Hikaru ga Chikyuu ni Itakoro:Volumen1 Mi deseo

From Baka-Tsuki
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Capítulo Especial 2: Aquello que deseamos al final de nuestra infancia — Mi deseo.[edit]

—¡Hikaru es tan indecente! ¡Lo odio!

—¡Eh, Aoi-san!

Hikaru, quien cursaba tercer grado de primaria, le habló con voz débil.

—¿Volviste a hacerla enfadar?

Su prima Asai entró a la habitación de los niños, tomando el lugar de Aoi, mientras hablaba con frialdad.

Asai y Aoi estaban en cuarto grado, un año superior a él, y el trío solía jugar juntos.

Recientemente, Aoi había comenzado a decir con más frecuencia cosas como “Eres un mujeriego, Hikaru” o “Eres más feliz con otras chicas, ¿no es así?”. Lo fulminaba con la mirada, con ojos al borde de las lágrimas, y sus mejillas hinchadas. Aquello era lo suficientemente tierno como para que Hikaru desease llevársela a casa.

—Aoi-san me preguntó quiénes estaban en mi grupo de excursión de la escuela, y lo único que hice fue responder “Erika, Fumiyo, Yuna, Minami, Shiori”, eso fue todo.

Aunque Hikaru no entendía la situación, Asai le preguntó.

—Hikaru, ¿no hay chicos en tu grupo?

—Bueno, los chicos me odian. Nadie me quería con ellos. Hoy, un compañero llamado Fujiwara me dijo “No te creas la gran cosa: eres un hijo bastardo”. Erika los sermoneó para ayudarme, pero se formó una gran discusión entre chicos y chicas.

Hikaru, ¡tú eres especial! ¡No hables con esos chicos insoportables!

Hikaru, ignora a esos chicos y haz la tarea con nosotros. Puedes unirte a nuestro grupo para la excursión.

Desde que estaba en el jardín de niños, las chicas siempre le ayudaban, lo protegían y le prestaban sus libros cuando los olvidaba. Todas las chicas eran extremadamente amables, y, cuando estaba con ellas, él se sentía tan aliviado como si estuviese en un campo de flores. Todas ellas le gustaban, pero también quería jugar con los niños.

Sin embargo, cuando olvidaba alguno de sus libros, los niños desviaban la mirada cuando éste les pedía ayuda, y, deliberadamente, le hacían las cosas difíciles diciéndole “pídeselo a las chicas”.

—Oye, Asa-chan, realmente quiero llevarme bien con los chicos y hacerme su amigo. Erika no deja de decir cosas como “Quiero ser tu esposa, Hikaru” o “Quiero ser tu novia”, pero eso y ser amigos son dos cosas distintas... ¿Qué tipo de personas estarían dispuestas a ser mis amigas?

La prima mayor que él, más sabia y más callada, guardó silencio un momento, y luego habló sin contenerse.

—Hikaru, tu mayor defecto es el dejarte llevar por tus deseos, y podría decir que eso se debe a que eres demasiado mujeriego. Deberías conseguir un amigo que sea más prudente que tú.

Asai empleaba términos adultos que Hikaru no conocía. “Deseos” y “Dejarse llevar” eran términos que ella solía decir cuando lo sermoneaba. Tal vez se refería a que era demasiado directo en cuanto a lo que quería conseguir, lo que quería hacer.

Pero…

—¿A qué te refieres con una persona prudente?

—Es una persona sabia que piensa con sensatez antes de actuar.

—¿Como tú, Asa-chan?

Hikaru miró a Asai con una expresión clara.

Aunque su expresión era distante, los hombros de Asai se estremecieron ligeramente.

—Eres la más inteligente y confiable entre todos lo que conozco, Asa-chan. Tú nos has enseñado muchas cosas a Aoi-san y a mí.

Hikaru se rió por lo bajo.

—¡Oh sí! ¿No puedes ser mi amiga, Asa-chan?

—De ninguna manera.

—¿Eh? ¿Por qué?

Hikaru bajó sus cejas, y Asai dijo, con una expresión firme y fría:

—Los niños y las niñas no pueden ser amigos. Incluso si es algo temporal, no es más que en apariencia, y no es real. Es una amistad frágil que no tarda en romperse. Es por eso que debes hacerte amigo de los niños.

—¿Frágil?

—Significa que se rompe fácilmente, como los témpanos de hielo que se forman en el techo durante el invierno.

—Ya veo... frágil... Entonces no puedo ser amigo de las chicas, ¿cierto? Qué mala suerte.

Hikaru lucía completamente devastado. Pensaba que lo había logrado.

Asai permaneció en silencio mientras miraba a Hikaru.

—Si tan solo fueses un chico, Asa-chan.

Los hombros de Asai se estremecieron un poco.

Pero Hikaru no tardó en negar con la cabeza, sonrió y miró a Asai.

—No, después de todo, creo que es bueno que seas una chica, Asa-chan. ¡Ya entiendo! ¡Asa-chan! Haré todo lo posible para pensar en una forma de hacerme amigo de los chicos.

Asai miró hacia otro lado, incómoda.

—...Eso es bueno. Si juegas con chicos en lugar de chicas, probablemente no harás enfadar a Aoi .

Y luego, agregó secamente:

—Aoi sigue esperando escaleras abajo, probablemente, preguntándose qué hacer. Ve a buscarla.

—Sí, gracias, Asa-chan.

Hikaru salió corriendo de la habitación con expresión alegre y bajó las escaleras a toda prisa.

Tal como había dicho Asai, la cinta blanca se podía ver desde la esquina de la escalera.

—¡Aoi-san!

Tomó a Aoi de las manos mientras ella intentaba escaparse, y sonrió, diciendo:

—Espérame. Si puedo hacerme amigo de un chico, no volverás a estar enfadada. Y entonces, podremos estar juntos.

Aoi se sonrojó mientras miraba a su alrededor, sus labios se abrían y se cerraban intermitentemente.

—Yo... no lo sé —respondió, aparentemente enfadada y, a la vez, contrariada.


Por la noche, Hikaru se acostó en su cama y miró las estrellas. Pidió un deseo.

—Espero poder hacerme amigo de los chicos. Me he dejado llevar por mis propios deseos, y sería estupendo si logro hacer un amigo prudente.

Pero no había ningún chico en clase que fuese como Asa-chan.

Parece que será difícil encontrar a ese amigo prudente que describió Asa-chan.

Y por cierto, si lo que busco es a una persona prudente, ¿no sería suficiente con Asa-chan? Agregaré otra condición entonces.

—Una persona valiente también servirá.

Sí, como un héroe que ayuda a todos.

Esa clase de amigo también sería genial.

Hundió la cabeza en la almohada y cerró los ojos, con regocijo.

Sería genial si, uno de estos días, lograse hacer un amigo de verdad.

Esa persona podría ser de otra clase. En ese caso, en cuanto terminase la clase, correría al aula de mi amigo y gritaría:


—Oye, olvidé mi libro. ¿Podrías prestarme el tuyo?


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