“Eres mi familiar, ¿verdad? Tú trabajo consiste en lavar, limpiar y demás tareas.” Saito volvió a ponerse la manta sobre la cabeza otra vez.
 
Esta tía es desesperante, pensó. No parece una chica. Quiero irme a casa. Con mis padres. A mi habitación. La sensación de nostalgia le abrumó.
 
¿…Cuándo podré volver?
 
   
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-Sí, sí, no lo dudo. Es más, cuando lo hagas, seré la chica más feliz del mundo. Por que cuando regreses a tu mundo yo podré invocar a otro familiar.
¿Habrá alguna manera de hacerlo?
 
   
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-Por que tú…
Me pregunto como estará mi familia…
 
   
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-Bien, suficiente entonces. Toda esta charla ha hecho que me de sueño- dijo Louise con un gran bostezo.
De todas formas, necesito encontrar una manera de volver a casa…
 
 
   
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-¿Dónde duermo?
   
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Louise señaló el suelo.
¿Qué debo hacer? ¿Debo intentar huir de aquí? ¿Pero a dónde?
 
   
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-No soy ningún perro, ni ningún gato, ¿sabes?
Quizás lo mejor sea que le pregunte al alguien. Pero según lo que me dijo Louise antes, nadie sabe que existe otro mundo, así que seguramente nadie me creerá.
 
   
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-Pero no hay nada más. Y sólo hay una cama.
No, necesito pensar esto detenidamente. De todos modos, pelear no me ayudará en
 
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Louise le lanzó una manta. Entonces, su mano fue a parar al botón de la blusa. Uno a uno, los botones se fueron desabrochando. De pronto Louise se quitó la ropa interior.
ningún sentido. No tengo ninguna pista tampoco, y si me escapo nada me garantiza que encuentre la manera de volver.
 
   
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-¿Pe-pero qué haces?- preguntó Saito, sonrojado.
Ni siquiera tengo conocidos ni parientes en este mundo. No hay nadie en quien pueda confiar, excepto una chica presumida llamada Louise.
 
   
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-Voy a dormir, así que me tengo que cambiar- contestó Louise, como si fuera la cosa más normal del mundo.
No queda otra. Por ahora, tendré que ser su familiar. Por lo menos me dijo que me cuidará. Tengo que aguantar, sólo tengo que ser su familiar.
 
   
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-¿Por qué no te cambias en otro sitio donde no pueda verte?
Es muy arrogante, pero al menos es guapa. Supongo que puedo imaginármela como mi novia. Alguien a quien conocí por Internet. O como si viniera desde otro país. O como una estudiante extranjera. Creo que así está mejor. Sí, así me la imaginaré. Hah, mira
 
que es simple. Es genial.
 
   
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-¿Por qué?
Bien, pensó Saito. Al menos no he caído en una isla desierta. Aunque tampoco conseguiré nada limpiando.
 
   
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-¡Por qué! ¡Es una situación muy incómoda! ¡En serio!
Viviré como un familiar, y mientras, buscaré una manera de volver a casa.
 
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Ahora por fin decidió lo que va a hacer, pero todo esto hizo que le entrara el sueño. No importa en la situación en la que se encuentre, la gran capacidad de Saito para
 
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-No es tan incómoda.
adaptarse a todo siempre le salva. Donde todos hubieran sucumbido al pánico y al
 
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miedo, Saito gracias a su forma de ser logra alzarse victorioso frente a estas situaciones. Louise cerró la mano, y rápidamente el resplandor de la lámpara desapareció.
 
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-¿Eso es porque eres maga? ¿No te sientes rara haciendo eso delante de alguien?
¿La lámpara también es mágica? Con todos los medios que tienen es normal que no necesiten electricidad. Razonó Saito.
 
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-¿Alguien? ¿Quién? Eres mi familiar, no tengo por que tener vergüenza si me ves.
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''Maldita sea. Es que me trata como a un perro.''
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Saito cogió la manta, se la puso sobre la cabeza y se acostó lejos.
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Lo primero de todo, decidió borrar todos los pensamientos que tenía sobre lo guapa que era Louise. Ella acaba de agotar su paciencia.
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''Una chica como ella, ¿maga? Venga ya.''
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-Oh, y esto. Los quiero limpios para mañana- dijo Louise.
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Varias piezas de ropa salieron volando para aterrizar justo al lado de Saito. Las recogió preguntándose qué eran. Una camisa, y un par de bragas. Todas ellas blancas.
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''Qué ropa más delicada, parece que se vaya a romper'', pensó Saito, mientras su cara cogía un color rojo. Apretó fuertemente la ropa con una mezcla de indignación y felicidad.
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-¿Por qué tengo que lavar tu… ropa interior?
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''¡No sé si estar feliz o tomarlo como una ofensa!''
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Sin querer, Saito se incorporó. Louise se puso por encima un camisón y, a la débil y apagada luz de la lámpara, Saito podía ver el contorno de su figura. Mientras que él no podía estar a atento a otra cosa, Louise no parecía en absoluto sentirse incómoda. Saito estaba decepcionado. Sentía como si su virilidad quedase en entre dicho.
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-¿Quién crees que te va a cuidar? ¿Quién piensas que te alimentará? ¿Y de quién es la habitación donde estás?
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-Err…
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-Eres mi familiar, ¿verdad? Tu trabajo consiste en lavar, limpiar y demás tareas.
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Saito volvió a ponerse la manta sobre la cabeza otra vez.
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''Esta tía es desesperante'', pensó. ''No parece una chica. Quiero irme a casa. Con mis padres. A mi habitación.''
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La sensación de nostalgia le abrumó.
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''¿Cuándo podré volver? ¿Habrá alguna manera de hacerlo? Me pregunto cómo estará mi familia…De todas formas, necesito encontrar una manera de volver a casa… ¿Qué debo hacer? ¿Debo intentar huir de aquí? ¿Pero a dónde? Quizás lo mejor sea que le pregunte al alguien. Pero según lo que me dijo Louise antes, nadie sabe que existe otro mundo, así que seguramente nadie me creerá.''
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''No, necesito pensar esto detenidamente. De cualquier manera, pelear no me ayudará en ningún sentido. No tengo ninguna pista, tampoco, y si me escapo nada me garantiza que encuentre la manera de volver. Ni siquiera tengo conocidos ni parientes en este mundo. No hay nadie en quien pueda confiar, excepto una chica presumida llamada Louise.''
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''No me queda otra. Por ahora, tendré que ser su familiar. Por lo menos me dijo que me cuidará. Tengo que aguantar, sólo tengo que ser su familiar. Es muy arrogante, pero al menos es guapa. Supongo que puedo imaginármela como mi novia. Alguien a quien conocí por Internet. O como si viniera desde otro país. O como una estudiante extranjera. Creo que así está mejor. Sí, así me la imaginaré. Oh, mira que es simple. Es genial.''
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''Bien'', pensó Saito. ''Al menos no he caído en una isla desierta. Aunque tampoco conseguiré nada limpiando. Viviré como un familiar, y mientras, buscaré una manera de volver a casa.''
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Ahora por fin decidió lo que iba a hacer, pero todo esto hizo que le entrara el sueño. No importaba en la situación en la que se encontrase, la gran capacidad de Saito para adaptarse a todo siempre lo salvaba. Donde todos hubieran sucumbido al pánico y al miedo, Saito, gracias a su forma de ser, lograba alzarse victorioso.
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Louise cerró la mano, y rápidamente el resplandor de la lámpara desapareció.
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''¿La lámpara también es mágica? Con todos los medios que tienen es normal que no necesiten electricidad'', razonó Saito.
   
 
Y un manto de oscuridad se asentó sobre la habitación. Fuera, las dos lunas brillaban misteriosamente.
 
Y un manto de oscuridad se asentó sobre la habitación. Fuera, las dos lunas brillaban misteriosamente.
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Sr. Hiraga, su hijo Saito está en un mundo donde los magos existen. Él no podrá asistir
 
al colegio durante una buena temporada, ni tampoco estudiar. Perdonadlo por favor.
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Sr. Hiraga, su hijo Saito está en un mundo donde los magos existen. Él no podrá asistir al colegio durante una buena temporada, ni tampoco estudiar. Perdónelo, por favor.
   
 
Y así comienza la vida de un familiar llamado Saito.
 
Y así comienza la vida de un familiar llamado Saito.

Revision as of 17:12, 8 February 2008

Capítulo I

Yo Soy un Familiar



–¿Quién eres tú?– preguntó una muchacha mientras miraba de arriba a abajo a Saito, con el cielo de color azul claro detrás de ella. Parecía tener la edad de él. Llevaba una capa negra; por debajo, vestía una blusa blanca y una falda de color gris.

La muchacha se arrodilló y miró con detenimiento la cara de Saito.

Su cara... Es preciosa.

Sus ojos rojizos bailaban dulcemente en su piel blanca y lisa y en su pelo, de un precioso color fresa.

Tiene pinta de ser extranjera. No, seguro que es extranjera. Una preciosa extranjera. ¿Será mitad japonesa? Hmmm… Pero eso que lleva debe de ser el uniforme de alguna escuela. Aunque no sé cual.

Durante todo este tiempo, Saito estuvo acostado en la hierba. Miró hacia el cielo. No sabía como había llegado hasta allí. Levantó la cabeza y observó a su alrededor. Se percató de que mucha gente lo estaba mirando con cara de curiosidad. Todas ellas llevaban capas negras. Más allá, tras el infinito campo verde que cubría la tierra, consiguió divisar un castillo enorme, hecho de piedra, muy parecido a los de las fotografías que salen en los reportajes de viajes sobre Europa.

Esto tiene que ser un sueño. Mi cabeza… Duele.

Saito se golpeó la cabeza y dijo:

-¿Qué quien soy…? Soy Hiraga Saito.

-¿De dónde eres, plebeyo?

¿Plebeyo? ¿A qué diablos se refiere?

Todos los de su alrededor portaban una especie de vara en la mano y llevaban el mismo uniforme que esa chica.

¿Será una escuela americana o algo así?

-Louise, ¿qué intentas hacer, invocando a un plebeyo con el ‘Ritual Sagrado’?- preguntó alguien, y todos comenzaron a reír.

-Yo… Yo sólo he cometido un pequeño error…

Y una chica que estaba delante de Saito gritó con una suave voz:

-¿A qué error te refieres? Admítelo, eso es típico en ti.

-¡Por supuesto! ¡No en vano eres Louise la Zero! - gritó alguien, y todos de repente empezaron a reírse a carcajadas.

Parece que se refieren a la chica de antes, se llamaba… Louise. De todas maneras, esto no es ninguna escuela americana. Uno nunca podría ver ese tipo de edificios en ningún lado. ¿Será algún tipo de película? ¿Qué estarán haciendo?

Todas estas dudas asaltaron repentinamente la cabeza de Saito.

No, esto es demasiado grande para una película. ¿Desde cuándo existe este tipo de paisaje en Japón? Puede que sea un parque nuevo.

¿Pero entonces qué hacía durmiendo en un sitio así?

-¡Señor Colbert! – gritó la chica llamada Louise.

La gente se apartó, revelando a un hombre de mediana edad. Saito pensó que era algo divertido, por que el hombre parecía estar haciendo el ridículo. Llevaba un palo enorme e iba cubierto con un traje negro.

¿A qué viene eso? Va vestido como un mago. ¿Estará loco? Ya está, lo tengo, esto tiene que ser una reunión de disfraces. Pero no parece haber ese tipo de ambiente.

De repente, a Saito se le pasó por la cabeza una idea escalofriante. ¿Qué hago si esto resulta ser una secta religiosa? Es posible. Ellos quizás me durmieron de alguna manera y me trajeron hasta aquí mientras daba un paseo por la ciudad. Eso es, todo esto tiene que ser una trampa, no hay otra explicación posible.

Saito pensó que lo más recomendable era quedarse quieto y callado hasta entender qué es lo que se sucedía allí. La chica a la que llamaron Louise estaba muy nerviosa, no paraba de hablar, diciendo cosas como “Déjeme intentarlo de nuevo” o “Se lo ruego”, al mismo tiempo que agitaba los brazos frenéticamente.

Me da pena la pobre, estar en esta extraña secta religiosa, siendo tan guapa.

-¿Qué ocurre, Señorita Vallière?

-¡Por favor! ¡Déjeme intentar el ritual de invocación una vez más!

¿Ritual de invocación? ¿Qué demonios es eso? Creo que ya estuvieron hablando sobre eso antes.

El señor Colbert, el que usaba el traje negro que a Saito le parecía tan raro, meneó la cabeza de un lado a otro.

-No puedo permitir eso, señorita Vallière.

-Pero, ¿Porqué no?

-Es la regla, cuando te haces estudiante de segundo año, tienes que invocar a tu familiar, cosa que acabas de hacer.

¿Un familiar? ¿Qué es eso?

-Tu especialidad elemental es decidida por el familiar que convocas. Eso te permite avanzar a los cursos especializados de dicho elemento. No se puede cambiar de familiar una vez que es convocado, por que el convocar un familiar de la primavera es un rito sagrado. Que te guste o no el familiar que invocaste es cuestión de suerte, pero sea lo que sea, debes aceptarlo como tu familiar.

-¡Pero… nunca había oído hablar de alguien que tuviera un plebeyo como familiar! Cuando Louise dijo eso, todo el mundo empezó a reírse.

¿Convocar a un familiar? ¿Qué es eso? No entiendo nada. ¿De qué están hablando? ¿Cómo he llegado hasta aquí? Tiene que ser una de esas Nuevas Religiones.

En cuanto se me presente la oportunidad, me largo de aquí. Pero espera, ¿dónde estoy? ¿Me llevaron a un país extranjero?

¡Un secuestro! ¡Me han secuestrado! Estoy en un gran aprieto, pensó Saito.

-Esto es una tradición, señorita Vallière. Y no se permiten excepciones; él – el mago disfrazado de mediana edad señaló hacia Saito - puede que sea un plebeyo, pero mientras haya sido convocado por ti, va a tener que ser tu familiar. Nunca antes en la historia un plebeyo había sido convocado como familiar, pero no por ello se hará una excepción. Por lo tanto, él será tu nuevo familiar.

-Debe ser una broma…- Louise inclinó los hombros en señal de decepción.

-Bien, entonces, que continúe la ceremonia.

-¿Qué? ¿Con él?

-Sí, con él. Démonos prisa. La siguiente clase está a punto de comenzar. ¿O cuánto piensas que te puede llevar invocar? Después de ir error tras error, finalmente conseguiste invocar algo. Venga date prisa y haz tu contrato.

Todos hicieron su contrato y, cuando terminaron, empezaron a reírse de Louise. Louise miró fijamente a Saito, como si estuviera preocupada.

¿Qué pasa? ¿Qué me va a hacer?

-Oye- le dijo a Saito.

¿Sí?

-Deberías estar agradecido. Normalmente nadie recibe esto de parte de un noble en toda su vida.

¿Noble? ¿Qué noble? Menuda estupidez. Si no sois más que un puñado de bichos raros dentro de una nueva religión.

Louise cerró los ojos con cara de resignación. Agitó el bastón de madera que tenía en su mano.

-¡Mi nombre es Louise Françoise le Blanc de la Vallière! ¡Que el pentágono que guarda los cinco poderes elementales, bendiga a este ser humilde y lo haga mi familiar!

Ella empezó a repetir una y otra vez las mismas palabras, como si fuera un conjuro mágico. Tocó la frente de Saito con el bastón. Sus labios se iban acercando poco a poco.

¿Pe-pero qué haces?

-Solo quédate quieto- dijo Louise, con un tono de enfado en su voz. Su rostro se iba acercando más y más.

Oye, espera… No… No estoy listo todavía…

Saito se aterrorizó, y giró la cabeza.

-¡Oh, te dije que te quedaras quieto!

Y entonces, Louise sujetó con su mano izquierda la cabeza de Saito.

¡BESO!

¿Eh?

Los labios de Louise se tocaron con los de Saito.

¿Qué? ¡Pero, bueno! ¿Qué tipo de contrato es este?

El tacto de los suaves labios de la muchacha confundía todavía más a Saito.

¡Mi primer beso! ¡Mi primer beso me lo robó una total desconocida, en este lugar de locos!

Saito quedó paralizado en el sitio. Louise retiró sus labios.

-Hecho.

Su cara está roja. ¿Es qué ahora se avergüenza de lo que hizo? Será idiota, pensó Saito. ¡Soy yo el qué debería estar avergonzado, no tú!, ¡Fuiste tú la que me besaste de repente!

Pero Louise ignoró por completo ese último comentario.

¿Aún por encima de qué me besas no me haces caso? Que grosera. ¿Quiénes son? Tengo miedo. Quiero irme a casa ahora mismo y meterme en Internet. Él había conseguido hace poco una cuenta, y quería ver si tenía algún e-mail.

-Fallaste en el “Ritual de Invocación” varias veces, pero acabas de hacer a la primera el “Contrato del Familiar”- dijo muy contento Colbert.

-Logró hacer el contrato por que su familiar es un simple plebeyo.

-Si hubiera sido una bestia mágica, nunca hubiera conseguido hacer el contrato.

A raíz de estos comentarios varios estudiantes empezaron a reírse.

-¡No se rían de mi!- les dijo Louise-. ¡Aún de vez en cuando puedo hacer las cosas bien!

-Eso seguro “muy de vez en cuando,” Louise la Zero- se burló una chica que tenía el cabello rizado y pecas en la cara.

-¡Señor Colbert! ¡Montmorency la Bebé acaba de insultarme!- protestó Louise.

-¿A quién estás llamando bebé? ¡Yo soy Montmorency la Fragancia!

-Oí que mojabas la cama como un bebé, ¿no? ¡‘La Bebé’ te queda muy bien, entonces!

-¡Pero cómo te atreves, Louise! ¡A ti si qué te queda bien Louise la Zero!

-¡Oigan, los nobles tienen que demostrarse el respeto apropiado!- dijo el hombre de mediana edad, y se interpuso entre ellas para detenerlas.

¿De qué están hablando? ¿Un contrato? ¿Contrato del Familiar?

De repente, el cuerpo de Saito empezó a calentarse.

-¡Ah!- gritó Saito, con la mirada perdida hacia arriba-. ¡Quema!

-Tranquilízate, se te están grabando las Runas de los Familiares- dijo Louise, enfadada.

-¡No quiero esto! ¿Qué me estáis haciendo?

Es inútil, no puedo hacer nada, ni tan si quiera me puedo mover. ¡Hace demasiado calor!

-A propósito…

-¿Qué?

-¿Piensas qué se le puede perdonar el lenguaje que usó antes con los nobles?

La sensación de calor duró sólo unos instantes. Inmediatamente su cuerpo volvió a la normalidad.

Qué rápido…

El supuesto mago llamado Colbert se arrodilló ante Saito, y comprobó el dorso de su mano izquierda. Ahí, acababan de aparecer unas letras muy extrañas.

¿Y estas letras? Parecen que siguen un extraño patrón. Saito las miró fijamente y pensó, si esto no es un truco, entonces ¿qué es?

-Hmmm…

Llegado a este punto, Saito ya no sabía que pensar.

-¡Son unas Runas muy inusuales!- exclamó el mago de las pintas raras.

-¿Quiénes son estas personas?- gritó Saito, pero nadie reaccionó.

-Bien, volvamos a las clases.

Dicho esto, el mago se giró, se levantó y empezó a alzarse suavemente en el aire. Y entonces Saito, se quedó paralizado.

¿E-Está volando? ¿Está flotando en el aire? ¡No puede ser!

Y los demás, que parecían estudiantes, también empezaron a flotar.

¡No puede ser! ¿Los demás también? Una persona es importante por que podría volar gracias a algún truco, ¿pero, todos? Saito empezó a buscar algún cable o alguna grúa, pero no había nada que se pareciese a algo así. Todos los que estaban volando empezaron a dirigirse al castillo de piedra.

-¡Louise, síguenos, no te quedes atrás!

-Ella no puede volar, no sabe utilizar la levitación.

-¡Un plebeyo es el familiar perfecto para ti!- dijeron los estudiantes, que ya estaban bastante lejos. Los únicos que quedaban allí eran Saito, y la chica llamada Louise.

Tan pronto como quedaron ellos dos solos, Louise dio un fuerte suspiro, se dio la vuelta hacia Saito y le gritó:

-¿Quién eres tú?

Eso hizo que Saito se enfadara.

¡Eso debería preguntarlo yo!, ¿no crees?, pensó.

-¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar? ¿Quiénes son esas personas y por qué podían volar? ¿Qué le hiciste a mi cuerpo?

-No sé de donde vienes, pero te lo explicaré.

-¿Un país? Esto es una zona remota, perdida en el fin del mundo, ¿no? ¿Por qué esto no se parece en nada Tokio?

-¿Tokio? ¿Dónde queda eso?

-En Japón.

-¿Cómo? Nunca había oído nada parecido.

-¡Oh, por favor! ¡Dime cómo consiguieron volar! ¡Tú también los viste! ¡Volaron! ¿Cómo lo hicieron? ¿Eh? ¿Eh?

Pero Louise no le hizo caso, como si pensase ¿Qué tiene eso de raro?.

-Por supuesto que volaron. Somos magos, ¿Cómo no lo íbamos a poder hacer?

-¿Mangos? ¿Qué es este lugar?- le preguntó Saito intrigado.

-¡Esto es Tristain! ¡Y esta es la prestigiosa academia de magia de Tristain!

-¿Academia de magia?

-Yo soy una estudiante de segundo año, Louise de la Vallière. Y ahora soy tu ama. ¡Recuerda eso!

De repente toda la intriga de Saito desapareció. Tenía un mal presentimiento de todo esto.

-Eh… Señorita Louise…

-Dime.

-¿En serio me invocaste?

-Eso es lo que he estado intentando decirte todo este tiempo, una y otra vez, hasta que me cansé. Yo quería invocara una criatura que sobrepasase a la de los demás… algo como un dragón, un grifo, o una salamandra. Por lo menos un águila o un búho.

-¿Un dragón? ¿Un grifo? ¿A qué te refieres?

-¡Pues eso!, sólo decía, que deseaba tener alguna de esas criaturas como familiar.

-¿De verdad existen?

-Pues claro. ¿Por qué?

-Tienes que estar tomándome el pelo- dijo Saito, riéndose. Pero en cambio, Louise seguía seria, sin inmutarse.

-Bien, probablemente nunca antes los habías visto- dijo Louise con un tono de compasión en su voz. No parecía estar bromeando.

Claro, ahora todo encaja, los magos que vuelan, los conjuros. De repente Saito sintió cómo una extraña sensación recorría su espina dorsal y explotaba en un sudor frío.

-Entonces… vosotros sois… ¿magos y magas?

-¡Sí, lo somos! ¡Y ahora que te vas dando cuenta, súbete a mis hombros y vámonos! No debes ni siquiera dirigirme la palabra.

Un sueño… Esto tiene que ser un sueño…

Entonces, como por arte de magia, su fuerza lo abandonó, y Saito cayó de rodillas.

-Louise- le dijo con una voz débil.

-No me llames por mi nombre.

-Golpéame.

-¿Qué?

-Golpéame tan fuerte como puedas en la cabeza.

-¿Por qué?

-Quiero despertar de este sueño. Quiero despertar solo, en mi casa, y así poder comer esta noche un delicioso filete hamburg, de los que prepara mi madre.

-¿Solo?

-No es nada. Después de todo, tú formas parte de mi sueño, así que no es necesario que te preocupes. Ahora lo único que quiero es despertar.

-No entiendo nada de lo que estás diciendo, pero quieres que te golpee, ¿no?- Louise apretó fuertemente sus puños.

-Sí, por favor.

Sus puños comenzaron a temblar. La expresión de Louise era indescriptible, pero parecía que pasaban muchos pensamientos por su cabeza.

-¿No trataste de ser convocado?

-¿Cómo iba a saber que me convocarías?

-¿Cómo pude yo, la tercera hija de la familia Vallière… una noble orgullosa de su antiguo linaje, tener como familiar a un plebeyo como tú?

-Y yo que sé.

-¿Y tener que besarte para cerrar el trato?

-¿Y como iba a saber eso? Entonces, hubieses pensado antes de actuar. Ahora voy a tener pesadillas.

-¿Pesadillas? ¡En tal caso las tendré yo!

Y entonces Louise le propinó un puñetazo con todas sus fuerzas en la cabeza.

-¡Era mi primer beso!

Quizás ella fue un poco demasiado dura…, pensó Saito, que se había desmayado.

+++


Hiraga Saito. Diecisiete años. Cursando el segundo año del instituto. Capacidad atlética: normal. Notas: normales. Tiempo sin novia: diecisiete años. Total: sin puntos positivos o negativos.

Opinión del profesor: “Ah, Hiraga-kun. Él nunca se rinde. Es un chico muy curioso, un poco torpe.”

Opinión de los padres: “Debes estudiar más; eres muy torpe.”

Aún siendo así de torpe, rara vez se mete en problemas, y acepta más o menos a la mayoría de la gente con todas sus diferencias. Sin embargo, antes, al ver volar a todas esas personas, había sido demasiado para él. Pero dado que cualquier persona normal habría sufrido una especie de shock al ver eso y se habría caído de rodillas, él le debió mucho a su forma de ser.

Para empeorar las cosas, él es muy impulsivo, y casi siempre actúa sin pensar. También, tiene un espíritu muy competitivo, y en ese sentido su forma de ser es bastante parecida a la de Louise.

De todas formas, hace treinta minutos escasos, Saito estaba en la Tierra, concretamente en Japón, caminando bajo el cielo de la ciudad de Tokio. Estaba de camino a casa. Había ido a recoger su ordenador portátil, porque lo había llevado a reparar. Él estaba muy feliz, sobre todo por el hecho de que por fin volvía a tener Internet.

Hace poco había obtenido una cuenta, y había conocido a una chica que posiblemente podría llegar a ser su novia. Aunque lo que quería de verdad era cambiar el ritmo de vida monótona que llevaba. Sin embargo, no lo descubrió en Internet, lo encontró en medio de la calle. Él estaba de camino a casa, ya había pasado la estación de tren cuando, de repente, un espejo brillante apareció delante de él.

Saito se paró, y aún se pasó un buen rato observándolo (recuerden que su curiosidad es mayor que la de una persona normal). Tenía forma de elipse y era bastante grande. Debía tener dos metros de alto por un metro de ancho. En ese instante se percató de que el espejo estaba flotando en el aire. Eso había picado su curiosidad.

¿Qué tipo de fenómeno natural es este?, se preguntaba, mientras inspeccionaba el brillante espejo. No tengo ni idea. Nunca he visto o he oído hablar de un fenómeno como este.

Pensó que lo mejor sería pasar de largo, pero la curiosidad mató al gato, y pudo con él. Quería tocarlo, sentirlo, caminar sobre él.

No, no debo, se dijo a sí mismo. Pero es que está tan cerca…

Pensó.

Primero, hizo un experimento, lanzó una piedra contra el espejo, y ésta se perdió en su interior.

Oh, oh, pensó.

Se fue a comprobar que la piedra no estuviese al otro lado del espejo, y así fue. La piedra había desaparecido. Sacó las llaves de casa de su bolsillo y tocó con la punta de las llaves el espejo.

No pasó nada.

Quitó la llave, la examinó pero no había nada diferente en ella. Así que Saito pensó que de principio no corría ningún peligro si pasaba ahí dentro, y se vio tentado a entrar. Al final, aún sabiendo que no debía hacer esto, siguió caminando. Era como abrir un manga, sólo que después uno se acuerda de que tenías que estudiar.

Inmediatamente lo lamentó, pues un intenso choque embotelló sus sentidos. De repente, se acordó de su niñez, cuando su madre le había comprado una extraña máquina que, supuestamente, había fabricado con anterioridad una inteligente persona y que funcionaba con electricidad, pero eso le produjo una descarga que recorrió todo su cuerpo. La sensación de ahora era muy parecida.

Saito se desmayó, y cuando abrió los ojos…

Se encontraba en un mundo de ensueño.

+++

-¿Es eso verdad?- preguntó Louise, mirando a Saito con una expresión de incredulidad. En su mano, tenía el pan de la cena de anoche.

Estaban en la habitación de Louise, que debía tener unos doce tatamis. Había una ventana al sur de la habitación, la cama estaba en el lado oeste, la puerta al norte, y el enorme ropero al este. Todos los muebles parecían ser antigüedades muy valiosas. Louise había traído aquí a Saito, aprovechando que estaba desmayado.

Saito intentaba ignorar el dolor que sentía en su cabeza, después del golpe anterior que le había dado.

¿Dónde diablos estoy?, se preguntó.

Saito nunca había sentido tan poca curiosidad hasta hoy.

Nunca debí haberme metido en esa cosa… Esto no es Japón. Ni si quiera es la Tierra.

Si había una nación en los que había magos y que podían volar por el cielo, aunque sólo fueran unos pocos, él tendría que haberlos estudiado en la clase de geografía de la escuela. Y aunque los hubiera habido, ¿qué pasaba con esas lunas enormes que estaban en el cielo? Esas lunas fácilmente podrían ser el doble de grandes que la Tierra. No es muy normal; pero en algunas ciudades a veces hay noches como esa. Sin embargo, lo raro no es eso. Lo raro es que hay dos lunas. ¿Es que se habían multiplicado las lunas sin que Saito se diera cuenta?

No. Es imposible. En otras palabras, esto no es La Tierra.

Todo estaba oscuro… La noche ya había caído.

Seguro que mi familia está muy preocupada por mí, acabó diciendo con tristeza.

Desde la ventana, él podía ver el extenso césped verde en el que estuvo tumbado. Al fondo de todo, iluminado por las lunas, podía ver una alta montaña. Y a su derecha se distinguía un basto bosque.

Saito dejó salir un suspiro.

Apenas hay bosques como este. Es totalmente diferente a Japón.

Los jardines de la Academia que había cruzado eran muy parecidos a los de los Castillos de la Edad Media. Hubiera sido todo un espectáculo ver aquello, si estuviera de viaje. Arcos en las entradas, y escaleras robustas, ambos hechas de piedra…

Así era la Academia de Magia de Tristain, por lo que le explicó Louise. Todos los estudiantes vivían en habitaciones situadas en los jardines de la academia.

¿Academia Mágica? ¿Dormitorios? ¡Genial! ¡Es igual que una película! ¡Pero, no es para nada La Tierra!

-No puedo creerlo.

-Mira, ni yo.

-De otro mundo… ¿Pero qué dices?

-Allí no hay magos, y sólo hay una luna.

-¿Pero eso existe?

-¡Te estoy diciendo que sí, es de donde yo vengo!- le gritó Saito.

-¡No me grites, plebeyo!

-¿A quién estás llamando plebeyo?

-¿Tú no eres mago, verdad? Pues entonces eres un plebeyo.

-¿Qué es eso de magos y plebeyos?

-¡Ay! ¿Es que no eres de este mundo, o qué?

-¡Vaya, no me digas! No lo sabía.

En ese instante, Louise puso los codos sobre la mesa, al mismo tiempo que, una mirada penetrante inundó sus ojos. Encima de la mesa había una lámpara bastante antigua. Su luz, que oscilaba de lado a lado, llenaba la habitación de un resplandor pálido. Parecía como si no se utilizase la electricidad.

¡Dios, no es tan complicado instalar la electricidad!, ¿no? Me siento como si estuviera en la cabaña de ese viejo extranjero que fuimos a visitar hace unos años mi familia y yo. Espera, instalar… O puede que sea que…

-¡Lo tengo!

-¿Qué tienes?- preguntó Louise con curiosidad.

-Este es uno de esos programas de cámara oculta. Y todos vosotros estáis confabulados, ¿no?

-¿‘Cámara oculta’?

-Pararon de grabar por que alguien se hizo daño, pero no tenían material para seguir después, así que volvieron a la antigüedad, ¿eh? Entonces, ¿dónde está la cámara?

-¿De qué estás hablando?

Saito saltó encima de Louise.

-¡Argh! ¡¿Pero qué haces?!

Tropezaron con la silla, y cayó encima de ella.

-¿Dónde está el micrófono? ¿Aquí?

Agarrándola fuertemente, empezó a desabotonarle la blusa. Sin embargo, una fuerte patada a la ingle hizo que se quedase en el suelo de dolor.

-¡Argh!

-¿Có-cómo te atreves…? ¿A una noble como yo…?- dijo Louise que estaba al lado de Saito, temblando furiosamente por todas partes.

Con ese dolor tan intenso, pensó, definitivamente esto no es un sueño, ni La Tierra. Es un mundo totalmente diferente.-Por favor…- rogó.

-¿Qué?

-Envíame de vuelta a casa…

-Eso es imposible.

-¿Pero, por qué…?

-Por que has firmado un contrato como mi familiar. Da igual de donde seas, si del campo o de otro mundo. Una vez se ha hecho, no hay vuelta atrás.

-Debes estar de broma…

-¡Mira, a mi tampoco me gustas! ¿Por qué me tuviste que tocar como familiar?

-Bien, entonces, envíame de vuelta.

-¿De verdad vienes de otro mundo?- preguntó Louise todavía sorprendida.

-Sí- cabeceó Saito.

-Enséñame alguna prueba.

Haciendo una mueca de dolor por la patada que le había propinado recientemente, se levantó y abrió su bolsa.

-¿Qué es esto?- preguntó Louise.

-Un ordenador portátil.

La superficie del ordenador que fue arreglada recientemente brillaba frente a la luz de la lámpara.

-Sinceramente, nunca había visto nada igual. ¿Qué tipo de artilugio mágico es este?

-No es magia. Es ciencia.

Saito pulsó el botón de encendido, y el ordenador empezó a funcionar.

-¡Guau! ¿Qué es esto?- gritó sorprendida Louise cuando vio encenderse la pantalla del ordenador.

-Es la pantalla del ordenador.

-¡Que bonito! ¿Y qué tipo de magia utiliza? ¿Viento? ¿Agua?

-Ciencia.

Louise miró a Saito fijamente con una expresión en blanco. Claramente todavía no lo entendía.

-¿Y qué tipo de magia es esa ‘ciencia’? ¿Es muy diferente a los otros elementos?

-¡Ay, ya es suficiente! ¡De todos modos, no es magia!- dijo Saito, agitando sus manos violentamente.

Louise se tiró encima de la cama con los pies para arriba. Entonces, encogiéndose, dijo, con una mirada desesperanzadora:

-Pero es que eso es lo único que no entiendo…

-¿Por qué? ¿No hay nada parecido en este mundo?

Louise puso mala cara.

-No, pero…

-¡Entonces créeme! ¡No hay nada que entender!

Sujetando su largo pelo, Louise asintió con la cabeza.

-¡Está bien! ¡Te creo!

-¿De verdad?

Cruzando sus brazos y golpeándole en la cabeza, Louise le gritó irritada.

-No diré nada, para que así puedas seguir tranquilo tu camino.

-Bien, eso da igual. Ahora tómate el tiempo que quieras, pero llévame a casa.

-Ya te dije, que eso es imposible.

-¿Por qué?

La cara de Louise fue oscureciéndose, mientras contestaba a la pregunta de Saito.

-Es por que no existe ningún conjuro que pueda conectar este mundo con el tuyo.

-¿Entonces cómo hiciste para invocarme desde mi mundo?

-¡No lo sé!

Saito y Louise se miraron el uno al otro.

-Escucha, te estoy siendo totalmente sincera cuando te digo que no existe conjuro alguno para llevarte de vuelta a tu mundo. Nadie sabe de la existencia de ese otro mundo.

-Pero obviamente hay uno. ¡Yo soy la prueba!

-La invocación del familiar se utiliza para llamar a seres vivos dentro de Halkeginia. Normalmente, sólo se invocan a animales o bestias mitológicas. Es la primera vez que veo que se invoca a una persona.

-Déjalo ya. Como no eres tú la implicada, te da igual. De todos modos, vuelve a lanzarme el hechizo otra vez.

-¿Para?

-Es posible que me devuelva a mi mundo…

Louise inclinó su cabeza, perpleja.

-Eso no funcionará. ‘La Invocación del familiar’ sólo sirve para traerlo. No existe ningún encantamiento que sirva para devolver al familiar a su lugar de origen.

-¿Y que más da? Sólo inténtalo.

-Imposible. No puedo conjurarlo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Sólo se puede volver a utilizar el conjuro cuando…

-¿Sí?

-…tu familiar anterior haya muerto. Si no, no tiene ningún efecto.

-¿Pero qué?

El cuerpo de Saito se congeló al instante.

-¿Quieres morir?

-Err…, creo que paso- Saito agachó la cabeza. Sus ojos se clavaron como flechas en las runas que tenía grabadas en la mano izquierda-. Oh, ¿eso es…?

-Sí. Esa marca es la prueba de que tú eres mi familiar.

Louise se puso de pie y se cruzó de brazos. De cerca era realmente preciosa. Piernas delgadas y bien proporcionadas, tobillos finos. No muy alta, alrededor de un metro y medio. Sus ojos eran similares a los de un gato y, sobre ellos, unas sutiles líneas hacían sus cejas.

Si Saito la hubiera conocido en Internet, en estos momentos, estaría saltando de la alegría. Pero no era el caso, ni siquiera estaba en La Tierra. No importaba lo mucho que quería regresar, nunca volvería.

Al pensar eso, Saito se hundió, y sus hombros cayeron.

-Sí, está bien. Mientras, seré tu familiar.

-¿Por qué a mí?

-¿Es qué tienes algún problema con eso?

-Ya veo que todavía no usas la forma adecuada. Deberías haber dicho ‘¿tiene algún tipo de inconveniente, maestra?’- corrigió Louise, levantando el dedo como si diera una conferencia. El gesto estaba bien, pero el tono era absolutamente tajante.

-Pero… ¿qué hace un familiar exactamente?- preguntó Saito. Por supuesto, él ya había visto cuervos o búhos en animes, como familiares de los magos, pero lo único que hacían era ponerse en el hombro de su amo y poco más.

-Primero, el familiar hace que el nivel auditivo y de visión del maestro aumente.

-¿Cómo?

-Quiero decir que lo que ve el familiar, lo puede ver también el maestro.

-Oh.

-Pero parece que no funciona contigo… porque no puedo ver nada.

-Sí, bueno, pero da lo mismo- dijo Saito rápidamente.

-Y también, un familiar tiene que conseguir los objetos que su amo deseé. Como por ejemplo, reactivos.

-¿Reactivos?

-Son catalizadores que se usan cuando lanzas ciertos conjuros. Algo como, el sulfuro, o musgo…

-Ajá…

-Pero es imposible que me encuentres eso, ¿verdad? Considerando que no tienes ni idea de los diferentes tipos de reactivos que hay.

-Verdad.

Louise frunció el ceño, irritada, pero continuó hablando:

-Y esto es lo más importante de todo… un familiar existe para proteger a su maestro. La tarea de protegerlos contra cualquier enemigo es la tarea más importante. Pero creo que para ti va a ser un gran problema…

-Como soy humano…

-El poder mágico de la bestia sería la defensa contra los enemigos, pero dudo que tú tengas una mínima pizca de poder mágico.

-Cállate.

-Por eso, sólo te mandaré hacer cosas que sé que puedes hacer, como por ejemplo, lavar, limpiar, y demás tareas domésticas.

-¡No me insultes! ¡Estoy seguro de que encontraré la manera de volver a casa!

-Sí, sí, no lo dudo. Es más, cuando lo hagas, seré la chica más feliz del mundo. Por que cuando regreses a tu mundo yo podré invocar a otro familiar.

-Por que tú…

-Bien, suficiente entonces. Toda esta charla ha hecho que me de sueño- dijo Louise con un gran bostezo.

-¿Dónde duermo?

Louise señaló el suelo.

-No soy ningún perro, ni ningún gato, ¿sabes?

-Pero no hay nada más. Y sólo hay una cama. Louise le lanzó una manta. Entonces, su mano fue a parar al botón de la blusa. Uno a uno, los botones se fueron desabrochando. De pronto Louise se quitó la ropa interior.

-¿Pe-pero qué haces?- preguntó Saito, sonrojado.

-Voy a dormir, así que me tengo que cambiar- contestó Louise, como si fuera la cosa más normal del mundo.

-¿Por qué no te cambias en otro sitio donde no pueda verte?

-¿Por qué?

-¡Por qué! ¡Es una situación muy incómoda! ¡En serio!

-No es tan incómoda.

-¿Eso es porque eres maga? ¿No te sientes rara haciendo eso delante de alguien?

-¿Alguien? ¿Quién? Eres mi familiar, no tengo por que tener vergüenza si me ves.

Maldita sea. Es que me trata como a un perro.

Saito cogió la manta, se la puso sobre la cabeza y se acostó lejos.

Lo primero de todo, decidió borrar todos los pensamientos que tenía sobre lo guapa que era Louise. Ella acaba de agotar su paciencia.

Una chica como ella, ¿maga? Venga ya.

-Oh, y esto. Los quiero limpios para mañana- dijo Louise.

Varias piezas de ropa salieron volando para aterrizar justo al lado de Saito. Las recogió preguntándose qué eran. Una camisa, y un par de bragas. Todas ellas blancas.

Qué ropa más delicada, parece que se vaya a romper, pensó Saito, mientras su cara cogía un color rojo. Apretó fuertemente la ropa con una mezcla de indignación y felicidad.

-¿Por qué tengo que lavar tu… ropa interior?

¡No sé si estar feliz o tomarlo como una ofensa!

Sin querer, Saito se incorporó. Louise se puso por encima un camisón y, a la débil y apagada luz de la lámpara, Saito podía ver el contorno de su figura. Mientras que él no podía estar a atento a otra cosa, Louise no parecía en absoluto sentirse incómoda. Saito estaba decepcionado. Sentía como si su virilidad quedase en entre dicho.

-¿Quién crees que te va a cuidar? ¿Quién piensas que te alimentará? ¿Y de quién es la habitación donde estás?

-Err…

-Eres mi familiar, ¿verdad? Tu trabajo consiste en lavar, limpiar y demás tareas.

Saito volvió a ponerse la manta sobre la cabeza otra vez.

Esta tía es desesperante, pensó. No parece una chica. Quiero irme a casa. Con mis padres. A mi habitación.

La sensación de nostalgia le abrumó.

¿Cuándo podré volver? ¿Habrá alguna manera de hacerlo? Me pregunto cómo estará mi familia…De todas formas, necesito encontrar una manera de volver a casa… ¿Qué debo hacer? ¿Debo intentar huir de aquí? ¿Pero a dónde? Quizás lo mejor sea que le pregunte al alguien. Pero según lo que me dijo Louise antes, nadie sabe que existe otro mundo, así que seguramente nadie me creerá.

No, necesito pensar esto detenidamente. De cualquier manera, pelear no me ayudará en ningún sentido. No tengo ninguna pista, tampoco, y si me escapo nada me garantiza que encuentre la manera de volver. Ni siquiera tengo conocidos ni parientes en este mundo. No hay nadie en quien pueda confiar, excepto una chica presumida llamada Louise.

No me queda otra. Por ahora, tendré que ser su familiar. Por lo menos me dijo que me cuidará. Tengo que aguantar, sólo tengo que ser su familiar. Es muy arrogante, pero al menos es guapa. Supongo que puedo imaginármela como mi novia. Alguien a quien conocí por Internet. O como si viniera desde otro país. O como una estudiante extranjera. Creo que así está mejor. Sí, así me la imaginaré. Oh, mira que es simple. Es genial.

Bien, pensó Saito. Al menos no he caído en una isla desierta. Aunque tampoco conseguiré nada limpiando. Viviré como un familiar, y mientras, buscaré una manera de volver a casa.

Ahora por fin decidió lo que iba a hacer, pero todo esto hizo que le entrara el sueño. No importaba en la situación en la que se encontrase, la gran capacidad de Saito para adaptarse a todo siempre lo salvaba. Donde todos hubieran sucumbido al pánico y al miedo, Saito, gracias a su forma de ser, lograba alzarse victorioso.

Louise cerró la mano, y rápidamente el resplandor de la lámpara desapareció.

¿La lámpara también es mágica? Con todos los medios que tienen es normal que no necesiten electricidad, razonó Saito.

Y un manto de oscuridad se asentó sobre la habitación. Fuera, las dos lunas brillaban misteriosamente.

Sr. Hiraga, su hijo Saito está en un mundo donde los magos existen. Él no podrá asistir al colegio durante una buena temporada, ni tampoco estudiar. Perdónelo, por favor.

Y así comienza la vida de un familiar llamado Saito.