Difference between revisions of "Spice & Wolf ~Versión Española~: V01 Prologo"

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== Prólogo ==
 
== Prólogo ==
En esta aldea, cuando las cabezas de trigo maduras bailan graciosamente con el paso del viento, se dice que los lobos corren. Y es que cuando el viento sopla, parece que hubiera lobos galopando por el campo. Cuando el viento es tan fuerte que los granos caen, se dice que los lobos los han pisoteado; y cuando hay mala cosecha, que los lobos se la han comido.
 
   
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En esta aldea, cuando las espigas de trigo maduras bailan con el viento, se dice que el lobo corre. Y es que cuando el viento sopla, se puede adivinar la figura de un lobo atravesando el campo. Cuando el viento es tan fuerte que los granos caen, se dice que los lobos los ha pisoteado; y cuando hay mala cosecha, que el lobo se la ha comido.
Es una metáfora bonita, pero no sin sus defectos, como la tara de una gema. Hoy en día, estos refranes sonaban medio a broma, y no quedaba nadie que los pronunciase con la intimidad y el miedo de antaño.
 
   
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Era una metáfora bonita, pensó, pero era una pena. Hoy en día, estos refranes sonaban medio a broma, y no quedaba nadie que los pronunciase con el cariño o el miedo de antaño.
El trigo bailaba y bailaba, y aunque el cielo otoñal que se vislumbraba a través se mantuviese impasible a través de los siglos, el paisaje abajo estaba irreconocible. Los años iban y venían y los campesinos de la aldea vivían setenta años si vivían mucho. Así, quizá sería peor que los siglos pasaran y no cambiara nada. Tal vez no era necesario seguir las viejas costumbres al pie de la letra. Lo que es más, pensé, tal vez yo no era necesario.
 
   
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El trigo se seguía meciendo, y aunque el cielo otoñal que se vislumbraba a través se mantuviese impasible a través de los siglos, el paisaje abajo estaba irreconocible. Los años iban y venían y los campesinos de la aldea vivían setenta años si vivían mucho. Acaso sería peor que los siglos pasaran y no cambiara nada. Tal vez por eso no era necesario seguir las viejas costumbres al pie de la letra. Lo que es más, se dio cuenta, ya nadie la necesitaba allí.
La montaña que se alzaba al este hacía que las nubes que pasaban sobre el pueblo se dirigieran al norte. Su destino, la aldea donde nací; suspiré al recordarla. Al volver la mirada del cielo al campo, una cola orgullosa se meneaba justo frente a mis ojos. No tenía nada que hacer así que me puse a acicalarla.
 
   
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La montaña que se alzaba al este hacía que las nubes que pasaban sobre el pueblo viraran al norte, dirigiéndose a su aldea de origen; suspiró al recordarla. Volviendo la mirada del cielo al campo, su querida cola se balanceaba frente a sus ojos. Sin nada más que hacer, se puso a acicalarla.
El cielo alto de otoño estaba límpido. Se acercaba otra vez el tiempo de la cosecha. Y una multitud de lobos corrían por el campo.
 
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El alto cielo de otoño estaba límpido. Se acercaba otra vez el tiempo de la cosecha. Y una multitud de lobos corrían por el campo.
   
 
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Latest revision as of 16:34, 9 December 2019

Esta traducción ha sido realizada a partir de la versión inglesa de esta misma página (enlace) realizada por Barbsicle.

Estado[edit]

Traducido directamente del japonés por Monchito 2/11/2019 Sin corrección

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En esta aldea, cuando las espigas de trigo maduras bailan con el viento, se dice que el lobo corre. Y es que cuando el viento sopla, se puede adivinar la figura de un lobo atravesando el campo. Cuando el viento es tan fuerte que los granos caen, se dice que los lobos los ha pisoteado; y cuando hay mala cosecha, que el lobo se la ha comido.

Era una metáfora bonita, pensó, pero era una pena. Hoy en día, estos refranes sonaban medio a broma, y no quedaba nadie que los pronunciase con el cariño o el miedo de antaño.

El trigo se seguía meciendo, y aunque el cielo otoñal que se vislumbraba a través se mantuviese impasible a través de los siglos, el paisaje abajo estaba irreconocible. Los años iban y venían y los campesinos de la aldea vivían setenta años si vivían mucho. Acaso sería peor que los siglos pasaran y no cambiara nada. Tal vez por eso no era necesario seguir las viejas costumbres al pie de la letra. Lo que es más, se dio cuenta, ya nadie la necesitaba allí.

La montaña que se alzaba al este hacía que las nubes que pasaban sobre el pueblo viraran al norte, dirigiéndose a su aldea de origen; suspiró al recordarla. Volviendo la mirada del cielo al campo, su querida cola se balanceaba frente a sus ojos. Sin nada más que hacer, se puso a acicalarla.

El alto cielo de otoño estaba límpido. Se acercaba otra vez el tiempo de la cosecha. Y una multitud de lobos corrían por el campo.



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